Entrevista a Mariana Cazzulino

Apuntes | Notas

Quiero usar la joyería para hablar de mi obsesión por los altares


Entrevista a Mariana Cazzulino

Por Delia Alicia Piña

 

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Dice que quiso aprender joyería para hablar de sus intereses, sobre todo, para desarrollar un trabajo más artístico. Mariana Cazzulino reconoce que su formación y trabajo tuvieron un cambio significativo y se potenciaron cuando decidió dejar otros proyectos y dar clases para volver a estudiar. Y eligió a Taller Eloi donde hasta hoy se dedica a profundizar en sus investigaciones.

Su tema pasa por los altares y las iconografías religiosas. Una obsesión que se alimenta de objetos y experiencias familiares que supo sublimar y materializar en piezas de joyería contemporánea y otros objetos de arte.

Premiada por su «Sárcofago de mano» en el concurso «Anillos», convocado por Taller Eloi y la Cranbrook Academy of Art de Michigan, su obra se prepara para expandirse en NYC Jewelry Week.

De como una obra la lleva a otra y crece exponencialmente. Su imaginería joyera en detalle, con su método, influencias y maestros.


_¿Cómo empezaste en joyería?

_Me vine de Entre Ríos a estudiar Veterinaria, pero me di cuenta que me atraía y estimulaban más los materiales que trabajaba mi hermana en su estudio de Diseño de imagen y sonido, entonces decidí dejar esa carrera. Al pensar qué hacer, opté por joyería porque en ese momento estaba muy interesada en la artesanía, en los materiales de las piezas hechas artesanalmente. Comencé estudiando en la escuela del Sindicato Unificado de Relojeros, Joyeros y Afines (Surja), luego en el Instituto de Joyería y Diseño Benvenuto Cellini de Silvana Chiavetti, y después aprendí y trabajé mucho en el taller de Juan Vellavsky.

En simultáneo fui haciendo otros talleres porque entiendo que la formación es muy importante, reveladora, te ubica mucho y te permite tener identidad, en este caso como joyera y artista.

En un momento de transición, en el que cerré la galería y trasladé mi taller a otro espacio y luego a mi casa, se abrió el programa de la escuela Eloi donde conseguí una beca y pude arrancar realmente con lo que me gustaba. Decidí empezar de cero intentando volver a reaprender todo, para volver a encontrarme.

Por entonces estaba trabajando mucho en cera, y adquirí el método de Vellavsky para hacer piezas a pedido y producciones más comerciales, pero sentía que me faltaba desarrollar un trabajo más artístico.

Quería aprender a usar la joyería para decir otras cosas además de para vender o hacer algo bonito. Ahora sí me siento segura de que estoy en ese camino, luego de haber hecho la formación de tres años y con la clínica de Jimena Ríos. Sigo haciendo cursos de técnica como el de Engarce con Maxi Dattoli, Cincelado con Rita Hampton. Empecé hace muchos años recorrí un montón de espacios, haciendo cursos e intensivos de distintas técnicas, pero siento que donde más me anclé y terminé por encontrar lo que buscaba fue en Taller Eloi.

 

“La formación es muy importante, reveladora, te ubica mucho y te permite tener identidad”.

 

_¿Qué querés decir a través de la joyería?

_Quiero usar la joyería para hablar del tema que me obsesiona: el mundo de los altares y de las iconografías religiosas. Está relacionado con lo fúnebre o la muerte o con lo que queda en este mundo una vez que uno no está, también con los objetos que quedan en este plano y representan a la persona que se fue. La relación entre los objetos que uno usó y deja a las próximas generaciones; la carga que tienen, y cómo vive una persona dentro de un objeto en relación de la imagen de un objeto son los temas que estoy trabajando.

Mi última serie la desarrollé a partir de un ejercicio de familia haciendo hincapié en los rituales cotidianos como individuo y dentro del grupo familiar. En mi familia nunca hubo muchas tradiciones ni rituales, pero sí una en particular que era, y es todavía, prenderle una vela a mi abuela cuando se necesita pedir o agradecer por salud, trabajo o lo que sea. A partir de ese ritual empecé a desarrollar una serie de imaginería para mi propia religión.

“Quiero usar la joyería para hablar del tema que me obsesiona: el mundo de los altares y de las iconografías religiosas”.

Imaginería joyera

 

_ ¿En qué consiste esa imaginería para tu religión?

_Se trata de un anillo de mi abuela que no tiene mucho que ver con su historia, es decir, no era una pieza que ella recibió de regalo o sí, pero es que había mucho misterio en su alrededor. Cuando decidí que mi tema de tesis iba a tratar sobre los altares domésticos, porque siempre me interesaron y porque desde el punto de vista estético había mucho por desarrollar o investigar, comencé a conversar con mi mamá y descubrí que mi bisabuela tenía un altar en su casa, que hacía curaciones, que la gente cercana al campo donde vivía la buscaba para pedirle favores y le dejaba ofrendas, cosas que quedaron en mi familia, entre ellas, un anillo que mi abuela heredó. Un anillo que como otras joyas muy diversas no tiene nada que ver con la situación o clase social a la que pertenecía a mi familia.

Entre los altares de mi bisabuela, las velas que le prendíamos a mi abuela y las piezas encontradas comenzó a cobrar sentido mi interés y decidí crear una serie de piezas reflejo de imágenes que yo usaría si tuviese mi propia religión. Entonces, empecé a trabajar con velas de distintas formas, generé artefactos juntando objetos, algunos son de mi historia familiar pero en su mayoría fui juntando o coleccionando, y seguro son los que yo voy a dejar…

 

“Entre los altares de mi bisabuela, las velas que le prendíamos a mi abuela y las piezas encontradas comenzó a cobrar sentido mi interés”.

 

_¿Son piezas de joyería?

_Son piezas hechas desde la joyería, como el anillo que menciono, pero no con los formatos de joyería porque lo que hice no fue una joya o una pieza para usar en el cuerpo sino que derivó en algo distinto.

Bueno de hecho la joyería no necesariamente tiene que ser portada en el cuerpo, una característica que adquirió relevancia en los últimos años, una idea que cambió o al menos no era lo que yo sabía de la joyería; lo mismo con el tipo de material, hoy se tiene una mirada mucho más amplia o abierta de lo que es o se entiende por joyería.

 

“Hoy se tiene una mirada mucho más amplia o abierta de lo que es o se entiende por joyería”.

 

_Te encantan las velas, las incluiste en la investigación de «Cucharas» y previamente las convertiste en broches para «Amuletos», ¿qué significan para vos?

_Me interesa tratar un tema o tomar un material y profundizarlo todo lo posible llevándolo a todos los formatos. Las velas son muy significativas para mí porque están relacionadas con el ritual de prender una vela a mi abuela para pedir, pero también con celebraciones o fiestas, se encuentra en una iglesia o al lado de la ruta, es un símbolo bastante universal. Me interesa como parte de la iconografía de los cultos, el católico porque es en la que crecí, pero también como parte de la religiosidad popular. De todo esto rescato lo que visualmente me interesa y lo llevo a mi universo, lo mezclo e integro, la joyería incluida.

Portar una vela en una pieza de joyería resulta llamativo o es original, sobre todo porque en algunas de mis obras se trata de velas prendidas. El que sean velas usadas, prendidas y apagadas, fue deliberado porque buscaba que represente algo que sucedió; las velas son un testimonio de algo que pasó, como una celebración. Busco que queden así como para recordar ese evento cada vez que se ve, y que sea blanca, como uno de los broches presentados en «Amuletos» que es testimonio de haber hecho un pedido.

Lo de «Cucharas» tuvo que ver objetos relacionados con una historia del pasado y quise tratar de velarlos para poder despedir esa experiencia.

También trabajé la vela en los collares-pin articulados, cuyo pábilo prendí puesto, y tienen calotas en plata y en bronce; son los que se vieron en la exhibición «Mirar» que realicé junto con Florencia Caligiuri-. Me encantaría que algunas de estas piezas se prendan fuego y dejen una marca pero obviamente todavía tengo que trabajar y ver bien cómo llego a esa instancia. Es difícil, además de la técnica y el objetivo, decidir que una pieza se transforme en otra porque se corre el riesgo de que el resultado no guste; sin embargo, esto forma parte del proceso creativo.

Las velas hablan mucho del tiempo transcurrido y, también, me interesa particularmente cómo el tiempo pasa sobre las cosas, sobre los materiales, las telas.

 

“Es difícil decidir que una pieza se transforme en otra porque se corre el riesgo de que el resultado no guste; sin embargo, esto forma parte del proceso creativo”.

 

Atesorar para crear

 

_¿Juntas y guardás muchas cosas?

_Atesoro objetos y los guardo en un archivo separados por material para después usarlos. Para mi serie «Imaginería para armar mi propia religión» realicé unos estandartes como una manera artística de guardar o archivar algunos de esos objetos que bordé entretelas. Fue una respuesta al cuestionamiento de cómo usar el objeto sin que sea el objeto en sí mismo, en una forma de personalizarlos, fijándolos o momificándolos a través del bordado. Las telas funcionaron como una veladura de los objetos, que así dispuestos son como tótems.

Hacer este trabajo me llevó a hacer exvotos con la misma forma. Y comencé una serie o conjunto que formó un artefacto nuevo y que puedo llevar a otro formato. Todo derivado de los altares que en su mayoría tienen conllevan el efecto de repetición y acumulación, una dinámica que traslado a mi trabajo: genero una imagen que después repito y la paso a todos los materiales posibles para ver qué voy descubriendo.

 

“En mi trabajo, genero una imagen que después repito y la paso a todos los materiales posibles para ver qué voy descubriendo”.

 

_¿Aplicás técnicas de joyería?

_Para el último trabajo el que ganó el concurso «Anillos» -convocado por Taller Eloi y el departamento de Metalsmithing de la Cranbrook Academy of Art- sí apliqué la técnica de cincelado, pero no necesariamente uso técnicas de joyería. Estuve haciendo bordado que no había hecho hasta el momento y ahora estoy experimentando con cerámica y esmaltado pasando estos artefactos que incluí en los estandartes.

No me limito ni me lo planteo como meta pero cuando llego a piezas que resultan portables me pongo muy contenta, como «Sarcófago de mano», que además resultó el primer premio del concurso «Anillos».

 

“Aplico la técnica de cincelado, pero no necesariamente uso técnicas de joyería. Estuve haciendo bordado que no había hecho hasta el momento y ahora estoy experimentando con cerámica y esmaltado”.

 

_¿Cómo es «Sarcófago de mano»?

_Es una pieza que se dio en dos partes. A partir del anillo de mi bisabuela que mencioné, delineé su contorno y lo cincelé para darle volumen y una vez que logré que el volumen contenga el volumen del anillo original lo cerré. Pasé por varias etapas, en un principio quería dejar el anillo adentro pero me di cuenta que en la mano generaría ruido y se iba a transformar en un cascabel pasando a ser otra cosa.

Dejarlo adentro implicaba no solo un desprendimiento y hasta un sacrificio sino que también esa iba a ser una forma de atesorar. Pero tenía más sentido generar la inquietud de si el anillo estaba o no adentro que efectivamente guardarlo. Fue una pieza que se construyó en comunidad, como todas las que se generan en la clínica de Eloi, sumando opiniones y hasta el nombre que se dio por sugerencia de un profesor. Lo bueno fue que a medida que se daba ese paso a paso, todas las resultantes tenían potencial o posibilidades de diversificación, pero por cuestiones de tiempo lo pospuse.

 

Premios y proyecciones

 

Ahora trabajo en ese paso a paso, para postularme a Schmuck. Se trata de una serie que incluirá una réplica de un anillo también heredado, otro con una tapa cincelada, otra recortada, otro con dos tapas con bisagra que se abren para contener el anillo primero y el último cerrado, y dos van a ser prendedor y collar. La idea es mostrar todas las etapas por las que pasa el anillo hasta convertirse en su propio sarcófago.

En el trabajo también voy descubriendo cosas, por ejemplo, haciendo fotos advertí que los anillos son como la sombra de sí mismos, generan una imagen de vida-muerte, de gran contraste, dando la impresión de que hasta estoy haciendo la sombra de algo que fue, incluso hasta por el tono ceniza de la plata envejecida con la pátina y, a su vez, por el golpe del cincel que le da una textura o profundidad únicas.

Esta es mi primera serie de piezas cinceladas para llevar en el cuerpo. Ya había aplicado la técnica en exvotos. Ahora los retomé con la intención de replicarlos en otros materiales como piezas sueltas fuera del estandarte, como mencioné, y también estoy haciendo otros bordando textiles, como ropa de mi bisabuela. Todo el tiempo voy y vengo con las obras incorporando o llevándolas a otros materiales o aplicando otras técnicas.

Vale mencionar una selección de «Anillos», que incluye Sarcófago, también se expondrá en Pratt Institute Jewelry como parte de NYC Jewelry Week en noviembre próximo. Además de los anillos expuestos en Galería Eloi, estoy trabajando en otras dos piezas, una para una alianza guardada y una más para otro anillo, así que van cuatro sarcófagos joyeros a esa expo.

En estos últimos tres años lo más transformador que me pasó en la escuela Eloy fue entender que el tema que me interesa lo puedo profundizar lo más posible, y para esto allí cuento con la guía y el estímulo para lograrlo. En la instancia de clínica, ponemos en común la obra en proceso y recibimos devoluciones, opiniones, descubro cosas que no había advertido y se da una construcción colectiva interesante, aunque el trabajo sea individual. Fue a partir de ese ámbito que me animé a profundizar en mi interés por los altares; es que advertí que detrás de esa acumulación de objetos que se ve en los altares hay una historia que puede ser contada, expresada.

 

“Todo el tiempo voy y vengo con las obras incorporando o llevándolas a otros materiales o aplicando otras técnicas”.

 

_¿Por qué elegiste centrarte en los altares domésticos, en qué consisten y para qué o qué buscás en y con ellos?

_Me atrae la forma aleatoria con que se organizan las cosas, tienen elementos en común que se repiten tanto en los que se ven en instituciones, puertas adentro o en los de la ruta. Lo elegí como tema para la tesis de del final de la formación en la escuela de joyería y, como parte de mi investigación, hice una encuesta para ver cuáles eran los elementos que se repetían y descubrí que en un altar siempre había: una vela, una piedra, un incienso que genera humo o un perfume generalmente de flores y una imagen que puede ser tanto religiosa como de algún familiar. Concluí que con estos cinco elementos ya tenés un altar.

 

Obsesión por los altares

 

Mi primer altar lo armé intuitivamente con una vela y me preguntaba cómo habría sido el altar de mi bisabuela por eso comencé a investigar en ese modelo arquetípico. Y con esto creé una serie de piezas, un set de charms -pequeños accesorios que se enganchan en un collar o pulsera y que junto con una banda conforman la pieza de joyería- con una vela, una piedra, esta que simboliza un incienso, la flor y la imagen, en bronce unidos por un lazo de gamuza. Mi idea es que cada uno se arme su propio altar joyero. A partir de estos cinco dijes se pueden sumar otros que tengan que ver con cada uno. Me encantaría que muchos de los que se llevan este set me muestren cómo lo completaron.

Con este «Altar de viaje» participé del Desafío Joyería & Viajes de Tincal lab expuesta en el Centro Cultural Bombarda, en Oporto, Portugal.

Yo tengo mi propio altar que son objetos que traigo de distintos viajes, como esta pieza del carnaval de Jujuy. Y este altar lo representé con una pulsera.

Esta temática de los rituales diarios también la presenté en «La belleza en la vida cotidiana», una propuesta curada por Jimena Ríos y Rodrigo Acosta finalmente vista en Melting Point Valencia 2023, e incluyó un altar con una edición de ex votos con sus cirios. Se trató de miniestandartes de viaje con su respectivo ensamble de objetos que derivaron en nuevos artefactos acompañados de sus velas y exvotos. Ahora sigo trabajando para agrandar la colección de estandartes con la ropa de mi bisabuela.

A propósito, en un workshop de Rodrigo Acosta fue la primera vez que tomé un anillo de mi abuela, lo cosí en una tela y lo atrapé. Aunque hablamos de mi obra y la relación con los rituales, lo fúnebre y el contacto con lo pasado, no tomé real consciencia de ese trabajo. Y un año después, haciendo los anillos sarcófago me di cuenta que eran el efecto de mi reflexión en ese taller.

 

“Los altares domésticos me atraen por la forma aleatoria con que se organizan sus cosas, tienen elementos en común que se repiten. Por eso los elegí como tema para la tesis de del final de la formación en la escuela de joyería”.

 

_¿Con esta simbología materializas tu propia religiosidad?

_«Imaginería para armar mi propia religión» fue una obra que se materializó en una serie de estandartes bordados.

Mi referente es el artista brasileño Arthur Bispo do Rosário a quien admiro mucho. Vivió durante la mayor parte su vida en una institución psiquiátrica de Río de Janeiro, donde creaba obras de arte con objetos encontrados, en respuesta a una revelación en la que Dios le pidió que haga un inventario para el día del juicio final. La descripción, la repetición y el ensamble de objetos son algunas de las características de su trabajo que me influencia. Envolvía objetos y los reproducía, les escribía el nombre bordado, una idea de la cual partí para hacer empezar a hacer mis estandartes. Mi obsesión por los altares, las velas y los objetos acumulados hoy se manifiesta de esta manera.

La religiosidad me atraviesa hoy y trato de hacer una bajada que se parezca a algo pero que, a la vez, no esté imitando algo que ya existe.

No sé si mi trabajo siempre se va a referir a esta temática pero sí creo que siempre va tratar de profundizar la relación de las personas con los objetos: por qué algunos son más importantes que otros, por qué a veces no están relacionados con lo material ni con la historia de cada objeto, qué hace que decida qué objeto es basura y otro sagrado. Este es mi interés, que en esa obra se convirtió en imaginar mi propia religión. Veremos cómo evoluciona.

“La descripción, la repetición y el ensamble de objetos son algunas de las características del trabajo de Arthur Bispo do Rosário que me influencia”.

Como lenguaje del arte

 

_¿Usás técnicas que tienen que ver con el arte en general?

_La joyería es un lenguaje más del arte, no está separada. Por eso, no me limito a hacer piezas de joyería portables o que sean más obvias o clásicas. Creo con telas, bordados, cerámica. Ahora estoy construyendo objetos con cera. También trabajo con ensambles.

Hoy hay muchos artistas joyeros que históricamente ya construyeron en materiales diversos, no convencionales, y eso está bueno.

 

“No me limito a hacer piezas de joyería portables o que sean más obvias o clásicas”.

 

_¿Te definís como joyera?

_Sí soy joyera y no siento que eso me limite. Tal vez limita para afuera o para quien ve mi obra que puede decir que no es joyería, pero no tiene que ver con que sea joyera y que como tal puedo hacer de todo o todo lo que hago; más bien eso tiene que ver con el conocimiento del otro.

Es muy lindo tener un tema que me gusta porque lo puedo profundizar y convertir mi mundo de interés en una oportunidad y aplicarlo en cualquier convocatoria. Mi trabajo sostenido me dio mucha confianza, adquirida después de mucho profundizar, insistir y repetir. Hasta una cuchara puedo llevarla a mi universo y reversionarla trabajándola con mis materiales, todo con la misma energía, así adquiere sentido dentro de un todo.

Estoy enfocada en hacer piezas enmarcadas dentro de mi temática de investigación: la relación de las personas con los objetos y por qué éstos son sagrados o no.

No se trata de a dónde quiero llegar sino trabajar para ir descubriendo nuevas cosas. Por esto o para esto, siempre sigo con mi formación a través de diversos talleres, continúo tomando clases en Eloi.

 

“Estoy enfocada en hacer piezas enmarcadas dentro de mi temática de investigación: la relación de las personas con los objetos”.

 

_¿Pudiste responder a algunas de las inquietudes o hipótesis de trabajo que te planteás?

_Las preguntas son abiertas, siempre retóricas. Para responder a esas preguntas me falta mucho camino, mucha información, seguir preguntándome y preguntarle al otro sobre su relación con los objetos. No obstante, sus respuestas pasan por ir descubriendo nuevas cosas en el trabajo. En ese sentido, participar de convocatorias a concursos o muestras, por ejemplo, me ponen un límite que necesito para ordenarme y no irme por las ramas.

De todos modos, sí me respondí muchas cosas respecto de mi propia relación con mi trabajo:  cómo me lo tomo, el tiempo que le dedico. Así, entendí que lo importante es trabajar y hacer mucha obra; la mayoría es descartada en el camino, pero que no hay otra manera que trabajar para obtener un resultado coherente; siempre es re difícil el contexto y la vida en general, pero sin excusas hay que darle el espacio que se merece para que tenga sentido. Después, las preguntas respecto de mi trabajo van a seguir siendo abiertas para seguir profundizando y trabajando, valga la redundancia.

 

“Lo importante es trabajar y hacer mucha obra… no hay otra manera que trabajar para obtener un resultado coherente”.

 

_¿Disfrutás de ese proceso?

_A veces sí y otras no. El último trabajo de los anillos sarcófago sí lo disfruté un montón, me encantaron, fue un trabajo orgánico y coherente, también gracias a la ayuda de mi maestra Jimena Ríos, que me orientó bastante sobre guardar en tela -primero, partir de trabajo con Rodrigo Acosta, como mencioné-, y luego en metal; siempre con la idea de atesorar.

En este proceso advertí cómo una cosa lleva a la otra, y todo lo que hago y estudio me sirve para seguir profundizando, por eso insisto mucho en trabajar y estudiar. Es la única manera de que el trabajo sea gratificante, cuesta mucho pero vale. Hay que darle tiempo al trabajo en medio de muchas otras obligaciones, dejar que madure y no apurarlo de manera ansiosa, hay que atravesar el proceso para que el mismo trabajo se exprese o manifieste.

 

“En este proceso advertí cómo una cosa lleva a la otra, y todo lo que hago y estudio me sirve para seguir profundizando”.

 

_¿Seguís dando clases?

_No, hace tiempo. Empecé a dar clases de joyería básica para aficionados. Lo hice hasta la pandemia y me di cuenta que ya había dado todo lo que sabía por eso era momento de formarme y estudiar mucho más. Sentí que tenía que aprender más, que tenía mucho por aprender. Y me di cuenta que mi ambición de trabajar en joyería haciendo obra no la podía llevar a cabo. Por eso reconfiguré mi sistema de trabajo y decidí volver a estudiar aprovechando la oportunidad que me dio Taller Eloi. El lugar de alumna me sienta muy bien, me encanta y hay tanto por hacer, aprender y mejorar ya que la joyería tiene técnicas que llevan mucho tiempo de desarrollo.

Estuve muchos años trabajando con cera, hace tres años que volví al metal directo, a los sistemas y, en particular, con el cincelado. Ahora estoy trabajando en plata y empezando a animarme a manejar oro, además de una línea más comercial, como el set de charms para los pequeños altarcitos para llevarte de viaje que son en bronce y plata. También me encantan las piedras facetadas. Hay algo de la joyería clásica que me reconquistó. Ahora interesada en aprender a hacer bien engarce y manejar mejor la parte constructiva de una joya.

Me encantaría hacer residencias; en poco tiempo voy a ir a Tilcara a hacer una investigación de los altares con ofrendas comestibles que se hacen en la zona del NOA con la joyera Josefina Puch, de Río de Plata, para seguir ampliando el alcance de mi tema.

En breve aprovecharé la plaza en el taller que en octubre próximo dará Iris Eichenberg en Eloi; me interesan estas instancias formativas -como la que dio Manon van Kouswijk el año pasado en la que intervine bolsas plásticas con fuego y resultaron piezas interesantes- porque después decantan y surgen proyectos muy enriquecedores como el que mencioné.

Más allá de este tema, no se si por el momento me interesa buscar otro porque no va por un solo carril. Hay mucho contenido entro del mismo tema, como el de las ofrendas comestibles, Me siento cómoda en eso y sé que puedo profundizar mucho más.

 

“Me di cuenta que mi ambición de trabajar en joyería haciendo obra no la podía llevar a cabo. Por eso reconfiguré mi sistema de trabajo y decidí volver a estudiar”.

 

Entre investigaciones y estudios

 

_¿Estas investigaciones siempre derivan en materializaciones?

_Sí claro y casi en paralelo voy haciendo una bajada joyera, como en el set de charms y sus cinco elementos que, mientras iba recolectando la información, los iba haciendo en cera, arcilla, metal, tela y hasta en bordarlo. Es que también se investiga con las manos. Es una manera de visualizar y probar. Tengo claro cuál es mi interés pero no siempre tengo claro la pieza a la que quiero llegar.

Pienso más de lo que hago, entonces me cuesta bajar a la materialidad, pero me gustaría hacer más porque es la manera de encontrar más cosas.

Por otra parte, hago piezas por encargo, otras en oro reciclado con piezas de mis 15. Sorprende pero es un desprendimiento habitual entre los joyeros, porque tenemos la capacidad de poder cargar las piezas con el trabajo y eso es una transformación importante. Uso ese oro como un capital que me permite crear. Agarro ese material que tiene que ver con mi historia para seguir contando otra historia y que también es mía. De todos modos, reconozco ese nivel de sacrificio que implica hacer piezas de joyería, ya que en algún momento desaparecen de nuestro ámbito; todavía estoy en proceso de aceptarlo. Tengo que pasar un tiempo con la pieza hasta que siento que ya se puede ir y listo.

 

“Los joyeros tenemos la capacidad de poder cargar las piezas con el trabajo y eso es una transformación importante”.

 

_¿Tu trabajo como joyera es prioritario?

_Mi trabajo como joyera es prioritario pero no es lo único que hago. Estoy en un muy buen momento de mi práctica al que no fue fácil llegar. Un proceso en el que estuvo bueno arriesgarse porque implicó un compromiso muy fuerte. Hay que animarse a transformar una pieza que tiene mucha carga histórica y familiar y de repente destruirla, rasgarla o quemarla porque supone correr un riesgo; sin embargo, permite dar un poco más y moverse de los lugares conocidos. Mi método de trabajo pasa por repetir, una acción que podría sentirse cómodamente peligrosa porque puede llevar a quedarse ahí y terminar haciendo siempre lo mismo.

También, parte de mi trabajo incluye dedicarme a una línea más comercial. Tengo en producción una serie de candelabros que forman parte de la investigación de los rituales y celebraciones. Los hice pensando en que puedan ser heredables. La joyería te permite experimentar más allá del objeto, y agarré tres velas, las puse arriba en papel manteca, dejé que se derritan y reproduje esa huella en una chapa de bronce a la que apliqué pintura poliuretánica y así se convirtió en el soporte de ese candelabro.

Todas mis piezas son hechas con método y tienen la energía de una pieza que bien pudo pertenecer a mi abuela… Busco hacer objetos de calidad que acompañen la historia de la gente, para que quienes los adquieran se sientan identificados, los hagan suyos y pretendan que sigan presentes en sus futuras generaciones. Esa sola idea me llena de alegría.

Aún cuando el material es efímero, como la vela, siempre queda algo, como se ve en las piezas de «Cucharas» -reproducciones de una muy especial- que se queman pero siempre queda algo en su base de bronce patinado que después puede continuar…; la cuchara tiene un formato que parece destinado a la vela, y hasta genera su sombra. Estas son todas observaciones que se descubren en la práctica, en el trabajo, compartiendo e intercambiando ideas.

Otra línea de candelabros que hice es desmontable. Surgió en plena pandemia cuando no se podía soplar, entonces el soporte estaba por fuera de una torta; los hice pensando en lo lindo que sería que todos los cumpleaños se celebren con este objeto, dando la posibilidad de que se cargue con la historia de una familia. La intención con que se hace una pieza de joyería es tan importante como el material y el formato.

Por eso, me interesa hacer piezas de calidad y con significado. Es que la calidad no se la da solo la hechura o el material con que está hecha una pieza u objeto sino la intención con que se realiza y con el tiempo dedicado. Estos son valores alineados con el conservar y usar hasta el final y que lo usen los demás, lo cual es muy importante para mí porque no se trata de la pieza en sí sino de todo lo que conlleva o genera alrededor. Me encanta hacer cosas nuevas que parezcan viejas y que puedan tener una historia.

 

“La intención con que se hace una pieza de joyería es tan importante como el material y el formato”.


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Entrevista a Suri Vecchiato

Apuntes | Notas

Hago piezas de manera intuitiva, libre, en un proceso que disfruto


Entrevista a Suri Vecchiato

Por Delia Alicia Piña

 

Suri-Giulia-Vecchiato-retrato-entrevista-La-Joyeria-de-Autor

Conocida como Suri, Giulia Vecchiato es una joyera italiana que trabaja el metal de manera intuitiva en piezas esculturales.

Una propuesta que complementa con joyas únicas a pedido, obras en alianza con otros artistas y colaboraciones con marcas.

Su joyería se caracteriza por líneas orgánicas, con detalles de piedras. Trabajó con Agustina Ros en un proyecto con vidrio y ahora hace lo propio con Simone Crestani en una reversión de la técnica de electroformado para una colección que estrenará en paralelo a la próxima Bienal de Arte de Venecia. También experimenta la técnica de fundición directa de manera particular.

De visita por Buenos Aires, habla de su manera de trabajar, obra, sus referentes y sus próximos pasos.


_¿Cómo empezaste en joyería?

_Trabajo en mi estudio en mi casa de Venecia. Mi formación no es la típica de joyería, ya que estudié Escultura  en la Academia de Bellas Artes de Venecia, me especialicé en esculturas gigantes en yeso y metal, tanto que hasta mi profesor me pidió que controlara el tamaño por una cuestión de espacio y me sugirió piezas más chicas por eso comencé con microesculturas.

Después de la academia hice un año de joyería tradicional en Istituti Vicenza con el objetivo de adquirir conocimiento de las diversas técnicas del oficio de orfebre. En cuanto pude comprarme un banco joyero, en 2020 arranqué experimentando con mucho entusiasmo y pasión sin saber o pensar mucho dónde, cómo y qué haría o en qué derivaría. El encierro de la pandemia me llevó a concentrarme en el trabajo.

Y el pasa parola o de boca en boca, como dicen ustedes, me demostró que lo que hacía estaba gustando; me buscaban, me pedían y así fui creciendo y llegando. Una modalidad de trabajo que aún hoy me funciona y me permite contactarme con interesados en lo mío y me permite sostenerme.

Empecé haciendo piezas muy simples, cortando y soldando en plata, con piedras, muy orgánicas, naturales. Después sumé la técnica de la cera perdida y fue un boom para mí, porque podía expresar mucho mejor todo lo que veía y percibía en Venecia, particularmente ese agua que nos rodea, que nos despierta tanta curiosidad como los percebes que se instalan en los cimientos de las construcciones a la vera de los canales lo cual derivó, por ejemplo, en el anillo «Toracica», muy representativo de mi estética. Esa misma pieza la reversioné con diamantes y un spinello negro.

 

“Empecé haciendo piezas muy simples, cortando y soldando en plata, con piedras, muy orgánicas, naturales. Después sumé la técnica de la cera perdida y fue un boom”.

 

_¿Venecia es tu musa?

_La Venecia única y turística es mi ciudad, la conozco muy bien, vivo en el centro histórico, cerca del puente del Rialto, una zona más tranquila, en el de Cannaregio, rodeada de agua, claro, y esto le otorga características particulares. Allí es muy difícil vivir porque todo está en función del turismo, hay pocos servicios y tiendas para el habitante común, y esto implica una resistencia tal que te va forjando, todo un desafío. Y por eso voy por la contrapartida, no por el límite o condicionamiento de lo que hay o del agua sino por la libertad de ver y hacer lo que se me ocurra.

Me interesa no estar atada a lo común y corriente, ni a las imágenes características, ni al paisaje sabido, sino a lo que se ve más allá de lo habitual o conocido, lo cual implica también innovar en técnicas o adaptarlas a lo que voy necesitando. Asimismo, me desprendo de  etiquetas que pudieran encorsetar mi trabajo, hago joyería y ya, contemporánea, artística, de diseño, no sé… es joyería y me representa. Hago piezas casi sin pensar, de manera intuitiva, libre, en un proceso de creación que disfruto más allá de la pieza que resulte. Lo importante para mí es hacer y hacer joyería.

Trabajo mucho a pedido y son piezas personales, emocionantes, que cuentan una historia, generalmente familiar, muy gratificantes porque disfruto mucho de la felicidad que le provoca a cada usuario, que termina por atesorarla.

Y estoy dando cursos en la Academia de Bellas Artes de Venecia. Se trata de un taller libre de experimentación con metal y fuego aplicando técnicas de joyería. Se trata de un soporte técnico y discursivo para artistas que están procesando su forma de trabajar y construyendo su manera de hacer y ser artista en la vida real. Un buen intercambio que se convierte en un gran estímulo para ambos.

 

“Hago piezas casi sin pensar, de manera intuitiva, libre, en un proceso que disfruto más allá de la pieza que resulte. Lo importante para mí es hacer y hacer joyería.”

 

Piezas esculturales

 

_¿Seguís haciendo escultura?

_Sí, esculturas en acero en otra escala. Son piezas que ahora se exhiben en un lugar no convencional como en el restó Cipriani, en Venecia, en el que el chef quiso destacar los apoya cubiertos de las mesas. Está bueno exponerse en otros ámbitos, incentivar que piezas únicas formen parte de la cotidianeidad. Me parece una mirada interesante que libremente no se ata a convenciones.

 

“Está bueno exponerse en otros ámbitos, incentivar que las piezas únicas de joyería formen parte de la cotidianeidad. Me parece una mirada interesante que libremente no se ata a convenciones.”

 

_¿Hacés alianza con otros escultores?

_Lo último es que trabajo para el escultor veneciano Giorgio Andreotta Calò para quien realizo obras de fundición directa, sin cera, sino usando un elemento orgánico, como ramas.

También experimento esa técnica en la joyería. Hice fundición directa con óxido de algas con diamantes engarzados siguiendo un dibujo del gráfico del pálpito cardíaco en una pieza de joyería única. De igual modo, la apliqué también como reproducción directa de una mariposa cuando sale de su crisálida en plata.

 

“Experimento la técnica de fundición directa en la joyería.”

 

_También hiciste colaboraciones con marcas de moda.

_Sí, con la diseñadora argentina María Cherñajovsky para su firma Cher, exclusivamente para sus tiendas en Estados Unidos, en Fifth Ave y otra en Madison Ave, Nueva York. Allí expuse piezas en plata hechas a la cera perdida, muy simples y orgánicas, con una selección de piedras, como rubíes, piritas algunas con cintas abiertas adaptables a cualquier medida. Es que si una pieza tiene una buena piedra no te la sacás nunca.

Trabajo también con marcas fashion de Milán, en las que introduzco piezas que remiten no solo a la naturaleza veneciana sino también a la vastedad artística que propone. Hice una colección especial que acompañó la propuesta otoño invierno 2020-2021 de Marco Rambaldi, hecha en latón con un baño de oro 18, circonios entre otras piedra y perlas inspirada, como su colección, en los 90 y su trash televisivo. También hice otro tipo de piezas, accesorios, como botones y hebillas de cinturón con piedras, para el diseñador Luca Scarponi.

Al año de haber comenzado en joyería me contactó Vogue Portugal para publicar mi trabajo. Y luego varías veces Vogue Italia. Entonces, fue cuando tomé conciencia de la repercusión de mi trabajo y me estimuló mucho a seguir adelante. También mucha gente del mundillo de la moda me pidió para fotografiar mis piezas en diversos shootings para editoriales, como Vanity Fair, Pap Magazine, CAP74024, Virtus Magazine, iD Magazine, JANE Magazine y Flanelle Magazine. Y así se fue dando una cadena de difusión que fue mostrando mi trabajo.

 

“Si una pieza tiene una buena piedra no te la sacás nunca.”

 

_¿Cómo surgió «It’s not just about hair», la obra que hiciste con Agustina Ros?

_Agustina Ros me contactó a partir de un shooting en el que presentaba una serie de broches en latón prendidos en una chaqueta, cortados a mano en formas representativas de la arquitectura Venecia y de objetos antiguos que suelen verse en la ciudad y me propuso llevar adelante un proyecto juntas.

Nos interesaba realizar una colección de piezas en metal y vidrio sin usar nada externo sino joyas que exhibieran exclusivamente, de manera simple, el manejo de ambos materiales. Arranqué con las piezas de metal cortando hojas de latón, que es una aleación de cobre y zinc. Imposibilitadas de juntarnos en Barcelona por la pandemia como estaba previsto, cada una siguió trabajando en lo suyo en nuestros talleres. Le enviaba mis piezas bañadas en oro y ella soplaba el vidrio directamente sobre el metal, el cual tomaba su forma y encastraba perfectamente.

Una colección con muchas piezas, algunas más chicas, como aros, u otras más grandes, como ciertos anillos, iban de más simples a complejas. Esta propuesta fue presentada en noviembre del 2020 de la mano de Ilaria Ruggiero de Adormment en Nueva York Jewelry Week y hoy está expuesta en Mydaybyday Gallery, en Roma, de Laura Aureli. Pero por el momento pandémico en que vivíamos su difusión fue virtual. Creo que el online es un medio difícil para la joyería contemporánea, no siempre funciona.

“«It’s not just about hair» son joyas que exhiben de manera simple el manejo de ambos materiales: piezas de latón bañadas en oro sobre las que directamente se sopló el vidrio, el cual tomó su forma y encastró perfectamente”.

_¿Por qué no siempre funciona el online?

_Porque la joyería contemporánea necesita de cierto acercamiento, de poder apreciar su factura, de conocer su historia, a veces se requiere intercambiar opiniones, usos y si es con su creador mejor, le aporta mucho a la pieza la mirada del usuario.

 

“La joyería contemporánea necesita de cierto acercamiento, de poder apreciar su factura, de conocer su historia”.

 

_¿Aplicás a convocatorias, semanas de la joyería o ferias joyeras?

_No, no me gusta tanto, sí asistí para conocer la dinámica de algunos eventos o ferias pero no he participado. Solo si apliqué para el Concurso de Joyería de Japón 2022 de la Japan Jewellery Designers Association que se hizo en el Museo de Arte Metropolitano de Tokio y este año volví a presentarme.

Trabajo con consignas cuando es a pedido, pero sigo la línea de quien solicita esa pieza de joyería. Por supuesto que le presento una propuesta pero es muy personalizada, a partir del diálogo y la empatía trato de reflejar su identidad. Sin embargo, no sé si me gusta mucho seguir un tema, que no dudo pueda ser interesante, pero no es lo mío.

Sí algunos de mis trabajos han tenido un soporte conceptual, como el que hicimos con Agustina Ros, que nos inspiramos en peines antiguos y en el movimiento del pelo, un importante símbolo cultural que a lo largo de la historia ha comunicado mucho de cada sociedad y que para nosotras tiene que ver con la libertad; de ahí el movimiento libre del metal al que se acopló el vidrio. El peine es muy significativo para mí, es un objeto fetiche, me inspiré en piezas antiguas. De hecho, colecciono piezas antiguas, y entonces para «It’s not just about hair» revolví, busqué e investigué mucho antes de reinterpretarlas a través del metal.

Dicho sea de paso, colecciono huesos de sepia, rosas del desierto, botones antiguos de vidrio de Murano, objetos para cocina, dedales, entre otros, que en general conservo y exhibo en moodboards.

 

“Colecciono piezas antiguas y entonces revolví, busqué e investigué mucho antes de reinterpretarlas a través del metal para «It’s not just about hair»”.

 

Joyería no binaria

 

_¿Lo femenino es un tema que te interesa tratar desde la joyería?

_Obviamente, sí. Es inevitable porque tiene que ver con mi esencia, con mi interior. Lo mío es una expresión de una mujer contemporánea, claro, pero no quiero que sea una limitante. Mi propuesta es senza genere, no binaria porque es fácil de usar libremente por quien quiera.

 

“Mi joyería es senza genere, no binaria porque es fácil de usar libremente por quien quiera.”

 

_¿Cómo es tu propuesta de joyería?

_Son piezas esculturales a través de las cuales comunico lo que percibo, sea de quien me las pide o de lo que voy viendo, sintiendo o me inspira. Prefiero hacerlo a través del metal, busco que sean simples porque revelan su esencia, es decir, que busco que no sean complejas en su construcción, sino orgánicas. Trato de que capten un micromundo por descubrir, como la flora del fondo del mar. Casi siempre sumo piedras que engarzo porque me encantan, ya que le dan una personalidad distinta a las piezas. Además de la cera perdida, que mencioné, hago construcciones, soldadura con láser con hilos de oro rosa, por ejemplo.

En fin, trato de experimentar técnicas y las adapto para lo que quiero, como la fundición que utiliza ese hueso calcáreo tipo pluma del calamar. La fundición en hueso de sepia o jíbia es una técnica prehistórica en la que se usa ese hueso como molde que es texturado, en el cual se vierte el metal fundido para conseguir una joya única. A ese molde le doy la forma que requiero según la pieza, en general anillos, que son mi fuerte o fetiche.

Mi manera de trabajar, sobre todo con la cera perdida, parte de un proceso contemplativo muy íntimo, solitario, del que disfruto mucho porque me permite profundizar libremente en mi interior para salir al exterior, es muy visceral, emocional. Y deriva en una propuesta muy variada.

“Mi manera de trabajar es parte de un proceso contemplativo muy íntimo, solitario, del que disfruto mucho porque me permite profundizar libremente en mi interior para salir al exterior, es muy visceral, emocional. Y deriva en una propuesta muy variada.”

_¿Qué referentes en joyería contemporánea destacás?

_A Paolo Marcolongo con sus joyas de arte tanto en metal como vidrio, me gusta mucho su trabajo completamente distinto y sorprendente del vidrio, al crear capas de metal sobre la superficie del vidrio para piezas escultóricas con un manejo del color y la luz único. Del grupo de la escuela de Padua, como Giampaolo Babetto, aunque es más outsider.

Y el alemán Karl Fritsch hoy residente en Nueva Zelanda, que reinterpreta técnicas tradicionales con anillos, su fuerte, dramáticos, expresivos, moldeados o  reconstruidos con mucha incrustación de piedras preciosas, semipreciosas y sintéticas.

 

“Dos referentes que destaco son Paolo Marcolongo y Karl Fritsch”

 

_¿Trabajaste directamente el vidrio?

_No, a pesar de mi cercanía a la isla de Murano, lo sé. Aunque ahora estoy trabajando con un gran artista veneciano, Simone Crestani, un trabajador del vidrio de Murano elogioso que desarrolla una técnica minuciosa. Bromeando suele decir que el  vidrio lo eligió antes de que tuviera idea de lo que quería hacer. Igual que muchos adapta la técnica a sus necesidades con vidrio de borosilicato transparente siempre dándole una forma más escultórica. Lo suyo tiene mucho detalle, adorno.

Juntos trabajamos en un proyecto que combina vidrio y metal. Discutimos mucho el proceso y luego cada uno hace su parte. Al revés de lo que había hecho con Agustina, primero él prepara la pieza de vidrio y yo la trabajo con la técnica de electroformado. También con la intención de no atar el vidrio al metal de manera artificial sino que resulte natural, buscando una unión más orgánica de ambos materiales. Es un trabajo de piezas de joyería. Estamos probando prototipos. Al cobre ácido del proceso de electrodeposición le sumo un baño de plata que le da a las piezas un acabado muy elegante. En pleno proceso, apunto a piezas de diferente escala, grandes y chicas, ponibles.

Esta colección la lanzaremos en abril como parte de la Bienal de Arte de Venecia en el Atelier Crestani, muy cerca de Colección Peggy Guggenheim y de Gallerie dell’Accademia, en una zona de galerías de arte en el Dorsoduro.

 

“Con Simone Crestani trabajamos en un proyecto que combina vidrio y metal. Discutimos mucho el proceso y luego cada uno hace su parte. Primero él prepara la pieza de vidrio y yo la trabajo con la técnica de electroformado.”

 

Reversión de técnicas

 

_¿La aplicación de la técnica de electroformado al vidrio es una invención propia?

_Me animo a afirmar que esta técnica con vidrio es única, no sé si exclusiva o propia, no creo que se haya aplicado mucho el electroformado al vidrio, conocía la teoría pero no los resultados de su aplicación. La pruebo desde hace meses con el asesoramiento de Gastón Roig, con quien aprendí la técnica, me incentivó a que experimentara y funcionó, ajustando mucho el proceso porque es complejo.

El vidrio debe ser trabajado con arena para volverlo poroso y luego tiene que tener una capa de barniz de grafito para luego sumergirlo en el baño electrolítico con una fórmula de metal, cobre, entre otros; un baño que no se repite si no se filtra porque la solución debe estar equilibrada; en fin, un proceso que debe ser preciso, siguiendo un paso a paso que se va adaptando y probando. Las piezas que van en el baño reciben una carga eléctrica cuya potencia hay que ir probando para que el metal se pegue al vidrio. Todo para conseguir que la pieza resulte orgánica.

Me encanta mucho el resultado, porque si lo ves no entendés mucho cómo fue hecho, no hay nada colgado o añadido que lo indique, está muy cuidado y prolijo. Encierra cierto misterio y eso me gusta, atrapa, acerca a la pieza que de entrada tal vez no se entiende que es de joyería. Todas son joyas, anillos, aros y broches.

Aunque sostengo que no es necesario que las piezas tengan o puedan ser llevadas en el cuerpo no porque no se pueda sino porque lo importante es la joya sea cual fuere su soporte.

De hecho, por ejemplo, hice una colección de anillos para «Que se escuchen las joyas», una exposición de un grupo de joyería artística en la RVNHUS Art Gallery del Modern Art Gallery Denmark, que presenté acompañada por miniesculturas representativas cual guardianes de las joyas.

 

“Me encanta mucho el resultado, porque si lo ves no entendés mucho cómo fue hecho, no hay nada colgado o añadido que lo indique, está muy cuidado y prolijo. Encierra cierto misterio y eso me gusta.”

 

_¿Te acercaste varias veces al vidrio, proyectás trabajarlo?

_No. Puede ser interesante, lo he visto trabajar mucho, por ahora trabajo con la pieza de vidrio hecha por otro. No sé. Veremos.

 

“Puede ser interesante trabajar el vidrio, por ahora creo con la pieza de vidrio hecha por otro.”

 

_¿Conocés la joyería contemporánea argentina?

_Conozco el trabajo de Lara Solia, con quien me contacté y orientó mucho. Es que me gustaría estar y trabajar unos meses aquí y otros en Venecia. También, por supuesto conozco la obra de Jimena Ríos, en cuya Escuela Eloi ya hice un taller de Engarce que tenía pendiente.

Me gusta el trabajo de Mora Lasnier, a quien descubrí a través de las piezas de joyería que hizo para JT. Lo suyo también puede verse como miniesculturas muy net, prolijas, me encantó por muy coherente y bien resuelto, también por su proceso; me encantó su atelier, y descubrí que coincidíamos mucho en el trabajo, por ejemplo, en deconstruir joyas, por ejemplo, al ubicar piedras en el interior de una pieza.

Más allá de la joyería me gusta la indumentaria de autor de la diseñadora Sofía Delcroix, el trabajo en papel de la diseñadora y artista visual Connie Valdez Rojas, que hace piezas en papel de algodón perforado con aguja con unos diseños increíbles, muy lindos.

Laura Helena Aureli de Mydaybyday Gallery, que está en Roma, llevó a Homi Fashion & Jewels Exhibition, como parte de la Feria de Milán, a Fabiano Gadano y Carolina Bernachea y me introdujo en sus obras. También allí estuvieron 7 artistas durante 7 días exponiendo bajo la consigna Mujeres y poemas, donde volvió a participar Gadano junto con Mabel Pena -cuya obra destaco del concurso de Loewe Foundation del año pasado-; y en esa iniciativa de Mydaybyday también se vieron piezas de Gabriela Nirino, Paula Botto Fiora, Hebe Argentieri, Marita Sario y Roxana Casale. En Italia se conoce mucho la joyería contemporánea argentina, algunas de sus creadoras son famosas.

Creo que la joyería contemporánea argentina es un reflejo de la cultura, de las costumbres, de su entorno y sus preocupaciones, hecha con gran talento al adaptarse a las condiciones locales o a lo disponible. El argentino desarrolló una gran capacidad para arreglarse con lo que tiene, creo que las crisis los hizo muy creativos.

La que vi es cálida, orgánica, cuidada, con variedad de piezas y técnicas, es un trabajo siempre de transformación en un proceso de investigación, con mucha propuesta conceptual. Algunas tienen una conexión con la naturaleza autóctona buenísima y se nota en sus piezas, como Mabel Pena, y por eso se distinguen. Veo que hay más mujeres joyeras y me parece una movida curiosa, interesante.

Me encanta el metal, me gusta trabajar con el fuego tal vez más adelante pruebe por materiales alternativos. Bueno estoy resolviendo técnicamente algunas ideas, como pegar terciopelo al bronce e incluir una planta que encontré en el bosque húmedo de montaña de lago Queñi, en San Martín de los Andes, la primera vez que visité la Patagonia, siempre de manera orgánica o a través de la fundición directa.

La joyería es una de las maneras que uno tiene para comunicarse artísticamente. Hoy hago joyería, mañana veré. Tengo un proyecto para hacer sillas y mesas de diseño y en el fondo es lo mismo, solo cambia la escala, el material y puede que la técnica. La joyería es como un médium.

 

“La joyería contemporánea argentina es un reflejo de la cultura, de las costumbres, de su entorno y sus preocupaciones, hecha con gran talento al adaptarse a las condiciones locales y a lo disponible. Es cálida, orgánica, cuidada, con variedad de piezas y técnicas, es un trabajo siempre de transformación en un proceso de investigación, con mucha propuesta conceptual”.


Entrevista a Cecilia López Bravo

Apuntes | Notas

Si la joyería sirve para informar o despertar inquietud es genial


Entrevista a Cecilia López Bravo

Por Delia Alicia Piña

 

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En plena montaña, en el valle de Las Vegas, 10 km arriba del dique de Potrerillos en Mendoza, la joyera Cecilia López Bravo exhibe sus piezas a modo de línea de tiempo que revela su proceso creativo.

Un lugar espectacular, donde vive desde la pandemia, cuando decidió cortar con la itinerancia de vivir en nuestro país y otro.

Nacida en Miami pero criada en Argentina, residente por más de una década en Nueva York, cuenta que en Urban Glass adquirió una comprensión crítica del vidrio como medio creativo.

Informar, despertar inquietudes, crear conexiones algunos de los verbos que conjuga con sus joyas, por ahora, siempre en vidrio, aunque no descarta sumar otros materiales. Ya suma inclusiones metálicas. En su obra, el movimiento y la luz tienen un rol importante y da detalles.

De cómo empezó a relacionarse con el vidrio, sus investigaciones, procesos y las piezas que representan una obra que expone de manera constante en diversas galerías del mundo.


_Te definís como una artista del vidrio autodidacta.

_Empecé a incursionar en el vidrio en la Argentina con mi suegra escultora, nos compramos un horno y comenzamos a hacer piezas con la técnica de vitrofusión. Luego, en Estados Unidos, arranqué a estudiar en Urban Glass una tienda de Brooklyn de los años 70 que tiene un espacio de estudio y experimentación especializado, con galería incluida.

 

“Empecé a incursionar en el vidrio con la técnica de vitrofusión en Argentina”.

 

_¿Cómo fue ese proceso de aprendizaje o experimentación?

_Aprendí a trabajar con soplete, fundamental. Por entonces hacía fotografías y esa fue mi búsqueda artística inicial; aún las sigo utilizando como parte de mi desarrollo artístico.

En ese momento vi la muestra de un artista que me llamó mucho la atención porque involucraba diferentes técnicas que yo no conocía, con piezas sopladas hechas en molde. Me sorprendió esa versatilidad del material y quise empezar a investigar.

 

“Hacía fotografías y esa fue mi búsqueda artística inicial; aún las sigo utilizando como parte de mi desarrollo artístico.”

 

_¿Qué te atrajo?

_La versatilidad del vidrio, sin duda. Descubrir y comprobar esa característica me impulsó a querer conocer más sobre su viabilidad y sus oportunidades. Comencé a indagar y lo primero que hice fue fusionar fotos en vidrio con calcos vitrificables. Seguí por la vitrofusión, como mencioné, con diferentes inclusiones en el vidrio pintado en piezas un poco más grandes.

Me di cuenta que me gustaba hacer cosas pequeñas y usables, por eso me metí en la joyería. Por entonces apliqué a Urban Glass que tenían un programa de enseñanza gratuito si cumplimentabas ciertos criterios, como acreditar un desarrollo artístico, algunos conocimientos básicos en el manejo del vidrio y tener bajos ingresos. Y esa era mi situación.

Podía realizar un trabajo básico con soplete como para hacer cuentas de vidrio en diferentes técnicas como la del soft glass que tiene un punto de fusión menor al de borosilicato.

Con el soplete advertí que lográs un manejo muy intuitivo del vidrio, por eso me gusta trabajar sin plan. Siempre estoy investigando y tratando de indagar en algunas de las tantas  maneras de abordar el vidrio.

 

“Con el soplete advertí que lográs un manejo muy intuitivo del vidrio.”

 

_¿También aprendiste de otros artistas?

_Aprendí mucho de la artista y educadora multidisciplinaria Amy Lemaire especializada en el trabajo del vidrio, la fotografía y la fabricación digital, quien consiguió crear una variedad de herramientas, imágenes y objetos que, mediante la tecnología, entrelaza lo virtual y físico. La sigo mucho, me interesa su trabajo.

Como su método, hay algunos procedimientos muy técnicos que se pueden ir viendo, probando e indagando pero implican mucho material, por eso está bueno primero estudiar mucho, repasar, estar atenta al paso a paso y no desperdiciar material.

Trabajo en borosilicato y soft glass. Tengo diferentes piezas, algunas más grandes, otras con más detalles, porque el borosilicato da muchas posibilidades, colores incluidos. Esos dos tipos de vidrio tienen diferente punto de fusión, pero sí se pueden combinar en frío.

 

“Hay procedimientos muy técnicos que se pueden ir probando e indagando pero implican mucho material, por eso está bueno primero estudiar mucho, repasar, estar atenta al paso a paso y no desperdiciar material. Trabajo en borosilicato y soft glass.”

 

Uso joyero del vidrio

 

_¿Por qué optaste por trabajar en el pequeño formato de la joyería? ¿Y qué te permite el uso de vidrio en la joyería?

_Me gusta mucho lo pequeño y encontré en la joyería un medio para de poder hacer piezas más artísticas. Este formato es lo que quiero y puedo hacer hoy, si quisiera o hiciera otras piezas más grandes necesitaría mucho más equipo y sería más difícil moverme.

La joyería siempre me atrajo, y viviendo en Nueva York pude acercarme a la obra de diversos artistas con distintas técnicas y aprender. Además del vidrio, me gusta el metal, lo aprendí de manera autodidacta y lo reforcé con diversos cursos que me permiten hacer una pieza de principio a fin.

Al vidrio lo prefiero porque facilita la intuición aun cuando tenga que planear sus medidas al trabajarlo con metales. El vidrio además supone una variedad de colores, una transparencia tal que genera luz y la posibilidad de obtener diversas texturas que van de suave a rústica. Es mi favorito porque me siento muy cómoda y puedo trabajarlo libremente.

 

“Prefiero el vidrio porque facilita la intuición.”

 

_¿Cómo es tu proceso creativo?

_Me interesa que mi trabajo tenga un porqué, empiezo jugando y de alguna manera por intuición, como mencionaba, un resultado me lleva a otro. La serie en la que sigo  trabajando son piezas que terminaron asemejándose a corales y por ese resultado empecé a investigar sobre estas colonias, sus uniones y ramificaciones, y hasta me dediqué a hacer buceo para verlos de cerca. A esto se suma mi inquietud por el calentamiento global que nos atraviesa, que me llevó a investigar sobre sus consecuencias. Y todo eso le dio un sentido a mi trabajo, a esas formas que surgieron de manera no premeditada.

El dibujo también es importante en mi proceso creativo. Lo uso mucho. Puedo empezar dibujando para luego materializarlo o simplemente crear lo que se me va ocurriendo en busca de formas. El dibujo me ayuda cuando se trata de producciones a escala, para pensar o definir cómo se va a conectar cada una de las pequeñas piezas o cómo van a quedar puestas.

Además, escribo mucho en cuadernos guía o testimoniales, en los que me planteo por qué lo estoy haciendo, me cuestiono la manera, las formas a las que llego, los colores que puedo aplicar o cuáles me conviene.

Siempre tengo a mano una libreta de apuntes para anotar lo que me interesa, ideas, ocurrencias o propuestas de cómo resolver una pieza por ejemplo; anotaciones que guardo porque sé que en algún momento me van a servir.

De los dibujos y apuntes paso directamente al calor para comprobar si es viable lo que se me ocurrió y eventualmente boceté. Así, trato de adaptar ideas y formas a las posibilidades del material, es decir, al tipo de vidrio que requiere de herramientas, equipos y técnicas particulares. En el camino siempre voy sumando para resolver o crear o llegar a acercarme a esa idea original. En caso de sumar metal, prefiero la plata que es más noble aunque adhiero otros, como alpaca, con los que  hago mis propios broches, cadenas, conexiones o la pieza que sume al vidrio. Suelo hacer piezas en vidrio soplado que uno a otra pieza sólida. Tengo mucho trabajo en proceso que voy viendo cómo queda.

En técnicas, aplico vidrio soplado, flameworking, ya no vitrofusión.

Ahora, estoy con una serie más urbana que incluye piercings, que habla de las conexiones que uno va haciendo con uno mismo y con los demás. Con la joyería trato de crear conexiones significativas entre las personas y su mundo. En esta serie lo hago a través de inclusiones de acero quirúrgico.

De igual modo, sigo con otra que arranqué en la pandemia del Covid y que llamé anillos del living room, porque son como esculturas pequeñas que representan a los personajes principales de las cartas del tarot, como el emperador, la torre, entre otros, las cuales tienen mucho trabajo en metal con cuentas de vidrio.

La luz y el movimiento tienen un rol importante en mi joyería. Como estamos en constante movimiento, la luz siempre va cambiando y genera efectos diversos.

En esta línea preparo una serie de joyería e instalación en la que me interesa trabajar con la transparencia y sus efectos, en tonos y luces.

“La luz y el movimiento tienen un rol importante en mi joyería”.

_¿De qué manera buscás manejar la luz?

_Lo busco especialmente, y en particular se ve en la serie de anillos llamados «Cósmicos», parte de la colección denominada «La Nube de Magallanes», inspirada en la obra del escritor polaco de ciencia ficción Stanislaw Lem, autor de la novela Solaris, hecha a pedido para exponer en «Kosmos-Lem-Jewelry», un proyecto internacional de la Academia de Bellas Artes de Wrocław, curado por Agata Danielak-Kujda y Giedymin Jabłoński. Una obra que volvió a exhibirse en «Cosmos», durante agosto y septiembre último en Galerie Door, en Mariaheide, Países Bajos.

De Lem me interesó su manejo del espacio relatado en un océano saturado y los fenómenos que se dan en él, con una estación de observación con un manejo particular de sus instalaciones, alude a formaciones marinas en una saga de personajes. Una propuesta en la que pude trabajar muy bien la luz y sumé inclusiones de otros materiales, alambres, como espacios dentro de una misma pieza, para representar las sensaciones que me generó esa obra.

 

“Pude trabajar muy bien la luz y sumé inclusiones de otros materiales”

 

_Usás muchas inclusiones.

_Sumo ópalos hechos en laboratorio que resiste la temperatura del fuego con que se trabaja el vidrio borosilicato, que pueden ser traslúcidos u opacos, quebradizo, de colores diversos.

También suelo incluir mica o metales. Trabajo también con fuming que consiste en calentar algo de plata u oro en la llama, de modo que los metales se vaporizan o fuman en capas microscópicas de partículas sobre el vidrio y le dan un tono especial al vidrio. Esto se ve en los anillos con cierta tonalidad que varía entre el plateado, dorado, rosado, violeta y azul.

 

“También trabajo con fuming que consiste en calentar algo de plata u oro en la llama, de modo que los metales se vaporizan o fuman en capas microscópicas de partículas sobre el vidrio y le dan un tono especial al vidrio.”

 

_¿Proyectás manejar otros materiales?

_Tengo cantidad de materiales que voy guardando: telas, plásticos y madera, entre otros. Durante muchos años trabajé en resina y fotografías. Mi intención es de a poco ir metiéndome a combinar. Asimismo, hice trabajos en los que el material predominante es el metal con detalles en vidrio, como el que expuse en el espacio portugués Tincal lab.

 

“Telas, plásticos y madera, entre otros. Durante muchos años trabajé en resina y fotografías. Mi intención es de a poco ir metiéndome a combinar.”

 

De percepciones e inquietudes

 

_¿Qué te inspira?

_La naturaleza, sin duda, como a muchos. Me interesa plasmar mis percepciones e inquietudes sobre ella. Es que en la naturaleza está todo. Me llaman particularmente la atención su amplia gama de colores y todo lo que dispara o permite, me encanta. Estoy rodeada de un jardín con flores en plena montaña y ese contacto es muy inspirador y es un desafío intentar plasmarlos en piezas de vidrio, que son ideales para eso.

 

“Me interesa plasmar mis percepciones e inquietudes sobre la naturaleza.”

 

_¿Buscás generar conciencia o provocar un debate?

_Exactamente. Sin presumir, desde mi punto de vista o de mi trabajo con «Save the oceans» intenté generar conciencia sobre lo que pasa en los océanos. No todos están al tanto y si la joyería sirve para informar o despertar inquietud me parece genial.

Investigué también sobre lo que pasa y busqué plasmarlo en «Coral bleaching», que alude al proceso por el cual las algas que viven en los corales se estresan por los cambios que se registran en el agua debido al calentamiento, al derrame de químicos o a la presencia de plásticos, entre otros, y se mueren perdiendo el color que éstas le suministraban. Por esto, estas piezas son de blancuzcas.

Un trabajo que en principio me permitió saber, tomar consciencia y que quise transmitirlo para que muchos otros también sepan y sean conscientes. Siempre lo converso cuando voy a las muestras de joyería, que se convierten en un momento de reflexión y debate interesante.

Además, a partir de la llamada jardinería de corales, en la que implantan corales y se llevan al fondo del océano en plataformas para cuidarlos y luego se pasan a los arrecifes, creé una serie con metal.

 

“Si la joyería sirve para informar o despertar inquietud me parece genial.”

 

_Habitualmente participás de muchas exposiciones.

_Sí en varias colectivas, sobre todo, como «Urban Sparkle» en Urban Glass NYC que formó parte de New York City Jewelry Week, o «The transparent breath» en The Venice Glass Week, entre otras que mencioné.

Y para este año proyecto otras tantas. En particular, me entusiasma la muestra del The Corning Museum of Glass, en Steuben, NY.

 

“Para este año proyecto participar de varias muestras internacionales.”

 

_También hacés piezas para el hogar.

_Sí, son esas piezas que destaqué, hechas en la época de la pandemia, como «El rey», «El equilibrista», «El tonto»  «La torre», «Cuarta dimensión» «Cuando la fiesta termine» «La roca», «Sobre la tierra», «Bajo tierra» e «Inmerso», entre otras de la serie de Anillos y pequeñas esculturas para tener en casa en cuarentena, realizadas en alpaca, latón y vidrio. Además de los anillos «No Covid».

Fue un momento de mucho trabajo y producción ya que entonces junto con mi pareja, entre otras, hicimos muebles lámparas y muchos otros objetos para la casa para instalar en complejo de cabañas que emprendimos, el cual también usamos como centro cultural.

Realizamos eventos, exposiciones de arte, de joyería, presentaciones de libros, cursos de cine; proyectamos otros, como la idea de traer a la artista en vidrio Andrea da Ponte; tenemos muchas ideas.

“El vidrio es un material transformador en todo sentido, por eso muestra muy bien ese cambio o movimiento, esas nuevas formas que surgen del cambio o de la transformación de la materia.”

_¿Cómo es «Metamorfosis» y qué quisiste transmitir?

_Es parte de la serie que se refiere a conexiones. Se llama «Metamorfosis» porque alude al proceso biológico que también atravesamos, es ese cambio de forma constante que pasamos en nuestro desarrollo o vida, un cambio no solo es interno sino social, geográfico, que es muy amplio y profundo porque estamos en permanente movimiento y esto genera relaciones y conexiones.

Con la joyería contemporánea trato de crear conexiones significativas entre las personas y el mundo que las rodea.

La joyería contemporánea es algo más que estética; se trata de crear conexiones significativas entre las personas y el mundo que las rodea

Esta serie representa esas conexiones que se establecen, y el vidrio es un material transformador en todo sentido, por eso muestra muy bien ese cambio o movimiento, esas nuevas formas que surgen del cambio o de la transformación de la materia.

Este concepto genera algo especial en mí porque en los últimos años me he movido mucho, viviendo de aquí para allá; lo cual me llevó a plasmar un poco todo lo que he sentido con tanto movimiento personal, interno; me sentí muy movilizada y quise sacarlo para afuera, mostrar cómo me estoy metamorfoseando.

Específicamente, «Conexiones» es una continuidad de «Metamorfosis», está hecha con los piercings de formas diversas en acero quirúrgico que señalé. Son piezas que se arman y desarman.

A muchos de los que se han acercado a mi taller les propuse crear su propia pieza con estas inclusiones de piercings y argollas y esta experiencia estuvo acompañada de un registro fotográfico que en mi caso también forma parte del proceso de creación de las piezas.

 

“La serie representa esas conexiones que se establecen, y el vidrio es un material transformador en todo sentido.”

 

_¿De esa experiencia joyera también participan los huéspedes o turistas?

_Si están interesados sí claro. Algunos quieren conocer el taller, ver cómo es el proceso o cómo son mis joyas. Pero en su mayoría son visitas, amigos o parte de mi familia que siempre se animan a hacer algo con vidrio, y los resultados son muy divertidos.

 

“Si se animan a hacer algo con vidrio los resultados son muy divertidos.”

 

Mirada fotográfica

 

_¿Otros proyectos?

_Con «Metamorfosis» y «Conexiones» participo también en «Sueño y realidad», la propuesta itinerante comisariada por Luis Acosta que estuvo en la Galerie Beeld & Aambeeld de Enschede, en Países Bajos, hasta fin de año, y que sigue girando hasta fines del 2025.

También estaré en la próxima edición MAD About Jewelry en mayo próximo.

 

“Estaré en la próxima edición MAD About Jewelry en mayo próximo.”

 

_¿Te interesa volver a fusionar la fotografía y la joyería?

_Siempre está la idea o intención de retomar eso de las imágenes de fotografía en vidrio o, más bien, de repensar desde el punto de vista artístico un maridaje entre la fotografía y el vidrio. En tanto, mi mirada de fotógrafa sin duda se aplica a la joyería. Hacer foco en la naturaleza y tener un manejo especial de la luz es algo que aplico en ambas disciplinas.

Usé mucho la fotografía en la serie anillos «No Covid». Se trató de fotografías de cuadros de artistas con piezas en vidrio.

Una suerte de collage joyero-fotográfico. «Cruzando extraños sin miedo», unos pendientes sobre una foto de Philip Lorca Dicorcia de las calles de Nueva York en 1977, cuando llegué a esa ciudad por primera vez. Otra pieza, «No importa cuánto dinero tengas, lo poderoso que seas…» sobre una foto de Cindy Sherman. «¿Puedes ver? ¿Qué dirías si estuvieras aquí con nosotros?» una puesta en escena de un par de aros sobre un portarretrato en polaroid de Andy Warhol.

Y también hice esta intervención joyera sobre una acuarela de Elizabeth Peyton, o sobre una pieza de arte de Robert Graham. Interesante. Me gustaría hacer más con este mix de fotos y joyas, creo que se pueden hacer muchas cosas, solo es cuestión de tiempo.

 

“Mi mirada de fotógrafa sin duda se aplica a la joyería. Hacer foco en la naturaleza tener un manejo especial de la luz es algo que aplico en ambas disciplinas”.


Entrevista a Elvira Cibotti

Apuntes | Notas

El proceso de trabajo con el papel me enseñó que no todo depende de uno


Entrevista a Elvira Cibotti

Por Delia Alicia Piña

 

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La docencia que ejerció por décadas le permite sostener la rutina, el tiempo y la paciencia que requiere la preparación de su materia prima favorita: el papel, que lleva a la joyería asemejándose con su resultado a la técnica japonesa de mokumé.

Elvira Cibotti tiene una práctica en diversas artes plásticas que agudizaron su mirada y pusieron sus manos a la obra. Por osadía o seguridad, con los conocimientos adquiridos en el taller de Antonio Pujía, Paula Botto Fiora y Gaby Horvat, prontamente se lanzó a exponer su propuesta.

Cuál es su método, las herramientas de joyería que utiliza, las técnicas que aplica y, sobre todo, cómo va descubriendo necesidades y soluciones para resolver piezas con volumen, color y textura en papel reciclado.

Hoy estrena sus últimos cuencos joyeros en Romanian Jewelry Week. También se acaba de presentar en diversas muestras en Contemporania Barcelona y ya proyecta por dónde seguirá con sus joyas contemporáneas.


_¿Comenzaste por alfarería o escultura?

_Estudié profesorado de nivel inicial y trabajé como maestra jardinera por más de 30 años. Dudé con bellas artes y quedó como pendiente. Pero amé la docencia y la ejercí con alegría. En paralelo siempre hacía algo manual o artesanal, como cerámica en el taller Gente de Barro con Marta Kearns, pintura con el artista plástico Adolfo Nigro, trenzado japonés kumilumo con Norma Rinaudo y origami textil con Romina Goranzky, entre otros como porcelana y hasta tornería. Luego, cuando nació mi primera hija, elegí actividades que pudiera hacer en mi casa y sumé bordado, tejido al crochet y a dos agujas, y arreglo de flores secas.

Después de la muerte de mi sobrino, no encontraba qué hacer para sentirme un poco mejor, y mi propia hermana me insistió para que volviera a mis actividades artesanales, y una amiga de escultura y cerámica me avisó que empezaba uno de los últimos seminarios de Antonio Pujía, en 2007. Fuimos a las 6 de la mañana a ver si podíamos ingresar y  conseguimos cupo de hecho. Se trató sobre Modelado en cera y su aplicación a la fundición de metales, escultura especialmente e incluyó pequeño formato para joyería, y eso me voló la cabeza. Por eso, mi trabajo por años fue muy escultórico. Me dije esto es lo mío y me instalé en mi casa para trabajar con cera de abeja para pequeñas piezas escultóricas en plata.

 

Mirada aguda

 

Tenía muy agudizada la mirada para detectar formas, texturas, colores de objetos y elementos de la naturaleza: las líneas de una flor, una huella en el camino, cómo la luna iba cambiando de forma. Así, por años, con la técnica de la cera perdida fui pasando a plata  innumerables elementos naturales. Fueron mis fundidores, Raúl y Olga, quienes me sugirieron que fuera a aprender joyería porque cada vez les llevada piezas más grandes que, por ejemplo, requerían de soldadura.

Justo, en 2013, fui a ver una exposición de Paula Botto Fiora y le insistí en que me diera clases. Con ella adquirí muchas técnicas y aprendí a calar, empernar, soldar y a construir una pieza de principio a fin; ella es muy rigurosa y prolija en las terminaciones de una joya y lo suyo me sirvió mucho. Incursioné un poco en la madera, luego manejé telas en el taller de experimentación textil de Silvina Romero. Y por entonces también comencé a acercarme al papel a partir del workshop sobre Diseño de joyas en papel de Luis Acosta.

Y de a poco empecé a entender más lo que era la verdadera joyería contemporánea artística. Es que todo lo que uno hace y elige hacer tiene que ver con lo que quiere decir, pero no es que buscaba un tema que me interesaba para trabajar con esa técnica. Decidí incluir otro material que sintiera como propio. Probé con el plástico pero no me sentí cómoda. Siempre todo lo que fui haciendo por mí, porque me hacía bien.

 

“Comencé a acercarme al papel a partir del workshop sobre Diseño de joyas en papel de Luis Acosta”.

 

_Pero optaste por el papel.

_Sí. Por una amiga, en 2015 llegué a Gaby Horvat cuando comenzó a dar clases y las tomé con la intención de ensayar con ese otro material. Arranqué a probar y Gaby me dio uno de los mejores consejos: “olvidate del cuerpo y de la pieza, investigá el material” y en eso estuve todo ese año. Ella tiene un taller muy amplio en el que vos te expresás un montón y haces lo que te parece. Miraba mucho, seguía las líneas, en particular los cantos de las piezas en papel.

Observaba para descubrir procedimientos, en tanto que cortaba, pegaba con cola vinílica cientos de láminas de papel. Hacía mucha cosa que luego hasta rompía para advertir volúmenes, para ver cómo se comportaba el material, hasta que me aproximé a lo que hago hoy de manera intuitiva siempre a partir de pegar muchas láminas. Conseguí altura y empecé a trabajar la pieza desde arriba. Al principio eran papeles elegidos al azar, un poco viejos y muy opacos, para ver qué pasaba.

 

“Me aproximé a lo que hago hoy de manera intuitiva siempre a partir de pegar muchas láminas.”

 

_¿Aplicás distintas técnicas?

_Desde entonces sumé muchas otras técnicas a través de diversos workshops de Taller Eloi, como esmaltado sobre metales, electroformado, arcilla polimérica, engarces en cera, sistemas de broches, ensambles en frío, enfilado de perlas y otros seminarios de procesos creativos y más conceptuales con Caroline Broadhead y con Rodrigo Acosta. Además del último con Chris Kiseno sobre ensambles mecánicos, que ofreció Estudio Joya, a partir de lo cual aplico retenedores que resuelven muy bien una pieza.

Gaby Horvat siempre me dice anímate a más pero yo necesito tiempo, voy de menos a más, de algo sutil a algo más grande y explícito. Mi primera pieza desafió ese consejo porque no me aguanté y quise hacer algo: una serie de collares con cuentas redondas de papel, «Reflejos», que terminé por presentar en el Sofia Paper Art Fest, en Bulgaria, en 2017.

Sin embargo ese olvídate de la pieza de joyería y del cuerpo me sirvió. Me di cuenta que hay que mirar la joyería con cierta perspectiva y analizar cómo legar, cómo investigar un material para hacerlo propio, de manera de tener un poco más de identidad artística; de hecho ahora voy a dar un curso en la Escuela de Bellas Artes de Pocosin de Columbia, Carolina del Norte.

Me gusta mucho la situación de aprendizaje y si no estoy en un curso o una exposición o una conferencia, como las Jornadas de Reflexión sobre la Joyería Contemporánea que en su momento se dieron en a 1ª Bienal latinoamericana de Joyería Contemporánea con la participación, entre otros joyeros modernos argentinos, del maestro Jorge Castañón, en la que se discutió sobre si la joyería tiene tenía que ser estéticamente linda y él planteó que no, que tiene que transgredir y provocar; un postulado que trato de seguir. Un planteo que me quedó, aprendí y me ayuda a ubicarme, a tomar aquello que me resuene, guste, sirva y me reafirme como joyera; por esto estoy atenta a esos encuentros que se convierten en una oportunidad de aprendizaje.

 

“Hay que mirar la joyería con cierta perspectiva, y analizar cómo legar, cómo investigar un material para hacerlo propio, de manera de tener un poco más de identidad artística.”

 

Trabajo en etapas

 

_¿Cómo preparás y trabajás el papel?

_Trabajo el papel en etapas, y entre capa y capa capaz pasan tres semanas. Es un trabajo con mucha impronta. Además te digo desde que preparo el papel no desde que lo corto, elijo el color, la textura o el gramaje, sino cuando pego incide el clima. Los papeles no responden todos de la misma manera, cada edición es distinta, si la pulpa del papel no está embebida de la misma manera se comporta diferente, por eso siempre aparece blanco porque es el color que tiene la pulpa del papel; los papeles muy encerados enseguida levantan el color y lo pierdo.

Después le doy una lijadita para crear una mordiente porque sino no se une, tocan; y si después le hago un agujero con una mecha capaz que se me levanta por más que prenso; llego a una consistencia de madera con todas esas capas de papel y suelo calar con sierra de madera. No trabajo solo con cola vinílica sino con un poco de agua, y embebo en etapas para lograr que quede un bloque, para que me dé estructura a la pieza con el fin de que no se abra ni explote.

El anillo «Nenúfar», de la Serie Mi propio estanque, es un ejemplo de ese trabajo en bloque para conseguir una sola pieza. Está inspirada en los Nenúfares de Monet y busca crear ese refugio, esa ilusión y lo hice con una técnica que usaba al principio de mi trabajo como joyera, reproduje esa semilla de la amapola que hice en plata, símil madera, y le armé la flor nenúfar. Ahora voy probando el manejo del material y en el medio le meto hojas más gruesas sin importar su color o brillo. A partir de esta pieza hice collares con esta misma flor ninfeácea.

 

“Voy probando el manejo del material y en el medio le meto hojas más gruesas sin importar su color o brillo.”

 

_Tu propuesta se asemeja al resultado de la técnica de mokumé, ¿tu objetivo fue aplicarla al papel?

_No, fue al revés. Hice lo que quería y después en una etapa posterior advertí esa semejanza al mokumé. No lo vi al principio o en las primeras piezas, en la que trabajaba con módulos tipo cubo que parecían pintados, sino después de dos años de trabajar con el papel, cuando comencé a indagar más, al pulir, limar, liar o pretender barrer para buscar distintos patrones de estampado lineales, veteados u ondeados. Pero fue Gaby Horvat quien advirtió ese parecido. Entonces sí lo asocié, aun no habiendo hecho mokumé, porque al meterme con el papel solté el metal y lo dejé de lado mucho tiempo. Por ejemplo, con una de mis primeras piezas reconocidas, el «Ponchito», apliqué otras técnicas de papel y costura; la cosí y emperné con tarugos de madera.

 

“Lo asocié al mokumé cuando comencé a indagar más, al pulir, limar, lijar o pretender  barrer para buscar distintos patrones de estampado lineales, veteados u ondeados.”

 

Mokumé reversionado

 

_¿Con qué tipo de papel trabajás?

_Fui ensayando, las primeras pruebas las hice con el papel de revistas de diarios que no daban mucho color, quedaban bastante grisáceas, muy opacas, y les daba una terminación con una cera especial, similar a la cera incolora de zapatos, la cual les daba cierto satinado, porque lo muy brillante no me gusta. Luego seguí con papel de revistas, que es algo más de ilustración. Los papeles no responden de la misma manera, las distintas ediciones tampoco y porque la pulpa siempre tiene blanco y aparece. Luego empecé a elegir el color del papel. Algunas piezas eran multicolores y otras resultaban engamadas.

Me encantan las rutinas porque me ordenan y puedo llevar adelante este método que implica muchas etapas y en cada una me lleva mucho tiempo. El tiempo de trabajo en el taller tiende a ser un momento placentero.

Hay días en que dejo limas y sierritas de lado y preparo papeles, después de mirar revistas y catalogar por color, en particular, separo verde y negro que ahora estoy usando en un proyecto. También elijo por grosor para ganar altura, las de más gramaje son especiales y sobre todo si tienen colores fuertes porque al trabajarlo y rasquetear queda un color impresionante. Hay piezas que llevan 30, 40 o hasta 50 capas de papel y el color se sostiene. Y luego vas cortando o calando con arco de joyería o sierra de madera como en el caso de «Venus» que calé con a partir de un rectángulo.

A veces para algunos módulos, como los círculos, uso una maquinita de cortar y luego los pulo. Esta es otra etapa, la de preparar formas base o cortar círculos o tiras de distinto ancho y color. Con esto luego trabajo sobre el papel para lograr ese desdibujo o vetas a veces requiere de un rayado previo o mordiente, como mencionaba, mediante el lijado. En un principio el proceso tenía mucho de ensayo o de hacer por las dudas, un paso que ya salteo pero que realizaba para investigar sobre distintos tipos de papel. Al principio usaba una prensa de flores hasta que pasé a una de metal.

Sigo con papel de revista no de libros, como mucho las hojas de atrás previas a la contratapa, tal fue lo usado para el anillo «El Regreso», una pieza realizada con esas páginas del libro El Principito de Antoine de Saint-Exupéry para el proyecto «Sepan cuántos…», que celebró el aniversario de la editorial Porrúa, en la que se propuso utilizar como materia prima el papel de algunas de sus ediciones.

Otra vez usé unas hojas medio destruidas de un ejemplar que hasta tenía olor de humedad para trabajar la resiliencia. Un papel que elegí por viejo y por el tono que tenía, y lo hice inspirada en fotos que tomaba en las salidas que podía hacer durante la pandemia, en las que advertí que siempre terminaba enfocando en paredes rotas o ramitas que aparecen a pesar de todo entre el cemento. A partir de esto surgieron las piezas de la serie «Muro» en papel con plata patinada. A veces elijo papel de catálogos que no sean brillantes ni encerados para que peguen bien. Aunque a veces me sirven para determinados proyectos de acuerdo a lo que quiera expresar

El pegado y secado son parte importante del proceso y junto con el prensado llevan su  tiempo; en esas etapas siempre estoy con muchos proyectos a la vez. Al papel hay que esperarlo.

El proceso de trabajo con el papel me enseñó que no todo depende de uno, no todo queda exactamente como uno quiere, hay que tener paciencia y esperar al material porque éste también ofrece lo que puede o quiere de acuerdo a sus propiedades y “me pelea”. Esta enseñanza está buenísima porque se aplica a la vida también.

Como destaqué, soy una persona de rutinas y puedo seguir con esta técnica por años pero siempre estoy aprendiendo algo nuevo. Eso incluye la mirada del otro, como la devolución de jurados ante la presentación de proyectos. Y en ese aprendizaje fue importante el paso de trabajar en plano a la necesidad de volumen para lo cual recurrí a elementos curiosos como bombitas de agua.

Ahora voy a empezar a llevar un registro del tipo de papel que uso para tener en claro su aplicación o cómo se comporta y para qué sirve más y en qué tipo de pieza lo aplico.

 

“Me encantan las rutinas porque me ordenan y puedo llevar adelante este método que implica muchas etapas y en cada una me lleva mucho tiempo. El tiempo de trabajo en el taller tiende a ser un momento placentero.”

“El proceso de trabajo con el papel me enseñó que no todo depende de uno, no todo queda exactamente como uno quiere, tengo que tener paciencia y esperar al material porque éste  también ofrece lo que puede o quiere de acuerdo a sus propiedades”.

_¿De alguna manera aplicás la técnica de cartapesta?

_El armado en capas, pegadas unas sobre otras, es una técnica de cartapesta. En un momento hice cartapesta. La inclusión de elementos ajenos me sirvió para armar estructuras y conseguir volumen. Con lo cual, siempre se puede probar y sumar algo nuevo en el proceso de trabajo del papel. En el caso de «Muro» incluí un tejido, por ejemplo.

Un método similar aplico en los cuencos. Siempre los hice en cerámica y escultura. Las vasijas o contenedores de este tipo son un objeto que me gusta mucho, es un utilitario que acompaña la historia de la humanidad, desde que el hombre empezó a recolectar, las ánforas egipcias me fascinan; no menos interesante es lo que se genera entre el espacio interior y el exterior; lo más preciado está dentro, pero se adquiere por la forma y el color; y se plantea una analogía con el cuerpo o el ser humano interesante. A partir de esto, además de cuencos y vasijas empecé a trabajar con bowls grandes y luego chicos. Y esto es lo que presento en la Semana de la Joyería de Rumania.

 

“Siempre se puede probar y sumar algo nuevo en el proceso de trabajo del papel”.

 

_¿En la inclusión de elementos y técnicas también están los pernos?

_Sí, a partir del curso con Chris Kiseno, un excelente maestro que explica muy bien. Hasta entonces podía pegar y armar piezas pero había cierto tipo de trabajos que no hacía.

Cuando no tenés una formación académica aprendés a ingeniártelas para resolver. Como docente, acostumbrada a la planificación de contenidos, soy muy metódica, siempre tengo un plan con etapas que a esta altura ya las tengo más dominadas. Y eso me pasa con piezas con cierta estructura que tuve que aprender a cómo sostenerlas, y aquí usé el conocimiento sobre ensambles en frío con retenedores que me permitió resolver muy bien el trabajo. Así, soldé pernos que se impregnan al metal, necesario porque con el papel se iba a mover, abrir o soltar. Aunque en su momento no pude estar a full en el curso, luego sí pude aprovecharlo muy bien usando retenedores o argollas que se encastran y quedan perfecto.

 

Un antes y un después

 

En mi trabajo el retenedor marcó un antes y un después. Aprendimos a hacer una herramienta especial para usar pernos que también aplico, aún no tanto tornillos sobre los que pretendo trabajar en su diseño.

 

“Cuando no tenés una formación académica aprendés a ingeniártelas para resolver. Como docente, acostumbrada a la planificación de contenidos, soy muy metódica, siempre tengo un plan con etapas que a esta altura ya las tengo más dominadas”.

 

_¿Creaste herramientas especiales para tu trabajo con el papel?

_No. Trabajo con herramientas de joyería como limas, sierras de calar y arcos, durante la preparación del papel antes de que se convierta en joya; el pegamento, como mencioné, cumple un papel importante.

Ahora estoy aprendiendo carpintería en un taller en el que se enseña a trabajar de manera artesanal y eso está buenísimo porque me da independencia, usamos madera de descarte limpiándola con espátula, cutter y otro tipo de lima; de un lado le haces rebarba con una lija y vas comiendo y sale el rollito de viruta, un proceso que intento probar en papel para ver qué pasa. De eso se trata el aprendizaje, de probar e incursionar, de cruzar métodos y saberes.

 

“Trabajo con herramientas de joyería como limas, sierras de calar y arcos.”

 

_Ahora estás volviendo o sumando más metal.

_Sí estoy usando metal en remaches y estructuras que están al servicio de la pieza, no como protagonista sino como soporte, en diálogo con el papel. Sin embargo, el metal en mi obra -cobre, bronce y plata-  participa o importa en la pieza siendo parte del diseño, como en el anillo y el colgante «Cuenco». En «Reflejos», pieza vista en la muestra de Gabinete de Curiosidades durante la 3ª Bienal latina, el metal es fundamental. Hoy me ayuda a montar, para armar al cuerpo, siempre en función de lo que quiero comunicar.

 

“Estoy usando metal en remaches y estructuras que están al servicio de la pieza, no como protagonista sino como soporte, en diálogo con el papel.”

 

_Qué técnicas de joyería aplicás hoy.

_Lo que más aplico es la técnica de ensambles en frío, porque eso me permite montar el papel al sistema de cierre o a la cadena o a lo que sea. Se trata de retenedores o pernos; los tornillos no los uso todavía, como dije. Esto me resuelve mucho una joya, que al principio era toda cocida.

Con lo que sea, busco hacer como un dibujo que voy descubriendo, no puedo definirlo previamente de manera exacta, sí tengo en claro la intención pero puede que quede una pieza más barrida, más acuarelada o pictórica u otra de aspecto más mokumé. Si ahora busco que  me queden espacios sin pulir. Aprendí que el papel hace un poco lo que quiere, me sorprende y ayuda a descubrir. Depende mucho del tipo y color de papel para que esa intención sea un hecho o tenga su correlato con el supuesto resultado pretendido. La joyería no es un arte exacto.

A veces los colores del papel quedan re vivos pero a veces quedan lavados porque la pulpa es sobre todo blanca; puede que con menos presión de la lima  resulte como quiero, pero no es preciso. Y no tengo la última palabra y eso es una enseñanza; puede que parezca librado al azar y sí algo de eso hay.

 

“Busco hacer como un dibujo que voy descubriendo, no puedo definirlo previamente de manera exacta, sí tengo en claro la intención pero puede que quede una pieza más barrida, más acuarelada o pictórica u otra de aspecto más mokumé.”

 

_Trabajás el volumen.

_Sí. En ese sentido, dentro de mi último trabajo, creé piezas o módulos tipo cajita con las que hice una serie de collar, broche y anillo. A eso se suma lo de las vasijas que me apasionan; sumé modelos variando el formato.

El interior de estas piezas es muy importante por lo que representa. Son espacios de memoria; un tema muy sensible para mí ya que tengo bloqueados muchos recuerdos de niña ya que perdí a mi madre de pequeña; tengo baches impresionantes. Venía trabajando estos segmentos o módulos y al ver cómo armarlos me ayudó a rearmarme, también de alguna manera a sumar memoria; me he reconciliado mucho con esas ausencias y con eso no dicho o con esos recuerdos velados. Desde la joyería lo trabajé mucho en «Recuerdos velados», la obra que hice con el colectivo Sincronía y fue muy sanador. Fue  para la exposición «Evocaciones» que se realizó como parte de la 3ª Bienal. La joyería te lleva a una constante exploración, evolución y aprendizaje.

 

Proceso creativo

 

El puntapié inicial de mi proceso creativo siempre es la idea, la pretensión o intención y la defino: de qué color la hago, qué textura puede tener, opaco más brillante, más o menos colorido o prevalecerá el no color o convivirán los opuestos como el negro-blanco. Dibujo muy mal, así que escribo mucho y hago un boceto que aunque es horrible me sirve. A partir de esto elijo el papel. Y mientras preparo el papel estoy pensando cómo  montarlo o armarlo. Muchas veces hasta armo una maqueta en cartón para ver si va a funcionar la forma; es que estoy haciendo convivir un metal con un no metal.

Me gusta que haya movimiento de los módulos, algunos collares circulares giran. El movimiento en las piezas aporta y da idea que estamos en constante movimiento y evolución y que vamos hacia algún lugar. Pesar en cómo construyó se da 24/7. Si no quiero que se mueva tengo que ser muy rigurosa porque es técnicamente más complejo y ver, por ejemplo, que la argolla esté en el lugar donde tiene que estar, justo en el canal donde tenía que estar para que ajuste; si quiero que se mueva tengo que dar un espacio, pero no tanto, etc. Bueno por todo eso estoy todo el tiempo pensando en joyería. Entonces primero viene la idea el diseño, después qué tipo de papel y el color y mientras estoy esperando que seque voy pensando, cómo lo armo con metal y pernos es una opción. Sigue la pátina de fuego y después se ensambla con el papel. Aprendí que es mejor trabajar  el papel en placa si elijo piezas pequeñas, luego las calo y doy la forma.

 

“La joyería te lleva a una constante exploración, evolución y aprendizaje.”

“El puntapié inicial de mi proceso creativo siempre es la idea, la pretensión o intención y la defino: de qué color la hago, qué textura puede tener, opaco más brillante, más o menos colorido o prevalecerá el no color o convivirán los opuestos.”

_Conseguiste ir avanzando en un recorrido internacional para exhibir tus joyas contemporáneas, ¿qué destacarías y por qué elegís este camino?

_No necesito ser vista sino que me gusta trabajar más para adentro, necesito estar bien y la joyería me hace bien. Si esto es así puedo mostrar lo que hago como parte de mi expresión y lo hago si el tema me resuena, si es algo que he trabajado, y esto me divierte. Tengo una formación docente en la que las historias o armar cuentos para enseñar era una constante y es un ejercicio que aplico naturalmente, la narrativa es muy importante, tener algo para contar o decir.

En la primera exposición internacional que apliqué fue Sofia Paper and Fest de Bulgaria con «Reflejos», una pieza con módulos planos cocidos que buscaba reflejar el agua, con un montaje sencillo y menos conceptual.

Es que 35 años de docencia me formatearon. Por eso tuve que aprender a no ser tan literal, a dejar que complemente el espectador o usuario, a ser menos simbólica y más abstracta, lo cual me cuesta por eso voy jugando, porque soy de planificar y de procesos lentos.

La joyería me fue corriendo de mis lugares de confort y me ayuda a estimular mi creatividad, a evolucionar y no hacer siempre lo mismo.

Con el papel logré una identidad artística y pude avanzar, explorar, lograr volumen, el metal a veces es protagonista o complementa, y juego con los colores y las texturas.

 

Identidad artística

 

Ahora proyecto participar de KORU8 2024, una trienal internacional de joyería contemporánea que organiza la Asociación Finlandesa de Arte de Joyería con una propuesta que en la que trabajo con araucarias. Y posiblemente en la Semana de la Joyería de Bélgica, entre otras.

Entre medio de este camino de proyectos destaco la participación de Alliages Legacy Award & collection 2019, vista en el Espace Solidor Cagnes sur Mer, con la curaduría de Sébastien Carré, Isabelle Busnel y Claude Pelletier, en la que presenté el collar «¿Hacia el Sur?», una reflexión sobre el cambio climático.

La Tercera Mención en el concurso de la II Bienal Latinoamericana de Joyería Contemporánea de «Ponchito», una pieza hecha con papel reciclado de un atlas del continente americano, suplemento de un diario de 2003 e hilo, fue muy importante para mí. También por ser parte de un encuentro que cada vez más se amplía a Latinoamérica.

Me encantó formar parte de «Purificando el Alma» de Felicia Li, en China, una expo que me sorprendió por lo original, que incluyó una ceremonia de purificación en Qinghai. Presenté «Nunca solos I» en una performance espectacular transmitida en vivo, un video llamativo y un catálogo interactivo.

Creo que la joyería contemporánea y artística tiene que dialogar con otras disciplinas más arraigadas en el colectivo popular, la enriquece. Y en ese broche que mostré, por primera vez corté el papel con láser, y de esto derivó una colección muy interesante, incluso con desprendimientos de papel o sobrantes de dicho corte.

 

“La joyería me fue corriendo de mis lugares de confort y me ayuda a estimular mi creatividad, a evolucionar y no hacer siempre lo mismo”

 

_¿Qué presentás en Rumania?

_La última serie de «Cuencos» con piezas mucho más chicas inspirados en vasijas  antiquísimas con protagonismo del interior, con tapas de plata de pulseras que reciclé. Tiene un tratamiento de realce del papel que técnicamente no resulta tan perfecto como el metal, en cuanto a volumen y curvas. Estoy trabajando con plata recuperada. Para este proyecto maqueté mucho, tuve especial cuidado en esconder hilos, es decir, en que quede muy prolijo.

Previamente, en Contemporania participo de la expo «Missing Memories» de Alliages, en el Centro Artístico Sant Lluc, en Barcelona, con el broche de la «Serie En Construcción». También se vuelve a ver mi trabajo «Asteroide B612» inspirado en el Principito, especial para «Joyería y literatura» del último Tincal Challenge.

Y estoy a la expectativa de Aros o Pendientes, la última edición de libros de joyería contemporánea que presenta Nicolás Estrada, en la que se publicará una obra mía.

Para el año que viene tengo muchos proyectos, muchos ojalá como Schmuck. También trabajo en la pieza para Joyería y Viajes del próximo desafío de Tincal Lab con una propuesta que bucea en un viaje interior con un barquito de papel. Siempre estoy pensando o proyectando.


Entrevista a Jorge Castañón

Apuntes | Notas

Decido no agregar más materiales a este mundo sino utilizar lo que tengo


Entrevista a Jorge Castañón

Por Delia Alicia Piña

 

En unos días Jorge Castañón estrena su tercera muestra individual internacional llamada «Manual para pequeñas reparaciones» en Jewelers’Werk Galerie, en Georgetown, Washington DC.

Una serie de piezas que representan lo que siente y piensa: “Si todos hiciéramos unas pequeñas reparaciones, tal vez tendríamos un mundo más vivible, más creíble, más saludable”, sostiene.

Una propuesta que se suma a su participación de la nueva edición de «La Frontera», la  exposición itinerante que este mes vuelve renovada a diversas galerías de México y Estados Unidos.

Además, también formará parte de la exhibición homenaje del maestro cincelador Edgar Michaelsen del que fue discípulo.

Pensamientos que materializa, reflexiones que comunica a través de joyas únicas para “poner algo de poesía a este mundo”. De como Frankenstein puede dejar de ser un monstruo y un auto chocado un descarte, y más.


Lleva un pin medio esfera en mix de metales que recuerda a las piezas que formaron parte de su primera etapa como joyero, una más metalera, esa que aunque alejada vuelve de alguna manera.

El maestro Jorge Castañón recibe en su “ecléctico” taller para hablar de sus proyectos: estrenos y presentaciones que dan cuenta de su obra en los últimos años.

En el espacio de La Nave, en variedad de cajones y estantes sus piezas representativas se guardan, aguardan. Parecen como agazapadas a punto de dar el salto exhibicionista.

Allí está su primera pieza cincelada, un broche tipo fíbula con el bajo relieve de ramas de orquídeas que le regaló a su hija, y la última, de 1985, un elaborado espejo de mano que se pudo apreciar en «Respirar, pensar, hacer de cuatro joyeros contemporáneos» y que ahora volverá a escena en una exposición homenaje al maestro cincelador Edgar Michaelsen del que fue discípulo.

Hay algo de lo reflexionado en «Mientras los circos duermen», su libro con trabajos, reflexiones y dibujos sobre la joyería contemporánea de 2004-2005.

Pruebas truncas, algunas piezas “distópicas” que no cree que salgan del taller u otras trabajadas en metal, también potenciales pedazos de maderas de laurel o limón, mucha joya en proceso como broches sin terminar entre los que se destaca la figura de un “hombre que estuvo como fantasma” esperando ser terminado como colgante y otros proyectos que se van definiendo y tal vez puedan verse en la próxima edición de Schmuck, “hay que tirar la botella al mar”, propone, y trabaja sobre la idea de reparación que luego charlará en detalle. En paralelo, experimenta con cúrcuma y maderas varias.

Muestra que prepara piezas que representan “una conversación entre animales y hombres” y señala contento: “En esto se me pasan los días”. Se guardó su primer broche autito chocado en madera e hilo de lino porque representa un momento de su vida que lo cambió o le permitió repararse, dice, y un par de aros-caja similar al que en breve exhibirá en Washington, que admite, lo “enamora”.

Todo en medio de un taller que, aunque lo niegue se ve prolijamente ordenado con cientos de herramientas dispuestas para ser usadas, para crear “lo que pienso o siento”.

Señala que sus joyas son sus “mejores palabras o mejores actos… y cuando termina dice: “Estoy feliz de que pueden salir al mundo a comunicar”. Y en eso está porque en unos días estrena su tercera muestra individual internacional llamada «Manual para pequeñas reparaciones».

Es una muestra de su trabajo de los últimos tres años. Se trata de su segunda exhibición  individual en Jewelers’Werk Galerie, en Georgetown, Washington DC, el espacio de la artista y galerista Ellen Reiben que lo representa.

Pero es su tercera exposición individual internacional, ya que la primera que hizo en el exterior fue en Velvet da Vinci contemporary jewelry and sculpture en San Francisco con el invaluable apoyo de Mike Holmes y Elizabeth Shypertt en 2012.

«Gestos, reparaciones y otras emergencias» fue su segunda expo en 2016 y ésta es una suerte de continuidad. “Siento que ese título está vigente porque continúan faltando los gestos y las reparaciones siguen siendo muy necesarias. Además es una propuesta en la que sigo haciendo para reparar”.

Recuerda que a Jewelers’Werk de alguna manera llegó por la joyera alemana Andrea Wippermann, quien a la distancia le señaló o presentó a Ellen Reiben durante una edición de Schmuck. Con los años ese saludo se convirtió en una comunicación para invitarlo a realizar su primera muestra individual.

“Una experiencia muy valiosa y gratificante que este mes repito después de tres años de postergación por la pandemia. Tras esta primera exhibición, las piezas quedaron en su galería y desde entonces comercializa mis obras”.

 

_¿Por qué un manual y cómo son esas reparaciones?

_En un manual a veces tenés instrucciones, pasos a seguir o sugerencias para hacer con las manos, y siempre está bueno reparar o, más bien, repararse. Yo siento que soy un hombre reparado y como tal me muestro a través de mi obra de joyería contemporánea, que hoy es una expresión de esas reparaciones. La pandemia, como a muchos, me afectó y el taller La Nave salió a flote a pesar de no haber presencialidad, seguimos adelante cambiados, reparados. Mis piezas hablan de algunas cosas por la que yo pasé y se destaca esa imagen de auto chocado porque siento que soy uno de los que también chocó y, tal vez, metafóricamente, así vivimos. Esa sensación de chocado me hizo pensar que había algo que reparar. Y está bueno rescatarla porque hoy más que nunca hay que entrar en un proceso de reparación. Cuando hablamos de reparar, en general, nos referimos a un objeto o lo aplicamos a un uso externo, pero creo que llegó el momento de que el principal objeto a reparar seamos nosotros mismos.

Con «Gestos, reparaciones y otras emergencias» planteé la segunda oportunidad de los objetos, ahora llegó el tiempo de pensar cuanto antes en nuestra segunda oportunidad. Inmersos en esta situación en la que estamos, tenemos que repensarnos si no vamos terminar chocando mal. Hay que llamar a la reflexión porque estamos al límite.

Ya el naturalista británico David Attenborough hizo suyo el precepto del economista también inglés Kenneth Boulding que ya a mediados de los años 60 decía que cualquiera que crea que el crecimiento exponencial puede continuar indefinidamente en un mundo finito es un tonto o un economista.

Y Attenborough lo sostuvo al decir que si imaginamos que los recursos de este mundo finito son infinitos estamos locos o somos economistas. Es que estamos atrapados en esta lógica económica en la que tiende a prevalecer lo redituable.

Más aún, en su ensayo «Vida líquida» el sociólogo Zygmunt Bauman plantea que necesitaríamos no uno sino tres planetas iguales al nuestro para mantener a todos los seres humanos con el mismo nivel de confort que el ciudadano norteamericano medio. Con todo, en momentos que hasta se niegan las condiciones en que estamos o en que dejamos al planeta es fundamental empezar a cuestionarnos y repensar lo que hicimos, hacemos y haremos porque el ambientalismo no es un invento ideológico ni el planeta está perfecto.

En este contexto, creo que no podemos seguir fabricando, consumiendo y gastando. Por eso, decido no agregar más materiales a este mundo sino utilizar lo que tengo con mis herramientas. Sostengo la reutilización, pero ya en este momento no hay que pensar en fabricar algo más. Hoy no alcanza con reutilizar, hace falta hacer menos para cambiar los paradigmas de consumo.

Para mi trabajo, combino técnicas de joyería y de carpintería. Reúno muchos materiales que encuentro, sobre todo, madera en pequeños trozos de descarte. Y vuelven para tener una segunda oportunidad, para contar una nueva historia aunque sea mínima. Les doy una nueva voz.

En «Manual para pequeñas reparaciones» intento comunicar la fragilidad de los semejantes y del mundo que los rodea e insisto en hacer un llamado urgente a que nos examinemos, nos reparemos y cuidemos los unos a los otros. Es que veo el valor de las cosas desgastadas, rotas, usadas y abandonadas, y la necesidad de rescate y renacimiento. Utilizo materiales básicos, sencillos, trabajados con cariño, con paciencia y en silencio. Si se rompe, trato de repararlo. Me hicieron eso muchas veces…

Hay muchos que coinciden con esta convicción. Por ejemplo, la socióloga especializada en moda Susana Saulquin plantea los nuevos dilemas del consumo y la importancia de incluir valores éticos tanto a la hora de elegir la ropa, accesorios y joyería incluida, como de producirla. Dice que hay que hacer nuestra vestimenta sin dañar el medio ambiente, sin explotar a nadie y aprovechando o cuidando los materiales disponibles o con que se trabaja.

 

“Veo el valor de las cosas desgastadas, rotas, usadas y abandonadas, y la necesidad de rescate y renacimiento. Utilizo materiales básicos, sencillos, trabajados con cariño, con paciencia y en silencio”.

 

_Hay que comprar menos y elegir más.

_Sin duda. Es la disyuntiva en la que estamos, algunos tratando de salir de la trampa de la moda que supone comprar y descartar.

Con todo, la muestra quiere ser una reafirmación de esa necesidad de rescate y renacimiento. Y por esto de alguna manera sostengo una conversación a través de objetos, que terminan siendo mis interlocutores o voceros de lo que pienso.

“La muestra quiere ser una reafirmación de esa necesidad de rescate y renacimiento”.

_¿Qué pensás o qué querés transmitir?

_Con mi joyería me apropio del planteo del fotógrafo, crítico de arte y escritor John Berger que decía: si algunas cosas que pienso no las escribo y puede que queden sin decir, reforzado por su colega Diane Arbus que planteó que la fotografía muestra lo que mucha gente se imaginaba que no existía.

Trato de hacer piezas que hablen o se refieran a ciertos temas porque corremos el riesgo de no tenerlos en cuenta o de olvidar. Combatir el olvido o la no memoria es una buena opción para la joyería contemporánea.

Para esto, uso un pedazo de madera que en general  siempre tiene grabado un recuerdo que está bueno traducir o poner en evidencia. Con esto puedo sacar de mi imaginario y compartir lo que siento o pienso, también, sobre todo, porque no quiero que hablen por mí o como decía el sociólogo y publicista argentino Rodolfo Fogwill: escribo para que no me escriban. Y bueno, hago joyas para poner algo de poesía a este mundo.

En este sentido, pienso que hay que hacer una nueva creatura, al modo Frankenstein, tal vez, con ese cuerpo a partir de la unión de distintas partes… Tenemos que reconocer que todos tenemos defectos y que no debemos señalar con el dedo y rechazar a las personas que son diferentes a nosotros, si no vamos a acabar destruyéndonos los unos a los otros hasta que no quede nada más por destruir.

En este sentido, opino que Frankenstein no era tan monstruo, el famoso personaje pedía cosas esenciales: necesito alguien que sea como yo y poder amarlo. Por esto, hay que hacer una nueva creatura.

Insisto en que el mundo, el ser humano tiene que repensarse y ver de qué forma puede hacerse preguntas para ser distinto o ser una nueva creatura. No sé, hacer algo distinto de lo que está haciendo que es bastante atentatorio del otro. Tenemos un bajísimo registro del otro, de las necesidades del prójimo, hay un gran nivel de degradación del ser humano, una inconsistencia en los postulados que se plantean públicamente, una falta de ideas fundamentadas y una alarmante inmediatez marketinera, no circula información crítica sino una solapada defensa de intereses que confunden, nos volvimos muy desmemoriados y la situación de vulnerabilidad nos condiciona. Por eso tenemos que discutir ideas, lo que realmente queremos o pretendemos, y así repensarnos, recrearnos,

Desde la joyería contemporánea trato de comunicar estas ideas que pienso y reflexiono. Comencé a pergeñarlas materializándolas en especies de Frankenstein cuando en su momento participé del proyecto de exvotos que propuso la joyera Jimena Ríos.

Esta es una nueva oportunidad para hacer un nuevo o nueva Frankenstein, una nueva creatura rearmada, reparada. Y esta renovada propuesta se suma ahora a esta serie que se incluye en «Manual para pequeñas reparaciones».

 

“Combatir el olvido o la no memoria es una buena opción para la joyería contemporánea”.

 

_¿Tu intención es que cada uno haga su propia reparación?

_Estamos en un tiempo de reparaciones, sin duda, y con el concepto de manual o librito de instrucciones de cómo hacer algo sí juego y propongo que cada uno haga su propia reparación a partir de una pieza de joyería contemporánea.

No soy quien para decir cómo se arregla el mundo, pero creo que puedo intentar hacer una contribución, por eso «Manual…» quiere ser de alguna forma un humilde o pequeño aporte. Si todos hiciéramos unas pequeñas reparaciones, tal vez tendríamos un mundo más vivible, más creíble, más saludable.

Así, con esta idea hice algunas piezas que son una reconstitución de otras que nos muestran lo que literalmente es estar chocado o roto, otras con partes de cuerpos como corazones como los que se ven en la pieza del cubilete u otras con figuras de brazos.

Solo quien entiende lo que es romperse y busca reconstruirse puede expresarlo. Reconozco que si no me hubieran reparado, no estaría acá… Por eso insisto en el tiempo para reconstruirnos o repararnos o de salir de esa guerra interna que se exterioriza o mediatiza. Necesitamos un vuelco positivo en nuestro favor, que contribuya a nuestro bienestar, a mejorar. Tal vez ya estamos en eso porque creo que todos nos vamos reparando de alguna manera para seguir adelante y no sólo desde el punto de vista físico o mediante médicos. Todo es reparable, pero primero hay que tomar conciencia.

Cuando se exhiban estas piezas y alguien recepcione esta idea y la haga suya será una gran alegría para mí, la alegría de hacer algo que transmita una idea que pueda contribuir a hacer un mundo mejor.

 

“Propongo que cada uno haga su propia reparación a partir de una pieza de joyería contemporánea”.

 

_¿Con qué hiciste tus reparaciones joyeras?

_Con materiales recuperados, maderas juntadas, sobras de luthiers y, sobre todo, maderas de la calle y que me regalan porque muchos saben lo que junto y cuando ven la posibilidad de que sea un Castañón me lo asignan. También hay otras cosas que voy recolectando, como piedras y vidrios de la playa. Todas las piezas tienen la connotación del tiempo, hablan del tiempo que pasa, del que tuvo que transcurrir para que para que un vidrio se esmerilé, todo lo que tuvo que ir y volver del mar, por ejemplo. Y disfruto de trabajar estos materiales porque siento que puedo gritar o hablar con libertad.

Esta serie incluye muchos colgantes, no imaginé hacer tantos anillos y no hay broches como en otros trabajos. Esta obra quedará en Jewelers’Werk Galerie, en Georgetown.

Soy bastante impulsivo y las piezas van saliendo en diálogo con el material. Son 37 porque tengo una manía con un número impar…, el cual prefiero antes que par; lo impar tiene una cuota de incertidumbre que genera expectativa.

 

“Disfruto de trabajar estos materiales porque siento que puedo gritar o hablar con libertad”.

 

_Seguís trabajando la forma de lápiz

_La muestra «Manual…» incluye una serie especial de 30 lápices de madera. Como ya dije en otras oportunidades, considero que el lápiz es una herramienta muy poderosa para decir y escribir y hasta hacer.

Es una representación de lo que se puede comunicar. También una herramienta con la que se puede meditar, pensar, reflexionar antes de actuar. Juego mucho con la imagen del lápiz, he hecho lápices de distintos materiales y diversas maderas. Piezas que, por lo que simbolizan, decidí cederlas a la galerista que me representa para que disponga.

 

“El lápiz es una representación de lo que se puede comunicar. También una herramienta con la que se puede meditar, pensar, reflexionar antes de actuar.”

“La naturaleza nos da señales permanentemente, de las cuales debemos hacer lecturas y actuar en consecuencia.”

Además estás participando de una nueva edición de «La Frontera».

_Sí. Se trata de una serie de dos piezas: «Hacia dónde va tu sangre», la que fue parte de la primera muestra, y «Pandora», que representa la idea de caja de Pandora la cual se suponía no había que abrir pero se sabe lo único que queda adentro es la esperanza. Un trabajo que forma parte de la propuesta organizada y curada por la artista joyera mexicana Lorena Lazard, y los galeristas americanos Mike Holms y Elizabeth Shypertt de la Velvet Da Vinci de San Francisco.

Y esas fronteras entre países suelen ser una situación que se repite y mantiene en conflicto por eso se refieren a que algunas veces las queremos cruzar y otras necesitamos cruzarlas  buscando recomenzar, renacer, posiblemente también como una segunda oportunidad.

Pero tal vez nuestros cuerpos puedan lograrlo, pero no sé si nuestro corazón acompañará. Qué buscamos y qué dejamos, dos ideas de signos opuestos que nunca se igualan, y así nace una herida, que eternamente intentaremos que cicatrice.

Esta fue mi propuesta hace 10 años y hoy una década después, en la que pasaron muchos acontecimientos que seguramente nos interpelan, retomo para ver si somos mejores representantes de la especie humana… Es que la naturaleza nos da señales permanentemente, de las cuales debemos hacer lecturas y actuar en consecuencia.

Por eso, la primera conclusión es la necesidad de continuar trabajando y no rendirnos en nuestros intentos por seguir abriendo puentes de comunicación y sí tener esperanza como acto de rebeldía frente a los límites y fronteras.

La muestra se exhibirá en el Stanlee & Gerald Rubin Center for the Visual Arts, en El Paso, Texas desde el último jueves 31 de agosto al 15 de diciembre próximo. Seguirá por el Centro Cultural de las Fronteras UACJ, en Ciudad Juárez, Chihuahua, México, desde mediados de octubre próximo hasta diciembre también.

Continuará en enero del 24 en el Museo Internacional Mingei, de San Diego, California, hasta agosto del año que viene. Para terminar, esta itinerancia se dará en el Centro Cultural Tijuana del 16 de febrero de 2024 al 24 de mayo de 2025.

 

“Retomo (el tema de las fronteras) para ver si somos mejores representantes de la especie humana… ”

 

_¿Cómo es el homenaje a Edgar Michaelsen del que participarás?

_Para mí, fue una persona muy importante y también para la platería y orfebrería de Argentina. Un docente único con gran expertise en las técnicas de herrería artística, adquiridas en la Escuela Raggio a partir de lo cual trabajó en platería de forma autodidacta con colecciones de joyas en plata y oro con un estilo propio e irrepetible. Estudió con la maestra de cincelado María Bloch de Arndt y desde entonces adquirió una habilidad con el cincelado que supo transmitir de manera magistral, entre cuyos alumnos me contaba.

La invitación de Andrea, su hija, a participar de esta muestra homenaje que se realizará en breve en el Museo de Arte Popular José Hernández fue un honor.

Lo aprendido con este gran maestro es una técnica sobre un material que ya no uso pero que su aplicación me representó.

En esta oportunidad mostraré una pieza hecha con él y otra de factura posterior, que es un espejo ya visto en «Respirar, pensar, hacer de cuatro joyeros contemporáneos». Se trata de la primera y la última que representan mi trabajo con cincelado.


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Entrevista a Ana Pina

Apuntes | Notas

La joyería de arte tiene que alcanzar a otro tipo de público


Entrevista a Ana Pina

Por Delia Alicia Piña

 

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Como muchas otras u otros arquitectos, buscó dar rienda suelta a su interés artístico y optó por la joyería que siempre le gustó tanto como el dibujo. Formada en técnicas tradicionales en un país más metalero prefiere la plata para crear piezas minimalistas, geométricas y abstractas.

La artista portuguesa Ana Pina pasó por Buenos Aires, para participar del evento gubernamental Mercado de Industrias Culturales Argentinas. Habló de su experiencia joyera, su propuesta como galerista, su proyecto en el laboratorio Tincal y del éxito de su concurso ya de alcance internacional, que en días dará a conocer quiénes expondrán en el próximo, referido al tema Viajes.

Su obsesión por sensibilizar y llegar a un público más amplio fuera del círculo joyero, difundir e informar sobre el proceso y las obras de joyería de arte contemporáneo, y su mirada sobre la joyería argentina.


_Elegiste la joyería después de haber ejercido arquitectura.

_Estudié arquitectura y trabajé en un estudio durante cinco años y siempre me gustó diseñar. Mi pasión inicial siempre fue la pintura, me fascinaban las actividades más artísticas y, como muchas, desde chica me la pasaba jugando con cuentas.

Me interesaba poder construir una pieza y manejar el proceso, y esto es algo que le pasa a muchos arquitectos que terminan por optar por la joyería. Entonces, tomé la decisión de profundizar en el tema. Cuando todavía estaba trabajando como arquitecta, me inscribí en un curso corto en Contacto Directo en Oporto, la entonces escuela de joyería de Filomeno Pereira de Sousa. Y al querer trabajar más seriamente en joyería continué con un curso profesional en la Escola Engenho e Arte hasta 2012. Ya ese año lancé mi marca, Ana Pina, y comencé a dedicarme exclusivamente.

Posteriormente complementé esta formación con talleres de corta duración, siendo los más importantes los de cera perdida con el profesor José Pereira, modelado en cera con Susana Teixeira, porcelana aplicada a la joyería con Trinidad Contreras y diseño de joyería modular con Luis Acosta.

Quería principalmente aprender las técnicas de la joyería para tener herramientas para poder hacer mis propias piezas y terminé por crear esa marca para poder presentarla y, además, tuve la oportunidad de participar de diversas ferias y locales. En un principio, mi trabajo se centró en piezas en plata y esto resultó ser mi fuerte.

Di los primeros pasos para abrirme y no concentrarme en un trabajo de taller solitario, porque el contacto con otros colegas es y fue muy enriquecedor. Esta necesidad de comunidad fue la previa de la fundación de Tincal lab.

 

“Me interesaba poder construir una pieza y manejar el proceso, y esto es algo que le pasa a muchos arquitectos que terminan por optar por la joyería”.

 

_¿Qué de esa disciplina aplicás de la joyería?

_Gran parte de mi experiencia en arquitectura se refleja en mi trabajo de joyería, aunque sea indirectamente. A veces es realmente la fuente de mi inspiración, pero casi siempre influye en mi forma de desarrollar el proceso creativo, organizar mis pensamientos y crear colecciones. En particular, se refleja en las líneas minimalistas, geométricas y abstractas de las piezas o en las nociones de medida y proporción.

 

“Gran parte de mi experiencia en arquitectura se refleja en mi trabajo de joyería… en las líneas minimalistas, geométricas y abstractas de las piezas o en las nociones de medida y proporción.”

 

_Previamente te dedicaste también al dibujo y la ilustración.

_Desde que era joven supe iba a estudiar arte y mi pasión artística siempre fue la pintura. Sin embargo, cuando llegó el momento de elegir la carrera de educación superior mi lado racional pesó más y opté por la arquitectura. Durante la cursada, al mismo tiempo, dibujé mucho y durante un tiempo incluso vendí algunos dibujos originales y productos ilustrados, pero nunca lo consideré como un trabajo formal.

Después de cinco años de trabajar en un estudio de arquitectura, mi lado más creativo empezó frustrarse por pasar más de ocho horas al día haciendo dibujos técnicos en un ordenador y, al principio por pura curiosidad, como mencioné, decidí apuntarme al taller de iniciación a la joyería. En parte porque siempre me gustó la joyería como consumidora y, sobre todo, porque quería aprender más sobre el proceso. Gradualmente la joyería fue ocupando cada vez más espacio en mi vida y el dibujo pasó a un segundo plano. Por supuesto, lo sigo utilizando como herramienta durante el proceso creativo de joyas.

Como siempre me gustó diseñar, dibujar e ilustrar, tenía muchos dibujos más bien orgánicos, un mundo totalmente diferente a mi formación. Hoy combino diseño y joyería, como una serie de aros pendientes pintados sobre papel combinados con acrílico.

Entre la arquitectura y mi joyería hay muchos puntos en común: no solo en cuanto a las formas que se plasman en las piezas sino también en el proceso creativo.

Un proceso que siempre me lleva a la serie, lo cual no supone copias a partir de un molde sino como variantes de una pieza original que buscan ampliar y enriquecer la propuesta. Cuando imagino una joya no pienso en una sola sino en sus distintas posibilidades de formas, por eso integran una colección de piezas, tal vez más anillos y aros, de simples a más complejos, combinables o intercambiables, lo cual permite un sinfín de alternativas.

También recurro a las propuestas arquitectónicas de edificios, como las piezas exclusivas que creé según las sinuosas líneas del Museu de Arte, Arquitetura e Tecnologia de Lisboa (MAAT); fue un trabajo inspirador con el que me sentí muy cómoda y advertí que ese era mi camino. Se trata del anillo «Horizon Line», que fue desarrollado en el contexto de una iniciativa conjunta entre el MAAT y la Associação de Ourivesaria e Relojoaria de Portugal (AORP) en 2019. Entonces, nueve diseñadores fueron seleccionados para presentar una pieza exclusiva inspirada en ese museo, la cual fue vendida en la tienda del museo.

 

“Cuando imagino una joya no pienso en una sola sino en sus distintas posibilidades de formas… de simples a más complejos, combinables o intercambiables, lo cual permite un sinfín de alternativas”.

 

_¿Cómo es tu proceso creativo?

_Es un proceso muy mental que comienza por materializarse en dibujos, siempre es una idea que se dispara o lleva a diseñar, en general, a partir de un esquema. Esos bocetos esquemáticos me ayudan a definir formas, medidas, graduación, pesos y proporciones geométricas. Las piezas finales toman forma en el banco de joyero a través de la experimentación; a menudo nacen variantes de unas pocas piezas que se multiplican durante el desarrollo de la colección de manera informal e impredecible.

Busco un estilo minimalista con mucha personalidad. Me gusta jugar con piezas que combinan entre sí, con la abstracción de formas, articulaciones y diferencias de escala. Pienso más en colecciones que en piezas únicas, series que van desde el elemento más simple hasta la composición más compleja, como si fueran letras que forman palabras en un texto más grande.

 

“Es un proceso muy mental que comienza por materializarse en dibujos, siempre es una idea que se dispara o lleva a diseñar, en general, a partir de un esquema… que me ayuda a definir formas, medidas, graduación, pesos y proporciones geométricas”.

 

Minimalista y geométrica

 

_¿Preferís los metales?

_Sí, sobre todo metales por mi formación basada en las técnicas convencionales. Prefiero la plata pero también he trabajado en bronce, tal vez con formas un poco más orgánicas, con el paso previo de la cera que luego se funde. En algunas series limitadas combino metal, como la plata, con otros materiales, como arcilla que luego pinto con acrílico.

Por otra parte, por ejemplo, para la colección inspirada en el centenario de la Bauhaus, creé piezas edición limitada en plata y cuero reutilizado, que juega con el color y la relación entre líneas, planos y la tridimensionalidad de la geometría. Fueron especialmente realizadas para una exposición en el laboratorio Tincal en el año del centenario de la escuela alemana.

Además, desarrollé piezas relacionando la joyería y la pintura, las que formaron parte de la colección «Figurae»: una línea de aros pendientes geométricos en plata y pasta de modelar pintada con acrílico; los pendientes se presentaron junto con su diseño abstracto.

En general, como señalé, me manejo con las técnicas convencionales aplicadas a propuestas contemporáneas buscando soluciones técnicas lo más simples posibles, intentando una expresión más sutil. Como estas piezas que llevo puestas, que son parte de «Duo Collection», una colaboración artística que fue hecha en 2020 con Telma Olivera, arquitecta y joyera autora de Wek, en la que desde dos formas distintas creamos joyas de líneas geométricas, fuertes y contemporáneas. Trabajamos dos materiales diferentes, como la plata y los impresos en tecnología 3D (PLA) en varios colores; el elemento plateado se separa de la base permitiendo cambiar de color y lograr las combinaciones que se deseen.

“Me manejo con las técnicas tradicionales aplicadas a propuestas contemporáneas, buscando soluciones técnicas lo más simples posibles, intentando una expresión más sutil”.

_¿La movida joyera de Portugal tiene una identidad propia? ¿Cuál es?

_Portugal tiene una gran tradición en joyería con, por ejemplo, la técnica de la filigrana. Pero hay una nueva generación de joyeros contemporáneos con mucho potencial, algunos con un enfoque más artístico, pero este número no es muy significativo y el trabajo que desarrollan aún no es muy visible para el público ni tiene gran demanda de compradores y coleccionistas. Es que el público sigue siendo conservador y muy apegado a la joyería más convencional en la que el material determina el valor de la pieza.

Existen pocos los sitios donde es posible comprar o ver exposiciones de joyería contemporánea artística. En Oporto, Tincal lab es prácticamente el único espacio con un programa regular y frecuente de exposiciones con autores nacionales e internacionales de joyería contemporánea artística. Hay otras galerías, pero principalmente en Lisboa.

También contamos con el impulso de dos asociaciones vinculadas a la joyería: Associação de Ourivesaria e Relojoaria de Portugal, más vinculada a la industria; y PIN, la única asociación portuguesa de joyería contemporánea, responsable de la Bienal de Joalharia Contemporânea de Lisboa que tuvo su primera edición en 2021.

 

“Tincal lab es prácticamente el único espacio con un programa regular y frecuente de exposiciones con autores nacionales e internacionales de joyería contemporánea artística”.

 

_¿El nombre Tincal alude al mineral también llamado bórax?

_Sí, es el que se usa para retardar la aparición del óxido en el metal que entra en contacto con el calor de la fundición, como la plata 925 que habitualmente se utiliza en Portugal; es que si se oxida es más difícil la soldadura, por eso es muy usado. Y elegimos ese nombre por ser un elemento de uso habitual y conocido por los joyeros, porque de alguna manera nos identifica.

 

“Elegimos el nombre Tincal porque alude a un elemento de uso habitual y conocido por los joyeros, porque de alguna manera nos identifica”.

 

_¿El objetivo del laboratorio fue generar un lugar donde pueda circular la joyería?

_Tincal lab surgió inicialmente de mi necesidad de tener un espacio de trabajo fuera de casa, donde comencé estableciendo mi primer taller mientras cursaba. Este laboratorio abrió sus puertas en 2015 en un segundo piso en Rua de Cedofeita, en el centro de Oporto. El objetivo era tener un espacio de trabajo sustentable permitiendo que otros autores trabajasen en una gran oficina compartida. Quería un lugar de difusión de la joyería contemporánea que aunara trabajo técnico y experimentación, exposición y venta, y también quería que fuera un punto de encuentro entre compañeros y un espacio de conexión entre el público y los joyeros. Una gran oportunidad para mostrar joyería contemporánea, ya que hasta ese entonces no existía un espacio de ese tipo.

“Quería un lugar de difusión de la joyería contemporánea que aunara trabajo técnico y experimentación, exposición y venta, y también quería que fuera un lugar de encuentro entre compañeros y un espacio de conexión entre el público y los joyeros”

 

Laboratorio en crecimiento

 

Cuando Tincal lab se mudó al Centro Comercial Bombarda, a fines de 2018, ganó más visibilidad, porque se convirtió en un espacio más abierto al público. CCBombarda es una galería comercial alternativa en lo que llamamos quarteirão das artes en Oporto, por el protagonismo de las galerías de arte en la zona desde la primera década de los años 2000.

De a poco fui invitando a colegas a participar en diversas exposiciones temáticas, que en un principio eran portugueses y, con el tiempo gracias a la difusión del Desafío, se fueron sumando de otros países; ahora la relación se revirtió y reunimos a un número importante de creativos internacionales.

Es que esta ubicación nos permitió tener un escaparate con cierta visibilidad, por lo que podemos mostrar piezas de otros autores con mayor regularidad en una galería mural donde cada dos meses se presenta una nueva exposición individual o colectiva. Además de las exposiciones temporales, mantenemos alrededor de 20 a 25 autores en la tienda de forma más permanente. La mayoría también están disponibles en la tienda online.

Entre los autores actualmente están: Gabriela Marcos y Rocío Britos de Argentina; Anna Vlahos de Australia; Rita Martínez de Costa Rica; Samuel Coraux de Francia; Silvia Valz de Alemania; Amálgama, Llunante y Valeria Rossini de Alemania Cristina Celis de México; Karen Gillis de Países Bajos; Marcin Boguslaw de Polonia; Ana Iturri y Montse Basora de España.

Y hay muchos de los exponentes portugueses, entre los que me cuento junto con Olga Marques, Ana Azevedo, Inês Sobreira, María Benedita, Susana Barbosa y Joyería Possante.

Esta es una propuesta que llevo adelante con Olga Marques. Como decía, la idea original era crear un taller de joyería compartido, aprovechando la maquinaria y el espacio para alquilar bancos de trabajo; iniciativa que se abandonó desde que nos mudamos a este otro espacio. Es que Olga alquilaba un puesto durante el período inicial y cuando cambiamos de ubicación empezamos a trabajar juntas en el taller todos los días para que el público pueda ver dónde y cómo se crean las joyas.

Como Tincal lab fue capaz de recibir pequeños grupos de trabajo, varios joyeros se interesaron ​​en talleres para cubrir su necesidad de formación en diversas técnicas, materiales y procesos. Desde entonces organizamos talleres con temas puntuales y de corta duración, que se realizan de tres a cuatro veces al año durante los fines de semana con propuestas de joyeros especialistas en técnicas específicas.

Los talleres realizados más destacados fueron: Resinas, a cargo de Susana Barbosa; Técnica japonesa de cera mitsuro para textura hikime, por Calixto Sánchez; Electroformado, Gastón Rois; Porcelana blanca, Celia Lostrego; Diseño modular, Luis Acosta; Porcelana con papel, Trinidad Contreras; Modelación en cera, Lyra Lin, y Fundición de huesos de choco y Granulado, ambos dictados por Gustavo Paradiso.

 

“Cuando cambiamos de ubicación empezamos a trabajar en el taller todos los días para que el público pueda ver dónde y cómo se crean las joyas”.

 

_¿A la par surgió la idea de hacer el Desafío?

_El desafío conocido como Tincal Lab Challenge se convirtió en un evento anual que se repite anualmente con diversos temas. Ahora estamos lanzando Viajes, Jewelry and Travel, cuyo llamado acaba de cerrar, cada vez con más convocatoria.

Es una iniciativa anual que tuvo su primera edición en 2015. Comienza con una convocatoria abierta a joyeros de todo el mundo y da como resultado una exposición colectiva que pretende inspirar a los artistas y sensibilizar al público sobre la joyería contemporánea, mostrando calidad y diversidad.

Esta convocatoria resulta un evento internacional para la exhibición y venta de joyas. La inauguración tiene lugar en el laboratorio cada noviembre, en coincidencia con las inauguraciones simultáneas que se dan en Miguel Bombarda y está acompañada de un catálogo. En cada edición, se entrega el Premio Selección del Jurado y dos Premios Selección del Público (presencial y votación online), que consisten en una exposición que se realiza durante el año siguiente.

Actualmente, el jurado está trabajando en el proceso de selección. Se recibieron casi 350 presentaciones de autores de todo el mundo, el número más alto hasta el momento. Ochenta joyeros serán seleccionados para integrar la exposición que se inaugurará el 11 de noviembre. Sus nombres se conocerán a partir del próximo viernes 21.

“Tincal Lab Challenge es una exposición colectiva que pretende inspirar a los artistas y sensibilizar al público sobre la joyería contemporánea, mostrando calidad y diversidad.”

_¿Cómo plantean los temas del Desafío?

_Los temas del Desafío surgen por el interés de crear algo inspirador. Arrancó con 30 participantes invitados y ahora estamos en más de 300 interesados, como destaqué. El jurado selecciona por sus antecedentes, luego se presentan piezas con personalidad, de calidad, coherentes, con un perfil artístico y un precio máximo para darle valor a la obra, la cual ofrecemos en una exposición y venta.

El año pasado contamos con la participación de 14 artistas joyeros argentinos y la última ganadora fue Lara Solia Barenboim, que hoy nos acompaña como jurado. Con todo, nos interesa llegar a esa persona curiosa, a sensibilizar y desmitificar la joyería como pieza inaccesible o desconocida. No solo pretendemos llegar por el precio accesible, aunque solo se vende un 20 por ciento de lo que se oferta, sino que también nos proponemos sumar conocimiento porque muchos se interesan para entender qué significa o cómo se hizo una joya.

Los temas tratados fueron arquitectura, cine, música, literatura, naturaleza, tecnología, anatomía y ahora viajes, como dije. Buscamos temas generales, amplios para no limitar propuestas.

Por otra parte, tenemos relación con artistas joyeros como el argentino Luis Acosta, residente en Países Bajos, que por lo menos una vez al año nos acerca su propuesta de curaduría que muchas veces incluye latinoamericanos.

 

“Nos interesa llegar a esa persona curiosa, a sensibilizar y desmitificar la joyería como pieza inaccesible o desconocida”

 

Necesidad de apertura

 

_¿A la joyería le cuesta abrirse?

_Sí, puede ser porque el público no está muy sensibilizado, insisto, no conoce o no usa piezas contemporáneas y/o artísticas. Pero es un fenómeno que pasa en otros ámbitos también: en eventos de arquitectura, hay más arquitectos; en exposiciones de arte, más artistas, lo mismo en fotografía y otras áreas; es común, hay que saltar el cerco y llegar más allá. La joyería de arte tiene sus años y sin embargo se mueve en un mismo círculo que está bien y es lógico, pero tiene que poder alcanzar a otro tipo de público.

 

“(A la joyería le cuesta abrirse) porque el público no está muy sensibilizado, insisto, no conoce o no usa piezas contemporáneas y/o artísticas. Pero es un fenómeno que pasa en otros ámbitos también.”

 

_¿Tincal Lab Challenge se convertirá en una muestra itinerante?

_Recientemente, la exposición Tincal lab Challenge viajó por primera vez, por invitación de la joyera y curadora Lena Lindahl de Gotemburgo, ciudad que fue nombrada por la Unesco como Ciudad de la Literatura; además de ser parte del Desafío, Lena Lindahl organizó en mayo último una exposición que vincula Joyería y Poesía, en la Galería Lerverk, por lo que decidió invitar a Tincal lab para exhibir, al mismo tiempo, la muestra de Joyería y Literatura.

Hay otras posibilidades de llevar esa misma expo a otros lugares este año, una de ellas podría ser la Semana de la Joyería Rumana.

 

_¿Qué te pareció MICA?

_Mi experiencia fue sumamente enriquecedora. Ya conocía el trabajo de varios joyeros argentinos por su participación en el Desafío, a otros a través del colectivo Joyeros Argentinos y por la Escuela Eloi de Jimena Ríos, también a través de las redes en línea, pero fue un placer tener la oportunidad de conocerlos en persona, ver sus trabajos en vivo, conocer sus espacios de trabajo en encuentros que resultaron un intercambio interesante. El trabajo local tiene algunos puntos en común pero es bastante diferente al portugués.

Venir me permitió entrar en contacto con la increíble ciudad de Buenos Aires y la cultura argentina en general, además porque MICA es un evento que involucra diferentes áreas creativas.

La experiencia de las intensas ruedas de negocios fue completamente nueva para mí y me permitió conocer a muchos autores con obras muy diversas de manera eficiente y en poco tiempo.

También por primera vez tuve la oportunidad de compartir mi camino y experiencia en la charla: “El reto de trabajar en joyería contemporánea” y fui muy bien recibida, tanto por la organización como por compañeros joyeros con quienes tuve la oportunidad de interactuar.

Creo que Joyeros Argentinos -asociación a la que debo mi presencia en el MICA- hace un gran trabajo en la promoción de la joyería contemporánea argentina y espero que de aquí en más surjan nuevas oportunidades de colaboración.

 

“Fue un placer tener la oportunidad de conocer a los joyeros argentinos en persona, ver sus trabajos en vivo, conocer sus espacios de trabajo en encuentros que resultaron un intercambio interesante.”

 

_¿Cuál es tu opinión de la joyería contemporánea argentina?

_Me parece que hay una comunidad grande de joyeros argentinos, con obras originales, coherentes a su identidad y con una personalidad fuerte. Noté un gran respeto por la cultura argentina, una conexión con la tradición y la voluntad de reinterpretarla de manera contemporánea. Hay una mirada artística que se refleja en la combinación y exploración de materiales diferentes y alternativos. Sentí una energía increíble, tienen una gran capacidad de cooperación y creatividad para superar las dificultades.

Por lo que conocí, hay propuestas de joyería, algunas ligadas más a la técnica tradicional, muchas otras piezas contemporáneas más relacionadas a lo artístico con una interesante variedad de materiales alternativos que en Portugal no es común ya que trabajamos más con metales.

Allá sí existen propuestas artísticas pero he visto que aquí se dispone de una oferta inmensa y esa opción por materiales distintos con manejos personales deriva en métodos o adaptaciones de técnicas que hacen a una propuesta individual muy singular.

Percibí que esa búsqueda de materiales tuvo que ver en muchos casos con la situación económica, porque la plata es cara; y sé que también se dio por una opción artística porque el material probado les permitió transmitir mejor lo que quisieron o quieren expresar; así muchos joyeros formados en técnicas han ido paulatinamente incorporando otros materiales, manejándolos de manera original hasta especializarse. Con todo, resultan muy creativos superando obstáculos y abriendo caminos impensados, por ejemplo, de la mano del textil, los plásticos y el papel. Aquí hay una joyería de arte contemporáneo muy buena.

En Portugal, aún en búsquedas más artísticas, se tiende a usar plata y oro de una forma distinta; el metal no es un problema. Pero como la joyería depende de lo que se quiera decir o crear, el material no es un impedimento sino un medio de expresión; no es con qué sino qué.

Es cierto que es incomparable la situación de Portugal y Argentina, pero en el contexto de Europa mi país está como al fin de la lista y nos vendría bien aprender a sacar ventaja de la crisis o de situaciones no muy favorables.

 

“Hay una comunidad grande de joyeros argentinos, con obras originales, coherentes a su identidad y con una personalidad fuerte… con una mirada artística que se refleja en la combinación y exploración de materiales diferentes y alternativos.”

 

_¿Proyectos?

_En este momento tengo la intención de seguir trabajando en Tincal, tratando de llevar todo el trabajo realizado hasta ahora más allá: un calendario regular de exposiciones y talleres, con énfasis en el Desafío. Eventualmente colaboraré con otras galerías para que puedan albergar esta exposición colectiva, como se dio este año. Paralelamente, seguiré trabajando en mi marca, desarrollando nuevas colecciones y colaborando con otras tiendas de Portugal y otros países.

También, podría ser ampliar el espacio para presentar más joyas, tal vez en uno directo a la calle y no en una galería, veremos…


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Entrevista a Juliana García Bello

Apuntes | Notas

El concepto es más innovador que la técnica


Entrevista a Juliana García Bello

Por Delia Alicia Piña

 

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Cuando hace diseño se siente más artista y cuando se asume como artista se percibe diseñadora. Aunque ese dilema resulta una equivalencia, Juliana García Bello admite que la balanza termina inclinándose hacia el arte.

Es más conocida como diseñadora que como joyera, pero desde chica le interesó la joyería. La estudió en Taller Eloi, donde hasta hoy participa de una clínica de obra que la llevó a exponer sus piezas en la reciente edición de Melting Point Valencia.

Curiosa por naturaleza, decidió enfocarse en el textil para poder investigar mejor y tener algún tipo de reflexión acerca de lo que hace. Y en lo que hace siempre hay una hebra y una aguja. Hizo suya la técnica de cestería selk’man, la del pueblo originario de la “isla” -como le gusta decir- a la que pertenece, Tierra del Fuego, y creó su propio método que aplica al cubrir objetos que se transforman en piezas de joyería contemporánea.

Austera, sustentable, reutiliza mucho material y prefiere que sus piezas salgan de una acción sencilla. Cree que “en conjunto se logran cosas mejores, como compartiendo conocimientos, promoviendo acciones cotidianas y reclamando otras más globales”.

Desde Arnhem, a 45 minutos de Amsterdam, cuenta por qué el tiempo dedicado a un objeto puede transformarlo en joya. Las piezas más grandes en las que trabaja y su decisión de regresar a la Argentina para seguir proyectando su obra.


_Se te conoce más como diseñadora de indumentaria que como joyera, sin embargo siempre estuviste relacionada con la joyería ¿Cuál fue tu intención con la joyería?

_Cuando terminé la carrera de Diseño de Indumentaria, al igual que ahora, siento que cuando hago diseño me siento más artista y cuando soy artista me siento diseñadora. A veces me dicen: pero vos sos diseñadora no artista, y me pregunto ¿cuál es la diferencia? Es que cuando hago cosas de diseño resultan tan chiquitas que al final termino haciendo una pieza accesorio. Siempre estoy ahí en el límite de un área u otra.

Toda la vida, me interesó la joyería. Creo que mi primer pinza me la regalaron a los 9 años y hacía lo que hace un montón de personas cuando son chicos: aritos con alambre doblados en curvitas y contracurvas que generan flores.

En 2013, para mi tesis de Diseño había hecho unas piezas tipo nido y como ya me inclinaba más hacia lo artístico decidí que eso podía transformarse en una pieza de joyería. Me di cuenta que esa pieza no era un textil en sí, aunque sus estrías eran parte de un textil, pero era un poco más grande, sin embargo no cubría tanto el cuerpo sino un pedazo…

Advertí que había un límite, que quería ver hacia dónde iba o extendía y me dije: voy a estudiar joyería. Siempre fui muy nerd para todo y al terminar la facultad me generó tal vacío que pensé ¿y ahora qué hago? Entonces, decidí estudiar joyería. Si bien al año siguiente de egresar me anoté en un posgrado, opté por joyería también, sobre todo, por la contención que me daba el taller al compartir el hacer y por la posibilidad de generar proyectos.

 

“Opté por joyería también, sobre todo, por la contención que me daba el taller al compartir el hacer y por la posibilidad de generar proyectos”.

 

_Estudiaste en Taller Eloi.

_Sí, arranqué en 2013 y estudié por dos años. Luego continué de manera intermitente, ya que reparto mi tiempo con el diseño de indumentaria. Soy de esas personas que necesita de dedicarse, no solo ir sin hacer porque si no pierdo el tiempo. Por eso, cada vez que voy a Eloi es porque estoy haciendo un proyecto que me demanda estar. Y fue en marzo del año pasado cuando fui a Argentina e hice un workshop con Gastón Rois, que Jimena Ríos me invitó a participar de manera online de la clínica de obra que lleva adelante.

Participé de ese taller de electroformado en un momento en el que venía cubriendo objetos. Desde hace tiempo que estoy trabajando con objetos viejos y me pareció que de alguna manera esa técnica tenía que ver con lo que quería hacer. Bueno, después como siempre, me terminó pasando que como todas las técnicas que se salen un poco del textil me parecen que no son para mí pero me gusta aprenderlas. No obstante, a partir de esa participación o invitación puse en común ese proyecto de cubrir objetos y sigo trabajando en eso.

Además de la conexión online, compartí una semana increíble en la que, entre paréntesis, hacía un año que no hablaba tanto en español y eso me generó una tranquilidad increíble, estar en la calle y saber qué está pasando todo el tiempo es muy reconfortante. En ese sentido, fue una experiencia de desconexión pero a la vez de conexión con algo de lo que más me gusta que es la joyería; y también de conexión por el acercamiento y el compartir con mis compañeras de la clínica.

 

“Todas las técnicas que se salen un poco del textil me parecen que no son para mí pero me gusta aprenderlas”.

 

Técnica propia

 

_¿Lo que hacés tiene que ver con la cestería o con el textil?

_Como soy muy curiosa y me gustan muchas cosas diferentes, en 2012 decidí que todo lo que iba a ser tenía que estar relacionado sólo con el textil, me impuse ese límite. Por momentos, lo que hago es cestería, como esos nidos que mencionaba hice en 2013.

Aprendí cestería con Margarita Maldonado, descendiente de los pueblos originarios de Tierra del Fuego, perteneciente a la cultura selk’man, con quien hice varios talleres y esa técnica quedó en mí. La técnica de cestería selk’man se parece mucho al punto festón, pero con una hebra de un pasto muy largo con la diferencia de que en el medio tiene un cabo de más. Y me enamoré de las cestería pero no soy selk’man. Entonces, si bien soy nacida y criada en la isla y me identifico con esa historia porque me la han transmitido, porque he caminado ese lugar al que pertenece, porque tengo amigos descendientes de selk’man, creo que es una técnica sagrada como para apropiármela. Por esto, comencé a generar técnicas propias a partir de esa técnica.

La primera cestería que hice fue simplemente para un tejido con ramas muy duras y busqué ese punto de flexión de la fibra, en el que otro puede pensar que es imposible de lograr porque puede quebrarse, un desafío complejo que pude lograr. Hago cestería todo el tiempo. Salgo a caminar por Arnhem, al borde del río Rin, al este de los Países Bajos, arrancó una rama y ya estoy haciendo algo como una pieza pequeña. Hice de todo, desde animales con hojas de palma de la casa de mi tía, es una técnica que me acompañó es lo mismo que el upcycling que está siempre presente en el hacer.

El anteaño pasado empecé a cubrir objetos con un hilo de lino súper resistente que encontré por acá y me recordó a la fibra de la cestería selk’man que también es muy resistente. Lo hice y repetí con esa fibra ultra mini mediante un punto que si bien tiene muchas similitudes con el selk’man, porque la acción para conseguirlo es la misma, no es igual porque está hecho con un hilo que requiere ser enhebrado con una aguja debido a que no puede hacerse con la mano simplemente. En fin, mi tejido deriva de una técnica de cestería ancestral propia del pueblo originario de mi isla natal; al estar hecho con un hilo no podría ser considerado como cestería.

 

“Decidí que todo lo que iba a ser tenía que estar relacionado sólo con el textil”.

 

_Estás cubriendo objetos con esta técnica derivada de la cestería selk’man, ¿por qué?

_Sí. Lo apliqué en la colección que llevé a Melting Point Valencia, se llama «Cuidar las memorias». Surgió cuando me mudé a Holanda con mi compañero, por entonces la familia de Alfred, un vecino que había fallecido, nos ofreció un montón de objetos, incluso casi toda la casa podría decirte: desde la máquina de coser, ropa, la plancha, agujas y, entre otras, un cajón tipográfico en los que tenía objetos raros como souvenirs, piedras, un masa de plastilina, de todo, era como una caja de recuerdos. La envolví, la traje a mi casa pero a los días uno de esos objetos se cayó y se rompió, y sentí que no había podido cuidarla… Pensé cómo repararlo sin que lo que hiciera no interfiriera en poder ver el objeto original, no quería usar un pegamento o costura. Y decidí hacerlo como lo haría una fueguina y, como tal, cubrí el objeto.

Es que de chica pertenecía el voluntariado de la Reserva Ecológica de Tierra del Fuego y hacíamos anillado de aves migratorias y también veíamos fósiles de la Patagonia. Me quedó ese recuerdo de que los objetos o tesoros a veces están en un lugar donde no se piensa que están; corrés una piedra y ahí hay una cosa mágica que viene de otro tiempo, otro mundo, por eso me nace proteger, cuidar, cubrir piezas u objetos cotidianos.

De esa manera, si alguien quiere ver ese objeto original no tiene más que cortar ese tejido. Y como prevención, como pensé que podían empezar a caer y romperse el resto de los objetos, los cubrí todos: otras piezas más portables, de bolsillo y hasta algunas de joyería que Alfred guardaba, como aros o un collar.

 

“Comencé a generar técnicas propias a partir de la técnica de cestería selk’man”.

 

_Estás cubriendo objetos con esta técnica derivada de la cestería selk’man, ¿por qué?

_Sí. Lo apliqué en la colección que llevé a Melting Point Valencia, se llama «Cuidar las memorias». Surgió cuando me mudé a Holanda con mi compañero, por entonces la familia de Alfred, un vecino que había fallecido, nos ofreció un montón de objetos, incluso casi toda la casa podría decirte: desde la máquina de coser, ropa, la plancha, agujas y, entre otras, un cajón tipográfico en los que tenía objetos raros como souvenirs, piedras, un masa de plastilina, de todo, era como una caja de recuerdos. La envolví, la traje a mi casa pero a los días uno de esos objetos se cayó y se rompió, y sentí que no había podido cuidarla… Pensé cómo repararlo sin que lo que hiciera no interfiriera en poder ver el objeto original, no quería usar un pegamento o costura. Y decidí hacerlo como lo haría una fueguina y, como tal, cubrí el objeto.

Es que de chica pertenecía el voluntariado de la Reserva Ecológica de Tierra del Fuego y hacíamos anillado de aves migratorias y también veíamos fósiles de la Patagonia. Me quedó ese recuerdo de que los objetos o tesoros a veces están en un lugar donde no se piensa que están; corrés una piedra y ahí hay una cosa mágica que viene de otro tiempo, otro mundo, por eso me nace proteger, cuidar, cubrir piezas u objetos cotidianos.

De esa manera, si alguien quiere ver ese objeto original no tiene más que cortar ese tejido. Y como prevención, como pensé que podían empezar a caer y romperse el resto de los objetos, los cubrí todos: otras piezas más portables, de bolsillo y hasta algunas de joyería que Alfred guardaba, como aros o un collar.

 

“Los objetos o tesoros a veces están en un lugar donde no se piensa que están”.

 

_¿Algunas piezas son de joyería y otras no?

_Desde hace tiempo advertí que una piedra o un amuleto también es una pieza de joyería. También, muchas piezas que en un inicio no son joyería luego se transforman en una pieza de joyería, como una piedra, un caracol. Alfred no lo guardó pensando que era una pieza de joyería la guardó porque era simplemente una piedra, aunque luego ese tesoro se transformó en joyería por el tiempo dedicado a cubrirlo. Por ejemplo, una de esas piezas, una piedra particularmente me acompañó durante un montón de viajes, porque la técnica de tejido para cubrirla lleva tanto tiempo que estuvo guardada en mi bolsillo hasta con la aguja; simplemente la sacaba, seguía cubriéndola un rato, la guardaba…, por eso siento que son todas piezas de joyería.

Algunas son piezas de joyería desde su origen, su esencia sigue siendo la misma y llegaron a mis manos como tal, no tuve que preguntarme cómo se ubica en el cuerpo; al aro podía haberlo prendido en el cuello de mi suéter pero seguiría siendo un pendiente por el registro que se tiene de este tipo de pieza, claro.

«Cuidar las memorias» incluye más de 60 piezas pero en Melting Point presenté cinco, esas que en su esencia eran piezas de joyería, porque creí que con ellas iba a resultar más clara la lectura de esas piezas. Es que es complejo entender que son piezas cubiertas, objetos de otra persona, que ahora forman parte de una colección de objetos… entendí que era mucha información por eso elegí mostrar esas piezas de joyería que Alfred guardó, que él pensaba que tenían una memoria en la joyería. Y las exhibí como invitada en «La belleza de la vida cotidiana», la muestra que curaron Rodrigo Acosta y Jimena Ríos.

“Desde hace tiempo advertí que una piedra o un amuleto también es una pieza de joyería. También, muchas piezas que en un inicio no son joyería luego se transforman en una pieza de joyería”.

_En general, ¿en las piezas de joyería que hacés también aplicás esa técnica derivada de la cestería?

_No, depende del proyecto. Cuando hago joyería o cualquier tipo de creación más artística trabajo con una técnica textil. Y ese límite, como mencionaba, lo marqué para poder tener una mejor investigación en el campo que trabajo y algún tipo de reflexión acerca de lo que hago. Y lo que hago es un tipo de cestería con hilo, con ramas.

Es que me interesan muchas cosas: las aves, los pueblos originarios, la antropología, la sociología, entre muchas cosas, pero me enfoqué en ser especialista en el textil. Ahora también estoy haciendo algunas piezas de joyería un poco más grandes que las muy pequeñas de «Cuidar las memorias», trabajo con prendas viejas y las cubro con una técnica parecida también derivada de la cestería que describí, varían un poco pero tienen un hilo conductor. Me gusta que algo de lo anterior que estaba haciendo siga conmigo porque siempre hay una reflexión que puedo continuar y sostener; me gusta repetirme porque genero una identidad; no hace falta estar haciendo cosas nuevas todo el tiempo porque finalmente soy esto.

No necesito hacerme la innovadora todo el tiempo sino que dentro de las posibilidades que tengo innovo y, a veces, el concepto es más innovador que la técnica, porque simplemente termino uniendo dos cosas que antes alguien no había unido y lo hago con una técnica ya usada; mi trabajo es muy artesanal por eso generalmente no hay mucha innovación; sí me repito mucho de manera intencional.

 

Con el tejido como eje

 

Respecto de otras obras, para responder a tu pregunta, recuerdo «Cascote abandonado», una serie que había cubierto con arcilla y luego con tela para después romperlas y así generaba piezas que resultaron una mezcla de materiales. Un trabajo de joyería que estaba en el borde de ser una obra performática.

Me gusta mucho jugar al límite o que el resultado esté al borde de ser o no ser algo que no se sabe cómo definirlo del todo. Creo que no definir, no definirme me da más apertura, al final podés jugar un poco más y eso me divierte.

Más que cestería, lo mío es el tejido y siempre me acompaña. Por momentos es más cestería por otros más el tejido en sí: cubro más con tejido, tejido sobre tejido; en mi trabajo, siempre hay una hebra y una aguja.

 

 

“Cuando hago joyería o cualquier tipo de creación más artística trabajo con una técnica textil”.

 

_¿Y tejidos metálicos?

_Nunca probé tejidos metálicos, quizás podría hacerlo, pero como soy un poco fundamentalista con lo que hago, siendo del Sur amo mucho la montaña y por eso me cuesta usar metal. Si lo uso es porque vienen de otras piezas, bronce de piezas que he guardado, por ejemplo; reutilizo mucho material; los pins derivan de otros pins.

La técnica la aprendí y me encanta. Sé muchas técnicas de joyería e indumentaria pero no las uso todas pero me sirven para entender cómo funcionan, cómo son los procesos y, sobre todo, me ayudan a desarrollar técnicas propias. En general, soy muy austera, me gusta que una pieza salga de una acción sencilla, sin tanta vuelta. Por eso, no probé con metal aún, porque siempre pienso qué tengo en casa y siempre es hilo, aguja y algo de tela; todo parte de algo de mi taller, de algo que estoy rodeada. Tal vez si estuviera más en Eloi me inspire y vuelva a soldar otra vez…

Sobre mi mesa encontré un aro de alpaca y me dije para qué voy a hacer uno si ya tengo. Arranco siempre de juntar junto muchas cosas y después veo que hago. Me gusta mucho la pieza única para la joyería, es algo que disfruto mucho, un lujo que no me permito tanto en indumentaria. Hago muy pocas piezas únicas en indumentaria, si bien por el textil terminan siendo únicas. En joyería, cada vez que cubro un objeto renace y cada vez lo hago de manera diferente porque parte de mi mano. Como mi forma de trabajar parte de mi mano, lo que hago cambia todo el tiempo; además, para no aburrirme hago pequeñas modificaciones en la técnica, así una pieza difiere de otra. La joyería me da más libertad jugar, me divierto más.

 

“Soy un poco fundamentalista con lo que hago, siendo del Sur amo mucho la montaña y por eso me cuesta usar metal”.

 

_¿Coleccionás muchas cosas?

_Junto muchas cosas no de todo, o sea, no junto cualquier cosa. Colecciono pequeños perros de porcelana, dedales, botones, piezas de joyería que encuentro tiradas en la calle, postales de montañas, patitos de bronce. Y con algunas de ellas se me ocurre hacer algo. Ahora estoy viendo qué hago con los perritos, como una pieza de joyería o una pieza más de arte no sé, algo que me dé ganas de hacer. Coleccionar me ayuda a visualizar objetos nuevos o a conectarme un poco con los objetos del pasado que me traen un montón de historias y me conectan conmigo, con mi historia y con otras que también me inspiran. Me gusta ver objetos que fueron de otras personas u objetos abandonados.

 

“Coleccionar me ayuda a visualizar objetos nuevos o a conectarme un poco con los objetos del pasado que me traen un montón de historias y me conectan conmigo, con mi historia y con otras que también me inspiran”.

 

_¿Tu eje siempre pasa por la reutilización creativa?

_Sí, eso es algo que me acompaña, que es parte de mi proceso creativo y que nace de mi familia. Esa creatividad se pone en marcha en cualquier tipo de cosa, desde cocinar o poner una planta en el patio o cerrar una cortina, todo se resuelve y se pone en práctica creativamente reutilizando cosas que ya no están en uso.

Me di cuenta que era parte de mi familia dar valor a eso que ya no está en uso. Yo lo hacía y pensaba que simplemente me había sido dado y no es algo heredado y es un gesto vital muy interesante que vale preservar. Es poder mirar con otros ojos cosas que quizás para algunos ya no tiene valor. Esa mirada familiar, resultado de pequeñas soluciones grabadas en la memoria, me moviliza a hacer. Poder pensar en todas las posibilidades de renacer algo me genera mucha apertura a nuevas cosas, a un nuevo universo.

Por ejemplo, los ganchitos metálicos que me sobraron de una cortina los convertí en ganchos con forma de patitos que pongo en algún mueble para colgar bolsas o trapo. Muchos me los ponderan o exclaman: qué lindo! y me encanta poder decirles que el patito sostenedor surgió de reutilizar un ganchito común y corriente con dos maniobras de despliegue; la tabla del escritorio de mi taller la rescaté de la basura; los lapiceros y contenedores están hechos con latas. Darle valor a cosas simples me encanta. Encontrar algo abre un mundo de posibilidades que surgen de observar que, en mi caso, es observar los materiales que tengo. Reutilizar es parte de mi forma de ser.

Ese conocimiento adquirido es el que me impulsó cuando empecé a hacer indumentaria en 2017, y lo mismo me pasó con la joyería. Cuando arranco, siempre comienzo con cero peso. Y puedo, por ejemplo, porque no hice más que pedirles a mis vecinos ropa en desuso; uno me regaló hilos, la máquina de coser de Alfred, entre otras. Ese hacer con poco, es un buen gesto para compartir con otros. No se necesitan tantas cosas u objetos como creatividad, la cual surge de observar el mundo o eso que tenemos.

 

“No se necesitan tantas cosas u objetos como creatividad, la cual surge de observar el mundo o eso que tenemos”.

 

_La creatividad no es poco.

_Es muchísimo, pero hay que tomarse el tiempo de observar. La creatividad se funda en la observación. Y en la escucha, por ejemplo, haber podido escuchar hablar de mi trabajo presentado en Melting Point me permitió disponer demás herramientas, palabras y reflexiones, y redescubrir métodos que los otros me ayudaron a rever. A veces te olvidás de lo que sos como resultado de cómo hacés. Y las observaciones y reflexiones sobre las obras te permiten poner en valor nuevamente lo que hacés, cómo rehacerlo, recrearlo o continuarlo.

Siempre pongo énfasis en que soy del Sur porque siento que es muy necesario para entender lo que hago: estuve 19 años viviendo una isla, me crié en una ciudad muy pequeña, y eso forma parte de mi identidad. Haberlo charlado con mis colegas en Melting y luego con mi compañero me hizo ver que mi forma de hacer es el resultado de lo que soy; mi hacer es inherente a lo que soy.

De ahí mi trabajo minucioso fruto de mi paciencia, de mi tiempo de meditación en lo que hago, de ejercicios que pueden tardar hasta un año, lo cual para otros más ansiosos es demasiado; vivir en una isla o aislada me llevó a ser más introspectiva. La internet de entonces me llegó a los 10 años; hablábamos por teléfono con mis abuelos y la familia del Norte tal vez cada quince días o un mes no todos los días como hoy. Había mucho más tiempo para hacer, pensar, meditar, para estar más tranquilos, nos veíamos con muchas menos personas, podía pasar toda una tarde mirando la playa juntar caracoles o piedras

“La creatividad se funda en la observación y en la escucha.”

_¿Regresás a la Argentina?

_Intento ir una vez al año pero a fines de éste me vuelvo a vivir al Sur. Estamos muy entusiasmados con volver a la isla, después de cuatro años en Holanda. Vinimos con mi compañero para participar de varios concursos, gané el Fashion Makes Sense Award, una competencia para jóvenes diseñadoras que trabajan en proyectos sostenibles, y también el Redress Design Award que supuso desarrollar una colección cápsula junto a The R Collective, una de las marcas de moda de upcycling más importante a nivel internacional.

Inicialmente iba a estudiar un máster y cuando fui al open day de la universidad de las artes me sorprendí porque mi título de la UBA tenía validez de máster por la cantidad de horas cátedra, ya que en general acá las carreras son de dos años y luego el máster; tenemos más años de academia y una mirada diferente acerca de lo que es el diseño.

Así que decidí a largo plazo estudiar en Argentina un doctorado no relacionado con la sustentabilidad o la moda sino con la antropología.

El Covid también nos obligó a quedarnos quietos aquí, a miles de kilómetros de la familia y los amigos en un lugar desconocido, fue difícil pero ya estábamos asentados en Arnhem, a 45 minutos de Amsterdam.

Ámsterdam es un lugar muy turístico con mucha gente, es una ciudad muy cara y para para vivir en esa sociedad uno tiene que dedicarle mucho tiempo al trabajo que no tiene ganas de hacer o para generar esa plata que es difícil de conseguir en Holanda, entonces preferimos un lugar un poco más pequeño para llegar con los gastos fijos ya que los dos trabajamos en el arte y es complejo vivir del arte. Arnhem es una ciudad que tiene un museo, una universidad de arte; está acá no más Bélgica, de Alemania y de Ámsterdam, claro; tiene un parque nacional dentro de la ciudad, de manera que te vas cinco cuadras y tenés un lugar donde sentarte y ver naturaleza, con vacas, ciervos y más, y nos conecta mucho. No es Buenos Aires tampoco Tierra del Fuego, es como vivir en Chascomús…

Pero por la distancia la inmediatez no es posible. Y nos interesa estar más cerca de la familia, compartir y plantar nuestro territorio y construir nuestros proyectos. Este es un momento para decidir dónde queremos estar, porque si seguimos avanzando acá después va a ser difícil moverse, mover estas máquinas de un lado para el otro, etc.… y si uno se afianza en un lugar es complejo desterrarse. Viví varias migraciones internas en Argentina y cuesta ir de un lado para otro.

Ya necesito tener el taller ubicado en un solo lugar y estar más cerca, por eso optamos por nuestra Tierra del Fuego. Estar en la isla nos conectará con lo que queremos para nuestra vida tranquila; la distancia es más posible a Buenos Aires, por ejemplo; acá todo es a miles de euros es una gran movida irse o ir y volver, porque cuando vas no todo está a tu disposición, es diferente cuando estás cerca en el cotidiano.

En nuestra experiencia, migrar tiene sus cosas positivas pero también negativas, somos migrantes y te consideran inmigrante aunque hables el idioma. Por eso ponemos en la balanza qué nos hace sentís mejor y qué peor, quizás desde el punto de vista económico es mejor estar acá, pero yo en Argentina igual vivía y trabajaba como profesora universitaria, fui muy privilegiada por tener trabajo del que podía vivir. Y sé que se puede en Argentina a pesar de las dificultades porque acá también tenés para juntar los euros para vivir todos los meses. Sé que en Argentina se está rasguñando las piedras para llegar a fin de mes pero, a veces, acá no tan distinto, muchos deciden meterse en producción metiendo productos en cajitas… eso no es lo mío. Tengo el privilegio de que en Argentina me quieren y yo también y podemos trabajar en conjunto en cosas que me son afines y eso acá cuesta un poco más.

En Holanda, la estructura de una empresa o de un artista es muy diferente; para los holandeses soy una artista no una diseñadora con una marca. Existen organizaciones que se encargan de alquilar ateliers, hay que acreditarlo con la inscripción en la cámara de comercio local y haber facturado como tal, entre otras condiciones; conseguimos un atelier con vidriera y casa, aún sin hablar el idioma, solo porque promueven la diversidad holandesa y ahí entramos. Por eso, en el centro de Arnhem, tenemos un espacio bastante grande con máquinas láser, mesa de corte y hasta probadores.

 

“Ya necesito tener el taller ubicado en un solo lugar y estar más cerca, por eso optamos por nuestra Tierra del Fuego. Estar en la isla nos conectará con lo que queremos para nuestra vida tranquila”.

 

_¿Te proponés proyectarte hacia la antropología y no a la sustentabilidad porque es difícil de sostener desde la moda, la joyería o en lo cotidiano?

_No, no es que no me quiera dedicar a la sustentabilidad. Es algo en lo que trabajo, pero es un camino que se recorre simplemente investigando, poniendo la mano en el hacer y trabajando, por eso no estudiaría algo más sobre sustentabilidad. Para eso prefiero meterme en una empresa de reciclado que voy a sacar mucho más info que yendo a una academia; podría tomar un curso de economía para entender la sustentabilidad… Para mi carrera profesional prefiero orientarme a la educación o la antropología que sí requieren de un espacio académico.

He ofrecido clases magistrales en algunas universidades y me doy cuenta que puedo hacer y demostrar una propuesta a partir de mi experiencia e investigación sin necesidad de la profundización académica de un máster. Me interesa la sustentabilidad desde el punto de vista práctico. Sueño con tener una fábrica de reciclado en el Sur, y me encantaría tener una escuela de diseño upcycling en la Patagonia.

Prefiero profundizar en la antropología, en determinados autores, como parte de un estudio me lleve más a leer.

 

“Me interesa la sustentabilidad desde el punto de vista práctico. Sueño con tener una fábrica de reciclado en el Sur, y me encantaría tener una escuela de diseño upcycling en la Patagonia”.

 

_De todos modos, así como en la reutilización artística que sostenés a diario con tu trabajo, ¿también ejercés la sustentabilidad en tu forma de vida?

_Sí, si, sin duda. Soy muy austera, no consumo absolutamente nada que no necesite en mi día a día. Intento trabajar todos los días de manera colectiva con todos los que me relaciono, comparto todo mi conocimiento; mis bitácoras están abiertas en la puerta de la ventana de mi casa.

Creo que las pequeñas acciones pueden hacer cosas grandes, pero se necesitan acciones políticas mucho más grandes, la sustentabilidad depende más de cambios a nivel global.

Acá, en Holanda me di cuenta que a veces uno se preocupa por una bolsa de basura mal tirada pero sin embargo hay fábricas que tiran millones de prendas y bolsas. Sí hace la diferencia pero en realidad la haría mucho más que el Estado le ponga los puntos a esas fábricas.

Soy una persona sustentable y, por lo que he visto, puedo afirmar que está dentro de la base de ser argentino: básicamente recuperamos la comida del día anterior, intentamos comer sano, generalmente cocinamos lo que comemos, no compramos una manzana envuelta en film en otro país; no tenemos la costumbre de ir al supermercado y comprar una bandeja de plástico con frutas cortadas o comidas elaboradas en Corea o en Pakistán y no les importa porque cuesta un euro; en general, tenemos una relación más cercana de los productos que consumimos; hasta la gente que piensa que no es sustentable en Argentina lo es mucho más que alguien que vive en Europa; quizás las crisis hicieron que el proceso de sustentabilidad de nuestro país vaya mucho más lento por las necesidades básicas insatisfechas de millones, pero tenemos hábitos y costumbres bastante más sanas que otros. Acá se requiere desaprender y, por suerte, en Argentina no aprendimos tanto algunas de estas cosas.

Yo tengo la ropa que uso de toda la vida, el suéter que me hizo mi madre, la remera que me regaló una vecina y me gusta llevarlas a en mi día a día; sostengo lo que pienso y digo con mi forma de ser.

Me gusta mi forma de ser, no quiero cambiarla porque siento que no me sumaría ser más consumista o formar parte de un capitalismo desmedido, sería más egoísta, no sería lo que soy.

 

“Intento pensar más en comunidad, en sociedad, y que en conjunto se logran cosas mejores, como compartiendo conocimientos, promoviendo acciones cotidianas y reclamando otras más globales”.


Entrevista a Marina Molinelli Wells y Celina Saubidet

Apuntes | Notas

Siempre estamos haciendo algo nuevo. Nos sobran ideas, nos falta tiempo


Entrevista a Marina Molinelli Wells 

y Celina  Saubidet

Por Delia Alicia Piña

 

Memorias-del-futuro-Cabinet-Óseo-Marina-Molinelli-Wells-Celina-Saubidet-entrevista-La-Joyería-de-Autor

Se empeñan en evitar que el hoy no pase a la memoria en el futuro, pero a sabiendas de que así será lo materializan, porque lo que ocurre, sobre todo, es el permanente daño que le causamos a la Tierra. Por eso se aferran a la naturaleza plasmándola de manera artística a través de huellas de seres vivos, la recrean en sus nuevos objetos de mesa, en sus clásicas joyas contemporáneas y en sensoriales e impactantes esculturas.

Lo último de Cabinet Óseo se estrenó el jueves último en la Casa de la Cultura del Fondo Nacional de las Artes, en pleno Barrio Parque. Sus hacedoras, Marina Molinelli Wells y Celina Saubidet cuentan cómo se dió el proceso de creación de «Memorias del futuro».

Se trata de una exhibición de joyas “amuletos para la preservación de las especies”, esculturas y objetos en una puesta en escena que incluye performances y homenajes, no solo a Victoria Ocampo, la dueña original de la casa donde exponen, sino de alguna manera al fundador de Volf, ya que intervienen al estilo Dalí una serie de cubiertos de los años 80.

Incluye obras site specific art, el lanzamiento de su prometedora línea home, una serie limitada de piezas contenedoras hechas con Paula Giecco de Finn Design y una nueva colección de joyería.

Un proyecto colaborativo que trabajaron durante más de tres años que ve hasta fines de mayo. Sus próximos pasos y la pretensión de internacionalizar Cabinet con la participación en ferias comerciales del exterior.


_¿Cómo surgió este proyecto?

Marina Molinelli Wells: _Surgió a partir de la muestra «Reinos»

cuando desde la Casa de la Cultura del Fondo Nacional de las Artes nos convocaron para marzo 2020, pero ya sabemos que hasta se canceló la vida para muchos… sin embargo, de alguna manera, la pandemia nos jugó a favor porque esa invitación se suspendió y nos permitió tener tiempo para trabajar en un nuevo proyecto que al momento de la invitación no teníamos resuelto.

En ese tiempo pandémico la escena de la vida comenzó a centrarse en la casa, y como otras firmas empezamos a trabajar en una idea que teníamos hace tiempo: hacer objetos para el hogar.

Encerradas, ese inicio fue muy difícil porque era un universo que no conocíamos, pero finalmente lo logramos. Nosotras queríamos trabajar con cubiertos y, en particular, de acero inoxidable que es un material apto para llevar la comida a la boca. Comenzamos con cubiertos que adquirimos en los bazares del barrio de Boedo y empezamos a cortar para poder soldar con partes de piezas nuestras. Nos sentíamos un poco traicioneras por andar cortando y pegando cubiertos ajenos tal vez porque no parecía una práctica muy sostenible, pero era buena para probar nuestra idea no tanto una manera de desarrollar.

Y  tuvimos mucha suerte porque la bartender Mona Gallosi nos recomendó y contactamos a Leandro Vainberg, bisnieto del fundador de Volf, Moisés Perel, quien nos ofreció un lote de cubiertos que tenía guardados en el depósito que había fabricado su abuelo y su papá como parte de la última tanda de producción en Argentina en década de los 80, que era renuente de vender porque tenía un valor especial, emocional, de manera que su donación fue gloriosa.

Así empezamos a usar estos cubiertos de época, que tienen otra escala, otro peso, otro valor, sobre los que cortamos y soldamos para piezas únicas, con diseño, en una cruza quimérica de Cabinet Óseo y Volf, una muestra de lo que se desarrolla y que exhibimos en «Memorias del futuro». Es un proyecto colaborativo con diversos artistas y artesanos para la terminación, como un pulidor de acero.

 

“«Memorias del futuro» es un proyecto colaborativo con diversos artistas y artesanos”.

 

_ ¿Tienen cierto estilo Dalí?

Celina Saubidet: _Lejos de compararnos con tremendo artista, sí son cubiertos surrealistas, con diseño, medio locos, una mezcla de objetos propios de los Locos Adams y The Crown, a la vez.

Van a hacer ofrecidos a pedido, para lo cual nos estamos reorganizando. Nos interesa tener control sobre la producción, y esta implica otro formato, otras maquinarias, otro know how, en particular, de las terminaciones, y está bueno trabajar para tenerlas en nuestras manos. Los detalles son importantes y hacen a la calidad de la pieza, y en eso estamos.

 

“Nos interesa tener control sobre la producción… Los detalles son importantes y hacen a la calidad de la pieza.”

 

_Además de las piezas del hogar, como los cubiertos, ¿qué otras hay?

M. M. W.: _Hay muchas esculturas en pequeño formato para la casa, objetos que pueden convivir en un living o sobre una mesa o arriba de un estante.

C. S.: _También presentamos fuentes y otros objetos antiguos provenientes de anticuarios o mercados de pulgas que intervenimos con elementos propios de Cabinet Óseo, como copias de seres de los reinos animal y vegetal, con las que hacemos piezas en metal que aplicamos en esos objetos con distintos procesos.

 

“Con copias de seres de los reinos animal y vegetal hacemos piezas en metal que aplicamos en esos objetos con distintos procesos.”

 

_La puesta es en la casa que Victoria Ocampo tenía en Barrio Parque, un lugar con mucha historia arquitectónica y literaria, declarado monumento histórico nacional el año pasado.

M. M. W.: _Sí, es en esta joya maravillosa, hoy sede del Fondo Nacional de las Artes, ubicada en Rufino de Elizalde 2831, donde usualmente no se ven muestras de artistas, por lo que fue todo un desafío. La planta baja es una especie de cubo blanco con luces, como el que estamos acostumbrados a ver, pero arriba se encuentra el primer piso de lo que fue la casa, el cual también intervenimos.

Es un recorrido que empieza en el jardín y terraza de la casa, donde se ven grandes esculturas inspiradas en líquenes y cochayuyos hechas con latas recicladas, siguen otras pegadas en las paredes del exterior, hall e interior de esa de galería más estándar, otras muy singulares con luz y sonido y, al subir al primer piso, es como si entraras a la casa. Es la primera vez que esta zona de la casa se interviene y allí instalamos una gran mesa lista con objetos y esos cubiertos puestos como en un banquete, el Banquete Óseo.

C. S.: _La mayoría de las obras son site specific art porque se instalan especialmente adaptadas para y en esa casa. Esta muestra se divide como en tres grandes temas.

Por un lado, está esa mesa puesta a partir de la mencionada colaboración de la firma Volf que está acompañada de una performance que simula una conversación epistolar que mantuvieron dos escritoras tan potentes como Virginia Woolf y Victoria Ocampo, la cual se estrenó durante la inauguración -el jueves último- y repetirá los fines de semana. Ambos personajes, representados por dos actrices en colaboración con dramaturgas, fueron vestidas por la diseñadora Nikole Tursi -especializada en sombreros y tocados, hoy cursa una beca de la Unesco en Londres, entidad que curiosamente tiene sede en la otra casa de Victoria Ocampo- inspirada en las esculturas que presentamos en «Memorias…».

 

Obras site specific art

 

Por otro lado, están esas esculturas de exterior hechas con latas de aluminio que son una emulación de líquenes y cochayuyos. Estas últimas son algas ricas en yodo que crecen en las piedras en el Pacífico Sur, de cuya forma me enamoré, y tienen como unos pelos que pueden llegar a medir hasta 15 metros de largo que se enraizan en las rocas, se mueven con el oleaje, son recogidos por los pescadores y terminan como ingrediente principal de la cocina chilena.

Cual recuperadoras urbanas juntamos latas de gaseosas y cervezas y las trabajamos con un grupo de adolescentes madres pertenecientes a la Fundación Kaleidos de Argentina que junto con Children Action acompañan a adolescentes madres y padres con derechos vulnerados y a sus hijas e hijos, a partir de un abordaje integral e interdisciplinario y alineado con sus derechos y género. Como parte de ese enfoque, las contratamos para realizar el proceso previo que había que hacerle a las latas para después poder utilizarlas como materia prima de las esculturas. Así procesamos las 4000 latas requeridas para hacer la obra.

M. M. W.: _Cabinet Óseo funciona como un ser de dos cabezas y muchas veces la propuesta de una no convence mucho pero nos bancamos. Si bien podíamos haberlo resuelto con un mayorista de aluminio, me pareció súper interesante la propuesta de Celi de sumar un trabajo colaborativo más, porque también de eso se trata nuestro proyecto y porque además la intervención de esas chicas mamás fue súper enriquecedora para nosotras al ver lo que disparó en ellas este trabajo manual y el tiempo de proceso que implica -en su generación del todo ya! y de la supremacía del celular- y, sobre todo, por la proyección laboral que de alguna manera se dio en algunas de ellas. Por esto, pensamos organizar una jornada para compartir las experiencias vividas en ese proceso de trabajo.

Además, se sabe que hay muchos oficios en extinción, como el de pulidor, por ejemplo; sin embargo, muchos creativos buscan equipos para realizar tareas sencillas en materiales para preparar materias primas, como lo que hicimos con las latas; hay una posibilidad de bolsa de trabajo que podría abrirse. Por esto, quedó latente la inquietud de continuar de alguna manera.

“Trabajamos con un grupo de adolescentes madres… para realizar el proceso previo que había que hacerle a las latas para después poder utilizarlas como materia prima de las esculturas. Así procesamos 4000 latas”.

_¿Cuál es el tercer espacio?

C. S.: _El tercer espacio es el instalado en la entrada, en una de las paredes contiguas a la emblemática escalera. Es un mural realizado con 800 piezas de huellas de seres vivos sobre arcilla, hecho también con colaboración de un grupo de adolescentes, con la intención de sacarlo del “estado de pantalla” y para acercarlo al tiempo de hacer con la materia…. De esta manera, Cabinet Óseo se extiende y abarca a muchos otras personas que colaboraron para que fueran posibles las obras que presentamos hoy.

Se suman unas esculturas similares a las del tipo filigranas de «Reinos», de mayor tamaño, hechas en acero inoxidable, que se presentan en tres instalaciones con proyecciones de videos, con sonidos y luces que juegan con sus sombras y hasta tienen un aroma especial, todo en un ambiente muy sensorial.

Una propuesta con tres instancias, bastante diferentes, que hablan de la naturaleza: de cómo es importante darnos cuenta que nosotros formamos parte de ella y que somos responsables del cuidado; conscientes de que hay seres que pueden extinguirse si no hacemos algo para cuidar el planeta… En la naturaleza todo es colectivo, por eso tenemos que apuntar a lo colectivo para la transformación, y trabajar en equipo, promover y generar un trabajo colaborativo es imprescindible.

Es que este es un proyecto megalómano, a lo grande, que implicó mucha mano de obra o mucho trabajo colaborativo, como decíamos, con un costado romántico, si se quiere, que supuso de dar y darnos una nueva oportunidad a reutilizar un material, con un resultado espectacular.

 

“En la naturaleza todo es colectivo, por eso tenemos que apuntar a lo colectivo para la transformación, y trabajar en equipo, promover y generar un trabajo colaborativo es imprescindible”

 

_¿Qué técnicas aplican en estas obras?

C. S.: _En la obra a partir de latas de aluminio -en la cual no se distingue que se usaron latas-, el proceso consistió en coser el aluminio al calor de un soplete, se cortaron los bordes para obtener como folios o módulos que se usaron de una manera para la representación de los líquenes y de otra para los cochayuyos. Para realizarlos creamos un montón de herramientas para estrujarlos, en un caso, y unos rodillos para rayar esa chapa con el fin de obtener un efecto de plegado, en el caso de los cochayuyos. Un trabajo artesanal que rondó entre el de un sastre y un joyero, y que implicó, entre otras, forrar una estructura; todo en una labor que supuso mucha precisión.

En los cubiertos aplicamos las mismas técnicas de corte y soldadura habituales pero en vez de con gas lo hicimos con oxígeno que es más preciso y durable para el acero inoxidable.

 

A esto se suma una sala en la planta baja en la que se exhibirá el clásico corazón Cabinet en resina verde, en un gran tamaño y transiluminado, como un guiño a la campaña del pañuelo verde popularizado en 2018 a la que nos sumamos y también es una clara referencia a la madre naturaleza a su corazón o cuerpo que es necesario proteger desde un punto de vista verde o sustentable, en una puesta con multiplicidad de conceptos e interpretaciones.

“Creamos un montón de herramientas… Un trabajo artesanal que rondó entre el de un sastre y un joyero… una labor que supuso mucha precisión; en los cubiertos aplicamos técnicas de corte y soldadura oxígeno.”

_¿Hay nuevas piezas de joyería contemporánea?

C. S.: _En el mismo ambiente donde está la mesa hay un mueble intervenido con joyas contemporáneas a las que llamamos: amuletos para la preservación de las especies. Son copias fieles de distintos elementos encontrados en la naturaleza y buscados particularmente, como una semilla de tipa, un cráneo de ratón, una tenaza de cangrejo y un caracol, entre otros, para colgantes.

 

Proyecto colaborativo

 

Asimismo, estamos presentando otra colaboración con Paula Gieco, de Finn, que se ve en un mueble que pretendimos sea como un dressoire de Victoria Ocampo, con tres elementos simbólicos que la caracterizaron: un estuche de anteojos hecho acrílico por Paula más un aplique de Cabinet Óseo, un joyero también en acrílico Finn con los herrajes de apertura de Cabinet y una cigarrera realizada de igual modo con los mismos aportes.

Un trabajo pensado y definido entre las tres, en el que cada una hizo su propuesta, como un sistema de herraje, una bisagra sencilla que permitió desplegar no solo abrir y cerrar, que sumó y mucho.

M. M. W.: _Es un mix de piezas de joyería propia y otras. La intención es recrear ese espíritu ecléctico de Victoria Ocampo que en esa casa supo fundar la revista Sur y reunir a distintas personas protagonistas del ámbito cultural de entonces. De igual modo tratamos de relacionarlos con artistas, una vestuarista, joyera, un pulidor especializado, artesanas potenciales, diseñadores de alfombras -porque también incluimos obras de El Espartano-. El leit motiv de la muestra es el trabajo colaborativo.

Además de los contenedores hechos en conjunto con Finn, en un claro homenaje al lugar de Victoria que hoy nos recibe, hay piezas de joyería nuevas.

Son piezas amuletos para la conservación de especies, como destacaba Celi. Por ejemplo, una suerte de cofrecito en forma de bellota ahora con la cantidad de giro necesaria, una flor de ceibo, la tipa o esa semilla que gira cual helicóptero cuando cae, un dije cabeza de ratón y otro con huesos del pie humano, una pinza de cangrejo; en fin un poco de todas las especies. Se suman anillos, algunos utilizando estas mismas piezas;  una gargantilla nueva con cuentas de algarrobas y de espárragos, y mucho más.

 

“Lo nuevo son joyas contemporáneas a las que llamamos: amuletos para la preservación de las especies… el leit motiv de la muestra es el trabajo colaborativo”.

 

_¿Seguirán trabajando en la línea hogar y sumando piezas de joyería?

M. M. W.: _Este año pretendemos retomar el proyecto de internacionalizar la marca. Por eso aspiramos a poder participar del salón Maison & Object, con una mesa similar a la que presentamos ahora en la Casa de la Cultura del Fondo, con nuestros cubiertos, pinchos, bombillas y mates, entre otros, junto con una colección de piezas de joyería y objetos intervenidos.

 

“Este año pretendemos retomar el proyecto de internacionalizar la marca.”

 

_¿Por qué «Memorias del futuro»?

M. M. W.: _Es un juego de palabras porque si bien mostramos nuestro presente, cuando decimos «Memorias del futuro» también evocamos la idea de que las cosas que hoy están, posiblemente se transformen y pasen a la  memoria en un futuro próximo. Esto se dió con las huellas fósiles o de más de la mitad de los corales de los océanos que están muertos desde hace 30 o 50 años, lo cual es algo que no se habla. Es decir, estamos hablando de todas esas cosas que trataremos de evitar que lleguen a ser memoria en un futuro.

Un poco de todo esto es esta muestra, resumida en ese título que, por un lado, hace referencia al presente y, por otro, al futuro porque quiere ser un llamado a ser conscientes de que todo lo que estamos haciendo ahora y que venimos haciendo los últimos 50 años tiene un nivel de daño tal en la naturaleza, que si no empezamos a cambiar la actitud va a empeorar, va a ser un gran desastre mucho más pronto de lo que nos imaginamos.

«Memorias…» durará un mes y tenemos la ilusión de que como «Reinos» dure más… Es que no se imaginan lo que hicimos en esta casa, es un espacio con mucho potencial, que puede visitarse hasta el 28 de mayo, de jueves a domingos de 14 a 19, con entrada gratuita. Habrá activaciones los domingos de este mes: la performance de las actrices que señalamos, otra musical de Axel Krygier -que vimos el último domingo-; la participación de integrantes del coro del Teatro Colón; una jornada de lectura de cuentos de autores que publicaron en la revista Sur y otros, y hasta un músico que “hace cantar a las plantas” mediante un dispositivo que convierte los biorritmos de las plantas en sonidos musicales.

Se trata de Javier Medialdea que este sábado, a las 16, realizará una experiencia sonora en base a señales bio eléctricas entregadas por plantas y sintetizadas en tiempo real por instrumentos. Será una experiencia de improvisación a partir de la información que brinden las plantas seleccionadas en ese momento.

 

“Evocamos la idea de que las cosas que hoy están, posiblemente se transformen y pasen a la  memoria en un futuro próximo… Estamos hablando de todas esas cosas que trataremos de evitar que lleguen a ser memoria en un futuro.”

 

_Un proyecto que les llevó años.

M. M. W.: _Sí, porque como mencionábamos arrancamos a poco de «Reinos». Pero siempre estamos haciendo algo nuevo, tenemos un montón de piezas creadas, decenas de cubiertos y piezas para servir de la línea home que estrenamos ahora y que las venimos pergeñando hace rato. Presentamos aproximadamente una docena de joyas. Nos sobran ideas sólo que no nos alcanza el tiempo. No paramos de idear y proyectar. Siempre estamos en un plan nuevo, aunque no sepamos cómo y dónde mostrarlo, porque siempre estas muestras y puestas en escena comunican, definen y terminan de resolver la obra.

 

“Siempre estamos haciendo algo nuevo, tenemos un montón de piezas creadas, decenas de cubiertos y piezas para servir de la línea home que estrenamos ahora y que las venimos pergeñando hace rato. Presentamos aproximadamente una docena de joyas. Nos sobran ideas sólo que no nos alcanza el tiempo. No paramos de idear y proyectar.”

 

_¿El próximo?

C. S.: _Tenemos mucho por hacer con «Memorias…» todavía, porque veremos en qué deriva o a qué nos lleva. Y sin duda, a continuación, seguiremos haciendo crecer a Cabinet Óseo. En particular, reiteramos, pretendemos hacer expandir la firma en el exterior.


Entrevista a Mabel Pena

Apuntes | Notas

Trato de generar conciencia resignificando el material para transmitir un mensaje


Entrevista a Mabel Pena

Por Delia Alicia Piña

 

Es la única latinoamericana elegida por la Loewe Foundation Craft Prize para la muestra que mes próximo expondrá en The Noguchi Museum, en Brooklyn.

Mabel Pena es otra de las maestras referentes de la joyería local. Escenógrafa, vestuarista, fotógrafa y también joyera especializada en la técnica de la cera perdida y, sobre todo, en la recuperación de bolsas arrojadas al Delta para convertirlas en piezas únicas.

Su interés por reciclar la llevó a manipular polietileno, que transforma sometiéndolo a determinados tratamientos con base en el calor. Hoy suma otras materialidades como el cemento y la resina y, a largo plazo, proyecta innovar con residuos tecnológicos, sonidos y hasta luces. “Me gusta cambiar, soy más ecléctica, procuro reunir o conciliar materiales y proyectos diversos”, dice.

Cómo es «Humedales», la colección con que fue distinguida. El remo, las experiencias que la inspiran y su fascinación por el río. Las clases que desde hace 20 años ofrece en su taller Km. 0 y los proyectos en los que trabaja en forma simultánea.


_Trabajaste mucho como vestuarista y escenógrafa.

_Sí muchísimo. Empecé estudiando en la escuela técnica Fernando Fader con orientación en Diseño de Artesanías Aplicadas a la Industria, donde comencé joyería en el Taller de Metales. Por eso, la elección de mi trabajo dentro del rubro artesanías por parte de Fundación Loewe me conmueve porque me remite a mis comienzos en artesanías aplicadas; esa selección es como cerrar o coronar esa vuelta que me permitió la vida.

Luego de la Fader empecé a estudiar escenografía en la Escuela de Gastón Breyer, seguí con Saulo Benavente y continué con Graciela Galán. Trabajé en varias obras, como “Boda Blanca” también haciendo la utilería en todo tipo de objetos. Participé del movimiento de resistencia cultural “Danza Abierta” y en la ópera “Manon”, entre otras. Después me desempeñé sola como escenógrafa en cine, pero el teatro fue lo más, me encanta porque es más abarcativo, todas las artes se unen y complementan.

 

“La elección de mi trabajo dentro del rubro artesanías por parte de Fundación Loewe me conmueve porque me remite a mis comienzos en artesanías aplicadas.”

 

_¿Qué habilidades artísticas o mirada te dieron la escenografía y el vestuario que hoy aplicás?

_El manejo del espacio y lo aplico a la joyería. Planteo la joya como un espacio de arte, como un territorio por ocupar y me interesa que pueda verse desde distintos puntos de vista, lo cual puede generar diferentes formas, tal como se da en el teatro que hacés una apuesta de luces, como la vital o la lateral, que dan lugar a diferentes formas. En un ensayo de teatro, por ejemplo, tanto el escenógrafo como el vestuarista están en los detalles y observan la puesta desde distintos lugares. Esto lo aplico también a la fotografía, ya que apunto y me paro con el lente desde distintos punto de vista, y esas imágenes inspiradoras terminan plasmándose de alguna manera en la joyería.

Así, la joya no es un plano en el que trabajo sino que obviamente supone más dimensiones. De esta manera, la joya pasa a ser un ámbito escénico que trabajo desde lo visual. Y como en el teatro, en la joyería ese ámbito escénico es un proyecto conceptual no una simple decoración; en ambas disciplinas se maneja la luz y el color según una idea o concepto.

 

“Planteo la joya como un espacio de arte, como un territorio por ocupar.”

 

_¿La joyería fue un desprendimiento de tu trabajo como escenógrafa?

_Después de mucho hacer teatro, mientras en paralelo hacía diversos talleres, como de vidrio, sentí que el teatro ya era muy inestable para mí porque estaba trabajando en tres obras a la vez, por ejemplo, y después tenía un silencio o parate de tres meses…

Entonces como había hecho Grabado quise volver al metal y busqué a Aschian Sarquis, con quien estudié muchos años. Un gran maestro que siempre recibió mis propuestas, mis ideas no tan tradicionales, mis dibujos y me orientó y capacitó muchísimo. Luego estudié con el maestro orfebre Alfredo Garavaglia con quien me especialicé en la técnica de la cera perdida y eso me abrió un universo creativo buenísimo; y ya no solo creo con metal sino también madera, acrílico y plásticos desechados. Con todo este bagaje hoy trabajo los espacios, el volumen y las texturas.

 

“Ya no solo creo con metal sino también madera, acrílico y plásticos desechados. Con todo este bagaje hoy trabajo los espacios, el volumen y las texturas.”

 

Decisión por reciclar

 

_¿Cómo se dió ese pase del metal a los plásticos y por qué?

_Primero empecé a trabajar con la plata, luego en cobre porque me interesaba incorporar color a través de sus oxidaciones, seguí con acrílicos y maderas, como mencionaba; siempre fue metal y algo más.

A los plásticos llegué por la decisión de reciclar materiales y tienen la interesante característica que se transforman y no lo podés manejar hasta que te das cuenta cómo da o cuáles son las posibilidades que ofrece sometiéndolo a determinados tratamientos, como el calor. Estos procesos son muy cautivantes porque generan un movimiento interesantísimo y, según su densidad o elementos que lo componen, resultan de diferentes maneras; una cosa es el PET, otra el polietileno y distinto es también el polipropileno.

Trabajé mucho con las tapitas de gaseosas y bebidas que la Fundación Garraham procesa en pellets o confites de 5mm e hice una colección trabajada con calor.

En general, uso bolsas de polietileno y ahora con filamentos termoplásticos 3D, algunos están hechos con elementos naturales como almidón de maíz o raíces, entre otras. Pero comúnmente utilizo bolsas de polietileno que lamentablemente se siguen haciendo y que terminan, entre otros lugares, el lecho del río, se observan cuando baja el agua y las saco cuando voy remando por el Delta; es impresionante la cantidad que se tira. También busco bolsas de colores que entregan al comprar comida. Voy juntando para recuperar y transformar.

Con esto se puede hacer un montón, es sabido que rellenado botellas con bolsas y plástico se pueden hacer ladrillos que sirven para la construcción. Y la joyería es otra una gran alternativa.

Me manejo con el color de las bolsas recuperadas aunque no dejo de indagar cómo darles un tono como lo hago con los filamentos 3D, que según necesito tiño con tinturas al alcohol en un proceso pictórico que lleva bastante tiempo.

 

“A los plásticos llegué por la decisión de reciclar materiales y tienen la interesante característica que se transforman.”

 

_Así generás tramas, nuevos textiles.

_Sí, en este caso para representar los arrecifes de los humedales. Ahora estoy haciendo foco en las ramas a partir de bolsas tratadas, que desmecho, genero hilos y también diversas formas con apariencia de papel.

Son tramas que voy dibujando con calor y lo paso a tres dimensiones. Hago un bastante trabajo de campo a partir de la fotografía y la contemplación, para ir al detalle de lo mucho que encuentro y observo en el Tigre cuando por ejemplo brota la humedad y salen unos hongos tremendos. Mi entorno o ámbito escenográfico es el Delta, a partir del cual construyo.

Me gusta profundizar en el detalle y llevarlo a otra escala, a una escala mayor y de paso me doy el gusto que en teatro me complicaba por la logística. No obstante, también pasé a la joyería, como muchos, por una cuestión de escala. En joyería, con poco puedes hacer mucho. Con tres herramientas hacés una pieza, aunque reconozco mi debilidad por estar bien equipada.

Y en ese hacer, sigo con metales, más bien retomé bastante en este tiempo, en mix con filamentos plásticos, también con resina, rafia natural y cemento que simula las piedras de las estacadas que se instalan a la vera del río en Tigre para contenerlo. Con el cemento, creo piedras para una composición de esas orillas ribereñas en las que estoy indagando a partir de fotografías, para reflejar ese urbano que entra en el río con sus connotaciones positivas y negativas. Hay piezas que muestran el humedal virgen, frondoso y con color, y otros descoloridos, pálido, de aspecto seco por el paso destructor del hombre.

En este proyecto sumo piedras, resina, filamentos plásticos y metal. Lo que más me gusta de la joyería contemporánea es la variedad de materiales con que puedo trabajar.

“Lo que más me gusta de la joyería contemporánea es la variedad de materiales con que puedo trabajar”.

_¿Qué te llevó a este tema?

_Estar en el río me fue llevando a un trabajo que busca llamar la atención sobre la necesidad de cuidar el medioambiente en el que vivimos. Me encanta estar en el Delta y remar en el río; el cambio de paisaje que se da cuando estoy navegando por allí es espectacular, aunque lamentablemente la sequía está causando estragos en la zona.

Me encanta también la ciudad en la que vivo, pero también me gusta el contraste de los fines de semana en la naturaleza casi salvaje. Y quise llevar ese paisaje a mi obra de manera más conceptual. Mi trabajo siempre fue bastante orgánico, ahora quizás me llegó el momento de que sea más reflexivo.

Del encantamiento inicial con el metal y las posibilidades visuales que ofrece, después de muchos años de trabajo y de probar diversas materialidades con distintos propósitos, hoy me interesa que mis piezas tengan un mensaje claro. Por eso, decidí comenzar a indagar en el Delta que tanto me atrae y surgió la colección que llevaba su nombre. Ahora  profundizo en los humedales en una investigación que también derivó una colección del mismo nombre. Es un ecosistema muy castigado por la mano del hombre, que interviene destruyéndolo con incendios, por ejemplo; esto también trato de reflejarlo con la incorporación de otros colores más encendidos, valga la alusión. De esta manera, convierto mi preocupación en ocuparme de transmitir mi mensaje de alerta, si se quiere, un llamado de atención a través de la joyería. Si bien hay otra consciencia y muchos grupos y organizaciones luchan por preservar y cuidar, también hay muchas manos interesadas dañinas que no frenan ni se las frena. El desmonte y la intervención de los humedales es un tema de actualidad que debiera estar más en agenda y resolverse. Es precisa la tan vapuleada Ley de humedales que preserve el Delta, entre otras medidas.

Basta con ver lo que pasa con el río Corriente, en la provincia de Corrientes, que está casi seco, en el que los animales corren desesperados en la poca agua que hay, también huyendo de los incendios, y donde también mueren miles y miles de peces, o el cauce del río Miriñay atravesado por terraplenes arroceros que lo terminan por secar. Un deterioro que se acelera, si bien con las redes sociales estamos más informados y es tan evidente que estamos más atentos, hay que dar un paso más porque es un espanto.

 

Toma de consciencia

 

Desde mi lugar trato de generar conciencia resignificando material de desecho para transmitir un mensaje a través de una pieza de joyería, en un proceso que se completa con el sujeto portante que adhiere al mensaje.

Estoy muy interesada en seguir transitando este camino y continuar con ente trabajo sumando puntos de vista, como con las estacadas que de alguna manera muestran como el cemento de la ciudad se instala en la naturaleza del río o del Delta y viceversa cómo plantas autóctonas de los humedales ya son moneda corriente en locales de venta en la ciudad, y este es un ida y vuelta interesante que invita a seguir reflexionando e indagando.

Y me gusta mucho expresarme a través de piezas, como los collares que me encantan porque tengo más espacio así como los broches que se consideran los objetos más neutros, susceptibles de ser usados en cualquier parte no solo en las convencionales.

Como verás mi obra no es minimalista sino todo lo contrario, para mí más es más y la exuberancia de la naturaleza suma aún más a este concepto; tal vez soy minimalista al vestir, porque tal vez es una opción inconsciente que me permite lucir más las piezas de joyería contemporánea.

De alguna manera, la joyería es un paliativo que contribuye a una toma de conciencia para cuidar el medio ambiente. Y esta premisa se establece de manera directa: quien lleva puesta una pieza del tipo que describía o con un mensaje como el que planteaba lo apoya claramente sea donde fuere o donde esté, la bajada es muy directa y la llegada es total, es una vidriera móvil muy interesante, que me interesa aprovechar, sobre todo, con este mensaje.

No es que la joyería contemporánea debe dar un mensaje, es como la indumentaria o cualquier otro lenguaje no es obligatorio, pero para mí está bueno que se plantee, y busco dar ese mensaje a través de mis piezas.

 

“Quise llevar ese paisaje a mi obra de manera más conceptual. Mi trabajo siempre fue bastante orgánico, ahora quizás me llegó el momento de que sea más reflexivo.”

 

_Te gusta navegar.

_Me encanta navegar en bote de madera remo por el Delta. Si bien no soy deportista, me fascinan las experiencias por eso además de esta práctica también hice buceo. Mi bautismo fue en Playa Girón y resultó alucinante, entré caminando y comencé a  sumergirme en un mundo fantástico, que revelé a través de la fotografía que también me gusta mucho como ya dije. Los colores que descubrí, las texturas a que me llevaron, el movimiento sugerente, las características del fondo marino y el atractivo de los peces hicieron que se convirtiera en una experiencia extraordinaria. Y a esto se sumó, para no variar, la mano del hombre con un barco hundido oxidado invadido por la fauna y flora marina impresionantes. Si esto fuera todo sería pasable, pero como sabemos hay más que contamina, como una red de cables submarinos que alimentan internet, además de las tremendas islas de plásticos movibles, a los que se suma la goma de miles de ojotas, mucho telgopor y otros desechos  turísticos. Un mundo increíble. Y aunque tenemos más información de lo que pasa, reitero, de lo que hacemos y de las consecuencias de nuestros  actos, no paramos.

 

“Intento no dar ninguna relevancia al material o a una técnica determinada, solo trato de adaptar cada material a la narrativa y al discurso del momento.”

 

Experiencias creativas

 

_¿Esa conexión, no obstante, tiene un lado positivo por la mayor interrelación de los actores o protagonistas de la joyería contemporánea?

_Sin duda y eso está bueno. Por eso, ir a Nueva York a la presentación de la muestra de los artistas artesanos seleccionados por la Fundación Loewe, del 17 de mayo al 18 de junio, es una oportunidad de ver, conocer y relacionarme con propuestas que se generan en distintos lugares del mundo: Japón, Francia, Estados Unidos, Nigeria, China, Corea, Australia, España, Dinamarca, Reino Unido, India, Bélgica y honrada de ser la única de Latinoamérica. Hay varios proyectos asiáticos y me entusiasma ver su trabajo porque tienen un manejo del tiempo de la técnica impresionante; imagino que no tienen esa ansiedad de terminar sus piezas por eso resultan con una perfección sorprendente, por eso querría verlo y corroborarlo.

Y estoy armando una agenda con otras propuestas que espero sea una apertura de nuevos caminos interesantes.

“Resulté una de las 30 artistas finalistas seccionadas por la Fundación Loewe. Fue una sorpresa, ya me siento premiada al ser finalista.”

_¿Qué presentaste en Loewe Foundation Craft Prize?

_Resulté una de las 30 artistas finalistas seccionadas por la Fundación Loewe para la muestra se inaugura el 16 de mayo en The Noguchi Museum, en Brooklyn. Fue una sorpresa, ya me siento premiada al ser finalista; lo tomo como un premio también a la trayectoria, al uso de técnicas que resultan de un proceso en el que pretendo innovar.

Es una pieza de la colección «Humedales» que explora la relación del ser humano con la naturaleza y me interesó destacar la importancia vital de preservar ecosistemas especializados. La cree a partir de bolsas de polietileno recicladas, manipuladas de diferentes maneras para crear diversas texturas.

Se trata de una representación escenográfica de los humedales no solo del Delta argentino sino de América Latina en general, que juegan un papel importante en el mantenimiento de la biodiversidad y la gestión de inundaciones y se están interviniendo de manera dañina. Este collar documenta la lucha por sobrevivir al impacto humano.

 

“La colección «Humedales» es una representación escenográfica que explora la relación del ser humano con la naturaleza.”

 

_¿Proyectos?

_Ya en lo local, tengo prevista mi participación en la muestra por los 40 años de Democracia, y también proyecto presentarme en «ADN», la convocatoria de Alliages.

A partir de la propuesta de «Sepan Cuantos», el proyecto de los artistas mexicanos Ofelia Murrieta y Andrés Fonseca por el aniversario de esa colección de la Editorial Porrúa, surgió otra línea de trabajo en papel a partir de páginas de un libro de Gabriela Mistral intervenido.

He trabajado mucho en papel, me gusta mucho la cartapesta. Esta convocatoria me entusiasma, porque me gusta cambiar, soy más ecléctica, procuro reunir o conciliar materiales y proyectos diversos. Me siento cómoda llevando adelante distintas líneas de trabajo.

A mis clásicos de metal y plástico, sumo el cemento, como mencioné, cemento con resina, y estoy volviendo al metal. Y tengo en carpeta muchos otros materiales para investigar, como los residuos tecnológicos, y también me interesa trabajar en la incorporación de sonido o de luz en las piezas, pero para esto tendré que sumar ayuda. Me dedico a full, no paro de indagar y comparto mis investigaciones a través de las clases que doy en mi taller Km 0 desde hace 20 años, en una fundación de salud mental y online en el Museo Hernández.

 

“Me gusta cambiar, soy más ecléctica, procuro reunir o conciliar materiales y proyectos diversos. Me siento cómoda llevando adelante distintas líneas de trabajo.”

 

_¿Esa ayuda implica un trabajo interdisciplinario?

_Sí, y me permitiría fusionar el arte y la tecnología, en una suma de conocimientos que me parece súper interesante. Es un proyecto a largo plazo. Me interesan los proyectos de este tipo y también los temáticos o trabajar a partir de una consigna,  porque me recuerda al teatro, a trabajar como en una obra en particular y cambiar o variar a otra, según un guión, si se quiere, o un concepto; así una obra no es igual a otra y puedo sumar en favor de la joyería y la creatividad, es un estímulo constante.


Entrevista a Alejandra Agusti

Apuntes | Notas

El proceso que implica la joyería siempre es estimulante


Entrevista a Alejandra Agusti

Por Delia Alicia Piña

 

Alejandra-Agusti-entrevista-La-Joyería de Autor

Alejandra Agusti es escultora, escenógrafa, diseñadora y también joyera. Su taller revela una dedicación casi exclusiva a la joyería contemporánea, con gran variedad de herramientas que fue reuniendo por necesidad, para “ensayar y probar de todo”, cuenta.

Discípula de Antonio Pujía, María Medici y Jorge Castañón, sostiene que aprender joyería le abrió un mundo de posibilidades. Como con la escultura se deja llevar y crea casi inconscientemente: “Me atrapa el material, lo trabajo y recién cuando termino descubro que hay algo de esa materialidad que me evoca una historia”.

Sus últimos trabajos fueron elegidos por la maestra inglesa Caroline Broadhead para exhibirse desde hoy en la feria Schmuck que se realiza en Munich hasta este domingo 12.

Qué hace, con qué, cómo es su proceso creativo y qué papel juega la lucha de las mujeres y la guerra en su trabajo.


_Llegaste a la joyería por la escultura.

_Empecé joyería porque hice escultura con el maestro Leo Vinci en cuyo taller conocí al artista calabrés Antonio Pujía con quien hice un seminario. Por años hice, y aún hago escultura, pero con el tiempo advertí que necesitaba mucho del otro. La escultura requiere de mucho espacio, todos los materiales son grandes e implicaban constantemente una logística y movida importantes por lo que quise indagar en una escala menor.

Una amiga tenía un local de muebles y siempre exponía piezas de joyería -de Carolina Dutari- en la vidriera que me encantaban y, al mismo tiempo, vi una nota sobre el trabajo joyero de María Medici, la contacté y arranqué. Hice primero un intensivo en verano, luego seguí estudiando por años en su taller escuela y con un grupo de compañeras participamos de la feria Puro Diseño y hasta recibimos el premio Revelación por un trabajo con materiales industriales. Una experiencia buenísima. Después pasé a estudiar también por años en el taller La Nave del maestro Jorge Castañón. Así, con la joyería se me abrió un mundo creativo súper interesante.

Sumé otros workshops, simposios, cursos y talleres, con Francisca Kweitel en Proyecto 8, por ejemplo, y de esta manera la joyería me fue atrapando.

En paralelo, siempre hago escultura que también me apasiona. Lo mismo escenografía, con la que llevo adelante un taller educativo. Siempre con las manos en talleres porque para mí es un espacio único que me permite crecer a diario.

 

“La joyería me abrió a un mundo creativo súper interesante”.

 

_¿Cómo es tu proceso creativo?

_Nunca pienso antes lo que voy a hacer salvo que sea algo por encargo o un pedido o algo hecho con un fin determinado. En general, me atrapa el material, lo trabajo y recién cuando termino descubro que hay algo de esa materialidad que me evoca una historia.

Es como un trabajo meditativo, en el que me sumerjo a la experiencia y cuando la transito y avanzo en una resolución se manifiesta una respuesta. Esto me pasa en la joyería y no tanto en la escultura. Esta supone admiración o ser vista, la gente la rodea, accede desde el afuera. En cambio, en la joyería se da una experiencia distinta: el que la lleva, la expone, le aporta mucho, le da un significado que tal vez no tenía. Tal vez, por esto último, me gusta más la joyería, porque sé que mi trabajo se completará con el otro y nunca se cómo y con quién y eso es mucho más interesante.

 

“Me atrapa el material, lo trabajo y recién cuando termino descubro que hay algo de esa materialidad que me evoca una historia.”

 

_¿Con qué materiales trabajás?

_Los materiales con los que he trabajado son muchos y variados. Empecé con saquitos de té y lana, seguí con una especie de rasta que dejan los animales al rozar el alambrado, también azulejos de demolición, ropa vieja usada, corchos, pirograbado sobre pergaminos, dedales, vainas de balas, suelas de zapatos…

Es que hay materiales que no están visibilizados y me interesa ponerlos en valor. Y en ese proceso de construcción surge una historia que puedo contar a través de mi obra, no es que tengo una intención previa sino que se genera una idea posterior.

Y sin quererlo la repetición juega un papel importante. Al relacionarme con el material puede que se genere un patrón o una secuencia, se abren posibilidades que limpian o aclaran una situación. Son elementos usados que vuelvo a utilizar o a reunir o a hacer visible y que terminan por componer una historia.

El encuentro con el material a veces es fortuito, pocas veces es deliberado. Hay mucho de intuición y hasta de revelación o que una cosa lleva a la otra y termino por ejemplo con los dedales. Siempre se da una intervención importante, como con este elemento de protección de la costura con cuya pieza participo ahora de Schmuck.

 

“Hay materiales que no están visibilizados y me interesa ponerlos en valor.”

 

Materialidades evocadoras

 

_La imagen de la mujer es una constante en tu trabajos.

_Sí, es cierto la imagen de la mujer está muy presente en mi trabajo, como en el collar «Alianza de mujeres» hecho con esos dedales. Una pieza que termina por retratar el comportamiento con el que las mujeres responden a la hostilidad: se protegen, se, juntan, se unen. Esta es una reflexión posterior con la joya resultante en la mano que me interesó exhibir; por eso, estoy orgullosa de que se muestre en Munich.

Mi intención es seguir trabajando con los dedales porque de alguna manera sucede algo, se empieza a dar que se enhebra una historia de protección y unión de las mujeres que me interesa seguir investigando. Es un tema que me toca en lo personal porque estas piezas derivaron en un homenaje a las mujeres de mi vida y de mi pasado, a todas las que lucharon para que podamos estar donde estamos hoy y también a las que con ese legado en la memoria seguirán peleando y conquistando.

Y respecto de la alusión a las mujeres, también participé de «Mujeres abordando la memoria»,  como resultado de un trabajo en la clínica de obra de la artista Dolores Casares, en el que utilicé suelas de zapatos intervenidos con gofrado. Un material que repetí en la muestra «Somos lo que hacemos» del taller de Jorge Castañón.

“La imagen de la mujer está muy presente en mi trabajo”.

_El proceso es importante.

_Es lo más importante, no me interesa el resultado. Me encanta probar, ver qué pasa con el material, cómo se comporta ante las intervenciones, cómo se desarrolla. El proceso de investigación es siempre fascinante, te permite aprender muchísimo y es lo más valioso.

El proceso me atrapa, como el que supuso la realización de esos collares caravana con los que se identifican a los animales que presenté en la primera bienal de joyería, por ejemplo. Cuando descubro el hilo conductor que va desarrollando la pieza no puedo parar.

 

“El proceso es lo más importante, no me interesa el resultado…”

 

_¿Qué te interesa mostrar con la obra que presentás en Schmuck?

_Los collares «Memoria» y «Alianza…» muestran luchas históricas por salir de un yugo, agresión o adversidad, como mencioné. Los presenté porque los procesos de trabajo que implicaron y sus resultantes son muy sugerentes; por eso, me alegró que fueran elegidas para exhibirse en esta feria de Munich.

Tanto los dedales como las vainas son elementos muy fuertes y para mí, que soy hija de inmigrantes eslovenas que se abrieron camino solas y la pelearon duro, representan esa historia invisibilizada que terminé por poner en valor, en la que la mujer tiene un papel tremendamente importante. Estas piezas aluden a esas mujeres que pudieron y debieron hacerse cargo. Cuando terminé de construir las piezas me di cuenta de lo que significaban y me dije: sí es esto, esto me representa, y resultó ser un espejo de mi historia. No solo me pareció interesante sino hasta sanador.

«Memoria» también fue elegida por Schmuck y comenzó a gestarse cuando arrancó la invasión rusa a Ucrania. Ese inicio de la guerra me movilizó, una movida de familias que se ven obligadas a huir, que se separan, parte de ellas se pierde, pero fue tal vez un proceso inconsciente que me llevó a usar esas vainas. Y representan las marcas de la conquista, la lucha por salir de la subyugación y, como siempre, las batallas cobran fuerza en la unión; tal vez por eso se dio el enhebrarlas, porque juntas se vuelven un símbolo, una manifestación de la lucha colectiva. El vacío de esas vainas usadas también tiene que ver con parte de mi familia que padeció la guerra y en su momento se topaba con rastros de una lucha impiadosa que seguía dañándolos.

Esta propuesta que llevo a Munich no es la primera que presento sino la octava creo, si no cuento mal. Fue una gran sorpresa haber sido elegida esta vez. Es que de alguna manera postularse y animarse a participar es parte de ese proceso en el que también se aprende. El intercambio con otros joyeros siempre es enriquecedor, te amplía la mirada.

 

“Los procesos de trabajo que implicaron (los collares «Memoria» y «Alianza…») resultaron muy sugerentes.”

 

_¿Trabajás con elementos hechos o usados?

_En un principio me hacía ruido trabajar de cero con metales habiendo tantos materiales y cosas hechas. Por eso, me encanta usar elementos de piezas hechas o materiales ya usados, como esas mangueras o resortes con los que trabajé cuando estudié joyería con Medici, por ejemplo.

Pero también modelar en cera que implica algo de escultura me gusta mucho, lo mismo que en madera aunque no la utilice mucho en joyería.

 

“Me encanta usar elementos de piezas hechas o materiales ya usados… también modelar en cera que implica algo de escultura me gusta muchos.”

 

_¿Cómo es tu propuesta de Ensamble Espacio?

_Es un espacio de taller que fusiona y ensambla un mix de saberes, un lugar de experimentación en el que busco acompañar en el proceso que cada uno elige y vivencia para materializar sus ideas, con ciertas herramientas por supuesto. Me interesa que quienes asisten también puedan investigar, ensayar, probar y aprovechar ese proceso para aprender, para hacer su propio recorrido en el que pueden suceder cosas, en el que puede suceder la joyería.

Me gusta acompañar, en particular, a chicos desde 10 años, entre otros, y el trabajo tiene que ver con los ensambles y encastre de materiales. Cada uno de los que vienen a Ensamble trabaja con materiales diversos en procesos que resultan siempre interesantes. Mostrar el proceso que implica la joyería siempre es estimulante, por eso repito que es lo más importante. La joyería es una rama del arte que facilita un sinfín de posibilidades. Un arte que siempre permite canalizar algo interesante.

Más allá de los intereses, el trabajo permite soltar, calmar, porque nada es urgente ni importa lo que se haga sino lo que pasa cuando se hace. En momentos en que el resultado, la urgencia y lo casi perfecto a veces parecieran prevalecer, en un espacio de taller buscamos todo lo contrario. Soltar para crear es sanador. Se trata de decidir probar qué sucede y elegir. Esto es lo que más me gusta y soy una agradecida

No preparo estudiantes de medicina que deben saber la medida correcta de una medicación, por ejemplo, sino que compartimos con estudiantes y artistas que buscan, en general, un espacio de expresión.

No obstante, en este mismo espacio de taller de joyería se aprenden y trabajan técnicas, nos dedicamos a las terminaciones como corresponde y se jerarquiza el material.

 

“La joyería es una rama del arte que facilita un sinfín de posibilidades.”

 

Un arte canalizador

 

_¿En todas las disciplinas con que trabajás lográs canalizar algo?

_Depende. Sólo trabajar con las manos te lleva a una conexión inesperada, auspiciosa, especial. Es como sintonizar con una especie de mantra que está en continuo y armoniza. Esto se da en la joyería y en la escultura; en escenografía, que es otra de las disciplinas en las que trabajo, está todo un poco más pautado; esto último también se dio en mi desempeño como decoradora o diseñadora de interiores en el que uno sigue ciertos criterios.

En joyería, aunque haga alguna pieza a pedido hago lo que me parece, lo que siento, porque me gusta y desafía ver qué me pasa con el otro; sobre todo, porque después ese otro participa de su exposición al llevarla de aquí para allá. Como decía, el usuario interviene en y con la pieza al portarla.

En «To The Point», y también lo replicó en una charla en su paso por Buenos Aires, la joyera y profesora alemana Daniela Malev, plantea los diversos significados de un broche de joyería de acuerdo a cómo se usa; no siempre resulta lo mismo si se lleva de una u otra manera. En ese mismo sentido, es que me interesa saber del otro, para saber cómo será como usuario de joyería, cómo le interesa portar o no una pieza de joyería porque puede que en ese uso la pieza signifique algo diferente, y está bueno estar abierta o atenta a esa posibilidad.

“Trabajar con las manos te lleva a una conexión inesperada, auspiciosa. Es como sintonizar con una especie de mantra que está en continuo y armoniza.”

_¿Pero no es más eso que el artista joyero puede expresar que aquello que el usuario aporta?

_No, si el otro no aporta o suma no siempre se da ese resultado. Es decir, cuando uno se sienta en el banco a crear para el otro es imprescindible un intercambio. En lo personal, ese contacto con el portador de una pieza de joyería es importante.

Independientemente de esto, cuando creo joyería de alguna manera tengo que generar una historia, y en el proceso se va dando; e insisto, es lo que más me interesa. Cuando hice esas piezas con fósforos, por ejemplo, todo pasaba por la necesidad de iluminar. En los distintos proyectos siempre hubo o  se dio una historia.

 

“El contacto con el portador de una pieza de joyería es importante”

 

_¿Qué significa Schmuck para vos?

_Schmuck es un evento para comunicar, un encuentro internacional de joyeros que merece ser difundido porque jerarquiza el trabajo artístico de muchos y, sobre todo, muestra una diversidad interesantísima.

Participar de esta muestra es un orgullo que comparto con otras joyeras argentinas, como Cecilia Richard que fue la primera en destacarse, también, por su parte o por parte de una galería -que es otra de las posibilidades que ofrece esta feria- está Fabiana Gadano; también Jimena Ríos, Monique Lecouna y Gabriela Marcos, entre decenas de artistas de otros países.

Incluye decenas de eventos, entre exposiciones, presentaciones, visitas a ateliers, etc. en un gran circuito por Munich que sin duda conecta y enriquece. Veremos qué pasa en estos días…