Apuntes | Notas

Una joya se completa con el usuario que la resignifica


Entrevista a Andrea Vaggione

Por Delia Alicia Piña

 

Arrancó en joyería contemporánea de la mano de Cecilia Richard, completó sus estudios en Barcelona y avanza con un método creativo que le permite resolver problemas técnicos y crear. La cordobesa Andrea Vaggione dice que le encantan los metales y los suma en la medida de las necesidades de su trabajo, ingenioso, net y orgánico. “Las flores nos recuerdan que siempre podemos empezar de nuevo, renacer y reinventarnos”, destaca al  referirse a su obra, siempre inspirada en la naturaleza, sus proporciones e inflorescencias.

Cómo son sus joyas, cómo las hace y cuáles son los proyectos que la posicionan en el ámbito joyero internacional.

Se maneja en circuitos más comerciales para conseguir un mayor alcance de su propuesta. Y lo suyo se ve en tiendas de museo, como el d’Orsay; galerías, como Sophie y Caractere, y salones, como Parcours Bijoux, Maison et Objet y Première Classe. Pieza única o diseñada en serie; portable en el cuerpo u objeto de exposición, despeja dilemas y opina desde su experiencia.


_¿Cómo te iniciaste en la joyería contemporánea?

_Estudié diseño industrial en la Universidad Católica de Córdoba y luego joyería con Cecilia Richard, fui su primera alumna. Mientras hacía un master en la Católica, en 2000, Cecilia vino a dar una conferencia y presentó su tesis de arte con sus piezas cúbicas y me impactó. Quiero aprender a hacer eso, me dije entonces. Tenía la idea de ir a vivir a Europa y Cecilia me había hablado de una amiga joyera que vivía en Barcelona, Gloria Gastaldi, que hoy se dedica más a la escultura que a la joyería. Como no pude viajar en ese momento, le pedí que me enseñara. Por entonces ella no se dedicaba a dar cursos, estaba embarazada pero comenzó a darnos clases a una amiga y a mí en el garaje de su casa en obra. Ese fue el puntapié de su taller escuela galería Caelum. Y encantadas. Fuimos durante meses, aprendimos mucho, fue una hermosa experiencia, hasta nos hicimos amigas. Finalmente cinco años más tarde, en 2005, tomé contactó con Gastaldi, me fui a Barcelona y trabajamos juntas. Mi compañera de estudio de joyería, Cecilia Romero, hoy en Tarifa, España, no se dedica tanto a la joyería como yo que tengo una fascinación especial con la joyería contemporánea. Desde que comencé no pude parar de indagar, estudiar e intentar avanzar en la creación. En Barcelona trabajé luego para Laura B, una marca de accesorios de moda de Laura Bortolami, mientras estudiaba en el Taller Escuela de Joyería Barcelona de Jaime Díaz Trujillo, en Poblenou, para poder progresar en el trabajo que se me pedía.

 

“Tengo una fascinación especial con la joyería contemporánea. Desde que comencé no pude parar de indagar, estudiar e intentar avanzar en la creación”.

 

_¿Cuándo empezaste a hacer tus propias joyas?

_Cuando me mudé a Lyon. Con el derecho al paro pude acceder al sistema, que me permitió sostenerme. Como no hablaba el idioma, monté un pequeño taller en mi casa y comencé con las primeras piezas. Al principio me costó soltarme porque durante 5 años había puesto mucho de mí en el  trabajo de accesorios y me sentía identificada, hasta lo sentía propio, pero a la vez lo que hacía no era joyería contemporánea; sin embargo, durante 2011 pasé una larga etapa de transición. Ese sistema me permitió acceder a una incubadora para el desarrollo de microemprendimientos mediante la cual pude armar mi firma y, a su vez, me impulsó a presentarme en 2012 en la 6ta. edición de Talents de mode Le Tremplin des créateurs y gané, muy sorprendida, me impactó  porque por entonces porque tenía un bebe recién nacido y apenas hablaba francés, y el haber ganado implicaba montar una tienda taller, crear una empresa, participar de un salón profesional con un coach por 2 años para funcionar; fue como mover una montaña, no obstante, sin este impulso no hubiese podido arrancar mi camino.

 

_¿Cómo eran?

_Las primeras piezas fueron las de la colección A flor de piel, porque así estaba a flor de piel por todo, por el bebe, por el desarraigo, por estar nueva en una ciudad, por todo, estaba muy sensibilizada. Se trata de una propuesta floral en plata, luego seguí trabajando en latón y ahora en acero inoxidable. Casi todas las piezas tienen mucho movimiento, giran inspiradas en la inflorescencia, en cómo las flores están dispuestas en las ramas; es que aquí tras un invierno duro, la naturaleza brota y crece de manera impresionante.

Hice un curso de forja en Barcelona y cuando me mudé a Lyon no tenía taller y necesitaba  equipos para la fundición, con llama más grande para soldar, lo cual implicaba hacer mucho ruido que no era posible en un departamento. Entonces pensando en qué técnica utilizar para hacer en mi casa, empecé a trabajar con el corte láser. Mi trabajo parte de una hoja plana que golpeo para darle la forma en busca del volumen y movimiento, y lo consigo con la superposición de capas; la mayoría de los anillos giran y tienen varias capas, cinco pétalos, por lo general, son distintos tamaños de capas superpuestas que dan idea de volumen. Casi todas mis piezas empiezan en un plano, pero cuando las mirás ninguna es plana, no dejo nunca la hoja tal cual como estaba cortada.

“Solo aquello que te toca muy fuerte o moviliza, te permite crear de manera genuina, sentida, personal”.

_¿Solés aplicar el método de la solución creativa de problemas?

_Sí, es un método de vida, te diría; es la única manera de avanzar en la vida. Lo que arrancó  como un impedimento termino siendo un beneficio que me permitió crecer. El hecho de no tener un taller ni las herramientas precisas empezó como una dificultad, pero resultó una ventaja porque finalmente logré resolver problema tras problema con el poco material que disponía, o buscando otros para conseguir lo que necesitaba o pretendía. Me gustan mucho los metales y siempre prefiero soldar, en la siguiente colección Gen-Ethics, que preparaba para estrenar en Italia, necesitaba darle un poco de color a las piezas sin tener que pintarlas, entonces opté por el latón para realizar anillos. A diferencia de la plata que no tiene color, el latón es de tonalidad amarilla y lo oxidé con pátinas para darle un tono más amarronado o más oscuro, tras hacer distintas pruebas con diversos materiales.

No abandoné la plata sino que la combiné al hacer una especie de injerto en un mismo pétalo de las piezas-flor, lo soldé en la misma placa plana de plata, hice esta intervención técnica porque quería representar la manipulación genética de las plantas.

 

“El hecho de no tener un taller ni las herramientas precisas empezó como un impedimento, pero resultó una ventaja porque finalmente logré resolver problemas con el material disponible”.

 

_¿De las piezas únicas surgen series?

_Tanto de las piezas únicas de À fleur de peau como en Gen-Ethics como de otras de mis colecciones siempre surgen series de piezas más simplificadas que son comercializadas a un valor más accesible. La mayoría de las veces desarrollo piezas a partir de un tema a pedido, para un concurso, salón o galería; o muchas otras surgen por la simple razón o ganas de expresar algo que siento o me atraviesa, y luego derivan o se amplifican, se extienden, crecen en otras piezas y se completan en una colección. Para la primera edición de Parcours Bijoux, en 2017, invitadas por Galerie Sophie me presenté junto con cinco joyeras, todas extranjeras, en pareja con franceses y con hijos nacidas en Francia. Bajo la consigna Ailleurs o En otro lado, hablamos de lo que implica el desarraigo y tener un hijo que te habla francés, entre otras implicancias. Sólo conocía a la colombiana Andrea Piñeros -el colectivo estaba integrado también por la brasileña Stella Bierrenbach, la colombiana Ana Carolina Escobary y la japonesa Miyuki Koshimizu-, nos reunimos sin contacto previo y pareció una terapia grupal en la que cada una sacaba lo que tenía adentro sobre lo que significaba para nosotras vivir en otro lado; advertimos que teníamos mucho en común y cada una lo planteó desde su punto de vista, con su lenguaje, con sus materiales y técnicas. Al reflexionar sobre este tema me di cuenta que solo aquello que te toca muy fuerte o moviliza, te permite crear de manera genuina, sentida, personal. Ese fue un tema en el que, en lo personal, fui muy profundo, fue un trabajo intenso e interesante, que me movilizó bastante. Decidí trabajar con las alas de los insectos y su migración, recordé a las chicharras de mi infancia en Córdoba, y para hacer estas piezas con alas, otra vez tuve problemas técnicos.

 

“La mayoría de las veces desarrollo piezas a partir de un tema a pedido, para un concurso, salón o galería; y muchas otras surgen por la simple razón de expresar algo que siento”.

 

_¿Cómo los resolviste?

_En plata no era posible porque es demasiado blanda y las piezas hubiesen sido muy pesadas y caras ya que al cortar hay mucha pérdida de material, estaba frustrada por no poder realizar esta idea. Y una vez más con una investigación exhaustiva y probando o con una seguidilla de ensayos y errores, para ver con qué material podía llegar a materializar este trabajo, encontré cuál era el adecuado: el acero inoxidable, pero había que poderlo soldar. Me compré una máquina y aprendí a soldar el acero para poder llevar a cabo esta propuesta. Hice solo cuatro piezas grandes con alas encadenadas o un ala adentro de la otra, por ejemplo, las que luego derivaron otras piezas más sencillas dentro de una colección más grande.

 

“Una vez más con una investigación exhaustiva y probando o con una seguidilla de ensayos y errores, para ver con qué material podía llegar a materializar este trabajo, encontré cuál era el adecuado.”

 

_¿Las joyas son solo para portar?

_No necesariamente. Antes de que se declarara la pandemia por el Covid-19 hice una pequeña colección de broches en acero con algo de plata que se expusieron en una galería de París con los soportes de madera y muchos los pedían como un objeto; tenían la intención de no portar el broche sino de tenerlo para exhibirlo con ese sostén o para colgarlo. Una pieza está pensada para ser hecha con un mensaje y para ser usada, pero no necesariamente tiene que ser aplicada o portada en el cuerpo. Una joya contemporánea se completa con el usuario que también la resignifica. Por eso hice un soporte de madera torneada que terminó formando parte de la joya, como una miniescultura que la envuelve, abriga, abraza o completa.

“Una pieza está pensada para ser hecha con un mensaje y para ser usada, pero no necesariamente tiene que ser aplicada o portada en el cuerpo.”

_Habitualmente presentás muchas de tus colecciones en salones comerciales, un circuito poco común para la joyería contemporánea.

_No, no creo. En mi experiencia, estos circuitos de comercialización me permitieron  contactar con galerías y tiendas de museos que me piden piezas únicas o que derivaron en mi participación en exposiciones. En estos días estuve una vez más en Maison & Objet and more, una feria en la que se vende a galerías o tiendas, que en la edición de este año se reconvirtió en una digital fair, hasta el 18 de este mes, aunque continúo en línea. Allí estrené la colección Ikigai, hecha en acero y madera, que se inspira en esa filosofía japonesa que busca la razón que da sentido a la vida. Un concepto fascinante e inspirador, que lleva a la búsqueda del equilibrio, la alegría de vivir, la razón por la que existimos.

Una cadena de creaciones. Una lleva a la otra. Esta es una propuesta que derivó de Ailleurs. Y a la colección más comercial la llame Levity. Es claro que por más que participe de salones profesionales que se mueven al ritmo de la moda, no la sigo, las temporadas o la moda no tienen ningún interés para mí, tampoco tengo colores que se relacionan, pero sí sigo los circuitos de distribución de la moda, porque es la manera de que se abran caminos.

 

“La moda no tienen ningún interés para mí, tampoco tengo colores que se relacionan, pero sí sigo los circuitos de distribución de la moda, porque es la manera de que se abran caminos.”

 

_¿Qué caminos fuiste tomando?

_Del salón Première Classe joulerie de París, por ejemplo, participé con ese objetivo. No supone el circuito de las galerías o museos pero en eso terminé. En noviembre próximo,  una edición de mis piezas se ofrecerán en la tienda del museo d’Orsay con motivo de la exposición Los orígenes del mundo, sobre Darwin y la naturaleza. También, parte de mi trabajo está en Casa Milà, La Pedrera de Barcelona, porque la curadora de la tienda consideró que algunas de las piezas se asemejan a los balcones de Gaudí. Y ese fue el mejor elogio del mundo, una ponderación que me emocionó.

 

“Algunas de mis piezas se exponen en la tienda de La Pedrera, porque consideraron que se asemejan a los balcones de Gaudí. Y ese fue el mejor elogio del mundo, una ponderación que me emocionó”

 

_¿Es difícil vivir de la joyería contemporánea?

_Sí, es muy difícil vivir de la joyería contemporánea. Me encantaría hacer solo piezas únicas y exponer en galerías, pero mi condición económica no me lo permite. Por eso combino las dos cosas: piezas portables al alcance, que además me permite llegar a una mayor cantidad de gente, lo cual está bueno, sobre todo, porque permite difundir más la joyería contemporánea, y piezas únicas. Que muchos puedan usar piezas de joyería contemporánea es muy importante para mí, porque eso supone que hay más gente sensible a la joyería contemporánea y hay mucha más de lo que se cree; a veces, algunos se sienten intimidados por el circuito de galerías que aparenta ser exclusivo. Me interesa democratizar la joyería contemporánea, que la gente acceda en otros lugares, está bueno que la joyería contemporánea se consiga en diversos lados. En Lyon, por ejemplo, hay una galería de arte que reúne diversas piezas de arte que incluye distintas disciplinas, que van de la joyería conceptual a objetos de iluminación; este tipo de edición acerca a más público, no siempre entendido, y se convierte en una gran oportunidad

Además, me da ganas que la gente lleve la joyería más allá del mensaje o intención propuesta; es lindo escuchar cuando la gente inventa o interpreta y arma su propio significado o mensaje, por aquello a que la remite o inspira. En el salón Resonances, de Estrasburgo, tuve un feedback inesperado con el público. Llevé Ailleurs y la presenté con un texto impreso en una gigantografía que pegué en la pared contigua al stand, y el intercambio de ideas y discusiones positivas que se generó fue increíble. Me gusta que la gente encuentre su propio mensaje en la joya.

 

“La joya de arte es un auténtico fragmento de la experiencia interna y profunda de su autor y en la que se siente reconocido.”

 

_¿Hoy en qué proyecto estás?

_Estoy en proceso, en la etapa de reflexión para la elaboración de una pieza por los 20 años para la galería Caractere de Neuchâtel, Suiza, a partir de la idea de los cuentos.

 

_¿Trabajás sola?

_Totalmente. No solo hago las piezas de joyería sino que planteo cómo comunicarlas y presentarlas y comercializarlas. Para que sea artesanal o artístico es difícil delegar o hacer con empleados, además es económicamente insostenible para mí, salvo que me dedique a full a comercializar para pagar a un empleado, y no tengo ganas de transformarme en una comercial de mis joyas, no me interesa y además me quitaría mucho tiempo para la reflexión y la creación, que ya me queda bastante poco. Ese paso no lo quiero dar. Cada vez que pienso cómo hago para hacer todo lo que tengo que hacer, respiro y me limito a hacer lo que yo misma puedo hacer. Así funciono.

Me gustaría ser parte de un colectivo, estar en un taller compartido, para conectar proyectos. Tal vez, enseñar, dar cursos de iniciación, con esos ejercicios a partir de una pinza y un pedazo de alambre; despertar interés en las manos de aquel que nunca antes hizo algo y se da cuenta que puede hacer y crear, que descubre algo fantástico para hacer, es superinteresante, así como test o talleres con niños -como mi hijo de 8 años-; me interesa sacarlos del ambiente de saturación informática y mediática y que puedan ir un poco más a lo manual. Veremos que caminos voy tomando.