El Banquete

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El Banquete

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“El banquete, desde tiempos inmemoriales, ha sido un espacio de encuentro donde se cruzan cuerpos, ideas y emociones. Es en esta confluencia donde la celebración se transforma en un acto de creación y comunión. Esta muestra de joyería contemporánea se erige como una alegoría de ese banquete, un lugar donde lo diverso se encuentra no para asimilarse, sino para dialogar, resonar y enriquecerse mutuamente”, dice Laura Egea, curadora de «El Banquete», muestra de 14 joyeros contemporáneos de Córdoba y Buenos Aires que se estrena esta tarde en la Galería Francisco Vidal de la Casa de Córdoba, Av. Callao 332.

“En un mundo que tiende a fragmentarse, la reunión en torno a una mesa común adquiere una dimensión simbólica. Aquí, la diversidad de voces, técnicas y materiales no es una dispersión, sino una orquesta polifónica que resuena en armonía. Cada joya es una manifestación de la singularidad, una expresión única que, al colocarse junto a las demás, enriquece y amplifica su propio significado”, agrega la artista joyera.

“El banquete platónico, con su búsqueda del amor y la verdad a través de la palabra, se transfigura en esta muestra en un diálogo silencioso, donde la materialidad de las piezas articula una conversación profunda. Las joyas, con su capacidad de mediar entre el cuerpo y el mundo, se convierten en los portavoces de un discurso colectivo que celebra tanto la individualidad como la interconexión. No es solo el adorno, sino el acto de crear, lo que une a las artistas en esta celebración.

Lo festivo, como acto de unión, se convierte en una reflexión sobre la capacidad del arte para reunirnos en torno a un ideal común: el amor por la creación y la belleza. En esta comunión de formas, se reconoce que la riqueza del banquete reside precisamente en la diversidad de sus platos, en la multiplicidad de sabores que, al unirse, conforman una experiencia única”, destaca.

“Así, esta muestra no es solo un despliegue de joyas, sino una invitación a reflexionar sobre la esencia del encuentro y la celebración. Es un banquete de formas y conceptos, donde la pluralidad no es solo una característica, sino la base sobre la cual se construye una narrativa colectiva que nos invita a reconocer en la diferencia, no una barrera, sino un puente hacia la comprensión mutua y la creación compartida”.

Participan Cecilia Kesman, Coty Nolé, Andrea Libovich, Andrea Zenobi, Lucas Pinto dos Santos, Danilo Villacorta, Carolina Moya, Marisa Kesman, Gerardo Domínguez, Nou Chaguri y Laura Egea, por Córdoba, y Roxana Casale, Vicky Biagiola y Barbara D´Ambra, por Buenos Aires.

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Joya sonora

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Lutería y joyería unidas de la mano de la artista Laura Egea


Choker de cuero con incrustaciones de alfileres que tienen la cabeza de vidrio dispuestos con diferentes separaciones y alturas, para obtener sonidos graves y agudos, y para variar el rebote de las ondas sonoras.


Laura Egea, la ganadora de BJW

Apuntes | Notas

Es muy importante tener una personalidad creativa enriquecida


Entrevista a Laura Egea

Por Delia Alicia Piña

 

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Inquieta, curiosa, incansablemente estudiosa, amante y obsesiva de los procesos creativos. Aunque lleva un par de premios y distinciones en su haber reconoce que su carrera como joyera está empezando.

La cordobesa Laura Egea acaba de obtener el primer premio de Brazil Jewelry Week con una pieza que dejó “madurar y evolucionar” por años hasta que decidió volver a trabajarla y presentarla en diversos eventos sucedidos este año en  Madrid, Buenos Aires y en la reciente semana de la joyería realizada en San Pablo.

Dice que le encanta emprender, observar y explorar procesos con nuevas materialidades y técnicas. La libertad que tienen los artistas plásticos para crear fue tema de investigación de su maestría, a partir del cual definió 100 herramientas, muchas de las cuales aplica a la joyería.

Sostiene que el estudio intensivo es fundamental y que no se puede hacer o crear sin experimentar e investigar. Cuenta que sigue un orden y sistematización para enfocarse, y se define como metódica y algo obsesiva, aunque en su vida es bastante descontracturada.

Alfileres, porcelana, sales, algunos de los materiales con que consigue innovar y llamar la atención. Qué hace, cómo trabaja, porque se retroalimenta con diversos proyectos que lleva adelante a la vez. Sus principios clave.


_Volviste con todo. Un año con muchas presentaciones y reconocimientos: primero seleccionada para la V Muestra de Orfebrería Contemporánea de Madrid; luego seleccionada para el concurso Diseño Emergente de Puro Diseño, y ahora ganadora de Brazil Jewelry Week. ¿Estas postulaciones buscaron proyectar tu trabajo en el ámbito nacional e internacional? 

_Sí y además AMHE, con la que estuve a full porque construir y consolidar una marca lleva mucho tiempo. Por eso también puse en pausa a mi trabajo de arquitecta. Tuvimos (con sus socias de marca) un trabajo de coaching, con un acompañamiento reflexivo por el que nos dimos cuenta la importancia de no perder la identidad que da el desarrollo personal. Entonces, me puse a trabajar de lleno en mi propuesta de joyería y me presenté.

Es curioso porque a los seis meses después del Premio MAD en 2017 trabajé sobre una propuesta en bronce y elásticos -con la que en su momento me presenté también al concurso Diseño Emergente-, luego me tomé una pausa y ahora sí, volví a exponer mi trabajo. Pero en realidad, no me retiré del todo o solo del ámbito expositivo o público porque estuve haciendo exploraciones con alfileres de acero ya en septiembre de ese mismo año.

Entonces arranqué con varios proyectos a la vez: con las barras de bronce, con los alfileres y la porcelana, siempre con la idea de trabajar la materia y ver su respuesta en un proceso es mi pasión. Me encanta emprender, observar e investigar procesos con nuevas materialidades y nuevas técnicas es lo que más me interesa.

Volví a la joyería con la marca en el 2020 junto con Carolina Moya y Marisa Kesman, como ya contamos en LJdeA, A fines del año último reanudé mi proyecto de «Joya topográfica», con un collar y anillo, me presenté al concurso de Madrid y quedé seleccionada.

Lo bueno de trabajar en un colectivo y potenciarse con colegas es que te incentivan a trabajar y proyectarte, porque fueron ellas las que me anoticiaron sobre esa oportunidad. Nuestra intención desde el principio de AMHE, cuando éramos cuatro, era no perder nuestra individualidad como artistas, repito, y eso es lo interesante: que cada uno sume con lo suyo.

La retomé este año entonces y estuve madurando esa técnica que fue decantando y creciendo porque al pasar varios años le sume otros conocimientos adquiridos; estuve cinco años haciendo esa investigación.

 

“Trabajar la materia y ver su respuesta en un proceso es mi pasión”.

 

Trabajo de investigación

 

_¿Qué conocimientos?

_Hay mucho de mi quehacer que me ayudó a crecer, como ser profesora de Morfología de Arquitectura de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad Nacional de Córdoba, una materia en la que trabajamos en investigación por eso digo que es como un laboratorio. Si bien lo llevamos a lo espacial tiene mucho de indagación, lo cual además también está atado a mi trabajo de la maestría de Diseño en Procesos Innovativos de la Universidad Católica de Córdoba con un proyecto sobre Procesos de Diseño e Innovación para Creativos.

Es decir, todo este trabajo de investigación hizo que ese proyecto inicial haya evolucionado a punto de ser distinguido con una selección en la V Muestra de Orfebrería Contemporánea de Madrid de febrero último.

Mucho antes estudié arquitectura en la FAUD en la Universidad Nacional de Córdoba, y joyería en el taller escuela Caelum de Cecilia Richard, donde además hice varios workshops con Pilar Cotter, Silvina Romero y Gustavo Paradiso.

 

“Todo mi trabajo de investigación hizo que ese proyecto inicial haya evolucionado a punto de ser distinguido.”

 

_¿En qué consistió esa investigación de cinco años?

_Estudié los procesos creativos de artistas plásticos contemporáneos y construí 100 herramientas para trasladarlas a cualquier proceso de ideación de un creativo. Lo presentado en esos tres eventos por los que me consultabas es el resultado de ese estudio sostenido.

Vengo de una formación con base en la arquitectura, muy creativa pero que tiene un programa duro con el que tenés que responder y ajustarte a las condiciones que pide un cliente, por ejemplo. En cambio, a partir de mi gusto por el arte contemporáneo que veía en distintos viajes, observaba que los artistas tenían ciertas libertades y ese fue mi punto de partida.

Los artistas siempre fueron punta de lanza de lo que después pasa en otras áreas creativas, por esta hipótesis mía de que tienen mayor juego de acción. Analicé las circunstancias y respuestas de distintos artistas, y fue un gran desafío armas esas herramientas. Las uso mucho, también con la marca.

 

“Los artistas siempre fueron punta de lanza den lo que después pasa en otras áreas creativas.”

 

_¿Cuáles son las principales que aplicás en joyería contemporánea?

_Cuando uno tiene ciertas limitaciones está comprobado que se despierta lo creativo porque tenés que responder de todos modos. En un momento, no tenía montado un taller aunque me había comprado todas las herramientas, y resultó un desafío armar una joya sin tener que soldar, por ejemplo. Entonces empecé a buscar alternativas y surgió ese collar de barras de bronce atadas con gomas elásticas. Así una limitación que se transforma en un potencial para desarrollar y despertar la creatividad. Y es apasionante.

El llevar algo cotidiano o un elemento doméstico y ubicarlo en un lugar de objeto precioso, de joya es otro de mis principios; es lo que hago con el uso de alfileres. De acuerdo a su disposición y organización se transforman. De hecho la porcelana y los alfileres tienen una reminiscencia escolar y llevarlos a una posición de joya también es un desafío que cumple con ese principio.

Tomar técnicas propias de otra actividad, llevarlas o transformarlas para otro quehacer no pensado. Eso es innovador porque supone cambios, ajustes en esa adaptación técnica.

Y, sobre todo, buscar el límite del material. Kant planteaba que no le podés obligar a la materia que sea lo que no es, que se comporte de otra manera; es muy de diseñador imponerle a la materia algo que no quiere ser. Explorar, indagar y llevar al punto de entender el material, qué posibilidades tiene, hasta dónde podés llegar y no forzarlo. Y esta herramienta o idea fue un reto que apliqué a la porcelana porque tuve que encontrar el punto adecuado porque si la trabajaba muy blanda no sale y si ya tiene dureza los alfileres que pinchás se salen. Encontrar la posibilidad adecuada se dio en un proceso.

Como parte de «Joya topográfica», este año hice una pieza muy grande, un pectoral, en el que usé 102 mil alfileres Realizarlo, también fue una de las peleas que di porque en un principio no sabía cómo se iba a comportar el material, si iba a reaccionar con contracción, si respondía según la humedad, entre otros factores que aún estudio.

Esto mismo me pasa en el laboratorio que monté para exploración química de sales que evalúo para ver cómo responde con otros materiales, si van mejor con metal, con sogas vegetales o sintéticas, y en un ensayo de prueba y error que estudio, saco conclusiones que aplico de manera intencionada. Por eso, el estudio intensivo es clave, no se puede hacer o crear sin indagación científica me apasiona especialmente experimentar y estudiar. Esta y es una de las principales herramientas por las que me consultás.

Tomar otras cosas de otras áreas también es una herramienta o principio clave. Reconozco que tengo la habilidad de estudiar y detectar técnicas que me sirvan para la joyería, como estos métodos químicos que realizo e implica estar atenta a proporción, temperatura y tiempo, por ejemplo.

 

“Tengo la habilidad de estudiar y detectar técnicas que me sirvan para la joyería.”

 

_¿Cómo es tu proceso de creación de joyería?

_Se da con la materia. Es cierto que en un proceso de ensayo y error a veces uno va manipulando en función el interés al que quiere llegar. Estoy tratando de entregarme al proceso pero si estar atenta y observar para después aplicar lo que orgánicamente se da.

Sigo un orden y sistematización para enfocarme, soy metódica y parezco una obse, aunque en mi vida soy lo más descontracturada.

Me reconozco como una persona ansiosa pero todos los procesos que hago en la joyería son todo lo contrario, por ejemplo, colocando de 12mil a más de 100mil alfileres en diversas piezas. O incluso el tiempo que me llevaron los cristales. Es que canalizo mucho a través de la joyería. La tomo como una forma de meditación, como un mantra.

“Canalizo mucho a través de la joyería. Lo tomo como una forma de meditación, como un mantra”.

_¿Te gusta el multitasking, sos capaz de realizar varias tareas de forma simultánea?

_Me encanta y lo sostengo. Me lleva un largo período la primera parte de exploración porque me tomo el tiempo necesario y por eso arranco con anticipación. Mientras una tarea o proyecto va por un lado, empiezo otra que va por un camino diferente y es lo que se va a venir, tal vez, complementario de la anterior o no. Y lo hago por una cuestión personal, porque me enriquece y porque advertí que está comprobado que las ideas necesitan de un tiempo de decantación, de descanso para luego volver a retomarlas. Es que tengo esa sed o ganas de seguir indagando, además de que a veces me da curiosidad las cosas distintas.

Soy de ir cambiando pero he aprendido que es necesario darle tiempo a las cosas y procesos para que maduren, se expresen. Con los alfileres, por ejemplo, tengo un universo por estudiar impresionante. Le cambié la escala porque primero lo hacía con eslabones chicos que se iban conectando, ahora estoy haciendo piezas monolíticas y grandes, una de las cuales lleva ciento de miles de alfileres, una cantidad inusitada, con la que trabajo en determinadas condiciones climáticas que influyen, como la humedad, que genera cierto movimiento.

El de los alfileres es un experimento curioso porque en apariencia parece una pieza viva, con movimiento pero no. En la feria Puro Diseño, muchos visitantes se acercaban y pedían tocar las piezas porque parecía que se movían. Pero, en realidad, mi pretensión es  congelar el movimiento en un instante. Me inspiré en los paisajes de pastizales que se mueven con el viento, muchos lo ven con cierta reminiscencia marina y puede ser porque hace unos meses estuve haciendo snorkel y el movimiento de los corales me hizo acordar a mis piezas de alfileres. Tienen cierto aspecto orgánico a pesar de la rigidez del alfiler y su textura fría.

No paro de descubrir. Al hacer una producción fotográfica advertí que la pieza parece que se enciende a trasluz, porque la porcelana blanca es traslúcida y se empiezan a observar aspectos que a simple vista no se ven, como si estuviera bajo el microscopio. Esta observación de la luz me viene de la arquitectura, porque tenemos toda una relación con la luz ya que la entendemos como una materialidad más. Cuando empecé a detenerme en este aspecto, pensé en todo lo que se puede sacar de eso. Ahora adquirí porcelana negra y de color, alfileres con punta de vidrio de color para seguir probando. Tengo mucho por hacer.

 

“Soy de ir cambiando pero he aprendido que es necesario darle tiempo a las cosas y procesos para que maduren, se expresen”.

 

Mucho por hacer

 

_¿Por qué alfileres?

_No recuerdo exactamente cómo llegué a ellos. Sí tengo presente una de las primeras piezas en la que los probé, era una banda de porcelana en forma de óvalo al que le clavé alfileres parados y parecía como si te estuvieran pinchando pero en realidad eran las cabezas de los alfileres. Una pieza de líneas arquitectónicas simples con la que empecé. Así, me di cuenta la posibilidad que tenía la porcelana y la empecé a manipular de manera distinta a la convencional. Lo último, que vuelvo a resaltar, es cómo se comporta ante la luz.

Lo interesante es que en el hacer es cuando se pueden sacar conclusiones. Me di cuenta que podía construir a partir de distintas direcciones, presiones y separaciones en superficies cual territorios que se mueven y eso fue un flash. Esto me llevó a pensar en ese juego de niña que tenía alfileres como clavos en el que ponías la mano o la cara y copiabas la forma. Estudiando inglés en Londres, en su momento, descubrí una tienda con juegos de este tipo que compré y que hasta hoy pruebo, porque me gusta lo lúdico y descubrir sistemas y funcionamientos.

 

“En el hacer es cuando se pueden sacar conclusiones”.

 

_¿Qué técnicas de joyería aplicaste en este proceso de años?

_De joyería tradicional no. La primera pieza de esta serie sobre la que charlamos tenía un mecanismo de unión y era articulada. En el camino de entender el material, como cada uno tiene su sistema de articulación o de vínculos, me fui dando cuenta qué método podía aplicar o cuál era más adecuado para lo que pretendía.

En el ejercicio de la arquitectura -que llevé adelante hasta el año pasado y que dejé en suspenso por la marca-, la docencia y la joyería, una disciplina alimentaba a la otra. La arquitectura a la joyería y, viceversa, los vínculos y sistemas joyeriles los quería aplicar a una obra en construcción en una retroalimentación súper interesante.

Creo que hoy vale la interdisciplina y ya no va a haber más compartimentos estancos entre las actividades creativas, sobre todo. Eso de que sos arquitecto, joyero, son definiciones que van a caer en desuso porque hay una mixtura sin límites, solo se sostienen como referencia.

Bueno, valga la presentación, el escritor, antropólogo y crítico cultural Néstor García Canclini planteó en el congreso de la reciente III Bienal Córdoba Ciudad Diseño que las fronteras entre el diseño, el arte y la artesanía se están borrando y son cada vez más porosas a punto tal que esos límites van a tender a desaparecer. Estoy convencida de esto, ya que esa mixtura la experimenté en este trabajo.

Volviendo a tu pregunta de la aplicación de técnicas en la obra de alfileres y porcelana, comprobé que la porcelana es un material blando, maleable y, tal como el hormigón tiene un crecimiento continuo y no tiene esa posibilidad de poder ser cortado y articulado, por eso tuve que dominarlo y seguir su crecimiento nato y orgánico con el fin de que me responda. Todo un desafío para la actual pieza monolítica; el camino más fácil hubiese sido dividirlo porque así serían piezas más chicas y controlables porque cuando el material se endurece no hay vuelta atrás.

Es decir, son piezas que no tienen una técnica de joyería clásica, pero sí esa cierta adaptación al cuerpo que tiene la joya. Quiero empezar a estudiar cómo adaptar desde el punto de vista físico o ergonómico esa cara lisa de la pieza al cuerpo, aprovechando que es un material que puedo modelar, para que el collar se lleve mejor con la forma de la clavícula, por ejemplo.

“Hoy vale la interdisciplina y ya no va a haber más compartimentos estancos entre las actividades creativas.”

_¿Cómo llegaste a Brazil Jewelry Week?

_En abril supimos de este ciclo y con mis socias coincidimos en que teníamos que ir porque nos dimos cuenta que era importante poner un pie en este territorio de la joyería latinoamericana. Desde entonces pasaron muchas cosas en nuestros respectivos quehaceres personales y con la marca, como la reciente participación en el pop up de Curatoria y el atrevimiento de tocar el timbre en Kallalith y lograr estar. En el medio, Ceci Kesman nos recordó el plazo de BJW, nos contactamos con Roxana Casale cuyo compromiso es destacable, nos informó y ayudó de manera muy empática.

 

Ganadora de la semana de joyería brasileña

 

La semana de Brasil se nota que es un evento muy pensado que acompaña a todo un movimiento latino. A veces muchos joyeros tienen esa intención y hasta pretensión de mirar hacia Europa, pero considero que es mucho mejor e importante consolidar esta ola tan fuerte y es un momento espectacular para  ayudar a construir porque están pasando cosas importantes en la joyería local. Basta con ver mi Córdoba natal, donde es impresionante cómo se extiende un polo joyero que se formó en los últimos cuatro o cinco años.

En otras ciudades de Latinoamérica hay mucha efervescencia y está buenísimo poder estar, participar y hacer presencia y, sobre todo, insisto, formar parte de la construcción y ser un eslabón en el que uno puede aportar.

Es que, en lo personal no solo me interesa mucho el proceso de construcción de las piezas sino también el proceso de reflexión y crítica del quehacer joyero que se da en su propio proceso de consolidación en la región. Este es relativamente nuevo en relación a otras artes, por eso hay mucho por hacer y armar entre todos. Me interesó mucho que incluyera un simposio con la participación de embajadores procedentes de los principales países latinoamericanos, resulto un espectáculo enriquecedor como, por ejemplo, la mirada filosófica de Carmen Tapia aplicada a la joyería

No solo fue una experiencia estética alucinante sino también una vivencia con discusiones, críticas y cuestionamientos para poder crecer. Creo que desde la pregunta, aunque no se llegue a todas las respuestas, uno puede ir abordando diversos resultados y generar nuevas preguntas hasta esas que resultan incómodas.

De lo positivo e impensado que generó la virtualidad, como la posibilidad de grupos de estudios con maestros que antes parecían inaccesibles por la distancia, pasamos a encuentros de este tipo en el que se dio un intercambio súper interesante.

Siento que en mi vida hay muchos momentos mágicos, como guiada por ángeles. En marzo último tuvimos la oportunidad de encontrarnos con Luis Acosta, en su paso por Córdoba, y le preguntamos qué nos recomendaba para continuar con nuestro proceso de formación, que para mí es muy importante, y nos dijo que teníamos que hacer algo con Jorge Manilla. Lo acabamos de conocer y quedamos en contacto.

Otro ángel o persona clave que me ha marcado en este camino de la joyería es María Medici, con quien volví a tener la oportunidad de encontrarme durante Puro Diseño. Esa experiencia de tutoría para el concurso del Premio Moda Arte y Diseño, que organizaba el Museo de Arte Decorativo, fue decisivo en mi carrera: valoro mucho la mirada constante y la palabra justa de María.

Cuando le mostré mi proyecto de «PoliPéras» me destacó que la funcionalidad era lo más importante pero que debía convertirse en una pieza multifunción. Ella me ayudó a romper con muchos paradigmas.

Me señaló que era importante conocer y hacer para poder resolver y encontrar posibles soluciones; que lo importante para un diseñador o creativo era indagar en esas nuevas posibilidades, y ese concepto en ese momento de transición en la joyería hizo que me  explotara la cabeza. Esto fue horas antes de regresar a Córdoba -ya que cuando me enteré de mi selección a MAD estaba en Buenos Aires- e incentivada por sus palabras en ese vuelo logré empezar a resolver la multifunción de esa pieza; y eso no me había pasado antes. Por eso, estoy sumamente agradecida con el consejo y seguimiento de María Medici.

En este último tiempo también me encontré y conocí  a muchos joyeros que admiraba, como a Luz Arias que fue la curadora del concurso Diseño Emergente, quien destacó mi representatividad de la joyería contemporánea en ese encuentro y esa distinción me emocionó.

Y qué decir de las embajadoras de BJW, de Jorge Manilla y de Chrissie Barban, súper agradecida de que se hayan atrevido a idear, pensar y materializar un ciclo que reunió la obra de tantos joyeros latinoamericanos.

Se generó una red y una conexión impresionante. Una comunidad con miembros de países con una estructura y problemáticas similares que se juntaron para verse y analizarse y relanzarse como colectivo, por ejemplo, en lo que respecta al valor económico del trabajo y a la especialización. En Brasil había que estar y dijeron presentes 12 firmas argentinas. 

 

“Se generó una red y una conexión impresionante. Una comunidad con miembros de países con una estructura y problemáticas similares que se juntaron para verse y analizarse y relanzarse como colectivo”

 

_¿Qué creés que ven y destacan de tu trabajo?

_En estos encuentros puede observar las reacciones, tanto de estos especialistas que tienen una mirada especializada como del público en general.

Creo que lo mío llama mucho la atención porque tiene una cuestión muy háptica, que te relaciona a través de la percepción del tacto y genera una necesidad pospandémica casi irrefrenable de querer tocar.

Y me valoran mucho la opción de un material tan cotidiano como inusual y su puesta en obra que aparenta un movimiento que no es tal sino que está congelado.

Todas las piezas exhibidas me demandaron mucha energía y tenía un fuerte apego, me costaba desprenderme. En la feria aprendí a soltarlas, en particular, una obra con un pequeño universo portable que resolví con un imán y una chapa de acero inoxidable pulida a espejo que llevaba y terminé por regalársela a Luz Arias por la emoción que le causaba. Fue todo un acto de despojo al que no estaba acostumbrada y me sirvió para la feria de Brasil. Entendí que una pieza lleva una elaboración y una construcción que terminada ya no me pertenece más. Aprendí a soltar.

Muchas cosas que vi en Puro Diseño -donde vi la oportunidad de también mostrar mi trabajo ante el público de Argentina y, además, pude tener una visualización o respuesta en mi país- las pude pulir, mejorar o ampliar para BJW. Descubrí que muchos querían llevarse algo de ese trabajo y, como tenía piezas grandes, más bien escultóricas, traté de cambiar la escala y buscar otras formas para que pudieran llevárselas con mayor uso. Hice anillos más chicos, broches también más pequeños y dijes.

 

“Todas las piezas exhibidas me demandaron mucha energía y tenía un fuerte apego, me costaba desprenderme. En la feria aprendí a soltarlas.”

 

_¿Consciente de la mirada del otro, ¿cómo presentás o describís la joyería que hacés?

_Soy una curiosa y me gusta pensar y decir que lo que tengo es un laboratorio de joyería. Más allá de mi trabajo inicial en metales, como todos, con la interrelación entre el bronce y los elásticos, la porcelana, con la reconversión de los alfileres o con la generación de cristales hay una exploración creativa que hoy es en forma de joya.

Me define ese afán por investigar los procesos de diversas materialidades y la decisión de llevar un elemento cotidiano a la posición de joya contemporánea.

Y advierto que esto lo sostengo desde «PoliPéras», donde había una clara indagación en el uso. Por esto, también me interesa trabajar y jugar mucho sobre las funciones de una pieza. Esto hace a la caracterización contemporánea de mis joyas.

 

“Me define ese afán por investigar los procesos de diversas materialidades y la decisión de llevar un elemento cotidiano a la posición de joya contemporánea.”

 

_De «PoliPéras» llamó la atención el cuidado y minucioso sistema de encastre y sus funciones, el llevar el espacio de un museo a un objeto, las sugerencias de aplicaciones y hasta con un instructivo. ¿La organización, sistematización y funcionalidad son importantes en tu joyería?

_Sí, en ese momento estaba muy marcada por mi formación de arquitecta, sobre todo cómo mostré y conté ese proyecto. Esa pieza la resolví primero en 2D, es decir, con una planimetría de por medio.

Ese manual de uso es una herramienta que aplico mucho con mis alumnos de la facultad; les pido un manual de cómo usar el sistema que proponen, lo cual creo que es revelador y definitorio porque previamente están obligados a resolver muy bien el proyecto para luego poder explicarle al otro cómo se aplica.

Un manual de instrucciones ayuda a ordenar las ideas y a poder comunicarlas para que el otro pueda apropiarse y hacerse cargo. Es un excelente aprendizaje; lo fue para mí y por eso lo transmito.

También, en la facultad usamos mucho la herramienta del diagrama -una pieza gráfica abstracta, como mapas, que permiten muchas lecturas o posibilidades- que plantea el arquitecto español Federico Soriano, y de alguna manera la llevé a la joyería para presentar mis piezas. Tengo una tarjeta con un diagrama de puntos con un orden determinado que representa mi serie «Territorios» y luego hice un video en el que fusioné ese diagrama con las piezas que se van transformando. Así, estoy mezclando continuamente lo que trabajo en una y otra área de competencia, y enriquece miradas, por ejemplo el paso del 2D al 3D.

Y se da otra de las herramientas sobre las que charlamos que es la de cambiarle el soporte a una obra y que todos terminen por completarla. Esto de los soportes que completan la obra lo charle con Vicky Biagiola, otra de las ganadoras de BJW, cuya producción fotográfica de, por ejemplo, el brazalete «Grito Sudamericano» terminó por potenciarlo.

No es solo una joya en sí. La joya es el resultado de un proceso con un montón de elementos. Por eso me interesa lo que pasa en el medio: la indagación, el ensayo, la interrelación, el intercambio de soportes. El pensar este tipo de procedimientos aplicados a la joyería me apasiona.

Por esta experiencia del ida y vuelta entre el estudio y la joyería o entre la arquitectura y la joyería es que me atravesó y vuelvo a destacar el planteo de Canclini sobre ese beneficioso desdibujo de los límites entre las disciplinas artísticas.

 

“La joya es el resultado de un proceso con un montón de elementos. Por eso me interesa lo que pasa en el medio: la indagación, el ensayo, la interrelación, el intercambio de soportes.”

 

Eje conductor

 

_¿Con esta diversificación de propuestas, ¿cuál es el eje conductor de tu trabajo?

_El trabajo con la materia. Explorar esa diversidad de materialidades, ver nuevos modos de uso, indagar en lo que quiere ser y su límite y el manejo de lo lúdico. Esto tiene que ver con mi personalidad creativa.

Soy curiosa, viajera, me alimento mucho de muestras de arte, cine, música, me encanta la ópera. Cuanto uno más consume, ve y nutre esa personalidad creativa y termino por hacer esas conexiones en el cerebro que ni siquiera puedo rastrear o saber cómo surgieron y hasta me sorprendo yo misma; por eso es muy importante tener una personalidad creativa enriquecida, la cual trato de desarrollarla mucho.

En San Pablo, aproveché para ver obras de la arquitecta italo-brasileña Lina Bo Bardi, representativa del Movimiento Moderno, no podía no hacerlo; un imperativo ver in situ obras que vi en libros y estudié, como el centro cultural de Pompéia con esos puentes alucinantes que me emocionaron. Me escapé a probar la comida de autor de los chef Helena Rizzo y Willem Vendeven en el restaurante Maní, imperdible. Un mix inevitable que se me cuela por todos lados.

Son importantes también los espacios de intercambio en los que la sociología, la antropología y la filosofía terminan de dar sustento a esas exploraciones personales, como querer congelar el movimiento o detener el tiempo después de una pandemia es para indagar.

La vida es un instante y después de lo que nos pasó pienso en cómo hago para conservar los buenos momentos; la fotografía es una forma de congelar un instante pero hacerlo a través de la joyería es todo un desafío. Todos éstos son cuestionamientos que me inquietan y apasionan y los llevo a mi obra. La temporalidad también es un tema presente en el manejo de los cristales, por ejemplo, cuya siembra me llevó casi dos meses, en un tipo de sal.

Lo háptico también es un tema que siempre me interesó, que se expone muy bien en el libro “Los ojos de la piel”, una obra clave del arquitecto finlandés Juhani Pallasmaa que siempre llevo conmigo y trato de deshojarlo, lo mismo que “La mano que piensa, en el que plantea lo del diagrama que mencionaba.

Toda esta formación sin duda influye en mi trabajo. La clave está también es estar atento porque cuando uno busca termina por encontrar otras cosas que son igualmente interesante. 

 

“Explorar esa diversidad de materialidades, ver nuevos modos de uso, indagar en lo que quiere ser y su límite, y el manejo de lo lúdico. Esto tiene que ver con mi personalidad creativa”

 

_Llama la atención tu capacidad de absorber o diversificar. 

_Yo antes la sufría porque hacía mucho a la vez y permanentemente me pedían que me focalice. Ahora es un potencial porque logré encauzar mis inquietudes, armar canales y ordenarlos. Cuando era chica hasta me puse a estudiar sobre zapatos entre otras tantas cosas; me cuestionaban luego que era arquitecta y que hacía en otra o en muchas cosas a la vez; lo vivía mal porque eso me llevaba a pensar que no terminaba haciendo o hasta siendo algo, pero me estaba construyendo… hasta que logré ordenarme, hacer una bajada y síntesis. También ahora tengo la madurez para hacer estas transferencias. Sin embargo, creo que de alguna manera me adelanté a lo que hoy es y seguirá siendo valorado. 

 

“Ahora tengo la madurez para hacer estas transferencias”

 

_¿Proyectos? 

_Me gané una beca del Fondo Nacional de las Artes para trabajar con la cristalización química de sales aplicada a la joyería que mencionaba y fue un incentivo para retomar ese proyecto y continuar explorando.

Me gustaría trabajar sobre joyas efímeras, por ejemplo, se me ocurre probar con hielo y ver cuáles serán los resultados. Es que me encanta lo gastronómico, hice un curso durante ocho años y descubrí que la cocina también es un proceso creativo. En un documental de Jeff Table se explicaba cómo había diseñado un postre y advertí lo fabuloso que es la complejidad que hay detrás de un plato.

Tengo muchas ideas, veré en qué me enfoco, sí quiero que Jorge Manilla venga a Córdoba porque es muy pedido y esperado. Y como soy partidaria de crear redes para que todos sumen -hay espacio para todos y cada uno hace cosas distintas, veremos cómo nos asociamos y reunimos para ayudarnos y potenciarnos.

Se abrirá una Licenciatura en Diseño en la universidad Católica, a la que fui convocada como docente. Una propuesta que se alinea con mi pensamiento de que los diseñadores no estarán más encasillados en una disciplina, porque si se logra resolver o encontrar respuestas a problemáticas de diseño después se puede aplicar a cualquier cosa, de una tarjeta, una cerámica o una joya o lo que sea.

Volví a quedar seleccionada para la misma muestra de Madrid, pero veré como lo manejo porque me demanda mucha energía y quiero poner el acento en el trabajo de obra. 

 

“Soy partidaria de crear redes para que todos sumen, veremos cómo nos asociamos y reunimos para ayudarnos y potenciarnos”


Laura Egea, primer premio de Brazil Jewelry Week

La arquitecta y joyera contemporánea cordobesa ganó la 4a. edición de BJW


«Territorios» está hecha en porcelana fría con incrustaciones de alfileres acero bañados en plata.


AMHE, joyería de diseño

Apuntes | Notas

Hacemos joyería de diseño brutalista, puro y lúdico


AMHE, nueva firma de diseño

AMHE-Laura-Egea-Carolina-Moya-Marisa-Kesman

AMHE es la marca de joyería de las diseñadoras cordobesas Laura Egea, Carolina Moya y Marisa Kesman.

Una es arquitecta, la otra es comunicadora social y la tercera es escultora, quienes se especializaron en Espacio Caelum, el taller escuela de joyería contemporánea de Cecilia Richard.

Con una fusión interdisciplinaria, crearon una nueva marca que se juega por piezas de diseño único. Un proyecto de siete meses que se define a través de joyas metálicas, lúdicas, intercambiables, sin género ni edad.

De su Córdoba natal, se proyecta en Buenos Aires y ya consiguió poner un pie en Nueva York.

Su proceso creativo. Cómo sus piezas resignifican viejos elementos de ferretería, entre otros; por qué son funcionales, y de qué manera se intercambian. La experiencia de compra que ofrecen. Y sus planes a futuro.


Brutalista, lúdica y de aspecto industrial. Así es AMHE, la nueva firma de las joyeras cordobesas Laura Egea, Carolina Moya y Marisa Kesman, que se juegan por piezas de diseño único que seducen.

Una apuesta exitosa que en siete meses se consolidó con una clara identidad: joyas metálicas, funcionales, sin género ni edad, que ya se proyecta en Buenos Aires y consiguió poner un pie en Nueva York.

Ellas se conocieron en Espacio Caelum, el taller escuela de la maestra Cecilia Richard, durante un workshop de la española Pilar Cotter en la especialidad de porcelana aplicada a la joyería.

Luego siguieron cursando juntas hasta que tras el aislamiento duro por la pandemia, en julio de 2020, se encontraron y se plantearon la posibilidad de hacer algo de joyería. “Le buscamos nombre al proyecto antes de armarlo de manera precisa; sin embargo, desde entonces, no paramos de reunirnos periódicamente para definirlo y de manera progresiva terminamos por dedicarnos a full”, cuentan.

AMHE es un juego de letras que surgió en una lluvia de ideas asociadas al amor, amé, querer, entre otras, en alusión a la pasión que les despierta la joyería. “Estuvimos un año y medio trabajando en el proceso creativo, maquetando mucho, definiendo conceptos y sentando las bases de la marca. Hicimos varios workshops de capacitación y salimos al mercado en noviembre último”.

Desafío conjunto

Reconocen que fue un desafío hacer joyería en grupo porque es un trabajo individual, bastante solitario, además cada una tiene su línea, estilo y una disciplina o profesión diferente: Laura es arquitecta, Carolina es licenciada en comunicación y Marisa Kesman, docente y escultora.

Sin embargo demuestran que lograron un trabajo cien por ciento artesanal, ya que “pasa por las manos de las tres con un buen aprovechamiento de los materiales y los recursos y para poner énfasis en las terminaciones”.  Forman parte de su equipo parte de su equipo de trabajo, que resulta ser un team femenino, quienes hacen el baño y algo de grabado.

Puntualizan en que pasaron por un gran proceso de aprendizaje que “llevó su tiempo porque el diseño necesita de cierta decantación para terminar de resolverse. Definido, se hizo y hace una muestra que se prueba para ver si la joya es cómoda o  pesada; es decir, se lleva la pieza al extremo en todas sus posibilidades de uso para ver si queda bien y se puede sacar, mostrar y presentar”.

Sistematizan el proceso, admiten, pero tienen mucho trabajo y estudio previo. “Están pensados y estudiados todos los detalles del diseño y construcción de la pieza. Así aprovechamos los materiales al máximo para lograr el menor desperdicio posible”.

El trabajo en conjunto fluyó muy bien porque descubrimos la fortaleza de cada una, qué podíamos sumar y así nos complementamos justo. Aprendimos la principal enseñanza de la pandemia: de las situaciones se sale colectivamente construyendo juntos.

“AMHE es un híbrido, resultado del aporte que cada una da desde su disciplina madre, con modos de pensar, hacer y resolver propios”, comentan.

Suma de las partes

Marisa Kesman es docente y tiene una mirada más artística porque le gusta mucho la escultura. Estudió joyería contemporánea con la intención de hacer piezas a escala. Trabaja en plata y cobre, y en otros materiales para piezas de aspecto escultórico. Como todas, en Caelum también realizó varios workshop con referentes nacionales e internacionales, además de Cotter, con Gustavo Paradiso y Rafael Luis Alvarez, entre otros, explorando diferentes técnicas. En 2020 desarrolló un proyecto que salió seleccionado para la DBC Jewellery & Art Expo, parte de la Semana del Diseño de Beijing, bajo la consigna Shape of Nature 2021.

Como licenciada en Comunicación Social, Carolina Moya plantea la importancia de comunicar a través de la joyería. Dice que llevar una pieza también habla de uno, muestra su personalidad y la intención de querer diferenciarse. Por esto, sostiene que no hacen moda sino un diseño muy personal dirigido a quienes quieren comunicar o decir algo con la joya que portan. A su punto de vista comunicacional suma su orientación en joyería artística con Judy McCaig, Jimena Ríos, Francine Schloeth y Marc Monzó, entre otros.

Uno de sus brazaletes, hecho con capas de acrílico y plata superpuestas y dispuestas cual estrella, se publicó en el libro «Brazaletes 400 Nuevos Diseños en joyería Contemporánea», de Nicolás Estrada en 2021. Y este año fue seleccionada para «On the move joyas», muestra itinerante comisariada por Luis Acosta, que se exhibirá desde noviembre próximo y durante 2023 en galerías de arte de países europeos.

Laura Egea, por su parte, es arquitecta y magister en Diseño de Procesos Innovativos. Tras su paso por Caelum y sus workshops de especialización se destacó por «Poliperas», un relicario contemporáneo en forma de esfera con un sistema para apertura y guardado con un kit de accesorios con que ganó el primer Premio MAD que otorgaba el Museo de Arte Decorativo. Una pieza que se distinguió por su funcionalidad, característica que señala aporta a la joyería que ofrece AMHE. Con su expertise también sumó la importancia de “maquetear para ver y probar; lo hacemos sobre el metal para verificar cómo se comporta la materia, con sus tensiones, durezas y texturas”.

Otros de sus proyectos personales fueron «Nido», un collar realizado por barras de bronce de distintas longitudes amarradas entre sí con gomas elásticas, que fue seleccionado en la edición 2018 de la Feria Puro Diseño. Y «Joya Topográfica», con la que acaba de participar de la 6º Muestra de Orfebrería Contemporánea que formó parte del Madrid Design Festival.

“Aprendimos la principal enseñanza de la pandemia: de las situaciones se sale colectivamente construyendo juntos. AMHE es un híbrido, resultado del aporte que cada una da desde su disciplina madre, con modos de pensar, hacer y resolver propios”.

Joyería de diseño

“AMHE es joyería de diseño, un punto intermedio entre la joyería contemporánea y la orfebrería clásica, sin tanta mezcla de materiales como tiene la joyería contemporánea”,  precisan y señalan que su estilo, además de por gusto, se dio porque buscaban  responder a la falta de piezas de diseño jugadas en un solo material que no fueran de joyería contemporánea.

Lo suyo es en bronce, con algo de alpaca, siempre bañado en oro 24 y plata, en chapas de 0,7 a 2 mm de espesor, con piedras en bruto y elementos de ferretería, como mosquetones de gran tamaño y grilletes y suman cadenas no convencionales con su peso pero portable.

Trabajan con las técnicas clásicas de la joyería: soldado, calador, pulido, abrillantado y un poco de fundición; en su mayoría crean desde el laminado para piezas planas.

“Lo primero que salió fue una línea de anillos geométricos en un mix con acrílico para un combo de tres, tipo manopla para usar en varios dedos; tienen un círculo interior que se hace en distintos tamaños según cada dedo; estos formatos de los círculos se fueron usando en otras piezas como las de la línea Regia. Y quedó mucho por hacer porque es una pieza que permite muchas posibilidades”.

Le siguieron varios collares, chokers, brazaletes, pulseras y aros. Todo en líneas puras, simples y algunas un poco más orgánicas por el movimiento de las piezas, como en el collar «Soberbia».

Clásicos y novedades

Tienen varias líneas de diseño: Soberbia, Atrevida, Regia, Espléndida y su intención es sumar productos.

La última novedad es Cigarette que sigue la línea de un cigarrillo, es una joya contenedora de un cigarrillo, una carta o nada, con accesorios similares a los que usan en los chokers, como el grillete, de cierto aspecto industrial.

No quieren sumar muchas líneas pero no pueden con su genio, se les ocurren ideas, se tientan, las maquetean, prueban y van sumando.

“AMHE es joyería de diseño, un punto intermedio entre la joyería contemporánea y la orfebrería clásica, sin tanta mezcla de materiales como tiene la joyería contemporánea.”

Sus piezas además de lúdicas son funcionales porque se pueden llevar de diversas formas con soportes y accesorios intercambiables.

Un choker se puede usar solo o con un pendiente o una pulsera y queda como corbatín; un collar que se luce en el pecho o también en la espalda con una línea vertebral sobre la columna.

Se destacan los anillos para uno, dos y hasta de cuatro dedos bien contundentes; son tres propuestas en plata, acrílico y oro que se usan juntos o separados y también como dije. Así invitan a jugar.

Experiencia multisensorial

Además de ofrecer una joya proponen una experiencia que va más allá. “Nuestra intención es que la compra de la joya sea un gran mimo, una experiencia gratificante.

“Para esto trabajamos con una perfumista con la que diseñamos cuatro fragancias que llevan como nombre cada una de las letras de nuestra firma. Sus aromas son sándalo, naranja, jengibre y palo santo que se presentan en una talla chica para llevar en la cartera.

Se ofrece junto con un pañuelo de seda que también diseñamos, al igual que una tarjeta con la info de cuántas horas de trabajo lleva la joya, sus cuidados y la garantía. Todo esto con la intención de ofrecer una especie de  recorrido con distintos momentos para después llegar a la joya. Esta experiencia se repite en la mayoría de las piezas”.

Esto lo generan desde su espacio taller y showroom en la zona norte de Córdoba capital, donde el boca a boca fue clave.

Trabajan en la proyección de la marca en Buenos Aires, y ya están en Atelier – objects of infatuation en Brooklyn y están en tratativas para estar en tiendas de diseño de Punta del Este y Miami. Su firma ya es un hito en el circuito joyero cordobés.

Córdoba, polo joyero

Y lo describen: “La propuesta de joyería contemporánea de Córdoba creció mucho en estos últimos cinco años y al puntapié inicial de Cecilia Richard se sumaron otras escuelas taller, muchos artistas joyeros y hasta accesorios como cafés temáticos; hasta en la facultad de Arquitectura de Córdoba hay una diplomatura en Joyería Urbana.

“Sin duda Córdoba ofrece el campo propicio para el germen de muchos joyeros que tienen mucho para decir”.

Puntualizan que AMHE es un concepto que hoy toma la forma de joya pero bien puede derivar en otro tipo de piezas jugando con el metal.

“No nos cerramos en la joyería. Empezamos por la joyería que nos encanta y nos reúne, pero como diseñadoras nos planteamos constantes desafíos y es posible que trabajemos con otros elementos para otros objetos de diseño.

“Hoy hacemos joyería de diseño brutalista, pura y lúdica, mañana veremos…”