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Hoy se estrena «En movimiento» una muestra curada por Luis Acosta que se ve en la galería madrileña Lalabeyou hasta el 28 de marzo.

Una muestra itinerante que continuará por Salamanca, Barcelona, Oporto, Atenas y llegará a Suiza.

Participan las argentinas Carolina Moya, Iona Nieva, María Rosa Mognelli y Patricia Mogni.

También, Adriana Gomez, Aişegül Telli, Alexandra Prelipcean, Amàlgama, Ana Nadjar, Angela Gentile, Arijana Gadžijev, Bego Fuentes, Claudia Schlabitz, Charlotte Parent, Festivo Design, Francesca Locati, Iro Kaskani, Julie Bégin, Laura Volpi, Lily Kanellopoulou, Marta Fernandez Caballero, Miriam Arentz, Miyuki Shiotsu, Salvador Vico, Saskia Bostelmann, Suzanne Esser y Viktoria Muenzker.

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«Corales que aman a los corales» de Patricia Mogni hecho con pasta de cartón, hilo de algodón teñido y pintura acrílica

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«Cosmos» de María Rosa Mognelli hecho con gasa y alpaca

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«Rocas danzantes» de Iona Nieva hecho con alambre de cobre, papel, cartón y pintura acrílica

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Broche de Saskia Bostelmann hecho con oro 18k, plata construida y soldada, pigmento azul y cemento epóxico

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Colgante de Salvador Vico realizado con cobre, latón, plata, aluminio, acero, plástico y papel

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«Una grieta por donde entra la luz» de Iro Kaskani hecho en plata, con un panal de cerámica, jesmonite y polvo de porcelana

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«Quimera» de Giorgia Tasca, Amàlgama, realizado en bronce con baño de oro amarillo, fundido a la cera perdida

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«Cavidad» de Angela Gentile en bronce bruñido, con fragmentos de roca de lava, resina epoxi y perla de agua dulce

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Anillo de Charlotte Parent hecho con plata 800, plata 925, patina y pigmentos naturales

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«Rocas negras» de Lily Kanellopoulou realizado con resina, plata, bronce, pigmentos y acero inoxidable

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Anillos «Dulce venganza» de Julie Bégin hechos en papel, pintura y latón oxidado

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«Dama con cuernos» de Suzanne Esser realizado con ébano, madera de zapatero y pintura


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Rocío Britos: de la lata a la joya

Apuntes | Notas

Me interesa hacer joyería a partir de materiales recuperados


Entrevista a Rocío Britos

Por Delia Alicia Piña

 

Rocio-Britos-entrevista-La-Joyeria-de-Autor

Siempre supo que la joyería era lo suyo por eso empezó desde chica. Hoy Rocío Britos es arquitecta y joyera contemporánea y encontró en las latas de bebidas una opción para crear piezas únicas y orgánicas aún con el frío y filoso aluminio.

Una propuesta con la que puso un pie en el exterior y se posicionó en Tincal lab, Oporto, y AdornAxis, Nueva York.

Lleva adelante Mujeres Amazonas, una firma de joyería que realiza con su mamá, la artista plástica Analía Basilio.

Los conocimientos que transfiere de una disciplina a otra, el proceso de transformación de residuos que también aplica en su vida cotidiana y sus proyectos.


_¿Cómo te vinculaste a la joyería?

_Siempre estuve vinculada a la joyería antes que a la arquitectura. Desde chica tuve en claro que lo que me gustaba era la joyería. Durante el último año de la secundaria, a los 17 años, empecé a estudiar joyería contemporánea con Mabel Pena, a quien descubrí en la edición de 2016 de la feria de Puro Diseño con mi mamá, Analía Basilio, que es artista visual. Estudiamos las dos juntas. En paralelo comencé con la carrera de arquitectura porque sabía que me iba a capacitar o habilitar para hacer lo que quisiera en términos de diseño. La arquitectura me encanta pero la joyería es mi pasión. Y desde entonces me dedico con todo. Hasta tengo una marca más comercial, Mujeres Amazonas, que llevo adelante con mi mamá.

Mientras estudiaba arquitectura me fui comprando herramientas y me armé mi taller. En tanto conocí el trabajo de Fabiana Gadano y me apunté en su taller porque me di cuenta que, también como ella y al igual que Mabel, quería y me interesa hacer joyería a partir de materiales recuperados. Y, sobre todo, advertí que es inestimable el concepto que hay detrás de una pieza de joyería contemporánea. Desde entonces participo en sus talleres de experimentación de materiales recuperados y encontré en la transformación de latas mi opción para crear.

Seguir estudiando y seguir intercambiando en un grupo de estudio es muy valioso y enriquecedor. Trabajar con Fabiana es una inspiración, y no lo puedo dejar. El hacer joyería en un taller es mi lugar en el mundo.

Primero empecé con papeles metalizados, con envoltorios de alfajor, pero veía que había muchos artistas muy buenos trabajando y aplicando variedad de técnicas sobre papel y es una especialidad bastante desarrollada.

Buscaba algo que me gustara más, distinto, visto pero poco, y pasé a las latas, a las cuales me resistía en un principio porque me parecía un material difícil de manejar, filoso, pero después de mucho ensayo y error, pruebas y trabajo, me di cuenta que con ese material tan duro y frío podía llegar a hacer piezas orgánicas y maleables. Y me encantó el proceso que pude experimentar.

Encontrar el material justo es un logro. Poder manejarlo y trabajar con técnicas que te lleven a una propuesta genuina y original, es genial. Hay muchos artistas joyeros que trabajan con aluminio reciclado de latas, como la surcoreana Eunseok Han quien combina o une pétalos de latas con filamentos PLA, que me encanta. Es cierto que independientemente del material, cada uno hace su camino, su proceso y consigue expresarse de manera distinta.

 

Transformar materiales

 

Mi proceso de creación consiste en el aplanado, laminado, corte y pegado mediante remaches de piezas de latas, a las que eventualmente agrego engarces en plata, aunque generalmente también uso alpaca.

En esta primera etapa de mi trabajo me interesa que conservar los colores propios de las estampas o inscripciones de las latas, siempre para poner en valor o destacar el uso ese material recuperado. Y sigo líneas que genero de manera intuitiva, ya que de alguna manera me dejo llevar por las formas que se van dando en esa manipulación del material y, finalmente, le doy firmeza con resinas.

Como resultado, consigo crear piezas bien orgánicas, no ríspidas ni filosas, y logro llevar ese material a otra instancia.

Hago mucha maqueta, dibujos y armo tableros de inspiración con collages para definir diseños y líneas de trabajo para luego pasar al metal. Ese hábito de maquetear lo adquirí estudiando arquitectura.

Aplico muchos procesos y sistematizaciones que he aprendido en la facultad. También muchas veces trabajando en mi taller de joyería en Marcos Paz descubrí cómo resolver proyectos arquitectónicos. Siempre ha sido un ida y vuelta entre un estudio y otro.

Solía apuntar a collares y anillos pero cuando aprendí los mecanismos que implican un broche y ahora es una pieza que me encanta. El broche tiene presencia, define una personalidad, tiene actitud. Un broche tiene una estructura, un sistema hasta milimétrico y cuidado, un soporte de obra con el que podés portar una composición interesante. Disfruto mucho de hacer un broche y portarlo me fascina.

Recientemente incursioné en aros que suponen técnicas de joyería específicas y su proceso fue un desafío que me gustó atravesar. Sobre todo, porque un par de aros hechos con mi método de las latas no resultan espejados.

 

“Es inestimable el concepto que hay detrás de una pieza de joyería contemporánea”.

 

_Te interesa centrarte en la recolección y transformación de materiales dentro de la joyería.

_Sí, sobre todo. La joyería es un oficio interesantísimo y el manejo contemporáneo le da sostén con el concepto que la define.

De esta manera, la joyería contemporánea es de arte con piezas que se pueden portar. Si a eso se le suma una clara comunicación de ese concepto que se quiere transmitir y el uso de materiales reconvertidos, como en mi caso, la joyería se consolida, proyecta y potencia.

“Con el uso de materiales reconvertidos, la joyería contemporánea se proyecta y potencia”.

_¿Qué querés comunicar?

_La importancia de reciclar para sostenernos, cuidarnos, ya que no solo involucra el medio ambiente, un trabajo de este tipo indica que es posible tener otra actitud, más responsable, más consciente, más saludable.

Y también en cada trabajo que realizo aprovecho a comunicar mis ideas según el contexto de presentación.

 

“Hoy a través de la joyería quiero comunicar a importancia de reciclar para sostenernos, cuidarnos… es posible tener otra actitud, más responsable, más consciente, más saludable”.

 

La sustentabilidad posible

 

_¿En «Retoños» planteaste la necesidad de adquirir conductas de reciclaje, ¿es un hábito o un ejercicio diario en tu vida?

_Eso intento. Reconozco que puedo hacer más y estoy en ese camino. Ahora vivo en Marcos Paz y adquirí muchos hábitos, como el compostaje de desperdicios porque creo que la acumulación de residuos también genera enfermedades. Trato de evitar recibir y usar bolsas plásticas, obviamente si lamentablemente llegan a mí no las tiro a la basura para no sumar; eso sí que me preocupa y desespera. Tengo una plancha de estampado y a veces hago sobres y otros productos. Sé que por la distancia y ubicación al moverme en auto implica un costo ambiental pero trato de reducirlo lo más posible.

Y también me doy cuenta que el no querer tirar para no generar desperdicio hace que acumule, pero lo controlo bastante porque si no con ese criterio te traes de todo. Por ejemplo, de obras de construcción a veces agarro restos de caños de agua que encuentro tirados y ahora los uso de base para anillos.

Por pasión y hasta obsesión por la joyería, a veces termino revolviendo en volquetes pensando  que algo me puede servir para terminar en una joya. Es que si consigo rescatar algo para que el destino no sea la basura contaminante, me siento bien.

 

“Por pasión y hasta obsesión por la joyería, a veces termino revolviendo en volquetes pensando que algo me puede servir para terminar en una joya”.

 

_¿Cómo compatibilizas el manejo de metales, como la alpaca y la plata, por su origen, incluso con el papel, con esa sustentabilidad que busca no causar daño al medio ambiente? ¿O que tu actividad mantenga o no impacte en el ambiente y la calidad de vida? 

_Uso metales reciclados y al fundirlos yo también trato de minimizar el desperdicio. Además hago casamiento de metales para las piezas de Mujeres Amazonas. Reconozco lo que planteás sobre el origen extractivista de los metales y su manejo, admito que me gusta mucho la joyería metálica. Cuido al detalle, investigo y pruebo para que mis piezas sean durables de manera de no generar roturas ni nuevos descartes.

Pretendo que una joya trascienda lo temporal y dure toda la vida. Y si se hace con un material que se recupera de la basura, mucho mejor. Sé que es un granito de arena pero un aporte al fin. Es más honesto plantear que uno intenta disminuir y no decir que no contamina. Hay que ser conscientes e intentar lo que se puede con un esfuerzo sostenido.

 

“Pretendo que una joya trascienda lo temporal y dure toda la vida. Y si se hace con un material que se recupera de la basura, mucho mejor”.

 

_¿Buscás que las piezas sean portables?

_Sí. Por eso, reitero, considero que las joyas contemporáneas son piezas artísticas que se pueden portar. Esa portabilidad que sostengo genera una comunicación entre el artista y el usuario, valga la redundancia, que es muy importante. También lo busco para promover la joyería de arte porque la respuesta o devolución de quien lleva una joya muchas veces sorprende y hasta completa el trabajo. Que la joyería contemporánea circule en diversos espacios es buenísimo.

“Esa portabilidad de la joyería que sostengo genera una comunicación entre el artista y el usuario que es muy importante.”

Personajes familiares

 

_¿De qué se trata Mujeres Amazonas?

_En la mitología clásica las mujeres amazonas son una tribu guerrera. Es una propuesta joyera que tiene que ver con una historia familiar. A mi mamá y a mí nos criaron mis tías abuelas chaqueñas que vinieron a Buenos Aires a lucharla; una de ellas es quien me enseñó a coser, todas muy trabajadoras que nos enseñaron también a ayudarnos entre nosotras.

Las mujeres con actitud tienen gran presencia en mi familia y de esta sororidad surgió el nombre. Crecí en medio de pinturas y esculturas que hacía mi mamá artista plástica.

Y esta firma de joyería contemporánea la llevo adelante con ella. Seguimos estudiando juntas. La joyería es un espacio que compartimos.

Mujeres Amazonas es una propuesta de joyería con piezas únicas en metal, como plata, alpaca y bronce, hoy de líneas orgánicas, inspiradas en la naturaleza, con mucha textura.

 

“Mujeres Amazonas es una propuesta de joyería con piezas únicas en metal, de líneas orgánicas, inspiradas en la naturaleza, con mucha textura”

 

_¿Cómo es hacer joyería con tu mamá?

_Es hermoso, compartimos todo. Desde el estudio hasta el hacer, intercambiando ideas, consultas, opiniones, comprando materiales, yendo a muestras. La joyería es un medio más para comunicarme con mi mamá, nos une mucho.

 

“La joyería es un medio más para comunicarme con mi mamá, nos une mucho.”

 

¿Pensás trabajar en otros materiales o pretendés perfeccionar tu trabajo con el manejo de las latas?

_Me gusta la materialidad, todos los materiales y, como mencioné, soy de guardar elementos para cuando fluya una idea o descubra qué puedo hacer.

Tengo mucho para experimentar con las latas, ya que es un material que puede tener más posibilidades. Además de que el desarrollo de joyas de este tipo implica mucho trabajo e incluye un tiempo de secado importante que hace a la terminación de las piezas, se puede seguir ahondando en ese proceso y descubrir más alternativas. Hoy pienso seguir asociando ese aluminio recuperado a otros metales porque me permite aplicar técnicas joyeras.

Sin embargo, aunque estoy a full en este plan, no descarto sumar o empezar a probar con otros materiales, sobre todo si son reciclados.

 

“Tengo mucho para experimentar con las latas, ya que es un material que puede tener más posibilidades.”

 

_¿Te proponés proyectar tu trabajo en el exterior?

_Me voy presentando a diversas muestras de acuerdo a la temática y veo si mis piezas responden a esa convocatoria. Me interesa mucho interrelación que se da con el público de exposiciones y ferias, no solo en muestras locales sino en el ámbito internacional, desde donde, por ejemplo, recibí mensajes gratificantes como de la muestra del desafío Tincal lab en la que una visitante me dijo “Lo vi, me enamoré y me lo llevé a casa” sobre el broche de «Rebrotes».

Su comunicación me hizo ver la proyección o alcance que puede tener la joyería, lo cual genera un diálogo, una conexión especial y pone de manifiesto sentimientos que muestran cómo una joya moviliza y lo mucho que se puede decir a través de ella.

Otro mensaje daba cuenta del trayecto de una de mis joyas y cómo de mano en mano terminó siendo elegido por unos chicos para el cumpleaños de su mamá. Que de mi taller terminen del otro lado del mundo es impactante. Esos destinos impensados de una joya son estimulantes.

Estos concursos y desafíos me gustan porque incentivan a crear, tal vez, piezas nuevas u otras que si no tuviera que responder a una convocatoria no haría o sí… Lo bueno es que podés hacer algo distinto o, más bien, puede llevarte a algo diferente; con todo, es interesante el intercambio, insisto. A veces pienso que no me va alcanzar la vida para probar y hacer todo lo que quiero y lo mucho que se puede hacer con la joyería contemporánea.

 

“Ver la proyección o alcance que puede tener la joyería, genera un diálogo, una conexión especial y pone de manifiesto sentimientos que muestran cómo una joya moviliza y lo mucho que se puede decir a través de ella.”


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Entrevista a Monique Lecouna

Apuntes | Notas

En la joyería contemporánea encontré más innovación que en otros ámbitos del arte


Entrevista a Monique Lecouna

Por Delia Alicia Piña

 

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Trabaja sobre materiales existentes para contar historias, muchas de las cuales buscan repensar lo femenino, tanto que asegura que “en este momento es obligatorio ser feminista”.

Monique Lecouna es un artista plástica en cuya obra confluyen la pintura y la joyería. “De alguna manera son lo mismo porque tratan o manifiestan mi necesidad de contar algo, de hacer”. Y su hacer cada vez más tiene que ver con lo textil.

No se considera joyera sino una artista que hace joyería. Sus piezas contemporáneas ya recorrieron galerías y exposiciones en distintos lugares del mundo y hasta forman parte de colecciones de museos. Por segunda vez fue elegida para participar en marzo próximo de la semana internacional de joyería Schmuck.

Conocé su historia a través de su obra, qué transmite y por qué. Sus intereses, trayectoria y objetivos que la llevan a seguir proyectando su trabajo.


_¿Por qué empezaste a incursionar en joyería contemporánea?

_Tengo formación en pintura en el Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón y un posgrado en la escuela De la Cárcova. Siempre pinté, por eso a cada rato estoy incorporando pintura a mis trabajos de joyería.

Mi acercamiento a la joyería creo que surgió jugando haciéndome collares solo porque tenía ganas. Cada vez me fue interesando más pero advertía la limitación de no tener técnica, ya que quería hacer más y no podía; tenía la idea pero no sabía cómo materializarla.

Indagando me llamó la atención el proyecto de Taller Eloi, me encantó la propuesta de Jimena Ríos y comencé con su seguimiento de obra. Entonces no existía la escuela sino talleres de formación, en los que aprendí a medida que fui necesitando a engarzar, soldar, calar o lo que se me fue presentando. Pasé por distintas técnicas a medida que las fui precisando.

Por entonces, no conocía mucho de joyería contemporánea y descubrí un mundo increíble, en el que encontré más innovación que en otros ámbitos del arte, porque permite trabajar con cualquier material y en distintos tamaños. Lo interesante, que marca y diferencia a la joyería es que podés contar una historia, cada joya siempre tiene un relato detrás.

Empecé en 2013 en Eloi y sigo con la clínica de obra dos veces por semana, en un grupo reducido con la tutoría de Jimena Ríos. Cada una trabaja su proyecto, todos comentan y opinan, señalan cosas que tal vez no se te ocurren y suman, ves qué hace el otro, salís de tu mundo, tenés en cuenta otras miradas y eso es muy enriquecedor.

 

“Lo interesante, que marca y diferencia a la joyería es que podés contar una historia”.

 

_Tenés una línea en más en metal que presentaste en el Callenge de Tincal lab, por ejemplo, y otra más artística, que se ve habitualmente en el circuito de galerías, como en «Hasta que la muerte nos separe» vista en Lalabeyou, Madrid.

_Sí. Cuando arranqué, inicié con metales. Desde entonces trabajo sobre materiales y piezas que ya existen, no con cosas nuevas salvo que sea una pieza por encargo, y pueden ser desde un metal hasta un textil. Como la estola sacerdotal de un tío abuelo en la que trabajo para presentar en Schmuck; un textil que elegí porque me ayuda a contar mejor la historia. Siempre algo de la pieza, sea su color, textura o su historia, tiene que ver con lo que quiero decir a través de la obra. En joyería no hay nada elegido al azar o solo porque gusta.

 

“Trabajo sobre materiales y piezas que ya existen, pueden ser desde un metal hasta un textil.”

 

Historias de joyería

 

_¿Partís de algo que ya existe para contar una historia que ya tenés o la vas contando a partir de esa pieza o material existente?

_La historia la tengo, siempre está en mí, durmiendo aunque no sea consciente de eso, pero a veces me pasa que me regalan una pieza, como esa estola, y no es que de inmediato sé que voy a hacer sino que es un proceso; en este caso arrancó con convivir con esa pieza, viéndola permanentemente y, así, de alguna manera comenzó a crecer la necesidad de contar una historia. Se trata de un trabajo conjunto, un lenguaje; trabajo a la vez que lo pienso, no es que lo tengo definido de antemano. Es como cuando escribís un relato, lo vas desarrollando, contando, acomodando, sacando y poniendo hasta que queda claro. A veces, hay algo que cuesta más porque sé lo que quiero y lo que no me gusta; otras, no sé bien cómo pero tengo en claro lo que no es así. Siempre guardo cosas que en un momento no sé para qué y luego descubro la necesidad de usarlas durante el proceso de creación de una obra.

En la pieza que mencioné bordé una trama similar al tejido mamario que saqué de un libro de histología que me regaló una compañera de Eloi. Cuando me lo ofreció lo recibí porque me gustaron las imágenes y trabajando en esta última obra me di cuenta que me venían bien para incorporarlas. Así se construye una obra, pensándola, viendo cómo hacerla, qué requiere y se van sumando elementos con sentido.

 

“Se construye una obra, pensándola, viendo cómo hacerla, qué requiere y se van sumando elementos con sentido.”

 

_Tu formación artística te da una perspectiva y un manejo distinto de la joyería contemporánea que no se ve en otros ¿Cómo es esa mirada?

_El tener una base artística me facilitó ciertas herramientas y sí probablemente me dio otro manejo. En un inicio, al no tener un criterio joyero no tenía el prejuicio de usar un material con otro, tal vez por desconocimiento o por no tener idea de qué metal iba con qué o si debía ir o no uno con otro, por eso probaba de todo. Esa desventaja me dio la ventaja de tener la libertad de hacer y ensayar.

Además, observo mucho arte. No hay exposición que no vea en Buenos Aires. En todo viaje que realizo voy a la mayor cantidad de museos que puedo y suelo volver a ver obras y muestras una y otra vez. Tengo mis favoritos como las pinturas negras de Francisco de Goya en el Museo del Prado. Este año tuve la suerte de poder ir a la Bienal de Berlín y a la Bienal de Venecia y sé que eso en algún momento lo visto va a decantar y salir. Me gusta mucho ver lo que no conozco, nuevos artistas y conmoverme; asimismo, observar miradas distintas para percibir qué me despierta, qué me suma.

Otra de mis predilectas es la artista contemporánea belga Berlinde De Bruyckere. Fui especialmente a Maastricht, en Países Bajos, a ver su retrospectiva. Hace esculturas del cuerpo humano impactantes en cueros, textiles, pieles, pelo, madera y metales. Ya la había visto en Praga en una muestra en la que cinco artistas mujeres, Berlinde más Marlene Dumas, Tracey Emin, Kiki Smith y Louise Bourgeois exhibían su punto de vista sobre el cuerpo humano y me impresionó. También, me conmueve la pintura de la sudafricana Marlene Dumas que critica la identidad racial, sexual y social. Y la escultora parisina Louise Bourgeois nacionalizada estadounidense, la de la megaaraña, cuyo trabajo también hace referencia a la figura humana.

Me di cuenta que me gustan mucho las obras de las artistas mujeres, que puedo conocer y admirar porque ahora se muestran más. Cuando estudié Bellas Artes casi que no se nombraban a las mujeres…

 

“No tenía el prejuicio de usar un material con otro, por eso probaba de todo; y esa desventaja me dio la ventaja de tener la libertad de hacer y ensayar.”

 

_La joyería es para vos también un medio de expresión artística.

_Sin duda. No me considero joyera sino una artista que hago joyería en tal caso. Por empezar no tengo la técnica que sí tiene un joyero tradicional sino que, reitero, adquiero la técnica que necesito y me alcanza para lo que quiero hacer, y si no busco ayuda en el Taller. Sin lugar a dudas la joyería es un arte.

 

“No me considero joyera sino una artista que hago joyería.”

 

_¿Cómo es esa joyería que querés hacer?

_Es que no me planteo hacer joyería. Va surgiendo y sin quererlo me doy cuenta que voy más hacia lo textil. Antes trabajaba más en metal, y sigo haciéndolo, pero de a poco fui trabajando con textiles y ya estoy en ese camino; aunque no sé hacia dónde pero sí sé lo que quiero contar.

Mi trabajo tiene dos ejes principales: uno tiene que ver con lo formal, con materiales existentes, y el otro tiene relación con la temática de repensar lo femenino. Me parece necesario hablar y volver a hablar y seguir hablando de este tema; creo que en este momento hasta es obligatorio ser feminista. Mis últimos trabajos tienen que ver con lo femenino y, por otra parte, también con temas relacionados a la iglesia en general, con la iglesia y las atribuciones que se toma con el cuerpo femenino.

Esto lo planteo en la reciente muestra Joyas devocionales con mi obra «Joyas de luto», un trabajo en homenaje a las mujeres afganas. Cuando leí que los talibanes tomaron el poder sentí dolor y luto porque fue una vuelta atrás, ya que las mujeres debieron volver a cubrirse, no pudieron salir más solas y perdieron un montón de derechos ganados, fue un retroceso no solo para ellas sino para todas, hasta para toda la humanidad. En ese momento, sin saber de esta convocatoria de Elena Alfonsi y María Rosa Franzin, cuando la vi, dije justo para exhibir mi obra.

Trabajé en esta temática e incorporé pintura. La pieza está hecha con capas de tules y encajes negros; la primera capa es una pintura de un cuerpo femenino en su parte de  adelante y desnudo en la parte de atrás, todo en un escapulario. Y fue otra oportunidad para sumar pintura. Hay obras que tienen escondido un rastro de pintura, no hace falta que se vea; por ejemplo, puedo teñir una tela con pintura porque el color que tiene no es el que quiero; trato de que haya una huella de pintura. No siempre lo hago, pero al hacerlo me ayuda a fusionar estos dos mundos: la pintura y la joyería confluyen. Cuando empecé creí que no se tocarían, pero me fui dando cuenta que de alguna manera son lo mismo porque tratan o manifiestan mi necesidad de contar algo, de hacer.

El mundo de la joyería es increíble. También miro mucha joyería y actualmente advierto que la profundidad de las propuestas es impresionante.

“De a poco fui trabajando con textiles y ya estoy en ese camino; aunque no sé hacia dónde pero sí sé lo que quiero contar”.

Repensar lo femenino

 

_¿Para ese repensar lo femenino la joyería es tu mejor herramienta?

_Busco repensar qué pasa con la mujer en la sociedad y qué hacemos nosotras por ese rol. Por eso, en paralelo porque no se trata de la joyería sino de la vida misma, he hecho grandes cambios en lo personal. En paralelo a que sentí la necesidad de expresarlo también sentí la necesidad de mucho cambio.

En otros trabajos también hablo de mi abuela y de mis tías para homenajearlas en sus luchas porque hicieron lo que pudieron, al igual que mi mamá que como profesora de letras y militante política también hizo su aporte, lo que pudo en el contexto que la limitaba; sin embargo, me dio alas, seguridad y conciencia por eso siento que está bueno homenajearlas. Me guío mucho por lo que siento.

 

“Busco repensar qué pasa con la mujer en la sociedad y qué hacemos nosotras. No se trata de la joyería sino de la vida misma”.

 

_Así como estos homenajes que mencionás y este último a las mujeres afganas, también lo hiciste hasta con Juan de Arco.

_Sí, siempre. Fui evolucionando desde mis primeros trabajos fuertes, a lo mejor más directos, como uno de los corsets que mencionás, hasta llegar a otros más sutiles en los que me siento más cómoda. No es el grito sino el susurro, que puede ser más permanente. No salgo con una pancarta a una marcha, aunque sí voy, pero con estas manifestaciones me expreso igual de manera genuina, en mi vida también.

 

“Fui evolucionando desde mis primeros trabajos fuertes, a lo mejor más directos, hasta llegar a otros más sutiles en los que me siento más cómoda”.

 

_Hacer y deshacer, reciclar, recuperar y poner en valor o darle un significado a piezas, que en una composición son una obra de joyería de arte, pareciera ser una constante en tu trabajo.

_Sí porque me gustan los textiles, investigo y los busco en ferias locales y durante viajes. Reitero, no es que lo veo y se me ocurre qué hacer o lo adquiero para algo en particular; aquellos telones de terciopelo manchados que adquirí los terminé usando en su parte interior en varios trabajos. No casualmente, habiendo tantas mujeres ocultadas o forzadas a ocultarse, me encantaron esos telones que ocultan, los cuales terminé usándolos en piezas que hablaban de lo femenino.

Es una constate la relación entre la pieza y la historia, mediante la cual el significado sale a la luz. Eso es lo que me pasó con el pectoral Juana de Arco, porque cuando lo estaba haciendo Jimena Ríos me dijo: “Me hace acordar Juana de Arco”…, y no me había dado cuenta hasta ese momento. Entonces, recordé que mi mamá era devota de esta santa Juana de Arco por lo que en el comedor de mi casa había un retrato de esta santa francesa. De todos modos, cuando empecé con la obra no lo tenía en claro y después fue saliendo y advertí que surgió porque toda la vida la veía a diario e inconscientemente su imagen me quedó grabada; así, algo de ella salió a la luz.

Es lo genuino y la honestidad del trabajo lo que lleva a manifestarnos tal cual somos, siempre algo de cada uno surge y eso está muy bueno.

A veces veo algunos trabajos de joyería y pienso cómo me encantaría hacerlo de esa manera, pero después me doy cuenta que no sería mío, no me representa, no sería yo. En el caso de esta pieza utilicé otro telón de teatro del cual usé la parte de afuera labrada, la de adentro la apliqué en otras piezas.

 

“Es una constate la relación entre la pieza y la historia, mediante la cual el significado sale a la luz.”

 

_¿Coleccionás piezas antiguas?

_Tengo locura por las cosas antiguas. Desde la vajilla diaria, con platos de porcelana distintos de diversos lugares del mundo que fui comprando con los años, hasta un sinfín de piezas algunas de las cuales derivan en obras.

A propósito, cuando en 2018 expuse en Bucarest tuve la oportunidad de hacer un coaching con Paulo Ribeiro y le contaba que me gustaban las cosas viejas y oxidadas porque me interesa el paso del tiempo, él me insistió en que había algo más detrás de ese afán. Entonces recordé que mi papá también compraba cosas viejas todo el tiempo en remates y las guardaba porque pensaba hacer algo con ellas pero después no lo hacía… Me hizo ver que ese interés mío tenía que ver con mi padre, que pude continuarlo y hacer algo, y eso me reconcilió con él que en un principio no aprobaba o se disgustó cuando le dije que iba a estudiar Bellas Artes, aunque me apoyó y me bancó… Por eso, siempre hay una historia y mucho por indagar dentro de uno a partir de una obra.

Cuento con muchas piezas en medio de un gran desorden porque soy bastante caótica y las piezas están dónde y cómo puedo tenerlas; sí están reunidos las lozas, por un lado, los metales, por el otro, más allá los textiles.

Respecto de ese pectoral por el que me preguntaste incluye parte de una pieza Limoges que corté especialmente con un disco diamantado. A veces respeto la forma de la pieza tal como la encontré y otras, como en este caso, la corto y adapto para que me acompañe en lo que quiero hacer.

 

“Tengo locura por las cosas antiguas, un sinfín de piezas algunas de las cuales derivan en obras”

 

_Te inspira también la literatura, como en el anillo «Mi pequeño tesoro» a partir de “Una habitación propia” de Virginia Woolf. ¿Qué tipo de lectura te gusta? ¿Ahora estás trabajando a partir de algún texto?

_Sí, obvio. Mi madre era profesora de letras, nos leía libros a diario y nos contaba historias no infantiles sino a partir de los textos que utilizaba para dar clases, como El Cid Campeador, por ejemplo, y nos inculcó la lectura. Leo un montón, tengo varias bibliotecas y hasta libros en el baño y la cocina, compro e invierto mucho en libros.

Trabajar a partir de ese libro surgió con la obra «Amuleto para proteger una habitación propia» en plena pandemia cuando me quedé sin taller y me preguntaba qué hacer; entonces comencé a trabajar en esta pieza que tiene entretelas en las que puse mis tesoros más preciados: perlas, partes de cerámicas, telas favoritas y hasta látex que es lo último que incorporé; todo esto es mi mundo. Es que sentí la necesidad de proteger mi cuarto. Me di cuenta que en realidad estaba dentro mío; mi cuarto propio es mi capacidad de crear. Tuve la necesidad de crear esa enorme pieza que me cubría, la cual me sirvió para preservar mi mundo, que se llama mi habitación propia.

Otro libro inspirador que usé fue “Agua Viva” de Clarice Lispector, para una serie de corsets que hablaban acerca de la violencia contra la mujer: incluí en su interior frases de este texto.

Con estas obras me pasó algo especial pero no siempre suelo trabajar a partir de libros o aún no me lo planteo; tal vez este recurso esté en mí y aún está un poco dormido.

A veces leo novelas y otras, como ahora, que estoy con catálogos de obras de las artistas que mencioné. También, de Anselm Kiefer, uno de los artífices del renacimiento de la pintura alemana en los años 70, cuya obra se vio en la última Bienal de Venecia, en el monumental palacio Ducal.

Hace poco me impresioné con la novela de terror “Nuestra parte de noche” de Mariana Enríquez, por cómo activa la imaginación; las imágenes se sucedían sin parar en mi cabeza y me atrajo la manera en que te va llevando con el relato.

 

“…Mi cuarto propio es mi capacidad de crear”

 

Materiales favoritos

 

_¿Tus materiales favoritos son las telas, las perlas, las cerámicas o porcelanas y ahora el látex?

_Las perlas me encantan por su simbolismo, son súper femeninas, tienen la delicadeza y la fuerza de una mujer y suman para lo que quiero contar, por eso están en la mayoría de mis trabajos. Hace poco incorporé el látex, sobre el cual trabajo y pruebo porque no envejece bien. Estos dos materiales fueron los que use en el anillo «Mi pequeño tesoro» del que hablamos.

Además de materiales antiguos, para no quedarme con la nostalgia de las cosas, como diría Iris Eichenberg: “Hay que actualizar la nostalgia”, sumo nuevas materialidades, el látex es uno de ellas; ahora estoy experimentando con látex líquido. También estoy añadiendo pesas de plomo que, entre otras, ya usé en «Julia».

Los hilos rojos son otros de mis elementos preferidos con los que me atrevo a bordar, no busco un bordado perfecto sino que me sirva; lo que hago con ellos me permite definir, resolver e interpretar algo de la mejor manera. Por eso, es importante ver y analizar los materiales adecuados para cada proyecto; en mi caso, cada pieza tiene el material que a mí me ayuda a expresarme.

Y las porcelanas desde ya. Tengo mías y muchas otras que me regalan, a veces vienen con restos o pedazos de una pieza rota que son verdaderos tesoros; algunos usé, otros tantos no, están ahí como esperando porque no fuerzo; cada material y cada obra tiene su tiempo; sé  que los voy a usar en algún momento; cuando decante la idea que lo requiera.

 

“Las perlas me encantan por su simbolismo. Hace poco incorporé el látex. Los hilos rojos son otro de mis elementos preferidos. Y las porcelanas desde ya”

 

_¿Mencionaste que Shinji Nakaba es uno de tus artistas joyeros favoritos, ¿por qué y qué otros te interesan?

_Shinji Nakaba participó de la muestra «Verdadero lo hecho. Exvotos y joyería contemporánea» y pude ver de cerca su obra de miniaturas impecables, fascinantes, con mucha técnica y además que atrae y genera emociones, muy bello. Un ser sumamente generoso que accedió a participar de esa propuesta, quien también me conmovió al hablarme de mi obra el día de la inauguración de su muestra en Munich, una persona increíble.

Me gusta mucho el trabajo de Iris Eichenberg, muy completa, cuyas diversas expresiones tienen una profundidad e inteligencia llamativas, también quien tiene un trato súper accesible y agradable. Asistí a sus workshops ofrecidos en Buenos Aires, durante una experiencia de convivencia espectacular, con un trabajo intenso y charlas enriquecedoras.

Lo mismo que Caroline Broadhead, una artista integral que hace desde piezas de joyería hasta performances con una gran sensibilidad que invita a reflexionar. A Manon van Kouswijk también tuve la oportunidad de conocerla en Eloi y explora a través de una variedad de materiales y procesos buenísimos, y eso me gusta muchísimo. Lo mismo, como muchos otros grandes artistas, tienen un trato humilde y ameno.

 

“Shinji Nakaba, Iris Eichenberg, Caroline Broadhead, Manon van Kouswijk, entre otros”

 

_Formás parte de varios colectivos joyeros de formación, de exposición y hasta de tiendas, ¿buscás el intercambio artístico y te gusta trabajar en grupo?

_Mi relación más constante es con Eloi, por supuesto, y con Precious Collective, colectivos en los que se da un gran intercambio artístico, que va de comentarios, difusión de trabajos que ponen en valor el esfuerzo, la constancia y la propuesta, claro, a opiniones muy valederas. Para Adorment me contactó Ilaria Ruggiero a partir de mi trabajo para el proyecto de Caroline Broadhead «Postcards from the Edges» y me invitó a por mi referencia al racismo.

De estos últimos rescato la colaboración porque me gusta mucho saber que cuento con el otro y que si tengo una duda me ayudan o dan su opinión; sé que en estos grupos tengo respaldo. Aplico como una más en las convocatorias y, no obstante, el intercambio que se da es muy bueno.

Resalto Eloi porque se da una interacción más directa y muy rica, porque al tiempo que trabajo, sumo y crezco. En la clínica de obra, pasan muchas cosas buenas como que el otro siempre ve detalles que uno no advierte y mirás el trabajo en perspectiva.

“Siempre hay una historia y mucho por indagar dentro de uno a partir de una obra.”

Cuando la memoria se hace joya

 

_También te vas a presentar con Alliages de la mano de Juan Riusech en «Missing Memories». Trabajaste varias veces el tema de la memoria: «La memoria es un laberinto» o «Amuleto para proteger una habitación propia».

_Lo de «Missing Memories» será un enfoque personal sobre la memoria. Y sí, muchas de mis obras tratan este tema. «La ficción de la memoria: la memoria es un laberinto», como señalás por ejemplo, o los recuerdos de mi infancia presentes en «Amuleto para proteger una habitación propia», tal cual.

En todos mis trabajos está presente de alguna manera, porque no creo que alguien pueda escapar a la memoria. En esa serie denominada «La ficción de la memoria» planteo que la memoria es una ficción, porque cuando recordás y relatás un hecho lo pasás por un tamiz; es lo que recordás que sucedió no sé si es lo que sucedió exactamente; simplemente es la historia que recordás. De un mismo hecho cada uno de los presentes recuerda algo que no siempre es lo mismo, es lo que le impactó y, tal vez, se quiere olvidar de otras cosas. De todos modos, la memoria es donde todo sucede por segunda vez, y recordar es reconstruir porque la memoria es un proceso creativo.

Estas piezas reúnen fragmentos, por eso tiene bronce patinado, parte de jarrón de porcelana japonesa 1950, vidrio, metal oxidado, loza inglesa, un cairel antiguo, parte de un terciopelo devoré de un antiguo telón, que unidos son retazos de lo que uno se acuerda; junté todo y armé una nueva historia.

Muchas de estas piezas que cuento no están conmigo sino en galerías o incluso en la colección permanente de Espace Solidor, en el Contemporary Jewelled Art Gallery & Museum, en Cagnes-sur-Mer, cerca de Niza.

Una pieza que también refiere al tema es «Julia», la cual forma parte de la serie «Rastros Silenciosos» en la que trabajé con una cortina antigua, cuentas de cristal, hilos, tul, pintura acrílica, antiguas pesas de plomo para vestidos y un cierre de plata. Hoy está en manos de Felicia Li de Vonmo Studio, en China, creadora de la iniciativa «Purificando el alma» que se iba a realizar en Qinghai con una ceremonia de purificación en la naturaleza, interesante, pero se suspendió por el rebrote del Covid.

 

“En todos mis trabajos está presente de alguna manera porque no creo que alguien pueda escapar a la memoria”

 

_Y como si fuera poco, otra vez en Schmuck. 

_Es increíble, muy feliz, es grato sentirse reconocida y más por Caroline Broadhead a quien, como mencioné, admiro mucho. Y es increíble porque estoy en la misma muestra de grandes referentes así que es un orgullo, me impacta. Estaría bueno estar presente, pero la distancia, el trabajo y la vida te ubican y, a veces, es más fuerte la necesidad de estar con las manos en el trabajo, en la creación, veremos porque el intercambio es fuerte, muy interesante. Que mi obra circule está bueno.

 

“Es increíble, muy feliz, es grato sentirse reconocida y más por Caroline Broadhead… es un orgullo, impacta.”

 

_¿Proyectos?

_Estoy en tres proyectos o tengo tres posibilidades de trabajo. Es que hay obras que llevan mucho tiempo de elaboración o hasta de maduración. Son piezas que cuando las termino me genera un gran vacío; entonces tengo que despedirla y de alguna manera empezar a enamorarme de la nueva. Estoy en ese proceso con «Los Mandamientos», la elegida para Schmuck 2024. Se trata de parte de una casulla sacerdotal intervenida.

También, para el año próximo quedé seleccionada para Parcours Bijoux y presenté el proyecto «Estolas de protección», derivada de otra parte de la estola que se convirtió en «Amuleto de protección mi cuarto propio», hecha además con telas antiguas, encaje, tul, perlas, algunas de esas pesas de plomo en los dobladillos que mencioné, hilos, cera y pintura acrílica, que se vio en febrero pasado en la muestra de Taller Eloi, «Amuletos», curada por Jimena Ríos y Benita de Simone, en la  Casa de la Cultura de Vicente López.

Tengo otras cuatro estolas en curso; me gusta tener cosas esperándome… por eso busco trabajar en paralelo e ir viendo qué surge hasta estar bien segura y sigo a full hasta terminar. Lo importante es hacer, después se ve si se muestra o no. Tengo muchas piezas hechas que no he mostrado y se ven luego de mucho tiempo, como la que se expuso en Roma Jewelry Week, un brazalete de bronce y hierro oxidado patinado.

Ese fue un evento al que fui convocada. Últimamente me llaman de muchos lados, como para Adorment por parte de Ilaria Ruggiero, como señalé, y lo analizo porque quiero darme el tiempo necesario para crear, que es lo más importante. Esas eran piezas de metal, material al que vuelvo cada tanto, como las que exhibí hasta el sábado último en el pop up de Tienda Eloi.

 

“Estoy en tres proyectos. Me gusta tener cosas esperándome… Cuando termino las piezas me genera un gran vacío; entonces tengo que despedirla y de alguna manera empezar a enamorarme de la nueva.”


Laura Egea, primer premio de Brazil Jewelry Week

La arquitecta y joyera contemporánea cordobesa ganó la 4a. edición de BJW


«Territorios» está hecha en porcelana fría con incrustaciones de alfileres acero bañados en plata.


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Entrevista a Cecilia Richard

Apuntes | Notas

En la joyería, lo precioso se traslada al concepto


Entrevista a Cecilia Richard

Por Delia Alicia Piña

 

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Cecilia Richard es una de las maestras joyeras más importantes del país. La primera en ser reconocida en el ámbito internacional. Desde sus inicios buscó hacer piezas “con significado”. Aprendió joyería mirando y haciendo y completó con una formación académica en escultura.

Considera a la joyería como un arte visual y hoy prefiere hablar de joyería a secas. Cuenta que trabajó mucho para ampliar los límites entre la joyería, el arte, la artesanía y el diseño hasta borrarlos, con el fin de hacerlos más permeables a propuestas novedosas.

Disruptiva, innovadora, una adelantada que habla de cómo evolucionó su trabajo e hizo que la joyería creciera desde el interior del país, particularmente, en su Córdoba natal, donde hoy se consolida un destacado polo joyero.

De sus iniciáticos objetos de mano en plata a megapiezas hechas con elementos de la naturaleza que requieren de más de un cuerpo. El concepto de cuerpo ampliado y cómo una joya contemporánea es llevada por un cuerpo social y hasta por un territorio. El por qué de su opción por la enseñanza en Caelum en vez de su proyección en el exterior. Sus definiciones, reflexiones y proyectos.


_¿Sos joyera autodidacta?

_Hace muchos años que me crucé con la joyería. No era un campo específico que me llamara o sobre el que tuviera un deseo, como cualquiera la disfrutaba aunque, en particular, no me interesaba. Sin embargo, mi cruce con el quehacer con los metales data de cuando tenía 22 años,  en un viaje.

Desde muy joven tuve la necesidad de hacer cosas pero que me significaran, de ser autónoma, quería activar simplemente por deseo de libertad. En 1988 ya tenía una producción artesanal que ofrecía en el Paseo de las Artes de Córdoba, se trataba de armadores volumétricos con formas determinadas, lo que hoy llamaríamos esculturas blandas. Entonces, decidí viajar a la feria de Villa Gessel con unas marionetas desarrolladas especialmente y conocí al orfebre brasilero Jorge Acevedo de Jesús, quien me enseñó los recursos básicos de la joyería. Como su forma de vida era el viaje, su taller entraba en una mochila muy ordenada. Viajé y aprendí como creo que él aprendió: mirando, como se aprende en la mayoría de los oficios, mirando y haciendo. Y esto tiene que ver con mi desarrollo en el campo de la joyería, con cómo entro a él. Esos recursos básicos eran el AB no el ABC: trabajaba con el alambre, cortaba con tijera de metales, soldaba y pulía. En un principio eso era la joyería para mí hasta que descubrí que se calaba y engarzaba.

 

“Desde muy joven tuve la necesidad de hacer cosas que me significaran, de ser autónoma, quería activar simplemente por deseo de libertad. Aprendí mirando y haciendo como se aprende en la mayoría de los oficios”.

 

_¿Qué te interesaba?

_Nunca me interesó la técnica por la técnica misma ni el diseño por el diseño en sí, sino la posibilidad atrapante que ofrece la joyería de pensar, imaginar y de llevarlo a la materia. Y esto ha sido el vector para hacer y sostenerme. Entro en la joyería buscando un medio de subsistencia haciendo algo que tuviera un significado; si me hubiese sentido presa de una mesa y de un deber hubiese soltado. El axioma que me acompaña desde entonces es el de prueba y error. Y abordé la joyería lejos de lo pedagógico y de la sistematización de conocimientos más bien desde la exploración material, técnica y formal. Eso fue mi motor.

Era principios de la década del 90 cuando no había internet ni bibliografía. Y también con un taller de mochila pude desarrollar piezas con la idea de poder generar una producción que me permitiera sostener mi austera economía, primero en Cuzco y luego durante un año en Brasil. Tras un viaje de dos años regresé a Córdoba habiendo desarrollado de manera autodidacta cierta habilidad. No he tenido un maestro que me dijera esto se hace así o que me indicara la lógica correcta de construcción de la joyería, porque la mía siempre fue experimentar, más allá de las técnicas de soldar y otros métodos constructivos mi lógica tiene que ver con la estética.

 

“Me interesó la posibilidad atrapante que ofrece la joyería de pensar, imaginar y de llevar a la materia.”

 

_¿La estética, el concepto y la poética son los pilares de la joyería que hacés?

_Sí, de hecho esos tres ítems son una declaración de principios para mí. La joyería es un lenguaje estético. Hoy los cánones de la joyería están abiertos, extendidos y hasta rotos pero en los años 90 no. En el 92 decidí ampliar mi quehacer artesanal e ingresé a la entonces Escuela de Artes de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba para cursar la licenciatura en Escultura que terminé en 2001.

Por entonces, en Córdoba no había quien enseñara joyería y si hubiese querido profundizar mis conocimientos técnicos no tenía opción. Ingresé como orfebre, teniendo una indagación y producción propia, con un conocimiento sobre cómo lidiar con las materialidades, con los  procesos de conformación de la materia y de las formas explorados y experimentados. Para esa ampliación estudié y mi trabajo se fue enriqueciendo. La formación universitaria me permitió comprender otras lógicas posibles del lenguaje plástico y conceptualizar mi trabajo.

En paralelo, trabajaba para la Feria Internacional de Artesanías, que hasta hoy se realiza anualmente en el complejo ferial de Córdoba capital. Por más de 10 años el ámbito artesanal me contuvo y pude desarrollar una propuesta estética interesante. Pero era un espacio que se manejaba con la lógica del producto y en cierta escala, y como ya tenía una propuesta más artística empecé a necesitar otros espacios, a buscar mi nicho. No encajaba en una joyería ni en una galería, que por entonces veían a la joyería no tradicional como un pariente pobre del arte; en ese momento los límites estaban más marcados.

Soy emergente de un contexto en el que he trabajado mucho para ampliar los límites entre la joyería, el arte, la artesanía y el diseño hasta borrarlos, para hacerlos más permeables a propuestas distintas, innovadoras. En este sentido, en 2001 cerrando mi formación de grado generé mi primera muestra individual y la primera de joyería contemporánea en Córdoba en la galería Martorelli-Gasser. Una propuesta que quedó stand by hasta 2007.

“Soy emergente de un contexto en el que he trabajado mucho para ampliar los límites entre el arte, la artesanía y el diseño, para hacerlos más permeables a propuestas innovadoras”.

_Esa muestra fue clave. ¿Cómo fue esa primera propuesta de joyería contemporánea??

_Una joyería de arte hecha en plata, mi material por excelencia en mis primeros 20 años, explorado en sus múltiples posibilidades, sin piedra, ya que en un principio era de las que pensaba que no podía faltar; tardé 10 años en emanciparme de la necesidad de la piedra para legitimar la idea de joyería que en ese momento era un mandato de la joyería tradicional.

Lo mío fue y es pensar haciendo y hacer pensando, en un diálogo interno y solitario como se da en cualquier taller de joyería de arte; entonces en Córdoba no tenía muchos pares… Y hacía una joyería con forma, volumen, tridimensional, espacial, dinámica que ya no necesitaba de las piedras, que solo aparecen cuando tienen una razón de ser estética por su forma y color, por ejemplo, y no per se. Esto que ahora parece una obviedad, algo sencillo, pero en ese momento tuvo que haber un proceso para lograrlo; hoy ya no se discute porque ya se cuestionó y resolvió, por eso está bueno saber cómo era el proceso de entonces y entrar en diálogo con la historia de la joyería local, de cómo se construía estéticamente.

 

“Lo mío fue y es pensar haciendo y hacer pensando, en un diálogo interno y solitario como se da en cualquier taller de joyería de arte”.

 

_Preferiste la joyería contemporánea.

_Hubo un momento en el que era necesario hablar de joyería contemporánea o de autor u otras denominaciones porque había que diferenciarse, porque se manifestaba otra manera de hacer, y esa manera de hacer tenía que ver con el pensar la joyería como un lenguaje y una estética, y había y hay muchas maneras posibles. La joyería tradicional es un lenguaje posible que lo heredamos, que es hegemónico, eurocentrista, patriarcal, que tiene la lógica del debe ser… pone el acento en la técnica, en la destreza y es súper valioso pero no pensaba y sigo sosteniendo que no podemos quedarnos solo con eso.

La técnica nos da recursos y cuantos más recursos técnicos adquirimos tenemos más posibilidades de hacer, elegir, para decidir cuál es la mejor opción para plasmar una idea. Lo que hace a la joyería tradicional es el uso de materiales preciosos a través de una capacidad técnica precisa.

En la joyería contemporánea, nueva joyería o joyería ampliada, lo precioso se traslada al concepto. El concepto es básico y cuantos más recursos tenemos, no solo técnicos sino plásticos  con la capacidad de generar e indagar en procedimientos que permitan alcanzar el modo más idóneo para significar una pieza, mejor resulta.

 

“En la joyería contemporánea, nueva joyería o joyería ampliada, lo precioso se traslada al concepto. El concepto es básico, pero cuanto más recursos técnicos y plásticos adquirimos, tenemos más posibilidades de hacer, elegir y decidir cuál es la mejor opción para plasmar una idea”.

 

Cuando un objeto se convierte en joya

 

_¿La joyería es un arte visual?

_Sí, claro. Un objeto se convierte en joya por su relación con el cuerpo y en una pieza de arte por su capacidad de significación. Me interesa cuando en esos procesos se desarrollan obras desde el punto de vista poético conceptual. Valoro todas las manifestaciones o las posiciones desde donde se trabaja la joyería. Yo particularmente trabajo y enseño desde la joyería contemporánea ofreciendo la posibilidad de aprender técnicas orfebres con la básica manipulación de los metales, que es axial a la joyería porque hace a su historicidad, tiene un capital propio inmenso y permite generar mecanismos para vincular el objeto al cuerpo ya que no cualquier material lo permite.

Sin embargo, la joyería contemporánea se centra en el concepto y de ahí que su materialidad es diversa.

Pero adhiero a la tendencia de dejar de sectorizar la joyería en contemporánea, de autor, de diseño o de arte sino de hablar de joyería. Hicimos nuestra ruptura, ya señalamos que estamos y evidenciamos que hay otra posibilidad. Ya se sabe, ahora hablemos de joyería, profundicemos en la joyería que sí obviamente es contemporánea, de nuestro tiempo, es de hoy. El término joyería hoy es abarcativo, y pensamos la joyería como campo del lenguaje que incluye distintas estéticas según desde donde se trabaje.

 

“Un objeto se convierte en joya por su relación con el cuerpo y en una pieza de arte por su capacidad de significación.”

 

_¿La escultura influyó en tu joyería?

_Cuando presenté la muestra-tesis en 2001 me sugerían que añadiera algunas de mis piezas escultóricas, pero no necesité justificar mi trabajo con una disciplina ya legitimada. Lo mío se trataba de joyería no de joyería escultórica o joyería como escultura a pequeña escala; más allá de influencias creo que una cosa es escultura y otra joyería. De esta manera, reivindiqué la capacidad de la joyería como disciplina en el campo de las artes visuales. Entonces, expuse piezas de aspecto arquitectónico, volumétricas, geométricas y dinámicas, porque siempre me inquietó la generación de espacio y volumen, por ejemplo.

Sin duda, que la escultura influenció en mi obra, pero antes de estudiar ya tenía mucha obra propuesta. Por ejemplo, aún tengo una pieza que hice en Perú en mi viaje de los 90, que le había regalado a mi madre, en la que ya aparecía el movimiento y también el trabajo en planos, una geometría con ciertas reminiscencias arquitectónicas, como el volumen. Y esa joyería de arte que expuse proponía una interacción con el espectador porque invitaba a ser manipulada.

 

“Reivindiqué la capacidad de la joyería como disciplina en el campo de las artes visuales”.

 

_¿Cómo eran esos objetos de mano?

_Arranqué con un cubo de 2×2 en plata que se fragmentaba en partes que se vinculaban con bisagras, una suerte de puzzle tridimensional, y fue una propuesta con la que inicié una serie de objetos de mano. Piezas que siempre se manifiestaban como la punta de un iceberg, que encerraban un proceso largo, ya que para llegar a conformarlas hubo años de trabajo. Me tomé más de un año a full para producirlas, sin pensar en el tiempo que me demandaba, la cantidad de material que implicaba o hasta qué necesitaba acelerar para ser vendida o crear para comercializar. No, nada de eso, dejé de lado esas premisas y me dispuse a experimentar y crear libremente.

Como me la planteaba como una pieza de joyería también me llevó tiempo analizar, en una instancia de diálogo interno, como decía, que siempre se da en el trabajo joyero; pensé en cómo vincularla con el cuerpo, pero no quería caer en la obviedad de ponerle un gancho para convertirla en broche, y como no admitía un elemento más decidí que fuera un objeto de mano. Un concepto que años después fue tomado por otros y hasta con evidentes características similares…

La pieza gráfica de esta obra de arte visual, ya que fue mucho más que un catálogo de presentación, circuló bastante y hasta varios años después; llegó a editoriales que colaboraron en su difusión, como Suma+ de la mano de Cayetana Mercé, lo cual le dio bastante visibilidad y fue conocida entre mis pares que no sabían de su existencia. Entré en contacto con Francisca Kweitel en 2006 y a través de ella luego con Ramón Puig Cuyàs, Gemma Draper y Estela Saez Vilanova, entre otros.

De alguna manera esta serie quedó cajoneada o en reposo, más bien, hasta que en 2007 las reedité y presenté en el II Salón Diario La Capital Diseño Contemporáneo, que admitía Joyería, organizado en conjunto con el Museo Castagnino Rosario, una ciudad que ha sido abre puertas para las expresiones de arte.

“Arranqué mi obra joyera con un cubo en plata que se fragmentaba en partes que se vinculaban con bisagras, una suerte de puzzle tridimensional, y fue una propuesta con la que inicié una serie de objetos de mano.”

Objetos de mano

 

_Seis años después no dejó de sorprender y fue premiada.

_Sí, esa obra que en 2001 fue innovadora siguió con igual sorpresa en 2007 en ese salón. Un objeto que por su factura, escala y materialidad es una pieza de joyería cuyo nexo es la propia acción de tomar, de agarrar con la mano. Por su confección y naturaleza, puesta de manera estática pedía ser agarrada; es que por su conformación mostraba y muestra indicios de que hay algo más que debe ser visto y puesto en movimiento. Estas piezas que recibieron el Primer Premio adquisición del VI Salón Diario La Capital, en la categoría Diseño Contemporáneo, hoy forman parte de la colección permanente del Museo Castagnino+Macro.

Reconozco que fue una propuesta que alucinó por estar en las lindes de la joyería contemporánea y el arte. Llamó la atención no solo por su realización o justamente porque ésta se realizó muy puertas adentro aunque había sido vista en 2001 pero años después comenzó a trascender en el ámbito nacional.

 

“Un objeto de mano que por su factura, escala y materialidad fue una pieza de joyería cuyo nexo es la propia acción de tomar”

 

_¿Cómo llegaste a Schmuck?

_Entonces supe de Schmuck y entusiasmada por el salón de Rosario apliqué para la edición de 2008, cuando había que realizar un envío físico, presentando dos piezas en las que trabajé en profundidad el concepto de unidad y fragmentación: el Objeto de mano y Objeto formado por dos pulseras. Este último se trató de un prisma en plata que se plegaba y desplegaba, y es el que fue seleccionado por considerar que el otro no era de joyería; es que por entonces la idea de objeto de mano no estaba validada. Así, fui la primera argentina en participar de esta muestra internacional sin más presentación o recomendación que mi propia decisión.

Quiero mencionar algo: cuando inicié tenía un amigo de familia orfebre que trabajaba en el centro de la zona joyera de Córdoba y cuando conocí su taller pensé que yo no podría estar en un lugar así, esto no lo haría ni loca recuerdo que pensé por lo lúgubre del sitio en el que se trabajaba en serie; salvo esta experiencia no volví a entrar a un taller de joyería hasta que conocí el de Jorge Castañón en 2006, aún después de trabajar con los metales desde hacía 15 años, y luego el de la casa taller de Puig Cuyàs cuando estaba en la Massana.

En Schmuck advertí que para ser parte de la escena joyera internacional tenía que estar y dedicarme a estar en ese escenario, por supuesto que implica una construcción pero preferí seguir dedicándome a la enseñanza en el ámbito local.

Desde principio de los años 2000 venía desarrollando un proceso de enseñanza aprendizaje mutuo que arrancó con Andrea Vaggione y Cecilia Romero, y pasé de hacer a sistematizar la experiencia y transmitirla. En este proceso la técnica fue siempre de la mano de la exploración formal y la experimentación.

 

“Fui la primera argentina en participar de esta muestra internacional sin más presentación o recomendación que mi propia decisión… Y apliqué con dos piezas en las que trabajé, en profundidad, el concepto de unidad y fragmentación.”

 

Opción por la enseñanza

 

_¿Cómo es ese proceso de enseñanza aprendizaje?

_De regreso de Schmuck muchos querían aprender el oficio conmigo, pero al no tener una formación sistematizada en joyería tenía cierto pudor; sin embargo, como a muchos les convencía mi obra -la propia obra legitima- y querían interiorizarse en mi proceso decidí poner la energía no en el ámbito internacional sino en el lugar donde vivía y vivo; así comencé a ser docente por pedido del público, ja ja… Tenía mucha demanda porque en Córdoba como mencionaba no había quien enseñara joyería, sí había algunos maestros orfebres pero no desde un taller escuela.

Vale aclarar que si bien no aprendí el oficio con un maestro, no estaba desprovista porque sí  tuve una formación académica que apoyaba mi quehacer. En 2008 arranqué con mi taller escuela.

Recién cuatro años después la Cámara de Joyeros de Córdoba abrió una escuela de joyería, lo cual fue enriquecedor porque amplió el saber tradicional. De hecho hoy llevo adelante Caelum con un egresado de esa escuela de la cámara, Lucas Pinto dos Santos, quien completó su formación en mi taller, y así ofrecemos técnica ampliada.

Desde entonces, trabajo a partir del tema que inquieta a cada uno o genero el espacio que favorezca la escucha de la propia voz porque no quiero que reproduzcan la mía sino que me interesa provocar una disposición corporal que genere una relación o diálogo con la materia, para que se registre o vea si opone resistencia para lo que se quiere hacer. Por ejemplo, a la hora de calar el metal lo primero que podría sobrevenir es hacer fuerza, pero en la experimentación uno se da cuenta que lo mejor es aprender a soltar para no imponer el propio deseo sino verificar cómo se comporta y cómo logro lo que pretendo; y seguro tengo que cambiar algo, por lo pronto aflojar la mano, el brazo, entrar en contacto con el cuerpo, con la propia resistencia; es preciso establecer una conexión entre el cuerpo y la mente.

Para advertir esto, también se necesita desarrollar una técnica y la habilidad de manejarla para poder generar ese diálogo y sacar el mejor provecho de la materia. Esta es una tarea humanizante en un tiempo de enajenación, convulsión, de violencia, de velocidad; por esto, lo primero es empezar a aflojar para generar una instancia de escucha y para “escuchar” al material tengo que primero escucharme a mí misma, para encontrar mi deseo, mi voz, la propia inquietud porque lo que me interesa a mí no tiene por qué interesarle al otro.

Por todo esto, en el proceso de enseñanza aprendizaje lo fundamental es preguntarse qué quiero o qué me interesa como punta de un discurso que va a llevar a desarrollar un pensamiento. Esto es lo más importante y lo que promuevo en los procesos de enseñanza aprendizaje que llevo adelante, es un espacio en el que pensamos juntos y vemos las posibilidades técnicas, materiales y analizamos cómo operan esos componentes para establecer una significación; así acompañamos ese proceso personal. Trabajamos de manera grupal y nos enriquecemos con diversidad de miradas, cuestionamientos y experiencias. Y en la medida en que cada uno se va disponiendo o queriendo se avanza en ese proceso que tiene mucho debate.

Creo que el mejor lugar es donde cada uno está, y el mejor interrogante es el que cada uno tiene. Lo importante es lo que a cada uno le interesa o lo que le significa, aunque parezca insignificante porque valorándolo se desarrolla, proyecta, crece y crea. Si logro desplegar los recursos para que se vuelva o se convierta en lenguaje para uno, buenísimo porque lo importante es el proceso y lo que provoca. No obstante, creo que la principal instancia de formación es el contacto y enriquecimiento humano por muy básico que parezca. Si Caelum genera un espacio para preguntarse quién soy o qué quiero, misión cumplida. Después si sos o no joyero o artista no importa.

 

“Decidí poner la energía en el lugar donde vivo… Si logro desplegar los recursos para que ese lenguaje se convierta en uno propio, buenísimo… Si Caelum genera un espacio para preguntarse quién soy o qué quiero, misión cumplida.”

 

_¿Es difícil ver qué hay detrás de una pieza de joyería para advertir su concepto o lenguaje?

_En lo personal mi intención no es transmitir sino de expresar un deseo porque puede suceder o no. No estoy atrás de transmitir algo, pero sí me parece significativo cuando alguien se inquieta frente a una pieza de joyería, cuando lo atraviesa o interpela.

Creo en la joyería como disciplina dentro del arte contemporáneo pero es claro que no todas las piezas que surgen en el proceso de exploración o experimentación son artísticas ni tienen esa poética que considero una de las bases de la joyería contemporánea, puede darse o no tal como sucede frente a una pintura, por ejemplo, puede conmover o no.

En ese sentido, cierta data del concepto, en general, complementa la lectura de la obra. Una pieza puede generar o conmover y después te enterás del concepto de objeto de mano, que el soporte es la propia acción, y esto suma info que te permite profundizar en su lectura; lo sepas o no, no incide en lo que te genera la pieza.

Muchas piezas generan un disfrute estético, aunque no necesariamente tienen que ser lindas o bellas. Repito, no necesariamente tener información facilita la experiencia estética.

Mi propuesta de taller escuela es anual porque creo que los procesos de experimentación y de pensamiento llevan su tiempo de maduración. No creo en los cursos cortos e intensivos. A su vez, sí están buenos ciertos talleres especiales que no solo gestiono y propongo sino que también realizo dentro y fuera del campo específico de la joyería y del arte. Instancias que se convirtieron en puntos de tracción de nuestro propio hacer, y tienen que ver con la escritura, lectura y producción, indagaciones conceptuales, procesos creativos y mucho más.

 

“No estoy atrás de transmitir algo, pero sí me parece significativo cuando alguien se inquieta frente a una pieza de joyería, cuando lo atraviesa o interpela.”

 

Caelum como espacio facilitador

 

_¿Cómo es Caelum?

_Es un espacio facilitador en la escena cordobesa, desde donde salieron nuevos queridos colegas, con quienes generamos una masa crítica súper interesante. Estoy muy orgullosa y soy admiradora de muchos de sus trabajos.

El nombre remite a la constelación del cielo austral Caelum o el Cincel, que también pareciera seguir las líneas  de un buril o un estilete, herramientas del escultor y del orfebre, e incluye más estrellas que también representan el caballete del pintor, todos elementos artísticos que inspiran este espacio. Más allá de esto Caelum también significa cielo, ese bajo el cual creamos.

Del taller de Cecilia Richard pasé a Caelum mediante una reforma edilicia que me permitió  incorporar un salón subsuelo como espacio de exhibición. Es un espacio que en sus 15 años de existencia fue sufriendo distintas transformaciones en el contexto de una casa de plan en un barrio obrero.

Inicialmente contaba con una mesa de trabajo que era para cinco, lo que hoy es la cocina y espacios de agua era un lugar de herramientas. Cerré un patio interno para ampliar y conectamos con el subsuelo, favorecido por la topografía del lugar con diversas alturas. Abajo está la sala de exhibición que se une a Patio Caelum en el que hemos desarrollado ferias.

Caelum también tiene una llamada mesa blanca, que es como un papel en blanco a partir del cual creamos partiendo del análisis y reflexión de los procesos que realizamos, donde además aparecen nuevas materialidades y otras. Una biblioteca y la mesa orfebre propiamente dicha, que es una mesa a lo Cecilia Richard…, con la altura pero no las excavaciones convencionales. Y se agrega un espacio de herramientas.

Tenemos una repisa con los tarjetones de las exhibiciones anuales que realizamos desde 2008. Se trata de un evento pedagógico en el que seleccionamos y mostramos piezas y procesos realizados durante el año por todos los participantes de los grupos de Caelum.

“Creamos partiendo del análisis y reflexión de los procesos que realizamos, donde además aparecen nuevas materialidades y otras.”

_¿Cómo siguió tu obra?

_En los últimos ocho años he dado una vuelta de tuerca a mi obra como resultado de situaciones personales y procesos que siempre te rondan; están como soplándote la nuca y de pronto pasan al frente y entran en la escena de tu vida.

En 2015 logré emanciparme de la plata, con una transición en la que este metal comienza a dialogar con otras materialidades, pero seguía siendo protagonista.

Y en ese proceso de emancipación modifiqué mi punto de apoyo y fui incorporando otros materiales con ideas que aparecían en ciertos procesos creativos, como en «Cactácea» en 2010 que la plata convivió con tanzas elastizadas. Y en «Abla», que trabajé el concepto de ablandar las piedras desde lo poético e indagué todas las formas posibles de ablandarlas partiendo de perforar, desgranar, pigmentar y hasta vincularlas con el textil y coserlas; en eso también desgrané la acción de ablandar y en un juego de palabras resultó abla… esta materia aparece porque surge de las sierras, el entorno que habito.

A esto le siguió «Posibles diálogos entre la mano y el molle», en el que trabajé con una recolección de hojas del árbol molle presente en la zona aledaña que frecuento.

En estos proyectos, desaparece la idea tradicional de la pieza de joyería como objeto en relación al cuerpo y aparece en la acción de construcción de la pieza de joyería porque para perforar piedras necesito de las manos o de los dedos que tienen que tener una tensión específica del cuerpo, implica una actitud que requiere que mi propio cuerpo no se ponga como piedra, cómo ablandar la piedra sin ponerme como piedra; mientras que cuando cosí las hojas del molle debí alivianar mis manos de manera tal de no romperlas, entonces la consciencia del cuerpo camó.

Entonces, este proceso de reflexión va más allá de la joyería y apunta a la relación entre los objetos y el cuerpo como sujeto vivo, no es un simple soporte sino que tiene una sensibilidad y capacidad de experimentar increíbles. Esto me interesa sobre manera porque tiene un potencial de significación tremendo para los artistas.

En «Posibles diálogos entre la mano y el molle» hice un trabajo morfológico porque cosí las hojas en relación al cuerpo. Como cada obra implica un cuerpo de obra, valga la redundancia, que incluye un registro de la relación del objeto con el cuerpo y esas piezas eran efímeras, decidí electroformarlas para que quede un objeto portable y usable en los dedos, manipulables. Lo hice  gracias al aporte de Rafael Álvarez quien fue uno de los que nos enriqueció con su saber.

Me gustaría destacar también el aporte que han brindado Jimena Ríos, Silvina Romero, Pilar Cotter, entre muchos otros joyeros, artistas visuales, poetas y diversos que pasaron por Caelum.

Y aprovecho para resaltar que en uno de esos intercambios albergamos la muestra de exvotos liderada por Jimena Ríos, que se presentó como ampliación del espectro de la joyería, en paralelo a una expo significativa: «Que tales cosas fuesen» en el Espacio Cultural Museo de las Mujeres en Córdoba, que mostró el potencial y alcance de la joyería contemporánea local.

 

“Un proceso de reflexión va más allá de la joyería y apunta a la relación entre los objetos y el cuerpo como sujeto vivo, no es un simple soporte sino que tiene una sensibilidad y capacidad de experimentar increíbles.”

 

Ábaco, una obra transformadora

 

_¿Ahora te dedicás a materiales provenientes de la naturaleza?

_Venía cosiendo materiales de la naturaleza y nos agarró la pandemia, y con la misma lógica habitual de búsqueda, recolección y registro, empecé a trabajar con cáscaras de naranja. Fue parte de un proyecto de seguimiento online en el que propuse desarrollar un proceso creativo con elementos posibles, al alcance de la mano, reflexionando sobre el material de descarte, su significación y una posible construcción poética. En esa propuesta, como siempre, fui arte y parte y desarrollé mi propia exploración.

En ese quehacer aparece «Ábaco» como consecuencia de separar la basura, actividad que hago desde hace años, y no incluir los cítricos en el compost. Con el tiempo que nos dio la pandemia pude volver a sostener las manos en la obra con más intensidad después de estar tan absorta a la actividad docente, que te toma tanta energía.

Empecé a hacer una exploración formal de la cáscara, su forma y color, y al concatenar sentidos, decidí hacer una obra duracional que se iba a extender tanto como la pandemia, aunque luego resultó a la par del aislamiento social obligatorio, por eso la terminé en marzo último. Cosía cáscaras y no me daba cuenta de su dimensión, y fue creciendo tanto que cuando me la puse me di cuenta que tocaba el piso; así se volvió una entidad y comencé a registrarla y compartirla a través de las redes. Sin pensarlo, se convirtió en una obra generosa, resultado de un proceso de  desarrollo de un pensamiento. Además de un instrumento para contar los días de la pandemia, fue un dispositivo que me permitió generar un discurso y hablar de temas que siempre me inquietaron en relación con el entorno.

“«Ábaco» se convirtió es el resultado de un proceso de desarrollo de un pensamiento… fue un dispositivo que me permitió generar un discurso y hablar de temas que siempre me inquietaron en relación con el entorno.”

_¿Cuáles?

_El hecho artístico no supone querer y obtener; cuando tenés esa capacidad de significar, de darle un sentido poético es el resultado de un proceso reflexivo. «Ábaco» me permitió hablar de manera locuaz de mi relación con el y los cuerpos.

La relación con el cuerpo es uno de los ejes de la joyería. El concepto del cuerpo puede ser tenido en cuenta de manera amplia, no solo es el sujeto o individuo sino que también puede ser el cuerpo social, el cuerpo de ideas, el territorio y hasta el planeta. Así gracias a «Ábaco» pude explorar sobre el cuerpo ampliado, que a medida que iba creciendo superaba mi propio cuerp,  entonces admitía otros.

Como por entonces se hablaba mucho de las defensas pensé en cómo generarlas y el beber jugo de naranja a diario fue un disparador, que hablaba de una persona con defensas, nutrida no solo por alimentos sino también por sus afectos, emociones, amores; si adolece de esto último no está bien nutrida, no se sostiene; lo amoroso nutre tanto como los alimento.

Otro de los aspectos descubiertos o trabajados es que la obra comenzó cuando la materialidad es ingerida, no trabajaba con la cáscara sola, primero tomaba e invitaba a ingerir el jugo. De esta manera, la materialidad está dentro de nuestra corporalidad y la cáscara pasa a ser protagonista, en un momento súper antropocentrista. Y lo digo de forma poética dándole una dimensión artística no diciéndolo de manera panfletaria o activista porque el discurso poético sensibiliza y llega a otros niveles; por eso me interesa tratarlo poéticamente.

La obra comenzó a a crecer en escala hasta marzo último, cuando la distancia social ya no existía y, aunque no se cerró la pandemia, el clima seguía siendo muy pos pandémico. Terminó en una pieza que pesa 11 k, con 16,10 m de longitud, con 741 naranjas bebidas cada día durante 2 años y 11 días, que derivaron en 1482 mitades de cáscaras cosidas con 343.824 cm de hilo para 56.316 puntadas.

Para mí es una pieza de joyería aunque muchos pudieran definirla como land art -esa corriente del arte contemporáneo en la que se crean obras en la naturaleza utilizando materiales que encontramos en ella- pero no es específicamente un híbrido entre paisaje y obra de arte, porque surgió como pieza de joyería que creció tanto que hasta puede ser soportada por otro tipo de cuerpo.

Me apoyo en la idea de joyería porque sostengo el concepto de cuerpo ampliado. Se trata de una pieza que no se transporta con un cuerpo sino que necesita de otros, remarco, de más de un cuerpo, de un cuerpo grupal, social, de un entramado humano que puede sostenerlo, lo cual habla también la necesidad que tenemos como colectivo social porque demuestra que somos con los otros.

Y también se lleva y sostiene con el paisaje, así defino que «Ábaco» es también joyería para mi tierra. De esta manera pienso mi territorio como cuerpo vivo y a nosotros como parte de ese cuerpo. Todo esto no fue algo buscado sino que la obra fue creciendo y se dio esta sumatoria de cuerpos que se fueron descubriendo y poniendo en valor; la obra me fue acercando pero esto porque tiene que ver con mi campo de interés y de reflexión. De igual modo, es un dispositivo de acción que se da por lo que genera su manipulación.

 

HaSer, un talismán

 

A partir de «Ábaco» también desarrollé el proyecto «HaSer» un talismán, joyería para un jardín, entendiendo al jardín como un cuerpo vegetal, un cuerpo vivo. De esta manera, también quise  valorar a las especies vegetales como parte y no nosotros como la supremacía humana, sino la relación interespecie porque es obvio que vivimos gracias al oxígeno que genera la vegetación. Entonces, le propuse a una red de 30 joyeros de Córdoba para, a partir de un módulo diseñado con cáscaras de naranja, crear una malla o trama. Realizamos una joya colaborativa que dialogó con una ligustrina del patio del Centro Cultural España Córdoba, como parte del ciclo Los Patios y el Cultivo del Tiempo de la edición 2021 de la Feria de Arte Córdoba.

Además de habitar el espacio, me di el permiso de generar más acciones en torno a la joya contemporánea que alimenta a otros niveles del alma… Es que lo precioso no solo es la joya material sino lo que genera como la valoración de algo por su recuerdo, por lo que despierta; así cosimos, cantamos, bailamos e hicimos que la joya viviera en otras expresiones. El cuerpo expandido a partir del crecimiento de una joya es mi aporte en este momento.

El trabajo de «Ábaco» en el territorio fue muy potente por esto terminé por afirmar y sostener que es joyería para mi tierra. Es una joyería con una gran capacidad de símbolo, de señalamiento, sobre algo que me interesa que son los cuerpos, no solo el propio o convencional, el cuerpo vivo más allá del sujeto deseante, padeciente, significante, porque el centro de la joyería también es el sujeto.

La joyería está muy ligada al sujeto individual pero hay mucho más, por eso me tomé el trabajo de demostrar y mostrar otros cuerpos, cómo la joyería está ligada a otros sujetos, a otros sostenes. Hoy poder hablar de un cuerpo colectivo o de la tierra como cuerpo es muy significativo y me interesa especialmente y comunicarlo de manera poética, insisto.

Quiero aclarar que cuando trabajé con las cáscaras de naranjas no lo hice con la intención del reciclado o para fomentarlo, por más que me parezca bien; no me interesa esta búsqueda sino que deviene de otra manera; no estoy parada en el upcyclyng aunque se dé como consecuencia.

 

“La relación con el cuerpo es uno de los ejes de la joyería. El concepto del cuerpo puede ser tenido en cuenta de manera amplia, no solo es el sujeto o individuo sino que también puede ser el cuerpo social, el cuerpo de ideas, el territorio y hasta el planeta.”

 

Polo joyero

 

_Hoy Córdoba creció mucho. ¿Es un polo joyero?

_En la actualidad hay otra escena en Córdoba. De estar sola hoy hay una red, en la que muchos alumnos se convirtieron en colegas y conformamos un polo cordobés de joyería contemporánea muy potente, con espacios de formación, circulación y difusión de obras. Así hay talleres, escuelas, tiendas y hasta servicios temáticos, como cafés, entre otros.

Se destacan el de la artista visual y joyera Rocío Moreno, quien además de su taller y tienda tiene un espacio que comparte con otras cinco joyeras más y, el de Lucas Pinto do Santos, quien además de docente de Caelum tiene Vendido, un lugar de exhibición y venta de joyería contemporánea, entre muchos otros. Me siento muy orgullosa y mantenemos una relación mediante la cual hacemos seguimiento de obra, dialogamos y reflexionamos acerca de nuestros procesos. Ya la formación, exhibición, gestión y circulación es compartida.

 

“Conformamos un polo cordobés de joyería contemporánea muy potente, con espacios de formación, circulación y difusión de obras. Así hay talleres, escuelas, tiendas y hasta servicios temáticos, como cafés, entre muchos otros.”

 

_¿Proyectos?

_Todavía estoy elaborando material que generó «Ábaco», para darle forma a través de una publicación. Dio lugar a acciones concretas que tuvieron un registro compartido en las redes sociales que lo amplificó y se sustentó en un anclaje de lectura reflexivo, y merece ser contextualizado y sistematizado. De igual modo, estoy trabajando como obra a una serie de registros fotográficos para que sean parte del cuerpo de obra de este proyecto.

En este momento, no tengo apuro, no siento que tenga que estar haciendo algo sino que las cosas se van cocinando a fuego lento y, como siempre, estoy viva, activa, reflexiva y atenta a lo que pueda darse.

Y lo que se da hoy es un proyecto colectivo denominado «Cuerpo del delito», un trabajo que hacemos con la lógica de cadáver exquisito, es decir, ese juego de palabras por medio del cual se crean maneras de sacar de una imagen muchas más, y lo hacemos entre seis joyeras que partimos de material propio, fragmentos de obra y de la poética de cada una, entre otros, que circula para derivar en 30 piezas de autoría colectiva y de esta manera cada pieza pasa por las manos de Rocío Moreno, Sol C. Sieber, Constanza Nolé, Cecilia Kesman, Andrea Libovich y las mías. Un proyecto de Caelum Galería que presentamos en la convocatoria de la Feria de Arte Córdoba que se realizará en noviembre próximo.

Además, en breve ofreceré un taller de la artista visual Eugenia González Mussano «Práctica y pensamiento en el arte contemporáneo» siguiendo con su Escuela de la sospecha. Y tengo en mente un proyecto de residencia de montaña, pero que se está pergeñando…, como todo proceso llevará su tiempo.


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Marina Massone se relanza

Apuntes | Notas

La joyería es una experiencia de vida


Entrevista a Marina Massone

Por Delia Alicia Piña

 

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Es una diseñadora industrial que supo abrirse camino con una joyería muy personal, orgánica, articulada y tridimensional. Después de casi 30 años de trayectoria, Marina Massone sigue sumando habilidades y estudios para fortalecer su propuesta.

Le cuesta las definiciones que la encasillan pero acepta que es una joyera contemporánea, una de las primeras autoras que se abrió camino desde el diseño.

Lo suyo siempre estuvo vinculado a experiencias personales, a sus lugares de residencia, a sus deseos, percepciones e inquietudes, y hoy más que nunca se afianza en ese punto de vista.

El proceso creativo es su fuerte. Le gusta investigar y no para de hacer prueba y error con diversos materiales. Se destaca también por la creación de herramientas y técnicas que le permiten hacer lo que quiere.

Cuenta como el coaching ontológico le sirvió para frenar, reenfocarse y seguir adelante, y también para ayudar a potenciar a sus alumnos.

Su nuevo taller en su casa de San Antonio de Areco y la obra que está en proceso de desarrollo y promete ser más libre y conectada con ella misma.


_¿Relanzaste tu firma de joyería o la retomaste después de un impasse?

_Previo a la cuarentena me hice un replanteo de cómo venía haciendo las cosas y ese cuestionamiento fue bisagra en mi proceso de realización de la joyería.

Llevo casi 30 o veintilargos años en esto. Arranqué entre los primeros joyeros y por entonces no había muchos, éramos muy pocos haciendo esta actividad y hasta era muy difícil de entenderla.

Tu pregunta me hace reflexionar qué significó la joyería para mí y me doy cuenta que está relacionada con cada momento que atravieso. La joyería se metió en mi estilo de vida, es una aplicación de mi profesión pero tiene que ver con mis deseos y procesos de todo tipo.

Inicié este camino una vez recibida de diseñadora industrial en la UBA y tras siete años de tener un estudio de diseño industrial. Continué mi formación en fotografía, iluminación, escenografía siempre en la búsqueda por encontrar herramientas que me permitieran potenciar las cualidades expresivas de los materiales, hasta que encontré en la joyería el espacio donde fusionar mi formación con la necesidad de expresar de una manera más artística, mis intereses, sensaciones y experiencias. Actualmente continúo con el coaching ontológico y comencé una tecnicatura en Bellas Artes.

A partir del año 2000 desarrollé mi propia marca de joyería contemporánea, Marina Massone, con joyas de formas orgánicas en las que exploré las cualidades expresivas de los materiales para formar estructuras metálicas que se mueven sobre el cuerpo.

Mis primeros trabajos de joyería tenían que ver más con una idealización del diseño, buscaba ser ortodoxa en el diseño. Mis colecciones de joyería representan lo que viví en cada etapa de mi vida. En un principio era idealista y hasta perfeccionista, un momento casi adolescente te diría.

 

Experiencia de vida

 

Con el paso del tiempo, la experiencia y la maternidad me di cuenta que no era necesario ser perfecta, que me pasaban otras cosas, que mis emociones me atravesaban y se podían reflejar en mis objetos de diseño, los cuales no estaban separados de mí sino que eran una consecuencia y hasta como mis hijos. Mis joyas son un espejo que me refleja, son retratos de cada época en que vivo.

En ese principio de mi carrera como joyera tenía muy presente el ideal de lo que quería, de hacia dónde me quería proyectar y corría tanto tras eso que hasta trabajaba hasta las 4 de la madrugada casi sin parar para cumplir, entregar, responder a la demanda, aceptando dejar mi trabajo en consignación, asistía a cuatro ferias anuales, viajaba, daba clases, atendía a mis dos hijas pequeñas hasta que paré, decidí parar y cuestionarme para qué, adónde quiero llegar, qué sentido tiene.

Antes vivía para llegar y ahora pienso cómo quiero vivir y elegí vivir diferente. Decidí bajarme de un tren a alta velocidad del que ni siquiera me daba que se movía; hoy estoy mucho más consciente y hay cosas en las que ya no me prendo.

 

“Encontré en la joyería el espacio donde fusionar mi formación con la necesidad de expresar de una manera más artística”.

 

_¿Aplicaste mucho del diseño industrial a la joyería?

_Sí. El diseño industrial crea desde la funcionalidad pero advertí que me interesaba más el proceso de realización, de creación artística, de investigación, de prueba y error de materiales. Desde el punto de vista del diseño industrial podía hacer una pieza híper funcional pero, como pretendía incorporar la experimentación en piezas para que tengan un valor más artístico, terminé haciendo joyería porque podía sumar lo funcional y lo artístico. Mi propuesta artística se define en el proceso de experimentación no en la pieza resultante.

 

“Terminé haciendo joyería porque podía sumar lo funcional y lo artístico.”

“La joyería se metió en mi estilo de vida. Es una aplicación de mi profesión pero tiene que ver con mis deseos y procesos de todo tipo”.

Reflejo personal

 

_¿Qué muestra tu joyería de hoy?

_Mi vida y sentimientos, es un reflejo mucho más directo y personal, aunque mi joyería siempre estuvo vinculada a lo que me fue pasando en estos años. Pero hoy estoy en un momento diferente.

Mientras daba clases (las dio en Diseño Industrial en la FADU y, en paralelo, en diversos talleres de Diseño y Producción de Joyería Contemporánea) percibía un límite en el proceso de enseñanza aprendizaje, y no quería poner el acento en la técnica sino en la búsqueda de la identidad. Es que a muchos les pasaban cosas y, a veces, no crecían profesionalmente o no podían desarrollar piezas porque había cuestiones personales no resueltas que los condicionaba. De esta manera, empecé a interesarme en el coaching ontológico para ver de qué manera podía potenciarlos.

Así, de la misma manera que yo veía cómo mis emociones se iban modificando o condicionando o potenciando para un lado u otro durante mi desarrollo profesional, en esta última etapa comencé a analizar cómo influye el desarrollo personal en los procesos creativos.

Porque la joyería no es solo diseñar piezas o crear piezas de arte. Cuando uno habla de arte habla de emociones porque están involucrados los sentimientos, deseos, inquietudes, estados de ánimo y experiencias.

Más que un impasse fue un reenfoque. Tuve que parar en algo que en apariencia es diferente a la joyería pero que está muy relacionado porque la joyería está estrechamente relacionada a experiencias de vida como resultado de un proceso creativo. La joyería es una experiencia de vida.

 

“Hoy mi joyería refleja mi vida y mis sentimientos de una manera más directa y personal, aunque siempre estuvo vinculada a lo que me fue pasando”.

 

_Tu interés siempre está en el proceso de creación.  

_Sí, me interesan mucho los procesos creativos y cómo reflejan experiencias y hasta la misma mente humana o los pensamientos que su vez llevan a ciertas vivencias. Y entre esas experiencias están los puntos de referencia o las ubicaciones, desde dónde mirás o te parás, que también influyen: yo pasé de la ciudad, al campo, luego a un pueblo y esto se notó en mi trabajo.

Mis primeras piezas eran muy citadinas hechas con mucha técnica en busca de la perfección, como contaba; después estando en el campo todo resultó un poco más relajado e intimista porque fue el resultado de un momento más familiar en el que me flexibilicé y sensibilicé mucho, dándome cuenta que uno no es perfecto; luego en un pueblo tradicional del que admiro la arquitectura de sus casas con el paso del tiempo, por ejemplo, empecé a incorporar el desgaste en mis piezas, que se da de manera natural en el uso. Todo esto se ve en diversos detalles o sutilezas de mis colecciones.

“Me interesan mucho los procesos creativos y cómo reflejan experiencias y hasta los pensamientos que a su vez llevan a ciertas vivencias.”

_Entonces no es que ahora te enfocás hacia piezas más artísticas.

_No es que es o será más artística y antes no lo era. Sí que ahora parto de una sensación desde la cual tomo un material y lo empiezo a explorar estableciendo un diálogo. Creo que mi aspecto artístico se ve en todo el proceso, insisto. Siempre la primera bajada es una pieza madre, única, artística, desde la cual se desprende una colección de diseño que sí será más comercial.

Estoy trabajando en una nueva colección que sin duda me llevará su tiempo de crecimiento y evolución y que todavía no se ve claramente. En la última colección, «Biguá», se advierte cierta transición hacia una mayor conexión con las percepciones y experiencias personales, porque es una colección está inspirada en una tarde de otoño en San Antonio de Areco en la que se ve cómo el  biguá, un ave de nuestros ríos, se posa en los árboles y despliega sus alas para que se sequen luego de volar al ras del río en busca de comida. Y de alguna manera «Biguá» es el puntapié de un nuevo proceso que se va a ver reflejado en piezas de joyería mucho más libres en sus trazos, sin juicios de diseño, y mostrará que estoy más conectada conmigo, no hacia dónde quiero llegar en un futuro, como lo hacía antes.

Y en ese proceso, como siempre, desarrollo una técnica propia, que surge de un diálogo o manejo del material investigando qué posibilidades y límites tiene para lograr, por ejemplo, cómo crear estructuras sólidas con láminas muy finitas como se vio en «Panal», para la cual también diseñé una máquina especial.

Cada una de mis colecciones tiene una herramienta que le corresponde. Cuanto más diseño haya en el proceso más identidad tiene el producto. Si se piensa solo en la forma final puede que por sus características tenga una identidad, pero advertí que en la medida en que desarrollaba una técnica y diseñaba herramientas específicas para aplicarla, el resultado era y es muy personal.

No creo que lo artístico esté solo en las piezas únicas porque lo creativo está en el proceso.

 

“Estoy trabajando en una nueva colección… hacia una mayor conexión con las percepciones y experiencias personales”

 

Ideas creativas

 

_¿Qué técnicas y herramientas que desarrollaste destacás?

_Para «Panal» hice un rodillo especial construido con piezas de herrería con el fin de plegar láminas de metal. Cuando hace más de diez años apliqué resina en «Mar», no se usaba mucho y le incorporé tela para conseguir una lámina muy fina que resultaba con cierta apariencia de imagen fotográfica y poco identificable. Es que cuando el material pierde protagonismo gana la idea creativa, es decir, no es lo más importante de qué está hecha la pieza sino qué voy a decir con esa pieza o qué muestro.

 

“Cuando el material pierde protagonismo gana la idea creativa, es decir, no es lo más importante de qué está hecha la pieza sino qué voy a decir con esa pieza o qué muestro.”

 

_¿Preferís el metal?

_Me interesa mucho el metal, pero trabajé con resina, PVC y cuero. Fundamentalmente utilicé con plata 925, ahora trabajo en bronce bañado tanto en plata como en oro por el costo y como no vendo materia prima sino diseño lo hago de esa manera. Lo puedo realizar todo en plata a pedido porque ya tiene un trabajo de mano de obra hecho y es el mismo proceso con otro costo. No es que hago una pieza, la fundo, le saco las coladas y queda sino que transformo el material durante un proceso.

El metal me sirvió más para la producción de piezas de diseño, que son hechas a mano con rasgos distintivos, pero utilizo diferentes tipos de materiales. El material no me define sino lo que hago con él. Mi intención era y es que la joyería llegue a todo el mundo más allá del material.

“Mi intención era y es que la joyería llegue a todo el mundo más allá del material.”

_¿Cómo definís lo que hacés?

_No sé si defino, lo hago directamente. Todo el tiempo estamos tratando de definir y terminamos encasillando en espacios y lugares limitantes, por eso me interesa y prefiero apuntar al proceso de realización de una joya de manera integral, con las emociones que puede representar, con la intención con que se hace, y también cómo y con qué se realiza.

En un principio, hace 25 años aproximadamente, veía mucha estructura o diferenciación en el quehacer joyero, en el que se separaba o diferenciaba a quién era o no joyero del diseñador, y hoy eso es ridículo.

En un seminario que el galerista Charon Kransen dio en Buenos Aires en 2008, muchos se presentaban como diseñadores de autor, diseñadores de joyería, otros como creadores de joyería contemporánea, todos tratando de diferenciarse… entonces él nos proponía que nos uniéramos en el concepto, bajo un mismo nombre, para que la gente en general nos identificara. A veces hay mucho ego, pero si no nos unimos para mostrar lo nuestro no hay demanda y es entonces cuando queda todo entre joyeros, y esto sigue pasando.

No es que me sienta muy identificada con la denominación de joyería contemporánea pero entiendo que es el término más simple para que el público entienda de qué se trata.

Hoy, sí son válidas las diversas denominaciones y definiciones que sirven para que desde el fuera se pueda comprender la propuesta o lo que se hace. En la actualidad, digo que lo mío es joyería, arte y diseño. Y hoy sí es válido que cada uno se llame como quiera porque, repito, ya se sabe de qué se trata.

Además de las caracterizaciones que mencioné, mi diferencial, repito, está en el proceso con todos mis recursos. El problema que se me planteó como docente fue que muchas veces tomaban mis recursos sin desarrollarse personalmente y terminaban siendo clones, por eso busque otras herramientas como el coaching para aplicarlas y tratar de ofrecer un proceso de enseñanza-aprendizaje más profundo y enriquecedor.

 

Identidad

 

La identidad de mi propuesta está dada por ciertas cualidades: son piezas orgánicas, voluminosas, tridimensionales, con luces y sombras, transparencias, con movimiento, articulación.

Pero lo principal tiene que ver con los diálogos que tengo con el material, con el proceso, con mis estados de ánimo, mis percepciones, mis experiencias e intenciones a lo largo del tiempo.

Hoy veo cómo se metió la joyería en mi vida más allá de la identidad de las joyas o del producto de diseño final. Estoy en una búsqueda de coherencia con mi propia vida. Hoy la joyería ni siquiera es el producto, cada vez me corro más del resultado.

 

“Me interesa y prefiero apuntar al proceso de realización de una joya de manera integral, con las emociones que puede representar, con la intención con que se hace, y también cómo y con qué se realiza.”

 

_Este concepto lo aplicaste no solo a joyería sino a piezas de decoración, mobiliario y luminaria, ¿seguís con estas disciplinas?

_Sigo sí, porque esos objetos son siempre parte de mi exploración personal. Muchas veces como resultado del trabajo me quedaban piezas y las transformaba en otro tipo de objetos de decoración, mobiliario y luminaria. Mi intención era hacer una joya pero en el proceso pasaban tantas cosas que terminaba en otro tipo de objetos. Muchas veces para hacer una pieza de joyería necesitaba alejarme del metal para liberarme, para no encasillarme ni caer en prejuicios, por eso me metí en cerámica, por ejemplo. Para hacer joyería trataba siempre de no buscar joyería sino llegar desde otro lugar.

Una vez el arquitecto Ricardo Blanco, pionero del diseño industrial argentino y entonces director  de esa carrera de la UBA, me dijo que cuando uno mira y no analiza, incorpora imágenes en el inconsciente y después termina creyendo que son propias y hasta puede diseñar algo muy similar al de un diseñador conocido sin darse cuenta.

Hay que buscar la esencia de lo que nos gusta, ver por qué nos gusta o qué no solo sea la imagen o resultado; si me gusta una torta, pensar qué me gusta y así descubrir, por ejemplo, que lo que me gusta es la combinación del limón con el chocolate, de dos opuestos. Cuanto más exploremos la esencia de lo que nos atrae vamos a conseguir despegarnos de eso conocido que nos gusta y poder crear algo propio, un producto con mayor identidad.

En mi proceso trato de desprenderme, de no meter imágenes en mi archivo mental sino de analizar, porque como diseñadora amo mirar, observar formas, líneas, objetos, diseños. Reitero cuando uno mira tiene que aprender a observar, grabar lo visto sino uno piensa que está haciendo piezas nuevas y no hace más que un patchwork de lo que te gusta.

De alguna manera todos hacemos algo conocido o visto, uno toma el material y termina en algo. Sé que lo mío no es una novedad total. Me importa mucho observar y tratar de ver qué hay de eso que me atrae, para quedarme con la idea borrando la imagen.  Por eso, el diálogo es tan importante: con la vida, con las esencias, con los materiales, etc.

Y sí, continúo diseñando piezas de cerámica y objetos de mobiliario y luminaria.

“Muchas veces como resultado del trabajo me quedaban piezas y las transformaba en otro tipo de objetos de decoración, mobiliario y luminaria.”

Nuevo taller en Areco

 

_Mudaste tu taller a tu casa.

_Lo que tiene de lindo este pueblo de San Antonio de Areco, es que cuando uno va a conocer la obra de un artesano va a su casa a conocer su taller no a un local. Algunos orfebres sí tienen su taller en un local pero la mayoría lo tiene en su casa, de ceramistas a cocineros.

Hoy el living de mi casa es una exposición permanente de mi obra, desde pinturas que hice para poder tener la sensación de materializar una idea, serigrafías, cajas de luz, cerámicas y hasta joyería. Tengo la casa invadida, tomada por mi arte. El que entra a mi casa, ingresa a mi mundo. Mi taller está en mi casa, un poco separado, pero allí está el universo de mi taller con el detrás de escena de la pieza de joyería.

 

“El living de mi casa es una exposición permanente de mi obra, desde pinturas que hice para poder tener la sensación de materializar una idea, serigrafías, cajas de luz, cerámicas y hasta joyería.”

 

_¿En qué consiste el proyecto Trazando identidad?

El proyecto Trazando identidad lo llevé adelante con la economista especializada en diseño Marcela Molinari para ofrecer capacitaciones a artesanos, sumando experiencias desde el manejo del producto y desde el proceso creativo.

Hice coaching ontológico no tanto por una necesidad personal, aunque me sirvió un montón, sino,  como conté en detalle, para aplicarlo en la enseñanza, en particular, a los obstáculos emocionales que veía en artesanos y diseñadores para llevar a delante sus proyectos, los cuales advertimos como transversales en el ejercicio del trabajo y en la vida misma porque tienen que ver con la manera de mirar y hacer las cosas.

Me metí como observadora para analizar y descubrir que somos producto de la programación que tenemos impresa; para ver cómo impacta la sociedad en nosotros porque no somos seres independientes que elegimos libremente, parece pero no, estamos muy condicionados. Por eso, es preciso romper con ciertas creencias, repensarnos, ponernos a prueba, y de esto se trató Trazando identidad.

Y luego apliqué el coaching a todas mis clases; hasta me dedico a coachear gente que se plantea la imposibilidad de seguir los objetivos que se propone, que no siempre tiene que ver con trabas económicas sino personales. Muchas veces cuando hablamos de las situaciones que nos pasan ponemos la culpa afuera, en el país, en las condiciones económicas, en los impedimentos impuestos, etc., y no nos hacemos cargo de algo y de esa manera no tenemos capacidad de cambio.

Nosotros no solo podemos diseñar piezas sino que hasta podemos rediseñar todo, hasta nuestra manera de ser si queremos. Es que si realmente quiero cambiar, tengo la capacidad de hacer lo que deseo, pero a veces estamos tan plantados en el pasado y su continuidad que seguimos haciendo las cosas de la misma manera. Si queremos cambios hay que cambiar! Hay que incorporar nuevos ingredientes sino voy a tener más de lo mismo.

 

“No solo podemos diseñar piezas sino que hasta podemos rediseñar todo, hasta nuestra manera de ser si queremos.”

 

_¿Cómo es el nuevo proyecto en el que estás trabajando?

_Es una suma de intereses que tenía separados y ahora encontré un formato para desarrollarlos todos juntos. Tiene que ver con piezas de joyería y también con los procesos creativos, con intereses personales, como la numerología, por ejemplo. Y en esa sumatoria  se verá la incorporación de otros materiales.

Incluirá muchas piezas coleccionables en un proceso, cuyo desarrollo va a llevar un tiempo pero no tendrá que ver con una colección convencional. Me encanta seguir haciéndolas pero ese tipo de trabajo ya forma parte de mi pasado. Pasadas pero no viejas ni desechadas, siguen vigentes. Ya la idea de la temporalidad aplicada al diseño, no corre más.

Todo suma y evoluciona porque el artista joyero cuenta su propia historia a través de su obra. De igual modo esa carrera por la producción o conseguir un resultado tampoco va más para mí. Ya sé lo que me gusta y trato de capitalizarlo.

Antes era mucho de acción-reacción, ahora me tomo un espacio para decidir; este espacio es cada vez más grande y tiene que ver con el poder personal de elegir que me lleva o aleja de dónde quiero estar.

 

“Mi nuevo proyecto tiene que ver con joyería y también con los procesos creativos. Es una sumatoria en la que se verá la incorporación de otros materiales.”


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Pendientes

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Aros «Abstracto» de Nicolás Estrada, tallados a mano sobre amatista hasta asemejar a una calavera y plata


Guts, Calaveras Macana y Schneeflocken, tres aros realizados por el editor que elegirá los pendientes de joyeros de todo el mundo para la nueva edición de Hoaki Books de Promopress.


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Two Peaks

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Two Peaks

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La calavera tallada sobre perlas es muy especial para mí. Estoy fascinado por el potencial infinito de las perlas, y siento que solo las perlas pueden convertir mi idea de belleza efímera en realidad. Me gusta observar cómo una perla puede convertirse en un objeto oscuro, ¡qué contradicción! Tallé calaveras en varios materiales: cristal, marfil, coral y piedras preciosas… pero las perlas son, con gran diferencia, las más atractivas.

Espíritu innovador

“Hasta me convencí de que las perlas nacieron para ser calaveras; su belleza mística los convierte en calaveras de hadas. Creo que la innovación proviene de un espíritu sin ley y de la curiosidad. Hay un dicho que dice: cuando viajas en un mundo en constante evolución, lo único que importa es irradiar belleza”, cuenta el artista Shinji Nakaba de la obra que presentó en «Two Peaks» en Munich, que puede verse hasta hoy, sábado 23.

Una propuesta que presentó junto con otro artista también de origen japonés Yutaka Minegishi vista en Galerie Biró.

«La exposición con Yutaka Minegishi y Shinji Nakaba fue un diálogo sobre la amistad y el reconocimiento a larga distancia; Minegishi vive y trabaja en Alemania y Nakaba en Japón», dicen desde la galería.

Una de las propuestas más destacadas de la última edición de la semana de la joyería de Munich.

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Omnia Vanitas muestra la pasión de Nakaba por las calaveras

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Vanitas es una de las obras vistas en Two Peaks

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Pearl Boy. anillo en perla tallada de Shinji Nakaba

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Nakaba y Minegishi mostraron sus últimas obras en Munich

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Poo, en hierro dorado de Yutaka Minegishi

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Iron, otra de Minegishi vistas en Biró


AMHE, joyería de diseño

Apuntes | Notas

Hacemos joyería de diseño brutalista, puro y lúdico


AMHE, nueva firma de diseño

AMHE-Laura-Egea-Carolina-Moya-Marisa-Kesman

AMHE es la marca de joyería de las diseñadoras cordobesas Laura Egea, Carolina Moya y Marisa Kesman.

Una es arquitecta, la otra es comunicadora social y la tercera es escultora, quienes se especializaron en Espacio Caelum, el taller escuela de joyería contemporánea de Cecilia Richard.

Con una fusión interdisciplinaria, crearon una nueva marca que se juega por piezas de diseño único. Un proyecto de siete meses que se define a través de joyas metálicas, lúdicas, intercambiables, sin género ni edad.

De su Córdoba natal, se proyecta en Buenos Aires y ya consiguió poner un pie en Nueva York.

Su proceso creativo. Cómo sus piezas resignifican viejos elementos de ferretería, entre otros; por qué son funcionales, y de qué manera se intercambian. La experiencia de compra que ofrecen. Y sus planes a futuro.


Brutalista, lúdica y de aspecto industrial. Así es AMHE, la nueva firma de las joyeras cordobesas Laura Egea, Carolina Moya y Marisa Kesman, que se juegan por piezas de diseño único que seducen.

Una apuesta exitosa que en siete meses se consolidó con una clara identidad: joyas metálicas, funcionales, sin género ni edad, que ya se proyecta en Buenos Aires y consiguió poner un pie en Nueva York.

Ellas se conocieron en Espacio Caelum, el taller escuela de la maestra Cecilia Richard, durante un workshop de la española Pilar Cotter en la especialidad de porcelana aplicada a la joyería.

Luego siguieron cursando juntas hasta que tras el aislamiento duro por la pandemia, en julio de 2020, se encontraron y se plantearon la posibilidad de hacer algo de joyería. “Le buscamos nombre al proyecto antes de armarlo de manera precisa; sin embargo, desde entonces, no paramos de reunirnos periódicamente para definirlo y de manera progresiva terminamos por dedicarnos a full”, cuentan.

AMHE es un juego de letras que surgió en una lluvia de ideas asociadas al amor, amé, querer, entre otras, en alusión a la pasión que les despierta la joyería. “Estuvimos un año y medio trabajando en el proceso creativo, maquetando mucho, definiendo conceptos y sentando las bases de la marca. Hicimos varios workshops de capacitación y salimos al mercado en noviembre último”.

Desafío conjunto

Reconocen que fue un desafío hacer joyería en grupo porque es un trabajo individual, bastante solitario, además cada una tiene su línea, estilo y una disciplina o profesión diferente: Laura es arquitecta, Carolina es licenciada en comunicación y Marisa Kesman, docente y escultora.

Sin embargo demuestran que lograron un trabajo cien por ciento artesanal, ya que “pasa por las manos de las tres con un buen aprovechamiento de los materiales y los recursos y para poner énfasis en las terminaciones”.  Forman parte de su equipo parte de su equipo de trabajo, que resulta ser un team femenino, quienes hacen el baño y algo de grabado.

Puntualizan en que pasaron por un gran proceso de aprendizaje que “llevó su tiempo porque el diseño necesita de cierta decantación para terminar de resolverse. Definido, se hizo y hace una muestra que se prueba para ver si la joya es cómoda o  pesada; es decir, se lleva la pieza al extremo en todas sus posibilidades de uso para ver si queda bien y se puede sacar, mostrar y presentar”.

Sistematizan el proceso, admiten, pero tienen mucho trabajo y estudio previo. “Están pensados y estudiados todos los detalles del diseño y construcción de la pieza. Así aprovechamos los materiales al máximo para lograr el menor desperdicio posible”.

El trabajo en conjunto fluyó muy bien porque descubrimos la fortaleza de cada una, qué podíamos sumar y así nos complementamos justo. Aprendimos la principal enseñanza de la pandemia: de las situaciones se sale colectivamente construyendo juntos.

“AMHE es un híbrido, resultado del aporte que cada una da desde su disciplina madre, con modos de pensar, hacer y resolver propios”, comentan.

Suma de las partes

Marisa Kesman es docente y tiene una mirada más artística porque le gusta mucho la escultura. Estudió joyería contemporánea con la intención de hacer piezas a escala. Trabaja en plata y cobre, y en otros materiales para piezas de aspecto escultórico. Como todas, en Caelum también realizó varios workshop con referentes nacionales e internacionales, además de Cotter, con Gustavo Paradiso y Rafael Luis Alvarez, entre otros, explorando diferentes técnicas. En 2020 desarrolló un proyecto que salió seleccionado para la DBC Jewellery & Art Expo, parte de la Semana del Diseño de Beijing, bajo la consigna Shape of Nature 2021.

Como licenciada en Comunicación Social, Carolina Moya plantea la importancia de comunicar a través de la joyería. Dice que llevar una pieza también habla de uno, muestra su personalidad y la intención de querer diferenciarse. Por esto, sostiene que no hacen moda sino un diseño muy personal dirigido a quienes quieren comunicar o decir algo con la joya que portan. A su punto de vista comunicacional suma su orientación en joyería artística con Judy McCaig, Jimena Ríos, Francine Schloeth y Marc Monzó, entre otros.

Uno de sus brazaletes, hecho con capas de acrílico y plata superpuestas y dispuestas cual estrella, se publicó en el libro «Brazaletes 400 Nuevos Diseños en joyería Contemporánea», de Nicolás Estrada en 2021. Y este año fue seleccionada para «On the move joyas», muestra itinerante comisariada por Luis Acosta, que se exhibirá desde noviembre próximo y durante 2023 en galerías de arte de países europeos.

Laura Egea, por su parte, es arquitecta y magister en Diseño de Procesos Innovativos. Tras su paso por Caelum y sus workshops de especialización se destacó por «Poliperas», un relicario contemporáneo en forma de esfera con un sistema para apertura y guardado con un kit de accesorios con que ganó el primer Premio MAD que otorgaba el Museo de Arte Decorativo. Una pieza que se distinguió por su funcionalidad, característica que señala aporta a la joyería que ofrece AMHE. Con su expertise también sumó la importancia de “maquetear para ver y probar; lo hacemos sobre el metal para verificar cómo se comporta la materia, con sus tensiones, durezas y texturas”.

Otros de sus proyectos personales fueron «Nido», un collar realizado por barras de bronce de distintas longitudes amarradas entre sí con gomas elásticas, que fue seleccionado en la edición 2018 de la Feria Puro Diseño. Y «Joya Topográfica», con la que acaba de participar de la 6º Muestra de Orfebrería Contemporánea que formó parte del Madrid Design Festival.

“Aprendimos la principal enseñanza de la pandemia: de las situaciones se sale colectivamente construyendo juntos. AMHE es un híbrido, resultado del aporte que cada una da desde su disciplina madre, con modos de pensar, hacer y resolver propios”.

Joyería de diseño

“AMHE es joyería de diseño, un punto intermedio entre la joyería contemporánea y la orfebrería clásica, sin tanta mezcla de materiales como tiene la joyería contemporánea”,  precisan y señalan que su estilo, además de por gusto, se dio porque buscaban  responder a la falta de piezas de diseño jugadas en un solo material que no fueran de joyería contemporánea.

Lo suyo es en bronce, con algo de alpaca, siempre bañado en oro 24 y plata, en chapas de 0,7 a 2 mm de espesor, con piedras en bruto y elementos de ferretería, como mosquetones de gran tamaño y grilletes y suman cadenas no convencionales con su peso pero portable.

Trabajan con las técnicas clásicas de la joyería: soldado, calador, pulido, abrillantado y un poco de fundición; en su mayoría crean desde el laminado para piezas planas.

“Lo primero que salió fue una línea de anillos geométricos en un mix con acrílico para un combo de tres, tipo manopla para usar en varios dedos; tienen un círculo interior que se hace en distintos tamaños según cada dedo; estos formatos de los círculos se fueron usando en otras piezas como las de la línea Regia. Y quedó mucho por hacer porque es una pieza que permite muchas posibilidades”.

Le siguieron varios collares, chokers, brazaletes, pulseras y aros. Todo en líneas puras, simples y algunas un poco más orgánicas por el movimiento de las piezas, como en el collar «Soberbia».

Clásicos y novedades

Tienen varias líneas de diseño: Soberbia, Atrevida, Regia, Espléndida y su intención es sumar productos.

La última novedad es Cigarette que sigue la línea de un cigarrillo, es una joya contenedora de un cigarrillo, una carta o nada, con accesorios similares a los que usan en los chokers, como el grillete, de cierto aspecto industrial.

No quieren sumar muchas líneas pero no pueden con su genio, se les ocurren ideas, se tientan, las maquetean, prueban y van sumando.

“AMHE es joyería de diseño, un punto intermedio entre la joyería contemporánea y la orfebrería clásica, sin tanta mezcla de materiales como tiene la joyería contemporánea.”

Sus piezas además de lúdicas son funcionales porque se pueden llevar de diversas formas con soportes y accesorios intercambiables.

Un choker se puede usar solo o con un pendiente o una pulsera y queda como corbatín; un collar que se luce en el pecho o también en la espalda con una línea vertebral sobre la columna.

Se destacan los anillos para uno, dos y hasta de cuatro dedos bien contundentes; son tres propuestas en plata, acrílico y oro que se usan juntos o separados y también como dije. Así invitan a jugar.

Experiencia multisensorial

Además de ofrecer una joya proponen una experiencia que va más allá. “Nuestra intención es que la compra de la joya sea un gran mimo, una experiencia gratificante.

“Para esto trabajamos con una perfumista con la que diseñamos cuatro fragancias que llevan como nombre cada una de las letras de nuestra firma. Sus aromas son sándalo, naranja, jengibre y palo santo que se presentan en una talla chica para llevar en la cartera.

Se ofrece junto con un pañuelo de seda que también diseñamos, al igual que una tarjeta con la info de cuántas horas de trabajo lleva la joya, sus cuidados y la garantía. Todo esto con la intención de ofrecer una especie de  recorrido con distintos momentos para después llegar a la joya. Esta experiencia se repite en la mayoría de las piezas”.

Esto lo generan desde su espacio taller y showroom en la zona norte de Córdoba capital, donde el boca a boca fue clave.

Trabajan en la proyección de la marca en Buenos Aires, y ya están en Atelier – objects of infatuation en Brooklyn y están en tratativas para estar en tiendas de diseño de Punta del Este y Miami. Su firma ya es un hito en el circuito joyero cordobés.

Córdoba, polo joyero

Y lo describen: “La propuesta de joyería contemporánea de Córdoba creció mucho en estos últimos cinco años y al puntapié inicial de Cecilia Richard se sumaron otras escuelas taller, muchos artistas joyeros y hasta accesorios como cafés temáticos; hasta en la facultad de Arquitectura de Córdoba hay una diplomatura en Joyería Urbana.

“Sin duda Córdoba ofrece el campo propicio para el germen de muchos joyeros que tienen mucho para decir”.

Puntualizan que AMHE es un concepto que hoy toma la forma de joya pero bien puede derivar en otro tipo de piezas jugando con el metal.

“No nos cerramos en la joyería. Empezamos por la joyería que nos encanta y nos reúne, pero como diseñadoras nos planteamos constantes desafíos y es posible que trabajemos con otros elementos para otros objetos de diseño.

“Hoy hacemos joyería de diseño brutalista, pura y lúdica, mañana veremos…”