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Taller Abierto de Irina Fiszelew


En su espacio de Villa Urquiza cuenta cómo desarrolla su propuesta de joyería cerámica

Dice que su taller es mínimo en tamaño y recursos, pero esa dimensión no se condice con su enorme capacidad. Tanta, que después de trabajar durante años con metales, Irina Fiszelew dio un giro y fue capaz de desarrollar un proyecto diferente: joyería en gres.

Esta nueva manera de producir la resume en el uso de dos o tres herramientas básicas y un pequeño horno, que es el corazón de su taller. Ahí es donde se genera la gran magia de esta materialidad.

Con el horno puede experimentar y generar nuevos colores de pastas. “Es muy emocionante sacar las piezas horneadas y ver que se convirtieron en piedra”, comenta, y relata que siempre trabajó con los mínimos recursos. “Es lo que me interesa: resolver mi lenguaje con un proceso productivo accesible para mí, desde el equipamiento del taller, hasta los proveedores y las técnicas implicadas.

Su taller showroom está en su casa, en Villa Urquiza, y se nota que disfruta mucho trabajando y viviendo en el mismo lugar. “Me permite por ejemplo ir y venir del taller al jardín para despejarme o abrir el horno un domingo a la noche porque no puedo esperar para ver cómo quedaron las piezas. Estoy acostumbrada a que mi trabajo se vincule naturalmente todo el tiempo con el resto de mis ocupaciones y con mi familia”.

Comenta que le interesa que su proyecto tenga coherencia y organicidad entre todos los aspectos que lo conforman: el concepto, el lenguaje visual, el proceso productivo, los recursos, los costos, la comunicación y la venta. “Trabajo para que mis piezas se puedan comprar, usar, regalar y que circulen. Para que mis clientes se identifiquen con mi propuesta de diseño. Y para que puedan acceder a lo que hago”.

Entre lo proyectual y manual

La abstracción y la geometría definen su lenguaje visual. Y sus referencias siempre fueron la música y la arquitectura. Son dos mundos en los que se mueve desde muy chica.
Le gusta mucho buscar analogías de modelos creativos en otras áreas disciplinas, para pensar desde ahí el diseño.

Su formación como diseñadora en la UBA le sirvió para acceder a metodologías creativas. Y a partir de una observación analítica de sus diseños, va profundizando en la construcción de una identidad, que siempre está en evolución. Es un camino donde intervienen aspectos inconscientes y al mismo tiempo otros de mucha reflexión.

Se dedica a la joyería desde 2001, cuando egresó de la Escuela Municipal de la Joya. Desde entonces, tuvo distintos proyectos e interrupciones y me dedicó también a la capacitación en procesos creativos.

La joyería es su trabajo, que le permite desarrollarse en aspectos personales, sociales, expresivos, intelectuales y económicos. “Lo que me interesa específicamente de la joyería es que cruza dos áreas que me son afines: la proyectual y el trabajo manual”.

Reconoce también que es “un espacio de libertad controlada, en el que investigo y experimento esa abstracción y la geometría, que pongo en valor en objetos de uso de la vida cotidiana. Esto impone límites y requerimientos que me interesan. Es decir, diseñar objetos funcionales y comerciales, desarrollando mi identidad visual”.

Además, cuenta que “al ser (la joyería contemporánea) un trabajo solitario y en pequeña escala, genera una intimidad en la rutina diaria que me resulta fundamental”.

Trabaja con gres, que es un material cerámico de alta temperatura y tiene una enorme dureza e impermeabilidad, dos cualidades fundamentales en piezas de joyería. Detalla que “es noble, sustentable, de bajo costo y por su plasticidad para modelarlo invita a infinitas exploraciones visuales”.

Gres como vehículo para acceder a las ideas

Le gusta porque le permite un acceso rápido a las ideas y, a la vez, resuelve la pieza final. Con el gres puede hacer maquetas de experimentación y después las piezas. Todo el proceso se plantea desde la misma lógica del material. También le interesa porque “es un material que al desnudo tiene una potencia visual increíble”. No necesita esmaltes, ni combinarse con otros materiales para generar atracción. “Es como el hormigón a la vista en la arquitectura. Un recurso mínimo que genera máxima expresión”, precisa.

Maneja un método de diseño basado en la Teoría de Sistemas, que investigó y desarrolló para realizar su producción y para capacitar a otros diseñadores. Se trata de generar un universo visual a partir de una idea, que le permite diseñar múltiples piezas diferentes que se potencian y se vinculan entre sí. De esta forma trabaja en series o colecciones de muchas piezas, todas diferentes y a la vez familiares.

Desde el punto de vista técnico, es autodidacta. Adquirió los conocimientos que necesitaba sobre el gres para resolver sus ideas. “Creo que las habilidades técnicas están para encaminar proyectos. No son un fin en sí mismo”.

Hace simultáneamente varias series, cada una está en una instancia de resolución distinta. La última se llama «Cúpulas», formada por colgantes y aros. Propone una novedad en mi trabajo: “Generar piezas contemporáneas, desde un lenguaje que remite a épocas pasadas”.
Se la ve muy entusiasmada con un proyecto de capacitación en joyería que está armando con dos colegas. “Son joyeros a los que admiro y respeto y además los tres tenemos miradas laterales sobre la profesión”, comenta.

Y sigue dando seminarios online de su metodología de diseño, llamada «De la pieza a la colección», dirigida a personas que tengan o no experiencia en diseño. “Para mí, es fundamental generar un espacio de aprendizaje sobre los métodos y herramientas proyectuales que nos permiten hacer crecer las ideas”.