Taller Abierto de Fauna Fuego

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Taller Abierto de Fauna Fuego


Fauna Fuego es una joyería que fusiona el metal y el vidrio en manos de Inés Bonadeo y Javiera Yañez Correas

Forman una dupla que cumple cinco años. Inés Bonadeo y Javiera Yañez Correas son las hacedoras de Fauna Fuego. Se trata de una alianza entre dos artistas eclécticas que lograron fusionar sus abordajes a la joyería desde el metal y el vidrio.

Aunque el aspecto de sus piezas se refiere más a la flora, a la naturaleza que las inspira y se representa en excluyentes formas orgánicas, eligieron ese nombre porque se consideran “animales” del fuego, “formamos parte de esa fauna del fuego”. Con su potencia crean a partir de este elemento. Así, conjugan su hacer al flamear, soplar, fundir y soldar.

Recuerdan que se conocieron en 2018 por intermedio de una alumna y por afinidad decidieron planear un workshop de Vidrio+Metal, a partir del cual comenzaron a sentir la necesidad de realizar piezas en conjunto. Un proyecto que sostienen hasta hoy.

Dicen que la búsqueda de expresiones creativas diferentes para ser usadas cotidianamente las llevó a optar por la joyería contemporánea. “La joyería nos permite dialogar con el otro, abrir el juego y provocar”. Sostienen que el solo hecho de llevar o portar joyería habla y propone algo fuera de lo habitual o preestablecido, y eso les interesa.

Suma de partes

Cada una trabaja desde su propio espacio. Inés Bonadeo en su taller de metales y piedras en Villa Crespo. Cuenta con una gran mesa central donde se despliegan proyectos, materiales y herramientas, como sopletes, pinzas, alicates, limas y lijas. Además dispone de superficies donde martillar y una laminadora. Todo, principalmente, para la fundición a la cera perdida de elementos de la naturaleza modelados, entre otras técnicas tradicionales de orfebrería.

El taller de Javiera Yañez Correas está en Colegiales y se especializa en vidrio. Maneja el de murano y borosilicato, muy diferentes entre sí y con capacidades técnicas diversas, aunque reconoce que prueba con lo que sea, si le gusta un vidrio intenta meterlo en la llama. Explica que entre sus elementos de trabajo se destacan los sopletes, con sus equipos de tubos de oxígeno y gas, mangueras, tijeras y pinzas de grafito, especiales para cortar, moldear y trabajar el vidrio. Todas herramientas específicas de su técnica favorita, el lampwork -denominada así porque antiguamente se hacía con lámparas de aceite- o de vidrio a la flama. Tiene además un horno de enfriado, ya que el vidrio levanta a 800 grados para empezar a moverse, y su respectivo extractor de aire porque se quema gas y además al soplar el vidrio puede romperse y quedar partículas de cristal flotando.

Ambos talleres funcionan como laboratorios de experimentación y juego. El taller, más allá del lugar específico, es donde estamos trabajando en conjunto para un proyecto en común”, destacan.

Muestran que los sopletes son los protagonistas, una herramienta en común y específica a la vez, tanto para fundición, sobre todo, y para el vidrio a la flama también. “Son lo  principal y generan una adrenalina esencial que enciende. Manipular el fuego es una experiencia única. Es un elemento que brinda las máximas posibilidades de transformación

Para esto, señalan que consiguen fusionar sus formas de expresión diversa, abstracta, neta y hasta sobrecargada en una sola. Admiten que no tienen un plan previo para lograrlo sino que es el resultado de una expresión orgánica, ligada a la esencia de Fauna Fuego, la cual definen como sensible y desprejuiciada y la califican como genuina. “FF somos nosotras, es el resultado de nuestros encuentros, y para aludir a nuestro elemento, se da siempre en ebullición, con explosiones de ideas que se plasman en las piezas”.

Con método propio

A ese trabajo lo llaman método Fauna Fuego, y lo detallan. “Comienza la pieza en manos de u otra, a veces desde el vidrio, a veces desde el metal, generalmente en solitario. Otras veces primero se da la pieza de vidrio y la de metal la acompaña en una serie de pruebas que busca el mejor ensamblaje, el cual es determinante. En cualquier caso, siempre pensamos qué puede hacer resaltar o lucir el otro elemento. Partimos sin mapa ni rumbo y nos dejamos sorprender. Se da un ida y vuelta en el que aparece una sinergia, una química que genera este universo. No sabemos precisar o sistematizar cómo funciona realmente pero se da en un intercambio de opiniones y alternativas.

“Cuando nos encontramos, la ponemos sobre la mesa a ver qué nos dice. Puede no decirnos nada, y en otras ocasiones nos abre un mundo de formas e ideas por experimentar. Trabajamos intercaladamente con las distintas técnicas, lampwork incluida, en la misma pieza”.

En eso, explican que desde lo técnico se les presentan algunas dificultades entre el metal y el vidrio que generalmente terminan enriqueciendo a la pieza. “Los obstáculos tienen que ver, desde el punto técnico, con la forma en unir ambos materiales de una manera orgánica, para lo cual es un desafío determinar los posibles mecanismos para sujetar el vidrio con el metal.

Intentamos encontrar un equilibrio entre el vidrio y el metal para superar la vulnerabilidad y convertirla en fortaleza. Se trata de cómo sujetar una pieza de manera firme y segura, pero a la vez que refleje liviandad y ligereza”, explican.

Puntualizan que “desde el punto de vista creativo, increíblemente las piezas se fusionan casi solas. Es como que se enamoran entre sí. Trabajamos con mucho amor y humor. Nos damos el lujo de que nada sale por obligación sino por placer. La identidad de Fauna es muy fuerte, tiene vida propia. Es como si las piezas nos obligaran a reunirnos”.

“Estamos ampliando nuestro universo de criaturas fantásticas únicas, irrepetibles, que aluden siempre a la naturaleza. Están apareciendo piezas con una paleta de color más amplia”. Por ahora, siguen con la flora pero tienen en la mira a los insectos.