Apuntes | Notas

Hay que pensar la joyería contemporánea como una disciplina de arte


Entrevista a Gabi Nirino

 

Por Delia Alicia Piña

 

Gabi-Nirino-La-joyeria-de-autor

Desde Seattle, donde hoy reside en este tiempo pandémico, la ganadora del Premio Joya Argentina 2021, habla de su pasión por el textil, fascinación por los hilos y su encanto por las fibras naturales y reconoce su debilidad por la tejeduría, “tejo lo que me pongas enfrente”.

Se define como una nerd, tiene una amplia trayectoria como docente pero sostiene que ser estudiante es lo que más le gusta, porque amplia la mirada. Letras, bellas artes, diseño textil y cine son sus carreras a las que suma joyería y cuanta técnica se le ocurrió: jacquard, shifu, cestería con hojas, e-textiles, urdimbre, tejido con chala, hilado con rueca, trenzado, fieltro, encaje, tapiz, telar, estampación.

Darle sentido a las cosas es lo principal para ella y relata que se resistió a la desesperación que provoca la pandemia “haciendo cosas con sentido”, período en el que se destacó con piezas premiadas como la serie de cestas para mantener tu coraje, para mantener tu esperanza y para sostener tu sueño que le permitió obtener New Growth Award en Beijing, obra de la que se desprendió «Chuspa viajera», obra ganadora en la Bienal Latinoamericana de Joyería Contemporánea.

De cómo desfibrar y tejer se vuelve un mantra terapéutico y deviene en obras de arte que se convierten en joya y mucho más.


_Empezaste por estudiar Letras y seguiste por Diseño Textil. Dos carreras muy distintas ¿o no? ¿Qué tienen en común?

_Empecé con Letras y a la mitad de la carrera, entré en Bellas Artes. Terminé Letras y trabajé 7 años como profesora, y en ese momento justo abrieron la carrera de Diseño Textil y me metí. Pero no son muy distintas, todo es comunicación. Dibujo y leo con furor desde que era muy chiquita y para mí ambas siempre fueron juntas y no les veo tanta disimilitud. Y cualquier cosa que estudies, si seguís haciendo otra cosa después siempre te suma, se complementa; estudiar siempre te sirve para ampliar la mirada. Además estudié cine, todo se va encadenando.

Mucho de lo que contienen estas disciplinas, Letras, Diseño Textil, Bellas Artes y Cine, tiene que ver con hacer un relato también, por eso van bastante de la mano.

 

“Estudiar siempre te sirve para ampliar la mirada”.

 

Apasionada por el textil

 

_Te definís como una nerd y nada más acertado porque es impresionante el volumen de tu cv, sobre todo, porque revela tu pasión el textil, ¿qué es lo que te atrae o qué es lo que más te gusta de trabajar con textiles?

_Lo que más me gusta es que el textil se puede transportar. Yo siempre estoy haciendo algo y el textil que es propio del nomadismo, es esa pieza que históricamente podés llevar con vos, es justo para mí. Podés hacer textiles en cualquier lado, en el piso, en el avión, por eso  siempre llevo algo para hacer en la cartera, como con el tejido a cuestas como cuando iba a clases a Letras. El textil es muy amable, tiene una superficie siempre amigable y me fascina desde muy chica. Mi abuela, que no conocí hacía sombreros y bordaba, y en casa de mis papás había cajas con encajes, telas, botones raros y plumas, entre otras cosas de ella, y para mí era una fiesta subirme al ropero bajar las cajas, sacar todo y volver a ordenarlo, era fascinante, como abrir una caja de cosas mágicas. Me encantan los hilos, los hilos raros, los veo y entro en éxtasis, solo otra persona a la que le gusten los textiles me entiende; cualquiera que se fascine con algo me entiende.

 

“El textil es muy amable, tiene una superficie siempre amigable y me fascina desde muy chica… Me encantan los hilos, los hilos raros”.

 

_¿Será que te gusta porque se trabaja con las manos?

_No, porque con las manos se puede trabajar cualquier cosa. Yo hago cosas con maderas y me gusta. Pero no sé, es una fascinación por su calidad o además es algo que siempre lo podés rescatar de casi cualquier cosa, podés sacar hilos hasta de las plantas, y eso es lo que justamente hago. Hay por todos lados. Es algo que te rodea. Yo veo fibras en todos lados. Para aquel que le encanta la química el mundo el químico, para el que le fascina la geología el mundo es piedra y a para el mí el mundo es fibra, es una forma de ver.

 

“Al textil siempre lo podés rescatar de casi cualquier cosa, podés sacar hilos hasta de las plantas, y eso es lo que hago”.

 

_Utilizás muchas fibras que habitualmente no se tejen.

_Yo tejo lo que me pongas enfrente. Pruebo y tejo. Lo rompo, a veces no sirve pero pruebo y tejo lo que se te ocurra. Ando por la calle agarrando cosas para probar, siempre vuelvo de caminar con un montón de cosas en la mano, junto para probar de tejer. Mucha gente amiga hace lo mismo con distintos materiales. Todos en alguna medida salimos a cartonear, yo junto yuyos.

“Yo tejo lo que me pongas enfrente. Pruebo y tejo…”

_Tu trayectoria es muy vasta, como estudiante, docente, investigadora, con tus especializaciones y proyectos, ¿qué te fue aportando todo lo que hiciste para ser lo quién sos hoy?

_Para mí lo importante es que le pueda encontrar un sentido a las cosas. La docencia siempre me pareció que tenía sentido porque uno puede ayudar a que otra persona se desarrolle, es una actividad relevante, es muy enriquecedor estar al lado de alguien y darle  sostén para que pueda avanzar. Y en sociedades tan complicadas como la nuestra poder ayudar a educar es súper importante. Esto ha tenido sentido para mí, muchas veces más que yo haga cosas. Ahora que ya me jubilé estoy muy feliz de dedicarle más tiempo. Me parece que si uno hace cosas que disfruta mucho, andás desparramando felicidad y está muy bueno.

 

Encontrar el sentido

 

Por eso me parece que la palabra clave es sentido, darle sentido a lo que se hace, que sea significativo. Necesito que lo que hago en el mundo en que vivo tenga algún significado.

Mi carrera universitaria como docente me dejó mucha gente amorosa, una gran comunidad en la que aprendí un montón. He tenido, en su mayoría, alumnas que fueron y son fantásticas, con quienes hice amistad, desarrollé proyectos y generé una red en la que aún hoy nos interconectamos, y eso me nutre un montón. El trabajo de taller es colaborativo, es un ida y vuelta permanente, aunque no siga dando clases. Los vínculos que se generan en la enseñanza son lo más interesante.

 

“Lo importante es que le pueda encontrar un sentido a las cosas”.

 

_Además en paralelo estudiaste.

_Sí, me encanta estudiar, soy una nerd total, una nerd textil. Cuando entré a la universidad sentí que encontré el lugar, donde había otra gente que le pasaba lo mismo que a mí. Para mí estudiar me dio mucha seguridad, aprender es placentero para mí. Y está bueno ser alumna porque uno se relaja, podés ser la que está sentada escuchando y preguntando. Estuvo buena esa simultaneidad de ser docente y alumna a la vez.

 

“Soy una nerd total, una nerd textil”.

 

_Te especializaste en diversas técnicas textiles: jacquard, shifu, cestería con hojas, e-textiles, urdimbre, tejido con chala, hilado con rueca, trenzado, fieltro, encaje, tapiz, telar, estampación.

_Hice un montón de talleres de todas las técnicas que pude encontrar. Siempre me llamó la atención la tejeduría y por eso cuando terminé la facu hice un intensivo de tejeduría jacquard, que es lo más. Lo realicé en una fábrica muy antigua de Italia que trabajaban con un telar en madera con tarjetas de cartón y, al mismo tiempo, realizaban el proceso más industrial con otra fábrica. Pasé una experiencia fantástica al vivir allí y aprender todo el día esta técnica que permite tejer cosas sumamente complejas en cuanto a diseño y los niveles de la tela, etc. Y también te facilita trabajar de una manera muy plástica como pintando pero tejiendo; es muy libre, te permite ampliar lo que podés hacer, aunque estés atada a la lógica del telar que es totalmente digital.

Como me quedé tan entusiasmada encontré otro lugar en Canadá donde tenían unos telares digitales, que en Argentina no hay, en los que armás un archivo digital pero después tejés a mano; es muy interesante. Allí me fui todos los veranos durante cinco años.

Esto es lo que siempre me interesó más: tejer. Me parece que a diferencia de otras técnicas con la tejeduría podés generar una estructura de la nada. Me falta mucho por aprender pero me parece maravillo poder construir de cero.

 

“Con la tejeduría podés generar una estructura de la nada. Me falta mucho por aprender pero me parece maravillo poder construir de cero”.

 

Preferencias por experiencia

 

_Por tus investigaciones y experimentaciones o por tu trabajo parecería que todo hilo se puede tejer o que muchas texturas se pueden hilar y luego tejer, ¿con qué materiales te sentís más cómoda o cuál preferís?

_Probé con muchas cosas, me gustan más las fibras vegetales, más allá de que trabajé mucho con lana, me gustan las fibras naturales porque tienen una calidad a la vista y tacto que es distinta de los materiales sintéticos.

Ahora estoy enloquecida con los hilos metálicos y estuve recolectando de todo tipo, compré algunos en un pueblito cercano a Seattle que se usan para bordar casullas sacerdotales y estoy probando. Son hilos de metal para bordar muy finitos, de un grosor menor al de un pelo, no de poliéster, son flexibles y otros de acero inoxidable de una firma japonesa que mezcla distintas fibras: acero, lana, algodón y lino, para un mismo hilo y entonces le podés dar forma.

Mencionabas el shifu y es un textil de papel muy tradicional de Japón que se usa para tejer kimonos de trabajo. Y lo aprendí en la Kawashima Textile School de Kyoto, en un curso de tres semanas en el que logré desarrollar esta técnica de hilo de papel. Allí conseguí fibras difíciles que todavía conservo, como un yute muy finito.

Si te gustan los textiles, vas a Japón, a Perú y al Altiplano y enloquecés de alegría. Es que este último lugar tiene toda esa tradición prehispánica de la cultura textil, una de las más increíbles del planeta. La cultura textil andina es maravillosa. Hay piezas que aún no se entiende cómo técnicamente las hacían. Y tiene muchos paralelismos con Japón en esa excelencia que empieza en el material y se traslada al objeto final.

Es que cuando el material con que trabajás está bien hecho, es delicado, precioso de por sí,  suma en el proceso y se nota en el objeto final, el material brilla aunque el objeto final sea sencillo.

Pero si tengo que elegir siempre vuelvo a lo vegetal. En particular, a las fibras duras, como el cáñamo, lino, ramio. Por esto, también me gusta la chala; si bien es una fibra que cuesta terminar de extraer mediante una técnica súper artesanal, tiene cierta resistencia y dureza que parece de cestería.

“Siempre vuelvo a lo vegetal. En particular, a las fibras duras, como el cáñamo, lino, ramio. Por esto, también me gusta la chala.”

_¿Estos conocimientos textiles los aplicaste a la joyería?

_Algunos sí, otros no pude. Me encanta el trabajo de Lilia Breyter, pero nunca pude tejer como ella el metal. Yo mezclo con otros materiales para poder tejer metal. No soy tan prolija; lo soy en algunas cosas, pero en esto llega un punto en que empiezo a hacer otra distinta. Pero sí trato de aplicar.

 

La lógica del textil

 

El problema que siempre tuve con los textiles en la joyería es que si querés trabajar también con metal no podés introducir el fuego, entonces tenés que pensar todo primero para definir cómo van juntas esa parte de metal con la textil. Y no es tan fácil porque si no se convierte en un pegoteo de dos elementos que no tienen mucha relación. Hay que trabajar las dos por separado y ver cómo unirlas sin que sea poner un gancho. Implica un trabajo especial que cuando unís otros dos materiales diversos. Me parece que pasa por buscar una forma en que el textil se sostenga por sí y tenga su propia lógica.

Fui muchos años al taller de Fabiana Gadano y el yeite era ver cómo encontrar la forma de que funcione si hay una parte metálica y que no parezca un adosado.

 

“Mezclo con otros materiales para poder tejer metal”.

 

_¿Tus primeros pasos en joyería fueron Taller de joyería  del Complejo Educativo de Joyería de Cámara Argentina de Joyería, Relojería y Afines, fue un aprendizaje de la técnica?

_Sí, fui a aprender al CEJ de la calle Libertad, porque había un curso de joyería textil que resultó ser tejer al crochet con hilo metálico, técnica con la que hice varias cosas, como unos gemelos que se vendieron muy bien y me empezaron a encargar. Y me cuestioné qué estoy haciendo y lo dejé. Allí, en el centro, no obstante, aprendí mucha técnica de joyería, lo mismo luego en el taller de Fabiana Gadano.

Cuando Francisca Kweitel organizó el primer Simposio de Joyería Contemporánea En Construcción, que trataba sobre procesos creativos, me entusiasmé con la idea de hacer objetos no vendibles sino piezas que implicaban un proceso de trabajo, y quise volver a hacer.

Entonces participé del taller Aire con Ruudt Peters; como me tenían que aceptar y yo no era de joyería, me anoté porque era en inglés y me encantó porque apuntaba a cómo te podés relacionar con tu propia fuerza interior, en un proceso en el que el producto final no es lo más importante. Por eso, continué con Fabiana Gadano que tiene un bagaje de técnica de joyería y formación en diseño que es un lenguaje que manejo y podemos hablar de las mismas cosas.

Después hice dos o tres talleres más de técnica, puedo trabajar en metal pero no me enloquece, por eso prefiero el textil. Es muy lindo trabajar con fuego y fundir pero no tengo la obsesión por la prolijidad en las terminaciones y esas piezas, pulidas impecables; tal vez no me interesa, y vuelvo al yuyo.

Otro de los talleres que más me gustó fue It’s a Jewellery Thing de la joyera Lin Cheung en la tercera edición del Simposio, que proponía mirar a la joyería como un fenómeno social que expresa y comunica ideas.

Un taller precioso fue también el de Celio Braga, una persona exquisita.

Y también hice un seminario de Sayumi Yokouchi sobre Las manos y los rituales cotidianos del hacer súper interesante, que estuvo en Buenos Aires invitada por Magalí Anidjar.

 

La chala, el material

 

El trabajo con Jorge Manilla De lo plástico a lo visual duró casi dos años, una experiencia muy fuerte en la que se gestó el colectivo Caracú y también durante la cual empecé a usar la chala como material y exploré otras formas de trabajar.

Pero siempre vuelvo a trabajar con Fabiana, con quien me entiendo y me permite sacar lo mejor de mí. Ahora por la distancia discontinuamos porque ir al taller es más enriquecedor y divertido presencial; la virtualidad está buena para estar en contacto, implica un dinámica distinta, pero para trabajar en un taller es mejor el intercambio personal poder tocar lo que se hace.

Es que sino cualquier cosa que hagas se convierte en una foto. En el espacio virtual, la pieza pasa a ser una imagen, la lógica es otra, pasa a ser un objeto bidimensional a través de una pantalla, no es más un objeto tejido o lo que sea. Depende de cómo se ve la pieza, no cómo es; creo que es preciso un acercamiento más personal, tocarla.

“Puedo trabajar en metal pero no me enloquece, por eso prefiero el textil.”

_¿Ese acercamiento personal que se da a través de una experiencia se da en la joyería contemporánea?

_Sigo pensando que lo que hago no es joyería. La palabra joyería me resulta lejana no sé si abarca mi trabajo. Lo que yo veo de joyería contemporánea es tan amplio que, sobre todo, creo que es arte. Arte que en definitiva se puede poner o llevar en el cuerpo. Hay que ampliar el campo de la joyería contemporánea; hay que pensar la joyería contemporánea como una disciplina de arte, porque creo que su métier es hacer objetos de arte, piezas que tienen una carga de expresión personal.

Si es joyería o no, no me preocupa en particular. Encontré en la joyería contemporánea de Argentina un ámbito con gente con la que me llevo bien y puedo participar y que las cosas que yo puedo hacer tienen cabida. Acá en Seattle participo de otro tipo de muestras. El mismo objeto te lo colgás en el cuerpo y lo ponés en la pared y pasa a ser otra cosa.

Me parece que si lo pensamos desde el punto de vista de la producción artística, sí son objetos.

 

La perspectiva del craftscape

 

La socióloga americana Namita Gupta Wiggers, discípula del antropólogo Arjun Appadurai -que con el libro «La vida social de las cosas» me hizo descubrir una perspectiva social sobre los objetos- acuñó el término “craftscape” para referirse a “objetos sociales inscriptos con historias y narrativas que pueden decirnos algo acerca del mundo”, una excelente definición que, desde una mirada antropológica, se pregunta qué nos dice este objeto del mundo.

 

“La joyería contemporánea es arte que se puede llevar en el cuerpo”.

 

_¿Qué dicen tus objetos del mundo?

_Eso lo tiene que responder quien los mira. A mí me da la impresión de que las últimas piezas en chala son objetos un poco arqueológicos, siento como que vienen de alguna excavación. Pero hago otras cosas como muñecos que son una expresión de pura alegría. Está bueno hacer, estar vivo, emprender cosas, sobre las que no pretendo dar un mensaje profundo, simplemente quiero hacerlas y está bueno si otro lo encuentra y si para otro genera alguna sensación, genial.

A mí me pasa con los libros. Cuando leo, pienso uy está persona está escribiendo lo que yo pienso y me emociona que pueda expresarlo. De igual modo, si otra persona ve una pieza mía y piensa en algo, la conmueve o lo quiere agarrar o apropiarse, buenísimo, ya está, es eso.

 

“Si otra persona ve una pieza mía y piensa en algo, la conmueve o lo quiere agarrar o apropiarse, buenísimo”.

 

Cuando el hacer hace a la felicidad

 

_Lo hacés sin pretensión, más allá del resultado o efecto.

_Soy feliz cuando hago algo. Trato de encontrar las cosas que me hacen feliz; no sé si hay mucho más, si a otro le gusta o lo disfruta, está genial y si lo quiere usar, mejor todavía, si no está bien igual y si lo puedo hacer con otros, súper. A mí me gusta mucho trabajar con otra gente; estoy acostumbrada por dar clases tantos años y la verdad que si podés hacer cosas que te gustan con otros, qué felicidad.

En este sentido el trabajo que venimos haciendo con el colectivo Caracú desde hace ya tres años es una fuente de satisfacción enorme.

“Soy feliz cuando hago algo. Trato de encontrar las cosas que me hacen feliz… si a otro le gusta o lo disfruta, está genial y si lo quiere usar, mejor todavía, si no está bien igual y si lo puedo hacer con otros, súper”.

 

“Trato de encontrar las cosas que me hacen feliz;  no sé si hay mucho más, si a otro le gusta o lo disfruta, está genial y si lo quiere usar, mejor todavía, si no está bien igual y si lo puedo hacer con otros, súper”.

 

_Ese ámbito de la joyería en el que encontraste un espacio para mostrar lo tuyo entonces tienen más alcance?

_Sí, me parece que sí. La gente que hace joyería también hace otras cosas y eso supone abrir el campo o el alcance de la joyería de hoy. Hay que abrir el concepto de joyería y hasta llamarla de otra manera y esto supone meter lo que uno llama joyería en ámbitos no tan específicos o típicos de joyería; esto permitiría abrir más todavía

Una vez me dijeron ay yo pensé que hacías cosas lindas y me encantó, tenía razón porque no buscaba hacer algo lindo; en ese sentido, hay que llegar, mostrar de otra manera, en otros lugares, a otros que piensan distinto o tienen otra mirada o concepto

Esto es joyería pero también es otra cosa; no es cuestión de que haya diez galerías de joyería contemporánea en Buenos Aires; se puede ver o se tiene que poder ver joyería o lo que nosotros llamamos joyería en cualquier espacio.

 

Espacios por generar

 

No es preciso hacer una militancia de la joyería contemporánea sino que hay que tratar de buscar espacios para producir, mostrar y generar que sean significativas para la gente que las hace en cualquier ámbito, sea joyería o textiles o esculturas o lo que sea. Me parece que está bueno tener una producción cultural que sume en el país en que uno vive con la cultura con que uno se identifica.

 

“Hay que abrir el concepto de joyería y hasta llamarla de otra manera; esto supone meter lo que uno llama joyería en ámbitos no tan específicos o típicos de joyería”.

 

_Pasaste por la madera, el papel, aluminio recuperado, cintas, red de propileno, lana e hilo de algodón, filamentos de acero y cabello de bebe, lino en telar, yute, hilo de cáñamo, chala de maíz, madera recuperada… ¿a la hora de crear es indistinto el material?

_No, no es indistinto. Empecé trabajando con metal para aprender y también trabajé con materiales recuperados de descarte.

No me gusta trabajar con materiales que tengo que comprar porque hay demasiada cosa en el planeta y eso me inquieta; no compraría acrílico, por ejemplo, si trabajo con plástico es  porque lo rescato de algún lado; cuando use aluminio eran de tapitas de yogur que me ayudaron a juntar.

Por esto mismo, me gusta trabajar con fibras vegetales porque lo vegetal es muy amigable, hasta lo puedo plantar; estuve tratando de plantar cáñamo y hacer el proceso de cero no sé si pueda; el vegetal vuelve a crecer, lo podés extraer y no estás rompiendo ni eliminando algo. Voy por usar materiales que no sumen basura. Si tengo que comprar, no adquiriría un material que no se degrada para hacer pruebas.

Por el contrario, junto y hasta parece que tengo un basural en mi casa: tapitas, chapitas, ramitas, lo que se te ocurra o lo que se me ocurra que me pueda servir y pruebo. Si uno quiere hacer algo no hace falta comprarse todo.

Sí compro hilos porque, al menos, por ahora, no tengo la manera de hacerlos. Me gustan las fibras duras porque a diferencia del algodón no es contaminante. Las fibras de tallo son mucho más amigables con la tierra y para producirlas porque no se usa tanta agua. Entonces me siento bien usando esas fibras, siento que destruyo menos.

“Las fibras de tallo son mucho más amigables con la tierra y para producirlas porque no se usa tanta agua. Entonces me siento bien usando esas fibras, siento que destruyo menos”

_Continuás con «Proyecto Chala».

_Sí estoy tratando de hacer cosas más grandes, pero me llevan mucho tiempo.

También pretendo hacer un libro, porque con la chala vengo trabajando desde la facultad también no para joyería sino para un proyecto de hilado y está bueno sistematizar todo. Tengo, por ejemplo, como noventa recetas para teñir chala, entre otros materiales que fue juntando y tenía ganas de escribirlo.

 

Limitaciones estimulantes

 

Mi idea es seguir tejiendo chala porque encontré este material que me gusta, tiene muchas posibilidades porque según cómo lo proceses o de dónde venga siempre es distinto y me encanta. Me gusta que sea limitado, es decir, que se limite al largo de la chala porque me gusta trabajar con limitaciones, me ayuda a no irme, a no perderme, a no dispersarme.

Cuando estoy muy pasada con algo, me siento y desfibro y desfibro cual autómata, descargo, es muy terapéutico.

 

“Mi idea es seguir tejiendo chala porque encontré este material que me gusta, tiene muchas posibilidades porque según cómo lo proceses o de dónde venga siempre es distinto y me encanta.”

 

_Hasta hace unos días estuviste en Earth Matters Exhibition, en el Watermark Art Center de Minnesota.

_Sí, una exhibición organizada por Surface Design Association de la que formo parte desde hace algunos años, ahora como representante del estado de Washington. La curadora es Nnenna Okore, una artista, investigadora y docente que trabaja con proyectos de arte participativo con bioplásticos y desechos de alimentos.

Si bien el término materia tiene diferentes connotaciones, Earth Matters presentó una perspectiva ampliada sobre cuestiones relacionadas con las condiciones ecológicas actuales moldeadas por los hábitos humanos. Y exploró cómo se tienen en cuenta las consideraciones ecológicas en la creación de arte: ¿Cómo podemos hacer que la tierra o los materiales de la tierra sean importantes y, al mismo tiempo, habilitar procesos innovadores en la creación de arte? ¿Cómo abordamos los problemas que enfrenta el planeta de manera que reconozcan nuestra complicada relación con los entornos naturales y artificiales?

Mi aporte fue la obra « Pequeños objetos para plantar en un nuevo mundo». Se trata de 22 piezas hechas con fibra de chala en filamento y en forma de masa, ramio y lino mediante tejido en telar, entrelazado con aguja y biocompuesto.

También recientemente, en la Columbia City Gallery, del centro de Seattle, presenté «Cómo hacer tu propio santuario», un trabajo basado en la devoción del Gauchito Gil, que hice en plena pandemia. No pudiendo volver a Argentina, en este país extranjero, sin herramientas ni mis materiales habituales, solo árboles y aire, caminé mucho y, como te decía, recogí muchas ramas caídas que desbasté, tallé, lijé, ahuequé, di forma y construí mis santuarios.

Y lo del gauchito Gil tan ajeno y raro por acá, despertó mucha curiosidad y resultó muy interesante escuchar la mirada de gente de otro país sobre costumbres o hábitos que para nosotros son conocidos o hasta naturales.

Descubrí el mundo de la galería pequeña, hay muchas, cada ciudad tiene su galería y, sobre todo, en verano hay un circuito amplio de expos interesantes. También estuve en Tieton Exhibition con «Tanka», una pieza en tejido en telar artesanal con una urdimbre de ramio, trama de fibras de chala de maíz extraídas manualmente sobre una base de madera.

Y en el Edmonds Art Festival 2021 presenté «Chunche», hecha con los mismos materiales y técnica, con la que saqué el 2do. premio en la categoría Tridimensional.

 

“Resultó muy interesante escuchar la mirada de gente de otro país sobre costumbres o hábitos que para nosotros son conocidos o hasta naturales.”

 

_Y cómo recibiste el premio de la bienal latina de joyería contemporánea.

_Estoy haciendo cosas que no parecen muy de joyería. Me sorprendió y me encantó. Siempre es lindo que te reconozcan y premien. «Chuspa viajera» es una obra que tiene mucho trabajo. Creo que llegué al punto en que trabajé mucho una cosa y se nota. Cuando logro hacer cosas simples pero bien, me doy cuenta que entendí cómo tengo que trabajar. Me encantó hacerlo, estaba muy contenta con el resultado.

Es una continuidad de «Chuspa para llevar un vacío», una obra que fue parte de un trabajo de revalorización de la chala de maíz como material y como sustrato simbólico. La chala es una parte indiferenciada del rastrojo, un desecho aparente, que invisibilizada protege la tierra y genera energía cuando se la tira en el campo. Crece desde abajo, atraviesa. Creo que somos parte de geografías del expolio, desde tiempos coloniales; botánicos y naturalistas recorrieron el territorio sudamericano clasificando y recopilando plantas y animales que pasaron a convertirse en bienes de intercambio mercantil: el granero del mundo. Hoy, las políticas que exacerban las diferencias socio-económicas transforman a los menos favorecidos en mano de obra barata y precaria. Ser materia prima significa minimizar la educación y el desarrollo. Sin embargo, tejer es construir. Desfibrar un material basto y encontrar la delicadeza de la fibra es escudriñar hasta encontrar el sentido.

Esta la presenté en «Develando lo invisible», una muestra prevista para Melting Point de Valencia pero que por ahora solo se vio en museos de la región de Valparaíso y todavía sigue dando vueltas por Chile.

 

“Desfibrar un material basto y encontrar la delicadeza de la fibra es escudriñar hasta encontrar el sentido.”

 

Crear un significado es un arma poderosa

 

_¿La pieza ganadora es una sucesión de la serie de cestas, en particular, de «Cesta para sostener tu sueño»?

_Sí, se desprendió del proyecto de las cestas, hice un montón, algunas muy pequeñitas. Esa que mencionás es una de tres piezas en la que utilicé la joyería de arte como una forma de resistir. Me resistí a la desesperación haciendo cosas con sentido. Considero que crear un significado es un arma poderosa, porque tener un significado es tener una esperanza. Podés llevar ese significado contigo, en vos podés dárselo a otras personas, podés hacerlo con otras personas.

En joyería contemporánea podés poner en valor materiales humildes y olvidados. Eso es importante para mí, porque vivo en una realidad donde una cuarta parte de la población está por debajo del umbral de la pobreza y todos los recursos son valiosos.

Tejí cestas pequeñas con tiras de hoja de maíz -chala, en lengua quechua-. Separé las fibras de las hojas y quité el exceso con las uñas para obtener un hilo muy fino. El maíz es un cultivo fundador en América. La chala aparece como un elemento de la resistencia latinoamericana.

Con estas recibí New Growth Awards en la categoría Joyería de Arte de la Growth & Evolution International Jewellery Exhibition, la expo de la organización oficial de joyería de arte de Beijing DBC International Designer Space.

 

“En joyería contemporánea podés poner en valor materiales humildes y olvidados”

 

_¿Cómo es «Chuspa viajera»?

_Es una pieza tejida en telar artesanal con una trama en chala de maíz, hilo de papel y de cáñamo con una urdimbre en hilo de nailon y una cuerda de ramio.

Representa eso que llamamos los petates, porque donde sea que voy desenrollo mi petate. Acomodo mis ovillo de hilo, hojas de chala y yuyos que encuentro por ahí. Me siento, tejo y ya estoy en casa, en mi tierra, esté donde esté. Es una obra que me permitió trabajar con lo que tenía y fui separando fibra por fibra, entrecruzándolas despacio, sin pausa, para seguir.

Todas estas tienen eso de contenedor. Las chuspas me encantan, la idea del contenedor que llevás encima y viajás con eso. La viajera es un contenedor al que se le caen las cosas.

Las canastas son un  objeto tan antiguo en el mundo que existen en todas las civilizaciones y cada civilización lo primero que hizo es juntar las manos como para contener, resguardar, llevar la comida, y ese gesto lo podés aplicar para tantas otras cosas no tan tangibles pero que resguardan, por eso me gusta mucho esa imagen que general este objeto.

Me parece que las acciones que permiten estos contenedores son importantes: preservar, guardar, contener, tratar de que no se pierda, que no se rompa lo que sea.

En la III Bienal presenté dos piezas, una terminó pareciendo una casita pero era un alforjita para colgar, es como una cajita cerrada, y la chuspa viajera es abierta, la versión más grande que la anterior «Chuspa para llevar un vacío»

La chuspa es un objeto muy lindo de la cultura andina, algunas con detalles, como pompones, es un objeto muy pequeño, con mucho trabajo. En mi casa de Buenos Aires tengo un montón colgadas, me gustan mucho, siempre me llamaron la atención, porque además te obliga a llevar lo esencial; es como cuando te tenés que abandonar todo de repente y no podés llevar muchas cosas, es para lo imprescindible. Uno anda más liviano por la vida si está con lo esencial.