Apuntes | Notas
“Una producción responsable y zero waste hoy es imprescindible”
Carolina Rico fue elegida como uno de los talentos del año -al participar de Talente 2020, el concurso de talentos de arte creativo de la Gesellschaft für Handwerksmessen de Baviera- por su trabajo de cristalización de sales de bórax, pero se animó a avanzar e innovar en otros materiales. Porque prefiere hacer uso de elementos y técnicas para expresarse, dejó el proceso creativo que le dio trascendencia internacional y hoy experimenta con elementos amigables con el medio ambiente, reciclables.
Cuenta que el incentivo en el ámbito universitario fue clave para experimentar y conseguir crear de manera original. Habla de cuánto incide la intuición y cuánto la formación, de cómo se vale de piezas más comerciales para luego poder reorientarse hacia joyas más artísticas. Y da detalles de su nueva marca Gorgonia, una propuesta que fusiona la artesanía y la tecnología.
_¿Por qué elegiste diseño de indumentaria?
_Desde muy chica recuerdo a mi mamá sentada en la máquina de coser o tejiendo. Mi mamá fue docente y directora de una escuela pública, que se sostuvo, en gran parte, gracias a sus esfuerzos; mi papá también, ya que colaboró en su construcción, de modo que ambos trabajaban mucho. En sus tiempos libres, cuando no estaba trabajando en la escuela, cosía cosas para la casa, ropa para mis hermanas y para mí, y nos tejía sacos y suéteres de lana. Aún hoy lo sigue haciendo. Yo no me animaba a coser, pero me encantaba sentarme en el piso a hojear las revistas de moldes y mirar los figurines. Siempre fui tímida e introvertida, toda la vida me costó expresar en voz alta lo que pienso, así que encontraba en el dibujo y la escritura el modo de expresarme. Elegí indumentaria influenciada por mi mamá y por esos figurines que tanto miraba, y porque me pareció que era el lugar ideal para seguir explorando modos de expresión personal. En la carrera universitaria descubrí que no solo me gustaba dibujar, sino que adoraba los oficios artesanales, el trabajar con las manos y crear. Aprendí a comunicarme y contar historias sin hablar.
_¿Dibujás las piezas antes de materializarlas?
_No podría decir que lo hago siempre. Tengo un cuaderno con dibujos de piezas con detalles de armado y bocetos que son más bien trazos sobre cómo me gustaría que sea una pieza pero sin resoluciones técnicas, es decir, no es un dibujo técnico sino más bien expresivo. Dibujo también en vectores o directo en programas de modelado 3D. Pero reconozco que no sigo una metodología de trabajo, por ejemplo, tengo piezas que surgieron sin que llegue a bajarlas a boceto, directamente sentándome a trabajar.
_¿Qué te llevó a indagar en joyería contemporánea?
_Descubrí la joyería contemporánea cursando Diseño de Accesorios en Kweitel-Kohon. Esa materia fue un espacio que significó muchísimo para mí, un antes y un después en mi vida. En la universidad, estaba fuera de mi zona de confort, y allí aprendí a trabajar y experimentar con libertad, a nadar adentro mío, en mis dudas y en mis certezas. Cuando me sentaba a crear, sentía que las piezas decían mucho más de mí que lo que yo sabía de mí misma. Creo que la joyería era justo lo que buscaba aunque no lo supe verlo hasta un año más tarde. Cómo decirlo, siento que la joyería venía golpeando mi puerta y yo no atendía. Un año después de cursar me llegó un mail de Magalí Anidjar de Casa Petit Comité, en el que convocaba alumnos de Kweitel-Kohon y nos ofrecía la oportunidad de participar en un workshop internacional a dos estudiantes. Me dije ya está, no puedo seguir dejando pasar oportunidades. Así que le escribí y le conté de mi trabajo de autorretrato en la cátedra y mis deseos de aprender a trabajar con el metal. Para mi sorpresa, fui ¡una de las seleccionadas! Magalí me abrió las puertas de su taller y me enseñó desde cero las bases del oficio.
_¿Workshop con quién?
_El workshop era sobre fundición de metales y fue dictado por el joyero belga Peter Vermandere. Cuando miro para atrás y me acuerdo del workshop me río mucho, fue como un sueño surrealista. Mi primera vez estando en un taller de joyería fue bajo la docencia de un joyero belga, en una lengua que no manejo del todo bien, aprendiendo una técnica de joyería avanzada, rodeada de un grupo de mujeres increíbles de la joyería argentina, y yo sin conocerlas. Mi ignorancia fue una bendición, podría decirse que gracias a eso pude moverme cómodamente entre ellas, y enfocarme en absorber toda la información posible. Aproveché la experiencia lo más que pude, fue una oportunidad enorme y estoy muy agradecida por eso. En ese entonces sentía mucha vergüenza de preguntar, de no saber. Lo cierto es que no hay que sentir vergüenza de decir “no sé”, venimos al mundo a aprender. Si bien se notaba que yo era una inexperta, todos me trataron muy bien. Recuerdo a todas y a Peter con mucho cariño.
“Fuera de mi zona de confort, aprendí a trabajar y experimentar con libertad, a nadar adentro mío, en mis dudas y en mis certezas. Cuando me sentaba a crear, sentía que las piezas decían mucho más de mí que lo que yo sabía de mi misma. Creo que la joyería era justo lo que buscaba”.
_¿Cuáles son esas bases del oficio joyero?
_Magalí Anidjar, de Casa Petit Comité, me enseñó joyería desde el principio. Partamos de la base que yo no sabía ni usar la sierra. Me enseñó a trabajar en chapas y alambres, calar, soldar, limar, embutir, remachar, dar terminaciones a las piezas. También a trabajar en ceras blandas y duras: tallado, goteo, baño y modelado de elementos como hilos y textiles, adición y sustracción de material.
_¿Qué recomendás para quienes tienen la inquietud de aprender joyería?
_Lo primero que preguntaría es cuál es su inquietud y en qué materiales le gustaría trabajar. Si quieren aprender técnica o uso de un material en particular o algo más orientado a una búsqueda de estilo y expresión. Creo que es muy personal. En mi caso, mis primeros pasos en la joyería contemporánea fueron en la facultad, con un enfoque más experimental. A partir de esto, estoy haciendo el camino inverso aprendiendo técnicas y viendo qué me resulta mejor para trabajar.
_¿Con qué materiales y técnicas comenzaste en un inicio?
_En un principio trabajé con yeso, fusión y modelado de plásticos. Me sentía muy atraída hacia los materiales traslúcidos, así que hice algunas pruebas de texturas y colores en jabón de glicerina y luego en plásticos transparentes, hasta que llegué a las resinas y los cristales de bórax.
_¿Pensás primero qué materiales y técnicas te sirven para transmitir una idea, o experimentás y vas viendo qué te permite comunicar?
_Me pasa mucho que tengo bocetos o ideas que en principio no sé cómo bajarlas. Así que me siento a pensar en características, sensaciones y palabras relacionadas a esa idea, y me voy acercando a materiales posibles, pero no suelo decidirme por uno solo. En ese punto me gusta experimentar y ver qué me permiten hacer, a dónde me llevan y cuál se adapta mejor al concepto. Mi acercamiento a las técnicas es más intuitivo. Me cuesta proyectar y planificar, suelo crear mis propias técnicas y procesos productivos. Por ejemplo, cuando estudié con Magalí Anidjar notamos que me costaba mucho trabajar con chapas, y advertimos que prefiero trabajar y construir con ceras. En la chapa no puedo calar una forma y después ver qué pasa. Si esa pieza forma parte de algo más complejo, o tiene bisagras o articulaciones, necesito tener en cuenta medidas, estructuras, pasos a seguir.
“Me voy acercando a materiales posibles, pero no suelo decidirme por uno solo. En ese punto me gusta experimentar y ver qué me permiten hacer, a dónde me llevan y cuál se adapta mejor al concepto. Mi acercamiento a las técnicas es más intuitivo.”
_¿Cuáles son esas técnicas y procesos productivos propios?
_Tiendo a improvisar y realizar cambios sobre la marcha. Cuando me faltan herramientas o insumos busco soluciones con los elementos que ya tengo o hago los propios. Actualmente trabajo con PLA -un material derivado del ácido poliláctico– e impresión 3D. Estoy aprendiendo a modelar, a proyectar y pensar previamente. Debo reconocer que la impresión 3D me ayudó mucho.
Por ejemplo en su momento no tenía mandril para anillos y no podía comprar uno, así que me imprimí uno en 3D. Quería poder reproducir una forma y no lograba hacerlo manualmente, así que modelé e imprimí un molde. La impresión 3D viene a democratizar y poner al alcance de uno la fabricación de herramientas propias o diseñadas por terceros que decidieron compartirlas al mundo.
“La impresión 3D viene a democratizar y poner al alcance de uno la fabricación de herramientas propias o diseñadas por terceros que decidieron compartirlas al mundo.”
_¿Cómo es ese trabajo con PLA y qué uso hacés de la impresión 3D aplicada a joyería contemporánea?
_La impresión 3D es ideal para prototipos, suele usarse como paso previo a la fundición en metales. Mi primera intención fue recrear en 3D mis diseños en cera y producirlos directamente en PLA como pieza final, pero fallé. Este tipo de impresión no puede trabajar con tanto detalle en objetos tan pequeños. Por otro lado, no tenía en cuenta factores como ángulos de impresión, resistencia de la pieza y soportes necesarios. Las piezas no tenían la calidad y detalle que yo deseaba, además que tenían fallas estructurales que las hacían frágiles. Quería que la máquina imite texturas y objetos que modelé manualmente. Estaba usando el enfoque incorrecto y desaprovechando las cualidades de la impresora. Retrocedí un par de pasos y decidí comenzar de nuevo con el diseño y modelado de piezas planas y volúmenes más simples. Recientemente comencé a post-procesar / intervenir las piezas impresas y mezclar técnicas, como por ejemplo: fusionar piezas impresas con otras piezas modeladas por calor o fundidas, o combinar descartes de PLA fundidos con bronce. Encontré el modo de utilizar esta tecnología de producción ‘en serie’ y adaptarla desde una mirada más personal, con procesos de trabajo más artesanales, que me permiten dejar mi huella de autor en el material del mismo modo que puedo hacerlo al trabajar manualmente el bronce.
“Encontré el modo de utilizar esta tecnología de producción ‘en serie’ y adaptarlo a una mirada más personal, con procesos de trabajo más artesanales, que me permiten dejar mi huella de autor en el material del mismo modo que puedo hacerlo al trabajar manualmente el bronce.”
_¿Cómo es tu búsqueda de materiales y procesos?
_Mi búsqueda está atada a un concepto o un universo sensorial. No me gusta casarme con ningún material, ni quedarme con el material en su estado natural. Tiendo a intervenir, a texturar materiales. Lo mismo me sucede con los procesos. A fines del año último hubo una serie de cambios en mi modo de pensar y relacionarme con el mundo. En mi elección de materiales decidí, dentro de lo posible, solo trabajar con materiales de origen natural, amigables con el medio ambiente, reciclables o bien residuos de industrias o de otras producciones. En base a esto enmarqué los límites de mi trabajo, elección de procesos y materiales.
Ahora, sigo investigando el PLA, en filamentos o procesados mediante impresión 3D. Principalmente su reciclaje, termoformado de las impresiones o fusión de los descartes. Tengo en mente investigar el reciclaje de otros materiales para crear mis piezas, como PET de botellas y PEAD utilizando envases plásticos. En un futuro me gustaría fundir y reciclar mis propios metales, como bronce y plata, y si fuera posible, me gustaría aprender a reciclar vidrio.
“Decidí, dentro de lo posible, solo trabajar con materiales de origen natural, amigables con el medio ambiente, reciclables o bien residuos de industrias o de otras producciones. En base a esto enmarqué los límites de mi trabajo, elección de procesos y materiales.”
_¿Texturás de qué manera? ¿Sobre qué? ¿Qué otro tipo de intervenciones hacés y sobre qué materiales?
_Así es. No suelo dejar las superficies lisas, a no ser que sea la intención de la pieza. Me guío mucho por el qué pasa si…, qué pasa si rompo, si agrieto, si punteo, si quemo, si rayo, si moldeo… La lista de acciones puede ser interminable según lo que el material me permita hacer: en los metales texturo superficies con martillos, lijas o fresas, mientras que en los plásticos puedo moldear con calor, fundir y mezclar colores. Me gusta ir más allá de lo que me ofrece el material y buscar resultados nuevos. Es en el proceso de búsqueda y experimentación donde encuentro una verdadera satisfacción.
“Me gusta ir más allá de lo que me ofrece el material y buscar resultados nuevos. Es en el proceso de búsqueda y experimentación donde encuentro una verdadera satisfacción.”
_¿Seguís trabajando con sal de boro?
_No, ya no utilizo bórax, ya no tiene el mismo significado que le había dado. El bórax en su forma natural es una sal, puedo cristalizarla pero tarde o temprano vuelve a su estado. Esto puede tardar días o años, dependiendo del ambiente en que se encuentra. En la resina y los barnices encontré el modo de ralentizar, a medias o del todo, ese proceso de volver a su origen. Cuando decidí dejar de usar resina, por su toxicidad, desapareció la solución. Intenté usar cristales de bórax junto a piezas de bronce e impresión 3D pero sin resina su existencia se volvió muy efímera. Y entendí que no podía seguir forzando al material a ir en contra de su estado natural, que es volver a ser sal.
_¿Por qué lo habías elegido?
_Hice piezas con bórax en el contexto del proyecto Congelar el fluir, un trabajo de autorretrato realizado en el ámbito de la Cátedra Kweitel-Kohon, un proyecto que me sigue representando porque mi esencia permanece, pero a su vez ya no soy la misma. Hacer ese trabajo fue como una terapia para mí, pero decidí dejar de Congelar el fluir y pasé a dejar que fluya, aprendiendo a ser más abierta con mis emociones. En su momento, quería utilizar un material que atraviese el proceso al que yo me refería, literalmente. Parte de la idea sobre cómo en ese entonces expresaba y manejaba mis emociones, protegiéndolas, escondiéndolas o congelándolas. Un proceso sobre algo líquido, cálido (como son para mí las emociones) se transforma en una pieza sólida, defensiva. Los cristales de bórax me permitían eso: una sal que se disuelve en un medio cálido y envuelve un material poroso, suave, construyendo una estructura de cristales a su alrededor. Utilicé el huevo como punto de partida, un elemento que para mí representa un refugio. El huevo se rompe, y con él, el espacio que contenía esas emociones. A partir de ahí se desarrolla la serie: formas y colores pacíficos mutan hacia otras más fuertes y agresivas. Para expresar el concepto busqué materiales y procesos que hablaran de ese crecimiento donde lo líquido toma forma, se desarrolla y se solidifica. Por eso que decidí hacer una cristalización casera.
_¿Aplicás una técnica de joyería o adaptaste o hiciste una propia?
_En ese entonces no tenía los conocimientos de joyería necesarios así que todo era prueba y error, fui creando mis propias técnicas y procesos, como el de la cristalización casera. Hoy aplico las bases de joyería y sigo aprendiendo de forma autodidacta. Me gustaría estudiar joyería y cincelado.
_¿Cómo llegaste a Talente 2020 y qué significó?
_Me llegó la propuesta de la cátedra para participar en Talente 2020. Dudé mucho si presentarme pero por suerte ¡me animé! Quedar seleccionada fue un reconocimiento enorme. Releí el mail de selección muchas veces. No pude creerlo hasta varios meses después. Me dio más confianza en mi trabajo y me permitió confirmar que estoy en el camino correcto. Talente fue bueno y, además, implicó un volantazo, una conexión con la realidad tal que me hizo hacer click. Cuando llegó la comunicación de la selección y la invitación a ir a la exposición -previo a la pandemia- caí en la cuenta de que no podía pagar el pasaje y ni la estadía, ni aunque hubiese sido beneficiada con una beca. Nunca viajé ni hice envíos al exterior, y me enfrentó a situaciones lejanas a mi realidad personal. Esto se repitió tiempo más tarde, cuando recibí una invitación a participar de una exposición en el exterior. Toda esta experiencia reafirmó mi decisión de comenzar Gorgonia, mi marca de joyería y accesorios de autor. Gorgonia es la manera de seguir trabajando en el rubro, seguir aprendiendo joyería y, a su vez, generar un sustento económico para el día de mañana poder seguir experimentando y poder retornar hacia una joyería más artística.
_¿Por qué le pusiste ese nombre?
_En mi búsqueda de inspiración siempre acudo a formas orgánicas, naturales, ramificaciones, hongos y corales. Cuando estudiaba Indumentaria era recurrente que haga texturas, bordados y estampados representando formas naturales. Mis prendas, de forma inconsciente, siempre resultaban en estructuras defensivas. Dependiendo de la temática parecían armaduras o abrigos protectores, exo-esqueletos. Lo mismo pasó cuando hice mi autorretrato Congelar el Fluir, solo que esa vez entendí el por qué de las capas, los refugios, las formas que se expandían y envolvían en sí mismas.
Cuando empecé en Casa Petit Comité y pensé mis primeras piezas, ahí estaban otra vez las formas ramificadas que me recordaban a los corales. Ya tenía en mente construir mi propia marca, así que investigué especies, nombres, funciones y características de corales, en búsqueda de un nombre. Entre las palabras anoté: esqueletos, ramificados, formaciones y protección. A fines de 2019 me decidí por el nombre gorgonia. Es un término que agrupa un tipo de coral, de apariencia ramificada con esqueleto semiduro. Cuando pienso en las ramificaciones veo conceptos como fluir, expansión, crecimiento e inclusive florecer, así que Gorgonia me pareció que representaba mi estética.
_¿Cómo es Gorgonia?
_Gorgonia se fue gestando a mediados de 2019 y terminó de tomar forma a principios de este año. Hoy es mi marca y proyecto a tiempo completo. Quería crear un proyecto que transmita valores positivos y genere conciencia sobre el cuidado del medio ambiente y nuestros hábitos de consumo. Gorgonia es una fusión entre tecnología y artesanía: por un lado, me valgo de la impresión 3D para traer a la tridimensionalidad los diseños que hago en la computadora. Y, por otro lado, hago piezas en metal a mano. La gran mayoría de mis piezas son en bronce, aunque no descarto trabajar con otros metales a futuro. Predominan las formas orgánicas, utilizando alambres y chapas. Tengo algunas más clásicas, como anillos trenzados, a piezas más complejas que combinan estructuras de bronce junto a piezas impresas en 3D o plásticos reciclados. Ambas, a veces, conviven. Otras veces, los límites se borran y se vuelven una sola para un fin mayor como convertir descartes en nuevos objetos, dándoles una nueva vida. Persigo el objetivo de tener una producción responsable y zero waste porque hoy es imprescindible. El eje inspiracional es principalmente el universo marino, las formas orgánicas, la naturaleza y la Tierra, y con esta idea comunico la importancia de reducir el uso de plásticos derivados del petróleo y de cómo estos influyen en la vida marina.
_¿Cómo conseguís el zero waste?
_Lo consigo reciclando los descartes de mi propia producción y de terceros que trabajen con impresión 3D. Guardo todos esos desechos 3D, como impresiones con fallas, soportes y pruebas. Posteriormente los fundo y enmarco en bronce, generando piezas únicas para una línea de Gorgonia llamada Renacer. En cuanto el metal, también guardo todos los pedacitos de alambre y chapa, para poder fundirlos y/o reciclarlos a futuro, o llevarlos a alguien que pueda hacerlo. De esta manera logro que ningún desperdicio de mi producción termine en la basura y de ahí en el océano.
_¿Proyectos?
_En el inicio de Gorgonia, hice la distinción de mantenerla como un proyecto paralelo. Separar a la Carolina de joyería contemporánea de la Carolina de joyería ‘‘comercial’’. Recibí el consejo de no marearme con definiciones, al fin y al cabo somos la misma persona. Gorgonia es una marca muy reciente, acorde a mis valores y visión del mundo. Gracias a ella estoy comprando, de a poco, mis herramientas y voy armando mi taller de trabajo. Tengo la ilusión de que crezca y me vaya llevando hacia donde tenga que ir; en el camino iré acercándome nuevamente hacia la joyería más artística que me llevó hacia lugares como Talente. Solo que seguro tendré la oportunidad de ir.