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Taller Abierto de Rafael Álvarez


Floresta y La Boca están unidas por “el camino de la joyería, que me resulta apasionante por mi inagotable búsqueda”.

“Cuando estoy en el taller recupero el equilibrio, a pesar de que en el hacer la lucha con los materiales y las técnicas requiere de mucho esfuerzo y constancia. No obstante, el trabajo me calma, ordena y soy feliz el día que resuelvo algo o encuentro una solución que hasta entonces no imaginaba”, dice Rafael Álvarez Meinvielle, vinculado a la joyería desde hace 29 años, entre su etapa de estudio y de trabajo en sus talleres. Pero bien puede considerarse su relación con la joyería de tiempo atrás, ya que su madre se dedicaba a hacer objetos y piezas de joyería.

Empezó con el estudio de metales y técnicas de joyería clásica, que reconoce le aportaron mucho en el desarrollo de su trabajo. “Puedo investigar tanto en metales, como en otros materiales gracias a esa formación. Disfruto del aprendizaje constante, la experimentación y, sobre todo, del proceso».

Su espacio creativo se multiplica en tres: su taller principal que está en la terraza en su casa en Floresta y cuenta con un salón donde originalmente estuvo su taller de pintura y dibujo -otras de sus actividades- que fue cambiando ante la expansión su actividad joyera. Sus otros dos talleres se ubican en un atelier en La Boca, donde comparte sus trabajos de pintura y joyería contemporánea con el de modelado en cera, papel y plásticos que utiliza para electroformar en bateas de gran tamaño preparadas especialmente.

El taller de Floresta cuenta con bancos de trabajo, donde da clases a alumnos de joyería y seminarios de electroformado, su especialidad. También tiene una zona para soldaduras con   soldadores de gas y oxígeno, más un espacio de corte, con cizalla y una amoladora de banco; en otra parte, hace la limpieza de piezas con decapantes en frío o a temperatura. Se suma un banco para estirado de alambre, un compresor que tiene usos varios, entre otros, para un soldador potente a base de aire comprimido. Asimismo, en ese espacio están las bateas para electroformado, más todos los materiales de uso y piezas a terminar.

Dice que una parte importante de su tiempo la invierte en la conformación del taller y adecuación de  herramientas. También, que le gusta “pensar el taller”, cómo organizar cada área, cada uno de sus espacios. “Hace pocos años incorporé una lijadora de banda para madera y una sierra circular de corte, y pensé muy bien dónde ubicarlas para aprovecharlas al máximo; cuento, además, con un tambor de pulido y limpieza por ultrasonido, herramientas que se convierten en objetos interesantes, en juguetes para inventar”.

Comenta que para su proceso de creación necesita un tema, una idea para empezar a trabajar, un disparador, ya que no puede solo hacerlo manipulando técnicas o materiales. “Con el tema definido, me guío para desarrollar el material y las piezas. Esta es la parte más compleja y apasionante, cómo hago para que lo que digo conceptualmente se sienta en los objetos creados. Necesito hacer piezas, muchas piezas, y así encontrar el o los caminos del proceso. En general, son varios recorridos, que tal vez se unan en un instante futuro… El proceso es de prueba y error, de descubrimiento y experimentación constante”.

“Es una búsqueda que se justifica en lo que siento. Me entusiasma mucho el proceso, la creación de técnicas y de prototipos; tengo el taller lleno de piezas prototipo. Las terminaciones son más tediosas y me llevan más tiempo resolverlas. Cada nueva solución o descubrimiento en el camino me pone feliz”.

Trabaja en plata, oro, piedras -“de las que soy coleccionista”-, acrílico, mica, caucho siliconado, madera y ahora investiga en cobre depositado por electricidad, además de baños de plata y oro. En 2012 arrancó la experimentación en el uso de materiales no metálicos. “En ese momento desarrollé Kosmos, una propuesta en caucho siliconado, que resultó una serie de joyería, dibujo, pintura y hasta fotografía; un trabajo iniciado en el concepto del espacio, que aún hoy continuo. Con la idea de metalizar el caucho de Kosmos, comencé con la investigación en electroformación, que me llevó a la enseñanza especializada a través de seminarios y a la creación de piezas únicas y en series”.

Además sigue con el trabajo con caucho por inmersión o pincelado, y genera formas en plástico con calor o en cera sobre moldes de caucho o yeso. “Electroformo todo tipo de materiales. Encontré en esta técnica un camino para la realización de formas, adecuadas a la creación y marcadas por una idea”. También sueldo y aplico todas las técnicas clásicas de la joyería”.

Hace “joyería de garaje” y la llama así porque todas las estructuras y maquinarias para electroformar tienen un componente casero, que puede armarse con materiales conseguidos en bazares, por ejemplo. “Disfruto mucho de esta posibilidad, solo las soluciones específicas las consigo en proveedores especializados, pero la mayoría de los equipos los voy creando según mi necesidad”.

Desde hace tres años trabaja en la colección Idem, que trata sobre sus herramientas y la su identidad, “fundamentalmente, trabajo en la idea de por qué llegué a ellas y para arreglar qué cosa. Este es mi proyecto más importante en este momento”.

Forma parte del grupo Caracú, que surgió del seminario De lo plástico a lo visual, tutorado por el joyero Jorge Manilla, entre 2018 y el 2020, que nos permitió presentarnos en la Semana de la Joyería de Atenas; por otra parte, en diciembre último participó en la Semana de la Joyería de Brasil. “El camino en la joyería me resulta apasionante por la inagotable búsqueda que desarrollo”.