Taller Abierto de Carolina Dutari

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Taller Abierto de Carolina Dutari


Autora de una joyería tan disímil como su formación, la artista Carolina Dutari habla de su trabajo desde su taller de Coghlan

Su taller está en un espacio muy acogedor, apacible, sumamente luminoso con una vista abierta al barrio de Coghlan. Ni bien se ingresa, destaca su banco de joyero al que adora, el cual recuerda que mandó a hacer con la venta de unas piezas de madera de guatambú. Si bien tiene muchas herramientas de joyería señala que en general usa siempre las mismas.

Se define como “muy autodidacta” porque aprendió a soldar y después se largó sola, hizo modelado en arcilla y luego pasó a cera, con la que hace “lo que se me da la gana” y consiguió crear su propia técnica al inventar modos distintos de manipularla.

Dice que su bagaje principal son las artes plásticas, estudió pintura con Juan Astica, modelo vivo, “mi mayor pasión”, con el maestro Ernesto Pesce y cerámica artística con Marta Kerns, “mi otra pasión”. Antes de empezar con la joyería buscaba vivir del arte, de lo creativo. Asegura que desde entonces su forma de expresión es “ser libre de jugar entre límites”.

Llegó a la joyería casi sin darse cuenta. Recuerda que sus amigas le pedían que pasara de sus objetos escultóricos a joyas y se animó, para lo cual en 1997 comenzó a estudiar joyería en la escuela de María Medici. Allí empezó a probar con la cera y le gustó por lo maleable y lo interesante de pasar algo blando al metal. “Fui adaptando la escala, el tamaño, y también la funcionalidad, porque las piezas fácilmente se me iban de dimensión y dejaban de ser portables”. No obstante, se destacó en Schmuck 2015 con sus megapiezas en papel, en materiales reciclados como las bolsas de alimentos para animales y en gres o barro a partir de la molienda de sílice.

Le gusta expresarse con estos dos materiales, además de con resinas a las que incrusta de otros elementos, pero no deja de lado el metal, en particular la plata, que la sigue trabajando con la técnica a la cera perdida. Y como si esto fuera poco le encanta coser y tejer.

Con lo mínimo e indispensable

En su trabajo hay dos ideas que siempre están presentes: “Mi sistema de trabajo es la repetición y la diferencia que produce y mi gran desafío diario es arreglármelas con lo que hay, con lo mínino”. Adhiere al menos es más, una regla que cumple si está justificada.

En su taller las máquinas son pocas porque le atrae más lo manual, pero si es necesario y contribuye a la creatividad dice que no duda en usarlas, como el motor con discos de lijas con los cuales termina de modelar algunas piezas como si fueran de barro.

Trabaja en la ampliación de sus colecciones «Ríos», «Anemonas», «Malbec» y «Perlas de barro». “Esta última es una deconstrucción del collar de perlas cultivadas de mi madre, una reversión que se me ocurrió hace un tiempo, me atrajo y me permitió volver a encontrarme con el barro, con la cerámica”.

Está con un proyecto sobre collares de perlas de barro y también con la idea de hacer “dibujos de desnudos que hice con modelo vivo hace un tiempo”.

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Taller de Mercedes Castro Corbat

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¿Qué se aprende en las escuelas de joyería contemporánea?

Se relanzó el taller escuela de técnicas mixtas de Mercedes Castro Corbat en Acassuso.

Cuál es y dónde queda. El taller escuela de técnicas mixtas de Mercedes Castro Corbat está en Acassuso, partido de San Isidro.

Cómo es. Está en un espacio muy luminoso con mesas amplias frente a una gran puerta ventana que da a un jardín con un limonero. Tiene además un espacio que sirve de depósito de materiales listos para experimentar y «cajas de tesoros” disponibles para quienes quieran probar de usarlos.

Para contar otras historias

Qué se enseña. Es un taller de artes visuales, de técnicas mixtas que propone trabajar con distintos lenguajes y diversas materialidades con el fin de “crear nuestro propio mundo, profundizar en los temas que nos interesan, conmueven o interpelan o, citándola a la historiadora, epistemóloga y filósofa Donna Haraway, reflexionar sobre   “…qué materias usamos para pensar otras materias, qué historias contamos para contar otras historias…”

“Hacemos hincapié en confiar en el trabajo propio y sostenido, pero sobre todo a animarse a poner las manos en la masa con la misma seriedad del niño en el juego”, señala la maestra joyera.

Modalidad de trabajo. La modalidad es de taller libre en un intercambio grupal, dinámico, en el que cada uno trabaja su proyecto. “Durante las tres horas de clase del taller, en algún momento cortamos para hacer ‘el paréntesis’, en el que se presenta la obra de un artista y, a partir del método de Estrategia de pensamiento visual, VTS, se discute  ampliando el sentido, linkeando, sumando nuevos puntos de vista, reflexionando sobre otras formas de hacer, pensar y de crear mundos. Esa charla puede estar seguida o no de un ejercicio corto o de una consigna para desarrollar, a voluntad, durante la semana. El objetivo principal del paréntesis es ampliar la mirada como también servir como disparador de ideas.

Ampliando la mirada

“Para este fin, hay una biblioteca itinerante a disposición y todos son bienvenidos a llevarse libros en préstamo”, explica la pintora y maestra joyera, que entre otras actividades también se desempeña como docente en la cátedra Kweitel Proyecto de Accesorios UBA.

Este año la modalidad también es mixta, presencial para un máximo de seis personas, los miércoles, jueves y viernes de 9.30 a 12.30, y para quienes prefieren la virtualidad existe la posibilidad de sumarse al taller vía zoom.

Habilidades que se aprenden. “Se aprende al probar, al equivocarse, porque a veces a partir del error o de aquello que descartamos encontramos algo que nos ayuda, descubrimos el emergente. Hacemos hincapié en confiar en el trabajo propio y sostenido, pero sobre todo a animarse a poner las manos en la masa con la misma seriedad del niño en el juego”.

Meta. “La propuesta es hacerse de una caja de herramientas propias para el autoconocimiento, a partir de incursionar en distintos lenguajes de las artes visuales. En el taller hay un continuo intercambio de ideas. Las personas que asisten tienen como principal motivación disfrutar de una actividad que implica trabajar con las manos, ‘pensar con las manos’. Se trata de en una actividad reflexiva para intentar expresarse de la mejor manera con eso que nos interpela. Esta caja de herramientas es transportable a cualquier otro tipo de actividad”.

Un lugar de no certezas

Perfil. “El rango etario es muy amplio y no hay que tener conocimientos previos de ningún tipo, solo ganas de probar y querer estar en un lugar de no certezas y al mismo tiempo de mucha satisfacción”.

Actividades. “En años anteriores hubo seminarios y workshops dados por artistes invitades, como Verónica Gómez, que dio un taller de Dibujo; María José Lafont, sobre Impresión botánica; Francisca Kweitel, Procesos creativos; Alejandra Agusti, Moldes en distintas materialidades; Silvia Matto, Color; Rafael Alvarez, Electroformado; Francine Schloeth, Laca japonesa, y Francine Oeyen sobre Objetos de papel, entre muchos otros. Y ya estamos listos para mucho más”.

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Taller Abierto de Celedonio Lohidoy

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Taller Abierto de Celedonio Lohidoy


Cuenta cómo es el lugar donde se conecta con la materia que le permite generar una energía especial sobre sus piezas de joyería

Su taller está en un edificio antiguo de techos altos y molduras ubicado en Recoleta, un  espacio donde la luz natural del sol lo acompaña durante sus muchas horas de trabajo.

A mano, tiene pinzas, taladros, una morsa y otras herramientas porque además de hacer joyería hace objetos de deco. “Todo lo que sea materializar me hace muy bien. Lo primero es conectar con la materia, que me encanta, y así logro hacer visible lo invisible”, dice el arquitecto y joyero Celedonio Lohidoy.

Y eso invisible, eso que no miramos es la naturaleza, señala, su debilidad o, más bien, su fortaleza, porque desde hace décadas consigue materializarla de manera única.

Su atracción por la naturaleza es innata. Recuerda que de chico pasaba horas absorto mirando el campo, tanto que hasta se olvidaba de comer. Se graduó y trabajó como arquitecto y decorador de interiores por muchos años hasta que empezó a “hacer cosas con las manos” a otra escala.

Un concurso le dio la oportunidad de exponer en Nueva York piezas en las que usó lo que nadie utilizaba: hojas, esqueletos, huesos, recortes de telas, botones, pasamanería, cristales, alambres y hasta esponjas de acero. Y así arrancó con el universo Celedonio: collares, anillos y pulseras que, desarticulados, son objetos cotidianos o, a veces, de desperdicio.

Reconoce que junta muchas cosas que le van gustando. Y no duda en resaltar que el valor agregado de su obra está en la energía que sus manos imprimen en cada objeto no en los materiales en sí, que hablan o sirven en la medida en que lo ayudan a comunicar algo.

Mundo fantástico

Mariposas de metal, libélulas de tela, broches con insectos que parecen picar, collares que se enredan como tela araña o trepan en el cuerpo como el musgo. Un mundo fantástico que se refleja en su espacio de trabajo y se transmite a través del hacer de sus manos.

Al igual que su local todo es escenográfico, con piezas prometedoras que un día decide reunir y crear una joya contemporánea. Su obra es claramente orgánica y hasta barroca, con especial y delicado reflejo del mundo vegetal y animal, cuya caprichosa sinuosidad y evidente libertad reproduce con una composición única.

Mientras recorre su taller y señala rincones que encierran historias curiosas admite que le gustaría mudarse al Microcentro porque necesita un lugar más grande.

Cuenta que lo que hace es el resultado de una conexión con el deseo. “En particular, con la naturaleza y sus inmensos detalles. Intento recrear instantes y las emociones que generan a través de la joyería.

Materializar lo etéreo

“Utilizo los materiales que me permitan, valga la redundancia, materializar y mostrar algo tan etéreo como una idea. Para esto trato de conectar con los elementos. No elijo aquellos que tienen una carga energéticamente triste. Me gustan mucho las piedras, el barro, los alambres y el hierro por su nobleza, determinación y hasta su bondad de ceder ante el óxido. Voy por todo material que me permita expresar, que me sirva para contar mi historia, mis emociones.

Joyería de su tiempo

“Y esto lo hago hace ya 35 años, con más de 20 experimentando con la joyería contemporánea. Esa joyería que revela mi tiempo. Toda joyería es contemporánea a su creador.

El valor de mis joyas está en su energía. Esa onda o magia que deposito sobre las piezas,  la misma que logra el artesano sobre un objeto, más allá de con qué están hechas. Creo que mis piezas tienen la magnitud de entalpía. Es un fenómeno que se da por ejemplo ante un cuadro donde el material es secundario porque se admira la esencia”.

Dice que tiene su método de trabajo y que sigue técnicas que le permiten trabajar y seguir adquiriendo experiencias. “Con los años aprendí a tener diferentes miradas”.  Pero lo suyo es “la contracara de la máquina, no las tengo en cuenta, todo está hecho de manera manual, en forma artesanal”.

A su vasto universo dirigido las mujeres ahora suma una colección para hombres hecha con cadenas, que podrán ser utilizadas en diferentes partes del cuerpo.

Además, está trabajando en el diseño de alfombras. “Considero que una joya está a nuestro alrededor todo el tiempo. No solo es una pieza portable sino que también puede ser un objeto de decoración. Este mix de objetos o saberes se da en la fusión de marcas en la que ahora trabajo, un proyecto con esa entalpía a la que me refería se ve en Celedonio para Kalpakian Casa.

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Joya Laboratorio Textil

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¿Qué se aprende en las escuelas de joyería contemporánea?

Salimos averiguarlo y hoy virtualmente llegamos hasta Joya Laboratorio Textil de Jessica Morillo

Cuál es y dónde queda. Joya laboratorio textil es el nombre de un espacio de formación independiente y autogestivo que se inició a fines de 2020 con el desarrollo del Programa de Joyería Textil 1.

Las clases las dicta Jessica Morillo en forma directa, de manera virtual,  “sin grabarlas, algo que se volvió recurrente en la pandemia, pero para sostener ese entusiasmo y compromiso del encuentro preferí que sean efímeras”, explica la diseñadora y joyera que destaca entusiasmada que transmite “¡Desde Tucumán al mundo!”

La joyera textil ofrece talleres entre presenciales y virtuales, desde hace más o menos 9 años y la cuarentena la obligó a repensar el proceso de enseñanza y aprender sobre la dinámica de la virtualidad.

“No imagino un espacio físico permanente sino viajando y dando estos talleres presenciales mientras siguen los virtuales, que me abrieron una puerta inmensa a vínculos con mujeres de todo el mundo: de Chile, Brasil, Colombia, México, EE.UU., España y Francia entre otros.

Cómo es. Los encuentros son virtuales y de a poco fue equipándose “para mejorar la calidad de cada encuentro, con luces, equipos, potencia de internet; ahora me mude y tengo un espacio específico en la oficina de taller para dar las clases virtuales, con luz natural que también aporta a cada encuentro”. Las clases son virtuales en un encuentro semanal, también con seguimiento virtual a través de grupos por turnos para seguir atender y supervisar los procesos, lo cual “afianzó el vínculo entre todas y, sin lugar a dudas,  construimos lazos afectivos”.

Programa y clínica

Qué se enseña. Se trata de un programa inicial de cuatro cápsulas y, por el pedido del colectivo, se da un mes de Joya/Clínica. El programa 1 y 2 están conformados por 5 partes, 4 de dos meses de duración y la última es de un mes.

El P.1 trata sobre Joya/cestería, Joya/bordado, Joya/telar, Joya/Crochet y Joya Clínica. El P.2 sobre Joya/Pliegues, Joya/fieltro, Joya/macramé, Joya/Andina y Joya Clínica.

A fines del año último hicieron una expo del programa 1 para mostrar los procesos y algunos trabajos finales.

Además, la directora de Joya laboratorio textil ofrece asesorías y acompañamientos de proyectos creativos de manera personaliza para trabajar diferentes necesidades.

Asesorías de proyectos creativos

“Esto va desde un bloqueo en el proceso, la búsqueda de un concepto para desarrollar hasta el armado de un portfolio para la presentación a un concurso, todo según la necesidad que cada consultante; voy escuchando y proponiendo alternativas posibles, intentando ofrecer una mirada crítica pero afectiva para potenciar el trabajo del otro”.

Los objetivos de los programas son: “Que las creativas puedan establecer un vínculo más abierto con la joyería y un cruce con el textil, conociendo lo técnico, pero a la vez desandando ese camino tan asistido de las técnicas, con el fin de reapropiarlas, desarmarlas, ponerlas en tensión para hacerlas singulares, también para aprender cestería no para hacer cestas solamente sino para construir un universo poético propio, que puede estar vinculado al desarrollo de joyería de uso, artística o a una instalación.

“Además, nos proponemos reconocer a artistas, artesanas, diseñadores y hacedorxs que se valen de diferentes procedimientos para desarrollar sus piezas, especialmente producciones de mujeres y disidencias de Latinoamérica.

“De igual modo, nos interesa cuestionar el deber ser y mirar la potencia del error. Y, entre otras, aprender a escribir sobre el hacer, pensar la producción más allá de la pieza en sí porque los textos son necesarios y deben acompañar las producciones”.

“Quiero tejer un espacio de saber con otras, acompañar esos procesos, animar a salir de la parálisis o el vértigo que provoca mostrar lo que hacemos”, dice Jessica Morillo

Modalidad de trabajo. “Me apasiona la docencia, y la pienso y entiendo de manera horizontal, colectiva, afectiva, critica y reflexiva. Construir un espacio virtual con esos pilares me resultaba un desafío enorme y superó mis expectativas, porque logramos romper la frialdad de la pantalla, la distancia de las fronteras y todas pudimos mirar y escuchar afectiva y críticamente el proceso y atender a la mirada de la otra.

Tejiendo espacios

“No me interesa ser la profesora ni quiero tener alumnas, no me dirijo así a ninguna de ellas; sí quiero tejer un espacio de saber con otras, acompañar esos procesos, animar a salir de la parálisis o el vértigo que provoca mostrar lo que hacemos o por miedo o vergüenza o por esa herencia de que ‘las mujeres deben hacerse cargo de lo doméstico y los cuidados y hacer un taller para poder transitar un proceso creativo es perder el tiempo’.

«Es preciso que eso deje de tener un peso negativo y se viva como una gran inversión personal. Esto es algo que en los talleres se repitió mucho y generó identificación colectiva. Entender la educación o los espacios educativos con perspectiva de género, es fundamental para desanudar estructuras pre-moldeadas que nos limitan en nuestro desarrollo”.

Habilidades que se aprenden. “A escuchar, a mirar el territorio de quien produce, a tenerse paciencia, a insistir en las búsquedas, a no quedarse con el primer resultado, a creer en lo que hacen con lo que producen y piensan, a entender la coreografía de cada técnica y tomarlas para hacer su propio baile”, explica.

Y recuerda una anécdota: “En el taller sucedió que varias algunas por primera vez a presentarse a un concurso, tanto de joyería como de textil, y quedaron seleccionadas, cuando me llegaban esos mensajes me explotaba el corazón de alegría y felicidad. Es muy poderoso acompañar el proceso de otras artistas mujeres”.

Meta. Que durante el programa de joyería textil “cada asistente pueda construir un gesto personal en su hacer, ponerlo en valor y trabajar sobre eso; lo compartido en cada cápsula es factible de trasladar a cualquier campo creativo.

El abordaje es integral, se trata de una aproximación a los diferentes procedimientos textiles: técnicos, materiales, conceptuales y textuales para poder aplicarlos no solo a la joyería sino a los proyectos creativos que consideren de la joyería (uso portable y/o artística) la escultura o instalación.

Perfil. Está abierto a artistas, diseñadores, artesanos, estudiantes o de cualquier otra disciplina, no es necesario tener conocimientos previos ni en textil ni en joyería; “¿tienen que saber algo? La respuesta es no, lo importante es tener ganas de estar, comprometerse y dejarse llevar”.

Actividades. El programa incluye algunas charlas; el año pasado la artista colombiana Ángela Rojo habló de su proceso creativo. Desde el espacio en redes de Joya Laboratorio Textil se realizó un ciclo de vivos en llamado «Joyeras que parten la tierra».

Se trató de un encuentro con diferentes joyeras de Latinoamérica para hablar de sus caminos creativos y de cómo llegaron a la joyería; participaron Tali Wasserman, Marina y Marcela Pascual de MM Pascual, Liliana Ojeda, Ángela Rojo y Clarisa Menteguiaga.

Además, de la mencionada expo del primer año del programa que fue virtual con una invitación abierta, en diciembre último.


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Taller Escuela de Luz Arias

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¿Qué se aprende en las escuelas de joyería contemporánea?

Salimos de visita para conocer el Taller Escuela de Luz Arias, ubicado en Palermo.

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Cuál es y dónde queda. El taller se encuentra dentro de un departamento adaptado, con las precauciones necesarias para dictar clases de joyería, ubicado en Sánchez de Bustamante entre Beruti y Arenales, en pleno barrio de Palermo de la Ciudad de Buenos Aires.

Cómo es. Cuenta con varios bancos de trabajo, hoy con un espacio máximo para dos talleristas por curso, debido al protocolo de la pandemia. Dispone de soldadores, laminadora y herramientas varias específicas para joyería, como sierras, pinzas, cinceles, martillos, entre otros.

Para explorar sin límites

Qué se enseña. Mediante clases personalizadas, se busca que los alumnos puedan adquirir técnicas de joyería tradicional y contemporánea, para apropiárselas y traducirlas en piezas con estilo propio, sin límites de posibilidades a la hora de explorar lo que les interesa.

“Busco acompañar a los alumnos brindándoles las herramientas del oficio necesarias para que puedan apropiarse de las técnicas, manejar los materiales y así expresar sus inquietudes generando un lenguaje propio”, dice la arquitecta y joyera contemporánea.

Modalidad de trabajo. “Si bien siempre es enriquecedor y se puede compartir con otros alumnos, las clases son individuales y personalizadas, de dos horas una vez por semana. Se trabaja a partir del conocimiento que traiga cada alumno y depende del tipo de técnicas que quiera desarrollar, a partir de una propuesta de diseño propio, buscando respetar el ritmo de exploración de cada uno y sus intereses.

“Se adelanta progresivamente en la medida que vayan dominando cada técnica y se sientan cómodos para ir incorporando y explorando nuevas. Se ofrece un acompañamiento para proyectos personales, con el fin de a ayudar a responder sus inquietudes y materializar planes”.

Habilidades que se aprenden. “Empezamos aprendiendo a trabajar los metales con sierra, calando, limando y vamos entrando hacia el fuego a medida que el alumno vaya dominando cada técnica.

“La forma de aprender es a través de la creación de diseños propios, usando todas las técnicas que se van aprendiendo. En función de la complejidad y el desafío que se presentan, se avanza en el proceso”.

Pase de conocimientos

Meta. “Busco acompañar a los alumnos brindándoles las herramientas del oficio necesarias para que puedan apropiarse de las técnicas, manejar los materiales y así expresar sus inquietudes generando un lenguaje propio.

“Para mí es muy importante dar lo que recibí, tuve maestros increíbles que me acompañaron y me abrieron a diferentes expresiones; todos muy generosos, cada uno en su especialidad. Es importante pasar lo que uno aprendió con el amor recibido”, destaca la joyera.

Perfil. Es muy variado, en edades, intereses y formación previa, pero “la mayoría tiene un interés marcado por el arte y se encuentran en búsqueda de herramientas para poder expresarse y generar así su lenguaje personal”.

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Taller Abierto de Marita Sario

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Taller Abierto de Marita Sario


Con una obra vinculada a las bellas artes y la literatura, en su taller de Lavallol Marita Sario cuenta cómo llegó a la joyería y qué hace.

Su taller está en la planta alta de su casa en Llavallol, en el conurbano bonaerense. “Es luminoso y muy amplio porque lo compartíamos con mi esposo. Mientras trabajo veo el paso de las horas hasta el atardecer. Cambian las luces, los tonos, los ruidos. Ambos pintábamos, así que lo que más tiene son cuadros de diferentes épocas, rollos de papel dibujado, pinceles, acrílicos, caballetes, cajas, paletas, lápices…”

Un mueble grande con muchas cosas de todo tipo, color, tamaño, forma; una biblioteca de arte y literatura bastante nutrida; una mesa grande de tablones que se duplican cuando es necesario; sillones, y un escritorio completan el mobiliario de su espacio creativo.

Cuando en 2011 optó por la joyería, recordó que compró un banco de joyero, una garrafa, un soldador, un maniquí y luego me donaron un Dremel y dos maniquíes de vidriera, algunas herramientas básicas, pinzas Bruselas, limas, pinzas, alambres varios, chapa y ácidos.

Su primer aprendizaje lo hizo en el taller Km0 de Mabel Pena, con quien sigue, cuando necesita máquinas o herramientas especiales dice que las utiliza allí y reconoce  que la maestra generosamente las pone a disposición.

Su obra está muy vinculada a sus saberes previos, esos que desarrolló desde chica y siguió cuando estudiaba en Bellas Artes, su base, y Literatura, desde siempre.

Por eso, dice que prefiere llamar joyería de arte, en vez de joyería contemporánea, a lo que hace.Me gusta decir que hago arte portable, porque cuando me preguntan advierto que asocian, en general, a la joyería tradicional y sus materiales. Opto por ese concepto porque mis piezas no son concebidas con el fin de completar el vestuario o adornar el cuerpo simplemente, en ellas hay un compromiso, una materialidad trabajada, un decir…

Utiliza todo tipo de materiales y le gusta el desafío de llevar a la obra algo encontrado, regalado, cargado de cierto significado o intención. “Todo aquello que me dice llevame… y después vemos; se entiende que no tiro nada, ¿no?”, aclara.

Cuenta que selecciona el material por lo que le trasmite, o porque se aviene a lo que busca. Por eso cada serie en general tiene algún componente nuevo o distinto, “si bien hay elementos del lenguaje que siguen estando en las piezas”, admite.

Su método es variable, en general, nace con un disparador, palabra, pensamiento, objeto hallado, recuerdo, sentimiento, o realidades que la atraviesan; vuelca en dibujos esas primeras ideas, maqueta, prueba materiales y sigue dibujando.

Parto de algo muy libre, en apariencia, porque detrás subyace algo fundante, que a veces reconozco enseguida y otras no. Luego viene la etapa de la decantación, donde de ese principio queda algo, se simplifica y, a la vez, gana la pieza como forma total”.

Empezó a trabajar en una serie con materiales de taller, sobre todo, con restos de lápices de dibujo, pinceles, frases y palabras escritas en alambre; esto último ya lo viene haciendo desde hace bastante tiempo.

Tiene algunas piezas terminadas, que “son un homenaje a mi compañero. Es una serie íntima referida a nuestra historia, va cobrando su individualidad como conjunto estético y simbólico. Cuando digo esto estoy diciendo cómo mi vida y mi obra son un todo, siempre hay algo referencial, a veces más, otras menos, que pasa por el tamiz del trabajo y se va abriendo a las múltiples lecturas, alejándose de la anécdota. Así, aparece esta oportunidad del arte de abrir ventanas potentes en nosotros, de posibilitar un poco y velar el resto, advertir el resplandor del aura esquiva”.

Sobre sus proyectos, recuerda que puede verse online la exhibición de sus piezas expuestas en diferentes muestras durante la reciente bienal latina de joyería contemporánea. Además, cuenta que presentó una serie llamada «Vías comunicantes» en Brazil Jewelry Week 03.

Y hace unos meses recibió el primer premio Pequeño Formato en el Salón de Arte Textil Virtual del Museo de Arte Popular José Hernández.

“Hay que seguir y dejarse sorprender con lo que surge del trabajo y con lo que le llega a otros; las obras se desprenden y realizan su propio camino, es mágico…”

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Taller Escuela de Hebe Argentieri

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¿Qué se aprende en las escuelas de joyería contemporánea?

Salimos averiguarlo y hoy virtualmente llegamos hasta  el Taller de Hebe Argentieri en Junín.

Cuál es y dónde queda. Su taller se encuentra ubicado en una zona céntrica pero tranquila de la ciudad de Junín, al noroeste de la provincia de Buenos Aires.

Cómo es. Es un lugar muy amplio y luminoso para compartir, en un ambiente relajado con seis lugares de trabajo con el equipamiento y todas las herramientas necesarias.

Seguimiento personalizado

Qué se enseña. “Acompaño en las búsquedas individuales de lenguajes creativos propios: aprendiendo técnicas, descubriendo materiales y explorando para desarrollar piezas de joyería”, dice de su función, en un espacio donde “se fraguan el oficio, las poéticas y las emociones”.

Además, ofrece también seminarios intensivos de técnicas, como casamiento de metales, laca japonesa y ceras blandas.

Y cuenta con visitas virtuales o presenciales de colegas que, en workshops específicos,  “enriquecen ampliamente la actividad” de su taller.

Ahora -en un principio, empujada por el confinamiento- recurre a encuentros online que, “con otra dinámica de trabajo, permiten un planteo de mayor diálogo conceptual y de exploración de materiales cotidianos”.

“Se aprende a trabajar metales con técnicas tradicionales pero con una mirada contemporánea y a trasladar ese conocimiento a la exploración de otros materiales”, destaca la joyera.

Modalidad de trabajo. Las clases regulares son de carácter abierto, y en ellas se contempla las necesidades de cada participante del taller según sus objetivos e intereses. Así van incorporando técnicas y buscando su voz.

Experimentación constante

Habilidades que se aprenden. “Se aprende a trabajar metales con técnicas tradicionales pero con una mirada contemporánea y a trasladar ese conocimiento a la exploración de otros materiales.

“La experimentación y la traducción de materialidades, mediante la técnica adecuada, responden a las motivaciones interiores, personales y profundas de cada artista”.

Perfil. El taller recibe personas provenientes de distintos ámbitos, interesadas en esta nueva forma de arte u oficio contemporáneo, no solo de Junín sino también de la zona noroeste de la provincia.

Expo demostrativa

Actividades. Acaba de presentar la muestra «Discurrir(es) Inadvertido(s)» como Taller Hebe Argentieri e invitadas, una exposición simultánea de la III Bienal Latinoamericana de Joyería Contemporánea organizada por Joyeros Argentinos.

“Se trató de las obras realizadas por participantes del taller, que resultaron de una indagación individual y da cuenta de la diversidad de enfoques que se dan en esta búsqueda de identidades, con un territorio en común. Y el aporte de invitadas unieron caminos”.

Esta exposición se mostró en distintas instancias y formatos: una muestra performática en la Laguna de Gómez, con poesías, relatos y cuerpos en movimiento; presencial, en la galería Tono Local de Junín, y online, en la plataforma labienal.ar, aún en línea.

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Taller Abierto de María Eugenia Ramos

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Taller Abierto de María Eugenia Ramos


El espacio de búsqueda creativa de María Eugenia Ramos está en Palermo, donde desarrolla su firma Mukenia y joyas de arte en arena

Su espacio de búsqueda es un lugar donde pasa horas y hasta desconoce el tiempo.

Es un espacio muy vidriado, atravesado por la luz y mucho aire y la luz. En su taller, ubicado muy cerca de la plaza Serrano en Palermo, puede de descansar a trabajar al sol. Y admite que el piso es su lugar favorito porque allí despliega las piezas y realiza los procesos.

Hay mucha arena, de distintos lugares, un patio y plantas. No tiene muchas herramientas, no son lo primordial para ella, admite, e intenta hacer con lo que tiene, y pensar ideas que sean lo suficientemente simples para trabajarlas sin necesitar tantos objetos.

Aborda dos mundos, que en principio podrían parecer muy diferentes, pero que se retroalimentan. Por un lado, tiene una marca de joyería comercial, con piezas en metal, que se llama Mukenia. “Me da la posibilidad de vivir de lo que me gusta y de conectarme con personas que terminan usando mis diseños. Son piezas bastante simples, con líneas más bien geométricas, pero hechas 100% a mano. No trabajo mucho con moldes, me gusta la espontaneidad e intentar que quien las usa se sienta cómoda. Muchas veces las clientas hacen su aporte, me mandan fotos combinando o mostrando como arman su propio estilo y así el proceso fluye, se enriquece. Por eso, hablo de diseños vivos, que cambian y se transforman. Y a la hora de crearlos, los pienso en función de alguna idea, experiencia, algo que me divierta también”.

Por otro lado, las joyas de arte son su leitmotiv. En ellas, se concentra en la investigación,  lee y escribe sobre el tema. Se permite ir y venir entre lo conceptual y material. Lo que quiere decir es su motor y avanza en ese sentido. “El trabajo que hago hoy me lleva a lugares no conocidos, a reflexionar. Me permite ahondar y experimentar más allá de la joya en sí, sobre temas muy humanos, cuestiones que nos atraviesan como personas. Me sorprendo haciendo y descubro todo el tiempo, eso me gratifica. Me conecta con algo muy íntimo y me permite expresarlo y compartirlo de una manera que no lo he podido hacer en otros ámbitos. Creo que las piezas de joyería son relatos y hoy necesitamos más relatos para conectarnos en un mundo donde prima la imagen”.

Entre la joyería comercial y la artística

Y en este camino está hace doce años. Después de estudiar una carrera universitaria y dedicarse durante 15 años a la comunicación, paralelamente fue haciéndole lugar a la joyería hasta que finalmente decidió dedicarse exclusivamente a esta práctica.

Necesitaba descubrir que había detrás de esos objetos portables que me fascinaban.  Siempre fui muy curiosa y de pequeña buscaba collares y anillos y los observaba durante mucho tiempo. Quería saber cómo se hacían, quién los hacía. Encuentro placer y tranquilidad en el hacer o materializar ideas con las manos. Al comenzar con la joyería me encontré con un mundo inmenso, lleno de personas que hacen objetos cargados de temas profundos, que construyen desde la nada piezas que dicen y cuentan”.

Trabaja con bronce y plata para Mukenia, y con arena de distintos lugares del mundo para piezas más conceptuales.

Con los metales aplica técnicas más tradicionales e intenta hacer una versión propia, los procesos le ayudan a aprender del mismo proceso. “No soy de seguir el manual. Y con la arena trabajo con las manos y muy pocos elementos, inventando nuevas formas de utilizar un material tan volátil. Lo hago mayormente a través de la experimentación. La libertad en el taller es muy importante”.

No usa, ni tiene máquinas en su taller, dice que no sabe mucho de ellas y admite que tal vez debería aprender.

Joyas hechas con arena

Actualmente trabaja en un proyecto desde hace una década, cuando comenzó a juntar arena y fue guardándola. Y fue experimentando para poder manejarla con el fin de crear objetos portables.

“Un recorrido largo, de mucha paciencia y descubrimiento personal, en el que me siento muy bien y, por primera, vez puedo hablar de un tema muy propio. Una de las últimas piezas que hice fue un broche que llamé «Solo un momento» realizado con capas de arena.

“Surgió de un intenso trabajo en el taller, de muchas horas de pruebas y errores, de sinceridad y de permitirme ser más libre”.

Además, está “terminando nuevas piezas, que espero encuentren algún lugar a donde ir. Y con ganas de que en algún momento mi trabajo pueda evolucionar hacia otro formato.

Por otro lado, en algún momento, espero retomar el espacio de transmisión, es decir, el de la enseñanza, ya que es el lugar en donde más aprendo. Extraño el contacto y el intercambio, pero estoy tomándome el tiempo para pensar un nuevo formato”.

Maria-Eugenia-Ramos-taller- Mukenia-La-joyeria-de autor
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Escuela de Ludovica Riccardi

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¿Qué se aprende en las escuelas de joyería contemporánea?

Salimos averiguarlo y hoy virtualmente llegamos hasta el taller-escuela de Ludovica Riccardi.

Cuál es y dónde queda. El taller escuela de Ludovica Riccardi surgió como “un lugar donde compartir lo que sabía y, poco a poco, con los años se fue llenando de alumnos y así transformando y estableciendo”.

Está ubicado en San Fernando, provincia de Buenos Aires. Hasta hace unos años funcionaba en su casa en un espacio destinado especialmente pero a principios de 2019 lo mudó a media cuadra, al que era el atelier de su madre, un lugar lleno de arte en el que libros, cuadros, dibujos y esculturas completan el escenario del espacio.

“Aquí enseño, creo y soy feliz”, dice, y agrega que es el sitio en el que se puede expresarse y donde puede compartir lo aprendido y lo que sigue aprendiendo en sus muchos años de oficio, “para que otros tengan las herramientas para expresarse también y ser felices. Cualquier manifestación creativa es mágica, liberadora, un  encuentro con uno mismo”.

Cómo es. Su taller tiene dos espacios definidos. El principal es muy luminoso con dos de sus cuatro paredes con grandes ventanales, tiene cinco bancos, cada uno con su respectivo soplete y todas las herramientas necesarias. “La idea es que conozcan el oficio sin tener que hacer una gran inversión al inicio, que puedan ir conociendo de qué se trata. Si quieren trabajar con metales nobles, plata, por ejemplo, traen la granalla y acá la podemos fundir, laminar y preparar todo lo que precisan. Si quieren trabajar con bronce, cobre, alpaca se pueden usar los del taller o para grandes trabajos traerlos. También, tienen a disposición herramientas para trabajar la técnica de la cera perdida y cuentan con una amplia biblioteca de consulta”.

Para esto, cuenta con un espacio para fundir, laminar, pulir, investigar.

La pulidora tradicional está en el otro espacio más reducido. El taller también dispone de un escritorio, exhibidores, cuadros y una segunda laminadora manual para que empiecen a incorporar de manera segura la forma de uso de esta herramienta antes de pasar a la de motor.

Según lo que se quiera expresar

Qué se enseña. Las clases son regulares, una vez por semana en horarios y días a definir. “Cuentan qué quieren hacer y juntos vemos la mejor manera de llevarlo a cabo. Básicamente enseño técnica porque permite que en un futuro no tengan límites. Vemos pros y contras que las piezas puedan tener, materiales y técnicas que conviene utilizar según lo que quieran expresar, diferentes maneras de abordarlas según los métodos que más les guste o que se necesite para esa pieza en particular”.

Ofrece intensivos temáticos a pedido y, en breve, en el patio de su taller escuela, pretende retomar los workshops específicos que daba o que dictaban colegas invitados especializados en otras técnicas, antes de la pandemia. Además, dicta clases personalizadas a distancia, “justamente por la real distancia geográfica».

“Enseño técnica porque creo que eso permite que en un futuro no tengan límites.”, dice la joyera de la propuesta de su taller escuela.

Modalidad de trabajo. El curso lleva el tiempo que cada uno necesita, desee y quiera. Los estudiantes van a su ritmo y con sus propios objetivos. Todos son diferentes, cada uno tiene  sus ideas y tiempos. Charlan mucho de lo que quieren y se los acompaña en todo momento.

Habilidades que se aprenden. “Aprenden los procesos constructivos de la joyería y su aplicación en cualquier tipo de diseño, sea clásico o contemporáneo.

“También, aprenden a pensar las etapas necesarias para llegar a esa idea que quieren materializar o a poder modificarla de ser necesario, porque esta mutó y descubrieron que puede ser otra.

“Y aprenden a desarrollar su propia creatividad; a que ningún proceso es en vano; que no existe fallar porque en cada paso se aprende, siempre se aprende”.

Transmisión de conocimientos

Meta. “Insisto en poder enseñarles lo que sé; que se sientan confiados de que pueden. Que lleguen a sentir que no tienen límites y que el día de mañana tengan sus propios talleres, sus obras y, sobre todo, personalidad”.

Perfil. “Es tan variado como las edades de los que concurren. Algunos tienen objetivos muy claros otros tienen la necesidad de un estar en un espacio creativo que les permita desconectarse de su cotidianeidad. Y todos terminan viendo materializadas las expectativas en piezas que nacieron de una idea y un día: son”.

Actividades. “En un momento organizaba exposiciones colectivas con los trabajos del año de cada uno, después fueron muestras en espacios más importantes pero solo con aquellos que querían y sentían la necesidad, porque me di cuenta que a muchos alumnos se estresaban con estos eventos; ellos consideraban al taller y su trabajo en él como un santuario personal que no querían exponer.

“Así que decidí ir viendo año a año, sin imposiciones. Esto se cortó con la pandemia.  Ya veremos… tengo la idea de una muestra virtual”.

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Taller Abierto de Caro Luzardo Carella

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Taller Abierto de Caro Luzardo Carella


La imaginación y el juego definen la joyería contemporánea que realiza Caro Luzardo Carella tanto para sus proyectos más artísticos como para su firma Bruselas.

Su taller también es su casa, su “refugio”, dice, donde siente que puede ser ella misma, jugar y probar todo lo que se le ocurra. Caro Luzardo Carella tiene este lugar cerca del Parque Centenario, en Almagro. Allí lleva adelante sus proyectos más artísticos y su firma Bruselas.

Se trata de un espacio que cuenta con un sector especial para su banco de trabajo, en el que reconoce pasa la mayor parte del tiempo. En su taller  tiene todo lo necesario para soldar, dispone de un kit de esteca y un torno para fresar o agujerear. También, un sector de pulido, otro para el stock de piezas y un sector de empaquetado y armado de pedidos, con una mesa de corte, el packaging, la computadora e impresora para preparar las etiquetas de envíos y contestar mails a clientas.

Hace joyería desde hace 17 años. Recuerda que empezó cuando todavía estaba en el secundario yendo a un taller semanal, después siendo mayor de edad pudo entrar en La Escuela de la Joya y complementó el oficio con la carrera de Diseño Industrial en la UBA y con clases de joyería contemporánea en Taller Eloi.

Considera a la joyería contemporánea como un medio de expresión a través del cual su valor está puesto en el mensaje, en el concepto que se quiere transmitir con la pieza. “En la joyería contemporánea se da un diálogo reflexivo entre quienes utilizan las piezas y el medio que los rodea”

Las piezas lúdicas de Bruselas

Desarrolla su joyería contemporánea a través de su marca, Bruselas. “Hago piezas atemporales que pertenecen a un mundo de imaginación y juego; son joyas que relatan una historia. Mis colecciones empiezan siempre con una pieza madre que refleja la esencia de lo que busco transmitir y a partir de ésta realizo una bajada con un formato más portable. Entiendo a las joyas como objetos que culminan o cumplen con su función cuando están en uso, cuando interactúan y se comunican con la persona que los lleva puestos. En este sentido, diseño joyas para que los usuarios puedan apropiarse usándolas como más les guste, recreándolas desde su propio universo, contando su propia historia”.

Trabaja principalmente con plata 925, también con maderas recuperadas de muebles y cuerdas náuticas.

En su propuesta más artística actualmente está explorando el uso de espuma de poliuretano, masilla plástica poliéster y madera. Incursiona en técnicas relacionadas con el moldeo y tallado de materiales alternativos, usadas originalmente para la realización de escenografías. Añade que aplica muchos de los recursos aprendidos en la carrera de diseño industrial para generar maquetas.

Para Bruselas trabaja con técnicas tradicionales de joyería, como la de fundición a la cera perdida para generar piezas más orgánicas y producir en serie algunos modelos. Además, utiliza algunas técnicas de carpintería para pequeñas series.

En el último tiempo incorporó una pulidora a tambor de pequeño formato realizada por su padre, pensada y adaptada para la producción diaria de Bruselas. Esto le permite pulir una pequeña cantidad de piezas con mayor frecuencia.

Nuevos proyectos

Actualmente trabaja con perlas de río y cuenta que le interesa la sutileza y elegancia de este elemento natural que le permite conseguir piezas “delicadas y atesorables”. Por otra parte, hoy además trabaja en una serie de piezas inspiradas en la conexión con el hogar sentida durante la cuarentena. Comenta que son un homenaje a esos aspectos y elementos que cobraron mucha relevancia puertas adentro durante la pandemia. Una colección muy incipiente que espera pueda ver la luz antes de fin de año.

Esto no es todo. Junto con sus compañeras de Taller Eloi participó del proyecto «Amuletos», que adelanta podrá verse en una muestra en pocos meses.

Y en paralelo sigue desarrollando piezas bajo la tutoría de Rodrigo Acosta Arias y Jimena Ríos para participar de Melting Point en Valencia bajo la consigna «La belleza de la vida cotidiana».

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