Hecatomb

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Piezas únicas hechas con shibuichi y cardboard


Hecatomb se expone en la Galleri Skranken, un espacio de exhibición en el área de recepción de la Academia Nacional de las Artes de Oslo


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Tincal lab Challenge 2022

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Tincal lab Challenge 2022

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“Mostrar la calidad y diversidad de la joyería contemporánea, inspirada en la reflexión sobre la «Joyería y Literatura» es la propuesta de Tincal lab Challenge 2022, una iniciativa que trajo a Oporto piezas de 79 artistas de 29 países diferentes, realizadas exclusivamente para este evento”, cuenta Ana Pina, creadora de este destacado espacio joyero portugués.

En la 8ª edición de este singular desafío, los artistas utilizan la literatura como fuente de inspiración, exploran palabras y materiales, libros favoritos, autores y citas, presentando no solo piezas de joyería, sino también reflexiones, historias, obras de arte. Entre otros, participan 13 artistas de la Argentina: Andrea Serini, Elvira Cibotti, Flora Caligiuri, Gabriela Marcos, lona Nieva, Lara Solia Barenboim, Laura Leyt, María Eugenia Ramos, Monique Lecouna, Paula Botto Fiora, Paula Isola, Rocío Britos y la mexicana residente en Buenos Aires Anne Luz Castellanos.

Piezas únicas y exclusivas

Flora Caligiuri presenta «Semilla», “un collar para meditar con 107 cuentas de porcelana negra y una cuenta-anillo de bronce enfilado como si se tratara de perlas, que se inspira en el poema de Emilly Dickinson: “In the name of the bee/and of the butterfly/and of the breeze – Amen!, el cual sintetiza la relación sagrada que me conecta con la naturaleza: juntar semillas, regar, germinar, ver crecer y echar raíces, admirar con reverencia lo mínimo y singular, y conectar con lo fugaz y fecundo del instante”, explica.

El anillo y el collar «Elefante» de María Eugenia Ramos es un homenaje al libro de Elsa Borneman «El elefante ocupa mucho espacio» y a todos los textos que formaron parte de las 24 toneladas de libros quemados en Buenos Aires durante la dictadura cívico-militar. “Las hojas fueron quemadas, los textos siguen vivos”, plantea.

Lara Solia Barenboim se inspiró en las palabras de Calvino: “La ciudad, sin embargo, no cuenta su pasado, sino que lo contiene como las líneas de una mano, escritas en las esquinas de las calles, los enrejados de las ventanas, los pasamanos de las gradas, las antenas de los pararrayos, las astas de las banderas, cada segmento marcado a su vez con rasguños, hendiduras, volutas”. Su forma de describir una ciudad es la forma de Lara de construir sus joyas. La serie de joyas «Ciudades invisibles» fue hecha en latón, abalorios, hilo y textil.

En respuesta a la consigna, el papel ha sido un elemento y recurso que se repite en el trabajo de varias artistas. Elvira Cibotti lo utiliza reciclado en su ya característico mokumé que termina de construir con bronce e hilo de bordar para un broche y un anillo de su serie denominada «Asteroid B612», inspirado en el El Principito de Antoine de Saint Exupéry: “Cuando se encuentran, el zorro le explica al principito que domesticar significa crear vínculos, necesitarse unos a otros. Es entonces, que el niño entiende que la flor lo ha domesticado. Y es esta necesidad de su rosa lo que le hace querer volver a ella, a su asteroide… Pero si me domesticas, entonces nos necesitaremos unos a otros. Para mí, serás único en todo el mundo. Para ti, seré único en todo el mundo… Estoy empezando a entender. «Hay una flor… Creo que ella me ha domesticado…»

Anne Luz Castellanos hace lo suyo para «F&L», aros a los que además de papel suma plata. Y «Ties» es un collar de Gabriela Marcos realizado en papel impreso, que cierra con plata, laca e hilo de algodón.

Paula Botto Fiora lo trabaja con madera de balsa, además de resina, plata, gasa y pintura acrílica para broches llamados «Lo que refleja, Bella, ¡Uno más!». Para «El paisaje interior» Iona Nieva también recurre al papel en un collar que completa con plata y pintura acrílica. Y Paula Isola  convierte hojas de libros y revistas en broches que termina con alpaca y acero quirúrgico bajo el nombre «Entropías. Campos de Dirac. Tiempo de Planck».

Andrea Serini muestra «Guardianes del Bosque», una serie de anillos hechos en madera de ñire, un árbol nativo de la Patagonia Andina, cobre, hilos de cobre, esmalte, patinas, óxidos y pigmentos vegetales.Lo de la venezolana argentina Paula Pizani pasa por la «Escritura Maya. Sistema de escritura» una serie de pendientes intercambiables hechos en aluminio anodizado, acero inoxidable, caucho y cartón pluma. «Alfonsina y el mar», es el título de la propuesta de Laura Leyt  hecha con lana, plástico reciclado, parte de un viejo collar de perlas antiguas recicladas y un retazo de encaje.

Por su parte, Monique Lecouna exhibe «No es necesario brillar», un collar realizado con perlas de río, perlas de cristal, látex, cinta de algodón e hilo de coser. Y lo de Rocio Britos es «Trascender», a través un collar hecho con la arcilla polimética, latas recicladas y alpaca.

“Hoy mostramos estas joyas en una exposición colectiva que se realizará hasta fines de este año en nuestra sede de Tincal lab en la tienda 25 del Centro Comercial Bombarda, y con aperturas simultáneas en Porto Art District. Daremos a conocer el catálogo de esta edición y también presentaremos al ganador del Premio a la Selección del Jurado. El público también tendrá la oportunidad de elegir a sus artistas favoritos, de forma presencial o mediante votaciones online, hasta fines de este año. Y los tres artistas elegidos tendrán la oportunidad de exponer en el laboratorio Tincal durante el próximo año.

Inspirar, promover y sensibilizar

“Esta iniciativa tiene como objetivo inspirar a los artistas y sensibilizar al público permitiendo que la joyería salga de su circuito comercial más convencional y haciendo más accesible su lado artístico, también desde un punto de vista monetario”, señala.

También participan Alain Roggeman, Alberto Ghirardello, Alessandra Pizzini, Amalgama Jewels, Amanda Bergman, Ana Marchetanu, Bárbara Garcia, Barbara Laso, Brigitte Raoult, Carlo Lucidi, Carmen López, Carol Roz,  Ching-Hui Yang,  Claudia Cucchi, Clélia Jewellery, Cleopatra Cosulet, Clodagh Molloy, Cristina Celis, Elisabetta Nevola, Elsa Benott, Fabiana Fusco, Flore Soria, Frágil Jewellery, Haley Bates, Hilary Hertzler, Inés Sobreira, Irene G. Barrera, James Thurman, Jennifer Moore, Kamile Staneliene, Katia Rabey, Lara Solia, Laura Volpi, Lena Lindahl y Letizia Maggio.

Además, Lotta Snijder, Maja Stojkovska, Marcin Boguslaw, María Benedita, María Paltin, Mária Rosko, Marina Costa, Martín Grosman,  Mayumi Okuyama, Megan MacKenzie, Mercedes Carvallo, Menstema Lab, Mia Kwon, Miriam Andraus Pappalardo, Monica Wickstrom, Nico Delaide, Paula Pizani, Pilar Viedma, Rebecca Strzelec, Renata Porto, Rita Martínez, Sabrina Formica, Salvador Vico, Sandra Kleimberg, Shu-Lin Wu, Slawa Tchórzewska, Susanne Matsché, Taavi Teevet y Valeria Rossini.

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Flora Caligiuri

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Elvira Cibotti

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Gabriela Marcos

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Laura Leyt

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Anne Luz Castellanos

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Rocío Britos

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Paula Isola

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Paula Botto Fiora

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Andrea Serini

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Lara Solia Barenboim

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Paula Pizani

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Iona Nieva


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Premio Internacional Arte y Joya

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Roxana Casale es la única argentina seleccionada para exponer su última obra en este concurso internacional que organiza el Grupo Duplex


Liana Pattihis, la ganadora; Viki Gómez Carreño; Eszter Sára Kocsor; Olga Chernyshova; Jason Stein; Eunseok Han; Duo-Wonder integrado por Katja Noelmans y Sofie Hermans; Katerina Glinou; Plan Botánico; YooHyun-Cho; Eunhee-Cho; Julia Dubenko; Xihan Zhai, y Yoonjung-Choi


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Salón de Joyería Textil del CAAT 2022

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Broche «Las venas abiertas» realizado mediante construcción y tejido con pergamino de cabrito, hilo de algodón, alpaca y acero


Floresencia de Corina Rubí; Integración de Andrea Samaniego, e In the Mood for Love de Cecilia Martínez Amanzi


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Las sutilezas del recuerdo

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Las sutilezas del recuerdo

Me interesa darle una nueva vida a los objetos en desuso y convertirlos en joya”, señala la joyera franco-mexicana, residente en la Argentina, Anne Luz Castellanos que decidió resignificar viejos instrumentos musicales para convertirlos en originales piezas contemporáneas.

Reconectando con su infancia, con los recuerdos de las clases de piano que compartía con sus hermanas en su México natal, fue manipulando teclas y mecanismos de un viejo piano y hasta sus piezas blancas hechas en marfil por lo que tuvo que superar el dilema de trabajar con restos de animales.

El resultado, objetos artísticos construidos a modo de rompecabezas que se transforman en piezas que se valen del cuerpo como soporte.

Una propuesta que estrenará el próximo jueves 15 en «Las sutilezas del recuerdo», con la  curaduría de Estefanía Radnic, Pía Dalesson y Rita Maschwitz.

Se trata de una muestra de joyas contemporáneas, “algunas abstractas en diálogo con otras figurativas que aluden a personajes lúdicos surgidos durante el agobiante período de pandemia”, precisa.

Inspiración infantil

Esto no es todo. Conectada al mundo literario infantil, en una búsqueda por imaginar historias, también surgieron ilustraciones. A modo de apéndice de las piezas de joyería, en significativos collages las teclas de piano toman vida y habitan el espacio.

Una serie de este trabajo también podrá ser vista en la exposición que se realizará en el espacio de arte Gontran Cherrier artisan boulanger, en Palermo Soho.

La exhibición incluye a «Leonor», un trabajo concebido para homenajear a la colección Sepan cuántos de la editorial mexicana Porrúa. Es una pieza que amalgama muy bien con el resto, ya que conjuga la música y la literatura, el desarraigo y la nostalgia, constantes en su obra.

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Lets go

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Penta

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Pájaros

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All together

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Step by step

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Y mis dientes


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Entrevista a Cecilia Richard

Apuntes | Notas

En la joyería, lo precioso se traslada al concepto


Entrevista a Cecilia Richard

Por Delia Alicia Piña

 

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Cecilia Richard es una de las maestras joyeras más importantes del país. La primera en ser reconocida en el ámbito internacional. Desde sus inicios buscó hacer piezas “con significado”. Aprendió joyería mirando y haciendo y completó con una formación académica en escultura.

Considera a la joyería como un arte visual y hoy prefiere hablar de joyería a secas. Cuenta que trabajó mucho para ampliar los límites entre la joyería, el arte, la artesanía y el diseño hasta borrarlos, con el fin de hacerlos más permeables a propuestas novedosas.

Disruptiva, innovadora, una adelantada que habla de cómo evolucionó su trabajo e hizo que la joyería creciera desde el interior del país, particularmente, en su Córdoba natal, donde hoy se consolida un destacado polo joyero.

De sus iniciáticos objetos de mano en plata a megapiezas hechas con elementos de la naturaleza que requieren de más de un cuerpo. El concepto de cuerpo ampliado y cómo una joya contemporánea es llevada por un cuerpo social y hasta por un territorio. El por qué de su opción por la enseñanza en Caelum en vez de su proyección en el exterior. Sus definiciones, reflexiones y proyectos.


_¿Sos joyera autodidacta?

_Hace muchos años que me crucé con la joyería. No era un campo específico que me llamara o sobre el que tuviera un deseo, como cualquiera la disfrutaba aunque, en particular, no me interesaba. Sin embargo, mi cruce con el quehacer con los metales data de cuando tenía 22 años,  en un viaje.

Desde muy joven tuve la necesidad de hacer cosas pero que me significaran, de ser autónoma, quería activar simplemente por deseo de libertad. En 1988 ya tenía una producción artesanal que ofrecía en el Paseo de las Artes de Córdoba, se trataba de armadores volumétricos con formas determinadas, lo que hoy llamaríamos esculturas blandas. Entonces, decidí viajar a la feria de Villa Gessel con unas marionetas desarrolladas especialmente y conocí al orfebre brasilero Jorge Acevedo de Jesús, quien me enseñó los recursos básicos de la joyería. Como su forma de vida era el viaje, su taller entraba en una mochila muy ordenada. Viajé y aprendí como creo que él aprendió: mirando, como se aprende en la mayoría de los oficios, mirando y haciendo. Y esto tiene que ver con mi desarrollo en el campo de la joyería, con cómo entro a él. Esos recursos básicos eran el AB no el ABC: trabajaba con el alambre, cortaba con tijera de metales, soldaba y pulía. En un principio eso era la joyería para mí hasta que descubrí que se calaba y engarzaba.

 

“Desde muy joven tuve la necesidad de hacer cosas que me significaran, de ser autónoma, quería activar simplemente por deseo de libertad. Aprendí mirando y haciendo como se aprende en la mayoría de los oficios”.

 

_¿Qué te interesaba?

_Nunca me interesó la técnica por la técnica misma ni el diseño por el diseño en sí, sino la posibilidad atrapante que ofrece la joyería de pensar, imaginar y de llevarlo a la materia. Y esto ha sido el vector para hacer y sostenerme. Entro en la joyería buscando un medio de subsistencia haciendo algo que tuviera un significado; si me hubiese sentido presa de una mesa y de un deber hubiese soltado. El axioma que me acompaña desde entonces es el de prueba y error. Y abordé la joyería lejos de lo pedagógico y de la sistematización de conocimientos más bien desde la exploración material, técnica y formal. Eso fue mi motor.

Era principios de la década del 90 cuando no había internet ni bibliografía. Y también con un taller de mochila pude desarrollar piezas con la idea de poder generar una producción que me permitiera sostener mi austera economía, primero en Cuzco y luego durante un año en Brasil. Tras un viaje de dos años regresé a Córdoba habiendo desarrollado de manera autodidacta cierta habilidad. No he tenido un maestro que me dijera esto se hace así o que me indicara la lógica correcta de construcción de la joyería, porque la mía siempre fue experimentar, más allá de las técnicas de soldar y otros métodos constructivos mi lógica tiene que ver con la estética.

 

“Me interesó la posibilidad atrapante que ofrece la joyería de pensar, imaginar y de llevar a la materia.”

 

_¿La estética, el concepto y la poética son los pilares de la joyería que hacés?

_Sí, de hecho esos tres ítems son una declaración de principios para mí. La joyería es un lenguaje estético. Hoy los cánones de la joyería están abiertos, extendidos y hasta rotos pero en los años 90 no. En el 92 decidí ampliar mi quehacer artesanal e ingresé a la entonces Escuela de Artes de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba para cursar la licenciatura en Escultura que terminé en 2001.

Por entonces, en Córdoba no había quien enseñara joyería y si hubiese querido profundizar mis conocimientos técnicos no tenía opción. Ingresé como orfebre, teniendo una indagación y producción propia, con un conocimiento sobre cómo lidiar con las materialidades, con los  procesos de conformación de la materia y de las formas explorados y experimentados. Para esa ampliación estudié y mi trabajo se fue enriqueciendo. La formación universitaria me permitió comprender otras lógicas posibles del lenguaje plástico y conceptualizar mi trabajo.

En paralelo, trabajaba para la Feria Internacional de Artesanías, que hasta hoy se realiza anualmente en el complejo ferial de Córdoba capital. Por más de 10 años el ámbito artesanal me contuvo y pude desarrollar una propuesta estética interesante. Pero era un espacio que se manejaba con la lógica del producto y en cierta escala, y como ya tenía una propuesta más artística empecé a necesitar otros espacios, a buscar mi nicho. No encajaba en una joyería ni en una galería, que por entonces veían a la joyería no tradicional como un pariente pobre del arte; en ese momento los límites estaban más marcados.

Soy emergente de un contexto en el que he trabajado mucho para ampliar los límites entre la joyería, el arte, la artesanía y el diseño hasta borrarlos, para hacerlos más permeables a propuestas distintas, innovadoras. En este sentido, en 2001 cerrando mi formación de grado generé mi primera muestra individual y la primera de joyería contemporánea en Córdoba en la galería Martorelli-Gasser. Una propuesta que quedó stand by hasta 2007.

“Soy emergente de un contexto en el que he trabajado mucho para ampliar los límites entre el arte, la artesanía y el diseño, para hacerlos más permeables a propuestas innovadoras”.

_Esa muestra fue clave. ¿Cómo fue esa primera propuesta de joyería contemporánea??

_Una joyería de arte hecha en plata, mi material por excelencia en mis primeros 20 años, explorado en sus múltiples posibilidades, sin piedra, ya que en un principio era de las que pensaba que no podía faltar; tardé 10 años en emanciparme de la necesidad de la piedra para legitimar la idea de joyería que en ese momento era un mandato de la joyería tradicional.

Lo mío fue y es pensar haciendo y hacer pensando, en un diálogo interno y solitario como se da en cualquier taller de joyería de arte; entonces en Córdoba no tenía muchos pares… Y hacía una joyería con forma, volumen, tridimensional, espacial, dinámica que ya no necesitaba de las piedras, que solo aparecen cuando tienen una razón de ser estética por su forma y color, por ejemplo, y no per se. Esto que ahora parece una obviedad, algo sencillo, pero en ese momento tuvo que haber un proceso para lograrlo; hoy ya no se discute porque ya se cuestionó y resolvió, por eso está bueno saber cómo era el proceso de entonces y entrar en diálogo con la historia de la joyería local, de cómo se construía estéticamente.

 

“Lo mío fue y es pensar haciendo y hacer pensando, en un diálogo interno y solitario como se da en cualquier taller de joyería de arte”.

 

_Preferiste la joyería contemporánea.

_Hubo un momento en el que era necesario hablar de joyería contemporánea o de autor u otras denominaciones porque había que diferenciarse, porque se manifestaba otra manera de hacer, y esa manera de hacer tenía que ver con el pensar la joyería como un lenguaje y una estética, y había y hay muchas maneras posibles. La joyería tradicional es un lenguaje posible que lo heredamos, que es hegemónico, eurocentrista, patriarcal, que tiene la lógica del debe ser… pone el acento en la técnica, en la destreza y es súper valioso pero no pensaba y sigo sosteniendo que no podemos quedarnos solo con eso.

La técnica nos da recursos y cuantos más recursos técnicos adquirimos tenemos más posibilidades de hacer, elegir, para decidir cuál es la mejor opción para plasmar una idea. Lo que hace a la joyería tradicional es el uso de materiales preciosos a través de una capacidad técnica precisa.

En la joyería contemporánea, nueva joyería o joyería ampliada, lo precioso se traslada al concepto. El concepto es básico y cuantos más recursos tenemos, no solo técnicos sino plásticos  con la capacidad de generar e indagar en procedimientos que permitan alcanzar el modo más idóneo para significar una pieza, mejor resulta.

 

“En la joyería contemporánea, nueva joyería o joyería ampliada, lo precioso se traslada al concepto. El concepto es básico, pero cuanto más recursos técnicos y plásticos adquirimos, tenemos más posibilidades de hacer, elegir y decidir cuál es la mejor opción para plasmar una idea”.

 

Cuando un objeto se convierte en joya

 

_¿La joyería es un arte visual?

_Sí, claro. Un objeto se convierte en joya por su relación con el cuerpo y en una pieza de arte por su capacidad de significación. Me interesa cuando en esos procesos se desarrollan obras desde el punto de vista poético conceptual. Valoro todas las manifestaciones o las posiciones desde donde se trabaja la joyería. Yo particularmente trabajo y enseño desde la joyería contemporánea ofreciendo la posibilidad de aprender técnicas orfebres con la básica manipulación de los metales, que es axial a la joyería porque hace a su historicidad, tiene un capital propio inmenso y permite generar mecanismos para vincular el objeto al cuerpo ya que no cualquier material lo permite.

Sin embargo, la joyería contemporánea se centra en el concepto y de ahí que su materialidad es diversa.

Pero adhiero a la tendencia de dejar de sectorizar la joyería en contemporánea, de autor, de diseño o de arte sino de hablar de joyería. Hicimos nuestra ruptura, ya señalamos que estamos y evidenciamos que hay otra posibilidad. Ya se sabe, ahora hablemos de joyería, profundicemos en la joyería que sí obviamente es contemporánea, de nuestro tiempo, es de hoy. El término joyería hoy es abarcativo, y pensamos la joyería como campo del lenguaje que incluye distintas estéticas según desde donde se trabaje.

 

“Un objeto se convierte en joya por su relación con el cuerpo y en una pieza de arte por su capacidad de significación.”

 

_¿La escultura influyó en tu joyería?

_Cuando presenté la muestra-tesis en 2001 me sugerían que añadiera algunas de mis piezas escultóricas, pero no necesité justificar mi trabajo con una disciplina ya legitimada. Lo mío se trataba de joyería no de joyería escultórica o joyería como escultura a pequeña escala; más allá de influencias creo que una cosa es escultura y otra joyería. De esta manera, reivindiqué la capacidad de la joyería como disciplina en el campo de las artes visuales. Entonces, expuse piezas de aspecto arquitectónico, volumétricas, geométricas y dinámicas, porque siempre me inquietó la generación de espacio y volumen, por ejemplo.

Sin duda, que la escultura influenció en mi obra, pero antes de estudiar ya tenía mucha obra propuesta. Por ejemplo, aún tengo una pieza que hice en Perú en mi viaje de los 90, que le había regalado a mi madre, en la que ya aparecía el movimiento y también el trabajo en planos, una geometría con ciertas reminiscencias arquitectónicas, como el volumen. Y esa joyería de arte que expuse proponía una interacción con el espectador porque invitaba a ser manipulada.

 

“Reivindiqué la capacidad de la joyería como disciplina en el campo de las artes visuales”.

 

_¿Cómo eran esos objetos de mano?

_Arranqué con un cubo de 2×2 en plata que se fragmentaba en partes que se vinculaban con bisagras, una suerte de puzzle tridimensional, y fue una propuesta con la que inicié una serie de objetos de mano. Piezas que siempre se manifiestaban como la punta de un iceberg, que encerraban un proceso largo, ya que para llegar a conformarlas hubo años de trabajo. Me tomé más de un año a full para producirlas, sin pensar en el tiempo que me demandaba, la cantidad de material que implicaba o hasta qué necesitaba acelerar para ser vendida o crear para comercializar. No, nada de eso, dejé de lado esas premisas y me dispuse a experimentar y crear libremente.

Como me la planteaba como una pieza de joyería también me llevó tiempo analizar, en una instancia de diálogo interno, como decía, que siempre se da en el trabajo joyero; pensé en cómo vincularla con el cuerpo, pero no quería caer en la obviedad de ponerle un gancho para convertirla en broche, y como no admitía un elemento más decidí que fuera un objeto de mano. Un concepto que años después fue tomado por otros y hasta con evidentes características similares…

La pieza gráfica de esta obra de arte visual, ya que fue mucho más que un catálogo de presentación, circuló bastante y hasta varios años después; llegó a editoriales que colaboraron en su difusión, como Suma+ de la mano de Cayetana Mercé, lo cual le dio bastante visibilidad y fue conocida entre mis pares que no sabían de su existencia. Entré en contacto con Francisca Kweitel en 2006 y a través de ella luego con Ramón Puig Cuyàs, Gemma Draper y Estela Saez Vilanova, entre otros.

De alguna manera esta serie quedó cajoneada o en reposo, más bien, hasta que en 2007 las reedité y presenté en el II Salón Diario La Capital Diseño Contemporáneo, que admitía Joyería, organizado en conjunto con el Museo Castagnino Rosario, una ciudad que ha sido abre puertas para las expresiones de arte.

“Arranqué mi obra joyera con un cubo en plata que se fragmentaba en partes que se vinculaban con bisagras, una suerte de puzzle tridimensional, y fue una propuesta con la que inicié una serie de objetos de mano.”

Objetos de mano

 

_Seis años después no dejó de sorprender y fue premiada.

_Sí, esa obra que en 2001 fue innovadora siguió con igual sorpresa en 2007 en ese salón. Un objeto que por su factura, escala y materialidad es una pieza de joyería cuyo nexo es la propia acción de tomar, de agarrar con la mano. Por su confección y naturaleza, puesta de manera estática pedía ser agarrada; es que por su conformación mostraba y muestra indicios de que hay algo más que debe ser visto y puesto en movimiento. Estas piezas que recibieron el Primer Premio adquisición del VI Salón Diario La Capital, en la categoría Diseño Contemporáneo, hoy forman parte de la colección permanente del Museo Castagnino+Macro.

Reconozco que fue una propuesta que alucinó por estar en las lindes de la joyería contemporánea y el arte. Llamó la atención no solo por su realización o justamente porque ésta se realizó muy puertas adentro aunque había sido vista en 2001 pero años después comenzó a trascender en el ámbito nacional.

 

“Un objeto de mano que por su factura, escala y materialidad fue una pieza de joyería cuyo nexo es la propia acción de tomar”

 

_¿Cómo llegaste a Schmuck?

_Entonces supe de Schmuck y entusiasmada por el salón de Rosario apliqué para la edición de 2008, cuando había que realizar un envío físico, presentando dos piezas en las que trabajé en profundidad el concepto de unidad y fragmentación: el Objeto de mano y Objeto formado por dos pulseras. Este último se trató de un prisma en plata que se plegaba y desplegaba, y es el que fue seleccionado por considerar que el otro no era de joyería; es que por entonces la idea de objeto de mano no estaba validada. Así, fui la primera argentina en participar de esta muestra internacional sin más presentación o recomendación que mi propia decisión.

Quiero mencionar algo: cuando inicié tenía un amigo de familia orfebre que trabajaba en el centro de la zona joyera de Córdoba y cuando conocí su taller pensé que yo no podría estar en un lugar así, esto no lo haría ni loca recuerdo que pensé por lo lúgubre del sitio en el que se trabajaba en serie; salvo esta experiencia no volví a entrar a un taller de joyería hasta que conocí el de Jorge Castañón en 2006, aún después de trabajar con los metales desde hacía 15 años, y luego el de la casa taller de Puig Cuyàs cuando estaba en la Massana.

En Schmuck advertí que para ser parte de la escena joyera internacional tenía que estar y dedicarme a estar en ese escenario, por supuesto que implica una construcción pero preferí seguir dedicándome a la enseñanza en el ámbito local.

Desde principio de los años 2000 venía desarrollando un proceso de enseñanza aprendizaje mutuo que arrancó con Andrea Vaggione y Cecilia Romero, y pasé de hacer a sistematizar la experiencia y transmitirla. En este proceso la técnica fue siempre de la mano de la exploración formal y la experimentación.

 

“Fui la primera argentina en participar de esta muestra internacional sin más presentación o recomendación que mi propia decisión… Y apliqué con dos piezas en las que trabajé, en profundidad, el concepto de unidad y fragmentación.”

 

Opción por la enseñanza

 

_¿Cómo es ese proceso de enseñanza aprendizaje?

_De regreso de Schmuck muchos querían aprender el oficio conmigo, pero al no tener una formación sistematizada en joyería tenía cierto pudor; sin embargo, como a muchos les convencía mi obra -la propia obra legitima- y querían interiorizarse en mi proceso decidí poner la energía no en el ámbito internacional sino en el lugar donde vivía y vivo; así comencé a ser docente por pedido del público, ja ja… Tenía mucha demanda porque en Córdoba como mencionaba no había quien enseñara joyería, sí había algunos maestros orfebres pero no desde un taller escuela.

Vale aclarar que si bien no aprendí el oficio con un maestro, no estaba desprovista porque sí  tuve una formación académica que apoyaba mi quehacer. En 2008 arranqué con mi taller escuela.

Recién cuatro años después la Cámara de Joyeros de Córdoba abrió una escuela de joyería, lo cual fue enriquecedor porque amplió el saber tradicional. De hecho hoy llevo adelante Caelum con un egresado de esa escuela de la cámara, Lucas Pinto dos Santos, quien completó su formación en mi taller, y así ofrecemos técnica ampliada.

Desde entonces, trabajo a partir del tema que inquieta a cada uno o genero el espacio que favorezca la escucha de la propia voz porque no quiero que reproduzcan la mía sino que me interesa provocar una disposición corporal que genere una relación o diálogo con la materia, para que se registre o vea si opone resistencia para lo que se quiere hacer. Por ejemplo, a la hora de calar el metal lo primero que podría sobrevenir es hacer fuerza, pero en la experimentación uno se da cuenta que lo mejor es aprender a soltar para no imponer el propio deseo sino verificar cómo se comporta y cómo logro lo que pretendo; y seguro tengo que cambiar algo, por lo pronto aflojar la mano, el brazo, entrar en contacto con el cuerpo, con la propia resistencia; es preciso establecer una conexión entre el cuerpo y la mente.

Para advertir esto, también se necesita desarrollar una técnica y la habilidad de manejarla para poder generar ese diálogo y sacar el mejor provecho de la materia. Esta es una tarea humanizante en un tiempo de enajenación, convulsión, de violencia, de velocidad; por esto, lo primero es empezar a aflojar para generar una instancia de escucha y para “escuchar” al material tengo que primero escucharme a mí misma, para encontrar mi deseo, mi voz, la propia inquietud porque lo que me interesa a mí no tiene por qué interesarle al otro.

Por todo esto, en el proceso de enseñanza aprendizaje lo fundamental es preguntarse qué quiero o qué me interesa como punta de un discurso que va a llevar a desarrollar un pensamiento. Esto es lo más importante y lo que promuevo en los procesos de enseñanza aprendizaje que llevo adelante, es un espacio en el que pensamos juntos y vemos las posibilidades técnicas, materiales y analizamos cómo operan esos componentes para establecer una significación; así acompañamos ese proceso personal. Trabajamos de manera grupal y nos enriquecemos con diversidad de miradas, cuestionamientos y experiencias. Y en la medida en que cada uno se va disponiendo o queriendo se avanza en ese proceso que tiene mucho debate.

Creo que el mejor lugar es donde cada uno está, y el mejor interrogante es el que cada uno tiene. Lo importante es lo que a cada uno le interesa o lo que le significa, aunque parezca insignificante porque valorándolo se desarrolla, proyecta, crece y crea. Si logro desplegar los recursos para que se vuelva o se convierta en lenguaje para uno, buenísimo porque lo importante es el proceso y lo que provoca. No obstante, creo que la principal instancia de formación es el contacto y enriquecimiento humano por muy básico que parezca. Si Caelum genera un espacio para preguntarse quién soy o qué quiero, misión cumplida. Después si sos o no joyero o artista no importa.

 

“Decidí poner la energía en el lugar donde vivo… Si logro desplegar los recursos para que ese lenguaje se convierta en uno propio, buenísimo… Si Caelum genera un espacio para preguntarse quién soy o qué quiero, misión cumplida.”

 

_¿Es difícil ver qué hay detrás de una pieza de joyería para advertir su concepto o lenguaje?

_En lo personal mi intención no es transmitir sino de expresar un deseo porque puede suceder o no. No estoy atrás de transmitir algo, pero sí me parece significativo cuando alguien se inquieta frente a una pieza de joyería, cuando lo atraviesa o interpela.

Creo en la joyería como disciplina dentro del arte contemporáneo pero es claro que no todas las piezas que surgen en el proceso de exploración o experimentación son artísticas ni tienen esa poética que considero una de las bases de la joyería contemporánea, puede darse o no tal como sucede frente a una pintura, por ejemplo, puede conmover o no.

En ese sentido, cierta data del concepto, en general, complementa la lectura de la obra. Una pieza puede generar o conmover y después te enterás del concepto de objeto de mano, que el soporte es la propia acción, y esto suma info que te permite profundizar en su lectura; lo sepas o no, no incide en lo que te genera la pieza.

Muchas piezas generan un disfrute estético, aunque no necesariamente tienen que ser lindas o bellas. Repito, no necesariamente tener información facilita la experiencia estética.

Mi propuesta de taller escuela es anual porque creo que los procesos de experimentación y de pensamiento llevan su tiempo de maduración. No creo en los cursos cortos e intensivos. A su vez, sí están buenos ciertos talleres especiales que no solo gestiono y propongo sino que también realizo dentro y fuera del campo específico de la joyería y del arte. Instancias que se convirtieron en puntos de tracción de nuestro propio hacer, y tienen que ver con la escritura, lectura y producción, indagaciones conceptuales, procesos creativos y mucho más.

 

“No estoy atrás de transmitir algo, pero sí me parece significativo cuando alguien se inquieta frente a una pieza de joyería, cuando lo atraviesa o interpela.”

 

Caelum como espacio facilitador

 

_¿Cómo es Caelum?

_Es un espacio facilitador en la escena cordobesa, desde donde salieron nuevos queridos colegas, con quienes generamos una masa crítica súper interesante. Estoy muy orgullosa y soy admiradora de muchos de sus trabajos.

El nombre remite a la constelación del cielo austral Caelum o el Cincel, que también pareciera seguir las líneas  de un buril o un estilete, herramientas del escultor y del orfebre, e incluye más estrellas que también representan el caballete del pintor, todos elementos artísticos que inspiran este espacio. Más allá de esto Caelum también significa cielo, ese bajo el cual creamos.

Del taller de Cecilia Richard pasé a Caelum mediante una reforma edilicia que me permitió  incorporar un salón subsuelo como espacio de exhibición. Es un espacio que en sus 15 años de existencia fue sufriendo distintas transformaciones en el contexto de una casa de plan en un barrio obrero.

Inicialmente contaba con una mesa de trabajo que era para cinco, lo que hoy es la cocina y espacios de agua era un lugar de herramientas. Cerré un patio interno para ampliar y conectamos con el subsuelo, favorecido por la topografía del lugar con diversas alturas. Abajo está la sala de exhibición que se une a Patio Caelum en el que hemos desarrollado ferias.

Caelum también tiene una llamada mesa blanca, que es como un papel en blanco a partir del cual creamos partiendo del análisis y reflexión de los procesos que realizamos, donde además aparecen nuevas materialidades y otras. Una biblioteca y la mesa orfebre propiamente dicha, que es una mesa a lo Cecilia Richard…, con la altura pero no las excavaciones convencionales. Y se agrega un espacio de herramientas.

Tenemos una repisa con los tarjetones de las exhibiciones anuales que realizamos desde 2008. Se trata de un evento pedagógico en el que seleccionamos y mostramos piezas y procesos realizados durante el año por todos los participantes de los grupos de Caelum.

“Creamos partiendo del análisis y reflexión de los procesos que realizamos, donde además aparecen nuevas materialidades y otras.”

_¿Cómo siguió tu obra?

_En los últimos ocho años he dado una vuelta de tuerca a mi obra como resultado de situaciones personales y procesos que siempre te rondan; están como soplándote la nuca y de pronto pasan al frente y entran en la escena de tu vida.

En 2015 logré emanciparme de la plata, con una transición en la que este metal comienza a dialogar con otras materialidades, pero seguía siendo protagonista.

Y en ese proceso de emancipación modifiqué mi punto de apoyo y fui incorporando otros materiales con ideas que aparecían en ciertos procesos creativos, como en «Cactácea» en 2010 que la plata convivió con tanzas elastizadas. Y en «Abla», que trabajé el concepto de ablandar las piedras desde lo poético e indagué todas las formas posibles de ablandarlas partiendo de perforar, desgranar, pigmentar y hasta vincularlas con el textil y coserlas; en eso también desgrané la acción de ablandar y en un juego de palabras resultó abla… esta materia aparece porque surge de las sierras, el entorno que habito.

A esto le siguió «Posibles diálogos entre la mano y el molle», en el que trabajé con una recolección de hojas del árbol molle presente en la zona aledaña que frecuento.

En estos proyectos, desaparece la idea tradicional de la pieza de joyería como objeto en relación al cuerpo y aparece en la acción de construcción de la pieza de joyería porque para perforar piedras necesito de las manos o de los dedos que tienen que tener una tensión específica del cuerpo, implica una actitud que requiere que mi propio cuerpo no se ponga como piedra, cómo ablandar la piedra sin ponerme como piedra; mientras que cuando cosí las hojas del molle debí alivianar mis manos de manera tal de no romperlas, entonces la consciencia del cuerpo camó.

Entonces, este proceso de reflexión va más allá de la joyería y apunta a la relación entre los objetos y el cuerpo como sujeto vivo, no es un simple soporte sino que tiene una sensibilidad y capacidad de experimentar increíbles. Esto me interesa sobre manera porque tiene un potencial de significación tremendo para los artistas.

En «Posibles diálogos entre la mano y el molle» hice un trabajo morfológico porque cosí las hojas en relación al cuerpo. Como cada obra implica un cuerpo de obra, valga la redundancia, que incluye un registro de la relación del objeto con el cuerpo y esas piezas eran efímeras, decidí electroformarlas para que quede un objeto portable y usable en los dedos, manipulables. Lo hice  gracias al aporte de Rafael Álvarez quien fue uno de los que nos enriqueció con su saber.

Me gustaría destacar también el aporte que han brindado Jimena Ríos, Silvina Romero, Pilar Cotter, entre muchos otros joyeros, artistas visuales, poetas y diversos que pasaron por Caelum.

Y aprovecho para resaltar que en uno de esos intercambios albergamos la muestra de exvotos liderada por Jimena Ríos, que se presentó como ampliación del espectro de la joyería, en paralelo a una expo significativa: «Que tales cosas fuesen» en el Espacio Cultural Museo de las Mujeres en Córdoba, que mostró el potencial y alcance de la joyería contemporánea local.

 

“Un proceso de reflexión va más allá de la joyería y apunta a la relación entre los objetos y el cuerpo como sujeto vivo, no es un simple soporte sino que tiene una sensibilidad y capacidad de experimentar increíbles.”

 

Ábaco, una obra transformadora

 

_¿Ahora te dedicás a materiales provenientes de la naturaleza?

_Venía cosiendo materiales de la naturaleza y nos agarró la pandemia, y con la misma lógica habitual de búsqueda, recolección y registro, empecé a trabajar con cáscaras de naranja. Fue parte de un proyecto de seguimiento online en el que propuse desarrollar un proceso creativo con elementos posibles, al alcance de la mano, reflexionando sobre el material de descarte, su significación y una posible construcción poética. En esa propuesta, como siempre, fui arte y parte y desarrollé mi propia exploración.

En ese quehacer aparece «Ábaco» como consecuencia de separar la basura, actividad que hago desde hace años, y no incluir los cítricos en el compost. Con el tiempo que nos dio la pandemia pude volver a sostener las manos en la obra con más intensidad después de estar tan absorta a la actividad docente, que te toma tanta energía.

Empecé a hacer una exploración formal de la cáscara, su forma y color, y al concatenar sentidos, decidí hacer una obra duracional que se iba a extender tanto como la pandemia, aunque luego resultó a la par del aislamiento social obligatorio, por eso la terminé en marzo último. Cosía cáscaras y no me daba cuenta de su dimensión, y fue creciendo tanto que cuando me la puse me di cuenta que tocaba el piso; así se volvió una entidad y comencé a registrarla y compartirla a través de las redes. Sin pensarlo, se convirtió en una obra generosa, resultado de un proceso de  desarrollo de un pensamiento. Además de un instrumento para contar los días de la pandemia, fue un dispositivo que me permitió generar un discurso y hablar de temas que siempre me inquietaron en relación con el entorno.

“«Ábaco» se convirtió es el resultado de un proceso de desarrollo de un pensamiento… fue un dispositivo que me permitió generar un discurso y hablar de temas que siempre me inquietaron en relación con el entorno.”

_¿Cuáles?

_El hecho artístico no supone querer y obtener; cuando tenés esa capacidad de significar, de darle un sentido poético es el resultado de un proceso reflexivo. «Ábaco» me permitió hablar de manera locuaz de mi relación con el y los cuerpos.

La relación con el cuerpo es uno de los ejes de la joyería. El concepto del cuerpo puede ser tenido en cuenta de manera amplia, no solo es el sujeto o individuo sino que también puede ser el cuerpo social, el cuerpo de ideas, el territorio y hasta el planeta. Así gracias a «Ábaco» pude explorar sobre el cuerpo ampliado, que a medida que iba creciendo superaba mi propio cuerp,  entonces admitía otros.

Como por entonces se hablaba mucho de las defensas pensé en cómo generarlas y el beber jugo de naranja a diario fue un disparador, que hablaba de una persona con defensas, nutrida no solo por alimentos sino también por sus afectos, emociones, amores; si adolece de esto último no está bien nutrida, no se sostiene; lo amoroso nutre tanto como los alimento.

Otro de los aspectos descubiertos o trabajados es que la obra comenzó cuando la materialidad es ingerida, no trabajaba con la cáscara sola, primero tomaba e invitaba a ingerir el jugo. De esta manera, la materialidad está dentro de nuestra corporalidad y la cáscara pasa a ser protagonista, en un momento súper antropocentrista. Y lo digo de forma poética dándole una dimensión artística no diciéndolo de manera panfletaria o activista porque el discurso poético sensibiliza y llega a otros niveles; por eso me interesa tratarlo poéticamente.

La obra comenzó a a crecer en escala hasta marzo último, cuando la distancia social ya no existía y, aunque no se cerró la pandemia, el clima seguía siendo muy pos pandémico. Terminó en una pieza que pesa 11 k, con 16,10 m de longitud, con 741 naranjas bebidas cada día durante 2 años y 11 días, que derivaron en 1482 mitades de cáscaras cosidas con 343.824 cm de hilo para 56.316 puntadas.

Para mí es una pieza de joyería aunque muchos pudieran definirla como land art -esa corriente del arte contemporáneo en la que se crean obras en la naturaleza utilizando materiales que encontramos en ella- pero no es específicamente un híbrido entre paisaje y obra de arte, porque surgió como pieza de joyería que creció tanto que hasta puede ser soportada por otro tipo de cuerpo.

Me apoyo en la idea de joyería porque sostengo el concepto de cuerpo ampliado. Se trata de una pieza que no se transporta con un cuerpo sino que necesita de otros, remarco, de más de un cuerpo, de un cuerpo grupal, social, de un entramado humano que puede sostenerlo, lo cual habla también la necesidad que tenemos como colectivo social porque demuestra que somos con los otros.

Y también se lleva y sostiene con el paisaje, así defino que «Ábaco» es también joyería para mi tierra. De esta manera pienso mi territorio como cuerpo vivo y a nosotros como parte de ese cuerpo. Todo esto no fue algo buscado sino que la obra fue creciendo y se dio esta sumatoria de cuerpos que se fueron descubriendo y poniendo en valor; la obra me fue acercando pero esto porque tiene que ver con mi campo de interés y de reflexión. De igual modo, es un dispositivo de acción que se da por lo que genera su manipulación.

 

HaSer, un talismán

 

A partir de «Ábaco» también desarrollé el proyecto «HaSer» un talismán, joyería para un jardín, entendiendo al jardín como un cuerpo vegetal, un cuerpo vivo. De esta manera, también quise  valorar a las especies vegetales como parte y no nosotros como la supremacía humana, sino la relación interespecie porque es obvio que vivimos gracias al oxígeno que genera la vegetación. Entonces, le propuse a una red de 30 joyeros de Córdoba para, a partir de un módulo diseñado con cáscaras de naranja, crear una malla o trama. Realizamos una joya colaborativa que dialogó con una ligustrina del patio del Centro Cultural España Córdoba, como parte del ciclo Los Patios y el Cultivo del Tiempo de la edición 2021 de la Feria de Arte Córdoba.

Además de habitar el espacio, me di el permiso de generar más acciones en torno a la joya contemporánea que alimenta a otros niveles del alma… Es que lo precioso no solo es la joya material sino lo que genera como la valoración de algo por su recuerdo, por lo que despierta; así cosimos, cantamos, bailamos e hicimos que la joya viviera en otras expresiones. El cuerpo expandido a partir del crecimiento de una joya es mi aporte en este momento.

El trabajo de «Ábaco» en el territorio fue muy potente por esto terminé por afirmar y sostener que es joyería para mi tierra. Es una joyería con una gran capacidad de símbolo, de señalamiento, sobre algo que me interesa que son los cuerpos, no solo el propio o convencional, el cuerpo vivo más allá del sujeto deseante, padeciente, significante, porque el centro de la joyería también es el sujeto.

La joyería está muy ligada al sujeto individual pero hay mucho más, por eso me tomé el trabajo de demostrar y mostrar otros cuerpos, cómo la joyería está ligada a otros sujetos, a otros sostenes. Hoy poder hablar de un cuerpo colectivo o de la tierra como cuerpo es muy significativo y me interesa especialmente y comunicarlo de manera poética, insisto.

Quiero aclarar que cuando trabajé con las cáscaras de naranjas no lo hice con la intención del reciclado o para fomentarlo, por más que me parezca bien; no me interesa esta búsqueda sino que deviene de otra manera; no estoy parada en el upcyclyng aunque se dé como consecuencia.

 

“La relación con el cuerpo es uno de los ejes de la joyería. El concepto del cuerpo puede ser tenido en cuenta de manera amplia, no solo es el sujeto o individuo sino que también puede ser el cuerpo social, el cuerpo de ideas, el territorio y hasta el planeta.”

 

Polo joyero

 

_Hoy Córdoba creció mucho. ¿Es un polo joyero?

_En la actualidad hay otra escena en Córdoba. De estar sola hoy hay una red, en la que muchos alumnos se convirtieron en colegas y conformamos un polo cordobés de joyería contemporánea muy potente, con espacios de formación, circulación y difusión de obras. Así hay talleres, escuelas, tiendas y hasta servicios temáticos, como cafés, entre otros.

Se destacan el de la artista visual y joyera Rocío Moreno, quien además de su taller y tienda tiene un espacio que comparte con otras cinco joyeras más y, el de Lucas Pinto do Santos, quien además de docente de Caelum tiene Vendido, un lugar de exhibición y venta de joyería contemporánea, entre muchos otros. Me siento muy orgullosa y mantenemos una relación mediante la cual hacemos seguimiento de obra, dialogamos y reflexionamos acerca de nuestros procesos. Ya la formación, exhibición, gestión y circulación es compartida.

 

“Conformamos un polo cordobés de joyería contemporánea muy potente, con espacios de formación, circulación y difusión de obras. Así hay talleres, escuelas, tiendas y hasta servicios temáticos, como cafés, entre muchos otros.”

 

_¿Proyectos?

_Todavía estoy elaborando material que generó «Ábaco», para darle forma a través de una publicación. Dio lugar a acciones concretas que tuvieron un registro compartido en las redes sociales que lo amplificó y se sustentó en un anclaje de lectura reflexivo, y merece ser contextualizado y sistematizado. De igual modo, estoy trabajando como obra a una serie de registros fotográficos para que sean parte del cuerpo de obra de este proyecto.

En este momento, no tengo apuro, no siento que tenga que estar haciendo algo sino que las cosas se van cocinando a fuego lento y, como siempre, estoy viva, activa, reflexiva y atenta a lo que pueda darse.

Y lo que se da hoy es un proyecto colectivo denominado «Cuerpo del delito», un trabajo que hacemos con la lógica de cadáver exquisito, es decir, ese juego de palabras por medio del cual se crean maneras de sacar de una imagen muchas más, y lo hacemos entre seis joyeras que partimos de material propio, fragmentos de obra y de la poética de cada una, entre otros, que circula para derivar en 30 piezas de autoría colectiva y de esta manera cada pieza pasa por las manos de Rocío Moreno, Sol C. Sieber, Constanza Nolé, Cecilia Kesman, Andrea Libovich y las mías. Un proyecto de Caelum Galería que presentamos en la convocatoria de la Feria de Arte Córdoba que se realizará en noviembre próximo.

Además, en breve ofreceré un taller de la artista visual Eugenia González Mussano «Práctica y pensamiento en el arte contemporáneo» siguiendo con su Escuela de la sospecha. Y tengo en mente un proyecto de residencia de montaña, pero que se está pergeñando…, como todo proceso llevará su tiempo.


Taller Abierto de Fauna Fuego

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De visita | Talleres

Taller Abierto de Fauna Fuego


Fauna Fuego es una joyería que fusiona el metal y el vidrio en manos de Inés Bonadeo y Javiera Yañez Correas

Forman una dupla que cumple cinco años. Inés Bonadeo y Javiera Yañez Correas son las hacedoras de Fauna Fuego. Se trata de una alianza entre dos artistas eclécticas que lograron fusionar sus abordajes a la joyería desde el metal y el vidrio.

Aunque el aspecto de sus piezas se refiere más a la flora, a la naturaleza que las inspira y se representa en excluyentes formas orgánicas, eligieron ese nombre porque se consideran “animales” del fuego, “formamos parte de esa fauna del fuego”. Con su potencia crean a partir de este elemento. Así, conjugan su hacer al flamear, soplar, fundir y soldar.

Recuerdan que se conocieron en 2018 por intermedio de una alumna y por afinidad decidieron planear un workshop de Vidrio+Metal, a partir del cual comenzaron a sentir la necesidad de realizar piezas en conjunto. Un proyecto que sostienen hasta hoy.

Dicen que la búsqueda de expresiones creativas diferentes para ser usadas cotidianamente las llevó a optar por la joyería contemporánea. “La joyería nos permite dialogar con el otro, abrir el juego y provocar”. Sostienen que el solo hecho de llevar o portar joyería habla y propone algo fuera de lo habitual o preestablecido, y eso les interesa.

Suma de partes

Cada una trabaja desde su propio espacio. Inés Bonadeo en su taller de metales y piedras en Villa Crespo. Cuenta con una gran mesa central donde se despliegan proyectos, materiales y herramientas, como sopletes, pinzas, alicates, limas y lijas. Además dispone de superficies donde martillar y una laminadora. Todo, principalmente, para la fundición a la cera perdida de elementos de la naturaleza modelados, entre otras técnicas tradicionales de orfebrería.

El taller de Javiera Yañez Correas está en Colegiales y se especializa en vidrio. Maneja el de murano y borosilicato, muy diferentes entre sí y con capacidades técnicas diversas, aunque reconoce que prueba con lo que sea, si le gusta un vidrio intenta meterlo en la llama. Explica que entre sus elementos de trabajo se destacan los sopletes, con sus equipos de tubos de oxígeno y gas, mangueras, tijeras y pinzas de grafito, especiales para cortar, moldear y trabajar el vidrio. Todas herramientas específicas de su técnica favorita, el lampwork -denominada así porque antiguamente se hacía con lámparas de aceite- o de vidrio a la flama. Tiene además un horno de enfriado, ya que el vidrio levanta a 800 grados para empezar a moverse, y su respectivo extractor de aire porque se quema gas y además al soplar el vidrio puede romperse y quedar partículas de cristal flotando.

Ambos talleres funcionan como laboratorios de experimentación y juego. El taller, más allá del lugar específico, es donde estamos trabajando en conjunto para un proyecto en común”, destacan.

Muestran que los sopletes son los protagonistas, una herramienta en común y específica a la vez, tanto para fundición, sobre todo, y para el vidrio a la flama también. “Son lo  principal y generan una adrenalina esencial que enciende. Manipular el fuego es una experiencia única. Es un elemento que brinda las máximas posibilidades de transformación

Para esto, señalan que consiguen fusionar sus formas de expresión diversa, abstracta, neta y hasta sobrecargada en una sola. Admiten que no tienen un plan previo para lograrlo sino que es el resultado de una expresión orgánica, ligada a la esencia de Fauna Fuego, la cual definen como sensible y desprejuiciada y la califican como genuina. “FF somos nosotras, es el resultado de nuestros encuentros, y para aludir a nuestro elemento, se da siempre en ebullición, con explosiones de ideas que se plasman en las piezas”.

Con método propio

A ese trabajo lo llaman método Fauna Fuego, y lo detallan. “Comienza la pieza en manos de u otra, a veces desde el vidrio, a veces desde el metal, generalmente en solitario. Otras veces primero se da la pieza de vidrio y la de metal la acompaña en una serie de pruebas que busca el mejor ensamblaje, el cual es determinante. En cualquier caso, siempre pensamos qué puede hacer resaltar o lucir el otro elemento. Partimos sin mapa ni rumbo y nos dejamos sorprender. Se da un ida y vuelta en el que aparece una sinergia, una química que genera este universo. No sabemos precisar o sistematizar cómo funciona realmente pero se da en un intercambio de opiniones y alternativas.

“Cuando nos encontramos, la ponemos sobre la mesa a ver qué nos dice. Puede no decirnos nada, y en otras ocasiones nos abre un mundo de formas e ideas por experimentar. Trabajamos intercaladamente con las distintas técnicas, lampwork incluida, en la misma pieza”.

En eso, explican que desde lo técnico se les presentan algunas dificultades entre el metal y el vidrio que generalmente terminan enriqueciendo a la pieza. “Los obstáculos tienen que ver, desde el punto técnico, con la forma en unir ambos materiales de una manera orgánica, para lo cual es un desafío determinar los posibles mecanismos para sujetar el vidrio con el metal.

Intentamos encontrar un equilibrio entre el vidrio y el metal para superar la vulnerabilidad y convertirla en fortaleza. Se trata de cómo sujetar una pieza de manera firme y segura, pero a la vez que refleje liviandad y ligereza”, explican.

Puntualizan que “desde el punto de vista creativo, increíblemente las piezas se fusionan casi solas. Es como que se enamoran entre sí. Trabajamos con mucho amor y humor. Nos damos el lujo de que nada sale por obligación sino por placer. La identidad de Fauna es muy fuerte, tiene vida propia. Es como si las piezas nos obligaran a reunirnos”.

“Estamos ampliando nuestro universo de criaturas fantásticas únicas, irrepetibles, que aluden siempre a la naturaleza. Están apareciendo piezas con una paleta de color más amplia”. Por ahora, siguen con la flora pero tienen en la mira a los insectos.


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Los elegidos para BJW

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La argentina Florencia Barbaresi vuelve a ser seleccionada. En la edición anterior presentó «Silencio. Todo se puede escuchar», hecho con láminas de espuma de polietileno.


Festejamos nuestros 10k fans

De la palabra a la voz. Algunos de los protagonistas de LJdeA



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Balbuceo de un preludio

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Balbuceo de un preludio

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“No hay una sola verdad, por lo tanto todo puede ser de otra manera”, decía el filósofo argelino Jacques Derrida, y a partir de su premisa La Brújula Arte en tránsito, una red colaborativa de creadores que promueve la joyería como arte contemporáneo desde Chile, invitó a crear piezas en torno a conceptos como la levedad.

Una propuesta que se ve desde hoy y hasta el próximo jueves 15 en «Balbuceo de un preludio», la 3ª edición de Joya en tránsito 2022/2023, que muestra eso que “el artista se pregunta, mueve, se adelanta y tiene la virtud de plasmar esa mirada en sus creaciones”, dicen los organizadores.

Participan Annaid Hernández, Mónica Pérez, Ana Nadjar, Blanca Globbo, Paola Iglesias, Caco Honorato y Mariela Vicencio, Patricia Iglesias, Paula Botto Fiora, Camila Picon, Paula Isola, Clara Cisterna, Renata Meirelles, Fabiana Gadano, Rita Soto, Gabi Nirino, Roxana Casale, Gabriela Varela, Salvador Vico y Giuliana Mantovi.

También, Silvia Campanella, Holland Houdek, Soledad Ávila, Lorena Jarpa, Stella Maris Tessitore, Mabel Pena, Susana Ortiz, María Rosa Mongelli, Taibe Palacios, María Inés Nouzeilles, Vivian Urmeneta, Marilona Marek, Wiebke Pandikow, Marita Sario, Winnie Cheung Chu, Martha García, Yael Olave, Mónica Díaz-Pinto y Youjin Um.

Destacadas

Entre las argentinas participantes, se destacan seis. Con una serie que evoca su infancia, Paula Botto Fiora alude a “Padres que abrazan, sostienen y acompañan y brindan la seguridad de sentirse cuidado y a resguardo”, y cuenta que con hilo de papel fue tejiendo las sensaciones que rememoró, con sonidos y aromas. Presenta los broches «Somos 5» y «Al amparo» y el collar «Manos que cobijan»,  hechos en alpaca, pintura en spray e hilo de papel.

Fabiana Gadano, por su parte, se apropió de las palabras de Italo Calvino en «Los Cristales» y se pregunta si ¿El mundo desmenuzado que nos circunda sigue siendo el de entonces? Dice que piensa “en un mar que abraza lo que recibe, que aun aniquilándose incorpora a su paisaje de vida restos plásticos”. Así advierte que los océanos se fragmentan, tragan y devuelven minúsculas partículas. Y describe que “entretanto, en las playas, a la manera de un memento mori, esos cristales descoloridos y quebradizos se acumulan silenciosamente. El mundo que nos circunda no es el de entonces”. Su verdad, «Memento Mori», un anillo en plástico PET reciclado y alpaca.

Lo de Gaby Nirino es siempre una poética joyera. Y también se inspira en la obra literaria del escritor nacionalizado italiano en sus «Seis propuestas para el próximo milenio» y hace da detalles de su listado: “Pequeño, cada vez más pequeño. Que quepa en la mano. Que no dañe ni acongoje. Refugiarlo en un silencio. Llegar sin nada. Buscar con paciencia, buscar con cuidado. Aceptar las amorosas ofrendas del mundo. Acunar, solo un gesto. Sentarse bajo el árbol. Esperar. Que asome despacio, apenas un temblor de oro”. Muestra dos broches «Objeto para abandonar», construido en madera recuperada y latón enchapado, dorado a la hoja con una lámina de oro y pintado con tinta, y «Objeto para que pase el viento», tallado sobre ramas de árbol ahuecadas, con las que, además de con bronce, se construyó y también doró con una lámina de oro que se pintó con tinta.

Marita Sario cuenta que las piezas que presenta fueron realizadas ante las situaciones difíciles de 2020 y 2021, en las debió recurrir a lo que encontró en su taller y alrededores y, aunque le inquietaban los posibles límites expresivos de los lenguajes, le preocupaba un marcado, peligroso y alienante individualismo, insistió en sentir que el arte puede aportar su parte para hacer posibles otras miradas. En esas condiciones plantea sus balbuceos de lo que pasa a partir de circunstancias poco comprendidas, situaciones convulsas, no claras, fragmentadas. Así, advierte que los lenguajes no alcanzan a decir, expresar, comprender, que la mirada es esquiva y choca con frecuencia contra el desconcierto y, sin embargo, presenta su balbuceo entre los materiales y sus  mano: collares «Las palabras no alcanzan» e «Interferencias» en pergamino de cabrito, hilo de algodón y tintas.

La naturaleza del mundo

Mabel Pena declara que es en la naturaleza donde anidan todas las formas y sentidos, por eso es el gran escenario de su obra, así como la transformación de las materialidades es parte fundamental en la realización de sus piezas. Explica que su trabajo remite a su experiencia de buceo que refleja cierto temor y ansiedad e intriga por explorar e imaginar nuevos mundos. Y encuentra también una correlación entre la exploración marina y ese buceo interno hacia sus profundidades en la pandemia. Las formas y texturas que propone surgen del desarrollo de dibujo 3d, con vacíos, huellas, heridas, marcas, cicatrices que deja la evolución de la vida, bajo la superficie del mar y también en el alma. “En estas piezas no se trata simplemente de reutilizar materiales de desecho, sino también de la visión poética que les da una segunda oportunidad, la de volver a formar parte de un nuevo discurso que provoque la conmoción del espectador reflexionando acerca de los desastres naturales y apreciando a través del arte otras acciones posible”. Collares «Transmutación, arrecifes I» y «Transmutación, arrecifes II» en bolsas de polietileno recicladas y filamentos 3D.

El Dálai Lama inspiró a Roxana Casale quien sostiene que el mundo se vuelve cada vez más pequeño e interdependiente… “Hoy más que nunca la vida debe caracterizarse por un sentido de responsabilidad universal no solo de nación a nación y de humano a humano, sino también entre los humanos y otras formas de vida” Dice que la crisis del coronavirus aceleró esos tiempos que se veían venir confirmando lo frágiles que somos. Y sostiene que queda cada vez más claro que vivimos en un mundo que no registramos, que se agrieta y fractura, y que cuando irrumpimos en la naturaleza de forma tóxica generamos alteraciones difíciles de revertir. Collar «Tiempos que se aceleran» en papel japonés, papel de bolsas de infusiones tratadas, cuerina e imán y brazalete «Un Mundo que no registramos» en tela, papel japonés, papel de bolsas de infusiones tratadas, cuerina e imán.

Otra de las que participa de Balbuceo es Paula Isola, quien en estos tiempos en que todo se descarta elije trabajar con objetos guardados que considera reusables y con materiales de su propia cosecha como la kombucha. “Son partes de objetos queridos que conjugados abren la puerta a otros mundos, materias vivas que sorprenden, otras difusas. Unas pipas en las que fumó mi padre, bacterias y hongos que produje y cuidé según antiguas recetas, que en algún lugar de mi corazón se reunieron. Lo viejo y lo nuevo juntos, unidos a través de los sentidos”, cuenta. «Te llevo en el corazón», hecho con una pipa antigua, hongos y bacterias de cultivo, acero quirúrgico, alpaca y plata 925.

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Interferencias, de Marita Sario

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Objeto para abandonar y Objeto para que pase el viento,  de Gaby Nirino

Transmutación-arrecifesI-Mabel-Pena-Balbuceo-de-un-preludio-exposicion-La-Brujula-Arte-en-Transito-La-Joyeria-de-Autor

Transmutación arrecifes I, de Mabel Pena

Tiempos que se aceleran, de Roxana Casale

Somos5-Paula-Botto-Fiora-Balbuceo-de-un-preludio-exposicion-La-Brujula-Arte-en-Transito-La-Joyeria-de-Autor

Somos 5, de Paula Botto Fiora

Te-llevo-en-el-corazón-Paula-Isola-Balbuceo-de-un-preludio-exposicion-La-Brujula-Arte-en-Transito-La-Joyeria-de-Autor

Te llevo en el corazón, de Paula Isola