De visita | Escuelas

¿Qué se aprende en las escuelas de joyería contemporánea?

Salimos averiguarlo y hoy virtualmente llegamos hasta el taller-escuela de Ludovica Riccardi.

Cuál es y dónde queda. El taller escuela de Ludovica Riccardi surgió como “un lugar donde compartir lo que sabía y, poco a poco, con los años se fue llenando de alumnos y así transformando y estableciendo”.

Está ubicado en San Fernando, provincia de Buenos Aires. Hasta hace unos años funcionaba en su casa en un espacio destinado especialmente pero a principios de 2019 lo mudó a media cuadra, al que era el atelier de su madre, un lugar lleno de arte en el que libros, cuadros, dibujos y esculturas completan el escenario del espacio.

“Aquí enseño, creo y soy feliz”, dice, y agrega que es el sitio en el que se puede expresarse y donde puede compartir lo aprendido y lo que sigue aprendiendo en sus muchos años de oficio, “para que otros tengan las herramientas para expresarse también y ser felices. Cualquier manifestación creativa es mágica, liberadora, un  encuentro con uno mismo”.

Cómo es. Su taller tiene dos espacios definidos. El principal es muy luminoso con dos de sus cuatro paredes con grandes ventanales, tiene cinco bancos, cada uno con su respectivo soplete y todas las herramientas necesarias. “La idea es que conozcan el oficio sin tener que hacer una gran inversión al inicio, que puedan ir conociendo de qué se trata. Si quieren trabajar con metales nobles, plata, por ejemplo, traen la granalla y acá la podemos fundir, laminar y preparar todo lo que precisan. Si quieren trabajar con bronce, cobre, alpaca se pueden usar los del taller o para grandes trabajos traerlos. También, tienen a disposición herramientas para trabajar la técnica de la cera perdida y cuentan con una amplia biblioteca de consulta”.

Para esto, cuenta con un espacio para fundir, laminar, pulir, investigar.

La pulidora tradicional está en el otro espacio más reducido. El taller también dispone de un escritorio, exhibidores, cuadros y una segunda laminadora manual para que empiecen a incorporar de manera segura la forma de uso de esta herramienta antes de pasar a la de motor.

Según lo que se quiera expresar

Qué se enseña. Las clases son regulares, una vez por semana en horarios y días a definir. “Cuentan qué quieren hacer y juntos vemos la mejor manera de llevarlo a cabo. Básicamente enseño técnica porque permite que en un futuro no tengan límites. Vemos pros y contras que las piezas puedan tener, materiales y técnicas que conviene utilizar según lo que quieran expresar, diferentes maneras de abordarlas según los métodos que más les guste o que se necesite para esa pieza en particular”.

Ofrece intensivos temáticos a pedido y, en breve, en el patio de su taller escuela, pretende retomar los workshops específicos que daba o que dictaban colegas invitados especializados en otras técnicas, antes de la pandemia. Además, dicta clases personalizadas a distancia, “justamente por la real distancia geográfica».

“Enseño técnica porque creo que eso permite que en un futuro no tengan límites.”, dice la joyera de la propuesta de su taller escuela.

Modalidad de trabajo. El curso lleva el tiempo que cada uno necesita, desee y quiera. Los estudiantes van a su ritmo y con sus propios objetivos. Todos son diferentes, cada uno tiene  sus ideas y tiempos. Charlan mucho de lo que quieren y se los acompaña en todo momento.

Habilidades que se aprenden. “Aprenden los procesos constructivos de la joyería y su aplicación en cualquier tipo de diseño, sea clásico o contemporáneo.

“También, aprenden a pensar las etapas necesarias para llegar a esa idea que quieren materializar o a poder modificarla de ser necesario, porque esta mutó y descubrieron que puede ser otra.

“Y aprenden a desarrollar su propia creatividad; a que ningún proceso es en vano; que no existe fallar porque en cada paso se aprende, siempre se aprende”.

Transmisión de conocimientos

Meta. “Insisto en poder enseñarles lo que sé; que se sientan confiados de que pueden. Que lleguen a sentir que no tienen límites y que el día de mañana tengan sus propios talleres, sus obras y, sobre todo, personalidad”.

Perfil. “Es tan variado como las edades de los que concurren. Algunos tienen objetivos muy claros otros tienen la necesidad de un estar en un espacio creativo que les permita desconectarse de su cotidianeidad. Y todos terminan viendo materializadas las expectativas en piezas que nacieron de una idea y un día: son”.

Actividades. “En un momento organizaba exposiciones colectivas con los trabajos del año de cada uno, después fueron muestras en espacios más importantes pero solo con aquellos que querían y sentían la necesidad, porque me di cuenta que a muchos alumnos se estresaban con estos eventos; ellos consideraban al taller y su trabajo en él como un santuario personal que no querían exponer.

“Así que decidí ir viendo año a año, sin imposiciones. Esto se cortó con la pandemia.  Ya veremos… tengo la idea de una muestra virtual”.

Ludovica-Riccardi-Taller-Escuela-La-joyeria-de-autor
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