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De visita | Talleres

Taller Abierto de Iskin Sisters


Gabriela Iskin presenta su nuevo espacio de exposición de joyas y arte, un showroom taller minimalista y funcional, en Olivos

Livianos, súper chatos, con cierres magnéticos, en cuero de descarne y acrílico metalizado o sublimado, siempre en su característico packaging de diseño, una cajita de cartón fácil de llevar que ahora incluye láminas de arte para enmarcar.

Las señas particulares de Iskin Sisters, la firma de dos hermanas que hace 19 años hicieron de su apellido una marca de joyería contemporánea.

Gabriela Iskin a cargo del diseño dice que siempre le gustó la joyería, “me parece que es una forma hermosa de llevar arte y contar nuestra propia historia”. Cuenta orgullosa que su team exclusivamente femenino trabaja en su reciente showroom taller de Avda. del Libertador al 2400, en Olivos.

Se trata de un espacio neutro, depurado y luminoso, en el que la impronta artística se destaca con esculturas-maniquíes en cemento texturado de Luz Tisera, y cuadros con pinturas de las artistas argentinas Nora Aslan, Mónica Fierro, María José Antelo y Guillermina Lynch, entre otras, que hoy protagonizan ese original packaging.

El showroom tiene una disposición funcional, con una larga mesa de exhibición como protagonista que se instala sobre soportes de ladrillos-nicho y tiene bustos y manos esculturales, rodeada de orejas porta-aros que visten una de las paredes, las cuales cuentan con perfiles para colgar cuadros.

Todo listo para el próximo paso: convertirlo en un espacio de exposición de arte y eventos culturales. “Este es un lugar donde no solo se pueden adquirir piezas, sino también participar en eventos con divertidos DIY y muestras de artistas locales. Este mes estrenaremos la primera exposición de arte con la escultora Luz Tisera”.

Cuando el concepto manda

El valor en la joyería es muy subjetivo, está dado por el concepto, por lo que se propone, por el lenguaje más que por el material. Y de esta idea también surge la ambientación de nuestro espacio con ladrillos, que de por sí no valen tanto pero puestos como soporte de la mesa y en esculturas que sostienen joyas cambia mucho; lo mismo ocurre con el material de cartelería y señalética que convertimos en piezas de joyas”, comenta.

Instaladas en diversas mesas de trabajo, las chicas Iskin dan vida a sus ideas a través de un proceso de diseño y fabricación que incluye el corte láser y troquelado y la estampación por sublimación.

“Todo está organizado de manera ordenada y accesible, lo que nos permite trabajar de forma fluida y creativa, teniendo en cuenta las diferentes etapas del proceso productivo”, señala la diseñadora joyera.

Nuestro propio método se basa en combinar procesos industriales con artesanales, ya que creemos en la unión de ambos enfoques para obtener excelentes resultados. Al combinar procesos industriales, como el corte láser, con técnicas artesanales, como el ensamblaje y el acabado a mano, logramos un equilibrio entre la precisión y la atención al detalle que nos permite crear piezas de joyería contemporánea de alta calidad y con acabados impecables. Además, siempre tenemos en cuenta la comodidad y la practicidad en el diseño. Nos esforzamos por asegurar que sean livianas y cómodas de usar, para que puedan llevarse de viaje, por ejemplo. Queremos que nuestras joyas sean compañeras que brinden estilo y presencia, realzando la apariencia sin comprometer tu comodidad. Buscamos crear piezas que no solo sean visualmente atractivas, sino también funcionales y versátiles”, explica.

Para esto cuentan con un almacén de materiales y de piezas listas para ensamblar, una mesa de corte de cueros, otra de estampación de acrílicos junto a la sublimadora, una de diseño y de armado de prototipos y un sector de packaging.

Utilizamos máquinas que han sido adaptadas o modificadas para satisfacer nuestras necesidades específicas para crear joyería contemporánea. A lo largo del proceso de desarrollo, nos encontramos con desafíos únicos que nos llevaron a inventar técnicas y explorar diferentes métodos para mejorar la calidad de nuestros productos finales.

«Hemos investigado y experimentado con diversos tipos de pegamentos para garantizar una unión duradera y de alta calidad y, además, hemos explorado diferentes técnicas de acabado para lograr el aspecto deseado en los materiales que utilizamos, como el acrílico.

En el caso del cuero nos enfrentamos al desafío de cortarlo sin que se queme o se deteriore. Y a través de un proceso de prueba y error, desarrollamos una metodología que nos permite cortar el cuero de manera precisa y limpia, garantizando un óptimo resultado final”, precisa.

Sencillez y funcionalidad

Dice que lo suyo no pasa por la moda sino que se inspira en líneas artísticas y arquitectónicas, sobre todo, en la Bauhaus con premisas que cumplen sin dificultad: minimalismo, sencillez y funcionalidad.

Menciona que rápidamente comenzaron a cumplir su sueño de instalarse en tiendas de museo. Arrancaron por una tienda de Miami y en tres meses ya estaban en el MoMa de Nueva York. “Fue un logro emocionante y significativo para nosotras, ya que nos permitió compartir nuestro trabajo con una audiencia más amplia y conectarnos con amantes del arte y la joyería contemporánea en todo el mundo”.

Y hoy están en el Bauhaus Museum Dessau en Berlín; en La Pedrera, en Barcelona; en el Guggenheim, el Museum of Arts and Design y el Jewish Museum de NYC; el SFMOMA de San Francisco; en el Tate Modern de Londres; el Getty Museum de Los Ángeles; en la National Gallery of Art y el  Renwick Museum of Art de Washington DC y, entre otras, en Pandora della Malva una galería de joyería de Roma; en la Galerie Cebra de Düsseldorf, además del Malba y Proa en el ámbito local. “Iskin tiene una estética global que puede insertar en cualquier mercado”.

Si bien sus primeros pasos los dio sobre en el metal, Gabriela recuerda que pasó a un elemento tan flexible como el cuero cuando fue mamá. “Siempre estoy buscando materiales, como siempre, comunes, livianos, fácil de cortar, accesibles económicamente y versátiles. Es parte también de mi filosofía no trabajar con ningún material precioso porque lo precioso está dado por el diseño. Es que el valor en la joyería es muy subjetivo, está determinado por el concepto, por lo que se propone, por el lenguaje más que por el material”.

“Nuestro enfoque se centra en la experimentación de materiales y técnicas, buscando constantemente nuevas formas de expresión para desafiar los límites tradicionales de la joyería. Cuando en 2004 empecé a trabajar con cuero era bastante innovador, tenía un importante efecto visual limpio que llamaba la atención. De apariencia metal, cuando lo tocaban recién se advertía que era cuero de descarne metalizado.

«Hoy estamos avanzando en el uso de todos los descartes de la producción. Todo se aprovecha y el corte láser nos facilita generar todo tipo de formas hasta las troqueladas, siempre más geométricas que orgánicas”.

Lejos de etiquetas y definiciones dice su joyería de diseño se convirtió en un negocio que sostiene el trabajo de 12 personas, más otras externas. Y desde ese lugar indica que tienen una identidad definida por el diseño que se hace de manera artesanal pero que bien puede escalar a lo industrial.

Su propuesta es un mix entre lo orgánico y lo geométrico pero admite que prevalecen las líneas más exactas y simétricas por su formación como diseñadora industrial, con una paleta entre neutros, como la gama de plata y peltre, y acentos de color con dominio del metalizado. Señala que el negro funciona muy bien pero al color no todas se animan.

Post pandemia tuvo necesidad de sumar color para levantar un poco el ánimo y, tras una exhaustiva investigación, comenzó a estampar el acrílico con sublimación para ofrecer prints propios. Asegura que sus piezas cortadas a láser y pegadas a mano una por una tienen mucha exigencia en la terminación gracias a un fuerte control de calidad.

E insiste en que se siente “tan identificada con la Bauhaus, porque se trata de conseguir un mix entre lo que te puede dar la máquina y lo que uno puede hacer con las manos”.

A fines del año pasado desarrollaron una línea carteras, pañuelos de seda, tops y chalecos con el fin de expandir el universo Iskin. Como parte de eso, ya su clásico collar largo de cuadraditos de color metalizado pasó con el mismo diseño a carteras tubo con bolsa interior, y sus gargantillas con pétalos de líneas más sinuosas hoy se aplican a chalecos y tops. En camino a esa expansión, desde el año último también participan de la feria Maison & Objet en París.

Está preparando una línea de indumentaria con la idea de aplicar elementos de la joyería, también hecha de manera artesanal. Se propone aplicar más color a través de acentos sobre la base clásica y neutra de la marca que pasa por el blanco, negro y plata; hacer un mayor aprovechamiento de los descartes; remarcar las texturas del cuero y del acrílico, y estudia sumar volumen sin que interfiera en el packaging.