Entrevista a Elvira Cibotti
Apuntes | Notas
“El proceso de trabajo con el papel me enseñó que no todo depende de uno”
La docencia que ejerció por décadas le permite sostener la rutina, el tiempo y la paciencia que requiere la preparación de su materia prima favorita: el papel, que lleva a la joyería asemejándose con su resultado a la técnica japonesa de mokumé.
Elvira Cibotti tiene una práctica en diversas artes plásticas que agudizaron su mirada y pusieron sus manos a la obra. Por osadía o seguridad, con los conocimientos adquiridos en el taller de Antonio Pujía, Paula Botto Fiora y Gaby Horvat, prontamente se lanzó a exponer su propuesta.
Cuál es su método, las herramientas de joyería que utiliza, las técnicas que aplica y, sobre todo, cómo va descubriendo necesidades y soluciones para resolver piezas con volumen, color y textura en papel reciclado.
Hoy estrena sus últimos cuencos joyeros en Romanian Jewelry Week. También se acaba de presentar en diversas muestras en Contemporania Barcelona y ya proyecta por dónde seguirá con sus joyas contemporáneas.
_¿Comenzaste por alfarería o escultura?
_Estudié profesorado de nivel inicial y trabajé como maestra jardinera por más de 30 años. Dudé con bellas artes y quedó como pendiente. Pero amé la docencia y la ejercí con alegría. En paralelo siempre hacía algo manual o artesanal, como cerámica en el taller Gente de Barro con Marta Kearns, pintura con el artista plástico Adolfo Nigro, trenzado japonés kumilumo con Norma Rinaudo y origami textil con Romina Goranzky, entre otros como porcelana y hasta tornería. Luego, cuando nació mi primera hija, elegí actividades que pudiera hacer en mi casa y sumé bordado, tejido al crochet y a dos agujas, y arreglo de flores secas.
Después de la muerte de mi sobrino, no encontraba qué hacer para sentirme un poco mejor, y mi propia hermana me insistió para que volviera a mis actividades artesanales, y una amiga de escultura y cerámica me avisó que empezaba uno de los últimos seminarios de Antonio Pujía, en 2007. Fuimos a las 6 de la mañana a ver si podíamos ingresar y conseguimos cupo de hecho. Se trató sobre Modelado en cera y su aplicación a la fundición de metales, escultura especialmente e incluyó pequeño formato para joyería, y eso me voló la cabeza. Por eso, mi trabajo por años fue muy escultórico. Me dije esto es lo mío y me instalé en mi casa para trabajar con cera de abeja para pequeñas piezas escultóricas en plata.
Mirada aguda
Tenía muy agudizada la mirada para detectar formas, texturas, colores de objetos y elementos de la naturaleza: las líneas de una flor, una huella en el camino, cómo la luna iba cambiando de forma. Así, por años, con la técnica de la cera perdida fui pasando a plata innumerables elementos naturales. Fueron mis fundidores, Raúl y Olga, quienes me sugirieron que fuera a aprender joyería porque cada vez les llevada piezas más grandes que, por ejemplo, requerían de soldadura.
Justo, en 2013, fui a ver una exposición de Paula Botto Fiora y le insistí en que me diera clases. Con ella adquirí muchas técnicas y aprendí a calar, empernar, soldar y a construir una pieza de principio a fin; ella es muy rigurosa y prolija en las terminaciones de una joya y lo suyo me sirvió mucho. Incursioné un poco en la madera, luego manejé telas en el taller de experimentación textil de Silvina Romero. Y por entonces también comencé a acercarme al papel a partir del workshop sobre Diseño de joyas en papel de Luis Acosta.
Y de a poco empecé a entender más lo que era la verdadera joyería contemporánea artística. Es que todo lo que uno hace y elige hacer tiene que ver con lo que quiere decir, pero no es que buscaba un tema que me interesaba para trabajar con esa técnica. Decidí incluir otro material que sintiera como propio. Probé con el plástico pero no me sentí cómoda. Siempre todo lo que fui haciendo por mí, porque me hacía bien.
“Comencé a acercarme al papel a partir del workshop sobre Diseño de joyas en papel de Luis Acosta”.
_Pero optaste por el papel.
_Sí. Por una amiga, en 2015 llegué a Gaby Horvat cuando comenzó a dar clases y las tomé con la intención de ensayar con ese otro material. Arranqué a probar y Gaby me dio uno de los mejores consejos: “olvidate del cuerpo y de la pieza, investigá el material” y en eso estuve todo ese año. Ella tiene un taller muy amplio en el que vos te expresás un montón y haces lo que te parece. Miraba mucho, seguía las líneas, en particular los cantos de las piezas en papel.
Observaba para descubrir procedimientos, en tanto que cortaba, pegaba con cola vinílica cientos de láminas de papel. Hacía mucha cosa que luego hasta rompía para advertir volúmenes, para ver cómo se comportaba el material, hasta que me aproximé a lo que hago hoy de manera intuitiva siempre a partir de pegar muchas láminas. Conseguí altura y empecé a trabajar la pieza desde arriba. Al principio eran papeles elegidos al azar, un poco viejos y muy opacos, para ver qué pasaba.
“Me aproximé a lo que hago hoy de manera intuitiva siempre a partir de pegar muchas láminas.”
_¿Aplicás distintas técnicas?
_Desde entonces sumé muchas otras técnicas a través de diversos workshops de Taller Eloi, como esmaltado sobre metales, electroformado, arcilla polimérica, engarces en cera, sistemas de broches, ensambles en frío, enfilado de perlas y otros seminarios de procesos creativos y más conceptuales con Caroline Broadhead y con Rodrigo Acosta. Además del último con Chris Kiseno sobre ensambles mecánicos, que ofreció Estudio Joya, a partir de lo cual aplico retenedores que resuelven muy bien una pieza.
Gaby Horvat siempre me dice anímate a más pero yo necesito tiempo, voy de menos a más, de algo sutil a algo más grande y explícito. Mi primera pieza desafió ese consejo porque no me aguanté y quise hacer algo: una serie de collares con cuentas redondas de papel, «Reflejos», que terminé por presentar en el Sofia Paper Art Fest, en Bulgaria, en 2017.
Sin embargo ese olvídate de la pieza de joyería y del cuerpo me sirvió. Me di cuenta que hay que mirar la joyería con cierta perspectiva y analizar cómo legar, cómo investigar un material para hacerlo propio, de manera de tener un poco más de identidad artística; de hecho ahora voy a dar un curso en la Escuela de Bellas Artes de Pocosin de Columbia, Carolina del Norte.
Me gusta mucho la situación de aprendizaje y si no estoy en un curso o una exposición o una conferencia, como las Jornadas de Reflexión sobre la Joyería Contemporánea que en su momento se dieron en a 1ª Bienal latinoamericana de Joyería Contemporánea con la participación, entre otros joyeros modernos argentinos, del maestro Jorge Castañón, en la que se discutió sobre si la joyería tiene tenía que ser estéticamente linda y él planteó que no, que tiene que transgredir y provocar; un postulado que trato de seguir. Un planteo que me quedó, aprendí y me ayuda a ubicarme, a tomar aquello que me resuene, guste, sirva y me reafirme como joyera; por esto estoy atenta a esos encuentros que se convierten en una oportunidad de aprendizaje.
“Hay que mirar la joyería con cierta perspectiva, y analizar cómo legar, cómo investigar un material para hacerlo propio, de manera de tener un poco más de identidad artística.”
Trabajo en etapas
_¿Cómo preparás y trabajás el papel?
_Trabajo el papel en etapas, y entre capa y capa capaz pasan tres semanas. Es un trabajo con mucha impronta. Además te digo desde que preparo el papel no desde que lo corto, elijo el color, la textura o el gramaje, sino cuando pego incide el clima. Los papeles no responden todos de la misma manera, cada edición es distinta, si la pulpa del papel no está embebida de la misma manera se comporta diferente, por eso siempre aparece blanco porque es el color que tiene la pulpa del papel; los papeles muy encerados enseguida levantan el color y lo pierdo.
Después le doy una lijadita para crear una mordiente porque sino no se une, tocan; y si después le hago un agujero con una mecha capaz que se me levanta por más que prenso; llego a una consistencia de madera con todas esas capas de papel y suelo calar con sierra de madera. No trabajo solo con cola vinílica sino con un poco de agua, y embebo en etapas para lograr que quede un bloque, para que me dé estructura a la pieza con el fin de que no se abra ni explote.
El anillo «Nenúfar», de la Serie Mi propio estanque, es un ejemplo de ese trabajo en bloque para conseguir una sola pieza. Está inspirada en los Nenúfares de Monet y busca crear ese refugio, esa ilusión y lo hice con una técnica que usaba al principio de mi trabajo como joyera, reproduje esa semilla de la amapola que hice en plata, símil madera, y le armé la flor nenúfar. Ahora voy probando el manejo del material y en el medio le meto hojas más gruesas sin importar su color o brillo. A partir de esta pieza hice collares con esta misma flor ninfeácea.
“Voy probando el manejo del material y en el medio le meto hojas más gruesas sin importar su color o brillo.”
_Tu propuesta se asemeja al resultado de la técnica de mokumé, ¿tu objetivo fue aplicarla al papel?
_No, fue al revés. Hice lo que quería y después en una etapa posterior advertí esa semejanza al mokumé. No lo vi al principio o en las primeras piezas, en la que trabajaba con módulos tipo cubo que parecían pintados, sino después de dos años de trabajar con el papel, cuando comencé a indagar más, al pulir, limar, liar o pretender barrer para buscar distintos patrones de estampado lineales, veteados u ondeados. Pero fue Gaby Horvat quien advirtió ese parecido. Entonces sí lo asocié, aun no habiendo hecho mokumé, porque al meterme con el papel solté el metal y lo dejé de lado mucho tiempo. Por ejemplo, con una de mis primeras piezas reconocidas, el «Ponchito», apliqué otras técnicas de papel y costura; la cosí y emperné con tarugos de madera.
“Lo asocié al mokumé cuando comencé a indagar más, al pulir, limar, lijar o pretender barrer para buscar distintos patrones de estampado lineales, veteados u ondeados.”
Mokumé reversionado
_¿Con qué tipo de papel trabajás?
_Fui ensayando, las primeras pruebas las hice con el papel de revistas de diarios que no daban mucho color, quedaban bastante grisáceas, muy opacas, y les daba una terminación con una cera especial, similar a la cera incolora de zapatos, la cual les daba cierto satinado, porque lo muy brillante no me gusta. Luego seguí con papel de revistas, que es algo más de ilustración. Los papeles no responden de la misma manera, las distintas ediciones tampoco y porque la pulpa siempre tiene blanco y aparece. Luego empecé a elegir el color del papel. Algunas piezas eran multicolores y otras resultaban engamadas.
Me encantan las rutinas porque me ordenan y puedo llevar adelante este método que implica muchas etapas y en cada una me lleva mucho tiempo. El tiempo de trabajo en el taller tiende a ser un momento placentero.
Hay días en que dejo limas y sierritas de lado y preparo papeles, después de mirar revistas y catalogar por color, en particular, separo verde y negro que ahora estoy usando en un proyecto. También elijo por grosor para ganar altura, las de más gramaje son especiales y sobre todo si tienen colores fuertes porque al trabajarlo y rasquetear queda un color impresionante. Hay piezas que llevan 30, 40 o hasta 50 capas de papel y el color se sostiene. Y luego vas cortando o calando con arco de joyería o sierra de madera como en el caso de «Venus» que calé con a partir de un rectángulo.
A veces para algunos módulos, como los círculos, uso una maquinita de cortar y luego los pulo. Esta es otra etapa, la de preparar formas base o cortar círculos o tiras de distinto ancho y color. Con esto luego trabajo sobre el papel para lograr ese desdibujo o vetas a veces requiere de un rayado previo o mordiente, como mencionaba, mediante el lijado. En un principio el proceso tenía mucho de ensayo o de hacer por las dudas, un paso que ya salteo pero que realizaba para investigar sobre distintos tipos de papel. Al principio usaba una prensa de flores hasta que pasé a una de metal.
Sigo con papel de revista no de libros, como mucho las hojas de atrás previas a la contratapa, tal fue lo usado para el anillo «El Regreso», una pieza realizada con esas páginas del libro El Principito de Antoine de Saint-Exupéry para el proyecto «Sepan cuántos…», que celebró el aniversario de la editorial Porrúa, en la que se propuso utilizar como materia prima el papel de algunas de sus ediciones.
Otra vez usé unas hojas medio destruidas de un ejemplar que hasta tenía olor de humedad para trabajar la resiliencia. Un papel que elegí por viejo y por el tono que tenía, y lo hice inspirada en fotos que tomaba en las salidas que podía hacer durante la pandemia, en las que advertí que siempre terminaba enfocando en paredes rotas o ramitas que aparecen a pesar de todo entre el cemento. A partir de esto surgieron las piezas de la serie «Muro» en papel con plata patinada. A veces elijo papel de catálogos que no sean brillantes ni encerados para que peguen bien. Aunque a veces me sirven para determinados proyectos de acuerdo a lo que quiera expresar
El pegado y secado son parte importante del proceso y junto con el prensado llevan su tiempo; en esas etapas siempre estoy con muchos proyectos a la vez. Al papel hay que esperarlo.
El proceso de trabajo con el papel me enseñó que no todo depende de uno, no todo queda exactamente como uno quiere, hay que tener paciencia y esperar al material porque éste también ofrece lo que puede o quiere de acuerdo a sus propiedades y “me pelea”. Esta enseñanza está buenísima porque se aplica a la vida también.
Como destaqué, soy una persona de rutinas y puedo seguir con esta técnica por años pero siempre estoy aprendiendo algo nuevo. Eso incluye la mirada del otro, como la devolución de jurados ante la presentación de proyectos. Y en ese aprendizaje fue importante el paso de trabajar en plano a la necesidad de volumen para lo cual recurrí a elementos curiosos como bombitas de agua.
Ahora voy a empezar a llevar un registro del tipo de papel que uso para tener en claro su aplicación o cómo se comporta y para qué sirve más y en qué tipo de pieza lo aplico.
“Me encantan las rutinas porque me ordenan y puedo llevar adelante este método que implica muchas etapas y en cada una me lleva mucho tiempo. El tiempo de trabajo en el taller tiende a ser un momento placentero.”
“El proceso de trabajo con el papel me enseñó que no todo depende de uno, no todo queda exactamente como uno quiere, tengo que tener paciencia y esperar al material porque éste también ofrece lo que puede o quiere de acuerdo a sus propiedades”.
_¿De alguna manera aplicás la técnica de cartapesta?
_El armado en capas, pegadas unas sobre otras, es una técnica de cartapesta. En un momento hice cartapesta. La inclusión de elementos ajenos me sirvió para armar estructuras y conseguir volumen. Con lo cual, siempre se puede probar y sumar algo nuevo en el proceso de trabajo del papel. En el caso de «Muro» incluí un tejido, por ejemplo.
Un método similar aplico en los cuencos. Siempre los hice en cerámica y escultura. Las vasijas o contenedores de este tipo son un objeto que me gusta mucho, es un utilitario que acompaña la historia de la humanidad, desde que el hombre empezó a recolectar, las ánforas egipcias me fascinan; no menos interesante es lo que se genera entre el espacio interior y el exterior; lo más preciado está dentro, pero se adquiere por la forma y el color; y se plantea una analogía con el cuerpo o el ser humano interesante. A partir de esto, además de cuencos y vasijas empecé a trabajar con bowls grandes y luego chicos. Y esto es lo que presento en la Semana de la Joyería de Rumania.
“Siempre se puede probar y sumar algo nuevo en el proceso de trabajo del papel”.
_¿En la inclusión de elementos y técnicas también están los pernos?
_Sí, a partir del curso con Chris Kiseno, un excelente maestro que explica muy bien. Hasta entonces podía pegar y armar piezas pero había cierto tipo de trabajos que no hacía.
Cuando no tenés una formación académica aprendés a ingeniártelas para resolver. Como docente, acostumbrada a la planificación de contenidos, soy muy metódica, siempre tengo un plan con etapas que a esta altura ya las tengo más dominadas. Y eso me pasa con piezas con cierta estructura que tuve que aprender a cómo sostenerlas, y aquí usé el conocimiento sobre ensambles en frío con retenedores que me permitió resolver muy bien el trabajo. Así, soldé pernos que se impregnan al metal, necesario porque con el papel se iba a mover, abrir o soltar. Aunque en su momento no pude estar a full en el curso, luego sí pude aprovecharlo muy bien usando retenedores o argollas que se encastran y quedan perfecto.
Un antes y un después
En mi trabajo el retenedor marcó un antes y un después. Aprendimos a hacer una herramienta especial para usar pernos que también aplico, aún no tanto tornillos sobre los que pretendo trabajar en su diseño.
“Cuando no tenés una formación académica aprendés a ingeniártelas para resolver. Como docente, acostumbrada a la planificación de contenidos, soy muy metódica, siempre tengo un plan con etapas que a esta altura ya las tengo más dominadas”.
_¿Creaste herramientas especiales para tu trabajo con el papel?
_No. Trabajo con herramientas de joyería como limas, sierras de calar y arcos, durante la preparación del papel antes de que se convierta en joya; el pegamento, como mencioné, cumple un papel importante.
Ahora estoy aprendiendo carpintería en un taller en el que se enseña a trabajar de manera artesanal y eso está buenísimo porque me da independencia, usamos madera de descarte limpiándola con espátula, cutter y otro tipo de lima; de un lado le haces rebarba con una lija y vas comiendo y sale el rollito de viruta, un proceso que intento probar en papel para ver qué pasa. De eso se trata el aprendizaje, de probar e incursionar, de cruzar métodos y saberes.
“Trabajo con herramientas de joyería como limas, sierras de calar y arcos.”
_Ahora estás volviendo o sumando más metal.
_Sí estoy usando metal en remaches y estructuras que están al servicio de la pieza, no como protagonista sino como soporte, en diálogo con el papel. Sin embargo, el metal en mi obra -cobre, bronce y plata- participa o importa en la pieza siendo parte del diseño, como en el anillo y el colgante «Cuenco». En «Reflejos», pieza vista en la muestra de Gabinete de Curiosidades durante la 3ª Bienal latina, el metal es fundamental. Hoy me ayuda a montar, para armar al cuerpo, siempre en función de lo que quiero comunicar.
“Estoy usando metal en remaches y estructuras que están al servicio de la pieza, no como protagonista sino como soporte, en diálogo con el papel.”
_Qué técnicas de joyería aplicás hoy.
_Lo que más aplico es la técnica de ensambles en frío, porque eso me permite montar el papel al sistema de cierre o a la cadena o a lo que sea. Se trata de retenedores o pernos; los tornillos no los uso todavía, como dije. Esto me resuelve mucho una joya, que al principio era toda cocida.
Con lo que sea, busco hacer como un dibujo que voy descubriendo, no puedo definirlo previamente de manera exacta, sí tengo en claro la intención pero puede que quede una pieza más barrida, más acuarelada o pictórica u otra de aspecto más mokumé. Si ahora busco que me queden espacios sin pulir. Aprendí que el papel hace un poco lo que quiere, me sorprende y ayuda a descubrir. Depende mucho del tipo y color de papel para que esa intención sea un hecho o tenga su correlato con el supuesto resultado pretendido. La joyería no es un arte exacto.
A veces los colores del papel quedan re vivos pero a veces quedan lavados porque la pulpa es sobre todo blanca; puede que con menos presión de la lima resulte como quiero, pero no es preciso. Y no tengo la última palabra y eso es una enseñanza; puede que parezca librado al azar y sí algo de eso hay.
“Busco hacer como un dibujo que voy descubriendo, no puedo definirlo previamente de manera exacta, sí tengo en claro la intención pero puede que quede una pieza más barrida, más acuarelada o pictórica u otra de aspecto más mokumé.”
_Trabajás el volumen.
_Sí. En ese sentido, dentro de mi último trabajo, creé piezas o módulos tipo cajita con las que hice una serie de collar, broche y anillo. A eso se suma lo de las vasijas que me apasionan; sumé modelos variando el formato.
El interior de estas piezas es muy importante por lo que representa. Son espacios de memoria; un tema muy sensible para mí ya que tengo bloqueados muchos recuerdos de niña ya que perdí a mi madre de pequeña; tengo baches impresionantes. Venía trabajando estos segmentos o módulos y al ver cómo armarlos me ayudó a rearmarme, también de alguna manera a sumar memoria; me he reconciliado mucho con esas ausencias y con eso no dicho o con esos recuerdos velados. Desde la joyería lo trabajé mucho en «Recuerdos velados», la obra que hice con el colectivo Sincronía y fue muy sanador. Fue para la exposición «Evocaciones» que se realizó como parte de la 3ª Bienal. La joyería te lleva a una constante exploración, evolución y aprendizaje.
Proceso creativo
El puntapié inicial de mi proceso creativo siempre es la idea, la pretensión o intención y la defino: de qué color la hago, qué textura puede tener, opaco más brillante, más o menos colorido o prevalecerá el no color o convivirán los opuestos como el negro-blanco. Dibujo muy mal, así que escribo mucho y hago un boceto que aunque es horrible me sirve. A partir de esto elijo el papel. Y mientras preparo el papel estoy pensando cómo montarlo o armarlo. Muchas veces hasta armo una maqueta en cartón para ver si va a funcionar la forma; es que estoy haciendo convivir un metal con un no metal.
Me gusta que haya movimiento de los módulos, algunos collares circulares giran. El movimiento en las piezas aporta y da idea que estamos en constante movimiento y evolución y que vamos hacia algún lugar. Pesar en cómo construyó se da 24/7. Si no quiero que se mueva tengo que ser muy rigurosa porque es técnicamente más complejo y ver, por ejemplo, que la argolla esté en el lugar donde tiene que estar, justo en el canal donde tenía que estar para que ajuste; si quiero que se mueva tengo que dar un espacio, pero no tanto, etc. Bueno por todo eso estoy todo el tiempo pensando en joyería. Entonces primero viene la idea el diseño, después qué tipo de papel y el color y mientras estoy esperando que seque voy pensando, cómo lo armo con metal y pernos es una opción. Sigue la pátina de fuego y después se ensambla con el papel. Aprendí que es mejor trabajar el papel en placa si elijo piezas pequeñas, luego las calo y doy la forma.
“La joyería te lleva a una constante exploración, evolución y aprendizaje.”
“El puntapié inicial de mi proceso creativo siempre es la idea, la pretensión o intención y la defino: de qué color la hago, qué textura puede tener, opaco más brillante, más o menos colorido o prevalecerá el no color o convivirán los opuestos.”
_Conseguiste ir avanzando en un recorrido internacional para exhibir tus joyas contemporáneas, ¿qué destacarías y por qué elegís este camino?
_No necesito ser vista sino que me gusta trabajar más para adentro, necesito estar bien y la joyería me hace bien. Si esto es así puedo mostrar lo que hago como parte de mi expresión y lo hago si el tema me resuena, si es algo que he trabajado, y esto me divierte. Tengo una formación docente en la que las historias o armar cuentos para enseñar era una constante y es un ejercicio que aplico naturalmente, la narrativa es muy importante, tener algo para contar o decir.
En la primera exposición internacional que apliqué fue Sofia Paper and Fest de Bulgaria con «Reflejos», una pieza con módulos planos cocidos que buscaba reflejar el agua, con un montaje sencillo y menos conceptual.
Es que 35 años de docencia me formatearon. Por eso tuve que aprender a no ser tan literal, a dejar que complemente el espectador o usuario, a ser menos simbólica y más abstracta, lo cual me cuesta por eso voy jugando, porque soy de planificar y de procesos lentos.
La joyería me fue corriendo de mis lugares de confort y me ayuda a estimular mi creatividad, a evolucionar y no hacer siempre lo mismo.
Con el papel logré una identidad artística y pude avanzar, explorar, lograr volumen, el metal a veces es protagonista o complementa, y juego con los colores y las texturas.
Identidad artística
Ahora proyecto participar de KORU8 2024, una trienal internacional de joyería contemporánea que organiza la Asociación Finlandesa de Arte de Joyería con una propuesta que en la que trabajo con araucarias. Y posiblemente en la Semana de la Joyería de Bélgica, entre otras.
Entre medio de este camino de proyectos destaco la participación de Alliages Legacy Award & collection 2019, vista en el Espace Solidor Cagnes sur Mer, con la curaduría de Sébastien Carré, Isabelle Busnel y Claude Pelletier, en la que presenté el collar «¿Hacia el Sur?», una reflexión sobre el cambio climático.
La Tercera Mención en el concurso de la II Bienal Latinoamericana de Joyería Contemporánea de «Ponchito», una pieza hecha con papel reciclado de un atlas del continente americano, suplemento de un diario de 2003 e hilo, fue muy importante para mí. También por ser parte de un encuentro que cada vez más se amplía a Latinoamérica.
Me encantó formar parte de «Purificando el Alma» de Felicia Li, en China, una expo que me sorprendió por lo original, que incluyó una ceremonia de purificación en Qinghai. Presenté «Nunca solos I» en una performance espectacular transmitida en vivo, un video llamativo y un catálogo interactivo.
Creo que la joyería contemporánea y artística tiene que dialogar con otras disciplinas más arraigadas en el colectivo popular, la enriquece. Y en ese broche que mostré, por primera vez corté el papel con láser, y de esto derivó una colección muy interesante, incluso con desprendimientos de papel o sobrantes de dicho corte.
“La joyería me fue corriendo de mis lugares de confort y me ayuda a estimular mi creatividad, a evolucionar y no hacer siempre lo mismo”
_¿Qué presentás en Rumania?
_La última serie de «Cuencos» con piezas mucho más chicas inspirados en vasijas antiquísimas con protagonismo del interior, con tapas de plata de pulseras que reciclé. Tiene un tratamiento de realce del papel que técnicamente no resulta tan perfecto como el metal, en cuanto a volumen y curvas. Estoy trabajando con plata recuperada. Para este proyecto maqueté mucho, tuve especial cuidado en esconder hilos, es decir, en que quede muy prolijo.
Previamente, en Contemporania participo de la expo «Missing Memories» de Alliages, en el Centro Artístico Sant Lluc, en Barcelona, con el broche de la «Serie En Construcción». También se vuelve a ver mi trabajo «Asteroide B612» inspirado en el Principito, especial para «Joyería y literatura» del último Tincal Challenge.
Y estoy a la expectativa de Aros o Pendientes, la última edición de libros de joyería contemporánea que presenta Nicolás Estrada, en la que se publicará una obra mía.
Para el año que viene tengo muchos proyectos, muchos ojalá como Schmuck. También trabajo en la pieza para Joyería y Viajes del próximo desafío de Tincal Lab con una propuesta que bucea en un viaje interior con un barquito de papel. Siempre estoy pensando o proyectando.
Elvira Cibotti anticipa su última obra
Elvira Cibotti anticipa su última obra
“Las vasijas y cuencos son objetos llenos de posibilidades, que guardan y protegen lo que llevan dentro. Los llevo por protección y también como recordatorio de lo que realmente importa, lo más preciado, lo que no se ve, el interior.
“Estas joyas contemporáneas son talismanes portables”, dice Elvira Cibotti de las nuevas piezas de su colección «Vasijas y cuencos», recientemente seleccionada para participar de la próxima edición de Romanian Jewelry Week, que se realizará a principios de octubre próximo.
Se trata de un collar, anillo y broche «Vasija» en su ya característico mokumé en papel reciclado con plata, algo de acero e hilo de algodón. “Estas joyas son talismanes porque protegen el interior, eso que no se ve, lo que realmente importa”.
Más allá de lo conocido
Su trabajo también fue elegido para formar parte de la exposición «Más allá de lo reconocible» que presentará Precious Collective.
“Esta muestra de diez obras de diez miembros diferentes representa la potencia del pensamiento material a través de los lenguajes de la joyería que indagan en las nociones de proceso, la materialidad y su potencial de transformación.
«Las acciones íntimas en el hacer revelan historias que hablan a través de las configuraciones poéticas tangibles. Un objeto encontrado habla del metal recuperado, la cerámica cuenta una fábula, el color conversa con la composición y la joya representa a su creador”, dice el artista Mark Mcleish, uno de los promotores de esta creciente comunidad internacional de joyeros.
En esa oportunidad, la artista argentina exhibirá su broche «Ni negro ni blanco» en papel reciclado, plata y acero.
“Una pieza que surgió por mi inquietud por las diferencias, los enfrentamientos, las discriminaciones y que con el manejo del papel en este cuenco traté de representarlo. Es que cuando trabajo con negro con la pulpa de papel aparece el blanco.
“Cuando trabajo el negro aparece siempre el blanco porque el color de la pulpa al procesarse toma un tono amarillento claro, más blancuzco. Pero creo que no siempre tiene que haber una dicotomía que obligue a una disyuntiva tajante, que lleve a dirimir en opuestos, prefiero consensuar y transitar por el medio de los tonos extremos.
«Por esto trabajé en círculos, cual pétalos de papel plegado con un tipo de papel que retiene más el color. Un broche representativo de un deseo de acabar con las diferencias y señalamientos estériles; ni una cosa ni otra, sino algo de las dos”.
También participarán Agnès Wo con «Ungravity», Carolina Apolonia con «Home», Claude Lescar con «Precious memories with precious fragments», Dongyi Wu con «Access to unknown worlds», Katherine Hubble con «Pearl technician», Katie Kameen con «Sedimen», Lynne Speake con «Spotty Geode», Svetlana Prigoditch con «Mon Baudelaire» y Mark Mcleish.