Apuntes | Notas

Está bueno experimentar cierta incomodidad en favor del aprendizaje


Entrevista a Francisca Kweitel

Por Delia Alicia Piña

 

Estudió joyería, “esa que despierta todos los sentidos y da la posibilidad de manifestarse en distintos formatos”, en la Massana de Puig Cuyàs pero dice que aprendió tanto o más de la vida que de joyería. Señala que este maestro le cambió la forma de ver el mundo y a apasionarse por algo. Francisca Kweitel se define como una construcción de todas las cosas que hace como docente o “empujadora” y como gestora de proyectos que priorizan el proceso de creación, que siempre es de aprendizaje, en vez del consecuente resultado.

Cuenta que su obra le sirve para transitar el tiempo, y luego ve qué le pasa; es que lo suyo está relacionado con el tiempo y el estar presente en el aquí y ahora, prestando atención. No está casada con ningún formato y destaca que aprende lo que necesita aprender para cada circunstancia.

Es titular de la cátedra de Proyecto de Accesorios de la FADU UBA, en la que la joyería contemporánea está contemplada en el programa que aborda el proyecto y los procesos creativos para todas las posibilidades que dan los accesorios.

Definiciones, reflexiones y propuestas de una hacedora que prefiere estar del lado de ser alumna para aprender.


_Te presentás diciendo que aprendiste algo de joyería, ¿qué? ¿Y qué implicó tu paso por la escuela Massana?

_Aprendí tanto o más de la vida que de joyería. Aprendí mucho del oficio de joyería, en particular, mucha técnica, tanto que hoy naturalmente doy vuelta un broche y me fijo cómo está construido y puedo advertir si falta o no técnica. Yo venía de estudiar Diseño de Indumentaria, me aburría mucho, y me fui sin terminar a estudiar a Barcelona; es que acá vivía medio sonámbula, no encontraba nada que me despertara. Me fui a vivir sola a otro país, sin tener a mi familia y mis amigos atrás, tuve que volver a generar vínculos, conocí personas súper importantes para mi vida, que hasta hoy esas amigas son familia. Y Ramón Puig Cuyàs me cambió la forma de ver el mundo, me abrió no una ventana sino un portón gigante que me hizo descubrir cosas que no estaban dando vueltas en mi entorno y me hizo apasionarme por algo. Por eso, no es la joyería en sí misma sino que es el hacer con las manos, es un modo de expresión, es el compartir los proyectos de cada uno, debatir y poner todos los sentidos sobre la mesa. Podíamos escucharlo por horas… fui por un año y me quedé tres, no podía irme de ahí. Me cambió mucho la vida y lo agradezco inmensamente. Su influencia me marcó tanto que resultó una divisoria de aguas.

Eran otras épocas, la computadora recién llegaba a mi casa e ingresaba a un buscador a ver con qué me encontraba, prefería una escuela en español, di con una ciudad como Barcelona que está marcada por el diseño. Y encontré la Massana, me presenté y me aceptaron. Había estudiado un año con Jorge Castañón, pero más como un hobby que acompañaba mis estudios universitarios, sin embargo me había entusiasmado con el hacer y las herramientas. Ese estudio se intensificó en la Massana porque iba todos los días de la mañana la noche, en las clases de Proyectos o en el taller aprendiendo técnica durante tres años de trabajo arduo. Mi aprendizaje de joyería contemporánea se dio allí porque fue muy fuerte.

 

“No se trata de la joyería en sí sino que es el hacer con las manos, es un modo de expresión, es el compartir los proyectos de cada uno, debatir y poner todos los sentidos sobre la mesa”.

 

_Y también decís que sos Proyecto 8, Cátedra Kweitel y Simposio en construcción. ¿Qué de esos proyectos te definen o cómo te definís a través de ellos?

_Muchas veces te preguntan y qué sos? en relación a lo que estudié. Yo nunca conseguí contestar que soy diseñadora de indumentaria, que es lo que estudié, porque prácticamente no trabajé como tal. Entonces contesto que soy todas las cosas que hago. Somos una construcción sobre lo que hacemos no sobre lo que estudiamos, que a veces queda un poco lejos. Somos todo lo que hacemos en relación a lo profesional y a lo personal también. Por eso me gusta contestar que soy una construcción de todas las cosas que hago.

 

“Soy una construcción de todas las cosas que hago.”

 

Intercambio visual

 

_Realizaste varias clínicas con artistas visuales, ¿por qué te interesó sumar esa disciplina?

_Fue circunstancial, porque regresé a mediados de 2001, luego se dio la debacle del país y nos quedamos quietos… En agosto de 2003 hicimos la muestra «Peu de Reina» (un juego de palabras en catalán que alude a la herramienta que utiliza el joyero para medir y calibrar en la  construcción de las joyas y que denominaba a una asociación de joyeros egresados de la Massana, interesados en generar un espacio de gestión dentro de la joyería, propuesta que se replicó con un evento en el Centro Cultural Recoleta), y en ese momento estaba buscando un taller de Proyecto similar al que hacía con Ramón Puig; es decir, sentarnos alrededor de una mesa, mostrar el proceso de lo que hacíamos y debatir entre todos. Eso alrededor de la joyería no existía en Buenos Aires. Entonces, desde el área de Coordinación del Recoleta me dieron una lista de artistas posibles que hacían Clínica de obra y, entre ellos, estaba Fabiana Barreda con quien hice mi primera clínica, que era lo que estaba buscando y resultó mucho mejor de lo que buscaba porque había interdisciplina, con intercambio entre fotógrafos, ceramistas, pintores, entre otros.  No quería una disciplina cerrada sino que me interesaba escuchar y aprender de todos. Es que aprendí a tratar a la joyería como una disciplina artística, que va más allá del oficio o la técnica, te despierta todos los sentidos y da la posibilidad de manifestarse en distintos formatos.

En la primera exposición que participé en la Massana fue con una cadena de jean que hice con pantalones reconstruidos enganchados de una manera que genera como una cadena humana y pude presentar esa instalación en medio de una muestra de joyería contemporánea. Así empecé a entender la joyería en mi vida. Con lo cual cuando volví, necesitaba continuar con esa práctica. Cómo manifestar o materializar las cosas que me pasan, lo que siento o que me gustaría hacer o hacer sentir al otro, mi consigna.

 

“La joyería artística te despierta todos los sentidos y da la posibilidad de manifestarse.”

“Así empecé a entender la joyería en mi vida: cómo manifestar o materializar las cosas que me pasan, lo que siento o que me gustaría hacer o hacer sentir al otro”.

_¿Y lo conseguiste? ¿Optaste por transmitir al otro?

_En eso estoy hace años, te lleva la vida. Para mí es muy importante ser alumna todo lo que pueda. Por eso me interesa mucho hacer clínica de obra, talleres, workshops porque me interesa estar del lado de alumna y aprender. Me apasiona ser alumna.

Pero, por otro lado, me di cuenta que me gustaba mucho también ayudar al otro a desarrollar su proceso. Y en esa clínica de obra con Barreda me encontré con Andrea Saltzman, mi profesora de la facultad que en 2005 me invitó a participar de su cátedra y empecé a trabajar con ella por ocho años y aprendí muchísimo de la docencia. Ya venía de la experiencia con Ramón, en la que era un básico debatir sobre los trabajos de cada uno. En 2010 me dijo q se iba a abrir una cátedra nueva de Diseño de Accesorios y me recomendó presentarme. E invité a Guigui Kohon a que volviéramos a hacer juntas una presentación –ya que habíamos hecho una para la Massana- y aquí nuestra propuesta interesó.

Un par de años después empecé con los talleres de Proyecto 8. Son dos espacios que disfruto mucho más que como docente, como “empujadora”; me gusta decir que soy empujadora, porque busco hacer que los otros atraviesen sus propios procesos creativos; todos necesitamos un empujón, un “vamos para allá” y me gusta mucho este trabajo.

La cátedra y Proyecto 8 tienen que ver porque yo estoy involucrada. Hace unos años, gracias a una beca del Fondo Nacional de las Artes me di el lujo de escribir sobre los procesos y encontré el paralelismo y las diferencias entre las clases en la cátedra pública, Proyecto 8 y los workshops. Todas estas propuestas, en distintos formatos, intentan empujar, ayudar, acompañar a los participantes a atravesar su propio proceso creativo, habilitando un espacio de incertidumbre que cuesta, pero que está bueno atravesar.

 

“Me apasiona ser alumna y aprender. Como docente me gusta decir que soy “empujadora” porque hago que los otros atraviesen sus propios procesos creativos; todos necesitamos un empujón”.

 

_¿El proceso creativo es más importante que el resultado?

_Me enfoco en el proceso en sí mismo, en ser responsable, en estar aquí y ahora trabajando, muy enfocados con todos los sentidos puestos en ese desarrollo creo que el resultado aparece solo como consecuencia de todo el proceso. Y lo veo y compruebo en todos los talleres que hago. Si estás dispuesto a darlo todo en ese proceso el resultado aparece y es buenísimo. El proceso es muy importante porque hace a que reconozcamos cosas nuestras, cosas que están arraigadas, prejuicios, formas de contestar automáticamente, formas de hacer con las manos, de los materiales que agarramos, de los colores que elegimos, todo en el proceso va surgiendo y es súper importante dejar que las cosas sucedan y prestar mucha atención a cómo respondemos a cada una de las actividades propuestas para entenderse mejor.

Si uno se entiende mejor, si sabe lo que quiere, lo que le inquieta, lo que desea, va a estar mejor con el mundo, con el otro, en la forma de relacionarse, de parase en el mundo, de compartir y todo es mucho más fácil. Cuando tenemos ideas preformateadas de lo que somos y lo que debemos ser todo se pone confuso. Por esto hago mucho énfasis en el proceso porque esta buena esa búsqueda para entenderse mejor, de aprendizaje, de descubrimiento de uno mismo es buenísimo.

 

“El resultado aparece solo como consecuencia de todo el proceso”.

 

_Esa mirada aplica a cualquier disciplina, a la vida misma. ¿Cuál es el hilo conductor de esa propuesta que te permite entrar y salir de diversas prácticas?

_Esa mirada no es fácil, es un poco sufrida pero vale la pena. Se descubren cosas que tal vez no se quieren descubrir, porque después hay que poder manejarlo, sostenerlo, ubicarlo. Y sí, es completamente interdisciplinaria, porque me enfoco en el proceso creativo no importa lo que hagas, la disciplina en la que ejercés o dedicaste más tiempo o de la que tenés más técnica o sabés conceptualmente. De hecho, siempre trato de salir del lugar conocido; cuando saben mucho de una técnica propongo que trabajen en otro material; cuando manejan mucho un material sugiero manipularlo con otra técnica para probar y descubrirse; está bueno experimentar cierta incomodidad en favor del  aprendizaje. Cuanta más interdisciplina se dé mejor, más mágico resulta.

En relación a los participantes y en el equipo docente de la cátedra, también se da. Mercedes Castro Corbat hizo Bellas Artes; los ayudantes provienen de distintas ramas del diseño, me parece que la interdisciplina aporta y enriquece a toda las partes, son distintas miradas, distintas formas de percibir, se arma un diálogo mucho más rico.

 

“Me enfoco en el proceso creativo no importa lo que hagas”.

 

Gestión de proyectos

 

_El trabajo en Simposio es distinto o similar?

_Mi trabajo en el simposio es distinto porque se trata de gestionar ese proyecto para que suceda. La gestión es inmensa. Simposio es un encuentro de cuatro días con talleres intensivos que suceden en simultáneo (exposiciones y conferencias). Intento que cada uno de los talleristas tengan una propuesta distinta a la otra para que los participantes puedan elegir. Sí coincide en que se apunta al proceso creativo, no pretendemos que se desarrollen técnicas o se den resoluciones técnicas. Cuanto más se amplíe a otras disciplinas, más interesante será.

Se inició como un simposio de joyería contemporánea; los que dan los talleres son joyeros contemporáneos, pero lo que sucede es de todas las artes, diseños y oficios; en ese sentido, se amplía y no es tan específico. Llevo hechas tres ediciones, con una coequiper distinta en cada país, Pamela de La Fuente en Chile e Isabel Trujillo y Ana C. Berrio en Colombia. Y para este año estaba previsto Brasil pero está suspendido. Ojalá se de pronto. Se hace cada tres años en una ciudad de un país latinoamericano distinto.

 

“Mi trabajo también consiste en gestionar para que los proyectos sucedan”.

 

_¿Tu actividad principal es la gestión?

_No, mi actividad principal es la docencia o mi actividad de “empujadora” en la cátedra y en Proyecto 8. La gestión está suspendida por el contexto sanitario en que estamos. Me gusta mucho hacer gestión y los proyectos alrededor de la gestión son el simposio que me lleva casi un año y medio  de trabajo. Y las muestras interdisciplinarias de Proyecto 8, que se hacen en espacios de formato distinto, por eso encarar ese montaje siempre es un desafío porque las obras de disciplinas muy diversas, y eso me encanta. La que íbamos a realizar en mayo la pasamos, esperemos, para septiembre.

Otra gestión muy importante es la de mi propia obra, porque en ese hacer puedo entender qué le pasa al otro; yo también me paro o enfrento a eso que atraviesan mis alumnos en la facultad y en Proyecto 8. Atravieso ese tipo de ejercicios también con mi obra para poder comprender lo que se experimenta. El desarrollo de mi obra no está por encima del resto, es importante y me acompaña en muchos sentidos.

 

“En el hacer puedo entender qué le pasa al otro. Atravieso ese tipo de ejercicios también con mi obra para poder entender lo que se experimenta”.

 

_¿Cómo es tu obra? ¿Qué te interesa mostrar o contar?

_No tengo un statement claro de todo mi cuerpo de obra. Soy bastante desprolija en cuanto a una disciplina en la que me especializo. Cuando me preguntan qué hacés no sé qué decir porque no soy pintora, fotógrafa o videasta. Depende de la obra que quiera materializar, el formato en que lo haga y me gusta un poco esa desprolijidad porque no estoy casada con ningún formato y aprendo lo que necesito aprender para cada circunstancia.

A partir de una obra que llamé «Desvanecer», un video que hice hace varios años, me dí cuenta que mi obra estaba bastante relacionada, sobre todo en ese momento y desde siempre, con el tiempo y con el estar presente en el aquí y ahora, prestando atención. En ese momento, estaba relacionado con mi padre que veía empezaba a envejecer y me decía a mí misma prestá atención que un día no va a estar, grabá a dentro tuyo lo que está pasando. Y a partir de entonces me di cuenta que tengo esa relación especial con el paso del tiempo, que a veces tiene que ver con dejar pasar el tiempo y hacer algo, como alguien que teje o como yo que pliego una cinta de papel o hago estas tiras de cáscara de huevos que necesitan atención focalizada, ahí y ahora, casi como una meditación estoy ahí trabajando todo el  tiempo en una misma cosa. Además porque soy lenta y me gusta hacer gala de eso, me gusta trabajar lentamente, no tengo ninguna necesidad de producir en forma desmesurada y en cantidad, me gusta enfocarme en ese hacer minucioso y progresivo, poquito y chiquito.

Me gusta enfocarme en las cosas pequeñas y de mi entorno cotidiano, en pequeños gestos que para mí son muy potentes y hacen y transmiten mucho. Y me quedo en ese hacer pequeño, minucioso, silencioso, sin hacer demasiado ruido.

Hace varios años que tengo tres obras dando vueltas que no termino del todo, que tienen que ver con el tiempo, con estar presente aquí y ahora, con lo pequeño y lo repetitivo.

“Me gusta enfocarme en las cosas pequeñas y de mi entorno cotidiano, en pequeños gestos que para mí son muy potentes y hacen y transmiten mucho.”

_¿Cruzás disciplinas? 

_No las cruzo en una obra, pero puedo hacer una instalación para una obra, un video para otra obra, una fotografía para otra más. Aunque sí, ahora sí tengo un poco esa necesidad; tengo unas obras que son instalación pero que me gustaría hacer un video a partir ella, entonces sí empiezo a pensar en esa interdisciplina.

 

_¿Y de joyería?

_Todo es posible. Es cierto que esta lluvia es como un gran cortinado si lo separo y lo cierro, tengo un collar muy largo de cáscaras de huevos y a veces aparece algo así o un objeto que parece un collar pero que es para colgar en la pared, pero para volver a vivir de eso o depender de eso, no.

 

Estallido emocional

 

_¿La experiencia de Metalistería fue para gestionar y promover la joyería contemporánea? ¿Qué te dejó?

_Una etapa maravillosa, mágica, por cómo sucedió. Un día nos juntamos a comer Silvina Río y Marina Molinelli Wells en Palermo, contiguo había un local vacío, y nos preguntamos ¿averiguamos? A la semana lo estábamos alquilando y con Marina casi que no nos conocíamos. Lo hicimos sin tener mucha idea de lo que era un negocio, expusimos nuestros trabajos y con el tiempo fuimos invitando a otras joyeras argentinas y algunas latinoamericanas también, y empezó a ser un espacio de promoción y difusión de la joyería contemporánea muy lindo. Me encantaba, aprendimos muchísimo, fuimos desde directoras de arte de una galería hasta cadetes. Estuvimos cinco años y medio pero la situación económica no daba para más. Fue una experiencia increíble, en la que se generaron vínculos maravillosos. Conocí a la joyera colombiana Claudia Vallejos, por ejemplo, y a partir de ese contacto generamos  talleres para el Centro Cultural de España, en uno de los cuales invitamos a Ramón Puig, un encuentro y experiencia espectacular. Pero es muy duro tener un espacio a la calle y te tiene que gustar, producir y producir para vender, el peso de los costos, las cuentas, era demasiado.

Cuando solté Metalistería tuve un 2010 en el que se dio un estallido emocional impresionante porque pude ir a México, República Checa, Finlandia y a México nuevamente con invitaciones a residencias, simposios, becas. Dejé la comercialización y producción para dedicarme a mi obra y llevé adelante, en México, una obra «Respira» que fue otra divisoria de aguas. Una hermosa obra con mucha interdisciplina: salía a la calle con mi mochila llena de barbijos e intercambiaba experiencias con cuanta mujer había en la calle o en los mercados vendiendo ropa bordada, haciendo bordados, sacaba fotos, filmaba videos, armé un collar con iluminación por adentro para el que tuve que aprender electricidad. Un trabajo que implicó una experiencia que me emociona muchísimo, muy enriquecedora.

 

“Metalistería me dejó un gran aprendizaje, experiencias y vínculos.”

“Los proyectos de la vida no son éxitos y fracasos sino experiencias y de todas sacas cosas que seguro están buenísimas y otras que no, pero todas enseñan algo.”

_Quedaste a cargo de la cátedra de Accesorios.

_La cátedra se propone generar un espacio de acción, investigación y constante intercambio. La propuesta original fue Diseño de Accesorios y ahora es Proyecto de Accesorios. Esto significa que la joyería contemporánea está contemplada en el programa de la materia pero no se trata de joyería contemporánea sino de accesorios que abarcan muchas otras opciones o posibilidades. Se aborda el proyecto y los procesos creativos para todas las posibilidades que dan los accesorios, que además es un trabajo que hacemos con los alumnos, qué accesorios son posibles y los construimos en equipo, no decimos desde la cátedra qué cosas son accesorios sino que se trabaja entre todos. Uno de los trabajos es «Autoretrato», en el que cada uno elige y muchos toman la joyería contemporánea, otros contenedores o accesorios para la cabeza o máscaras.

Sí, se fue Guigui Kohon después de 10 años de trabajo juntas para seguir otro camino, porque necesitaba hacer cambios. Está bueno atravesar distintas experiencias y no quedarse arraigados a una cosa. Yo me animé a empezar y terminar cosas sin ningún problema. Los proyectos de la vida no son éxitos y fracasos sino experiencias y de todas sacas cosas que seguro están buenísimas y otras que no, pero todas enseñan algo. Por eso está bueno cambiar.

Me quedé con parte del equipo con que venimos trabajando hace años. Mercedes Castro Corbat desde 2013, casi desde el inicio (2011), es parte de esta construcción, es un bastión importantísimo con quien seguimos trabajando y repensando la metodología de la cátedra. Y, cada vez más, se da el espacio para que todos los integrantes del equipo docente, aún los ayudantes que fueron alumnos y acaban de entrar, propongan y dispongan de alguna manera. Es muy bueno lo que sucede y este año se dio con mucha claridad. Entraron cuatro ayudantes y dos de ellos, Juan Musante y Clara Tipito, a los dos meses ya propusieron un ejercicio para que hicieran los alumnos este año.

Y está buenísimo el espacio que habilita a otros para desarrollar su propuesta, que coucheamos; estamos para opinar y acompañarlos. Generar ejercicios es enriquecedor, y  concreta un intercambio entre nuevas y viejas generaciones del equipo docente, que es magnífico. Los ayudantes son de Diseño de Indumentaria y de Diseño Industrial, y esa conversación o debate entre distintas miradas es enriquecedora.

 

Dedicación absoluta a la tarea docente

 

La propuesta sigue siendo la misma, todos los años y hasta en cada clase, a través de los ejercicios se revisa aquello que vamos a hacer, lo que hicimos y cómo debería volver a hacerse. Nuestra metodología se analiza y actualiza permanentemente esté quien esté en el equipo; siempre entran y salen docentes y eso es muy bueno. La tarea docente universitaria es muy ardua, tenés que darlo todo. Es de una pasión y dedicación absoluta, que si la perdés te tenés que ir, sino le hacés muy mal al alumno, al que tiene que aprender. Es un trabajo fuerte, que implica que estemos atentos, necesita mucho debate  y lo hacemos antes de cada clase; todo el tiempo estamos discutiendo el hacer para que sea claro; el cómo proponemos para que atraviesen una experiencia que les ayude a dar un paso más adelante.

Se trata de atravesar experiencias que ayuden en tu propio proceso creativo. Implican propuestas que hacen que te entiendas mejor, qué entiendas cuáles son tus deseos e inquietudes, cuáles son tus valores y, en ese descubrimiento, hay un proceso en el que se va formalizando un hacer específico que puede ser la joyería contemporánea, los contenedores o lo que sea. Una vez más el resultado es consecuencia del proceso, que es muy importante porque permite llegar a cualquier tipo de resultado. La práctica es más o menos la misma: atravesar experiencias, juntar material e ir entendiendo. La reflexión del alumno consigo mismo es muy importante, también con sus compañeros y de igual modo con el equipo docente. Se trata de debatir, compartir y, sobre todo, que el alumno tome la decisión, no que haga lo que al profesor le guste. Estas son las herramientas y les decimos, ponelas en juego. No les damos recetas para que las sigan meticulosamente y así llegar a un resultado específico que aprobamos, porque no esperamos un resultado específico sino todo lo contrario esperamos sorprendernos.

 

“La cátedra ofrece propuestas que hacen que entiendas cuáles son tus deseos e inquietudes, cuáles son tus valores, y en ese descubrimiento hay un proceso en el que se va formalizando un hacer específico que puede ser la joyería contemporánea, los contenedores o lo que sea.”

 

_Ahora el desafío es virtual.

_Sí, desde 2020 el desafío es doble. Es muy posible avanzar en este trabajo bajo esta modalidad, fue duro porque debimos ajustarnos a las nuevas tecnologías y a una forma de pensar distinta y lo logramos; tuvimos que repensar por completo algunas cosas, otras no. Algunos aspectos de la virtualidad llegaron para quedarse para siempre y está bien que así sea. Por otra parte, trabajamos sobre lo tangible, sobre objetos que se relacionan sobre el cuerpo y con un intercambio entre alumnos y docentes que es distinto pero posible; no podemos tocar ni poner el cuerpo esperamos que se recupere en otro momento. Se puede convivir entre la virtualidad y la presencialidad muy bien.

La cátedra es un espacio en el que se trabaja desde el hacer con materiales de todo tipo, que incluye lo no tangible o, por momentos, lo efímero o lo no aprehensible, y se trabaja mucho en la reflexión, en el pensamiento y el debate. Es importante que pensemos por qué hacemos lo que hacemos. Hay tiempos para cada cosa: uno hace, después piensa, vuelve a hacer o reconfigura mediante un diálogo con el otro y las cosas se entienden con el tiempo. Cuando estás atravesando ese proceso es muy difícil entender lo que sucede, a veces terminás de entender las cosas un año más tarde, ni siquiera cuando terminaste de hacerla.

Por eso, por ejemplo, en la cátedra les pido que trabajen sobre una bitácora para registrar el proceso, todo lo que pasa, con dibujos, fotos, palabras, pensamientos, reflexiones y conversaciones. Ese libro, un tiempo después, vale oro y al consultarlo aporta informaciones que permiten entender cosas que sucedieron en el camino, lo que se descartó, lo que no se tuvo en cuenta, siempre conserva mucho material para recuperar.

 

“Es importante que pensemos por qué hacemos lo que hacemos. Hay tiempo para cada cosa: uno hace, después piensa, vuelve a hacer o reconfigura mediante un diálogo con el otro; las cosas se entienden con el tiempo.”

 

_Las herramientas que se ofrecen en la universidad pública sirven para el desempeño profesional.

_Las herramientas sirven para el desempeño en la vida misma. De hecho estudié diseño de indumentaria y no trabajé como tal. Sin embargo, la universidad me dio muchas herramientas para la vida misma, que las supe aplicar de diferentes formas en distintas situaciones. Eso es lo importante. Luego hay especificidades de cómo aprender técnicas, resolver problemas, pero hay algo más grande, lo más importante es aprender una forma de estar en el mundo.

 

“La universidad me dio muchas herramientas para la vida misma, que las supe aplicar de diferentes formas en distintas situaciones. Hay algo más grande, lo más importante es aprender una forma de estar en el mundo.”

 

Exponer, atravesar y experimentar

 

_¿Hoy es imprescindible sumar otras tecnologías como el 3D o la electrónica, por ejemplo?

_Seguro, está buenísimo. Sumar siempre está bueno. Explorar, atravesarlo, experimentar, saber de qué se trata por lo menos una vez en la vida, y eso no quiere decir que lo tengas que usar para tu desarrollo artístico, de diseño o productivo. Hay cosas que se hacen de la misma manera desde hace cientos de años y funcionan perfectamente, y hay otras en las que nos invade la tecnología y está buenísimo también. Está bueno saber qué existe y también explorarlas y hasta experimentarlas, después se decidirá si en algún momento se necesitan.

 

“Hay cosas que se hacen de la misma manera desde hace cientos de años y funcionan perfectamente, y hay otras en las que nos invade la tecnología y está buenísimo también”

 

_¿Es lógica la disyuntiva entre el arte y el  diseño o son simplemente dos maneras de enfocar la creación  y no es importante platear un litigio?

_No sé muy bien si hay una disyuntiva. Son formas de crear quizá con distintas finalidades, pero lo más importante es lo cerca que están y lo festejo. Sí puede haber una discusión acerca de las diferencias o similitudes entre el arte y el diseño y está bueno que se den, pero no lo veo como una contra o como algo que hay que separar o discutir de mala manera. Existen alrededor de los procesos creativos con distintos fines, no lo sé, eso se puede discutir, pero agradezco que existan.