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Chi' xi: las tres caras de un broche
“La palabra aymara ch’ixi designa a un tipo de tonalidad grisácea. Se trata de un color que por efecto de la distancia se ve gris, pero al acercamos nos percatamos de que está hecho de puntos de color puro: blancos y negros entreverados.
«Un gris jaspeado que manifiesta la potencia de atravesar fronteras y vincular polos opuestos de manera reverberante e indeterminada. Es una entidad que no puede definirse como blanca o negra porque reúne en su ser distintas condiciones”, explica la socióloga boliviana Silvia Rivera Cusicanqui.
A partir de esta idea, el colectivo joyero señala que de esa manera conviven y se expresan. Son Sudakas: Rita Soto, Patricia Iglesias, Valeria Martínez, Yael Olave y Lorena Jarpa, de Chile; Ana Calbucci, Renata Meirelles y Mayumi Okuyama, de Brasil, y Fabiana Gadano y Mabel Pena, de Argentina.
“Creamos en y con las diferencias propias de cada una, no buscamos síntesis ni una expresión que nos unifique. Trabajamos en un magma de particularidades y hacemos de la polaridad nuestro tejido de apoyo y de fricción. Situadas en nuestra condición geográfica y social, aspiramos a la convivencia en la particularidad y apostamos a su potencia generadora de reflexión y crecimiento”.
Puntada que acerca y vincula partes
“Las Sudakas, habitantes del Sur, elegimos el broche como campo de expresión. La metáfora de acercamiento y convivencia que representa, resuena en nuestro cometido de acercar partes, honrar la particularidad y crear, comunitariamente, un espacio y un tiempo. Este objeto de expresión es una puntada que acerca y vincula partes.
“Considerado desde lo funcional, surge en la antigüedad como un objeto utilitario para fijar y sostener paños en la vestimenta. Sin embargo, su constitución no se resuelve solamente como un alfiler que asegura pliegues y prendas de vestir sino que desde sus orígenes se la engalana con ornamentos y atributos de distinción.
“El broche es el umbral que vincula nuestro límite de exterioridad corporal con el entendimiento y el espacio de un otr@. Es un objeto simbólico que actúa como una insignia, una señal que relata acuerdos, afirma pertenencias y crea complicidades”.
Las caras del broche
- «Dūno XIII», de Yael Olave, hecho mediante reciclaje, ensamblaje, construcción y resina con plástico reciclado (bolas de desodorante roll-on y bombillas), bioresina, pigmentos, latón, plata y acero inoxidable.
- «Estratos: Devastación y Humedales I»,de Mabel Pena, hecho mediante cera perdida y técnicas mixtas con bolsas de polietileno recicladas, plata 925, resina, filamento 3D y acero.
- «Incubar 01», Rita Soto Ventura, hecho mediante tejido y micro cestería con crin de caballo, fibra vegetal tampico, acero y topes de goma.
- «Renacer 2», de Valeria Martínez, hecho mediante filigrana y granulación con plata y la aleación de metales japonesa shibuichi.
- «Memoria fragmentada», de Lorena Jarpa Leal, hecho mediante técnicas de experimentación y estampado con acrílico, resina y acero
- «Camada verde», de Ana Calbucci, hecho mediante dibujado con lápiz 3D y pintado manualmente con pan pastel con filamento PETG, filamento TPU, pastel oleoso y plata
- «Entre Nós 16», de Renata Meirelles hecho mediante corte por láser y montaje manual con tejido de fibra sintética, hilo de poliéster y cuentas
- «Intermedio», de Mayumi Okuyama hecho mediante técnicas de fabricación con plata 950 y acero
- «El susurro del viento», de Patricia Iglesias Scepanovic hecho mediante tejido a crochet, costura y bordado con algodón, lana y acero inoxidable.
- «Umbrales I», de Fabiana Gadano, hecho mediante teñido, construcción, patinado y remachado con plástico PET reciclado de botellas, resina epoxi, alpaca y acero quirúrgico.