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Taller Abierto de Mai Solorzano

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De visita | Talleres

Taller Abierto de Mai Solorzano


Hace joyería botánica en Forma Taller un espacio que comparte en el barrio de Belgrano

El taller de Mai Solorzano está en un edificio antiguo con techos altos que funciona como showroom y espacio de trabajo, en Avda. Lacroze y 11 de Septiembre en Belgrano.

Se llama Forma Taller lo comparte con dos emprendedoras más que trabajan en diferentes formatos, ropa y bienestar para el hogar, pero que también se inspiran en la botánica.

Hasta hace un tiempo este espacio también le servía para dar clases, hoy en impasse.

Una gran mesa de madera hace a las veces de banco de joyero y la mantiene ordenada y despejada pero admite que casi siempre termina trabajando en un espacio chiquito porque las piezas y proyectos van tomando todos los espacios.

Herramientas personalizadas

Muebles y exhibidores antiguos son el soporte de sus piezas, a las que se accede fácilmente para tocarlas, experimentar sus texturas y formas y probarlas. Un poco más allá, varias cajoneras y un par de mesas repletas de herramientas ordenadas, escondidas y bien limpias. “Tengo herramientas de joyería y otras que no son específicas para la orfebrería, algunas están modificadas para facilitar algunos trabajos, como la personalización de una pinza de corte de coladas que está amurada y se abre automáticamente. También tengo una amoladora de banco con distintas cabezas, algunas pinzas a las que les quité las algunas estrías y les deje otras; un lápiz para soldar cera que lo hice eléctrico, y una rendija especial en la mesa para detener el mandril”.

Mexicana de origen, argentina por adopción, desde hace años trabaja en Buenos Aires y lo suyo parte de la naturaleza, en particular, del mundo vegetal. “Me conecto con la botánica y la convierto en joyería. Es que tengo una conexión especial con la naturaleza, me inspira mucho. Por eso, disfruto de hacer joyería botánica. Muchas de esas joyas las realizo en metal y lo combino con piedras; la energía que éstas tienen es potente; son una especie de seres vivos viviendo a otro ritmo”, señala.

Minimalista

Dice que prefiere el estilo minimalista y le gusta resaltar los pequeños detalles de las cosas o los eventos comunes, poniendo el acento en lo más sutil.

Y esto lo hace desde hace 15 años. Se formó como diseñadora industrial  e incursionó  en la joyería porque le gustaba trabajar con diferentes materiales. “Como era muy complicado tener un taller con todos los materiales y hacer todos los productos, jugando empecé a hacer piezas para adornar el cuerpo y, poco a poco, comencé a tomármelo  más en serio y hasta lo transformé en una manera de vivir. Hice varios cursos y fui a distintos talleres y terminé por adoptar a la joyería como mi forma de expresión, ya no como un simple adorno, sino como un medio para poder transmitir un mensaje, un concepto en formato de joyería”.

“En general, trabaja en bronce, pero el material que elijo deriva de lo que quiero transmitir”.

Y le gusta mucho la técnica de la cera perdida porque, obviamente, se identifica con las formas orgánicas y éstas le permiten expresarse mejor. “Cuando trabajo con materiales nuevos voy buscando de qué manera pueden llegar a la forma que tengo en la cabeza, y así disfruto mucho de explorar”.

En su taller se nota que trabaja en paralelo en diferentes proyectos. Desarrolla colecciones más accesibles de uso diario y, por otro lado, piezas menos convencionales que terminan en concursos o exposiciones.

Universo Solorzano

Acaba de terminar la última colección «Helechos», en la que las plantas joyeras invaden el cuerpo, incluye anillos que se pueden usar en todos los dedos y en todas las partes de los dedos, como las falanges; un collar con piezas móviles, aros que se combinan con piedras o no y otros trepadores.

Hoy trabaja en una de sus obras más artísticas, la cual expondrá el año próximo en una retrospectiva sobre el límite entre México y Estados Unidos. Se trata de «3185cm», hecha con un hilo de seda rojo de esa medida que se refiere a los kilómetros que recorre esa frontera,  tiene el mismo número de nudos que representa a todas las personas que perdieron la vida en su cruce en busca del llamado sueño americano. Una pieza de hace 10 años que actualiza o reversiona para demostrar la vigencia de la problemática en esta frontera caliente.

Esto no es todo en el universo Solorzano, ya que también trabaja en cerámica y con grabado, “tratando de explorar y hacer cosas sin un fin determinado; estoy en el ejercicio de hacer por placer y conectar con eso, y después tal vez puede que desarrolle una pieza específica que puede mostrarse…”

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