Entrevista a Chris Kiseno

Apuntes | Notas

La joyería puede ser un medio de denuncia muy importante


Entrevista a Chris Kiseno

Por Delia Alicia Piña

 

La joyería del artista Christian Kiseno no sería lo que es sin la influencia de la mecánica, la cocina y la fotografía, oficios que realizó y logró complementar y aplicar de manera única.

Los ensambles mecánicos o fríos caracterizan su joyería. Incluye piezas con pintura desgastada u oxidada, que encierran piedras engastadas de manera no convencional. Dice que sigue la estética de lo feo y prefiere que sus joyas no se vean lindas aunque lo sean.

Pero lo que más define su trabajo es la denuncia y la reflexión sobre los conflictos políticos, sociales y ambientales de su Colombia natal, tanto que admite que lo suyo es la joyería de protesta.

Su pieza insignia es «Ausencia», un collar que marcó un antes y un después. Cómo es, cuál es su importancia y por qué es un trabajo inacabado.

Su obra en detalle, su labor docente y cómo la joyería le sirve para sublimar experiencias personales, sanar y sobrellevar el exilio en Barcelona.


_Estás dedicado a full en la joyería y además sos docente, chef y fotógrafo.

_Desde el año 2000 estuve cuatro años viviendo en Venezuela, donde trabajaba en el taller de mecánica de maquinaria pesada de mis hermanos. Luego, regresé a Cali por la enfermedad de mi mamá y empecé a estudiar joyería por otros cuatro años. Tras su muerte regresé a Venezuela, volví a la mecánica y en paralelo empecé a estudiar cocina y también fotografía hasta que me retiré de la mecánica, me dediqué a dar clases de emplatado en cocina y seguí con la fotografía, pero cuando la situación en Venezuela se complicó volvimos a Bogotá.

Allí, a finales de 2016 retomé la joyería pero decidí hacer solo las piezas que quería o me gustara ver. Un año después participé de Joya Barcelona y todo se fue dando, empecé a dar clases en la escuela Materia Prima de Bogotá y a dictar talleres en la escuela De la Mano en Medellín, y desde entonces solo estoy dedicado a la joyería.

 

“Cuando retomé la joyería decidí hacer piezas que solo quería o me gustara ver”.

 

_¿Pudiste aplicar estos oficios a la joyería?

_Sí, complementé todas estas disciplinas. Apliqué la mecánica, la cocina y la fotografía a la joyería. Mis piezas de joyería llevan muchos ensambles mecánicos que aprendí en mecánica. De la cocina, rescaté el uso de colores y las texturas, y de la fotografía, la composición estética.

Por ese entonces, cuando me iba bien con la cocina y fotografía en Venezuela, un amigo me decía, que podía ser muy bueno en muchas disciplinas pero si me dedicaba o enfocaba en una podía entregar toda la energía para que fluya mejor. Y eso me pasó, independientemente de que aprovecho la fotografía para mostrar mis piezas, que me gusta mucho cocinar, que adquirí una habilidad especial para la mecánica y las disfruto mucho, siento que haberme concentrado en la joyería resultó muy bueno. La joyería es un oficio demanda mucho tiempo y está bueno dedicarse.

 

“Haberme concentrado en la joyería resultó muy bueno. Es un oficio demanda mucho tiempo y está bueno dedicarse.”

 

Influencias determinantes

 

_Pero tu joyería no sería lo que es sin la influencia de la mecánica, la cocina y la fotografía.

_Sin duda. Cuando me dedicaba a la mecánica renegaba de ella, pero luego me di cuenta que haberla trabajado me volvió muy diestro para conocer las herramientas, para saber cómo se manejan; así mi pensamiento resulta muy mecánico.

Cuando pienso en una pieza primero hago un boceto rápido y en tanto ya reflexiono en cómo la voy a hacer, cómo se va a cortar y ensamblar, la armo mentalmente y por esto luego la materializo mucho más fácilmente.

 

“Reflexiono en cómo voy a hacer una pieza, la armo mentalmente y luego la materializo mucho más fácilmente.”

 

_Este es un método que particularmente se enseña en la joyería de Colombia.

_En las escuelas de joyería de Colombia se pone mucho el énfasis en que una pieza esté bien hecha, bien soldada, bien pulida, y esto sí está muy marcado entre los joyeros colombianos; podemos tener una idea para realizar una joya artística, pero siempre está presente esa consciencia adquirida de que debe estar bien hecha y a veces eso no sé si nos juega en contra. No digo que para poder crear las piezas deben estar mal hechas sino que esa aplicación casi perfecta de la técnica a veces se convierte en una atadura, en una cadena.

 

“En las escuelas de joyería de Colombia se pone mucho el énfasis en que una pieza esté bien hecha, bien soldada, bien pulida.”

 

_Dictaste cursos de resina ¿ese era tu material en un principio?

_Cuando aprendí joyería supe cómo se mezclaban los colores en la resina y cómo secarla. Al retomar la joyería quise utilizar la resina porque me permitía lograr lo que quería, y me llevó a profundizar y pulir la técnica. Me gustó lo que logré con la resina hasta que decidí dejarla por contaminante; sé que esto se da también con los metales pero preferí abandonar este uso o al menos como lo venía utilizando.

Con mi trabajo siempre estoy protestando de alguna u otra manera por lo que sucede en el entorno y me parecía que tenía que ser coherente con lo que pregonaba. Sé que hay resinas amigables con el medioambiente pero entiendo que no lo son en un ciento por ciento. Y la dejé, aun cuando algunas de mis piezas en resinas fueron elegidas en Joya Barcelona 2017

“Con mi trabajo siempre estoy protestando de alguna u otra manera por lo que sucede en el entorno”.

_¿Cambiaste solo de material?

_No. En 2017, mediante los graffitis, que entonces tenían resinas, me expresaba con sarcasmos y bromas. Un año después la situación en Colombia se enrareció mucho más y comencé a cuestionarme por qué no protestar por lo que está pasando en mi país. Y al tomar más consciencia de lo que pasaba utilicé mi trabajo para este fin; aunque es una voz pequeña, creo que sirve para inducir a pensar en lo que sucede.

Así, comencé a visibilizar la situación de los líderes sociales y el clima político de Colombia, en general. Y lo hago, sobre todo, a través del collar «Ausencia», hecho desde 2018 con pequeños cráneos.

Hago los moldes de los cráneos, espero a que se sequen y los vacío en un proceso de días y tras pulirlos los enumero. Mi intención era hablar del asesinato de los líderes sociales sin que se asocie a un premio, como antiguamente se usaba en las guerras, por eso esos cráneos están volcados y hasta en algunos casos uno se engancha con el otro. Desde un inicio, quise que cada cráneo representara a un líder social por eso les escribo un número.

 

Levantar la voz

 

Es que desde que se firmó el Proceso de Paz en 2016 comenzaron a matar líderes sociales y, en 2018, decidí no finalizar la obra hasta que esa matanza termine; lamentablemente sigo y tengo que actualizar la cantidad porque los asesinatos de líderes sociales ya son más de 1000. Ahora, continuaré haciéndolos ya no con resina de poliéster sino con otra resina tipo cemento.

 

“En 2018 comencé a visibilizar la situación de los líderes sociales y el clima político de Colombia, en general”.

 

_Es tu pieza insignia.

_Sí. Además, este collar está acompañado de una bitácora en la que junto al número inscripto en la pieza consigno el nombre, la fecha y el lugar de asesinato. Es una manera de honrarlos y de denunciar lo que pasa.

En este momento, el collar mide 6,60 m y pesa casi un kilo y medio. No es una pieza portable sino más bien para una instalación. En 2019 lo actualicé cuando lo expuse en el Museo de Arte Moderno de Bogotá. Unos meses antes fui amenazado de muerte y tras la denuncia en la fiscalía volvieron a amenazarme. Entonces advertí el peligro que estaba corriendo con mi pareja y decidimos irnos de Colombia. Nos vinimos a Barcelona, cerca de Hospital Clínic. Estando aquí me siguieron amenazando por redes sociales. Por eso, solicité asilo político para obtener protección, en tanto tengo residencia y permiso de trabajo. En lo que va de este año mataron a 22 líderes sociales.

No busco ni quiero que el collar se vea lindo, porque el mensaje que conlleva es muy duro; sería muy chocante que fuera lindo; con los actuales 431 cráneos se podría usar, pero no es la idea; cuando tenga la cantidad que se condice con la realidad no será una pieza que pueda ser portable. Es que implica un mensaje muy potente que no es fácil de llevar.

Además, proyecto, entre otras cosas, sumar dibujos que pretendo convertir en calcomanías para poder llevar el mensaje más allá.

 

“El collar «Ausencia» es una manera de honrarlos y de denunciar lo que pasa”.

 

_Este collar marcó un antes y después.

_Antes de «Ausencia» hacía broches con los que denunciaba lo que pasaba en mi país, pero este trabajo y el hecho de que no esté terminado, que sea una pieza inacabada porque refleja una situación del país que parece no tener fin, sí marcó un antes y un después. Ahora tengo y genera mucha más consciencia sobre la problemática de la violencia, e implica una carga emocional muy fuerte.

“Ahora tengo, y (el collar) también genera, mucha más consciencia sobre la problemática de la violencia, pero implica una carga emocional muy fuerte”

_Es una obra inacabada aún, pero ¿creés que algún día podrás terminarla? 

_Tengo mucha esperanza y expectativa por el próximo recambio político que se avecina en Colombia. Se están presentando otras alternativas con buenos argumentos y propuestas que presiento pueden ser mejores a la actual.

Y hay también un recambio generacional positivo, que supone un mayor respeto por el otro, por las minorías, por el diferente, que se juega a salir a marchar y reclamar por lo que cree.

Aunque no sé si esto parará porque Colombia es un país que lamentablemente se acostumbró mucho a la violencia…

 

“Tengo mucha esperanza y expectativa por el próximo recambio político que se avecina en Colombia. Aunque no sé si esto parará porque Colombia es un país que lamentablemente se acostumbró mucho a la violencia…”

 

Sublimando experiencias

 

_¿Conseguís sublimar experiencias y percepciones personales a través de la joyería?

_Sí. Mi experiencia más fuerte tiene que ver con mi mamá Fabiola. Cuando arranqué con mi obra «Fabi», empecé a identificar que mi mamá nos crió para ser muy machistas.

Mi trabajo de joyero es muy reflexivo. Me permitió identificar y entender lo que me pasaba. Pensaba que mi alejamiento a las mujeres era por ser gay y no tenía nada que ver, más bien era por ser machista y hasta algo misógino; cuando empiezo a identificar estas cosas pude empezar a sanar.

Además, este trabajo también me permitió transformar muchas creencias, pensamientos, actitudes. Identificar los problemas permite ir solucionándolos, y así se puede sanar. La joyería me sirvió para conseguir estar más en paz conmigo mismo.

 

“Este trabajo es muy reflexivo y me permitió identificar y entender lo que me pasaba; también me permitió transformar muchas creencias, pensamientos, actitudes.”

 

_¿Cómo es «Fabi»??

_Es una obra en la que usé piedras semipreciosas identificándolas como mujeres, siguiendo la idea generalizada de que son quienes usan más las joyas… Hay una primera pieza con un cuarzo rutilado engastado con recortes de páginas de la Biblia con pasajes supermachistas; en Colombia la religión es muy fuerte, no para mí que no soy creyente.

La piedra no está pegada sino suelta, está sujeta por las hojas que sí al estar pegadas la presionan y sostienen. La idea de sujetar la piedra con las hojas la saqué de los papeles de publicidad que se pegan en los postes de las calles de Barcelona, que se hacen tan gruesos que resultan difícil de cortar con las mano; así advertí lo fuerte que es el papel cuando se une y las hojas de la Biblia me sirvieron para representar lo fuerte que se vuelve su mensaje.

La intención de «Fabi» es mostrar que la mujer está siempre atrapada, y lo hago mediante ensambles mecánicos con tornillos que no la dejan salir y, a propósito, porque lo mecánico tiene que ver con lo masculino.

En algunas de las piezas de esta serie vuelve a aparecer el graffiti, y las piedras siempre están atrapadas. A mi mamá le gustaba tejer al crochet por eso la pieza refleja ese bordado parecido al que hago en la libreta de los líderes sociales.

“La intención de «Fabi» es mostrar que la mujer está siempre atrapada, y lo hago mediante ensambles mecánicos con tornillos que no la dejan salir.”

_¿La joyería entonces es tu instrumento para referirte a conflictos políticos, sociales y ambientales?

_Sí exacto, es mi medio de comunicación. Creo que desde la joyería podemos hacer nuestro aporte para tener más consciencia. Así, la joyería puede ser un medio de denuncia muy importante.

Y la joyería, para mí, también es un medio de sanación porque permite pensar, reflexionar o identificar problemas, y eso ayuda a estar y ser mejor persona.

Me preguntaron hace poco si valió la pena denunciar los asesinatos de los líderes a través de la joyería porque la consecuencia fue tener que exiliarme, y le respondí que sí, sin duda, no puedo ser indiferente.

 

“Desde la joyería podemos hacer nuestro aporte para tener más consciencia.”

 

_¿Buscás crear consciencia a través de la joyería?

_Sí, busco crear consciencia en el otro y, sobre todo, en mí. La labor de los líderes sociales es muy peligrosa y sin embargo se arriesgan, entonces por qué no apoyarlos a través de mi trabajo o visibilizar lo que les pasa en alguna medida.

Con que una sola persona me pregunté el porqué del collar «Ausencia» es suficiente porque me da la oportunidad de contar y tomar consciencia de lo que pasa.

Si todos fuéramos más conscientes de lo que nos pasa y de las consecuencias de lo que pasa, no haríamos ni provocaríamos tanto daño.

A pesar de la distancia estoy muy conectado e informado de mi país, aunque no sé cuan sano es estar tan pendientes de las noticias porque a veces me lleno de rabia ante algunos hechos.

 

“Busco crear consciencia en el otro y, sobre todo, en mí.”

 

_¿Estando en Europa, cómo vivís este momento de guerra?¿ La joyería puede servir como catarsis?

_Soy bastante pesimista con lo que está pasando. La guerra es terrible, estoy en shock y estoy a la defensiva como esperando el golpe, una consecuencia muy negativa.

Sin embargo, desde la joyería trato de acercarme a otras iniciativas, como la de Precious Collective, al que pertenezco, que convoca a joyeros a donar piezas para vender y recaudar fondos en favor de los damnificados y refugiados ucranianos.

 

Joyería de protesta

 

A propósito de lo que se ve por la guerra o lo que no se ve o visualiza, tengo un proyecto en mente referido a cómo los medios de comunicación tergiversan lo que pasa en favor de intereses, manipulan lo que comunica según de quien se trate.

Y sí, la joyería me sirve para tamizar lo que pasa. Tengo momentos de convulsión, como este por la guerra, en el que tengo las ideas muy alborotadas hasta que llega la calma y ahí fluye, y puedo responder ese qué puedo hacer yo.

Soy muy consciente de lo que pasa, pero siento que esto no debe tratarse a la ligera. La joyería no supone una fábrica de joyas cual caramelos.

Hay que ver si tenés que decir algo, porque no todo el tiempo se tiene que decir algo. Mi trabajo es más reflexivo y esto implica interiorizar todo lo que pasa para ver qué surge.

 

“La joyería me sirve para tamizar lo que pasa.”

 

_¿Tu joyería es de protesta, contestataria?

_Sí, y se me identifica de esa manera. Mi joyería busca visibilizar lo que nos pasa, eso que a veces no queremos ver. Hay muchos temas incómodos que debemos tratar y ver qué pasa al sacarlos a la luz. Y mi manera de tratarlos es a través de la joyería.

“Mi manera de tratar temas incómodos es a través de la joyería.”

_¿Qué importancia tienen los ensambles mecánicos o en frío en la joyería?

_La importancia radica en que con el correr de los años estamos usando cada vez más materiales, no solo metales sino muchos otros, como plástico o maderas. Y los ensambles mecánicos permiten sujetar muchas piezas que no podemos soldar. Este es un aporte que aprovecho al máximo en mi trabajo.

Me gusta utilizar piedras pero no engastarlas de manera convencional, siempre quiero sujetarlas de manera diferente. Y los ensambles mecánicos o en frío me ayudan mucho. También a los estudiantes de mi taller en su indagación persona, y advierto consiguen aplicarlo muy bien a su trabajo sea cual fuere el material, como el papel, por ejemplo.

Es que a veces se diseñan piezas en base a la soldadura por desconocimiento de los ensambles en frío, y muchas veces esa soldadura limita el uso de ciertos materiales. Por eso los ensambles mecánicos son muy importantes.

 

“Se diseñan piezas en base a la soldadura por desconocimiento de los ensambles en frío, y muchas veces esa soldadura limita el uso de ciertos materiales.”

 

Método de enseñanza propio

 

_Ahora estás dando clases online en Estudio Joya. ¿Cómo es la experiencia de dar clases virtuales de joyería? ¿Es posible aprender técnicas de joyería de este modo?

_En el Taller de Jaime Díaz, Trujillo -director y docente en la Escuela Asociación El Taller de Joyería Barcelona-, uno de los mejores profesores en técnica de joyería que tuve, hablamos mucho del tema, y a muchos no les va las clases online.

Reconozco que es complicado, pero la plastilina me facilitó mucho el dictado de clases sobre elementos tan pequeños como los que implica el ensamblado mecánico.

En Venezuela cuando no entendés algo es muy común que te respondan con sarcasmo: “¿Se lo explico con plastilina?”, y me di cuenta que va justo. Cuando empecé a dar clases en Materia Prima, no entendían y empecé a utilizar plastilina, y ahora la aplico en las clases virtuales y me resulta porque puedo ejemplificar muy bien, ampliar o agrandar la escala de lo que quiero mostrar y modificarla o marcarla de acuerdo con lo que quiero plantear, es un elemento muy versátil que va muy bien. Así las explicaciones son más claras. También me valgo mucho de dibujos que resuelven las dudas.

Sin este recurso no vería la manera de poder mostrar, sobre todo, repito, por lo pequeño de los mecanismos, sería muy difícil. Por esto, entiendo las dudas o cuestionamientos a las clases bajo esta modalidad. Pero a mí me va bien y resulta.

 

“Reconozco que es complicado, pero la plastilina me facilitó mucho el dictado de clases sobre elementos tan pequeños como los que implica el ensamblado mecánico.”

 

_¿A qué aplican mejor los ensambles mecánicos?

_A la madera, la porcelana, el papel, el yeso, el acrílico. Podría decir a todo lo que se te ocurra.

Particularmente, los aplico a los tornillos, que me gustan mucho. En el taller enseño a utilizar la terraja de joyería y la de mecánica, esta última es especial para cierres de collares. También me gusta aplicarlos a los retenedores porque permiten controlar muy bien las medidas; un remache es al azar o se puede dañar la pieza, en cambio con el ensamble de retenedores puedes asegurar que la pieza quede muy bien.

 

“Los ensambles mecánicos pueden aplicarse a cualquier material que se te ocurra.”

 

_Tus piezas son muy gráficas también, ¿seguís usando graffitis?

_En «Fabi» busco mostrar que la mujer está siempre atrapada y lo hago mediante ensambles mecánicos y graffitis con pintura acrílica desgastada. Este tipo de pintura tiene mucho que ver con lo urbano, con el aspecto de las ciudades; de ahí esa apariencia de desgaste industrial que tienen mis piezas.

Al principio, en 2017, mi uso de los graffitis era muy explícito. Hoy el mensaje no es tan literal. En «Fabi», ahora, en cambio, uso referencias de versículos de la Biblia que tratan el tema o la idea que quiero comunicar.

 

“Al principio, en 2017, mi uso de los graffitis era muy explícito. Hoy el mensaje no es tan literal.”

 

_¿Aplicás a concursos y ferias?

_Desde que llegué a Barcelona me dediqué más a hacer obra y dar clases. Estoy trabajando en el taller de Jaime Díaz, en Poblenou, dictando joyería básica y también allí alquilo un espacio de taller.

Prácticamente no he participado de concursos o ferias. En estos años, mis trabajos han estado en exposiciones solo por invitación.

Tiene que ver con el momento que atravieso, en el que necesito estar reflexionando más sobre lo que hago. La importancia de trabajos como «Fabi» tienen que ver, como dije, más con sanar que con exponer. Me permitió pensar y pensar, revisar, analizar, cuestionarme y eso vale mucho más que exponerlo.

«Fabi» es una obra que aún no termino, planeo una pieza en colaboración con la joyera Jessica Morillo.

“Desde que llegué a Barcelona me dediqué más a hacer obra y dar clases… En estos años, mis trabajos han estado en exposiciones solo por invitación. Necesito estar reflexionando más sobre lo que hago en vez de exponer.”

_¿Cómo surgió tu premiada obra «Fracking»?

_Para ese entonces, en 2019, sí estaba exponiendo mucho con la organización Alliages y la presenté para ser exhibida en la muestra «Ataque al corazón» que se vió en Munich durante la edición de Schmuck.

Y en ese momento también se abrió una convocatoria, participé y obtuve el premio ganador del ZLR Jewelry Awards con el galardón de una residencia artística y una exposición que aún no puedo realizar hasta que se resuelva lo del asilo político.

Un trabajo que también buscó conscientizar porque el medioambiente es atacado a través del fracking para extraer petróleo. «Fracking» es un broche construido mediante montaje y oxidación de plata, acero, acrílico, resina, tornillos nueces y pintura.

 

“Este broche también buscó concientizar porque el medioambiente es atacado a través del fracking para extraer petróleo.”

 

La estética de lo feo

 

_Lo último es tu serie «Anarquía» ¿por qué ese nombre y en qué consiste?

_Es una serie más de diseño, son piezas de uso cotidiano. La anarquía tiene que ver porque son muy punk, con puntas, con engastes anárquicos, no convencionales; por ejemplo, incluye un anillo cuya piedra no está visible sino engastada hacia adentro, sujeta con pinches que son tornillos atornillados, valga la redundancia, y luego soldados, pero tres de ellos no están soldados sino que sujetan la piedra interrumpiendo su paso o movimiento. La anarquía tiene que ver con esa falta de engaste convencional.

Siempre uso engastes mecánicos; es decir, que me valgo de mis recursos mecánicos para hacer joyas.

 

“Me valgo de mis recursos mecánicos para hacer joyas.”

 

_¿Cómo definís tu estilo?

_Mi estilo está definido por el acabado de mis piezas que están pintadas, peladas o desgastadas de manera o de aspecto industrial y también oxidadas. La mayoría de las veces utilizo plata pero no se ve, está oculta.

Esta apariencia estética me define, no busca lo bello o la belleza convencional. Por ejemplo, tengo un broche que incluye un velo sobre una cara hecha con caucho siliconado que al tocarla impresiona; una pieza que tuve el honor de que la maestra Nuria Carulla hiciera de modelo para mostrarla.

Tanto esta pieza como mi obra está inspirada en «La estética de lo feo», libro del filósofo alemán Karl Rosenkranz. Sigo esta estética tanto en joyería como en fotografía.


Jimena-Ríos-La-joyeria-de-autor

Entrevista a Jimena Ríos

Apuntes | Notas

Me interesa trabajar para que la joyería entre al mundo del arte


Entrevista a Jimena Ríos

Por Delia Alicia Piña

 

Jimena-Ríos-La-joyeria-de-autor

Valora la educación como pocas, tanto que sostiene que la formación es imprescindible para ser joyero y por eso creó la primera escuela integral de joyería del país: Escuela Eloi.

Ofrece tres años de estudio teórico práctico intensivo, respaldado por una completa formación técnica que adquirió en la escuela Massana de Barcelona y la escuela de joyería Alchimia de Florencia, de la mano de Carles Codina, Ramón Puig Cuyàs, Hans Leicht y Manfred Bischoff, entre otros.

Jimena Ríos se define como una hacedora de objetos o una artista que hace joyería y por eso sostiene que le interesa trabajar para que la joyería entre al mundo del arte porque asegura que es a donde pertenece.

Prefiere hablar de joyería y no de joyería contemporánea y la considera como una disciplina que no necesita ser entendida o que le falte público. Más bien opina que la joyería funciona bien cuando los joyeros tienen la formación suficiente como para responder por su trabajo.

“Haber tenido la oportunidad de invitar a los referentes de la joyería en Eloi, no solo me permitió seguir aprendiendo, que me encanta, sino que nos abrió muchas puertas”, dice la directora de Eloi, que este año cumple una década.

Su proyección, las exposiciones que representan su trabajo -como «Amuletos» que se ve hasta el viernes 18 en la Casa de la Cultura de Vicente López- y los proyectos que lleva adelante.


_¿Qué te sumó tu formación en la Massana de Barcelona y en Alchimia de Florencia?

_Estudié Historia del Arte, la carrera me gustaba mucho pero un me faltaba hacer con las manos así que en un principio compagine las dos carreras hasta que me di cuenta de que las dos pedían una dedicación completa. El grupo de alumnos de la Massana era muy multicultural y más interesante, formábamos una comunidad de amigos y pronto nos convertimos en una familia así que deje la universidad para dedicarme por completo a la joyería.

El haber estudiado en la Massana de Barcelona y en la escuela de joyería Alchimia de Florencia fue fundamental porque recibí una formación oficial, constante y sostenida, al haber ido a estudiar todos los días durante años, aprendiendo todas las materias, incluso algunas que no me gustaban. Así, recibí una completa formación técnica por muy buenos profesores, como Carles Codina, un referente de la técnica y el autor de uno de los libros más famosos y consultados sobre joyería y fue muy buen docente.

Quizá si hubiese optado por joyería más por hobby no hubiese tenido esa oportunidad de formación. Hice esmalte, cincelado, grabado, entre otras, conociendo las técnicas del oficio. Por otra parte, tuve como profesores a Ramón Puig Cuyàs, un gran maestro. Fue la primera vez que estuve en contacto con un artista que se dedicaba a la joyería y tenía éxito, lo que demostraba que era posible hacer de esto una carrera y, a la hora de enseñar, me di cuenta que había aprendido más de lo que pensaba; a Carmen Amador con su experiencia en repujado, con quienes también pude desarrollar la parte creativa. Hans Leicht fue muy importante para mí también porque su técnica era impecable y su lenguaje era absolutamente innovador. Tuve la suerte de tener muy buenos docentes de todas las materias.

El programa que tenía la escuela Massana en ese entonces, entre 2001 y 2003, me permitió desenvolverme en esos dos aspectos al mismo tiempo, y entender que la joyería contemporánea que intento hacer y enseñar necesita tener una formación, porque no alcanza con hacer un curso por hobby. La Massana me enseñó a no subestimar la formación.

Y continuar en Alchimia me llevó a ampliar mi perspectiva. Tuve como maestro a Manfred Bischoff y eso significó un gran cambio en mi manera de ver porque pude comprender el punto de vista de la estética. Basta mirar el trabajo de Manfred para ver su sensibilidad, aprendí fundamentalmente el valor de la calidad de los materiales, el respeto por la comunicación y la claridad que aporta la austeridad.

También tuve como profesores a Doris Maninger, Lucia Massei, directoras de la academia, que estaban siempre presentes y fueron modelos de otra manera de estar en el mundo y de sentir pasión por el trabajo que uno hace. Doris me aportó mucha lectura, música y cosas que no están relacionadas directamente con la joyería pero si con ampliar el universo que nos ayuda a crear. E hice un workshops con Dorothea Prühl, una institución, hice un workshop con ella y conviví durante una semana, verla trabajar fue un lujo, el silencio y la manera de honrar el trabajo me enseñaron mucho. La de Ted Noten fue una experiencia absolutamente opuesta pero muy enriquecedora. Poder tener docentes con lenguajes y maneras tan distintas me ayuda cada vez que doy clases.

Todo sumó para entender cómo funciona el mundo de la joyería más que obtener contactos, claro, porque si uno no trabaja los contactos no sirven de mucho. Sí, sirve para entender una muestra, por ejemplo, y para que lo que hagas no sea algo de una sola vez sino es mejor atravesar un proceso que implica constancia y formación.

 

“El haber estudiado en la Massana de Barcelona y en la escuela de joyería Alchimia de Florencia fue fundamental porque recibí una formación constante y sostenida, aprendiendo todas las materias, incluso algunas que no me gustaban”.

 

Una hacedora, una artista

 

_¿Cómo funciona el mundo de la joyería?

_La expresión joyería contemporánea no me gusta porque a veces se usa como excusa para cuando alguien no tiene formación técnica y hace algo por hobby y termina haciendo una pieza no es tan portable, que no está técnicamente bien resuelta ni tampoco es una obra con un mensaje y resulta un híbrido bajo el paraguas de joyería contemporánea.

Yo hago joyería hecha hoy, por eso tiene el lenguaje acorde a nuestro tiempo y hago objetos, algunos portables otros no pero tienen una relación con el cuerpo. Me identifico más como una hacedora de objetos o como una artista que hace joyería o como joyera. Me parece que la palabra “joyería” ya es un montón, es grande, me gusta usarla y que mis alumnos la usen porque creo que un joyero tiene la posibilidad de hacer obra y comunicarla pero si tiene que hacer una alianza de casamiento porque necesita el trabajo la pueda hacer, o que si hace una pieza súper abstracta y contemporánea te la puedas poner, no se te va a romper ni caer, no se te va a salir el broche o este no va a ser comprado.

No subestimo la disciplina. Así como no cualquiera es médico, no cualquiera es joyero, lejos de comparar ambas profesiones.

Y después creo que lo que tiene esta disciplina, como algunas otras ramas, es gente que lo hace más por hobby o en su tiempo libre, otros con más dedicación, investigación y formación. Creo que muchas de las semanas se la joyería, sin generalizar, tienen a gran cantidad de hobbistas o aficionados, que pagan para estar en eventos o galerías. Eventos que no movilizan ni amplían la disciplina, no va mucha gente más que los mismos del rubro. No me interesa la joyería para joyeros, y hay mucho de esto.

Por ejemplo, es un sinsentido hacer una muestra de mis alumnos a la que solo vengan mis alumnos, familiares y amigos, sin que alguien consiga llegar más allá, sin un feedback o que no logre interesar o venderse alguna pieza.

 

La pertenencia de la joyería

 

Me interesa trabajar para que la joyería entre al mundo del arte, que es a donde pertenece. O que si no entra al mundo de arte, entre al mundo comercial y que realmente se vendan esas piezas pero que aparezca un otro. No me interesa cuando es solo para nosotros, para hacer, que quede acá, vengan cuatro personas y ya.

Defino a la joyería contemporánea no como una disciplina que necesita ser entendida o que el público tenga que entenderla o que falte que el público se acerque. Creo que es al revés, cuando la joyería funciona bien y está inmersa en el mundo del arte, en países en que los joyeros tienen la formación suficiente para responder por su trabajo, atrae, convoca. Cuando una pieza está bien hecha puede conmover a cualquiera: al vecino de enfrente, a un galerista, a un ama de casa, a un médico o a un artista. Me interesa que las joyas que yo hago, mis alumnas o los colegas que vienen a trabajar acá. No hay que pedirle a la audiencia que entienda sino nosotros hacer el esfuerzo por hacer algo que pueda acercarnos al otro o que motive a acercarse.

Cuando hicimos la muestra en el Museo de Arte Popular José Hernández buscamos que estuviera bien curada, armada, iluminada, en vitrinas, para que la gente que pasara pudiera ver que la propuesta estaba en un contexto artístico; no se trata que el otro entienda que trabajamos de manera distinta sino al revés. La muestra que estamos haciendo ahora en la Casa de la Cultura de Vicente López, frente a la plaza Vicente López y Planes, hacia el Bajo de Olivos, lo mismo, es un lugar por donde pasa gente del barrio, no tan afín a la joyería y eso está bueno porque llegás más allá, en un lugar municipal, en el que nos esforzamos para que el montaje fuera fácil de entender, que atraiga, que sea llevadero, que tuviera textos de sala para que se entienda y nosotros explicarlo.

Creo que la disciplina está muy bien, está muy clara, no hace falta que se entienda mucho, sino que nosotros, los que llevamos adelante esta disciplina tenemos que tener la formación suficiente como para poder pararnos con solidez. Ningún médico opera después de un mes de empezar a estudiar medicina y así como en cualquier otra profesión, ningún joyero entonces debería hacer una muestra después de hacer un taller de una vez por semana. Pido lo mismo en cualquier oficio; en ese sentido es que no subestimo la disciplina. Hay que estudiar y formarse como cualquiera, adquirir experiencia, años de trabajo, para ser sólido.

 

“Me identifico más como una hacedora de objetos o como una artista que hace joyería.”

 

_¿Esa formación más sólida te permitió exponer tu trabajo en lugares de prestigio, que tienen en cuenta lo que planteás?

_Creo que sí. Me sirvió para entender la dinámica de la joyería, yo ya había trabajado como joyera en Barcelona antes de llegar a Buenos Aires, hace 16 años. Fui tallerista de otros joyeros, hice piezas comerciales que vendía en ferias y durante algunos años vendí en distintas galerías de Europa. Esa experiencia sumó mucho. Esa misma formación sólida pretendo para mis alumnos y estamos tras eso.

 

Formación sólida

 

Dos de mis alumnas, Florencia Fernández Coll y Lara Solia Barenboim, fueron seleccionadas para participar del 35 Marzee International Graduate Show, en Nijmegen, Países Bajos, una galería que representa y convoca a artistas consagrados y emergentes y lo lograron porque tenían un buen trabajo, una expresión de un trabajo personal de los materiales, con rigor técnico y sensible una muestra muy grande que les abrió puertas porque van muchos coleccionistas.

En la escuela nos interesa no solo tener un buen trabajo de calidad sino poder presentarlo adecuadamente, poder demostrar cómo está hecho, cómo hablás o escribís de tu trabajo, cómo lo comunicás, también poder escribir un buen statement que lo represente e inspire, tener un buen curriculum que muestre el estudio e investigación. Así como cuando se estudia bellas artes se tienen materias de arte, cuando se estudia joyería también se deben tener. Esta formación completa es la que tuve en la Massana. Incluyó saber quién es quién en el mundo de la joyería, conocer a joyeros de qué lugar, qué hacen, para saber uno qué hacer o saber que otro ya lo hizo; qué galerías trabajan con determinados artistas, y a cuál puede interesar mi trabajo, qué evento me puede interesar o cuáles de mis trabajos me representa.

E insisto, todo esto lo aprendí con la formación, que también me permitió conocer gente que se tomaba el trabajo muy en serio, no como una alternativa sino que le dedicaban todo el tiempo necesario. La manera en que vi cómo trabajaban colegas y gente que yo admiraba es que tenían a la joyería como primera opción, no era un plan b.

“La formación también me permitió conocer gente que se tomaba el trabajo muy en serio, no como una alternativa sino que le dedicaban todo el tiempo necesario”.

_¿Qué hacés con la joyería como herramienta artística?

_Es una herramienta artística porque usamos la joyería para comunicar algo; es una herramienta de comunicación. Para esto, la formación es clave. Una herramienta sirve cuando uno sabe usarla y para que funcione hay que saber en qué contexto se usa para quién, por qué, para qué, cuál es el público, tu audiencia, antes de usarla tenemos que tener en claro qué vamos a decir y para qué porque sino no sirve.

Elijo la joyería como herramienta porque es con la que me siento más cómoda. Últimamente trabajo bastante poco de joyera hago otras cosas como docente.

Esta herramienta cambia según los proyectos que tenga. Lo que tengo que decir tiene que ser algo muy propio, transmitir un mensaje honesto, que salga del cliché, del lugar común y de lo que se cree que se usa o se habla.

 

“Elijo la joyería como herramienta porque es con la que me siento más cómoda”.

 

Trabajo colaborativo

 

_¿Por qué te dedicás más a la gestión, a la curaduría, a la gestión y a la docencia?

_Porque me encanta enseñar, me gusta mucho trabajar con gente. Tanto en la curaduría como en la docencia o en la gestión trabajo con equipos. En Taller Eloi conseguimos armar buenos equipos; si bien soy quien lo dirige y organiza, hay buenos grupos con tareas claras que tienen que ver con el montaje, lo económico y otras tareas que están bien distribuidas, y las hacemos en conjunto. Tenemos ideas y gustos en común. A todos nos gusta o tenemos en claro qué queremos mostrar y cómo.

De igual modo, me interesa mucho tener alumnos que después sean mis colegas. Me gusta que tengan su autonomía, como Monique Lecouna, Gabriela Marcos, Rita Hampton, entre otros. Me interesa que mis alumnos sean joyeros, que puedan desarrollar su propia vida laboral que puedan dedicarse y subsistir, porque sino termina siendo un hobby; que haya un otro, te permite ver si lo tuyo funciona o no. En lo que hacemos siempre tiene que haber otro, sino lo hacés lo metés en un cajón y nadie se entera o se lo das a una amiga. Poder generar o colaborar en que el otro tenga su propio medio de comunicación está bueno.

Y la gestión me encanta. Cando volví a Argentina, no tenía pensado enseñar ni sabía bien qué iba a hacer, pero me di cuenta que había mucho por hacer, que hacía falta una propuesta más formal, una institución con una propuesta más integral. La joyería como herramienta de comunicación que puede entrar al mundo del arte no existía y había que hacerlo.

 

“Me di cuenta que había mucho por hacer, que hacía falta una propuesta más formal, una institución con una propuesta más integral”.

 

_¿Cómo definirías la joyería que hacés?

_Hago y enseño joyería y obras de arte, que expresan lo que quiero. Es joyería como obra de arte. No necesita una definición especial sino que hay que trabajar en los campos que ya existen. Porque cuando uno usa una definición nueva o especial te libera de cumplir con parámetros más específicos. Prefiero intentar llegar a la  vara que tiene la obra.

 

“Hago y enseño joyería y obras de arte, que expresan lo que quiero.”

 

_Conseguiste que un proyecto como Hand Medal tuviera un alcance mundial inusitado.

_Fue una iniciativa súper interesante que llevamos adelante con Iris Eichenberg, con gran convocatoria y que resultó enriquecedora.

El objetivo del proyecto no era ni es hacer una muestra sino que los joyeros nos pusiéramos a trabajar para quienes lo necesitaran en ese momento, los trabajadores de la salud, dentro de lo que podíamos hacer como orfebres y fue hacer medallas, tomando o retomando la tradición del oficio que realizamos.

Un proyecto en el que participaron todo tipo de joyeros desde famosos que hacen obra hasta alumnos de talleres no conocidos, quienes se sentaron a trabajar con herramientas e hicieron una pieza con un significado para otra persona.

Hand Medal tuvo como objetivo no centrarse en el autor sino en quién recibía su trabajo. Participaron casi 4000 joyeros de todo el mundo, casi todos los que vemos a diario en exposiciones y recibiendo premios y también joyeros que no conocemos, quienes llegaron a elaborar 300 medallas en una semana. Hand Medal Project movió la jerarquía preestablecida que no siempre se establece justamente.

 

Moviendo lo preestablecido

 

A raíz del Hand Medal Project nos convocaron a Iris y a mí a participar de la exposición «Worn» en Nueva York. Una exposición que llevó las joyas fuera del joyero para explorar los potentes aspectos de la joyería.

Una iniciativa de las artistas visuales nortemericanas Andrea Miller y Amelia Toelke que presentaron obras de arte y proyectos situados en la intersección de la joyería, los problemas sociales y la historia. No quisimos usar el proyecto porque no consideramos que sea nuestro sino de todos aquellos que fueron parte y el objetivo nunca fue mostrarlo sino hacer piezas para honrar a otros.

Por eso, participamos de este evento de joyería política con «Postcard Project», postales con imágenes de manos en las que los participantes podían enviar notas de agradecimiento a alguien que les brindó atención.

El proyecto Postales debutó en Hobart y William Smith Colleges durante la primera edición IRL de Worn. Y para NYC Jewelry Week 2021, se hizo la misma invitación a los asistentes. Es que el acto de escribir a mano conecta físicamente a una persona con otra.

 

Muestra no convencional

 

Ahora, no en el contexto de una muestra convencional, también estamos trabajando con esas piezas extra, más de 2000 hand medal que entregaron cada uno de los joyeros participantes y las estamos colgando en una tela que se va a poder plegar y trasladar y exhibir de manera itinerante durante dos años por los países donde se llevó a cabo el proyecto. El montaje permite que la gente pueda bordar algo, de manera de ir cargando de significado esta pieza en esta peregrinación.

Terminará en un lugar muy especial, por eso lo elegimos: una capilla que está en una gruta donde se encuentra la imagen de la Virgen del Milagro, en El Candado, de Salta.

Circulará por lugares no convencionales, para que el proyecto se transmita de la misma manera en que se hizo: hospitales, sanatorios, geriátricos, escuelas, universidades, capillas, sinagogas, mezquitas, es decir,  iglesias de distintos cultos. Los distintos joyeros que participando son los que van a ir pasando esa tela; ese es el plan que arrancará en Munich en marzo próximo.

“Hand Medal Project movió la jerarquía preestablecida que no siempre se establece justamente.”

_La de exvotos también terminó siendo un proyecto itinerante. 

_«Verdadero es lo hecho. Exvotos y joyería contemporánea» comenzó con el libro «Por gracias recibidas: exvotos de joyeros contemporáneos» que fue antes de la muestra en el museo José Hernández, y luego hicimos una muestra de exvotos de joyeros argentinos y colombianos, «Verdadero es lo hecho, exvotos contemporáneos de joyeros latinoamericanos», en galería Platina en Estocolmo, junto con «I do not wish» de Iris Eichenberg y mis colecciones de exvotos tradicionales italianos y argentinos.

Luego, «Verdadero…» se realizó en Melting Point, en Valencia, solo con la propuesta de exvotos argentinos, y se repitió en Caelum, el espacio de la maestra joyera Cecilia Richard en Córdoba.

 

Oportunidad de crecimiento

 

_Este año Taller Eloi cumple una década.

_Sí, felices. Eloi fue cambiando mucho porque fuimos adaptándonos a lo que sentíamos que hacía falta. Arrancó como un taller de una vez por semana y fue creciendo de acuerdo con los grupos que se fueron armando, con alumnos que me dieron la oportunidad de crecer mucho más de lo que pensaba. Alumnos interesados e inquietos, exigentes, extraordinarios, con formaciones muy potentes, como Monique Lecouna, Corina Mascotti, Patricia Tewel, entre otros, con los que Eloi se fue consolidando como escuela.

En la que participan profesores increíbles como Diego Ferrerio, profe de Grabado, Engarce y Técnica general, también docente en la Escuela de la Joya, que trabajó con el maestro en modelado en cera Alfredo Garavaglia; Isabel Iriarte, licenciada en Historia del Arte, que también trabajó en el Museo Etnográfico de la UBA y docente de la Escuela Municipal de la Joya.

Son docentes de la escuela Eloi: Francine Oeyen, que enseña Dibujo técnico, creativo y Acuarela para joyería; Rita Hampton, brinda Técnica básica, Fabricación y cuidado de herramientas además de Cincelado; Carolina Luzardo, ofrece Técnica, cursos básicos y experimentación con nuevos materiales; Gabriela Marcos, diseñadora textil, que también ofrece técnica básica, y Sol Ríos que enseña Costura y tejido con cuentas.

Como profesores invitados hemos tenido el honor de recibir a Judy McCaig, Caroline Broiadhead, Manon van Kouswijk, Iris Eichenberg, Carlos Silva, Daniela Malev, Rodrigo Acosta, Inés Garland y Laura Licandro. Una propuesta diferenciadora que nos permitió enriquecernos, responder a las expectativas y crecer muchísimo.

Haber tenido la oportunidad de invitar a los referentes de la joyería en Eloi, no solo me permitió seguir aprendiendo, que me encanta, sino que nos abrió muchas puertas, como la posibilidad de trabajar.

Y haber contado con Iris Eichenberg nos permitió realizar proyectos con la Cranbrook Academy of Art, de Bloomfield Hills cerca de Detroit, donde dirige el departamento de Metales; con Caroline Broiadhead realizamos la muestra «Postcards from the Edges» que se exhibió en un digital show con el trabajo de artistas de joyería de América del Sur y estudiantes del BA Jewellery del Central Saint Martins; todos los profesores mencionados colaboraron e impulsaron Hand Medal Proyect. Eloi consiguió ampliarse en una red de intercambio muy interesante.

 

“Los alumnos que me dieron la oportunidad de crecer mucho más de lo que pensaba. Alumnos interesados e inquietos, exigentes, extraordinarios, con formaciones muy potentes.”

 

_La escuela integral Eloi arrancó con la pandemia.

_Sí, en marzo de 2020. Nos manejamos online hasta noviembre cuando retomamos las clases presenciales que ese año continuaron en el verano.

Hoy ya tenemos una camada de 1er. año y de 2do. año que han cursado de manera presencial; tratamos de mantener la mayor presencialidad posible con todos los cuidados de protocolo, extendimos los turnos durante casi doce horas para espaciar la cantidad de alumnos, para que pudieran usar el taller y porque es muy difícil enseñar joyería de manera online. Las herramientas son necesarias y los alumnos no pueden comprárselas y no sabrían cómo usarlas.

Hicimos algunos cursos de técnica online pero me di cuenta que no era honesta con el oficio, hay mucho que se pierde por este medio, como cómo se sienta el alumno en el banco que ruido hacen las herramientas cuando las usa; se necesita de un banco de joyero no una mesa de casa, hay cosas que se enseñan mientras el alumno ve cómo se hacen.

 

La buena práctica de la joyería

 

Hay muchas cosas de la buena práctica que hacen necesario que las clases se realicen de manera presencial en el taller.

Entonces, sí ofrecimos muchos cursos teóricos, como de Filosofía con Tomás Abraham; Escritura creativa con Inés Garland, Historia del Arte con Isabel Iriarte, Mitología con Carlos Bustos, Tejido de cuentas con Victoria Baquero, entre otros teóricos que dieron  docentes de la Cranbrook Academy. Todos temas que suman al aprendizaje que se ve en la forma de trabajo.

 

“Hicimos algunos cursos de técnica online pero me di cuenta que no era honesta con el oficio, hay mucho que se pierde por este medio.”

 

_¿Qué tiene de diferente la escuela Eloi en relación a la oferta educativa de joyería existente?

_La Escuela Eloi ofrece una formación integral, muy completa, que no existe. La Escuela de la Joya Maestro Joyero Sergio Lukez, del Gobierno de la Ciudad, tiene otro perfil así como las escuelas de talleres de joyería de otras maestras o maestros particulares o privadas, a muchas de las cuales los estudiantes van por hobby.

Los que vienen a la Escuela Eloi concurren tres veces por semana, cinco horas cada una, y las otras dos veces vienen al taller a realizar trabajos, y esto no es compatible con otras propuestas ni con otra actividad porque supone una dedicación exclusiva y un estudio intenso.

Y esta diferencia está también en que la formación integral que ofrecemos no depende de los que los estudiantes quieran aprender porque no es optativa. Incluye Grabado, Cincelado, Dibujo técnico, Dibujo artístico, Fundición, Engarzado, Escultura, Textiles, Proyectos y mucho más, sí o sí, más allá de gustos o afinidades. Me interesa ofrecer un gran panorama de conocimiento para que tenga qué elegir.

Si enseñara solo lo que yo hago, sería muy limitado y de esa manera tendría alumnos que terminarían haciendo lo que yo hago y harían siempre o solo lo mismo porque no tendrían otras herramientas. Y esta no es la idea de una formación completa o integral. Me interesa que tengan todas las herramientas, que tengan autonomía y que encuentren un lenguaje propio, y para esto tiene que tener muchos lenguajes enfrente para poder elegir o darse cuenta cuál es el propio. No quiero que los alumnos se parezcan a mí sino que cada uno se parezca a sí mismo.

 

Un lenguaje para un decir genuino

 

Todo el trabajo que se hace en Eloi es para que el alumno encuentre el lenguaje para decir lo que quiere y, también, para que sepa qué tiene para decir. Los que egresan de Eloi salen con un lenguaje propio.

Me ha pasado que resolví inquietudes o intereses o temas que plantearon alumnos que me excedieron y convoqué a otros docentes para resolverlos, como zapatos, por ejemplo, por lo que contacté a Lourdes Chicco Ruiz; o para profundizar en textiles estuvo Lucía Chain. Lo mismo se repite con los profesores internacionales que han trabajado temas o inquietudes con alumnos de Eloi, que han hecho crítica de trabajos de alumnos que resultaron espectacularmente constructivas, una oportunidad que se da en escuela Eloi y me animo a decir casi en exclusiva, la cual amplía la mirada.

Para esto, tienen que aprender cosas que ni siquiera saben que existen o que creen que no les gustan; tal vez las aprenden y se dan cuenta que les gusta.

Los casos de Florencia Fernández Coll y Lara Solia Barenboim, que expusieron en Marzee International Graduate Show, de Nijmegen, donde por primera vez estudiantes latinoamericanas mostraron su trabajo, y de Vivian Heidendreich, que ahora estudia en la Akademie der Bildenden Künste o la escuela de artes aplicadas de Múnich, uno de los lugares más prestigiosos del mundo para estudiar joyería, es una muestra del alcance o de las posibilidades que pueden derivar del paso por la Escuela Eloi.

Por eso, me interesa que los alumnos se formen, empiecen y terminen, y luego puedan seguir haciendo su carrera y no que dependan de mí; eso se ve mucho en algunos talleres en los que los alumnos dependen de sus maestros para seguir.

Sí tengo alumnos que vienen desde hace años pero ya no como estudiantes sino como colegas que ofrecen su experiencia, como en el caso de Monique Lecouna, Sol Ríos o Gabriela Marcos, con quienes ya somos parte de un grupo que colabora en la gestión de Eloi, o interviene en forma cooperativa de los proyectos que llevamos adelante, algunas son docentes ya, pero cada una tiene su propio trabajo.

“La Escuela Eloi ofrece una formación integral, muy completa, que no existe… Todo el trabajo que se hace es para que el alumno encuentre el lenguaje para decir lo que quiere.”

_¿Cómo va Tienda Eloi?

_Surgió con la pandemia, con la intención de generar un espacio online para que los alumnos que estuvieran en condiciones pudieran ofrecer sus trabajos y tener una salida laboral, porque también me interesa que el que se dedica a la joyería pueda vivir de ella y ganar plata sino termina siendo un hobby.

En ese sentido, es que está bueno que se de un feedback, que exista un otro para ver y comprobar que lo que se hace funciona; en lo que hacemos creemos que sí o sí tiene que haber un otro, sino lo hacés y queda en un cajón o en manos de una amiga.

Así Tienda Eloi fue un ejercicio para probar que las piezas que se hacían funcionaban y gustaban; para aprender a hacerlas con un packaging claro. Y funcionó bastante bien, especialmente para momentos de regalos, como Navidad, por ejemplo, en el que abrimos el taller y pasó gente a ver y comprar. Estuvo bien para ver cómo es la respuesta; para ver cómo funciona el mercado, cómo se determinan los precios, cuál es el packaging más adecuado, cuál es la comunicación que requiere comercialmente.

 

Tienda de obras de arte

 

Este mes cerramos con un sail y el mes que viene  arrancamos con un nuevo proyecto: una tienda no tan comercial sino más con obra.

A  partir de marzo los alumnos de Eloi podrán tener su propia tienda o podrán comercializar sus propias piezas, pero Tienda Eloi estará reservada para piezas únicas, más de arte. Será online, pero pretendemos volver a hacer las muestras de los trabajos de los alumnos del taller.

 

“Tienda Eloi estará reservada para piezas únicas, más de arte. Será online, pero pretendemos volver a hacer las muestras de los trabajos de los alumnos del taller.”

 

_¿Cómo serán?

_Se realizarán de acuerdo a cómo evolucione la pandemia. Para esas muestras mensuales o bimensuales también contamos con Benita de Simone, asistente de Eloi que también es curadora y dicta cursos de Curaduría en la escuela, para saber cómo se monta una expo, cómo se comunica, cómo deben ser los textos de las piezas, por qué es importante que acompañen estas explicaciones, cuál es la iluminación adecuada, todo lo que está en una muestra y cómo está dispuesto habla del trabajo, etc. Esto también es parte de la formación, aprenderlo supone un respeto por la obra y por el público que se acerca a ver una muestra. Como mencionaba, al ofrecer una muestra estamos obligados a hacernos entender, no al revés; el público ya hace el esfuerzo de acercarse a verla.  Muchos de los joyeros invitados por Eloi han realizado muestras en el taller. Hemos aprendido mucho, como de Celio Braga, Manon van Kouswijk, Carlos Silva, Caroline Broiadhead, Ana Costa Reis.

Otras surgieron de workshops, como «La belleza de la vida cotidiana», liderada por Rodrigo Acosta, que se preveía exponer para la frustrada edición de Melting Point pero por la pandemia pasó nuevamente a mayo de 2023.

La experiencia de «Amuletos» resultó muy interesante y nos interesa repetirla, en el sentido de ocupar espacios que tienen que ver con el mundo del arte, como Casa de la Cultura de Vicente López o, en su momento, con «Verdadero es lo hecho…» en el Museo de Arte Popular José Hernandez. Por eso, seguro el año que viene buscaremos un espacio similar para mostrar nuestro trabajo en una exhibición similar, siempre siguiendo nuestra premisa de no pagar para exponer.

Entendemos que el trabajo de hacer piezas únicas, armar y montar su exhibición vale por sí, no necesitamos pagar; también es para cuidar nuestro trabajo. Es fácil pagar para estar en una galería, y eso nonos interesa. Preferimos ocupar espacios de arte, intentar llegar a allí, a esos lugares abiertos a exposiciones, aplicando con el valor de nuestra obra. Afuera pasa lo mismo, es preciso aplicar y tener un proyecto sólido bien armado y tras eso vamos; si pago no necesito tenerlo.

Hay muchos ejemplos de cómo la joyería está presente en espacios de arte. Iris Eichenberg, por ejemplo, expondrá en una muestra retrospectiva de su obra en el Museo de Arte Moderno de San Francisco, en California; muchos joyeros tienen obra -piezas portables de joyería- en colecciones de museos, como el Victoria & Albert, la Neue Pinakothek del Stadelijk de Amsterdam, el MAD de Nueva York, entre otros.

El espacio te legitima; si busco un espacio que legitime, el trabajo tiene que estar a la altura de ese sitio. No creo que las galerías no estén abiertas a la joyería sino que la joyería no está a la altura de las galerías; entonces es más fácil pagar por un espacio para hacer una muestra; y esto pasa en todos lados, acá y en el exterior.

“Preferimos ocupar espacios de arte, intentar llegar a allí, a esos lugares abiertos a exposiciones, aplicando con el valor de nuestra obra.”

_¿Más proyectos?

_En marzo próximo iremos con un grupo de la primera camada de la escuela Eloi y de Cranbrook Academy of Art, a Munich. Como se mantienen las muestras de las galerías y la de la Academia de Bellas Artes de Munich, esa que dirigió Otto Künzli y ahora está en manos de la danesa Karen Pontoppidan, organizamos con Iris Eichenberg un viaje de estudios que incluye la Pinakothek der Moderne, con su colección de joyería, entre otros museos de la ciudad, además de Berlín.

Vamos de las dos escuelas porque hacemos intercambio y, en ese sentido, la pandemia nos vino bien porque habilitó una conexión online que nos permitió masterclasses compartiendo invitados, clases de historia, hacemos intercambio de cursos: por ejemplo, estuve dando una clínica con alumnos de la maestría de Metales durante 3 semanas. Y tenemos más proyectos para que los alumnos puedan trabajar juntos.

Nos interesan en particular las galerías tradicionales de Munich que para marzo de cada año  tienen su puesta al igual que la de la Akademie Galerie, que pertenece al complejo educativo en el que mencionaba estudia Vivian Heidenreich.

La tradicional feria de artesanías, con sus propuestas de cerámica, carpintería y textiles, entre otras, que incluye a Schmuck, pasó al verano al igual que la Semana de la Joyería de Múnich que organiza la revista Current Obsession, un evento privado por el que pagás por estar en un mapa que consigna pop ups, muestras, presentaciones, eventos de joyería independientes. Es decir, la edición de Helen Britton para Schmuck pasa a julio, entiendo que junto con la edición 2020 de Chequita Nahar.

 

Viaje de estudios

 

Aprovecharemos el viaje también para poner en marcha el proyecto de hacer circular esas 2000 medallas cocidas y bordadas en una tela as medallas en la tela. El viaje de estudio incluirá Berlín.

A propósito, tenía una muestra ahora en marzo en Munich con el mismo grupo que hice «Escapularios», Iris Eichenberg, Eija Mustonen, Rebekah Frank, Helena Lehtinen y Marta Costa Reis pero la suspendimos porque iba a ser una propuesta  performática; seguramente haremos algo más como grupo porque somos amigas y nos gusta trabajar juntas pero no sabemos cuándo será.

Con Iris Eichenberg siempre seguimos trabajamos en conjunto, a la distancia y continuaremos con proyectos en conjunto con ambos alumnados, de Eloi y de Cranbrook, similares al que llevamos adelante con el Central Saint Martins. También recibiremos a Gastón Roig que dará su curso de Electroformado. Y Juliana García Bello que dará un curso sobre Upcycling textil.

Y aún está pendiente la visita de Helen Britton, suspendida por la pandemia; ahora, con el valor del dólar se complica mucho…

Se sumará, como mencioné, la nueva Tienda Eloi, las muestras de los trabajos de los alumnos.

Estamos ofreciendo cursos de verano: algunos técnicos, como Anillos y Cierres clásicos por Diego Ferreiro; uno de dibujo para joyeros, y otros cuatro intensivos a mi cargo; como no aceptamos alumnos sin conocimientos, estos cursos previos son necesarios antes del inicio de las clases anuales.

Nuestra prioridad es poner en marcha un nuevo ciclo lectivo de la Escuela Eloi, para lo cual está abierta la inscripción a las clases que comenzarán en abril próximo.


Chrissie-Barban-Brazil-Jewelry-Week-La-joyeria-de-autor

Arranca la tercera edición de Brazil Jewelry Week

Apuntes | Notas

Nueva edición de Brazil Jewelry Week


Chrissie-Barban-Brazil-Jewelry-Week-La-joyeria-de-autor

Hoy comienza la tercera edición de Brazil Jewelry Week. Continúa con su formato virtual, en una plataforma actualizada que se mantendrá en línea para generar interacción entre joyeros latinos y su público así como con joyeros del resto del mundo y sus seguidores.

Ofrecerá una exposición de obras de 44 joyeros de diversos países, como Brasil, Argentina, Colombia, Chile, México, España y Corea del Sur, entre otros.

Se trata de piezas de joyería de arte que interpretan la consigna «Os Corpos Híbridos Mestiços Latinos», curada por Jorge Manilla, Ana Cristina Titi Berrio y Renato Araújo.

Habrá diversas muestras, performances y un ciclo de conferencias exclusivo.


A las 17, arranca la Semana de la Joyería de Brasil en una nueva edición virtual que reunirá a artistas joyeros de Latinoamérica, y brindará una intensa semana de conferencias y performances.

Se desarrollará en una plataforma que ahora se mantendrá en línea todo el año, actualizándose en tres idiomas con el fin de generar una red entre joyeros latinos, su público consumidor de la región y también con joyeros de todo el mundo y sus seguidores.

Esta edición reúne a 44 joyeros de varios países latinoamericanos: 23 de Brasil, 9 de Argentina, 1 de Chile, 2 de Colombia. 3 de México y 1 Costa Rica, así como 1 representante de España, 1 de Mozambique y 1 de Corea del Sur.

La plataforma de BJW gana fuerza y ​​se mantendrá activa tras la finalización del evento, alimentando así a la joyería latina contemporánea las 24 horas del día, en portugués, con versiones en inglés y español. Se trata de un canal de comunicación que promete ofrecer a los joyeros una interacción real y ágil con su audiencia, de manera muy intuitiva.

Con la curaduría de expertos

La joyería latina contemporánea es única y poderosa, con gran proyección y futuro. Las primeras ediciones nos entusiasmaron mucho al darnos cuenta que podemos conectarnos y potenciarnos y que en la región hay innumerables talentos que juntos pueden muchísimo más”, dice Chrissie Barban, creadora de este ciclo joyero, que esta vez contó con la curaduría de Jorge Manilla, Ana Cristina Titi Berrio y Renato Araújo.

Jorge Manilla, oriundo de México y residente en Gante, Bélgica, es profesor en el área temática de metales y joyería artística de la Academia Nacional de Artes de Oslo; Titi Berrio, de Colombia, es magíster en Artes Plásticas de la Universidad Nacional de Colombia, con formación en producción y diseño de joyas, y Renato Araújo, de Brasil, es especialista en arte africano y licenciado en Filosofía de la Universidad de San Pablo.

“Creo que las construcciones de joyería artística reflejarán nuestra diversidad actual, un verdadero ejemplo de la importancia de la cultura indígena y el mestizaje de los pueblos. Recuperemos esa vieja autoestima perdida, sometida y negada. Mostraremos nuestros procesos creativos, nuestros puntos de vista críticos, nuestras materializaciones artísticas. Que nuestros tesoros culturales, una vez negados y olvidados, sean ahora el orgullo de los joyeros latinoamericanos”, sostiene Jorge Manilla.

Para Titi Berrio “somos individuos que operamos dentro de un sistema que comprende las posibilidades del presente, sociedades producto de un pasado indígena y colonial, un pasado rico en lenguajes plásticos de diferentes orígenes.

“En BJW 2021, la joyería nos une como medio de expresión, para honrar que somos cuerpos híbridos de mestizos y latinos, moléculas de una construcción colectiva en la que la fuerza, más allá de las fronteras físicas, está en las ideas”.

La práctica de la joyería representa un verdadero desafío en nuestro mundo contemporáneo”, dice Renato Araújo, y detalla que “mientras nuestros antepasados ​​más remotos, al adornarse por primera vez, demostraron su humanidad y capacidad de simbolizar a través de adornos corporales, el uso de la joyería de hoy ya no es una mera identificación de estatus social, sino más bien una profunda conexión histórica que se ocupa de la belleza del mundo y evoca la conciencia de que estamos vivos”.

Talentos creativos de Latinoamérica

“Este evento trae talentos creativos de la joyería contemporánea latinoamericana, uno al lado del otro, rompiendo fronteras. Creemos en el potencial del colectivo para expandir la joyería de arte latina. Identidades múltiples y únicas. En esta tercera edición, diferentes cuerpos -los híbridos, mestizos y latinos- se unieron para fortalecer a todos y visibilizar el trabajo sensible e intelectual de cada uno”.

«Os Corpos Híbridos Mestiços Latinos» es el tema que, al decir de sus organizadores, fue interpretado y materializado a joyas de manera muy original y que se convierte en una “buena traducción de la esencia latina”.

La principal novedad de este evento es que “se sostendrá todo el año, ofreciendo un espacio online interactivo en tiempo real entre los actores más importantes, referentes de la joyería contemporánea latinoamericana”.

Ciclo de conferencias

Jorge Manilla, además, es el comisario del ciclo de conferencias de este renovada semana joyera. Se inaugurará el hoy, a las 17, con todo el team que lo impulsa: «Cuando nuestros caminos se crucen» con Jorge Manilla, Titi Berrio, Renato Araújo y Chrissie Barban.

Y, a la misma hora, los días subsiguientes hasta el jueves 25 se ofrecerán las siguientes charlas:

«¿Por qué joyería y no cualquier otra cosa?» con Carmen Tapia.

«Nueve años y seis estudios después» con Katharina Dettar.

«Un torbellino de basura» con Camilla Luihn.

«Ve y llora en el hombro de otra persona» con Kiyoshi Yamamoto.

«Proyecto Eco-social Farei Joyas» con Adegimar Arantes.

«De qué deberíamos hablar» con Matt Lambert.

 Y el último día habrá una actuación de clausura protagonizada por Ligia Moreno. .

Poder joyero

La joyería brasileña contemporánea es fuerte, única, poderosa y especial. Es que somos una mezcla, somos plurales, somos mestizos, híbridos y latinos. Por esto, es muy auspicioso que los brasileños entren en este intercambio con el resto de Latinoamérica. Y haber podido construir un espacio para poder manifestarlo es espectacular”, añade la mentora.

Consultada sobre qué la llevó a promover la joyería brasileña contemporánea y organizar BJW, revela que como artista joyera sintió la necesidad de tener “un espacio dedicado a la joyería contemporánea para empoderar, expandir, unir, fortalecer y expandir la joyería de arte en suelo latino”.

Y ella también presentará una propuesta artística en esta edición de BJW. “Es una investigación de un año que desarrollé en el grupo de estudio Mestiças e Híbridas, bajo la tutela de Jorge Manilla, en Núcleo Escola / Laboratorio de joyería contemporánea.

Se trata de mi relación con el tiempo: antepasados, ascendencia y raíces. En esta serie invito a mi bisabuela indígena Raimunda Helena a una reencarnación en el año 2222 y las traduzco en joyas.

“Como siempre, mi objetivo es congelar en la materia aquello por lo que atravesó mi espíritu, materializar sueños que habitan mi ser y emerger a las ideas que mueven mi creación”.


Gabi-Nirino-La-joyeria-de-autor

Entrevista a Gabi Nirino

Apuntes | Notas

Hay que pensar la joyería contemporánea como una disciplina de arte


Entrevista a Gabi Nirino

 

Por Delia Alicia Piña

 

Gabi-Nirino-La-joyeria-de-autor

Desde Seattle, donde hoy reside en este tiempo pandémico, la ganadora del Premio Joya Argentina 2021, habla de su pasión por el textil, fascinación por los hilos y su encanto por las fibras naturales y reconoce su debilidad por la tejeduría, “tejo lo que me pongas enfrente”.

Se define como una nerd, tiene una amplia trayectoria como docente pero sostiene que ser estudiante es lo que más le gusta, porque amplia la mirada. Letras, bellas artes, diseño textil y cine son sus carreras a las que suma joyería y cuanta técnica se le ocurrió: jacquard, shifu, cestería con hojas, e-textiles, urdimbre, tejido con chala, hilado con rueca, trenzado, fieltro, encaje, tapiz, telar, estampación.

Darle sentido a las cosas es lo principal para ella y relata que se resistió a la desesperación que provoca la pandemia “haciendo cosas con sentido”, período en el que se destacó con piezas premiadas como la serie de cestas para mantener tu coraje, para mantener tu esperanza y para sostener tu sueño que le permitió obtener New Growth Award en Beijing, obra de la que se desprendió «Chuspa viajera», obra ganadora en la Bienal Latinoamericana de Joyería Contemporánea.

De cómo desfibrar y tejer se vuelve un mantra terapéutico y deviene en obras de arte que se convierten en joya y mucho más.


_Empezaste por estudiar Letras y seguiste por Diseño Textil. Dos carreras muy distintas ¿o no? ¿Qué tienen en común?

_Empecé con Letras y a la mitad de la carrera, entré en Bellas Artes. Terminé Letras y trabajé 7 años como profesora, y en ese momento justo abrieron la carrera de Diseño Textil y me metí. Pero no son muy distintas, todo es comunicación. Dibujo y leo con furor desde que era muy chiquita y para mí ambas siempre fueron juntas y no les veo tanta disimilitud. Y cualquier cosa que estudies, si seguís haciendo otra cosa después siempre te suma, se complementa; estudiar siempre te sirve para ampliar la mirada. Además estudié cine, todo se va encadenando.

Mucho de lo que contienen estas disciplinas, Letras, Diseño Textil, Bellas Artes y Cine, tiene que ver con hacer un relato también, por eso van bastante de la mano.

 

“Estudiar siempre te sirve para ampliar la mirada”.

 

Apasionada por el textil

 

_Te definís como una nerd y nada más acertado porque es impresionante el volumen de tu cv, sobre todo, porque revela tu pasión el textil, ¿qué es lo que te atrae o qué es lo que más te gusta de trabajar con textiles?

_Lo que más me gusta es que el textil se puede transportar. Yo siempre estoy haciendo algo y el textil que es propio del nomadismo, es esa pieza que históricamente podés llevar con vos, es justo para mí. Podés hacer textiles en cualquier lado, en el piso, en el avión, por eso  siempre llevo algo para hacer en la cartera, como con el tejido a cuestas como cuando iba a clases a Letras. El textil es muy amable, tiene una superficie siempre amigable y me fascina desde muy chica. Mi abuela, que no conocí hacía sombreros y bordaba, y en casa de mis papás había cajas con encajes, telas, botones raros y plumas, entre otras cosas de ella, y para mí era una fiesta subirme al ropero bajar las cajas, sacar todo y volver a ordenarlo, era fascinante, como abrir una caja de cosas mágicas. Me encantan los hilos, los hilos raros, los veo y entro en éxtasis, solo otra persona a la que le gusten los textiles me entiende; cualquiera que se fascine con algo me entiende.

 

“El textil es muy amable, tiene una superficie siempre amigable y me fascina desde muy chica… Me encantan los hilos, los hilos raros”.

 

_¿Será que te gusta porque se trabaja con las manos?

_No, porque con las manos se puede trabajar cualquier cosa. Yo hago cosas con maderas y me gusta. Pero no sé, es una fascinación por su calidad o además es algo que siempre lo podés rescatar de casi cualquier cosa, podés sacar hilos hasta de las plantas, y eso es lo que justamente hago. Hay por todos lados. Es algo que te rodea. Yo veo fibras en todos lados. Para aquel que le encanta la química el mundo el químico, para el que le fascina la geología el mundo es piedra y a para el mí el mundo es fibra, es una forma de ver.

 

“Al textil siempre lo podés rescatar de casi cualquier cosa, podés sacar hilos hasta de las plantas, y eso es lo que hago”.

 

_Utilizás muchas fibras que habitualmente no se tejen.

_Yo tejo lo que me pongas enfrente. Pruebo y tejo. Lo rompo, a veces no sirve pero pruebo y tejo lo que se te ocurra. Ando por la calle agarrando cosas para probar, siempre vuelvo de caminar con un montón de cosas en la mano, junto para probar de tejer. Mucha gente amiga hace lo mismo con distintos materiales. Todos en alguna medida salimos a cartonear, yo junto yuyos.

“Yo tejo lo que me pongas enfrente. Pruebo y tejo…”

_Tu trayectoria es muy vasta, como estudiante, docente, investigadora, con tus especializaciones y proyectos, ¿qué te fue aportando todo lo que hiciste para ser lo quién sos hoy?

_Para mí lo importante es que le pueda encontrar un sentido a las cosas. La docencia siempre me pareció que tenía sentido porque uno puede ayudar a que otra persona se desarrolle, es una actividad relevante, es muy enriquecedor estar al lado de alguien y darle  sostén para que pueda avanzar. Y en sociedades tan complicadas como la nuestra poder ayudar a educar es súper importante. Esto ha tenido sentido para mí, muchas veces más que yo haga cosas. Ahora que ya me jubilé estoy muy feliz de dedicarle más tiempo. Me parece que si uno hace cosas que disfruta mucho, andás desparramando felicidad y está muy bueno.

 

Encontrar el sentido

 

Por eso me parece que la palabra clave es sentido, darle sentido a lo que se hace, que sea significativo. Necesito que lo que hago en el mundo en que vivo tenga algún significado.

Mi carrera universitaria como docente me dejó mucha gente amorosa, una gran comunidad en la que aprendí un montón. He tenido, en su mayoría, alumnas que fueron y son fantásticas, con quienes hice amistad, desarrollé proyectos y generé una red en la que aún hoy nos interconectamos, y eso me nutre un montón. El trabajo de taller es colaborativo, es un ida y vuelta permanente, aunque no siga dando clases. Los vínculos que se generan en la enseñanza son lo más interesante.

 

“Lo importante es que le pueda encontrar un sentido a las cosas”.

 

_Además en paralelo estudiaste.

_Sí, me encanta estudiar, soy una nerd total, una nerd textil. Cuando entré a la universidad sentí que encontré el lugar, donde había otra gente que le pasaba lo mismo que a mí. Para mí estudiar me dio mucha seguridad, aprender es placentero para mí. Y está bueno ser alumna porque uno se relaja, podés ser la que está sentada escuchando y preguntando. Estuvo buena esa simultaneidad de ser docente y alumna a la vez.

 

“Soy una nerd total, una nerd textil”.

 

_Te especializaste en diversas técnicas textiles: jacquard, shifu, cestería con hojas, e-textiles, urdimbre, tejido con chala, hilado con rueca, trenzado, fieltro, encaje, tapiz, telar, estampación.

_Hice un montón de talleres de todas las técnicas que pude encontrar. Siempre me llamó la atención la tejeduría y por eso cuando terminé la facu hice un intensivo de tejeduría jacquard, que es lo más. Lo realicé en una fábrica muy antigua de Italia que trabajaban con un telar en madera con tarjetas de cartón y, al mismo tiempo, realizaban el proceso más industrial con otra fábrica. Pasé una experiencia fantástica al vivir allí y aprender todo el día esta técnica que permite tejer cosas sumamente complejas en cuanto a diseño y los niveles de la tela, etc. Y también te facilita trabajar de una manera muy plástica como pintando pero tejiendo; es muy libre, te permite ampliar lo que podés hacer, aunque estés atada a la lógica del telar que es totalmente digital.

Como me quedé tan entusiasmada encontré otro lugar en Canadá donde tenían unos telares digitales, que en Argentina no hay, en los que armás un archivo digital pero después tejés a mano; es muy interesante. Allí me fui todos los veranos durante cinco años.

Esto es lo que siempre me interesó más: tejer. Me parece que a diferencia de otras técnicas con la tejeduría podés generar una estructura de la nada. Me falta mucho por aprender pero me parece maravillo poder construir de cero.

 

“Con la tejeduría podés generar una estructura de la nada. Me falta mucho por aprender pero me parece maravillo poder construir de cero”.

 

Preferencias por experiencia

 

_Por tus investigaciones y experimentaciones o por tu trabajo parecería que todo hilo se puede tejer o que muchas texturas se pueden hilar y luego tejer, ¿con qué materiales te sentís más cómoda o cuál preferís?

_Probé con muchas cosas, me gustan más las fibras vegetales, más allá de que trabajé mucho con lana, me gustan las fibras naturales porque tienen una calidad a la vista y tacto que es distinta de los materiales sintéticos.

Ahora estoy enloquecida con los hilos metálicos y estuve recolectando de todo tipo, compré algunos en un pueblito cercano a Seattle que se usan para bordar casullas sacerdotales y estoy probando. Son hilos de metal para bordar muy finitos, de un grosor menor al de un pelo, no de poliéster, son flexibles y otros de acero inoxidable de una firma japonesa que mezcla distintas fibras: acero, lana, algodón y lino, para un mismo hilo y entonces le podés dar forma.

Mencionabas el shifu y es un textil de papel muy tradicional de Japón que se usa para tejer kimonos de trabajo. Y lo aprendí en la Kawashima Textile School de Kyoto, en un curso de tres semanas en el que logré desarrollar esta técnica de hilo de papel. Allí conseguí fibras difíciles que todavía conservo, como un yute muy finito.

Si te gustan los textiles, vas a Japón, a Perú y al Altiplano y enloquecés de alegría. Es que este último lugar tiene toda esa tradición prehispánica de la cultura textil, una de las más increíbles del planeta. La cultura textil andina es maravillosa. Hay piezas que aún no se entiende cómo técnicamente las hacían. Y tiene muchos paralelismos con Japón en esa excelencia que empieza en el material y se traslada al objeto final.

Es que cuando el material con que trabajás está bien hecho, es delicado, precioso de por sí,  suma en el proceso y se nota en el objeto final, el material brilla aunque el objeto final sea sencillo.

Pero si tengo que elegir siempre vuelvo a lo vegetal. En particular, a las fibras duras, como el cáñamo, lino, ramio. Por esto, también me gusta la chala; si bien es una fibra que cuesta terminar de extraer mediante una técnica súper artesanal, tiene cierta resistencia y dureza que parece de cestería.

“Siempre vuelvo a lo vegetal. En particular, a las fibras duras, como el cáñamo, lino, ramio. Por esto, también me gusta la chala.”

_¿Estos conocimientos textiles los aplicaste a la joyería?

_Algunos sí, otros no pude. Me encanta el trabajo de Lilia Breyter, pero nunca pude tejer como ella el metal. Yo mezclo con otros materiales para poder tejer metal. No soy tan prolija; lo soy en algunas cosas, pero en esto llega un punto en que empiezo a hacer otra distinta. Pero sí trato de aplicar.

 

La lógica del textil

 

El problema que siempre tuve con los textiles en la joyería es que si querés trabajar también con metal no podés introducir el fuego, entonces tenés que pensar todo primero para definir cómo van juntas esa parte de metal con la textil. Y no es tan fácil porque si no se convierte en un pegoteo de dos elementos que no tienen mucha relación. Hay que trabajar las dos por separado y ver cómo unirlas sin que sea poner un gancho. Implica un trabajo especial que cuando unís otros dos materiales diversos. Me parece que pasa por buscar una forma en que el textil se sostenga por sí y tenga su propia lógica.

Fui muchos años al taller de Fabiana Gadano y el yeite era ver cómo encontrar la forma de que funcione si hay una parte metálica y que no parezca un adosado.

 

“Mezclo con otros materiales para poder tejer metal”.

 

_¿Tus primeros pasos en joyería fueron Taller de joyería  del Complejo Educativo de Joyería de Cámara Argentina de Joyería, Relojería y Afines, fue un aprendizaje de la técnica?

_Sí, fui a aprender al CEJ de la calle Libertad, porque había un curso de joyería textil que resultó ser tejer al crochet con hilo metálico, técnica con la que hice varias cosas, como unos gemelos que se vendieron muy bien y me empezaron a encargar. Y me cuestioné qué estoy haciendo y lo dejé. Allí, en el centro, no obstante, aprendí mucha técnica de joyería, lo mismo luego en el taller de Fabiana Gadano.

Cuando Francisca Kweitel organizó el primer Simposio de Joyería Contemporánea En Construcción, que trataba sobre procesos creativos, me entusiasmé con la idea de hacer objetos no vendibles sino piezas que implicaban un proceso de trabajo, y quise volver a hacer.

Entonces participé del taller Aire con Ruudt Peters; como me tenían que aceptar y yo no era de joyería, me anoté porque era en inglés y me encantó porque apuntaba a cómo te podés relacionar con tu propia fuerza interior, en un proceso en el que el producto final no es lo más importante. Por eso, continué con Fabiana Gadano que tiene un bagaje de técnica de joyería y formación en diseño que es un lenguaje que manejo y podemos hablar de las mismas cosas.

Después hice dos o tres talleres más de técnica, puedo trabajar en metal pero no me enloquece, por eso prefiero el textil. Es muy lindo trabajar con fuego y fundir pero no tengo la obsesión por la prolijidad en las terminaciones y esas piezas, pulidas impecables; tal vez no me interesa, y vuelvo al yuyo.

Otro de los talleres que más me gustó fue It’s a Jewellery Thing de la joyera Lin Cheung en la tercera edición del Simposio, que proponía mirar a la joyería como un fenómeno social que expresa y comunica ideas.

Un taller precioso fue también el de Celio Braga, una persona exquisita.

Y también hice un seminario de Sayumi Yokouchi sobre Las manos y los rituales cotidianos del hacer súper interesante, que estuvo en Buenos Aires invitada por Magalí Anidjar.

 

La chala, el material

 

El trabajo con Jorge Manilla De lo plástico a lo visual duró casi dos años, una experiencia muy fuerte en la que se gestó el colectivo Caracú y también durante la cual empecé a usar la chala como material y exploré otras formas de trabajar.

Pero siempre vuelvo a trabajar con Fabiana, con quien me entiendo y me permite sacar lo mejor de mí. Ahora por la distancia discontinuamos porque ir al taller es más enriquecedor y divertido presencial; la virtualidad está buena para estar en contacto, implica un dinámica distinta, pero para trabajar en un taller es mejor el intercambio personal poder tocar lo que se hace.

Es que sino cualquier cosa que hagas se convierte en una foto. En el espacio virtual, la pieza pasa a ser una imagen, la lógica es otra, pasa a ser un objeto bidimensional a través de una pantalla, no es más un objeto tejido o lo que sea. Depende de cómo se ve la pieza, no cómo es; creo que es preciso un acercamiento más personal, tocarla.

“Puedo trabajar en metal pero no me enloquece, por eso prefiero el textil.”

_¿Ese acercamiento personal que se da a través de una experiencia se da en la joyería contemporánea?

_Sigo pensando que lo que hago no es joyería. La palabra joyería me resulta lejana no sé si abarca mi trabajo. Lo que yo veo de joyería contemporánea es tan amplio que, sobre todo, creo que es arte. Arte que en definitiva se puede poner o llevar en el cuerpo. Hay que ampliar el campo de la joyería contemporánea; hay que pensar la joyería contemporánea como una disciplina de arte, porque creo que su métier es hacer objetos de arte, piezas que tienen una carga de expresión personal.

Si es joyería o no, no me preocupa en particular. Encontré en la joyería contemporánea de Argentina un ámbito con gente con la que me llevo bien y puedo participar y que las cosas que yo puedo hacer tienen cabida. Acá en Seattle participo de otro tipo de muestras. El mismo objeto te lo colgás en el cuerpo y lo ponés en la pared y pasa a ser otra cosa.

Me parece que si lo pensamos desde el punto de vista de la producción artística, sí son objetos.

 

La perspectiva del craftscape

 

La socióloga americana Namita Gupta Wiggers, discípula del antropólogo Arjun Appadurai -que con el libro «La vida social de las cosas» me hizo descubrir una perspectiva social sobre los objetos- acuñó el término “craftscape” para referirse a “objetos sociales inscriptos con historias y narrativas que pueden decirnos algo acerca del mundo”, una excelente definición que, desde una mirada antropológica, se pregunta qué nos dice este objeto del mundo.

 

“La joyería contemporánea es arte que se puede llevar en el cuerpo”.

 

_¿Qué dicen tus objetos del mundo?

_Eso lo tiene que responder quien los mira. A mí me da la impresión de que las últimas piezas en chala son objetos un poco arqueológicos, siento como que vienen de alguna excavación. Pero hago otras cosas como muñecos que son una expresión de pura alegría. Está bueno hacer, estar vivo, emprender cosas, sobre las que no pretendo dar un mensaje profundo, simplemente quiero hacerlas y está bueno si otro lo encuentra y si para otro genera alguna sensación, genial.

A mí me pasa con los libros. Cuando leo, pienso uy está persona está escribiendo lo que yo pienso y me emociona que pueda expresarlo. De igual modo, si otra persona ve una pieza mía y piensa en algo, la conmueve o lo quiere agarrar o apropiarse, buenísimo, ya está, es eso.

 

“Si otra persona ve una pieza mía y piensa en algo, la conmueve o lo quiere agarrar o apropiarse, buenísimo”.

 

Cuando el hacer hace a la felicidad

 

_Lo hacés sin pretensión, más allá del resultado o efecto.

_Soy feliz cuando hago algo. Trato de encontrar las cosas que me hacen feliz; no sé si hay mucho más, si a otro le gusta o lo disfruta, está genial y si lo quiere usar, mejor todavía, si no está bien igual y si lo puedo hacer con otros, súper. A mí me gusta mucho trabajar con otra gente; estoy acostumbrada por dar clases tantos años y la verdad que si podés hacer cosas que te gustan con otros, qué felicidad.

En este sentido el trabajo que venimos haciendo con el colectivo Caracú desde hace ya tres años es una fuente de satisfacción enorme.

“Soy feliz cuando hago algo. Trato de encontrar las cosas que me hacen feliz… si a otro le gusta o lo disfruta, está genial y si lo quiere usar, mejor todavía, si no está bien igual y si lo puedo hacer con otros, súper”.

 

“Trato de encontrar las cosas que me hacen feliz;  no sé si hay mucho más, si a otro le gusta o lo disfruta, está genial y si lo quiere usar, mejor todavía, si no está bien igual y si lo puedo hacer con otros, súper”.

 

_Ese ámbito de la joyería en el que encontraste un espacio para mostrar lo tuyo entonces tienen más alcance?

_Sí, me parece que sí. La gente que hace joyería también hace otras cosas y eso supone abrir el campo o el alcance de la joyería de hoy. Hay que abrir el concepto de joyería y hasta llamarla de otra manera y esto supone meter lo que uno llama joyería en ámbitos no tan específicos o típicos de joyería; esto permitiría abrir más todavía

Una vez me dijeron ay yo pensé que hacías cosas lindas y me encantó, tenía razón porque no buscaba hacer algo lindo; en ese sentido, hay que llegar, mostrar de otra manera, en otros lugares, a otros que piensan distinto o tienen otra mirada o concepto

Esto es joyería pero también es otra cosa; no es cuestión de que haya diez galerías de joyería contemporánea en Buenos Aires; se puede ver o se tiene que poder ver joyería o lo que nosotros llamamos joyería en cualquier espacio.

 

Espacios por generar

 

No es preciso hacer una militancia de la joyería contemporánea sino que hay que tratar de buscar espacios para producir, mostrar y generar que sean significativas para la gente que las hace en cualquier ámbito, sea joyería o textiles o esculturas o lo que sea. Me parece que está bueno tener una producción cultural que sume en el país en que uno vive con la cultura con que uno se identifica.

 

“Hay que abrir el concepto de joyería y hasta llamarla de otra manera; esto supone meter lo que uno llama joyería en ámbitos no tan específicos o típicos de joyería”.

 

_Pasaste por la madera, el papel, aluminio recuperado, cintas, red de propileno, lana e hilo de algodón, filamentos de acero y cabello de bebe, lino en telar, yute, hilo de cáñamo, chala de maíz, madera recuperada… ¿a la hora de crear es indistinto el material?

_No, no es indistinto. Empecé trabajando con metal para aprender y también trabajé con materiales recuperados de descarte.

No me gusta trabajar con materiales que tengo que comprar porque hay demasiada cosa en el planeta y eso me inquieta; no compraría acrílico, por ejemplo, si trabajo con plástico es  porque lo rescato de algún lado; cuando use aluminio eran de tapitas de yogur que me ayudaron a juntar.

Por esto mismo, me gusta trabajar con fibras vegetales porque lo vegetal es muy amigable, hasta lo puedo plantar; estuve tratando de plantar cáñamo y hacer el proceso de cero no sé si pueda; el vegetal vuelve a crecer, lo podés extraer y no estás rompiendo ni eliminando algo. Voy por usar materiales que no sumen basura. Si tengo que comprar, no adquiriría un material que no se degrada para hacer pruebas.

Por el contrario, junto y hasta parece que tengo un basural en mi casa: tapitas, chapitas, ramitas, lo que se te ocurra o lo que se me ocurra que me pueda servir y pruebo. Si uno quiere hacer algo no hace falta comprarse todo.

Sí compro hilos porque, al menos, por ahora, no tengo la manera de hacerlos. Me gustan las fibras duras porque a diferencia del algodón no es contaminante. Las fibras de tallo son mucho más amigables con la tierra y para producirlas porque no se usa tanta agua. Entonces me siento bien usando esas fibras, siento que destruyo menos.

“Las fibras de tallo son mucho más amigables con la tierra y para producirlas porque no se usa tanta agua. Entonces me siento bien usando esas fibras, siento que destruyo menos”

_Continuás con «Proyecto Chala».

_Sí estoy tratando de hacer cosas más grandes, pero me llevan mucho tiempo.

También pretendo hacer un libro, porque con la chala vengo trabajando desde la facultad también no para joyería sino para un proyecto de hilado y está bueno sistematizar todo. Tengo, por ejemplo, como noventa recetas para teñir chala, entre otros materiales que fue juntando y tenía ganas de escribirlo.

 

Limitaciones estimulantes

 

Mi idea es seguir tejiendo chala porque encontré este material que me gusta, tiene muchas posibilidades porque según cómo lo proceses o de dónde venga siempre es distinto y me encanta. Me gusta que sea limitado, es decir, que se limite al largo de la chala porque me gusta trabajar con limitaciones, me ayuda a no irme, a no perderme, a no dispersarme.

Cuando estoy muy pasada con algo, me siento y desfibro y desfibro cual autómata, descargo, es muy terapéutico.

 

“Mi idea es seguir tejiendo chala porque encontré este material que me gusta, tiene muchas posibilidades porque según cómo lo proceses o de dónde venga siempre es distinto y me encanta.”

 

_Hasta hace unos días estuviste en Earth Matters Exhibition, en el Watermark Art Center de Minnesota.

_Sí, una exhibición organizada por Surface Design Association de la que formo parte desde hace algunos años, ahora como representante del estado de Washington. La curadora es Nnenna Okore, una artista, investigadora y docente que trabaja con proyectos de arte participativo con bioplásticos y desechos de alimentos.

Si bien el término materia tiene diferentes connotaciones, Earth Matters presentó una perspectiva ampliada sobre cuestiones relacionadas con las condiciones ecológicas actuales moldeadas por los hábitos humanos. Y exploró cómo se tienen en cuenta las consideraciones ecológicas en la creación de arte: ¿Cómo podemos hacer que la tierra o los materiales de la tierra sean importantes y, al mismo tiempo, habilitar procesos innovadores en la creación de arte? ¿Cómo abordamos los problemas que enfrenta el planeta de manera que reconozcan nuestra complicada relación con los entornos naturales y artificiales?

Mi aporte fue la obra « Pequeños objetos para plantar en un nuevo mundo». Se trata de 22 piezas hechas con fibra de chala en filamento y en forma de masa, ramio y lino mediante tejido en telar, entrelazado con aguja y biocompuesto.

También recientemente, en la Columbia City Gallery, del centro de Seattle, presenté «Cómo hacer tu propio santuario», un trabajo basado en la devoción del Gauchito Gil, que hice en plena pandemia. No pudiendo volver a Argentina, en este país extranjero, sin herramientas ni mis materiales habituales, solo árboles y aire, caminé mucho y, como te decía, recogí muchas ramas caídas que desbasté, tallé, lijé, ahuequé, di forma y construí mis santuarios.

Y lo del gauchito Gil tan ajeno y raro por acá, despertó mucha curiosidad y resultó muy interesante escuchar la mirada de gente de otro país sobre costumbres o hábitos que para nosotros son conocidos o hasta naturales.

Descubrí el mundo de la galería pequeña, hay muchas, cada ciudad tiene su galería y, sobre todo, en verano hay un circuito amplio de expos interesantes. También estuve en Tieton Exhibition con «Tanka», una pieza en tejido en telar artesanal con una urdimbre de ramio, trama de fibras de chala de maíz extraídas manualmente sobre una base de madera.

Y en el Edmonds Art Festival 2021 presenté «Chunche», hecha con los mismos materiales y técnica, con la que saqué el 2do. premio en la categoría Tridimensional.

 

“Resultó muy interesante escuchar la mirada de gente de otro país sobre costumbres o hábitos que para nosotros son conocidos o hasta naturales.”

 

_Y cómo recibiste el premio de la bienal latina de joyería contemporánea.

_Estoy haciendo cosas que no parecen muy de joyería. Me sorprendió y me encantó. Siempre es lindo que te reconozcan y premien. «Chuspa viajera» es una obra que tiene mucho trabajo. Creo que llegué al punto en que trabajé mucho una cosa y se nota. Cuando logro hacer cosas simples pero bien, me doy cuenta que entendí cómo tengo que trabajar. Me encantó hacerlo, estaba muy contenta con el resultado.

Es una continuidad de «Chuspa para llevar un vacío», una obra que fue parte de un trabajo de revalorización de la chala de maíz como material y como sustrato simbólico. La chala es una parte indiferenciada del rastrojo, un desecho aparente, que invisibilizada protege la tierra y genera energía cuando se la tira en el campo. Crece desde abajo, atraviesa. Creo que somos parte de geografías del expolio, desde tiempos coloniales; botánicos y naturalistas recorrieron el territorio sudamericano clasificando y recopilando plantas y animales que pasaron a convertirse en bienes de intercambio mercantil: el granero del mundo. Hoy, las políticas que exacerban las diferencias socio-económicas transforman a los menos favorecidos en mano de obra barata y precaria. Ser materia prima significa minimizar la educación y el desarrollo. Sin embargo, tejer es construir. Desfibrar un material basto y encontrar la delicadeza de la fibra es escudriñar hasta encontrar el sentido.

Esta la presenté en «Develando lo invisible», una muestra prevista para Melting Point de Valencia pero que por ahora solo se vio en museos de la región de Valparaíso y todavía sigue dando vueltas por Chile.

 

“Desfibrar un material basto y encontrar la delicadeza de la fibra es escudriñar hasta encontrar el sentido.”

 

Crear un significado es un arma poderosa

 

_¿La pieza ganadora es una sucesión de la serie de cestas, en particular, de «Cesta para sostener tu sueño»?

_Sí, se desprendió del proyecto de las cestas, hice un montón, algunas muy pequeñitas. Esa que mencionás es una de tres piezas en la que utilicé la joyería de arte como una forma de resistir. Me resistí a la desesperación haciendo cosas con sentido. Considero que crear un significado es un arma poderosa, porque tener un significado es tener una esperanza. Podés llevar ese significado contigo, en vos podés dárselo a otras personas, podés hacerlo con otras personas.

En joyería contemporánea podés poner en valor materiales humildes y olvidados. Eso es importante para mí, porque vivo en una realidad donde una cuarta parte de la población está por debajo del umbral de la pobreza y todos los recursos son valiosos.

Tejí cestas pequeñas con tiras de hoja de maíz -chala, en lengua quechua-. Separé las fibras de las hojas y quité el exceso con las uñas para obtener un hilo muy fino. El maíz es un cultivo fundador en América. La chala aparece como un elemento de la resistencia latinoamericana.

Con estas recibí New Growth Awards en la categoría Joyería de Arte de la Growth & Evolution International Jewellery Exhibition, la expo de la organización oficial de joyería de arte de Beijing DBC International Designer Space.

 

“En joyería contemporánea podés poner en valor materiales humildes y olvidados”

 

_¿Cómo es «Chuspa viajera»?

_Es una pieza tejida en telar artesanal con una trama en chala de maíz, hilo de papel y de cáñamo con una urdimbre en hilo de nailon y una cuerda de ramio.

Representa eso que llamamos los petates, porque donde sea que voy desenrollo mi petate. Acomodo mis ovillo de hilo, hojas de chala y yuyos que encuentro por ahí. Me siento, tejo y ya estoy en casa, en mi tierra, esté donde esté. Es una obra que me permitió trabajar con lo que tenía y fui separando fibra por fibra, entrecruzándolas despacio, sin pausa, para seguir.

Todas estas tienen eso de contenedor. Las chuspas me encantan, la idea del contenedor que llevás encima y viajás con eso. La viajera es un contenedor al que se le caen las cosas.

Las canastas son un  objeto tan antiguo en el mundo que existen en todas las civilizaciones y cada civilización lo primero que hizo es juntar las manos como para contener, resguardar, llevar la comida, y ese gesto lo podés aplicar para tantas otras cosas no tan tangibles pero que resguardan, por eso me gusta mucho esa imagen que general este objeto.

Me parece que las acciones que permiten estos contenedores son importantes: preservar, guardar, contener, tratar de que no se pierda, que no se rompa lo que sea.

En la III Bienal presenté dos piezas, una terminó pareciendo una casita pero era un alforjita para colgar, es como una cajita cerrada, y la chuspa viajera es abierta, la versión más grande que la anterior «Chuspa para llevar un vacío»

La chuspa es un objeto muy lindo de la cultura andina, algunas con detalles, como pompones, es un objeto muy pequeño, con mucho trabajo. En mi casa de Buenos Aires tengo un montón colgadas, me gustan mucho, siempre me llamaron la atención, porque además te obliga a llevar lo esencial; es como cuando te tenés que abandonar todo de repente y no podés llevar muchas cosas, es para lo imprescindible. Uno anda más liviano por la vida si está con lo esencial.


Entrevista a Rita Soto

Apuntes | Notas

Bienvenida la joyería para hablar o provocar el diálogo, aunque cueste


Entrevista a Rita Soto

Por Delia Alicia Piña

 

Rita-Soto-La-joyeria-de-autor

Es diseñadora industrial y aprendió el oficio de la joyería de su papá. Inició su trabajo artístico de la mano de artesanos que trabajaban con fibras naturales, como paja de trigo, mimbre y crin de caballo.

Un proyecto colaborativo que marcó el rumbo de su carrera  y le permitió descubrir que este último material tejido con la técnica de microcestería era el mejor medio para expresarse. Y consiguió reversionarlo al cambiar su formato habitual: lo deconstruyó, desordenó y desarmó integrándolo al mismo tejido.

“Piezas extrañas, figuras que son como seres que pareciera que fueran a salir caminando, con volumen, tridimensionales y que además se pueden portar”. Así define su obra que revela su imaginario, un mundo fantástico que representa la realidad que la atraviesa.

A días de estrenar su última obra en la bienal latina que continua este mes, esta joyera contemporánea chilena cuenta por qué, qué y cómo lo hace. Y, sobre todo, cómo consiguió innovar con una técnica ancestral que le permitió convertirse en una embajadora de la joyería de arte de Chile.


_Aprendiste el oficio de tu papá. ¿Cómo fue esa experiencia? ¿Estudiaste joyería solo con él?

_Aprendí el oficio de mi papá, que es joyero desde hace más de 40 años. Él trabajaba en una joyería grande y tenía un pequeño taller en casa, que desde chica tuve a mano, siempre estuve metida y rodeada del mundo joyero e inconscientemente terminé allí.

Cuando estaba terminando de estudiar diseño industrial, le pedí que me enseñara a trabajar con el metal y me encantó esa posibilidad de fusionarlo con el diseño. En ese entonces me dedicaba al diseño más formal, pero al final terminé eligiendo la joyería. En un momento tuve que tomar la decisión porque hacía muchas cosas en paralelo y me decidí por la joyería.

Aprendí técnicas para manipular el oro y la plata, principalmente, como fundición, soldadura, lo básico. Y después fui aprendiendo otras técnicas. Con los años fui tomando cursos con distintos maestros y fui profundizando en otras técnicas.

 

“Cuando estaba terminando de estudiar diseño industrial, le pedí a mi papá que me enseñara a trabajar con el metal y me encantó esa posibilidad de fusionarlo con el diseño”.

 

Atravesada por lo femenino

 

_¿Cómo lo fusionaste?

_No sé si fusionar… o sí. Invitada por la Universidad Tecnológica Metropolitana estuve trabajando por mucho tiempo con comunidades de artesanos en un proyecto de diseño de nuevos productos en base a técnicas artesanales.

Me tocó con artesanos que trabajan con fibras naturales. Fue una gran experiencia que me permitió acercarme al tejido de cestería y relacionarme con el trabajo de mujeres en sus talleres; nos juntábamos, conversábamos y tejíamos. Esto marcó el camino de mi trabajo: en grupo, siempre buscando vincularme, participando, atravesada por la temática femenina.

Advertí que muchas personas que hacen joyería son mujeres. Adquirí su dinámica de trabajo participativo y su forma de aprendizaje.

Trabajé en la Sexta región, al sur de Santiago, en Alajuela, con artesanos que trabajan con la planta teatina para hacer sombreros chupalla de ala redonda y ancha,  realizados con fibras de paja de trigo. También estuve con artesanos chimbarongos que trabajan con mimbre, y con artesanos que hacen cestería con crin de caballo, técnica originaria de Rari en la región del Maule.

Con todo, fue un aprendizaje en conjunto en el que me permití hacer un aporte con la mirada del diseño y terminé sumando conocimientos adquiridos en la joyería.

Y así sumé artesanía, joyería y diseño, este último enfocado hacia la creación de mecanismos. En un momento no sólo trabajé cestería sino también otros materiales, como madera o resina, por ejemplo.

Y todo me permitió generar un lenguaje que me permitiera decir o expresar lo que quería contar, y así desarrollar una microcestería propia con el crin, fibras muy delgadas u otros materiales pero conservando esa técnica, que es la que más me gustó, la que sentí que necesitaba, que me resultó muy fácil para expresarme.

 

“Trabajé en grupo, vinculándome, participando atravesada por la temática femenina con grupos de artesanos… Adquirí su dinámica participativa y su forma de aprendizaje.”

 

Un imaginario contemporáneo

 

_¿Qué le sumaste?

_Le cambié el formato. Es una construcción muy pequeña pero salí de su forma habitual, ampliando tamaños, desordenando el tejido, desarmándolo y que eso mismo sea parte del tejido.

Y fue hecho desde un imaginario del que hablo. Todo lo que se ha construido en estas localidades está basado en un mundo figurativo que es lo que las artesanas viven y conviven con plantas, animales, personajes tradicionales que reinterpretan en sus tejidos.

Pero ese no era mi imaginario, entonces hice otra construcción de lo que yo quería contar, decir, que es totalmente abstracta, es un mundo de fantasía, que busca de alguna manera plasmar mi realidad, cosas que yo creo, veo, me imagino y que traspaso a determinadas figuras, formas.

 

“Cambié el formato de las piezas que se trabajan en la microcestería. La saqué de su forma habitual, amplié su tamaño, desordené el tejido, lo desarmé para que esto mismo forme parte del tejido.”

 

_¿También tu aporte o intervención tuvo que ver con la funcionalidad de esas piezas que pasaron a ser de joyería o ya se aplicaba esa técnica en la joyería?

_Hace tiempo que con esa técnica se hacen joyas y objetos. Es reconocida esta técnica en joyería con figuras clásicas como la flor.

 

“La microcestería se aplica a joyas y objetos con figuras clásicas, desde hace mucho tiempo.”

 

_¿Cuál sería tu imaginario?

_Lo mío es muy conceptual y genero series de piezas -tres o más- con las que hay ciertas cosas que quiero decir o contar, no de manera literal. Lo hago mediante figuras que son como seres que pareciera que fueran a salir caminando. Es extraño lo que evocan estas figuras o sus formas. Esto de generar piezas extrañas con volumen, tridimensionales como esculturas, que además se pueden llevar o portar en el cuerpo, es lo que más me interesó y generó más curiosidad; me gusta hacer piezas tan raras. Las defino o me parecen de esta manera, raras, me gustan y me representan. Siempre generan algo, en lo personal, satisfacción porque me doy cuenta que quedaron como yo quería y luego, por las repercusiones, ya que las ven y encanta o les resulta feo.

Para quien se lleva la pieza toma un significado especial porque lo vincula con algo y eso es lo entretenido, lo bonito, que te transporta, te hace viajar, te lleva a un recuerdo, o te remite a una forma marina, no sé, un mundo…

“Lo mío es conceptual y se materializa con figuras o seres que parecen salir caminando. Son piezas extrañas, raras, con volumen, tridimensionales, como esculturas, que se pueden llevar o portar en el cuerpo.”

_¿Y qué querés decir a través de esas piezas?

_A través de esas piezas se ve mi historia personal, muchos estados de ánimo, situaciones que vivo, momentos de quiebre, relaciones importantes y mi manera de entender o de procesar lo que me pasa. Fue una construcción de figuras que representan esos momentos y un ejercicio personal súper rico, en el que pude sacar, canalizar lo que estaba sintiendo que hasta me ha permitido solucionar cuestiones personales.

Mi serie «Espíritus navegantes del fin del mundo» es un ejemplo de esto. Se trata de otro viaje que consiste en traer a la actualidad, mediante textos de hoy, piezas que hice cuatro años atrás.

Retomé y amplié el tema porque en Chile estábamos entrando en un contexto histórico que se vincula con las etnias de pueblos originarios que se extendieron, y quería contar y relatarle al mundo que esto pasó, existió, que forma parte de nuestra historia, que así veían el mundo o que esa era su visión. Y rescato y quiero contar que para mí sus espíritus siguen presentes. Ellos consideraban que al morir pasaban a ser otras figuras, como cerros, árboles, animales, por eso para ellos seguían vivos para siempre.

Quise transmitir ese concepto súper interesante y me pareció bueno poder contarlo porque es mi pasado también; estamos atravesados por eso.

Hoy estamos pasando, ya hace un par de años, por una crisis social. Cuando comenzamos a plantearnos la idea de escribir esta nueva Constitución en la que tienen que estar los pueblos originarios, comencé a ver cuáles son los que tenemos y dónde están, advertí que no están extinguidos como decían porque sus descendientes están pidiendo ser reconocidos aunque no estén al 100 por ciento; están súper mezclados pero están y los hacen pasar o más bien los hacen desaparecer, pero hoy están hablando, planteando su posición.

Y me cruzo o atraviesan estos diálogos y situaciones. Es importante para mí este espacio que me permite la joyería contemporánea de arte para expresarlo porque los que me siguen me van a escuchar.

Me gusta mucho este canal porque siento que tengo la libertad de decir y contar cosas que sé que alguien lo va a ver o leer, no van a quedar aquí conmigo hablando sola o con mis amigos, va a salir, no es que va a marcar la diferencia, pero sí voy a poder visibilizar lo que pasa, lo que está ocurriendo hoy.

 

“A través de esas piezas se ve mi historia personal, muchos estados de ánimo, situaciones que vivo, momentos de quiebre, relaciones importantes y mi manera de entender o de procesar lo que me pasa. Una construcción de figuras que representan esos momentos y un ejercicio personal súper rico.”

 

Técnica centenaria

 

_¿Elegiste la crin del caballo porque se usa en microcestería o por otro motivo?

_La microcestería es una técnica de más de 200 años que originalmente se usaba con las largas y delgadas raíces de los álamos y con los años se introdujo la crin del caballo y fibras vegetales. La estructura del tejido está hecha con la fibra vegetal de la planta tampico originaria de México que se usa para hacer escobillas que luego se tiñen.

Las artesanas de Rari, a 300 km al sur de Santiago, cerca de Linares, reciben las colas de los caballos de matadero, porque en el sur se come caballo todavía. Y así la aprendí, haciendo el disco o flores, que es como hacer un canasto, se teje igual solo que el tamaño de la fibra es tan delgado que visualmente es distinto.

Las tiño con los colores neutros: el negro, el blanco que es medio transparente que se puede teñir con anilinas y el amarillo ámbar. Hago mezclas de color para teñir y también las pinto una vez que está tejida, y le incorporo hilos de metal, como plata, cobre u oro; también hilos de algodón, sintéticos, de pesca, de siliconas, hilos textiles o raíces de plantas.

El año pasado se me murió una planta de papiro y al sacarla aparecieron tubérculos llenos de raíces y pensé: Esto hay que tejerlo; por algo aparecieron… Estuve trabajando bastante concentrada para ver cómo tejer raíces y resultó un bonito ejercicio.

 

“Aprendí la técnica de microcestería de las artesanas de Rari, las tiño en colores neutros, también las pinto e incorporo hilos”.

 

Proceso de investigación y experimentación

 

_En tu obra «Realismo visceral» escribiste el tejido calma la impaciencia, ¿por eso tejés?

_Sí, el tejido es un ejercicio muy meditativo, es como un mantra, repetitivo, tejo en círculo, no es como con un telar que se teje en plano, implica mucha concentración, genera tranquilidad y terminas pensando mucho.

Mi escritorio está lleno de pelos, hilos, cordones y cuatro cuadernos en los que escribo y dibujo lo que pienso y se me ocurre mientras estoy tejiendo, también participo de conversatorios y charlas sobre joyería que me interesa que me permiten concentrarme también o me dispara ideas.

Varias veces tejiendo, escucho algo que me lleva a imaginar algo y el tejido se transforma y sumo colores y termino en otras ramas.

Esta pandemia me sirvió para volver a mis pendientes, como un tema de investigación y estudio de las culturas precolombinas, sus rituales mortuorios muy vinculados a lo textil.

Y me llevó a aprender algunas técnicas textiles precolombinas, que también fui involucrando en el tejido, como parte de un proceso que todavía sigo investigando y experimentando, y en el que también hay una búsqueda de identidad y autoconocimiento, de entender qué nos pasa y cuál es nuestra historia que está bueno saber.

 

“El tejido es un ejercicio muy meditativo, es como un mantra, repetitivo, tejo en círculo, que implica mucha concentración, genera tranquilidad y terminas pensando mucho.”

 

_¿Te referís a la última sobreviviente yagán en «Espíritus navegantes del fin del mundo», ¿qué te llama la atención o por qué ese interés o en qué te sentís identificada?

_Hay un vínculo importante. Siempre estoy buscando y aprendiendo nuevas cosas de nuestros ancestros. Me interesa la cultura y el manejo de lo textil de las comunidades indígenas porque de ellos viene todo. Me importa empezar a descifrar y a entender muchas cosas. Y con lo textil, sin quererlo, terminé involucrada.

Es que llega un momento en el que te das cuenta que hay un vacío tan grande que se genera desde el momento en que anulas o dejas de contar la historia con todos sus protagonistas. En muchos países de la región que han estado en dictadura, no se habla de la historia completa; con suerte mencionaban dos o tres pueblos originarios, que fueron censurados, en el que los mapuches son estigmatizados, con tanta mentira y tanto ocultamiento, que produce y se siente ese vacío, esa sensación de que algo nos falta para construir nuestra identidad.

Los yaganes sostienen que no están desaparecidos, que tienen derecho a voz y voto y, sobre todo, a contar la historia como descendientes de sus ancestros. Estamos en un proceso de reconstrucción de la historia muy importante en el que me siento involucrada.

Me gusta contar la historia de esta manera y con este formato de piezas portables tipo esculturas, con esta técnica, desde mi tierra del fin del mundo y mostrar cómo lo cuento desde acá. Lo hago desde la joyería contemporánea de arte, que es un movimiento que nace en otro continente.

En ese proceso, empiezo a investigar, estudiar, leer, aprender, hablar para enterarme de su saber y, con todo esto, poder construir nuestra o mi identidad.

“Estamos en un proceso de reconstrucción de la historia muy importante en el que me siento involucrada. Me gusta contar la historia de esta manera y con este formato de piezas portables tipo esculturas, con esta técnica, desde mi tierra del fin del mundo… y, con todo esto, poder construir nuestra o mi identidad.”

_¿Esa construcción de la identidad que te lleva a cierto revisionismo del pasado, también te permite expresar lo que pasa hoy, como la convulsión social que se vive en Chile o los problemas sanitarios que son comunes en la región y en el mundo?

_Sí, claramente. He realizado piezas con los perdigones que tiraban los carabineros durante el estallido social que terminaron por mutilar a cientos de personas e hice una serie, como la que presenté en Loewe y así encontré el momento para decirlo. Esos perdigones que quedaron atrapados en el tejido.

Ahora o más bien desde hace tres años, lo hago con otra serie: «Parasitismo existencial…», cuyas primeras piezas presenté en la última bienal latinoamericana con el colectivo Joya Brava, tutoreado por Jorge Castañón. Gracias a un fondo de cultura de Chile la acabo de terminar para la exposición con libro incluido que presentaré en unos días en la III Bienal Latinoamericana de Joyería Contemporánea.

 

“Terminé la segunda etapa del proyecto inicial presentado en la bienal anterior, y en unos días lo presentaré en una exposición con libro incluido:  «Parasitismo Existencial. Bestiario de Joyería Contemporánea»”

 

_¿Cómo es?

_Es un proyecto con 21 piezas al que se suman otros artistas, como un escritor que escribió un cuento, un ilustrador, un fotógrafo y otros más que participan de este ecosistema artístico.

Se trata de un cuento que alude a lo que nos pasa, a este momento de represión y su interpretación;  no es un cuento literal, pero se sitúa años atrás cuando en Chile vivimos algo parecido a fines de los años 50; así  cuento y enuncio que esto pasó y está volviendo a pasar.

Esto que nos pasa y afecta, se relaciona con los vínculos que generamos y las personas que vamos conociendo en la vida y que nos afectan de alguna manera, condicionan o hasta cambian y terminan siendo un parásito que atrapa, porque condiciona e interviene en tu vida.

Cuenta la historia de una mujer que tiene que lidiar con esos parásitos machistas, misóginos con los que entra en conflicto; algo para evidenciar lo que nos pasa. Es mi manera de contar la historia y de que se hable y se plantee el tema, una manera de denunciar.

Esta bueno usar herramientas que tenemos para decir lo que no siempre se puede o que no estamos acostumbrados a decir.

 

“Esta bueno usar herramientas que tenemos para decir lo que no siempre se puede o que no estamos acostumbrados a decir.”

 

_La problemática o situación de la mujer es un tema al que aludís de manera reiterada.

_Creo que es un planteo casi inconsciente, no me lo propuse, es lo que nos pasa, esa relación con las mujeres tejedoras y la violencia que vemos en las calles me atraviesa.

Mi serie «Quiltra» se refiere al aborto considerado ilegal que pasa mucho y fue abordado no solo desde mi perspectiva sino de la de muchas mujeres que lo padecen en distintas situaciones y condiciones.

No se trató de una denuncia sino de la expresión de un hecho. Construí un objeto en apariencia feísima que duele al verlo, que cuenta algo muy doloroso del cual muchas veces no tenemos idea de qué se trata y cómo sucede.

Quiltra es una pieza que se desgarra, se abre, se rompe y se cuenta como algo prohibido.

Usé la joyería como mecanismo para poder sacar el tema y mostrarlo. Es una realidad que, en este contexto, tenemos que poder hablarla y expresarla de alguna manera. Bienvenida la joyería para hablar o provocar el diálogo, aunque cueste.

Quiltra es una palabra de origen mapuche que se refiere a los perros sin raza, a los mestizos, a los que pierden su identidad, los que son botados, tirados, descartados, es el que pierde su origen más puro.

Esta es una de mis obras claves por su formato, mucho más grande que el habitual y me llevó mucho tiempo. Por su fealdad la llamo monstruo pero más allá de su aspecto propone un tema que interesa que busca ser dicho y la presenté en el Salon Révélations en el Grand Palais de París.

Y para poder decir, hay algo que se abre y rompe, que implica un conocimiento, además de la aplicación y práctica de la técnica y el material para conseguir esa forma.

Esta obra me permitió cambiar de formato, saber que puede ser flexible para cambiar la escala y desde entonces pude proponer o plantear otras formas, pude empezar a abrir más el tejido; antes eran morfológicamente un volumen tipo tubo, y ahora lo abro, saco pelos o hilos, y surgen patas, bocas; ejercicio morfológico interesante que apliqué a las piezas que vinieron después.

 

“«Quiltra» me permitió cambiar de formato, saber que puede ser flexible para cambiar la escala y, desde entonces, pude proponer o plantear otras formas, pude empezar a abrir más el tejido.”

 

_¿En «Pliegues para la memoria» incluiste metal?

_Uso metal aunque no siempre lo ocupe directamente. En una obra que participó de Gioielli in Fermento 20/21 trabajé con oro. Hice la previa fundición de oro y su perfilado en un hilo de 2mm con la ayuda de una amiga experta en filigrana, y con un uso estratégico le dí un acento único y sutil pero que lo importante fue el proceso no el resultado.

Se trata de «Desbordada», hecha tras el estallido social y en medio del toque de queda que se dio en Chile por la pandemia.

Es una pieza pintada inicialmente con vino y repasada con anilinas, parecía una pieza con golpes porque parecía con moretones, mostraba una sensación de daño.

 

“En «Desbordada» lo importante fue el proceso no el resultado.”

 

_«Refugios» parece premonitoria.

_Sí, pero es una serie de 2017, es una de las primeras en la que empecé a trabajar con los volúmenes y evoca esos espacios en los que nos refugiamos como el útero, el nido, la casa.

Es una propuesta formó parte de «Relatos habituales» del colectivo Joya Brava con la tutoría de Jorge Manilla. Una serie muy potente. En ese trabajo colectivo dimos un giro personal de cómo llevábamos la construcción de la joyería.

El trabajo con Jorge Manilla, en 2016, marcó un antes y un después para muchos de los que participamos de ese proyecto.

 

“«Refugios» es una de las primeras en la que empecé a trabajar con los volúmenes. Formó parte de «Relatos habituales», tutoreado con Jorge Manilla. Un trabajo que marcó un antes y un después para muchos de los que participamos de ese proyecto.”

 

_¿Cuál es la obra que más te representa?

_Una pieza de cada serie por lo menos representa un momento importante. Mi favorita es la de «Refugios», blanca, en formato huevo, que ha sido una de las más importantes por lo que representa, cómo se hizo y su repercusión, ya que una de esa serie terminó en el MUDE Museo de Diseño de Lisboa. Es la más famosa, se mostró mucho, y me permitió dar a conocer mi trabajo de microcestería joyera.

“Refugios» me permitió dar a conocer mi trabajo de microcestería joyera.”

_¿Conseguiste estar presente en Loewe, LOOT, Schmuck, París, la serie de Luis Acosta, Joya Barcelona, Londres Gioelli in Fermento. ¿Qué te permitió esta proyección?

_Me permitió tomar la decisión de seguir adelante. Fue un estímulo para avanzar. Implica una inversión en tiempo, trabajo y dinero; no se llega tan fácil. Supone generar obra, postularse, participar… No se trata de piezas aisladas u oportunistas para un concurso sino que supone la decisión de dedicarte a la joyería contemporánea, a trabajar con determinada  técnica, a personalizar el trabajo, a elegir y probar el material, a usarlo para expresar lo que nos pasa y a buscar recursos para lograrlo.

 

En el circuito joyero

 

Cuando comienzas a entender o conocer la dinámica del circuito joyero, que no vale si es una presentación aislada, advertís que implica mucho, que no es lo esencial pero suma para dar a conocer tu propuesta. Hay que mantener una constancia.

Haber conseguido ser finalista de Loewe Craft Prize en 2018 fue uno de los logros más potentes en términos de difusión; me abrió muchas puertas; fue un hito en mi carrera. Fui finalista, un gran orgullo.

Tengo más reconocimiento en el exterior que en Chile. Afuera el artista es reconocido y su aporte es considerado importante, se le da otro valor.

 

“Decidí dedicarme a la joyería contemporánea, a trabajar con determinada  técnica, a personalizar el trabajo, a elegir y probar el material, a usarlo para expresar lo que nos pasa y a buscar recursos para lograrlo.”

 

_¿Cómo será tu presentación en la III Bienal Latinoamericana de Joyería Contemporánea?

_Reestrenaré «Parasitismo existencial» a partir del viernes 8 en el Centro Cultural Monte Carmelo en Providencia, Santiago de Chile y también podrá verse de manera online en la plataforma de labienal.ar.

Trabajé con fotos en colodión húmedo, un procedimiento fotográfico antiguo de mediados del 1800 que utiliza un revelado en sulfato de hierro… y más… Quiero mantener la sorpresa para dentro de unos días…

 

_También estás en otra bienal en Asia oriental.

_Sí en Corea del Sur, en la Cheongju Craft Biennale 2021 en donde también expongo parte de las piezas de «Parasitismo…» y de «Quiltra» hasta el 17 de este mes. Una convocatoria resultante de la proyección  mencionada que me enorgullece, sobre todo porque represento a mi país con una reversión de una técnica autóctona.


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Entrevista a Vania Ruiz

Apuntes | Notas

Lo femenino hoy resuena en la región por las condiciones en las que está la mujer latina


Entrevista a Vania Ruiz

Por Delia Alicia Piña

 

Vania-Ruiz-Casa-Kiro-La-joyeria-de-autor

La situación de la mujer latina, “invisibilizada, menospreciada y hasta violentada” es el tema en el que se enfocó la artista chilena Vania Ruiz con su broche «Chauchera rota», y lo hizo a través de la representación simbólica de la vagina. Con esta pieza contemporánea volvió a ganar el concurso principal de la Bienal Latinoamericana de Joyería Contemporánea, «Abran Cancha».

Es una arquitecta que prefirió hacer cosas manuales por gusto, y desde hace once años crea piezas de joyería contemporánea que resignifican lo doméstico y popular. Dice que busca recuperar e identificarse con el conocimiento ancestral a través de la joyería. Y define lo suyo con el color, las líneas orgánicas y barrocas.

Desde su taller en Viña del Mar cuenta por qué hoy elige expresarse mediante el ensamblaje y la reparación de objetos encontrados, y qué tiene su trabajo que logra captar la atención y destacarse. Su obra artística, su marca Casa Kiro, sus ideas y proyectos.


_Pasaste de la arquitectura a la joyería, ¿por qué?

_Siempre me gustó hacer con las manos, buscaba e inventaba cosas para hacer. Cuando entré a estudiar Arquitectura dejé de hacer cosas por gusto, sólo hacía lo que me pedían para la facultad, y cuando comencé a trabajar en un estudio implicaba estar mucho en la computadora. Me estaba haciendo falta hacer cosas con las manos; una colega se metió a clases de joyería y me invitó a participar de ese grupo de cuatro arquitectas, me interesó y comencé a ir.

Además, a mi mamá le encantan las joyas, me gustaba hacerle regalos, porque en realidad yo no usaba muchas joyas. Buscaba y encontraba que lo que había era muy aburrido.

Mi profe, la orfebre Carola Méndez, había aprendido a usar resina y le pedí que me enseñara, me encantó, me compré materiales y empecé a hacer pruebas. Sabía un poco de todo, me instalé en la mesa de mi comedor y de a poco ese material, o su olor, más bien, se apoderó de toda la casa y hasta de mi vida. Coincidió con la crisis de 2009 y el cierre de la empresa donde trabajaba como arquitecta, naturalmente tuve más tiempo y me puse a hacer joyas.

Arranqué a hacer piezas con el alga cochayuyo, esa que se usa en un plato tradicional de los pueblos originarios que muchos miran mal; ya no se no usa tanto y se acumula en las playas. La tenía y no me gustaba comerla, entonces la intervenía con resina. Se veía muy bien porque al cortarla quedan unas burbujas que se vuelven de un dorado iridiscente muy lindo.

En ese momento, justo empecé otro trabajo de arquitectura, el cual coincidió con que le envíe unas fotos de esas nuevas piezas a una amiga periodista que las publicó y la repercusión fue muy grande. Por eso, decidí darle una oportunidad más en serio a esta propuesta, dejé ese empleo y desde entonces me dediqué a la joyería. Ya pasaron once años.

 

“Decidí darle una oportunidad más en serio a esta propuesta y desde entonces me dediqué a la joyería”.

 

_¿Trabajás con un equipo?

_Sí, con un equipo de tres. Trabajo con una ayudante desde hace nueve años, ahora a la distancia debido a la pandemia, cada una hace lo suyo desde su casa, con los permisos vamos intercambiando herramientas, materiales y piezas por terminar. Cuento con otra ayudante que también vive en Valparaíso; ambas hacen postas y nos reunimos en la medida de las condiciones posibles; así funcionamos en este tiempo tan difícil. De la misma manera, me manejo con las piezas o terminaciones en plata, que van a un taller a Santiago. Aprendimos a trabajar a la distancia. También me ocupo de la venta online, que me obligó a incursionar en el e-commerce, lo cual reemplazó al showroom y a las tiendas en las que presentaba mis trabajos. Hago de todo, de la contabilidad, el packaging, los envíos a otros más específicos de joyería, claro. Y no me da el tiempo para más, por eso a veces el estrés… Es complicado parar, me siento y soy responsable del equipo.

 

Joyas coloridas y orgánicas

 

_¿Cómo definís las joyas que hacés?

_Tienen algo de alegría, no todas son tan coloridas porque las hay más oscuras, pero en general el color se destaca, así como las formas orgánicas de la naturaleza. De mí no salen líneas geométricas, puede que me gusten pero no soy capaz de hacerlas. Admiro a quienes consiguen realizar una pieza que repiten y con la sumatoria arman un volumen. Yo tiendo a no hacerlo porque prefiero enfocarme en una. Naturalmente hago una pieza no una suma de muchas o un fractal.

Además de lo físico de mis piezas o sus características, mi trabajo transcurre en dos mundos: el de mi marca, Casa Kiro, y el más artístico, los cuales a veces se topan pero corren por líneas independientes.

En este tiempo de pandemia, le di prioridad a mi trabajo más comercial para poder subsistir con mi equipo y tuve que relegar mi desarrollo más artístico. En este último se manifiesta una historia que voy contando a través de distintos trabajos que siempre hablan del mundo femenino. Esto puede ser porque mi familia es muy pequeña y es más de mujeres que de hombres; tiene una presencia femenina muy fuerte; o porque fui criada de una manera muy libre, bastante feminista aunque sin intención, y crecí con tanta libertad que me cuesta hacer cosas que a muchas mujeres les sale naturalmente, nunca me sentí identificada con lo que se cree el hacer de mujer ni con mi género; entonces es como que lo miro desde afuera, me resulta interesante investigar estos temas. Mi manera de ser femenina, mi modo de feminismo no es tanto por el reclamo por la igualdad de oportunidades, sino más bien un llamado a conocer nuestro poder como mujeres que siempre se invisibiliza y menosprecia. Pero ese poder es el que mantiene la civilización viva, es el poder de dar afecto y esperanza frente a lo que viene; poderes que ni yo misma acabo de entender, pero que lo voy descubriendo a través de la joyería.

 

“Mi trabajo transcurre en dos mundos: el de mi marca, Casa Kiro, y el más artístico, los cuales a veces se topan pero corren por líneas independientes”.

“En mi obra artística, se destaca el color, así como las formas orgánicas de la naturaleza. Se manifiesta una historia que voy contando a través de distintos trabajos que siempre hablan del mundo femenino”.

_¿Por eso te referís tanto a lo femenino y desde la cultura popular?

_Mi familia es de origen humilde y me encanta. Me refiero a ese conocimiento genuino, ancestral, popular, vital, con los saberes cotidianos del hacer, por ejemplo, remedios caseros, o reparar cosas, cultivar, o los trabajos manuales como los que hacían mis abuelas, pero que son indistintos de lo que se cree de tal o cual género.

En ese salto desde lo rural que se dio en mi familia, ya que mis padres fueron los primeros universitarios, se perdió ese conocimiento. Mi mamá conservó menos y yo mucho menos porque no vivíamos tan cerca de mis abuelas. Se fue perdiendo esa transmisión, se cortó ese hilo, por eso me interesa recuperarlo e ir identificándome cada vez más con mi historia a través de la joyería. Por eso, realizo pequeños homenajes con relatos que me conmueven, que son significativas para mí.

 

“Se fue perdiendo la transmisión del conocimiento ancestral, popular, con los saberes cotidianos del hacer o los trabajos manuales, por eso me interesa recuperarlo e ir identificándome cada vez más con mi historia y trabajo joyero”.

 

_Variás de materiales: el alga hierba marina, caucho, acrílico, resina sobre tela, resina y elementos encontrados, ¿qué otros y por qué hacés esa selección?

_Sí, experimenté bastante con el coyayuyo, que es un alga parda,​ comestible, rica en yodo, que habita en las costas de Chile y otros  mares subantárticos. También, con cobre, caucho, acrílico, elementos varios y la gran protagonista: la resina.

Cuando hago trabajos artísticos, los materiales son muy diferentes unos de otros, en cada serie puede que aparezcan elementos distintos porque tienen que ver con un relato que se da en una línea de tiempo.

Siempre se trata de una historia hilada con cosas que parecen similares, en función de lo que me interesa, que suelen ser los mismos temas, relacionados con lo femenino, como dije. Y los materiales y técnicas varían, lo que se mantiene es el hilo conductor de la historia.

 

“Cuando hago trabajos artísticos, los materiales son muy diferentes unos de otros, en cada serie puede que aparezcan elementos distintos porque tienen que ver con un relato… lo que se mantiene es el hilo conductor de la historia”.

 

_¿Sumás plata en las estructuras de las piezas o también otro metal?

_Sí, sólo uso plata para las estructuras de las piezas, pero no trabajo mucho con el metal.

 

Con la resina como protagonista

 

_¿La resina es para resguardar esos elementos encontrados o no siempre?

_La resina es mi material favorito, el que más uso, con el que me siento cómoda para crear y me gusta probar y descubrir que puedo representar lo que quiero. Ese polímero es un material contenedor que reacciona, es transparente, puede parecerse al acrílico y siempre acompaña a otros elementos generalmente orgánicos. En su estado líquido, en el inicio del proceso, me permite poner color, introducir otros materiales, pintar en capas, etc. Como lo uso tanto, cada vez puedo innovar más, probar, desarrollar, hacer lo que quiera.

Hay cosas de esos materiales que pasan, facilitan o forman parte de mi joyería más artística. En «Protección materna», por ejemplo, usé caucho silicona para una pieza que aludía la devoción latinoamericana de la figura de la Virgen, la figura femenina por sobre la masculina. Así, el caucho pasó de molde, como negativo, a material o parte constitutiva de la pieza, como el positivo, porque el relato me lo pedía.

En «Las Nuevas Vecinas», usé uñas acrílicas, con telas sintéticas en resina, esmaltes, hilo y algo de plata y acero para la estructura. Una reflexión de los modos de expresión de la femineidad latina, esa que se da entre nosotras y las nuevas vecinas inmigrantes.

 

“Ese polímero es un material contenedor que reacciona, es transparente, puede parecerse al acrílico y siempre acompaña a otros elementos generalmente orgánicos”.

“La resina es mi material favorito, el que más uso, con el que me siento cómoda para crear y me gusta probar y descubrir que puedo representar lo que quiero.”

_¿También usaste ingredientes de la cocina mapuche y cultivos del campo chileno, ¿cuáles? ¿Por qué y para qué??

_Sí, más en mis primeras colecciones, como «Micropaisajes», en 2010. Hacía pequeños paisajes, para los que usaba elementos del entorno o la cultura local, como ramas de curahuilla, una gramínea que generalmente termina en escobas, pero que sin secar tiene unas semillas muy bonitas que en conjunto me recordaban al pastizal de la zona de campo donde vivía mi abuela y jugaba de pequeña. Los paisajes que realizaba eran siempre evocativos de momentos de la infancia o familiares.

Otros elementos, fueron el pasto de hinojo de los humedales del Sur y generaba un paisaje con la neblina de Valdivia, tal como los recordaba. Y el merquén, un aliño típico y originario de los pueblos mapuches que se prepara moliendo ají rojo, lo usaba para espolvorear y dar color a mis paisajes del desierto, a los que sumaba elementos de mercaditos y ferias de esa zona.

Casi todo lo busco y descubro en los mercados y las ferias de los pueblos, esos bien autóctonos, de frutas y verduras, también de artesanías, las llamadas ferias de pulgas y de antigüedades. En general, las ferias me alegran el día, me permiten conocer cómo es la gente del lugar, por eso si viajo a una ciudad busco ir a sus mercados y ferias habituales, y en ellas siempre encuentro cosas interesantes.

Me gusta cachurear (buscar y revolver en lugares donde hay cosas en desuso, alimentos para consumir u objetos que pueden ser reutilizados). Las que más me gustan son las de Valparaíso y Quilpué, muy recomendables.

 

“Casi todo lo busco y descubro en los mercados y las ferias de los pueblos”

 

Poner en valor

 

_Te escuché decir que te gusta tomar elementos subvalorados, ¿te referías a estos últimos?¿Por qué creés que se los considera con poco interés y qué buscás con ellos?

_Sí, me refiero a esos ingredientes, o a la maleza o a ese alga que era mirada con desprecio. Ese tipo de cosas despiertan mi curiosidad, me interesa tomar esas que parecen no poder ser y hacer algo bonito, y que sorprendan por su simpleza, que provoquen decir “nunca me hubiese imaginado que se podía convertir en una joya”.

También, cuando paso revista a los adornos o flores artificiales que son vistos como kitsch me agrada ver algo de valor en ellos. Y me refiero no solo el material sino cosas que al final son parte de nuestra cultura e identidad y que hemos subvalorado por mucho tiempo. Es que en nuestro afán por parecer lo que no somos las descartamos, somos crueles hasta con nuestras costumbres más cercanas y reales, con nuestras maneras de ser, nos castigamos y hasta nos avergonzamos. Nuestra cultura no es tan minimalista como barroca, es cachulera, de jaula donde metemos.

Lo genuino, lo que nos define, lo encuentro en las casas más populares, donde la gente es como es y no pretende ser de otra manera; me remite mucho a mi abuela y a la estética de entonces; la cual hoy no se aprecia, pero que se reemplaza con una estética ajena, de afuera, que tenemos que mirar en una revista porque no la tenemos internalizada. La resignificación de esos elementos que nos son propios es lo que quiero mostrar.

 

“Ese tipo de cosas (los elementos descartados o subvalorados) despiertan mi curiosidad, me interesa tomar esas que parecen no poder ser y hacer algo bonito… La resignificación de esos elementos que nos son propios es lo que quiero mostrar.”

 

_Tiene que ver con historias cotidianas, costumbres populares, paisajes locales.

_Sí, y creo que esta cultura se hace más evidente en mi trabajo artístico. El color y los materiales se ponen más de manifiesto en Casa Kiro, aunque se influencian y entremezclan, claro, porque soy la misma persona que los hace. Pero en lo artístico tengo más libertad, no estoy condicionada por las exigencias, demandas o pretensiones del mercado que siempre pide cantidad. En Kiro hago piezas únicas, pero tienen un lenguaje en común con otras de la serie, hechas de la misma manera o con los mismos materiales, en las que prima el diseño, los costos y otras variables que implican tomar otras decisiones comerciales o de logística.

“El color y los materiales se ponen más de manifiesto en Casa Kiro, aunque se influencian y entremezclan, claro, porque soy la misma persona que los hace.”

_¿Qué significa Kiro?

_Kiro es el sobrenombre de mi pareja. Casa Kiro porque es donde viven los “kiros”. Es un nombre que nace en el corazón de nuestra casa; la Casa de Los Kiros, de ahí el nombre.

 

_¿Escuché cómo el cuadro anónimo y barroco del siglo XVIII «La Virgen del cerro» resultó un disparador para vos, ¿también hacés tu propio sincretismo?

_Sí, en el sentido de conjuntar y armonizar para hacer evidente algunas cosas; las presento y represento, no de manera literal sino velada, son cosas que integro o mixturo.

 

Sincretismo joyero

 

Por ejemplo, como mencionaba, me llamaron la atención y me interesé en las flores artificiales que veía en las casas cuando era chica y decidí detenerme y explorar en ese hábito popular, pero no lo repetí tal cual sino que cree otro objeto que parezca otra cosa distinta. Veía en ese gesto de decorar la intención de convertir un espacio en un hogar, una declaración de amor que creo que en esencia es femenina.

Así surgió «Fauna doméstica», una serie de flores que realicé durante mi embarazo y que incluyó la pieza «Las nuevas vecinas» con la que gané el concurso de la II Bienal latina de un ámbito doméstico introvertido a otro urbano extrovertido protagonizado por  creaturas exóticas.

También, me interesaron las fundas excesivamente decoradas que hacía mi abuela para proteger sus electrodomésticos que entonces se consideraban como pequeños lujos. Es que veía en esa decoración popular un poder invisible y a partir de esto nació «Amor doméstico», que materializó ese cuidado y amor protector a través de piezas hechas con caucho. Es decir, encontré en ese lenguaje de las fundas algo nuevo para decir.

Con el mismo material realicé «Protección materna» con la que obtuve el segundo premio de la I Bienal, aludía a la violencia de la conquista y a la imagen de la Virgen y la relacioné con la vagina protectora y creadora, a la madre como refugio de protección.

Siempre, en mis trabajos, se da una indagación conceptual que está acompañada de una exploración material, a veces con más o menos tiempo o con más o menos piezas. Es que en el trabajo artístico, la investigación lleva mucho tiempo y, a veces, la capacidad de ejecutar piezas finales es poca porque divido mi tiempo en mis dos trabajos. Decidí vivir entre medio de estos dos mundos.

 

“En mis trabajos, se da una indagación conceptual que está acompañada de una exploración material… Es que en el trabajo artístico, la investigación lleva mucho tiempo y, a veces, la capacidad de ejecutar piezas finales es poca.”

 

_¿Preferís lo barroco a lo minimalista?

_Sí, no podría ser de otra manera; yo soy así. Admiro a quienes pueden hacer piezas mínimas o despojadas, más bien; me encanta pero no me siento identificada con esa expresión. Si puedo acercarme a eso, en cierto modo, porque suelo tener muchas ideas en la cabeza y tengo que estar limpiando, dejando, soltando, reduciendo. Con el tiempo, aprendí a hacerlo, pero reconozco que la tentación de poner muchas ideas en una misma pieza es grande. No obstante, esto lo uso a mi favor; cuando hice esa serie de flores de tela sintética con resina me permití llenarlas de colores y volúmenes. No soy nada minimalista, sino que me dejo ser como soy, como quiero ser y expresarme.

 

“La tentación de poner muchas ideas en una pieza es muy grande.”

 

_De «Like a virgin» a «Chauchera rota» la vagina es un tema recurrente, ¿por qué?

_Cuando estaba desarrollando un trabajo sobre erotismo para la exposición «JoyEROS» hice impresiones de mi vagina y advertí que se parecía demasiado a la silueta de la Virgen con el manto. Pensé que era una asociación universal porque no creí haber sido la única que lo vio y lo corroboré al investigar que en tiempos ancestrales el arquetipo de la vagina era considerado un símbolo divino, de poder, que luego fue apropiado y relegado al servicio del padre e hijo.

Qué me mueve a que el tema sea recurrente… creo que es como una travesura. Me causa como esa dicha de niña haciendo una travesura y provocando al espectador. Hay veces que la gente se ha enojado, sobre todo los muy católicos, sienten que la comparación con la Virgen es ofensiva. En Polonia, por ejemplo, no quisieron poner una de mis piezas en una exposición de Joya Brava. Pero no intenta ser ofensivo, por supuesto, sí provocador.

Hay que dejar de tener vergüenza, hay que romper algunos tabúes y mitos, porque de alguna manera la vergüenza es una forma de control, sobre todo, usada con las mujeres; entonces, ser una sinvergüenza es una forma de resistencia. Hay que aceptarse como se es y reírse un poco de eso, no estar pendiente de lo que hace o dice el otro, sino aceptar cómo se expresa y manifiesta. Esto es parte de la libertad con que crecí, fui como bastante emancipada.

Y ese feminismo no intencionado, incluye el estar igual a igual con el hombre, compartiendo todo. Comparto con quien yo puedo ser quien quiero ser. Lo mío no pasa por el reclamo o el escándalo sino en mostrar naturalmente quién soy. Y esta bueno hacer visible situaciones no por experiencia o cuestiones personales.

 

“Hay que dejar de tener vergüenza, hay que romper algunos tabúes y mitos, porque de alguna manera la vergüenza es una forma de control, sobre todo, usada con las mujeres”

 

Entre la protección y el poder

 

_En «Protección materna» y «Fauna doméstica», hablás especialmente de protección frente a la violencia y del poder de la transformación o la puesta en valor, un tema que retomás o seguís con «Chauchera rota».

_Creo que la protección y el cuidado son importantes, nos definen en esencia. Admiro mucho a quienes protegen, a esas mujeres protectoras y cálidas. A veces en el afán de buscar la igualdad de condiciones le hemos quitado valor a esas virtudes. Tratamos de escapar de ese estereotipo porque nos han hecho pensar que solo tenemos que estar en casa, que no tenemos que opinar, que tenemos que quedarnos a cuidar a mamá o a los hijos o a los hijos ajenos… Y al escapar se puede perder esa cualidad de protección materna, de cuidado, pero alguien tiene que cuidar y es muy importante hacerlo; hay que enseñarles a los varones a hacerlo, no dejemos de hacerlo por  tener las mismas oportunidades que ellos.

Creo que las labores de cuidado deberían ser más valoradas por la humanidad porque si desaparecen, desaparecemos todos. Si no hay afecto, protección, sino existe ese amor maternal y paternal, ese que es más entregado o que implica una gran entrega, dejamos de existir; o sí logramos subsistir sin no hay amor en la sociedad, crecerá más el desamparo, la soledad, el abandono, hay hijos que no se quieren y eso es terriblemente triste.

Durante mi vida no creo haberme sentido en desventaja por ser mujer. Es más, varias veces tuve ventajas competitivas por serlo. Mi modo de ejercer el feminismo no es tanto para reclamar por la igualdad de oportunidades sino más bien un llamado a conocer nuestro poder como mujeres, que siempre se ha invisibilizado y menospreciado. Y es el poder de mantener las civilizaciones vivas, el de dar afecto y esperanza frente a lo que venga. Poderes que ni yo misma acabo de entender,  pero que voy descubriendo a través de la joyería.

“Mi modo de ejercer el feminismo es un llamado a conocer nuestro poder como mujeres, que siempre se ha invisibilizado y menospreciado. Poder que voy descubriendo a través de la joyería.”

_¿La situación de violencia o conflicto en Chile es algo que también querés reflejar?

_Ciertamente, gran parte de la desprotección a la que uno puede estar enfrentado tiene que ver con las leyes que nos amparan o no nos defienden, con las políticas públicas, con los derechos básicos, con la educación, de los que muchos son dejados de lado; que muchas veces es visto con una mirada reduccionista y cortoplacista, en la que impera la emergencia y se priorizan otros problemas urgentes. No se nos enseña a ser mejor persona, reflexivos o creativos sobre todo para enfrentar los desafíos a futuro. Muchas mujeres la están pasando mal, tuvieron que renunciar a sus sueños y proyectos o se recargaron de tareas haciendo mucho más de lo que hacían y no dan más. Sí, estoy pensando, elucubrando sobre ese tema que nos atraviesa.

 

_¿Cómo surgió «Chauchera rota»?

_Hace unos meses empecé a hacer ensamblajes con objetos encontrados y piezas propias, como un monedero de bronce antiguo y roto que había comprado en la feria de pulgas de Valparaíso, que había quedado por 20 años en la casa de mi madre y reapareció al ordenar en la pandemia. De tanto manipularlo al intentar repararlo apareció como un colgajo y no pude evitar volver a hacer la relación con la vagina, a la que en Chile se le dice chauchera.

La asociación de este monedero que muestra esa chauchera rota traída de Alemania a Valparaíso, una ciudad hoy empobrecida y violentada, me habló de la fragilidad de nuestro devenir, de sueños rotos, desempleos, renuncias, dependencia económica, violencia social y otras lecturas que cada uno que lo ve puede hacer, pero que remite a mujeres que siempre llevan la peor parte.

Era un monedero muy particular, cerrado como una carterita, tenía un volado que también generaba una forma y le daba una caída especial que hasta obligaba a relacionarlo con la chauchera. Sin ese volado en alambre de bronce muy frágil que lo definía, tal vez no hubiese nacida la pieza; creo que de alguna manera me llamó, me habló… así como era, tenía una energía que de alguna manera me permitió reconvertirlo en joya.

Reparé sus uniones, la intervine muy sutilmente con las mismas argollas de la malla, para fijar algunos puntos, creando un manto sugerente, agregué una base de acrílico en forma de boca gritando, porque cuando lo trabajaba me aparecía la palabra hambre, y le puse también un mecanismo de bronce para broche que la mantienen abierta. Por esto el texto que la acompaña reza: “La miseria siempre es más violenta si se tiene vagina.

 

“Hace unos meses, empecé a hacer ensamblajes con objetos encontrados y piezas propias”.

 

Chauchera rota

 

_¿Esta pieza ganadora que la hiciste durante la pandemia te condicionó el aislamiento?

_No tanto en la vida cotidiana porque con mi pareja siempre nos repartimos muy bien las tareas comunes. Sí, como dije, tuve que relegar mi trabajo artístico por el de mi marca para subsistir junto con mi equipo, y nunca paré, desde hace años porque dependo de lo que trabaje. Soy muy trabajólica. A pesar de todo, conseguí destacarme, pero más allá de la evaluación pude manifestar mucho de lo que tenía guardado; creo que terminó siendo un reclamo muy fuerte.

 

_¿Qué refleja el color de tu personalidad?

_Mucho. Me siento muy cómoda con el color. Será porque fui a clases de pintura con sólo 4 años, cuando aprendí óleo y pintura con acrílico Me gustaba mucho, fue muy divertido, jugaba con el color, con el círculo cromático, probando colores. Desde muy chica conocí e hice propio el color. Cuando lo incorporás de niña y te gusta, te genera sensaciones gratas y te hace feliz, cuando sos  grande lo tenés de manera natural. Siempre vi a mi familia hacer cosas manuales entonces hago cosas manuales con facilidad y placer. El color me sale naturalmente, no lo pienso; más bien me cuesta hacer cosas sin color. Lo monocromático es difícil para mí..

 

“Desde muy chica conocí e hice propio el color. Me sale naturalmente, no lo pienso; más bien me cuesta hacer cosas sin color”.

 

_¿De qué manera buscás materializar lo deméstico que definís como «poderoso e invisible»

_De todas posibles. Lo he hecho de varias maneras, con lenguajes y materiales diversos. La manera nunca la sé de antemano y puede ser muy diferente en un caso u otro. Para mí lo más importante es la epifanía, el momento en que se me revela y descubro el mejor cómo y por qué, entonces me doy cuenta de lo interesante, a qué me remite, empiezo a reflexionar, indagar, elucubrar… Cuando encuentro el material que me da para seguir esas hipótesis de la vida, que me ayudan a entenderme y a entender el mundo, entonces estoy frente a algo en lo que quiero meterme.

“Cuando encuentro el material que me da para seguir esas hipótesis de la vida, que me ayudan a entenderme y a entender el mundo, entonces estoy frente a algo en lo que quiero meterme.”

_En tu relato de «Chauchera rota» advertí que no tenías prevista esta obra, ¿se puso en juego la improvisación y la confianza o la visión de qué es posible? ¿Estas son actitudes constantes en vos?

_Sí, es verdad son una constante… Logré ver el potencial de ese objeto y siempre trato de emprender un trabajo con confianza. Como dije, ya había empezado a trabajar en el ensamblaje de piezas, de manera que cuando llego a mis manos no dudé en trabajarlo, incluirlo o reconvertirlo en una pieza de joyería contemporánea, en un broche; cayó en el momento justo, lo consideré de inmediato; me puse a jugar e indagar, aunque me pareció que mi asociación era obvia, y la ejecución tardó en concretarse. De todos modos, la mirada y evaluación del jurado me sorprendió gratamente

 

Destacada

 

_¿Qué tiene tu trabajo que logra captar la atención y destacarse?

_Sí, ahora me lo pregunto… La estética de las flores con la que gané la vez anterior fue también elegida en el circuito internacional, con requerimiento de coleccionistas incluido, no así la serie que realicé con caucho, que no tuvo tanto impacto y que a mí me encanta y significa muchísimo. Es curioso que en Latinoamérica haya tanta identificación con algunas piezas, puede ser por lo que simbolizan acá y en otros lados no. Creo que tiene que ver con el significado que nos resuena, que llega, que resulta conocido, supongo, que a lo mejor más allá no interesa o ya pasaron por eso o no les interesa hablar, no sé…

También puede ser porque lo femenino hoy resuena mucho, por las condiciones en las que está la mujer en la región, lo cual genera identificación; y ciertamente yo estoy más en sintonía con esta temática.

Creo que, además, hay algo bien honesto en mi trabajo y se advierte la coherencia entre mis distintos trabajos a lo largo de mi recorrido, y logro que se transmita a través de historias que conmueven, como las de las madres latinoamericanas que tienen una manera de ser muy distinta a las de otras regiones.

 

“Hay algo bien honesto en mi trabajo y se advierte la coherencia entre mis distintos trabajos a lo largo de mi recorrido, y logro que se transmita a través de historias que conmueven”.

 

_El nombre de tu hija de alguna manera surgió del trabajo joyero que hiciste durante tu embarazo.

_Sí. Yo no sabía que en el embarazo se liberaba tanta energía creativa, me sentí muy bien, muy feliz. Aproveché esa hermosa etapa de mi vida. Y los trabajos que he hecho entonces son algunos de los que más me han gustado. Muchos me decían que las cosas que yo hacía tenían que ver con el mar y más le di un carácter de creaturas marinas a mis piezas. Entonces pensaba qué nombre le pondría a mi hija y como coincidía en que todo lo que hacía se relacionaba con el mar, surgió Marina.

 

_¿Seguís haciendo piezas marinas?

_Seguí con algunas de esas piezas para el Museo de Arte y Diseño de Nueva York, luego de haber formado parte en 2019 de MAD About Jewelry, ex LOOT, y el año pasado participé de manera virtual. Podría seguir con esta colección por siempre, me encanta, pero me llevan mucho tiempo, son caras y me cuesta compaginar con la producción de Casa Kiro, entonces por eso ahora están un poco relegadas. Es una propuesta que va saliendo y nunca sé para dónde disparará o cómo va a terminar, me sorprende y eso está bueno.

 

“Es una propuesta que va saliendo y nunca sé para dónde disparará o cómo va a terminar, me sorprende y eso está bueno”.

 

_¿Qué sigue después de «Chauchera rota»?

_No sé, tengo una idea vaga de seguir en esta línea de trabajar con el ensamble de objetos; si me encuentro con la pieza adecuada, tal vez… Es una idea que me viene del año pasado, que tiene que ver con el estallido social…

También estuve explorando en el bordado, a propósito del hacer doméstico y quería conectarlo con mi mamá que le encanta el bordado, quiero que me enseñe, veremos… Es que las piezas anteriores me conectaron con mis abuelas y quería que ahora se enlace con mi mamá; me gustaría involucrar a toda mi familia en mi hacer joyero. Espero poder retomar en breve estos proyectos. Como siempre muchas ideas y poco tiempo…

Aun quedaron pendientes las muestras como ganadora de los concursos de las bienales, seguro será una, postulé un proyecto que no salió todavía, veremos cómo se desarrolla todo. Ahora tengo una nueva oportunidad… pero hoy cuesta hacer planes.


Entrevista a Rodrigo Acosta Arias

Apuntes | Notas

Lo mío es la joyería textil con la impronta de deconstruir y construir


Entrevista a Rodrigo Acosta Arias

Por Delia Alicia Piña

 

Afirma que la joyería textil lo define, la disfruta y se lo identifica por ella. Y elige hacerla en negro porque se siente más a gusto y puede comunicar mejor su discurso. Ese que tiene que ver con aceptarse tal cual uno es, más allá del cuerpo y del género.

Rodrigo Acosta Arias, mendocino, diseñador de la UBA, joyero, residente en Valencia donde desarrolla su obra, cuenta cómo sorteó la pandemia y consiguió revertir su efecto mediante un trabajo introspectivo y resiliente.  “Sostener la creación me permitió sanar y calmar la incertidumbre”.

Deconstruir, desestructurar y volver construir es un ejercicio que realiza a diario, no solo con sus piezas de joyería sino con su propia vida. “Cuando lo podés vivir, hacer y plasmar en un material es una catarsis maravillosa”, afirma.

De cómo transforma al textil en joya, para qué y en qué formato. Su obra, proyectos y su próximo paso por Buenos Aires, donde dictará workshops intensivos sobre «La joyería, el objeto y el cuerpo» en Taller Eloi.


_¿En este parate pandémico finalmente pudiste hacer esa revisión que planteaste hace un año?

_Este parate me vino bien para replantearme mi vida personal, que se movilizó y mucho. Me permitió frenar, pensar y mirar hacia adentro porque venía de una vorágine de correr de feria en feria, de exposición en exposición, encastrando una cosa tras otra sin descanso y todo se pinchó como un globo. Y del acelere con una gran carga horaria y trabajo a full, entonces (marzo de 2020) preparando la muestra de Munich, respondiendo a los pedidos de la feria de Milán para intentar de relanzar mi marca Acosta en plata pasé en caída libre a nada; el corte abrupto me provocó una sensación de vacío muy fuerte.

No obstante, seguí adelante con la invitación de la joyera sueca Karin Roy Anderson para exhibir los últimos fragmentos de «La necesidad de la oscuridad» en Four Gallery de Gotenburgo, donde por entonces no había muchas restricciones. Fue una presentación virtual, en ese momento inusual y muy raro, sobre todo, porque perdíamos eso tan enriquecedor que tienen las muestras de joyería que es el encuentro, el intercambio personal de percepciones, impresiones y opiniones.

 

“Este parate me vino bien para replantearme mi vida personal… Me permitió frenar, pensar y mirar hacia adentro porque venía de una vorágine”.

 

_Aprendimos a ser resilientes a la fuerza.

_Sí. A pesar de todo, este desgraciado paréntesis resultó, de alguna manera, un evento positivo. Sostener la creación me permitió sanar y calmar la incertidumbre creciente, porque como todo artista soy autónomo y si no trabajo y produzco no me puedo sostener; bueno, después hubo ayuda estatal al sector y se acomodó un poco. Y me di cuenta que seguir creando me ayudaba a transitar este momento crítico. Aunque en 2021 volver a repetir la experiencia de cancelaciones y el poco movimiento se sintió, resintió… Sin embargo, tomé la decisión de seguir creando, de crear para mí o para compartir no por la presión de tener que hacer.

Estuve trabajando a partir de libro «El camino del artista: un sendero espiritual hacia la creatividad» de Julia Cameron y me ayudó a trabajar sobre mí mismo, a darme cuenta que aparte de que crear sana, está bueno crear sin un objetivo, sin que sea para este o tal concurso, expo o galería. No está mal hacerlo con este fin, pero está mejor que fluya y que sea más natural, aunque luego se comparta.

Un trabajo introspectivo, reflexivo que me llevó a retomar el camino de investigar mucho, de leer sobre el tema que quería trabajar, con cuestionamientos muy personales. Fue liberador, sobre todo de presiones y obligaciones, que facilitó crear por crear. Y confirmé que pase lo que pase sigo siendo un artista más allá de la movida de las galerías y concurso, que, de todos modos, espero retomen en cantidad y variedad para todos porque son muy estimulantes.

Además, con la pandemia aprendimos nuevas herramientas digitales que nos permitieron comunicarnos y reinventarnos. Me costó mucho porque, como mencioné, tengo la sensación de que se pierde la magia del contacto y acercamiento cara a cara. He dado charlas, y muchos las han usado para dar clases y lo entiendo porque no se puede estar parado casi dos años, pero prefiero tomarme ese tiempo para algo más personal sin dejar de reforzar mi marca.

 

“Sostener la creación me permitió sanar y calmar la incertidumbre creciente.”

 

_Volviste a tus inicios.

_Sí. Trabajé mucho para mí y eso me permitió volver al principio, cuando hacía una pieza única y no había manera de reproducirla porque era muy personal con mucha simbología. De esa manera volví a esa raíz, a sentirme muy libre.

 

“Trabajé mucho para mí y eso me permitió volver al principio, cuando hacía una pieza única”.

 

Trabajo introspectivo sanador

 

_¿Participaste de un grupo de investigación y reflexión para un trabajo en conjunto?

_No, es un grupo en el que cada uno hizo un trabajo personal sobre el bloqueo creativo. Y lo hice no tanto por cierta traba o por una búsqueda de mi camino artístico, porque lo tengo bastante recorrido y claro, sino para encontrarme e intercambiar con diferentes personas que pasan por situaciones similares, con las mismas inquietudes, problemas y dilemas.

En esta mitad de año mi gran trabajo fue analizarme como persona con un discurso artístico muy trabajado que obviamente sale de mi sentir más profundo, pero me saqué ese traje de artista para ver qué pasaba sin ese discurso. Fueron encuentros en los que compartí, a través de esos doce capítulos que hablan de la inseguridad, bloqueos y la abundancia, entre otros;  muy fructíferos, que se terminaron reflejando en el trabajo. La intención era que cada uno lo trabaje de manera personal y lo comparta, pero me ha ayudado a entender mi recorrido, lo que estoy haciendo, dónde estoy parado y sobre todo lo que quiero a futuro con mi obra artística y al final con mi vida, porque de eso se trata.

 

“Participé de este grupo de reflexión para encontrarme e intercambiar con diferentes personas que pasan por situaciones similares, con las mismas inquietudes, problemas y dilemas”.

 

_¿Y qué querés para tu obra artística?

_Quiero seguir en este camino de crear sin tener obligación de hacerlo. Y eso supone estar en constante creación, está bueno vivir la vida de manera creativa más allá de lo que hagas, artista o diseñador o escritor, etc. Pude definir y confirmar que quiero seguir con mi obra, con mi discurso cada vez con un tono más personal, sobre todo, porque creo que mi situación tal vez puede ayudar a otros que transitan por las mismas sensaciones. Cada vez estoy más seguro de que quiero seguir con mi propuesta de joyería textil, porque me define, la disfruto y se me identifica con ella.

 

“Quiero seguir con mi propuesta de joyería textil, porque me define, la disfruto y se me identifica con ella”.

 

_No te planteaste cambiar.

_Sí, en estos meses me lo pregunté. Y sin duda el decidir por sostener mi lenguaje textil con los mismos o parecidos recursos me fortaleció. A veces las galerías te piden cambios de escala o piezas con determinadas características, pero no quiero convertirme en una máquina de hacer a pedido. Lo mío es esto: la joyería textil, con una impronta determinada, la de deconstruir y construir. No tengo que adaptarme a lo que los otros quieren que cree. Para eso está mi marca más comercial, en la que tiendas y clientes plantean o piden y respondo sin tanta libertad, porque tiene que funcionar y vender, aunque sí con una propuesta definida, claro. Ahora me concentro en colecciones pequeñas según temas que me interesen.

La pandemia me permitió volver a enfocarme en este proceso de profundizar, investigar y documentarme, y en apelar a referentes, sin tener que distraerme con tener que sacar 10 piezas en un mes porque es un pedido. Ahora, me tomo el tiempo para decidir y dejar fluir; y si solo salen 4 o 5 piezas que resultan de una propuesta interesante buenísimo.

“Lo mío es la joyería textil con la impronta de deconstruir y construir… Ahora me concentro en colecciones pequeñas según temas que me interesen”.

_Estás más presente en tu obra.

_Sí, ahora hasta pude estar más presente a nivel corpóreo, yendo un poco más allá consiguiendo jugar entre la performance y la joyería textil, explorando otros campos.

 

_Tu clave es desestructurar, deconstruir hasta en tu vida.

_Sí, sin duda este ejercicio de deconstruir y desestructurar está muy presente en mi obra. Es una práctica diaria a la hora de trabajar, más allá del dinamismo y la simplicidad que propone la corriente artística del constructivismo a la que adhiero y me atrae. Es parte de mi vida porque me deconstruí y me he vuelto a construir con los grandes cambios que hice en mi vida. Y al día de hoy me sigo deconstruyendo y construyendo nuevamente como hago con mi obra, que deshago para darle al material una nueva estructura.

Pero más allá de la deconstrucción formal, que se ve con el manejo de las formas en la obra, se da en mi discurso, en lo que pienso y digo, y muestra que estoy en constante evolución y cambio, saliendo de la zona de confort aunque asuste; creo que todos estamos un poco en eso en la vida. Y cuando lo podés vivir, hacer y plasmar en un material es una catarsis maravillosa.

Todos mis trabajos hablan de mi vida, de lo que siento o pienso, es muy autorreferencial. No tengo una joyería con un discurso social, que quizás lo tiene, pero no es un reivindicativo social.

 

“Me deconstruí y me he vuelto a construir con los grandes cambios que hice en mi vida”.

 

El negro como color identificativo

 

_¿La ausencia de color en tu obra a qué responde?

_Comencé trabajando con el blanco y era un desafío porque en lo personal nunca lo usaba, por ejemplo, en la forma de vestirme. Trataba de que ese tono, y máxime con el tipo de material, que eran antiguas camisas, queden lo más impolutas posible, perfectas. Tenía muy grabadas las palabras de mi madre que me decía que si no era muy prolijo no iba a poder ser buen costurero. Lo hice por desafío más que por una identificación. Y cuando surgió el negro, que fue en la colección «La necesidad de la oscuridad» me sentí a gusto, tuve una sensación de identificación muy fuerte.

En ese momento, me propuse hacer color y comencé a investigar con el material que tenía, camisas que me regalaban. Me di cuenta que no me servía para comunicar lo que quería, y no es que no sabía combinar colores sino porque no sentía que vibrara. Entonces volví al blanco y me di cuenta que necesitaba ver la luz de otra manera. Decidí entintar las piezas, y esto se correspondió a un momento personal en el que estaba en esa oscuridad o encierro y en el que necesitaba estar en oscuro para ver la luz desde adentro. Necesité crear esa sensación de oscuridad que supone luz al final del camino; este fue un proceso en el que comencé por vislumbrar hasta ver claramente la luz.

Y esa obra es la que iba a estrenar en Munich 2020 y que terminé por presentar en Gotenburgo. Evolucionó en un proceso en el que, en pleno encierro, comencé a hacer un velado en las piezas con el blanco entremedio que habla de lo que ocultamos y dejamos ver con las transparencias entre el negro y el blanco.

 

“Necesitaba ver la luz de otra manera; necesitaba estar en oscuro para ver la luz desde adentro.”

 

_¿En tu última colección «Anomalías» de alguna manera volviste al blanco?

_Quería trabajar con blanco porque partí de un vestido de novia de los años 70. Me enfrenté a esta pieza y decidí acercarme interactuando generando una performance para hablar un poco de la identidad, de quién soy, del género que hoy está tan presente con el debate de la ampliación de derechos. Hice una prueba en blanco, gris y volví al negro y tuve una sensación de pertenencia muy fuerte, no porque el negro sea mío en exclusividad, por supuesto, sino porque me identifico mucho. Y esas piezas resultaron como un fragmento de mi persona, de quien soy, cómo soy, cómo me visto, etc., son mi proyección.

Y el nombre es porque se considera a una anomalía como cambio con respecto a lo previsible; lo que resulta diferente. E investigando sobre identidad y género, leí mucho sobre el mito del cuerpo equivocado y me preguntaba cuál es el concepto que manejan las nuevas generaciones. A través de un trabajo reflexivo me cuestioné quién sería hoy si hubiese tenido otra educación: hombre, mujer, transgénero? Entonces advertí que esas anomalías como lo diferente se dan naturalmente desde el nacimiento, y no tiene por qué modificarse lo que se siente naturalmente.

Con la puesta performática de «Anomalías» quise reivindicar el uso de ropa más allá del género y lo hice con el vestido de novia del 77 -el año en que nací- de la madre de una amiga con la que compartimos el taller del que hablé. Para su dueña ese vestido no fue un símbolo de lo que se considera que representa naturalmente y lo iba a tirar. Se lo pedí con la intención de hacer algo, en un principio, como siempre, para rescatar retazos con los que iba a deconstruirlo y luego armar otra pieza.

Pero tuve la sensación de haberlo hecho y decidí sentirlo, usarlo, para meterme en él y percibirlo. Y esto lo dejé en evidencia con un registro fotográfico realizado en un bosque, como un espacio natural virgen. En ese contacto sentí esa bajada de línea de que esto es de mujer y no podés usarlo, pero me di cuenta de que sí podía usarlo, no en el sentido de vestimenta. Y a partir de esta performance comenzó el proceso de creación.

Entonces, las piezas no son circulares sino amorfas, anómalas, irregulares, con textiles de los vuelos del vestido, de líneas orgánicas, envolventes, que para mí representaban partes de una mujer. Es una obra sin definiciones claras para dejar que la gente lea lo que quiera leer, lo que sienta.

Son cinco piezas en la que sumo metales, latón y plata, en los cierres de bastidor y en el sistema de los broches y colgantes. Son pocas piezas porque fue la dosis justa de sanación porque sentí que con ellas ya podía cerrar ese proceso y al llegar sentí la vibración de ese cambio. En su momento pensé que iba a cerrar el ciclo del negro con «La necesidad de la oscuridad», pero no fue así.

Siempre entendemos la anomalía como algo negativo y quise darle la vuelta para mostrar que lo anómalo y diferente puede ser positivo o por lo menos para mí.

Y resultó de un proceso particular en mi vida que transité en estos meses de pandemia. Por la ansiedad que me generó, esta obra me sirvió para hacer un trabajo meditativo. No hay una sustracción del vestido sino que fui descosiendo todos los vuelos, los medí, entinté, luego los volví a coser para generar el efecto deseado. Tras descoser y hacer una costura detallista, hice mis característicos bastidores a medida. Este tipo de trabajo no lo hice anteriormente, fue un trabajo más visceral, en el que traté de concentrarme y resultó como  un mantra tranquilizador. Le sumé un trabajo de diseño, pero más que nada rescato lo que esta obra me aportó en todo mi proceso de sanación y bienestar personal. En esta obra el proceso personal fue más importante que el creativo aunque éste terminó ganado en el resultado que exhibo.

“«Anomalías» es una obra sin definiciones claras para dejar que la gente lea lo que quiera leer, lo que sienta.”

_¿A qué referentes apelás?

_A mis referentes deconstructivistas: el japonés Junya Watanabe y la creadora Rei Kawakubo de Comme des Garçons, la camada de diseñadores belgas, con Martín Margiela a la cabeza, o el californiano Rick Owens, un vanguardista del no género. O los exponentes de la arquitectura deconstructivista de fines de los 80 con las ideas de fragmentación, procesos no lineales, la no polaridad, el caos controlado. O el arte ready made, con diseñadores que trabajan en la mezcla de materiales. O artistas del arte textil como Sheila Hicks o Magdalena Abakanowicz. O utilizar las prendas como representantes del cuerpo como Louise Bourgeois y Chiharu Shiota.

Y también, obviamente, me refiero y observo mucho, en el día a día, al salir a la calle; recorrerla es muy influyente, y el intercambio de gente de otras generaciones y con otras ideas o pensamientos, más todavía.

Voy absorbiendo todo esto en mí y de alguna manera me enfoca o se convierten en disparadores de mi trabajo. Es la sumatoria de una mirada visual y mi punto de vista más introspectivo, personal o espiritual, si se quiere, que deriva en una mezcla casi inconsciente y definitoria de mi obra.

 

“Observo mucho al salir a la calle; recorrerla es muy influyente y el intercambio con gente de otras generaciones y con otras ideas, más todavía”

 

Reafirmación textil

 

_Renovaste tus votos con el textil y el negro.

_Sin duda, me reafirman como artista sin cerrarme a otras opciones, claro. Hago joyería textil, lo reafirmo y me identifico como parte de ese colectivo. En «Anomalías» está muy presente la deconstrucción y el plegado textil, cual piel arrugada; y sí, hay más trabajo de diseño.

 

“Hago joyería textil, lo reafirmo y me identifico como parte de ese colectivo.”

 

_¿Asignaturas pendientes?

_Dedicarme a profundizar más en la investigación textil. En el campo de la joyería textil, ya hay muchos que desarrollan un discurso de intervención. Me siento más cómodo en la deconstrucción y manejando el textil más puro o tal cual, sin mucha invasión para dejarlo que hable por sí solo. Cuando quise ir un paso más allá advertí que no dice lo que quiero decir, que no habla bien de mi trabajo. Será que no es lo mío, porque desde que arranqué en esto quise contar de otra manera con la joyería textil.

Mi desafío es ofrecer algo diferente tanto desde la técnica y como desde el discurso.

 

“Me siento más cómodo en la deconstrucción y manejando el textil más puro o tal cual, sin mucha invasión para dejarlo que hable por sí solo.”

 

_¿Qué es lo diferente?

_El textil está presente pero es una excusa para contar algo más profundo que tiene que ver con lo que siento como persona. Y esto fue más evidente desde «Rito Cardíaco» hasta «Anomalías».

En mi obra se ve la camisa o ahora, en esta última colección, el vestido, modificado con tratamientos y colores, sin llegar a una intervención que lo haga desaparecer o destruya, solo porque sirven de soporte para reforzar mi discurso, para contar algo distinto. Y por esta manera de trabajar, de trabajar el textil se me reconoce.

 

“El textil está presente pero es una excusa para contar algo más profundo que tiene que ver con lo que siento como persona.”

 

_Sumás otras expresiones, con la reciente performance y ¿ahora también cerámica??

_Me sumé a un proyecto de cerámica de unos amigos y surgió hacer torno y en ese momento fantasee con aprender otras técnicas para aplicarlas, como lo hice en un principio con el mix de textil y metal, y luego con la dupla del textil y la madera, también investigué con porcelana y tela.

Pero me interesaba que mis manos toquen otros materiales y texturas solo para enriquecer lo que estoy haciendo. Está bueno sentir que las manos pueden trabajar con otras técnicas y dominarlas.

Lo mismo me pasó con mi marca, «Acosta en plata». Una vez hice un curso de titanio en la escuela Fábrica 12, donde trabajo, y me dije listo esto lo guardo en un cajón hasta que tiempo después lo abrí y advertí que podía ser una salida interesante.

No obstante, con la cerámica solo se trató de practicar y alimentarme desde otro lado, no desde lo utilitario. No siempre todo lo que se hace tiene que tener una utilidad o un valor para un fin; se tiene que poder hacer algo por el simple placer de experimentar nuevas sensaciones.

Fue solo, y no es poco, por tener una experiencia creativa interesante. Solo el proceso de hacer en sí mismo siempre es enriquecedor.

“Se tiene que poder hacer algo por el simple placer de experimentar nuevas sensaciones.”

_¿El tipo de joyería que hacés aplica a otras tipologías?

_He intentado llevar mi joyería a otras tipologías, a aros, por ejemplo, y sentí que lo estaba forzando, no sólo la pieza en sí y el material, sino su relación con el cuerpo. La parte del cuerpo sobre la que más trabajo es el pecho, donde van broches y colgantes. Parecería que se limita el espacio con solo estos dos tipos de piezas pero no porque mi objetivo artístico no es generar más despliegue para otros usos sino, insisto, comunicar o dar a conocer un discurso distinto.

 

“Mi objetivo artístico no es generar más despliegue para otros usos, sino comunicar o dar a conocer un discurso distinto.”

 

_¿Proyectos?

_A propósito de las escalas y formas, tengo en mente trabajar piezas más grandes que tengan que ver con la escultura, no con una pieza portable.

Respecto de «Anomalías» proyecto presentarla en exposición. Tras las dos últimas cancelaciones de Schmuck, hay que ver qué pasa en octubre que es el mes de Joya, pero seguramente será el año que viene de manera presencial, tal vez aquí, a propósito de que Valencia es la capital europea del diseño, en Melting Point 2022, cuando gustaría compartir la performance en fotografías, porque online ya lo he hecho en redes. Veremos, con lo que pasamos aprendí a proyectar mes a mes, el resto es especulación, no tiene sentido.

Se está reactivando el circuito de ferias y exposiciones internacionales. Y Los Ángeles Art Show 2021 fue una oportunidad para mostrar mis piezas de la serie «La necesidad de la oscuridad».

 

“Tengo en mente trabajar piezas más grandes que tengan que ver con la escultura.”

 

Proyectos en la mira

_¿Seguís con el proyecto de «La belleza de la vida cotidiana», en el que liderás un colectivo joyero argentino?

_Un proyecto interesante también previsto para la frustrada edición de Melting Point. De todos modos, seguimos con las tutorías online y asesorías a pedido, pero quedó abierto. La intención es retomarlo de manera presencial, tal vez el año próximo y finalmente presentarlo. Muchas movieron su obra hecha en otras instancias.

Sigo con Taller Eloi, siempre estamos en contacto. Acepté con gusto ser uno de los tutores del exterior de la escuela, en mi caso de primer año; por ahora pudimos hacer una masterclass porque por mi forma de trabajar me cuestan las clases online sobre procesos creativos o investigaciones sino se complementan con presenciales. Veremos ahora en mi paso por Argentina si se da, pero es complicado porque viajo por cuestiones familiares directo a Mendoza

 

_¿Das clases?

_Sí en una escuela privada de Valencia que se llama Fábrica 12, en la que doy clases de técnicas, en particular de modelado en cera, y algún workshop de textil. Aquí gusta mucho la técnica no hay tanto interés por lo proyectual; muchos quieren hacer aunque no se cuestione para qué o por qué. Creo que falta entender que está bueno que tenga un sentido aprender una técnica de joyería y que permita crear un discurso propio para no calar por calar o soldar por soldar.

En un futuro no muy lejano me gustaría tener un espacio propio con laboratorio textil, además de uno de metal. Me interesa investigar y enseñar técnicas textiles, pero sobre todo lo que puede generar un trabajo textil más allá de la técnica, es decir, hay que profundizar en el aporte personal que permiten los procesos creativos.

 

“Hay que profundizar en el aporte personal que permiten los procesos creativos.”

 

_¿Cómo va «Acosta en plata»?

_Voy bien, a pesar de la pandemia. Es una marca que, desde sus inicios, hace 5 o 6 años aproximadamente, está cada vez más consolidada. Reparto mi tiempo entre ambos proyectos.

«Acosta en plata» es una herramienta económica que también me permite crear. Es difícil, porque del arte de la joyería muy pocos viven, la gran mayoría se sustenta dando clases. Y también porque justo cuando estaba tratando de ampliar la firma, sin buscar que se convierta en una marca de mucho volumen, claro, sobrevino la pandemia. Ahora se está reactivando. Mis potenciales clientes están en el norte de Europa, como Alemania, Bélgica y Francia.

Es una propuesta con un diseño más geométrico, en plata, algunas con baño de oro o acabado con negro, y ahora titanio. Son piezas artesanales que se hacen mediante un proceso mecánico y he sumado corte láser en mix con fundición, no son piezas hechas cien por ciento a mano. Y el tiempo me da porque son proyectos chicos no en grandes cantidades.

Estoy tratando de disfrutar más de lo que hago, porque claramente la vida es algo más que trabajar y trabajar.

 

“Estoy tratando de disfrutar más de lo que hago, porque la vida es algo más que trabajar y trabajar”


“Poner el foco en Latinoamérica y validarnos es importantísimo”

Apuntes | Notas

Poner el foco en Latinoamérica y validarnos es importantísimo


En 15 días finalmente comienza la III Bienal Contemporánea de Joyería Latinoamericana, pospuesta en 2020 por la pandemia. A partir de este año acontecerá en distintos lugares de Latinoamérica y podrá verse en vivo y simultáneo a través de una plataforma digital exclusiva: labienal.ar a la que se podrá acceder desde cualquier lugar del mundo a partir del próximo martes 17.

Sus organizadoras, las joyeras Laura Giusti y Paula Isola, dan detalles de las novedades y explican por qué mantienen el suspenso en el anuncio de los premios del concurso principal «Abran Cancha», que se comunicarán el día de la inauguración.

El calendario completo de exposiciones y actividades, y datos de cómo se puede participar en esta actualizada edición.

La Bienal Latinoamericana de Joyería Contemporánea se da como respuesta a la necesidad de mancomunar un recorrido identitario de creación, reconocimiento y validación de nuestro arte.

“Ayuda a crear caminos y descubrir intereses comunes, fomentar el deseo del encuentro y del trabajo colaborativo”, dicen Laura Giusti y Paula Isola, organizadoras de este evento, que suma propuestas de Argentina, Chile, Brasil, Colombia, México, donde esta vez se realizarán las distintas exposiciones.

También habrá piezas contemporáneas de creativos de Israel, Dinamarca y Canadá. En total, esta bienal dará a conocer más de 570 obras.

La multiplicidad de sedes, más allá de Buenos Aires, y su acceso a la distancia mediante una plataforma online especial son sus principales novedades.

En esta tercera edición participarán 70 artistas joyeros -seleccionados de 139 concursantes- que presentarán 114 piezas de joyería contemporánea -elegidas de entre 275 piezas- en el concurso principal. Las habituales jornadas de reflexión se realizarán entre el sábado 18 y domingo 19 de septiembre.

El martes 17, a las 19, se transmitirá la inauguración del concurso en directo, se anunciarán los premios y se lanzará la plataforma que exhibirá las 25 exposiciones simultáneas, las cuales se abrirán el día de su respectivo estreno tal como hubiese acontecido de manera presencial.

Esta vez habrá suspenso. El anuncio de la premiación se hará esperar. Habitualmente se conocía con anticipación pero esta vez, como no se otorgarán en una ceremonia presencial, se mantendrá en suspenso hasta el día de la inauguración de la Bienal.

Lo que se otorgará además del primero, segundo y tercer premio del concurso «Abran Cancha» es el Premio Joya Argentina y, en esta tercera edición, el público podrá votar a su joya favorita del concurso.

La joyera Paula Isola es una de las incansables impulsoras de este acontecimiento cultural. Cuenta que la bienal es resultado de construcciones que se gestan en conversaciones e intercambio de ideas y opiniones, como resultado de un interés por ampliar la difusión de la joyería contemporánea.

Es una iniciativa de Joyeros Argentinos, la asociación que reúne al más importante colectivo de artistas locales.

Las primeras actividades tenían como fin exponer y mostrar el trabajo que se desarrolla en nuestro país sobre esta disciplina. No solo para llegar al público sino para poder estar en los museos en busca de su apoyo o espacio.

“De la muestra «Caleidoscopio», la primera expo internacional de Joyeros Argentinos, realizada en el «Simposio Area Gris» en México, en la que participaron 42 artistas; luego con «Tiempo», en 2013, la primera itinerante que arrancó en la Ciudad de Buenos Aires, siguió en Tucumán y finalmente pasó por La Plata, a «Figuraciones», en 2015, que se hizo en Buenos Aires, Santiago y Valdivia, se buscó mostrar no solo lo que hacen los argentinos para los argentinos sino comunicarnos y establecer lazos con otros países vecinos y latinos que estaban trabajando en joyería, por eso en esa expo invitamos a Joya Brava.

“Esa experiencia fue un hito en nuestro recorrido porque cruzamos la frontera y fue entonces cuando volvimos con la idea de dar un paso más. Así surgió la idea de armar una bienal y latinoamericana”, explican.

La bienal se apoya en dos pilares: una es el concurso principal y la otra son las exposiciones simultáneas que cada vez son más.

En la primera edición de 2016, además del concurso principal hubo 7 exposiciones con 70 participantes. En la segunda edición se pasó a 150 participantes en 23 exposiciones, “un boom”, dicen orgullosas, y anticipan que en la edición que ya viene se efectuarán 25 muestras.

Un evento súper interesante que, como pasa en toda gestión de arte, demandó un trabajo importante y detallista. Ni bien terminamos la primera comenzamos a organizar la segunda convocatoria y al terminar la edición de 2018 ya teníamos propuestas para la siguiente, que estamos inaugurando en días. En ese momento, tomamos conciencia de la importancia que había adquirido este encuentro. Los joyeros latinoamericanos estábamos necesitando estos espacios de intercambio y difusión”, precisa Isola.

Laura Giusti es la otra organizadora de este acontecimiento joyero. Opina que “está bueno mirar lo que pasa en otros continentes y participar de otros concursos, pero también está bueno vernos a nosotros mismos y tratar de entender qué son las cosas que nos movilizan, de qué queremos hablar.

“Y de esto se trata la bienal, de mostrar trabajos joyeros y de poder reflexionar sobre nuestra actividad, para lo cual están las jornadas en las que queremos para integrarnos, conversar y discutir sobre nuestra práctica y sobre los conceptos que hacen a nuestra identidad latinoamericana”, resalta Giusti.

Tercera edición novedosa

La tercera, en suspenso por la pandemia, se llevará a cabo entre el 17 de agosto hasta el 17 de octubre. “Tomar la decisión de finalmente realizarla implicó rever el qué y cómo de un trabajo de dos años de gestión de espacios, premios y muchas otras cuestiones. Y como no queríamos que nos pase lo mismo que el año último la bienal se plantea de manera distinta con muchas novedades”.

Laura Giusti recuerda que el primer concurso que organizó Joyeros Argentinos en 2010 para artistas argentinos fue uno de los primeros en Latinoamérica y uno de los primeros en la región que atrajo la atención en el ambiente joyero.

“La mirada hacia afuera es cultural y considera más valiosa la mirada externa que la propia. Poner el foco en Latinoamérica, vernos entre nosotros y validarnos entre nosotros es importantísimo.

“Nuestro trabajo merece ser validado por nosotros mismos, no necesitamos de un juicio externo. Y en eso nos concentramos y trabajamos para poner en valor el trabajo de los joyeros latinoamericanos, además nos proponemos generar lazos de comunicación y visibilización”, remarca Giusti.

En las jornadas de reflexión de la bienal habrá ponencias de todos los países participantes no solo del concurso.

“Estas generan una corriente de energía muy positiva y estimulante, de mucha euforia, con mucho por decantar y, sobre todo, se dan lazos que perduran y producen nuevas sinergias, proyectos y diálogos”, agrega.

Y comenta que en las tres bienales, con los concursos «Vecinos», «Puentes» y «Abran Cancha» se puso el eje en las relaciones, aunque las convocatorias tienen temas de libre.

“En esta próxima el tema de abrir cancha que acá venimos implica un sentir más latinoamericano que nunca”.

Estos concursos están pensados para latinoamericanos que viven en cualquier parte del mundo o para residentes en Latinoamérica independientemente de su nacionalidad. El resto de las propuestas de la bienal no tiene limitación.

Siempre tienen dos jurados: uno de selección y otro de premiación que evalúa las piezas a la vista y en mano, aunque “esta vez habrá jurados del exterior que analizarán a través del contacto directo de otros, siempre con un intercambio enriquecedor”, aclaran, e indican que los premiados de las distintas bienales provienen de los diversos países participantes, como Chile, Colombia y Argentina, con una muy interesante variedad de miradas dentro de la joyería latinoamericana.

Entre las actividades, además de las exposiciones simultáneas y las jornadas de reflexión, se cuentan las charlas, los talleres y en la edición anterior hasta hubo un desfile.

Qué ofrecerá labienal.ar

Labienal.ar es una plataforma diseñada especialmente para este evento que reúne en un mismo sitio todas las actividades que se realizarán durante los dos meses de la bienal, cada una con un espacio especial:

Uno para el concurso «Abran Cancha»; otro para los artistas participantes del concurso con datos de contacto de cada uno; uno especial para los jurados de selección y premiación; los patrocinadores de los premios también tendrán su espacio. Y, por supuesto, para cada una de las 25 exposiciones simultáneas que tendrán sus respectivas fotos, textos y videos.

Los artistas participantes de las exposiciones simultáneas, también con datos de contacto, tendrán lo suyo; lo mismo, los espacios que acompañan a las exposiciones de forma presencial y virtual; de igual modo, las jornadas de reflexión con cuatro módulos temáticos; los talleres organizados por artistas, gestores culturales y patrocinadores; por otra parte, las conferencias y, asimismo, las actividades que organizarán los responsables de las diversas exposiciones.

En la plataforma se anunciarán las actividades de cada semana y las inauguraciones se abrirán al público a medida que se estrenen. Todas las actividades son libres y gratuitas, a excepción de los talleres organizados por los artistas.

Desde todo punto de vista

Otra de las novedades de esta renovada edición será la activa participación del público. Hasta el 1° de octubre tanto el público en general como los participantes de la III Bienal podrán votar su obra preferida dentro del concurso «Abran Cancha». Un voto por persona.

Para poder votar, hay que registrarse en la plataforma, que es donde se emite el voto. El enlace para votar estará en cada pieza. Todo a partir del martes 17.

“Lo nuevo de esta bienal nos lo deja esta pandemia. A pesar de todo lo terrible nos dio la oportunidad de crecer y, a partir de ahora, las bienales van a poder suceder en distintos lugares de Latinoamérica.

“Esta propuesta amplía el alcance y la participación porque las exposiciones simultáneas pueden acontecer en cualquier lado y se compartirán dentro de la plataforma”, apunta Isola.

Va a haber 6 exposiciones en Chile, 3 en Brasil, 1 en Colombia, 3 en México y 12 en Argentina, que se van a inaugurar en distintas ciudades pero verse en simultáneo en la plataforma de la bienal.

“Esto nos parece súper interesante porque es mucho más accesible para los expositores que podrán realizar sus exhibiciones en su propio país y no tienen que venir a Buenos Aires. No obstante, la plataforma nos permite ver todo. Todos podremos ver todo, estemos donde estemos.

“En esta oportunidad, algunas exposiciones se realizarán en forma presencial en distintas galerías aunque se podrán ver de manera virtual. Esperamos que en la próxima edición tengamos una explosión de museos y otros espacios ocupados por la joyería contemporánea en todo el continente”, augura.

Y ya lograron que ese espacio que era de Argentina se extendiera a toda Latinoamérica, por ahora  a través de Chile, Colombia, Brasil y México. “Hay mucha gente trabajando en estos y otros de la región y está bueno trabajar juntos y construir entre todos”, añade.

Ante la consulta por el paso hacia la digitalización de este evento cultural, las joyeras comentaron que decidieron pasar a la virtualidad ante las conocidas complicaciones sanitarias por la pandemia e investigaron las mejores posibilidades para un espacio virtual adecuado a su proyecto.

“Advertimos que era más interesante que perdurara como una fuente de datos interesantes para consultar por parte de todo el mundo. Por eso, decidimos hacer un desarrollo especial con un plataforma que incluye muchas páginas: la del concurso, los artistas del concurso, cada una de las exposiciones simultáneas con sus respectivos artistas también, la de las jornadas y las conferencias, y se podrá acceder de manera libre y gratuita.

“Este es un gran cambio, que se da como consecuencia de un proceso resultante del diálogo con los participantes”, puntualizaron.

Cronograma en simultáneo

La bienal durará dos meses con un interesante cruce de experiencias y trabajos a pesar de la pandemia.

El calendario de actividades es el siguiente: http://www.lajoyeriadeautor.com/cronograma-de-exposiciones-de-la-bienal/

calendario de la III Bienal

Manos a la obra

“Se trabaja tanto como demanda la cantidad de exposiciones que incluyen a diversos colectivos artísticos. Desde hace semanas ya están manos a la obra preparando sus exposiciones y subiendo sus trabajos para que todo esté listo” en esta cuenta regresiva de días para este gran evento joyero.

Entre las oportunidades pandémicas, Isola destaca que antes no tenían una conexión tan directa con el otro trabajando por la bienal sino recién cuando el trabajo estaba listo y colgado en la exposición.

A pesar de que hoy la conexión es virtual es muy fuerte ver como todos mancomunados a full, juntos subiendo material en tiempo real”.

Como joyeras, Paula Isola y Laura Giusti también participan en distintos grupos que expondrán. Y entre sus múltiples tareas mencionan: “Además de que podemos ver en vivo y en directo cómo desde distintos lugares de Latinoamérica están trabajando en las expos de la bienal, también intervenimos en muestras en los colectivos a los que pertenecemos.

“Es que este es un trabajo colaborativo gestionado por todos y cada uno de los grupos, que siguen los instructivos especialmente preparados para que cada equipo pueda poner en línea lo suyo y funciona bárbaro. También hacemos el seguimiento de cada uno de los responsables de subir las muestras de la bienal. Es un trabajo intenso y emocionante”, detallan.

Trabajo colaborativo

El equipo principal que gestiona la bienal va más allá de Joyeros Argentinos porque “depende de qué es lo que toque hacer, sea como socios de JA o como alumnos de los talleres joyeros que exponen, por ejemplo.

“Y no nos limitamos en actividades, estamos tan abiertas que hasta, por ejemplo, en la última edición aceptamos y promovimos la realización de un desfile urbano por las calles de Palermo presentado por Taller de Metales de Florencia Gargiulo, el cual resultó una experiencia increíble”, destaca Giusti.

La bienal no termina a los dos meses porque continuará de manera itinerante. Este año también se prevé repetir la experiencia, en la medida de las posibilidades, más allá de Buenos Aires. Pero en esta ciudad la muestra principal estará fija entre marzo y abril de 2022 en el Museo Nacional de la Historia del Traje.

En la segunda bienal se llevó la muestra del concurso «Puentes»  al Museo de Arte Decorativo de Rosario, “siempre con el objetivo de superar el límite de nuestro espacio propio”.

Y también continuará porque toda la información de la bienal en línea quedará accesible de manera permanente, como documentación disponible para los artistas, los museos, las galerías, los curadores y el público interesado de cualquier ámbito o lugar.

“Lo que nosotras hacemos, y en esta bienal va a estar más presente que nunca, es darle la posibilidad a la gente para que contacte al artista.

“Como en la plataforma de la bienal van a estar los contactos de los expositores, cualquier interesado, comerciante o marchand, curador podrá acceder, pero no intervenimos en la comercialización de las obras de los”, concluyen.


Nuria-Carulla-La-Joyería-de-Autor

Entrevista a Nuria Carulla

Apuntes | Notas

No nos movemos por cuánto vamos a ganar sino por cómo vamos a expresarnos


Entrevista a Nuria Carulla

Por Delia Alicia Piña

 

Nuria-Carulla-La-Joyería-de-Autor

Lleva 50 años haciendo joyería, “la vida entera”, dice, ya que desde los 15 comenzó a incursionar a partir de un regalo que le hizo su padre: una joya de un alumno de la escuela Massana y la cautivó. Nuria Carulla estudió allí y desde muy joven comenzó a trabajar en Barcelona. Pero el paisaje del trópico colombiano la pudo y regresó a su país donde desarrolló su carrera como joyera y docente.

Con su experiencia elaboró un método de trabajo que le permitió salir adelante y supo transmitirlo a cientos y cientos de estudiantes que hoy consiguen o tratan de vivir de lo suyo. Es una gran maestra que pone en valor la naturaleza y levanta la bandera de la necesidad de cuidar nuestro medio ambiente para poder sobrevivir. Señala que pasó gran parte de su vida tratando de dominar la plata para obtener su máximo potencial; “me rebelo a dejarla de lado, porque perdura en el tiempo; me respalda y me deja hacer lo que quiero”,  y también destaca que prefiere los esmaltes porque le permiten conseguir el color, vital para su trabajo.

Define su estilo como colorido, muy orgánico, bien resuelto, con mucho sentimiento y observación de la naturaleza. Y lo exhibió en Buenos Aires, en ediciones de la bienal latinoamericana de la que hoy es jurado de premiación.

Definiciones, opiniones y una vasta obra que sostiene desde el oficio.


_Lleva 50 años haciendo joyería.

_Cincuenta años no le pasan a uno así no más, la vida entera, porque empecé desde muy chica. Soy hija de catalanes exiliados del franquismo. A mis 13 o 14 años, mi padre, de regreso de un viaje a Barcelona, donde pasó de casualidad por la Massana y me trajo una joya hecha por un alumno de esa escuela y me pareció que eso era lo que tenía que estudiar sí o sí. Al poco tiempo me fui con mi abuelo, que como buen catalán quería que estudiara allá, me llevó a la escuela y me matriculó en Esmalte, pero todos los días pasaba por Joyería hasta que entré y terminé por hacer ambas carreras. Mi abuelo era muy amigo del joyero Ramon Sunyer, y su hija Montserrat me invitó como aprendiz en su taller, a donde iba por las mañanas a trabajar en esmalte y por las tardes concurría a la escuela. Luego la Massana me propuso quedarme en planta para trabajar elaborando trofeos para el ayuntamiento. Después me fui a trabajar con la esmaltadora Montserrat Mainar Benedicto que había hecho el altar mayor del santuario de Montserrat. Tuve la suerte de conectarme muy bien en el medio catalán, será que me veían chiquita y sola y entonces me ayudaban… Toda la vida estuve con la joyería, solo paré un poco cuando tuve a mis hijos, entonces pintaba e ilustraba. Es que cuando uno es artista no puede dejar de hacer.

 

“Cuando uno es artista no puede dejar de hacer”.

 

_Leí sobre la importancia que le da al significado del “banco en la cultura indígena cubeo” y destaca que “lo que se representa se mantiene vivo”. ¿Qué busca mantener vivo con su obra?

_La belleza de la naturaleza, el paisaje del trópico, el disfrutar de los sentidos que nos dejan percibir. Siempre muy inspirada por el poema «Canto Espiritual» del español Joan Maragall, que me encanta, escuche dice lo siguiente: “¿Con qué otros sentidos me haréis ver
este cielo azul detrás de las montañas,
y el mar inmenso, y el sol que siempre brilla?
Dadme, en este sentido, la paz eterna
y no querré más cielo que este cielo azul.”

Y siguiendo esta idea de la percepción que permiten los sentidos, me gusta ver y leer todos los significados de los objetos que hacen los indígenas del Cauca (están al suroeste, hacia el Pacífico), los cuales me conmueven porque ellos ponen a prueba sus sentidos y se advierte el concepto que quieren comunicar, cómo trabajan con un propósito, el sentimiento que transmiten y su conexión con el medioambiente, lo cual para mí es importante.

 

“Con mi obra me gusta mantener viva la naturaleza”.

 

En conexión con la naturaleza

 

_Y en ese disfrutar de los sentidos que nos dejan percibir, ¿la joyería es un vehículo? 

_Sí. Siempre he trabajado con la naturaleza porque es tan perfecta y crea tanta armonía y belleza que es imposible no querer tocarla, estar y recrearla. En un país tan convulsionado como Colombia, en el que uno está tan inmerso en lo que sucede resulta duro tocar temas políticos. Admiro a la gente que toma a la joyería como un instrumento de protesta política. Yo protesto a través la conexión o puesta en valor de la naturaleza. Es que si estuviéramos más conectados con la naturaleza no terminaríamos promoviendo estos desastres. Representar la naturaleza es mantenerla viva y supone un compromiso para mantenerla en favor de todos.

 

“Siempre he trabajado con la naturaleza porque es tan perfecta y crea tanta armonía y belleza que es imposible no querer tocarla, estar y recrearla”.

 

_Sus piezas más comerciales o seriadas se desprenden siempre de otras únicas más artísticas, ¿cómo es ese proceso? ¿Cómo una pieza se conecta con otra?

_En mi trabajo siempre hay un tema que tiene que ver con mi entorno: la infancia, el paisaje, las personas con las que he compartido la vida y algunos eventos sociales que son imposible de dejar de tocar. Una vez que tengo el tema y las imágenes que tienen que ver con él, recurro a los recuerdos y hago muchísimos bocetos con la intención que quiero darle al trabajo. Después realizo prototipos y si no se ajustan a lo que quiero, continuo transformándolos hasta llegar a una pieza final a la que la llamo pieza ícono o pieza madre, la cual surge después de mucho trabajo. Las características de una pieza madre deben ser: que tenga calidad y aunque lleve mucho trabajo debe ser factible su realización. Asimismo, una vez que el lenguaje de esa pieza está decidido todas las derivaciones deben conservarlo y salen fácilmente si la pieza madre está bien resuelta. Es que cuando se establece el lenguaje de la pieza el resto fluye. Lo difícil es encontrar la expresión que debe tener la obra; la materialización de la idea es lo que lleva la mayor parte del trabajo. Luego, las variaciones son más sencillas.

 

“Hago muchísimos bocetos y prototipos hasta llegar a una pieza madre de calidad, con un lenguaje y bien resuelta, de la que derivan otras piezas con variaciones, más sencillas. La materialización de la idea es lo que lleva la mayor parte del trabajo”.

 

El puntapié del dibujo

 

_¿Dibuja mucho?

_El dibujo es clave para mí. Cada artista tiene su método de creación o por dónde llega a una pieza. He sido profesora de joyería por mucho tiempo y no he querido inculcar mi manera a mis alumnos porque cada uno debe hallar su forma de expresar. Es que lo importante es encontrar un método por el cual cada uno llegue a algún fin, algunos van directo al material y le dan vida, otros dibujan, otros de una hacen una pieza, otros miran y hacen ensambles y de ahí parten; las formas de llegar a la pieza es tanta como gente que quiere llegar, cada uno tiene la suya. La mía es el dibujo. El dibujo me permite visualizar rápidamente lo que funciona o no, sino en la manualidad uno se puede distraer mucho. Trabajar es dejarse llevar, pero a mí me gusta producir muchas ideas y en la medida en que produzco muchas ideas puedo elegir o ir trabajándolas y haciéndolas evolucionar. Puedo empezar con una idea y terminar con otra totalmente diferente. Con el dibujo voy encontrando la idea; cuando ya la tengo la voy puliendo con el dibujo. Antes de esto lo que hago es un trabajo de sacar de la cabeza lo que tengo en mente, esos pensamientos e hilos de ideas y lo hago mediante bocetos. Me encanta dibujar.

 

“El dibujo es clave. Me permite visualizar lo que funciona. Con el dibujo voy encontrando la idea y la puedo ir puliendo. Me gusta producir muchas ideas para elegir y trabajarlas para hacerlas evolucionar”.

 

_¿Cuándo una pieza está bien resuelta?

_Cuando obedece a lo que uno quería hacer, cuando tiene buen contraste, se comporta bien, cuando se puede fabricar con perfección; a veces cuesta un montón de trabajo porque está contrahecha o no está bien pensada. Está bien resuelta en el momento en que se vuelve simple producirla. Hago que mis piezas se vean muy bien hechas, resueltas, no improvisadas o con algo metido a la fuerza. Trabajo mucho al principio para que quede muy bien resuelta. Para un problema busco muchas alternativas de solución y enseño a desarrollar soluciones en todo el proceso, a dar herramientas para poder resolver. Desde la idea con que nace hasta su hechura o factura, una pieza puede que sea complicada de pensar pero no de hacer.

 

“Una pieza está bien resuelta en el momento en que se vuelve simple producirla. Y puede que sea complicada de pensar pero no de hacer”.

 

_¿Con ese lenguaje, una pieza comunica algo?

_No, el lenguaje es el estilo. A veces uno consigue que su pieza comunique y otras no; puede comunicar para uno, pero a otra persona no le dice nada o no le llega, por eso uno tiene sus seguidores y otros que no les gusta lo que uno hace, lo cual es súper válido; uno no tiene por qué gustarle a todo el mundo. Es parte de lo que se aprende en la vida también.

 

“Tu trabajo no tiene que gustarle a todos. Es parte de lo que se aprende en la vida también”.

 

_¿Cuál es su estilo?

_Colorido, muy orgánico, bien resuelto, muy sentido o con mucho sentimiento y con mucha observación de la naturaleza. Siempre parto de la naturaleza y del oficio bien hecho porque soy muy rigurosa.

“Poner a prueba los sentidos, tener un concepto para poder comunicar, trabajar con un propósito, transmitir un sentimiento, conectarse con el medioambiente, como lo hacen los cubeos, para mí es importante”.

_¿Cómo se construye la identidad de un artista?

_La identidad de un artista se crea a través del tiempo y del trabajo realizado, tiene que ver con los temas que aborda y la manera en que los aborda, que es el lenguaje. También con la vinculación con su entorno y su acervo cultural.

 

“La identidad de un artista se crea a través del tiempo y del trabajo realizado”.

 

_¿De qué manera podríamos salir de la etiqueta de consumidor al adquirir una pieza de joyería contemporánea?

_Si el trabajo tiene detrás una intención y es hecho para expresarse, está liberado de la etiqueta de consumidor. Los que trabajamos en joyería contemporánea no nos movemos por cuánto vamos a ganar sino por cómo lo vamos a expresar y generalmente hemos decidido llevar una vida austera.

 

“Los que trabajamos en joyería contemporánea no nos movemos por cuánto vamos a ganar sino por cómo lo vamos a expresar, y generalmente hemos decidido llevar una vida austera”.

 

Homenajes joyeros

 

_Muchas de sus colecciones son homenajes a familiares: «La vida es una ilusión», «Trópico», «Un encuentro» y «Talismanes, héroes y heroínas». ¿Sus afectos son una gran motivación? ¿La joyería le permite expresar sus sentimientos?

_La joyería contemporánea expresa sentimientos. Muchas veces en mi trabajo he hecho homenajes a mis seres queridos. Pienso que es una bonita manera de cerrar un ciclo con una persona; es una forma de expresarle mi cariño. Rendir homenaje es dar valor a la vida de alguien que nos ha conmovido o nos ha influenciado de alguna manera.

Siempre ha habido joyas para recordar y joyas que se vuelven una especie de amuleto. Es fácil recordar a mamá o hermanas o a algún ser querido por las piezas que llevaban puestas. Las que gustan de llevar piezas de joyería seguro van a ser recordadas por ese uso, porque las destacaba. Muchas piezas se vuelven joyas de familia porque tienen un significado especial, sean o no bonitas, lo cual no tiene ninguna importancia, porque cuando una abuela o mamá las lleva toda la vida uno les tiene un cariño enorme. Y cuando se mueren, uno las conserva porque nos recuerda a ellas.

 

“La joyería contemporánea expresa sentimientos.”

 

_¿Cómo es «Talismanes, héroes y heroínas»?, ¿qué significa que son piezas que se pueden llevar muy adentro? Y ¿cómo son esos mecanismos que incluyen y para qué?

_A raíz de la muerte de mi hermana hice la serie «Talismanes, héroes y heroínas», dedicado a la familia que estuvo a su lado durante su enfermedad. Los talismanes fueron inspirados en los héroes de los niños: siempre tienen un talismán que los protege de la muerte. Son piezas que se pueden abrir y dentro tienen un mensaje. Están hechas para llevar debajo de la ropa con un significado íntimo.

 

_En «Dos Rocas», alude a las piedritas de los ríos y hace un homenaje a la belleza de lo sencillo. ¿Lo sencillo siempre es más bello?

_Lo sencillo es bello. Trato de encontrar la belleza en lo común, en lo que veo a diario, en lo simple. Y eso tan sencillo como las piedritas de río terminó siendo lo más bello para mí. Desde chica he tenido una fascinación especial por las piedras de río y las recogía, también los pedacitos de vidrio que el agua arrastraba a la playa, y cerca de los 20 años hice una colección de piezas con esas piedritas de río. Décadas después reconocí como siempre me han gustado tanto que sigo recogiéndolas, y me plantee hacer una colección más con mis piedritas nuevamente. Son cosas que me han acompañado siempre porque me gusta la sencillez de las piedras rodadas, que no son cristalizadas ni son consideradas preciosas, como el diamante o rubí. Darle importancia a esas piedras por las que le pasamos por encima sin mirarlas es conmovedor para mí.

 

“Lo sencillo es bello. Trato de encontrar la belleza en lo común, en lo que veo a diario, en lo simple.”

 

Con el eje en el hecho a mano

 

_Ha trabajado más con plata y esmaltes.

_Yo trabajo la plata y he pasado gran parte de mi vida tratando de dominarla y de obtener su máximo potencial. También prefiero los esmaltes al fuego, que me permiten conseguir el color, sin él me resultaría difícil expresarme. Es vital para mí. Busco preservar el oficio de la joyería porque he visto cómo se le ha ido restando importancia. Pretendo dejar un dominio del oficio y transmitirlo como legado a las nuevas generaciones.

No he tocado muchos otros materiales y, ahora que toda la joyería contemporánea parecería no concebir una joya en plata, hasta algunos lo consideran un sacrilegio, más me afirmo y tomo posición: me rebelo a dejar la plata de lado. Me gusta la plata porque es perdurable en el tiempo, me respalda en el oficio y me deja hacer lo que quiera y cómo yo quiera dominar ese material. Es un material que acompañó el oficio a lo largo su historia. Lo que yo sé y hago, se viene haciendo desde hace 100 o 200 años atrás de igual manera y eso tiene un valor que hay que conservar. Hay que proteger y transmitir esa manera de hacer.

 

_¿Cuál es la importancia de conservar el oficio?

_Mucha. En este momento, conservar un oficio es muy importante porque es un legado cultural que nos es propio y nos define. No hay que dejar que muera o se pierda. Ya con las computadoras muchos hacen prototipos perfectos, geniales, que son difíciles de reproducir a mano, pero reivindico el hecho a mano, el hecho de que yo haga a mano desde hace más de 50 años muestra rebeldía, una posición en la vida, una puesta en valor de lo que se hace lentamente, sin producción en cantidades sino poco y bueno; esto es ser artesano, el artista del hacer a mano. Hay que producir lo que da o permite la mano. Y uno aprende a dejar las cosas muy bien hechas porque detrás hay una investigación que pasa de generación en generación y ha hecho posible el oficio, que ha trabajado muchas maneras de hacer, que aportan al oficio de hacer una pieza. Creo que en el uso de otros materiales no se ve tanto el oficio. Al ver una pieza uno puede advertir si hay una investigación o si tiene oficio.

 

“Reivindico el hecho a mano lentamente, poco y bueno. Hay que producir lo que da o permite la mano”.

 

_Pero no es un mandato de la joyería contemporánea que se tenga que hacer en materiales no convencionales o que no sean en metal. ¿Es indistinto cuál sea el material?

_No es mandato, pero sí parecería ser una moda. Y no me gusta que el hacer en materiales no convencionales se vuelva una moda o que no se elija el metal por moda. Es que a veces voy a exposiciones de joyería contemporánea y me doy cuenta qué está de moda, se ven colores, formas y tratamientos que se repiten y eso no está bueno. Como artistas hay que huir de lo que se impone a usar. Lo importante es lo que uno es y lo que expresa y no lo que hace influenciado por un movimiento o moda. Sigue habiendo mucha joyería en metales pero muchas veces se nos da durísimo por diversos motivos.

 

_¿El oficio puede verse independientemente del material que se usa?

_Con el oficio uno aprende a dejar las cosas muy bien hechas. Hay personas que han trabajado mucho y de forma sostenida, que han generado muchas maneras de hacer y han aportado calidad al oficio. En el uso de otros materiales a veces no se ve tanto el oficio y se advierte al observar una pieza: si está estructurada o si tiene una intención o una investigación que la respalde. Hay gente que trabaja mucho para conseguirlo y otros creen que si pueden hacerlo rápido y en cantidad está bien, y así piensan que tendrán llegada; hasta creen que es sencillo, que si le toman la mano ya está. Pero hacer algo bueno no es fácil ni sencillo. No generalizo porque hay muy buenas piezas sea cual fuere el material con que están hechas, pero también se ve mucha manualidad.

 

“Hay personas que han trabajado mucho y de forma sostenida, que han generado muchas maneras de hacer y han aportado calidad al oficio.”

 

_¿Se perdió el oficio de la joyería?

_Y sí. Creo que el 3D ha sustituido y fomentado un poco el hacer fácilmente. Muchos no tienen la paciencia que implica el hacer o sentarse en el banco de joyero o en la mesa para construir una pieza paso a paso. Pocos se están quietos y muchos quieren resultados de inmediato, repito.

“Busco preservar el oficio de la joyería porque he visto cómo se le ha ido restando importancia. Pretendo dejar un dominio del oficio y transmitirlo como legado a las nuevas generaciones.”

_Da clases en la Escuela Materia Prima, de Bogotá.

_Toda mi vida he dado clases. Yo no tengo un taller escuela, hace algunos años que trabajo en la escuela Materia Prima, donde procuramos enseñar bien el oficio, a diseñar y mostrar caminos para desarrollar la expresión, el propio lenguaje. Respetamos mucho el hecho de que cada persona escoja el camino que desea seguir. Creo que hay que aprender muy bien el oficio aunque se vaya a trabajar otro material que no sea el metal. El oficio da una disciplina y un orden de procesos que, aunque no se trabaje en metal, por ejemplo, se puede aplicar a otro material y da un manejo de las herramientas que sirve mucho. No hemos querido hacer una escuela de joyería muy contemporánea porque puede haber gente muy artista y otras que no. Los hay orfebres, artistas, muy sensibles, muy rápidos con las ideas o con las técnicas y buenos diseñadores. Una escuela debe ser muy amplia. En Materia Prima buscamos formar joyeros.

 

_¿Y se están formando artistas?

_Es que es difícil en Latinoamérica dedicarse a formar artistas porque no hay muchos museos que los incluyan en sus exposiciones, algunos salen al exterior pero no todos tienen esa posibilidad, no hay muchas galerías a las que les interese la joyería. Entonces, ¿cómo van a sobrevivir o ganarse la vida? Para mí es muy importante que los alumnos puedan ganarse la vida cuando salen de la escuela.

Yo hago joyería artística y es a lo que me hubiese gustado dedicarme en exclusiva toda la vida, pero no pude ser solo joyera artística sino que tuve que hacer joyas más accesibles para que la gente se las pueda llevar y poder vivir de eso, y en eso también he aprendido un montón.

Por otra parte, la joyería contemporánea a veces es difícil de llevar por muy voluminosa o no funcional. A veces la funcionalidad queda de lado y lo que importa es la expresión. Entonces no hay mucha gente que la lleve, pero si hace un poco de joyería de diseño complementaria con un mensaje, más gente lleva ese mensaje. También, puede encontrarse con alguien que le gusta su pieza y la lleva por años de aquí para allá, y eso es muy bonito. Hay que ser amplios a la hora de formar y a la hora de trabajar.

 

“Para mí es muy importante que los alumnos puedan ganarse la vida cuando salen de la escuela”

 

_¿Es importante el usuario, condiciona el hacer?

_No, yo no hago una pieza condicionada, solo a medida del usuario cuando me la piden. Si ajusto si se trata de diseño y cumple una necesidad de adorno. Pero como artista, no. De todos modos, trato de que mis piezas sean llevables porque que en esa medida se van a portar y van a durar en el tiempo, hasta dentro de un siglo, no sé, queda, perdura.

 

“Trato de que mis piezas sean llevables porque que en esa medida se van a portar y van a durar en el tiempo.”

 

Joyas para ser llevadas

 

_¿Cree que la funcionalidad debe ser más importante en la joyería?

_No todos reparan en la funcionalidad. A muchos joyeros contemporáneos la función no les importa, no se fijan cuánto pesa una joya o cómo se mueve en el cuerpo cuando el portador camina, tal vez porque lo que les importa es sólo el mensaje.

La función de la joyería es que la pieza se pueda poner o usar, de lo contrario está la escultura, está el arte conceptual que no necesita ser portable y en el que uno está de espectador. Pero si se pretende que alguien lleve una pieza de joyería no debe ser difícil portarla.

A veces, la joyería contemporánea termina más pendiente de una imagen, están como para la foto y eso me preocupa. En consecuencia, se ven piezas muy bonitas que fuera del cuerpo no valen mucho y entonces lo que hacemos es producir una imagen; si es lo que se quiere está todo bien. Ahora, si se quiere que las piezas sean llevadas o portadas hay que tener en cuenta a quien las va a llevar, reitero. Hay significados que son duros de llevar, que se vuelven tan sublimes que cuestan ser llevados al salir a la calle. Me gustan las imágenes que producen algunas piezas , pero me pregunto si es la joyería el espacio para mostrarlos.

 

“La función de la joyería es que la pieza se pueda poner o usar, de lo contrario está la escultura, está el arte conceptual que no necesita ser portable.”

 

_¿Pero en su obra «Sumapaz» se refería al inicio del Proceso de Paz en Colombia. ¿Cómo vive el actual momento? ¿proyecta plasmarlo de alguna manera?

_Creíamos que llegar a un Proceso de Paz sería una mejor posibilidad de vida para los campesinos y la gente del común. Esto nos produjo euforia pero fuimos viendo cómo se fue manipulado y cómo se fueron abajo las propuestas que pretendían acabar con la corrupción y la guerra, mediante un referendo que se hundió por faltarle unos pocos votos. Vemos un pueblo cansado con una gran participación de los jóvenes y artistas que le dan fuerza a un gran movimiento y nos preocupa tremendamente que otra vez seamos manipulados y caigamos en un régimen totalitario. Por el momento, estamos, por una parte, emocionados de ver el movimiento que ha surgido, pero, a la vez, por otra parte, estamos con mucho miedo de lo que pueda pasar. Por ahora, mi trabajo no se enfoca hacia una protesta política, aunque de alguna manera lo abordo y creo que hablar de la destrucción de la naturaleza es también tomar una posición política.

 

“Hablar de la destrucción de la naturaleza es también tomar una posición política.”

 

Llamado de atención

 

_¿En qué está trabajando hoy?

_En este momento estoy trabajando la colección «Sin Charco», mostrando cómo el deterioro del medio ambiente hace que ya no podamos oír constantemente el croar de las ranas. Cuando era chica vivía en la sabana de Bogotá, en la que había bañados en los que jugábamos con las ranas; lamentablemente, con el desarrollo de la ciudad los taparon con cemento y acabamos con el medio ambiente. Es un trabajo que alude a los ojos de la rana y lo hago como reclamo o llamado de atención por lo que se le hace a nuestra naturaleza. En la sabana había más de 20 especies, un animal importante para nuestros antecesores muiscas que según su cosmovisión al morir el hombre se convertía en rana y retornaba al agua; aunque pudiéramos convertirnos ya no hay donde retornar.

 

“«Sin Charco» es un trabajo que alude a los ojos de la rana y lo hago como reclamo o llamado de atención por lo que se le hace a nuestra naturaleza.”

 

_¿Cuál de sus obras es la que más la representa?

_«A lo Lejos», una obra que hace alusión en mi edad madura, al goce de disfrutar sin tantas obligaciones, de tener esta edad, es un canto a la vida para mí. Antes era muy disciplinada y todos los años hacia una colección. Desechaba la anterior e iniciaba de manera juiciosa y metódica una nueva propuesta. Me imponía a mí misma cambiar de idea porque no quería conformarme con lo que hacía ni quería repetirme. Y decidí quedarme, darle tiraje a esta idea y lo hice por cinco años. Es que estoy en un buen momento para dedicarme a gozar de la vida, a disfrutar, a hacer lo que se me da la gana, a volar, por eso lo represento con una serie de pájaros.

“Estoy en un buen momento para dedicarme a gozar de la vida, a disfrutar, a hacer lo que se me da la gana.”

_Como jurado de la próxima Bienal latinoamericana de Joyería Contemporánea, insta a participar y hacer visible el trabajo joyero. ¿De qué manera cree que una iniciativa de este tipo «ayuda a la creación de identidad? ¿cuál sería esa identidad?

_Creo que es muy importante el trabajo que ha realizado Joyeros Argentinos para concebir la Bienal (en el concurso «Puentes» de la primera edición recibió una mención destacable)  . De igual modo me parecen importantes los diálogos que se han dado en toda Latinoamérica entre los diferentes joyeros contemporáneos, lo cual nos ha permitido conocernos y tener un sentido de pertenencia; además las redes sociales y las transmisiones en vivo nos ha hecho conectar aún más. El tener un tema en común sobre el cual reflexionar desde distintos puntos de vista y lugares nos hace sentir la diversidad cultural y artística de nuestro continente.

Como jurado de premiación busco que se responda a consigna, que la pieza de joyería represente una idea, el statement contribuye a esa comprensión. Hay ideas buenas que no siempre están respaldadas con un texto. Creo que hay que aprender a presentarse y a poder explicar la idea que se tuvo para una pieza, esto es parte del trabajo que promovemos en las escuelas de joyería: tomar una foto, hacer un texto explicativo, poder exponerla, etc.

 

“Me parecen importantes los diálogos que se han dado en toda Latinoamérica entre los diferentes joyeros contemporáneos, lo cual nos ha permitido conocernos y tener un sentido de pertenencia.”

 

_¿Cómo ve la joyería latinoamericana?

_En Latinoamérica hay muchísima gente trabajando en joyería contemporánea, se ve una proliferación de artistas y veo madurez en muchos de ellos, pienso que vamos separándonos de la estética europea. ¿Diferencias? Creo que la latina es menos rigurosa pero más espontánea, más libre; es gente que hecha para adelante que se expresa libremente; somos más jóvenes y hemos ido madurando. Con el tiempo se encuentran más y mejores trabajos. La europea tiene más rigor en el hacer y tal vez menos espontaneidad.

 

“La gente latina hecha para adelante y se expresa libremente.”

 

Propuestas desde lo popular

 

_¿Algunos ejemplos?

_La joyería chilena maduró mucho en el hacer y perdurar, con propuestas que evolucionaron con una clara identidad, como Rita Soto que pone en valor un oficio artesanal y resignifica la tradicional técnica de microcestería en crin de caballo y produce piezas muy personales, una propuesta bien latina. O la colombiana Tatiana Apráez que integra la técnica prehispánica de barniz de pasto que extrae la resina del arbusto mopa mopa de Nariño en sus piezas de joyería, en un proceso de cocreación y respeto por el trabajo manual muy bueno. Christian Kiseno es muy auténtico, comprometido y sensible a lo que nos pasa en Colombia y lo expresa a través de la joyería contemporánea con destacadas llamadas de atención. Me gustan las propuestas que trabajan desde lo popular, en lo muy nuestro, que producen con una estética muy propia.

No creo que mi trabajo sea representativo de Colombia, tengo mis raíces en Europa y no puedo llegar a ser algo que no soy, es muy difícil. Mi manera de hacer es más española. Me hubiera encantado ser una bailadora de cumbia pero no lo soy. Soy una mezcla y mi trabajo muestra eso.

 

_¿Cómo es el trabajo joyero de Colombia?

_En Colombia, hay bastantes joyeros pero hemos tenido una escuela más conservadora que las que hay en Argentina. Aquí hemos impartido el oficio básicamente, hemos investigado menos otros materiales; sí los hay pero la mayoría estuvimos enfocados al diseño. Por eso hemos logrado muy buenos diseñadores de joyas; los que se han dedicado a la joyería contemporánea fueron a estudiar afuera. Llevo años formando gente y los colombianos son más conservadores del oficio y se manejan con metales, plata, en particular, tienen mucha técnica y desarrollo pero no tanta espontaneidad. Creo que en Argentina hacen más sin temor. Acá, se exige mucho que esté muy bien hecho, y si suman materiales tienen que resultar una unidad, estamos más influenciados por el diseño. Sin embargo, la técnica puede servir para estar seguros, liberarse y hacer lo que se quiere con calidad.

En Bogotá, tenemos una feria que se llama ExpoArtesanías que ha sido un espacio que nos ha ayudado a avanzar un montón y vendemos lo que hacemos. Y joyería es el rubro que más vende. Es que si uno puede vender lo que hace, se prepara mejor y aprende a producir mejor a nivel artesanal. Somos pequeños talleres que logramos una pequeña producción bien hecha y eso lo debemos a la feria, donde la mayor parte de los artistas y diseñadores hacen sus piezas con un paso a paso similar: se parte de una idea para expresar algo, de la cual surgen distintas series, y esa es la forma de trabajo que enseñé y se ve por todos lados por acá.

 

“Me gustan las propuestas que trabajan desde lo popular, en lo muy nuestro, que producen con una estética muy propia.”

 

Una metodología de enseñanza única

 

_Es su método.

_Es un método que caló hondo, que sirvió para que la gente pueda tener una producción con que sustentarse, también es una manera para poder sacar el jugo a todo el tiempo en el que uno se pasa haciendo una pieza artística. Esa pieza puede nacer con un cuestionamiento o defecto por el que uno piensa: uy lo hubiese hecho de otra manera o hubiese… hubiese… etc., y lo bueno es que a partir de la pieza madre salen series en las que uno tiene la oportunidad de corregir, y así el trabajo resulta muy bien pensado y hecho. Esa forma de trabajar nuestra se reconoce.

Sí, me enorgullezco porque le ha dado posibilidades de trabajo a muchos; he tenido cantidad de alumnos que adoptaron esta metodología y se ha expandido, logrando una forma de trabajo muy propia. En la feria bogotana que mencionaba hay más de 130 puestos de joyeros artistas no industriales. Pero hay otros artistas que no quieren saber nada con vender y terminan haciendo cosas que no tienen nada que ver con lo suyo para poder vivir. La mayoría de los joyeros contemporáneos son profesores en escuelas, pero el que no es docente ni tiene una galería a disposición, porque no siempre se compra un trabajo artístico, entonces puede tener esta alternativa de ganarse la vida con las piezas de diseño. Esto no nos convierte en mercachifles, tampoco es que hacemos una cantidad como una marca comercial internacional, sino que tenemos talleres pequeños y vivimos de lo que hacemos, más digno que esto… es una muy buena forma de vivir.

 

“Este método que parte de una pieza madre para hacer series sirvió para que la gente pueda tener una producción con que sustentarse, también es una manera para poder sacar el jugo a todo el tiempo en el que uno se pasa haciendo una pieza artística”


Entrevista a Francisca Kweitel

Apuntes | Notas

Está bueno experimentar cierta incomodidad en favor del aprendizaje


Entrevista a Francisca Kweitel

Por Delia Alicia Piña

 

Estudió joyería, “esa que despierta todos los sentidos y da la posibilidad de manifestarse en distintos formatos”, en la Massana de Puig Cuyàs pero dice que aprendió tanto o más de la vida que de joyería. Señala que este maestro le cambió la forma de ver el mundo y a apasionarse por algo. Francisca Kweitel se define como una construcción de todas las cosas que hace como docente o “empujadora” y como gestora de proyectos que priorizan el proceso de creación, que siempre es de aprendizaje, en vez del consecuente resultado.

Cuenta que su obra le sirve para transitar el tiempo, y luego ve qué le pasa; es que lo suyo está relacionado con el tiempo y el estar presente en el aquí y ahora, prestando atención. No está casada con ningún formato y destaca que aprende lo que necesita aprender para cada circunstancia.

Es titular de la cátedra de Proyecto de Accesorios de la FADU UBA, en la que la joyería contemporánea está contemplada en el programa que aborda el proyecto y los procesos creativos para todas las posibilidades que dan los accesorios.

Definiciones, reflexiones y propuestas de una hacedora que prefiere estar del lado de ser alumna para aprender.


_Te presentás diciendo que aprendiste algo de joyería, ¿qué? ¿Y qué implicó tu paso por la escuela Massana?

_Aprendí tanto o más de la vida que de joyería. Aprendí mucho del oficio de joyería, en particular, mucha técnica, tanto que hoy naturalmente doy vuelta un broche y me fijo cómo está construido y puedo advertir si falta o no técnica. Yo venía de estudiar Diseño de Indumentaria, me aburría mucho, y me fui sin terminar a estudiar a Barcelona; es que acá vivía medio sonámbula, no encontraba nada que me despertara. Me fui a vivir sola a otro país, sin tener a mi familia y mis amigos atrás, tuve que volver a generar vínculos, conocí personas súper importantes para mi vida, que hasta hoy esas amigas son familia. Y Ramón Puig Cuyàs me cambió la forma de ver el mundo, me abrió no una ventana sino un portón gigante que me hizo descubrir cosas que no estaban dando vueltas en mi entorno y me hizo apasionarme por algo. Por eso, no es la joyería en sí misma sino que es el hacer con las manos, es un modo de expresión, es el compartir los proyectos de cada uno, debatir y poner todos los sentidos sobre la mesa. Podíamos escucharlo por horas… fui por un año y me quedé tres, no podía irme de ahí. Me cambió mucho la vida y lo agradezco inmensamente. Su influencia me marcó tanto que resultó una divisoria de aguas.

Eran otras épocas, la computadora recién llegaba a mi casa e ingresaba a un buscador a ver con qué me encontraba, prefería una escuela en español, di con una ciudad como Barcelona que está marcada por el diseño. Y encontré la Massana, me presenté y me aceptaron. Había estudiado un año con Jorge Castañón, pero más como un hobby que acompañaba mis estudios universitarios, sin embargo me había entusiasmado con el hacer y las herramientas. Ese estudio se intensificó en la Massana porque iba todos los días de la mañana la noche, en las clases de Proyectos o en el taller aprendiendo técnica durante tres años de trabajo arduo. Mi aprendizaje de joyería contemporánea se dio allí porque fue muy fuerte.

 

“No se trata de la joyería en sí sino que es el hacer con las manos, es un modo de expresión, es el compartir los proyectos de cada uno, debatir y poner todos los sentidos sobre la mesa”.

 

_Y también decís que sos Proyecto 8, Cátedra Kweitel y Simposio en construcción. ¿Qué de esos proyectos te definen o cómo te definís a través de ellos?

_Muchas veces te preguntan y qué sos? en relación a lo que estudié. Yo nunca conseguí contestar que soy diseñadora de indumentaria, que es lo que estudié, porque prácticamente no trabajé como tal. Entonces contesto que soy todas las cosas que hago. Somos una construcción sobre lo que hacemos no sobre lo que estudiamos, que a veces queda un poco lejos. Somos todo lo que hacemos en relación a lo profesional y a lo personal también. Por eso me gusta contestar que soy una construcción de todas las cosas que hago.

 

“Soy una construcción de todas las cosas que hago.”

 

Intercambio visual

 

_Realizaste varias clínicas con artistas visuales, ¿por qué te interesó sumar esa disciplina?

_Fue circunstancial, porque regresé a mediados de 2001, luego se dio la debacle del país y nos quedamos quietos… En agosto de 2003 hicimos la muestra «Peu de Reina» (un juego de palabras en catalán que alude a la herramienta que utiliza el joyero para medir y calibrar en la  construcción de las joyas y que denominaba a una asociación de joyeros egresados de la Massana, interesados en generar un espacio de gestión dentro de la joyería, propuesta que se replicó con un evento en el Centro Cultural Recoleta), y en ese momento estaba buscando un taller de Proyecto similar al que hacía con Ramón Puig; es decir, sentarnos alrededor de una mesa, mostrar el proceso de lo que hacíamos y debatir entre todos. Eso alrededor de la joyería no existía en Buenos Aires. Entonces, desde el área de Coordinación del Recoleta me dieron una lista de artistas posibles que hacían Clínica de obra y, entre ellos, estaba Fabiana Barreda con quien hice mi primera clínica, que era lo que estaba buscando y resultó mucho mejor de lo que buscaba porque había interdisciplina, con intercambio entre fotógrafos, ceramistas, pintores, entre otros.  No quería una disciplina cerrada sino que me interesaba escuchar y aprender de todos. Es que aprendí a tratar a la joyería como una disciplina artística, que va más allá del oficio o la técnica, te despierta todos los sentidos y da la posibilidad de manifestarse en distintos formatos.

En la primera exposición que participé en la Massana fue con una cadena de jean que hice con pantalones reconstruidos enganchados de una manera que genera como una cadena humana y pude presentar esa instalación en medio de una muestra de joyería contemporánea. Así empecé a entender la joyería en mi vida. Con lo cual cuando volví, necesitaba continuar con esa práctica. Cómo manifestar o materializar las cosas que me pasan, lo que siento o que me gustaría hacer o hacer sentir al otro, mi consigna.

 

“La joyería artística te despierta todos los sentidos y da la posibilidad de manifestarse.”

“Así empecé a entender la joyería en mi vida: cómo manifestar o materializar las cosas que me pasan, lo que siento o que me gustaría hacer o hacer sentir al otro”.

_¿Y lo conseguiste? ¿Optaste por transmitir al otro?

_En eso estoy hace años, te lleva la vida. Para mí es muy importante ser alumna todo lo que pueda. Por eso me interesa mucho hacer clínica de obra, talleres, workshops porque me interesa estar del lado de alumna y aprender. Me apasiona ser alumna.

Pero, por otro lado, me di cuenta que me gustaba mucho también ayudar al otro a desarrollar su proceso. Y en esa clínica de obra con Barreda me encontré con Andrea Saltzman, mi profesora de la facultad que en 2005 me invitó a participar de su cátedra y empecé a trabajar con ella por ocho años y aprendí muchísimo de la docencia. Ya venía de la experiencia con Ramón, en la que era un básico debatir sobre los trabajos de cada uno. En 2010 me dijo q se iba a abrir una cátedra nueva de Diseño de Accesorios y me recomendó presentarme. E invité a Guigui Kohon a que volviéramos a hacer juntas una presentación –ya que habíamos hecho una para la Massana- y aquí nuestra propuesta interesó.

Un par de años después empecé con los talleres de Proyecto 8. Son dos espacios que disfruto mucho más que como docente, como “empujadora”; me gusta decir que soy empujadora, porque busco hacer que los otros atraviesen sus propios procesos creativos; todos necesitamos un empujón, un “vamos para allá” y me gusta mucho este trabajo.

La cátedra y Proyecto 8 tienen que ver porque yo estoy involucrada. Hace unos años, gracias a una beca del Fondo Nacional de las Artes me di el lujo de escribir sobre los procesos y encontré el paralelismo y las diferencias entre las clases en la cátedra pública, Proyecto 8 y los workshops. Todas estas propuestas, en distintos formatos, intentan empujar, ayudar, acompañar a los participantes a atravesar su propio proceso creativo, habilitando un espacio de incertidumbre que cuesta, pero que está bueno atravesar.

 

“Me apasiona ser alumna y aprender. Como docente me gusta decir que soy “empujadora” porque hago que los otros atraviesen sus propios procesos creativos; todos necesitamos un empujón”.

 

_¿El proceso creativo es más importante que el resultado?

_Me enfoco en el proceso en sí mismo, en ser responsable, en estar aquí y ahora trabajando, muy enfocados con todos los sentidos puestos en ese desarrollo creo que el resultado aparece solo como consecuencia de todo el proceso. Y lo veo y compruebo en todos los talleres que hago. Si estás dispuesto a darlo todo en ese proceso el resultado aparece y es buenísimo. El proceso es muy importante porque hace a que reconozcamos cosas nuestras, cosas que están arraigadas, prejuicios, formas de contestar automáticamente, formas de hacer con las manos, de los materiales que agarramos, de los colores que elegimos, todo en el proceso va surgiendo y es súper importante dejar que las cosas sucedan y prestar mucha atención a cómo respondemos a cada una de las actividades propuestas para entenderse mejor.

Si uno se entiende mejor, si sabe lo que quiere, lo que le inquieta, lo que desea, va a estar mejor con el mundo, con el otro, en la forma de relacionarse, de parase en el mundo, de compartir y todo es mucho más fácil. Cuando tenemos ideas preformateadas de lo que somos y lo que debemos ser todo se pone confuso. Por esto hago mucho énfasis en el proceso porque esta buena esa búsqueda para entenderse mejor, de aprendizaje, de descubrimiento de uno mismo es buenísimo.

 

“El resultado aparece solo como consecuencia de todo el proceso”.

 

_Esa mirada aplica a cualquier disciplina, a la vida misma. ¿Cuál es el hilo conductor de esa propuesta que te permite entrar y salir de diversas prácticas?

_Esa mirada no es fácil, es un poco sufrida pero vale la pena. Se descubren cosas que tal vez no se quieren descubrir, porque después hay que poder manejarlo, sostenerlo, ubicarlo. Y sí, es completamente interdisciplinaria, porque me enfoco en el proceso creativo no importa lo que hagas, la disciplina en la que ejercés o dedicaste más tiempo o de la que tenés más técnica o sabés conceptualmente. De hecho, siempre trato de salir del lugar conocido; cuando saben mucho de una técnica propongo que trabajen en otro material; cuando manejan mucho un material sugiero manipularlo con otra técnica para probar y descubrirse; está bueno experimentar cierta incomodidad en favor del  aprendizaje. Cuanta más interdisciplina se dé mejor, más mágico resulta.

En relación a los participantes y en el equipo docente de la cátedra, también se da. Mercedes Castro Corbat hizo Bellas Artes; los ayudantes provienen de distintas ramas del diseño, me parece que la interdisciplina aporta y enriquece a toda las partes, son distintas miradas, distintas formas de percibir, se arma un diálogo mucho más rico.

 

“Me enfoco en el proceso creativo no importa lo que hagas”.

 

Gestión de proyectos

 

_El trabajo en Simposio es distinto o similar?

_Mi trabajo en el simposio es distinto porque se trata de gestionar ese proyecto para que suceda. La gestión es inmensa. Simposio es un encuentro de cuatro días con talleres intensivos que suceden en simultáneo (exposiciones y conferencias). Intento que cada uno de los talleristas tengan una propuesta distinta a la otra para que los participantes puedan elegir. Sí coincide en que se apunta al proceso creativo, no pretendemos que se desarrollen técnicas o se den resoluciones técnicas. Cuanto más se amplíe a otras disciplinas, más interesante será.

Se inició como un simposio de joyería contemporánea; los que dan los talleres son joyeros contemporáneos, pero lo que sucede es de todas las artes, diseños y oficios; en ese sentido, se amplía y no es tan específico. Llevo hechas tres ediciones, con una coequiper distinta en cada país, Pamela de La Fuente en Chile e Isabel Trujillo y Ana C. Berrio en Colombia. Y para este año estaba previsto Brasil pero está suspendido. Ojalá se de pronto. Se hace cada tres años en una ciudad de un país latinoamericano distinto.

 

“Mi trabajo también consiste en gestionar para que los proyectos sucedan”.

 

_¿Tu actividad principal es la gestión?

_No, mi actividad principal es la docencia o mi actividad de “empujadora” en la cátedra y en Proyecto 8. La gestión está suspendida por el contexto sanitario en que estamos. Me gusta mucho hacer gestión y los proyectos alrededor de la gestión son el simposio que me lleva casi un año y medio  de trabajo. Y las muestras interdisciplinarias de Proyecto 8, que se hacen en espacios de formato distinto, por eso encarar ese montaje siempre es un desafío porque las obras de disciplinas muy diversas, y eso me encanta. La que íbamos a realizar en mayo la pasamos, esperemos, para septiembre.

Otra gestión muy importante es la de mi propia obra, porque en ese hacer puedo entender qué le pasa al otro; yo también me paro o enfrento a eso que atraviesan mis alumnos en la facultad y en Proyecto 8. Atravieso ese tipo de ejercicios también con mi obra para poder comprender lo que se experimenta. El desarrollo de mi obra no está por encima del resto, es importante y me acompaña en muchos sentidos.

 

“En el hacer puedo entender qué le pasa al otro. Atravieso ese tipo de ejercicios también con mi obra para poder entender lo que se experimenta”.

 

_¿Cómo es tu obra? ¿Qué te interesa mostrar o contar?

_No tengo un statement claro de todo mi cuerpo de obra. Soy bastante desprolija en cuanto a una disciplina en la que me especializo. Cuando me preguntan qué hacés no sé qué decir porque no soy pintora, fotógrafa o videasta. Depende de la obra que quiera materializar, el formato en que lo haga y me gusta un poco esa desprolijidad porque no estoy casada con ningún formato y aprendo lo que necesito aprender para cada circunstancia.

A partir de una obra que llamé «Desvanecer», un video que hice hace varios años, me dí cuenta que mi obra estaba bastante relacionada, sobre todo en ese momento y desde siempre, con el tiempo y con el estar presente en el aquí y ahora, prestando atención. En ese momento, estaba relacionado con mi padre que veía empezaba a envejecer y me decía a mí misma prestá atención que un día no va a estar, grabá a dentro tuyo lo que está pasando. Y a partir de entonces me di cuenta que tengo esa relación especial con el paso del tiempo, que a veces tiene que ver con dejar pasar el tiempo y hacer algo, como alguien que teje o como yo que pliego una cinta de papel o hago estas tiras de cáscara de huevos que necesitan atención focalizada, ahí y ahora, casi como una meditación estoy ahí trabajando todo el  tiempo en una misma cosa. Además porque soy lenta y me gusta hacer gala de eso, me gusta trabajar lentamente, no tengo ninguna necesidad de producir en forma desmesurada y en cantidad, me gusta enfocarme en ese hacer minucioso y progresivo, poquito y chiquito.

Me gusta enfocarme en las cosas pequeñas y de mi entorno cotidiano, en pequeños gestos que para mí son muy potentes y hacen y transmiten mucho. Y me quedo en ese hacer pequeño, minucioso, silencioso, sin hacer demasiado ruido.

Hace varios años que tengo tres obras dando vueltas que no termino del todo, que tienen que ver con el tiempo, con estar presente aquí y ahora, con lo pequeño y lo repetitivo.

“Me gusta enfocarme en las cosas pequeñas y de mi entorno cotidiano, en pequeños gestos que para mí son muy potentes y hacen y transmiten mucho.”

_¿Cruzás disciplinas? 

_No las cruzo en una obra, pero puedo hacer una instalación para una obra, un video para otra obra, una fotografía para otra más. Aunque sí, ahora sí tengo un poco esa necesidad; tengo unas obras que son instalación pero que me gustaría hacer un video a partir ella, entonces sí empiezo a pensar en esa interdisciplina.

 

_¿Y de joyería?

_Todo es posible. Es cierto que esta lluvia es como un gran cortinado si lo separo y lo cierro, tengo un collar muy largo de cáscaras de huevos y a veces aparece algo así o un objeto que parece un collar pero que es para colgar en la pared, pero para volver a vivir de eso o depender de eso, no.

 

Estallido emocional

 

_¿La experiencia de Metalistería fue para gestionar y promover la joyería contemporánea? ¿Qué te dejó?

_Una etapa maravillosa, mágica, por cómo sucedió. Un día nos juntamos a comer Silvina Río y Marina Molinelli Wells en Palermo, contiguo había un local vacío, y nos preguntamos ¿averiguamos? A la semana lo estábamos alquilando y con Marina casi que no nos conocíamos. Lo hicimos sin tener mucha idea de lo que era un negocio, expusimos nuestros trabajos y con el tiempo fuimos invitando a otras joyeras argentinas y algunas latinoamericanas también, y empezó a ser un espacio de promoción y difusión de la joyería contemporánea muy lindo. Me encantaba, aprendimos muchísimo, fuimos desde directoras de arte de una galería hasta cadetes. Estuvimos cinco años y medio pero la situación económica no daba para más. Fue una experiencia increíble, en la que se generaron vínculos maravillosos. Conocí a la joyera colombiana Claudia Vallejos, por ejemplo, y a partir de ese contacto generamos  talleres para el Centro Cultural de España, en uno de los cuales invitamos a Ramón Puig, un encuentro y experiencia espectacular. Pero es muy duro tener un espacio a la calle y te tiene que gustar, producir y producir para vender, el peso de los costos, las cuentas, era demasiado.

Cuando solté Metalistería tuve un 2010 en el que se dio un estallido emocional impresionante porque pude ir a México, República Checa, Finlandia y a México nuevamente con invitaciones a residencias, simposios, becas. Dejé la comercialización y producción para dedicarme a mi obra y llevé adelante, en México, una obra «Respira» que fue otra divisoria de aguas. Una hermosa obra con mucha interdisciplina: salía a la calle con mi mochila llena de barbijos e intercambiaba experiencias con cuanta mujer había en la calle o en los mercados vendiendo ropa bordada, haciendo bordados, sacaba fotos, filmaba videos, armé un collar con iluminación por adentro para el que tuve que aprender electricidad. Un trabajo que implicó una experiencia que me emociona muchísimo, muy enriquecedora.

 

“Metalistería me dejó un gran aprendizaje, experiencias y vínculos.”

“Los proyectos de la vida no son éxitos y fracasos sino experiencias y de todas sacas cosas que seguro están buenísimas y otras que no, pero todas enseñan algo.”

_Quedaste a cargo de la cátedra de Accesorios.

_La cátedra se propone generar un espacio de acción, investigación y constante intercambio. La propuesta original fue Diseño de Accesorios y ahora es Proyecto de Accesorios. Esto significa que la joyería contemporánea está contemplada en el programa de la materia pero no se trata de joyería contemporánea sino de accesorios que abarcan muchas otras opciones o posibilidades. Se aborda el proyecto y los procesos creativos para todas las posibilidades que dan los accesorios, que además es un trabajo que hacemos con los alumnos, qué accesorios son posibles y los construimos en equipo, no decimos desde la cátedra qué cosas son accesorios sino que se trabaja entre todos. Uno de los trabajos es «Autoretrato», en el que cada uno elige y muchos toman la joyería contemporánea, otros contenedores o accesorios para la cabeza o máscaras.

Sí, se fue Guigui Kohon después de 10 años de trabajo juntas para seguir otro camino, porque necesitaba hacer cambios. Está bueno atravesar distintas experiencias y no quedarse arraigados a una cosa. Yo me animé a empezar y terminar cosas sin ningún problema. Los proyectos de la vida no son éxitos y fracasos sino experiencias y de todas sacas cosas que seguro están buenísimas y otras que no, pero todas enseñan algo. Por eso está bueno cambiar.

Me quedé con parte del equipo con que venimos trabajando hace años. Mercedes Castro Corbat desde 2013, casi desde el inicio (2011), es parte de esta construcción, es un bastión importantísimo con quien seguimos trabajando y repensando la metodología de la cátedra. Y, cada vez más, se da el espacio para que todos los integrantes del equipo docente, aún los ayudantes que fueron alumnos y acaban de entrar, propongan y dispongan de alguna manera. Es muy bueno lo que sucede y este año se dio con mucha claridad. Entraron cuatro ayudantes y dos de ellos, Juan Musante y Clara Tipito, a los dos meses ya propusieron un ejercicio para que hicieran los alumnos este año.

Y está buenísimo el espacio que habilita a otros para desarrollar su propuesta, que coucheamos; estamos para opinar y acompañarlos. Generar ejercicios es enriquecedor, y  concreta un intercambio entre nuevas y viejas generaciones del equipo docente, que es magnífico. Los ayudantes son de Diseño de Indumentaria y de Diseño Industrial, y esa conversación o debate entre distintas miradas es enriquecedora.

 

Dedicación absoluta a la tarea docente

 

La propuesta sigue siendo la misma, todos los años y hasta en cada clase, a través de los ejercicios se revisa aquello que vamos a hacer, lo que hicimos y cómo debería volver a hacerse. Nuestra metodología se analiza y actualiza permanentemente esté quien esté en el equipo; siempre entran y salen docentes y eso es muy bueno. La tarea docente universitaria es muy ardua, tenés que darlo todo. Es de una pasión y dedicación absoluta, que si la perdés te tenés que ir, sino le hacés muy mal al alumno, al que tiene que aprender. Es un trabajo fuerte, que implica que estemos atentos, necesita mucho debate  y lo hacemos antes de cada clase; todo el tiempo estamos discutiendo el hacer para que sea claro; el cómo proponemos para que atraviesen una experiencia que les ayude a dar un paso más adelante.

Se trata de atravesar experiencias que ayuden en tu propio proceso creativo. Implican propuestas que hacen que te entiendas mejor, qué entiendas cuáles son tus deseos e inquietudes, cuáles son tus valores y, en ese descubrimiento, hay un proceso en el que se va formalizando un hacer específico que puede ser la joyería contemporánea, los contenedores o lo que sea. Una vez más el resultado es consecuencia del proceso, que es muy importante porque permite llegar a cualquier tipo de resultado. La práctica es más o menos la misma: atravesar experiencias, juntar material e ir entendiendo. La reflexión del alumno consigo mismo es muy importante, también con sus compañeros y de igual modo con el equipo docente. Se trata de debatir, compartir y, sobre todo, que el alumno tome la decisión, no que haga lo que al profesor le guste. Estas son las herramientas y les decimos, ponelas en juego. No les damos recetas para que las sigan meticulosamente y así llegar a un resultado específico que aprobamos, porque no esperamos un resultado específico sino todo lo contrario esperamos sorprendernos.

 

“La cátedra ofrece propuestas que hacen que entiendas cuáles son tus deseos e inquietudes, cuáles son tus valores, y en ese descubrimiento hay un proceso en el que se va formalizando un hacer específico que puede ser la joyería contemporánea, los contenedores o lo que sea.”

 

_Ahora el desafío es virtual.

_Sí, desde 2020 el desafío es doble. Es muy posible avanzar en este trabajo bajo esta modalidad, fue duro porque debimos ajustarnos a las nuevas tecnologías y a una forma de pensar distinta y lo logramos; tuvimos que repensar por completo algunas cosas, otras no. Algunos aspectos de la virtualidad llegaron para quedarse para siempre y está bien que así sea. Por otra parte, trabajamos sobre lo tangible, sobre objetos que se relacionan sobre el cuerpo y con un intercambio entre alumnos y docentes que es distinto pero posible; no podemos tocar ni poner el cuerpo esperamos que se recupere en otro momento. Se puede convivir entre la virtualidad y la presencialidad muy bien.

La cátedra es un espacio en el que se trabaja desde el hacer con materiales de todo tipo, que incluye lo no tangible o, por momentos, lo efímero o lo no aprehensible, y se trabaja mucho en la reflexión, en el pensamiento y el debate. Es importante que pensemos por qué hacemos lo que hacemos. Hay tiempos para cada cosa: uno hace, después piensa, vuelve a hacer o reconfigura mediante un diálogo con el otro y las cosas se entienden con el tiempo. Cuando estás atravesando ese proceso es muy difícil entender lo que sucede, a veces terminás de entender las cosas un año más tarde, ni siquiera cuando terminaste de hacerla.

Por eso, por ejemplo, en la cátedra les pido que trabajen sobre una bitácora para registrar el proceso, todo lo que pasa, con dibujos, fotos, palabras, pensamientos, reflexiones y conversaciones. Ese libro, un tiempo después, vale oro y al consultarlo aporta informaciones que permiten entender cosas que sucedieron en el camino, lo que se descartó, lo que no se tuvo en cuenta, siempre conserva mucho material para recuperar.

 

“Es importante que pensemos por qué hacemos lo que hacemos. Hay tiempo para cada cosa: uno hace, después piensa, vuelve a hacer o reconfigura mediante un diálogo con el otro; las cosas se entienden con el tiempo.”

 

_Las herramientas que se ofrecen en la universidad pública sirven para el desempeño profesional.

_Las herramientas sirven para el desempeño en la vida misma. De hecho estudié diseño de indumentaria y no trabajé como tal. Sin embargo, la universidad me dio muchas herramientas para la vida misma, que las supe aplicar de diferentes formas en distintas situaciones. Eso es lo importante. Luego hay especificidades de cómo aprender técnicas, resolver problemas, pero hay algo más grande, lo más importante es aprender una forma de estar en el mundo.

 

“La universidad me dio muchas herramientas para la vida misma, que las supe aplicar de diferentes formas en distintas situaciones. Hay algo más grande, lo más importante es aprender una forma de estar en el mundo.”

 

Exponer, atravesar y experimentar

 

_¿Hoy es imprescindible sumar otras tecnologías como el 3D o la electrónica, por ejemplo?

_Seguro, está buenísimo. Sumar siempre está bueno. Explorar, atravesarlo, experimentar, saber de qué se trata por lo menos una vez en la vida, y eso no quiere decir que lo tengas que usar para tu desarrollo artístico, de diseño o productivo. Hay cosas que se hacen de la misma manera desde hace cientos de años y funcionan perfectamente, y hay otras en las que nos invade la tecnología y está buenísimo también. Está bueno saber qué existe y también explorarlas y hasta experimentarlas, después se decidirá si en algún momento se necesitan.

 

“Hay cosas que se hacen de la misma manera desde hace cientos de años y funcionan perfectamente, y hay otras en las que nos invade la tecnología y está buenísimo también”

 

_¿Es lógica la disyuntiva entre el arte y el  diseño o son simplemente dos maneras de enfocar la creación  y no es importante platear un litigio?

_No sé muy bien si hay una disyuntiva. Son formas de crear quizá con distintas finalidades, pero lo más importante es lo cerca que están y lo festejo. Sí puede haber una discusión acerca de las diferencias o similitudes entre el arte y el diseño y está bueno que se den, pero no lo veo como una contra o como algo que hay que separar o discutir de mala manera. Existen alrededor de los procesos creativos con distintos fines, no lo sé, eso se puede discutir, pero agradezco que existan.